viernes, 10 de julio de 2015

Platón - Menón (o de la virtud).

Se podría decir que este es el proceso más triste en toda la historia de la filosofía. Aquí comienza el duro camino donde Sócrates es llevado a su lecho de muerte: El camino de la cicuta. Menón es un joven aristócrata con mucha curiosidad sobre lo que Sócrates puede saber de la virtud. En este diálogo no solo entenderemos lo que es la virtud, sino que también presenciaremos la primera mención al juicio de Sócrates por parte de Ánito, un político ateniense que estaba en contra de los treinta tiranos de Grecia, además, fue uno de los acusadores de Sócrates; esto lo veremos más atentamente en la Apología de Sócrates. 

Definiciones:


(1) Según la Real Academia Española, la reminiscencia es la ''facultad del alma'' con que se trae a la memoria aquellas imágenes de que está trascordado o que no se tienen presentes. En este caso, Sócrates nos dice que la reminiscencia es el método con el cual el alma recuerda el conocimiento.



Referencias:

(1) Esto ya se ha visto en el diálogo Protágoras (o de los sofistas).
(2) El caso es que aquí Sócrates le está dando las respuestas en la misma pregunta que hace. 

MENÓN

Personajes:

- Sócrates
- Menón
- Ánito
- Esclavo

¿Cómo se adquiere la virtud?

Sin ninguna introducción o contexto de donde se encuentran, Menón pregunta a Sócrates cómo puede adquirirse la virtud, si es enseñable, si viene por naturaleza, etc. Sócrates le confiesa que no sabe lo que es la virtud ni nada de cómo puede adquirirse y pide a Menón si él puede intentar definirla, ya que él estuvo con Gorgias cuando éste habló de la virtud. 

La virtud

Primera definición de Menón

Menón nos dice que la virtud es:

''Ser capaz de manejar los asuntos de la ciudad, y al hacerlo beneficiar a sus amigos y dañar a sus enemigos, cuidándose uno mismo de no sufrir''. 

Y la virtud en cuanto a la mujer:

''Debe administrar bien su casa, preservando en buen estado lo que hay dentro de ella, y obediencia a su marido''. 

Menón nos dice que en general hay una especie de virtud para cada ocupación. 

Sócrates no esperaba escuchar tantas definiciones de la virtud. Este comentario tiene que ver con lo que son las cosas en esencia (ousía). En efecto, una abeja no difiere de otra abeja por ser abeja, en otras palabras, todas las abejas tienen la misma esencia, aunque reconozcamos sus particularidades, ninguna difiere en cuanto son abejas.  Otro ejemplo es la salud, la salud del hombre no difiere de la salud de la mujer.

El aristócrata insiste con la misma afirmación diciendo que la virtud difiere en cuanto oficio o género (hombre y mujer). Sócrates, tomando su primera definición, le dice si es posible administrar bien una ciudad sin moderación ni justicia; la respuesta naturalmente es no. Por lo tanto, quiere decir que la virtud sin moderación y justicia no se puede alcanzar. Por otra parte, la moderación  y la justicia formarían parte de la virtud.

Así, queda establecido que todos pueden llegar a la virtud, no de manera individual, sino que es algo que todos los humanos llegan a un mismo concepto de virtud. 

Segunda definición de Menón 

Ahora que Menón entiende que no se puede adjudicar un tipo de virtud a un solo ser, nos da una definición un poco más acertada:

''Ser capaz de mandar a los hombres''.

Sócrates le reclama si es propio de un niño o de un esclavo ''mandar'' y Menón responde negativamente. Sócrates añade además que a esta definición le faltaría algo como: ''en forma justa y no en forma injusta''. Menón está de acuerdo, pero Sócrates lo pone en duda diciendo que la justicia quizás es un tipo de virtud

Al comprender esto, Menón le menciona muchas otras cosas más que pudieran estar relacionadas con la virtud como la valentía, el saber, la moderación y la magnificencia. Sin embargo, Sócrates le advierte que han caído en el mismo problema de la primera definición, dar múltiples definiciones a la virtud(1)

Tercera definición de Menón

Gracias a las insistencias de Sócrates para que Menón de otra definición, éste nos entrega otra:


''Procurarse y gozar de las cosas hermosas''

Después de darnos ésta definición, Sócrates pregunta a Menón si quien desea cosas buenas desea bienes. Menón responde que sí, pero ¿qué pasaría con una persona que piensa que algo es un bien siendo un mal, deseara aquella cosa? Este hombre que deseara una cosa mala viéndola como buena sería un desdichado. 

Por otra parte, Sócrates sugiere a Menón que la definición debería incluir el procurarse las cosas con justicia y moderación. Sin embargo, esto traería un nuevo problema, puesto que la justicia y la moderación son partes de la virtud y no la virtud misma. Lo que se quiere saber es qué es la virtud, no sus partes.


La reminiscencia(1)

Lamentablemente, la definición de la virtud no queda clara. Menón no se siente capaz de dar alguna definición y compara a Sócrates con una anguila eléctrica debido a que ''atonta'' a sus dialogantes con sus preguntas. No obstante la comparación, Sócrates quiere seguir indagando el tema de la virtud con Menón.

Paradoja del conocimiento

Menón, quien pareciera estar un poco impaciente, le pregunta a Sócrates cómo podrían ellos buscar algo que ni siquiera saben que es. Es más, aunque se supiera esto que se busca ¿para qué buscarlo si ya se sabe lo que es? 

Para esto, Sócrates se apoya de una teoría que es formulada en base a algunos poetas sobre la inmortalidad del alma. El alma, según Sócrates, ha viajado ya por el Hades y vuelto al cuerpo nuevamente. Nada hay en el alma que ya no haya aprendido. Como el alma lo ha aprendido todo, lo único que debe hacer ésta, es recordar. ¿Cómo puede recordar el alma? Recuerda por medio del aprendizaje; finalmente, a esto llamamos reminiscencia.

El esclavo y la geometría

Menón parece un poco escéptico a la reminiscencia y le pide a Sócrates que lo explique un poco más. Para poder hacerlo, Sócrates le pide a Menón que llame a un esclavo.

Sócrates le pregunta al esclavo si un cuadrado debe tener sus cuatro partes iguales. Este responde que sí. 

Imaginemos un cuadro dividido en 4:



A medida que avanza el diálogo, el esclavo va respondiendo que sí a todas las preguntas de Sócrates. Ahora, entre Sócrates y el esclavo, van haciendo el cuadrado el doble de lo que era, y finalmente, el cuádruple.





Luego se va formando un cuadrado aún más grande y así. Lo que quiere demostrar esto, es que a cada pregunta de Sócrates como por ejemplo:

Sócrates:

- Cuatro veces cuatro es dieciséis ¿no?

Esclavo:

- Sí. 

Nos dice que el esclavo está meramente recordando lo que él sabe, pero su alma ya lo sabía desde hace mucho. El esclavo sin saber de geometría, responde correctamente a las preguntas de Sócrates, lo que comprueba que el esclavo está recordando lo que su alma sabía(2). 


De esta forma queda refutada la paradoja del conocimiento, puesto que lo que buscamos conocer se hace por medio de la reminiscencia y tampoco estamos en una ignorancia total porque nuestra alma ya sabe lo que buscamos conocer, solo hay que recordarlo.

La virtud ¿es enseñable?


Volviendo a la definición de la virtud, Sócrates quiere establecer algunas cosa previas antes de dirigirse a responder la pregunta. 
  • La virtud como algo bueno
  • La virtud como algo benéfico

Los dialogantes se proponen analizar otras cosas como la valentía, la moderación y la justicia. Todas estas cosas pueden ser tanto benéficas como perjudiciales, pero si se llevan con prudencia nunca serán malas para el alma. Analizando esto, la virtud debería ser una especie de prudencia en el alma. 

Si la virtud es la prudencia, entonces la virtud no viene por naturaleza, sino que es enseñable. 

Bueno, tal vez no es enseñable.

Sorpresivamente, Sócrates empieza a dudar de su afirmación anterior y nos dice que puede que la virtud no fuera enseñable. En realidad, lo que lleva a Sócrates a dudar de su afirmación, es simplemente el hecho de que no existan maestros (profesores) que enseñen la virtud.

La llegada de Ánito

A la conversación llega Ánito, quien fuera el acusador de Sócrates en su juicio, para aportar algo más sobre la posibilidad de enseñar la virtud. 

Si queremos tener buena salud vamos al médico, si queremos tener un buen calzado vamos al zapatero; aparte que debemos dar dinero a cambio de sus servicios. ¿Dónde vamos si queremos tener virtud o ser virtuosos? En efecto, los griegos acudían a los sofistas

Ánito no está de acuerdo en lo absoluto con Sócrates, diciendo que estos sofistas no hacen más que echar a perder a los jóvenes. Cuando se le pregunta por qué tiene tanto odio contra los sofistas, Ánito reconoce no haber tenido contacto alguno con algún sofista.

¿Cómo podría ayudar Ánito si Menón quiere educarse en la virtud? ¿A quién debiera acudir? Ánito responde que debería acudir a cualquier ciudadano educado y distinguido ¿y cómo consiguieron estos ciudadanos educarse? en efecto, por medio de sus antepasados.

Si bien es factible este razonamiento, Sócrates se pregunta ¿qué pasó con las grandes figuras de tiempos pasados como Temístocles, Tucídides o Pericles que no pudieron hacer virtuosos a sus hijos en lo que ellos fueron virtuosos?

Ánito se ofende ante esta pregunta y se retira, no sin antes proferir una amenaza hacia Sócrates.

''Sócrates, creo que hablas mal de la gente con mucha soltura. Si estás dispuesto a hacerme caso, te aconsejaría, que te cuidaras, pues tal vez en cualquier otra ciudad es fácil dañar o beneficiar a la gente, pero en ésta aún más''. 

Luego de esto, se retira...


La virtud no se puede enseñar


Menón no está seguro de que los sofistas puedan ser maestros de la virtud, añadiendo que el mismos Gorgias se ríe de los demás sofistas que dicen enseñar la virtud. En general, unos sofistas dicen que la virtud se puede enseñar y otros sofistas que no; por lo tanto, como hay confusión y no hay consenso, se decide que los maestros de la virtud no existe. Luego, la virtud no se puede enseñar. 



La verdadera creencia

Antes de terminar el diálogo, Sócrates se olvida de una de las características de la virtud la cual es la verdadera creencia. ¿Qué quiere decir este concepto? Que se logre una verdad a pesar de no tener previo conocimiento de ella. 

La verdadera creencia se diferencia del saber por el medio en que se logra. El saber no necesita necesariamente de experimentación y la verdadera creencia sí. Si yo tengo el saber de llegar a una parte, llegaré con toda seguridad; en cambio, con la creencia verdadera no se sabe en un principio como llegar a ese lugar, pero se logra llegar. 

Así como la virtud no puede ser enseñada, ¿cómo llegaron las grandes figuras de Grecia ser virtuosos? Sócrates justifica esto por medio de inspiración divina. Ya que no puede ser enseñada, no queda más que adjudicar la virtud a la divinidad.

Conclusión

Bastante triste es el augurio que Ánito adjudica a Sócrates en la conversación. Es curioso observar que en el diálogo de Protágoras (o de los sofistas), la virtud si se puede enseñar en la opinión de Protágoras. Podemos observar además, el método deductivo (partir investigando de lo general a lo particular) que se propone al tratar de llegar a la definición de la virtud; un importante elemento en el posterior método científico. Digamos que es un libro relativamente fácil, con mucho lugar a muchas interpretaciones, pero con la acostumbrada dialéctica de sus diálogos. 

miércoles, 8 de julio de 2015

Platón - Hipias mayor (o de lo bello).

Este es un tópico del cual Platón se ocupaba mucho. Creo que en ninguno de sus textos deja de hablar sobre lo que es bello y lo que no lo es. Nuevamente tenemos al sofista Hipias, pero esta vez no lo tenemos hablando sobre cosas como la mentira o lo voluntario y lo involuntario, sino que de lo bello en sí mismo. El lector podrá darse cuenta de lo duro que son los personajes; Sócrates con su caracterizadora ironía y Hipias con su arrogancia. El libro comparte una similitud con Eutifrón debido a las múltiples definiciones que se intentan lograr.

Referencias:

(1) Bías de Priene fue uno de los siete sabios de la Antigua Grecia.
(2) Pitaco de Mitilene fue un general dentro de los siete sabios de la Antigua Grecia. 
(3) No es más que una cuchara de palo. 

Hipias



Personajes:

- Sócrates
- Hipias

Hipias llega a Atenas

Hipias llega a Atenas y se encuentra con Sócrates quien le dice que hace mucho tiempo no lo veía. Lo que pasaba es que Hipias había estado muy ocupado porque lo llamaban de otras ciudades de Grecia por asuntos de Estado y servicio público, sobre todo de Lacedemonia. 

Sócrates le pregunta a Hipias por qué cree él que filósofos tan destacados como: Bias(1), Pitaco(2), Tales de Mileto o Anaxágoras, no se involucraron nunca en asunto del servicio público. Hipias responde que la debilidad de juicio en estos filósofos, los impedía de preocuparse de tales cosas, aunque Hipias prefiere más a los antiguos que a los modernos. 

Lacedemonia

Ante esta respuesta, Sócrates le dice si llamar a estos filósofos ''débiles de juicio'' sería decir al mismo tiempo que los pensadores modernos (en ese tiempo los sofistas), son de mucho más raciocinio que sus predecesores. En efecto, si alguno de estos siete sabios estuviera en los tiempos de ahora, se les consideraría ridículos por haber pensado de tal manera. 

No solo eso, Hipias dice a Sócrates haber ganado mucho más dinero que otros sofistas como Protágoras o Gorgias . En este caso, los modernos se hacen más ricos que los antiguos en cuanto a riquezas. 

La enseñanza de Hipias

Como habíamos dicho anteriormente, Hipias había estado en Lacedemonia, pero sus enseñanzas no fueron estimadas en ese lugar. Los padres de los hijos de la ciudad no querían que se instruyeran con Hipias, Sócrates menciona que cómo podía ser posible eso siendo que Lacedemonia es una ciudad conocida por tener buenas leyes; ¿cómo es posible que no confiaran en las enseñanzas del virtuoso Hipias? (Este es el modo irónico de Sócrates). 

La excusa de Hipias es que en Lacedemonia no se permite la educación extranjera. Sócrates inmediatamente pregunta si Hipias insinúa que las leyes de Lacedemonia no están bien hechas, puesto que no le permiten educación extranjera. Con esto, Hipias agrega que las leyes solo atienden al bien público, pero cuando se alejan de este obran mal. 

Lo que quiere decir el Sofista es que la gente tiene la razón al promulgar las leyes de su propio país. Ahora, si ellos tienen razón, Hipias estaría diciendo que Lacedemonia obra bien al no pagarle por la educación que él imparte. 

Lo bello

Pasando a otro tema, Sócrates lleva a Hipias a analizar el concepto de lo bello. Pasó una vez que a Sócrates le preguntaron qué era lo bello y él quedándose estupefacto, no pudo responder. Así, éste le pide a Hipias que le explique qué entiende él por lo que es bello, tal como si estuvieran respondiéndole al tipo que le preguntó a Sócrates.

Primera definición de Hipias

Primero que todo, Sócrates le hace a Hipias un par de preguntas para establecer que el justo se hace justo por la justicia, lo bello se hace bello mediante la belleza. 

Ahora, la primera definición de Hipias sale al diálogo:

''Lo bello es una joven hermosa''

Sócrates al analizar esta definición decide ir más allá. Claro, podríamos llamar a cualquier cosa bella; una olla bella, una mula bella, una lira bella, etc. Pero claro, una olla bella sería fea comparada con una joven hermosa y una hermosa joven, sería fea frente a una hermosa diosa. 

¿Cómo podemos ser consecuentes con la primera definición de Hipias, si decimos que una joven no es hermosa frente a una hermosa diosa? Lo bello entonces, no podría ser una hermosa joven. 

Segunda definición de Hipias

Dado que la definición anterior no fue satisfactoria, Hipias aventura otra:

''Lo bello no es otra cosa que el oro''

Esto se entiende de la siguiente manera. Hipias cree que el oro puede embellecer cualquier cosa que esté con él. Sin embargo, Sócrates argumenta que entonces el gran escultor de la Antigua Grecia, Fidias, no hizo obras bellas, ya que todas sus esculturas fueron hechas con mármol. Siguiendo la lógica de Hipias, hubieran sido bellas con oro y no con mármol. 

¿Podría Fidias mantener la misma belleza de sus obras si las hubiera esculpido con piedras? Hipias responde que sí, siempre y cuando estas cuadren en la obra. Pero, supongamos que a la olla que hablábamos antes le ponemos condimento con una cuchara de higuera(3) y otra de oro ¿con cuál será mejor? Por supuesto, con la de higuera. Esto refutaría la segunda definición de Hipias.

Tercera definición de Hipias

Para no volver a recurrir a las cosas, Hipias se refiere a las cosas un poco más abstractas. 

''Es siempre una cosa muy bella el buen comportamiento, ser rico, verse honrado por los griegos, alargar mucho la vida, y en fin, recibir de su posteridad los últimos honores con la misma piedad y la magnificencia con que han sido dispensados a sus padres y a sus mayores''.

No obstante, Sócrates lo interrumpe con otra explicación. ¿Realmente es bello que a alguien se le entierre? Si es bello cuando lo entierran sus descendientes, ¿el entierro de Hércules no es bello? Además, no para todos es bello un funeral, así la tercera definición de Hipias queda refutada.

Primera definición de Sócrates

Es el turno de Sócrates intentando la siguiente definición:

''Lo bello es lo conveniente y lo decoroso''

El problema sería que lo conveniente y lo decoroso haría a las cosas bellas, pero no por eso las cosa serían bellas. La conveniencia y el decoro no son lo bello en sí mismo, en última instancia, hacen parecer a las cosas bellas. Por lo tanto, la definición de Sócrates no es la acertada.

Segunda definición de Sócrates

Viendo el error de la primera, Sócrates se aventura con otra definición:

''Lo bello es lo útil''.

Sócrates está convencido de que los ojos no son bellos cuando no ven nada, sino más bien cuando pueden ver. También pasa con todas las partes del cuerpo, cuando son útiles son bellas. Esto también se relaciona con el poder, es decir, las cosas que son capaces son útiles y bellas; las que son incapaces son inútiles y feas. 

No obstante, Sócrates encuentra una nueva dificultad. ¿Qué pasaría si una acción mala o deshonrosa nos es útil? ¿tendríamos que llamarla bella? Evidentemente, no. Entonces queda descartada la segunda definición de Sócrates. 

Además, que el cuerpo sea hábil, que los ojos puedan ver, ¿son realmente algo ventajoso? Pues si lo es y además que es bello, siendo así, esto produciría el bien. Sin embargo ¿Cómo podría ser la causa del bien lo ventajoso? Porque si seguimos ésta lógica, lo bello sería la causa del placer. Pero si lo bello produce al bien, entonces los dos serían contrarios , puesto que lo bello es la causa y el bien el efecto. Más razones para refutar la segunda definición de Sócrates.

Tercera definición de Sócrates

Sin duda que se ha hecho difícil la búsqueda de una definición, pero Sócrates no se rinde y expone otra definición: 

 ''Lo bello es el placer que nos viene de la vista y del oído''. 

Mas otra dificultad nos presenta esta definición. ¿Acaso los placeres de las otras partes del cuerpo no nos producen placer? Evidentemente si. 

Los números

Dejando las definiciones de lado, Sócrates y Hipias se ensalzan en una discusión que trae el enojo del sofista. Nuestro filósofo nos asegura que cuando dos objetos se unen forman un conjunto; por ejemplo, cuando dos personas se enferman, esas personas tienen la enfermedad como algo en común y por lo tanto, son dos personas enfermas. Hipias nos dice que no. Nos dice que todos tenemos nuestra particularidad, a pesar de que tengamos algo en común.

Par e impar

De alguna manera podríamos decir que para Sócrates 1+1=2 mientras que para Hipias 1+1= 1 y 1. Para sacar este argumento de encima, Sócrates dice que cuando somos uno, somos un número impar, pero cuando uno se junta con otra persona, esto forma un número par. 


Volviendo a las definiciones, lo bello no puede ser lo que convoca al placer de la vista y del oído, puesto que lo bello toma las cosas de manera conjunta y no de manera particular. 

Cuarta definición de Hipias

Exasperado por los razonamientos de Sócrates, Hipias le comenta una nueva definición:

''Pues consiste en hablar con elocuencia en el Senado, delante de un tribunal o de un magistrado cualquiera, hasta producir la convicción y conseguir una recompensa, que no es pequeña, y sí la mayor de todas, cual es el placer de salvar su vida, su fortuna y la de sus amigos''.

Sin embargo, Sócrates no contesta nada ante la ofensiva manera en que Hipias le habla. La discusión termina sin lograr una definición, pero con un viejo proverbio; las cosas bellas son difíciles.

Conclusión

No hay dudas que el viejo proverbio pronunciado por Sócrates, las cosas bellas son difíciles, es lo más cercano a lo bello que existe. En mi opinión, el diálogo refleja toda la ironía de Sócrates como también la irascibilidad de Hipias, al no poder encontrar una definición convincente. Me recuerda también la sensación de enojo de Sócrates reflejada en el libro Ion (o de la poesía). También se puede consultar el libro y análisis de Fedro (o de la belleza). 

Después de este libro nos aproximamos a los acontecimientos finales de la vida de Sócrates. Partiendo desde aquí, comienza El camino de la cicuta, el proceso más doloroso en la historia de la filosofía.

lunes, 6 de julio de 2015

Platón - Hipias menor (o de la mentira).

Uno de los personajes más arrogantes entre los sofistas es Hipias de Élide. El diálogo toma lugar después del discurso de un sofista que trataba sobre Aquiles y Odiseo. Los dos dialogantes discuten cuál de los dos héroes es mejor estableciendo quién miente y quién no. Luego, la conversación gira en torno al tema de lo voluntario y lo involuntario, y si estos dos conceptos pertenecen al bien o al mal. Ya hemos visto en otros diálogos de Platón cómo se defiende la postura que el bien es voluntario y el mal es involuntario. 

Hipias

Personajes:

- Sócrates
- Éudico
- Hipias

Aquiles y Odiseo

El contexto nos lleva a la finalización de un discurso realizado por Hipias sobre La Ilíada y La odisea, ambas, obras del autor griego Homero. Sócrates nos dice que la primera obra de Homero fue dedicada a Aquiles, mientras que la otra fue dedicada a Odiseo. ¿Cuál de estos dos fue mejor? pregunta Sócrates a Éudico quien nos dice que es seguro que Hipias puede responder a esa pregunta.

La respuesta de Hipias

Hipias con mucha seguridad responde que Homero había hecho a Aquiles el más valientesimple y veraz, a Néstor el más sabio y a Odiseo el más astuto.

  • Aquiles: Valiente, simple y veraz
  • Néstor: Sabio
  • Odiseo Astuto


Sócrates se ríe de Hipias al decir esto y le pide que reafirme lo que dice. Hipias le vuelve a decir lo que pensaba de estos 3 personajes y además, agrega una cita de la misma:

''¡Laertíada, del linaje de Zeus! ¡Odiseo, fecundo en recursos! Preciso es que os manifieste lo que pienso hacer para que dejéis de importunarme unos por un lado y otros por el opuesto. Me es tan odioso como las puertas del Hades quien piensa una cosa y manifiesta otra. Diré, pues lo que me parece mejor''.
- Homero, La Ilíada, Canto IX, Embajada de Aquiles. Súplicas. Verso 307. 

Aquí vemos, según Hipias, que Aquiles dirige éstas palabras a Odiseo. Podemos ver en la frase ''Me es tan odioso como las puertas del Hades quien piensa una cosa y manifiesta otra''. lo que Hipias decía sobre Odiseo, astuto.

Sócrates inmediatamente entiende que Hipias llama astuto a ''quien piensa una cosa y manifiesta otra'', es decir, para Hipias un astuto es igual que un mentiroso. 

El mentiroso

Luego de esto, Sócrates se muestra un poco dudoso y comienza el diálogo con Hipias. El sofista asegura que los mentirosos son capaces de engañar a cualquier hombre y no solo eso, afirma también que son muy inteligentes a la hora de planear sus mentiras. Y si son inteligentes significa que también saben lo que hacen. 

Mentiroso:
  • Capaz
  • Inteligente
  • Sabe lo que hace
  • Es veraz, ya que para mentir tiene que saber

Lo que pasa ahora es una pequeña contradicción. Si los mentirosos son inteligentes y saben lo que hacen, entonces los ignorantes, que no saben lo que hacen, no podrían ser mentirosos. Tengamos en cuenta que Hipias fue un muy destacado matemático en la Antigua Grecia, y siguiendo ésta lógica, podríamos decir que como Hipias es capazinteligente y sabe lo que hace respecto a las matemáticas, puede ser un potencial mentiroso en estas materias. Por otro lado, tampoco el sabio está exento de la verdad; por lo tanto, puede tanto mentir como decir la verdad, pero el ignorante solo puede decir la verdad.

Así, Hipias quedaría como un mentiroso si consideramos que es astuto y sabio en todas las materias que dice ser. De hecho, Sócrates le dice que él fue quien invento la mnemotecnia, el arte de recordar las cosas. 

¿Aquiles mejor que Odiseo?

Finalmente, queda demostrado que si bien Odiseo es mentiroso porque es astuto, Aquiles también lo sería puesto que es veraz y los veraces también saben mentir. 

Hipias le reclama a Sócrates que siempre se guía por este tipo de razonamientos. Hipias, tal vez un poco enfadado, insiste en que Odiseo es mejor que Aquiles y piensa demostrarlo. 

Sócrates dice que Aquiles miente casi tan igual que Odiseo, a lo que Hipias responde que Aquiles no lo hacía premeditadamente, sino que involuntariamente, al contrario de Odiseo quien sí lo hace de manera voluntaria. Sin embargo, Sócrates insiste en que Aquiles miente y cita un verso de la Ilíada:

''No me ocuparé en la cruenta guerra hasta que el hijo del aguerrido Príamo Héctor divino, llegue matando argivos a las tiendas y naves de los mirmidones y las incendie. Creo que Héctor, aunque esté enardecido, se abstendrá de combatir tan pronto como se acerque a mi tienda y a mi negra nave''.

A esto, Hipias dice que Aquiles dice estas palabras a Odiseo sólo porque se dejo llevar por el momento. 

El bien y el mal; lo voluntario y lo involuntario 

Hipias sigue insistiendo que Odiseo es mejor que Aquiles. Sócrates le dice que si fuera así, entonces, los que mienten voluntariamente como Odiseo, son mejores (no olvidemos que se dijo que los mentirosos son inteligentes, por eso serían mejores que los que no mienten). Hipias está en total desacuerdo argumentando que no es posible que los que mienten deliberadamente sean mejores que los que lo hacen sin intención.

Lo voluntario es lo bueno

Sócrates admite no tener solución para esta intrincada reflexión, pero pide a Éudico que Hipias continúe con la discusión. 

Para continuar, se exponen algunos razonamientos a favor de lo voluntario: 
  • En las carreras es mejor un corredor que corre despacio voluntariamente, que involuntariamente.
  • En las luchas es mejor el luchador  que cae voluntariamente que involuntariamente.
  • En la apariencia, lo mejor es que el cuerpo sea feo de manera voluntaria que involuntaria (porque si fuera involuntaria, se debería a una imperfección del cuerpo).
  • En el canto es mejor la desentonación voluntaria que involuntaria.
Como último ejemplo:
  • El alma cuando hace injusticia lo hace voluntariamente, mientras que hace justicia voluntariamente.

Así, quedaría establecido que el hombre que comete errores e injusticias voluntariamente, es un hombre bueno. Naturalmente, ni Hipias ni Sócrates pueden aceptar ésta resolución, pero más no pueden continuar y lo terminan hasta aquí. 


Conclusión

Como dijimos en la introducción, el bien es considerado como algo voluntario. Sin embargo, como todos los diálogos de juventud, la definición no es alcanzada, quedando a juicio del lector la definición que en este caso era la mentira (aunque más que la mentira yo hubiera dicho que se trata de lo voluntario y lo involuntario). Un libro bastante corto, y muy difícil de conseguir puesto que en mi país estos libros no se ven mucho.  

Platón - Eutidemo (o el disputador).

Sin duda este sí que es un libro interesante por su portada. Hemos visto en libros anteriores de Platón, que la discusión, la conversación o la dialéctica, han sido fundamentales para tratar de llegar a las definiciones establecidas en cada libro. A través de ellas, hemos conocido la labor de los sofistas y cómo estos tratan de zafarse de las astutas interrogantes de Sócrates. En este libro se demuestra el concepto clave ya abordado en otros libros como Gorgias o Ion llamado ''Erística'' o el arte de la disputa. Alrededor de esta técnica discursiva, el Eutidemo nos muestra una burlesca concepción de lo que realmente es el arte de la Erística.

Definiciones:

(1) Talento: Moneda de la Antigua Grecia. 

Referencias:

(1) Yolao era el compañero inseparable de Hércules.
(2) Gerion era un monstruo de tres cuerpos y Briareo era un gigante de 100 brazos.

Eutidemo

Personajes:

- Sócrates
- Eutidemo
- Critón
- Dionisodoro 
- Clinias 
- Ctésipo

Recordando la disputa 

Critón al encontrarse con Sócrates le pregunta con quién estaba sosteniendo una disputa el otro día. Sócrates le contestó que estaba con Eutidemo y con su hermano Dionisodoro. Se les describe como ''nuevos sofistas'' que son capaces de hablar de toda clase de luchas. 

Exhortación a Clinias

Sócrates se dispone a relatar la disputa que hubo entre estos dos sofistas y además de la presencia de Clinias y Ctésipo. Los hermanos aseguraban enseñar la virtud mejor que cualquier otra persona; Sócrates impresionado e incrédulo de dichas afirmaciones, quiere descubrir más allá y les pide que demuestren cómo enseñan ellos la virtud.  

Para comenzar el diálogo, Sócrates exhorta a los hermanos a que convenzan a Clinias de seguir el estudio de la filosofía y la virtud. Estos aceptan siempre y cuando Clinias esté dispuesto a responder a cada pregunta. 

Los sabios y los ignorantes

Primero caso: Los ignorantes aprenden

La primera pregunta de los hermanos tenía relación con el aprendizaje entre los sabios y los ignorantes. Clinias responde tímidamente que son los sabios quienes aprenden, pero luego Eutidemo le dice que si los maestros enseñan a  los ignorantes, entonces los ignorantes también aprenden y no solo los sabios. Por lo tanto, Clinias parece haber respondido mal a las palabras de Eutidemo, pero la discusión continua...

Segundo caso: No se debe aprender lo que ya se sabe.

Luego le preguntan si sabe las letras del abecedario y si las puede recitar. Este dice que si, y que además está aprendiendo a recitar las letras en una oración. De esta forma, Clinias estaría aceptando aprender lo que ya sabe, lo cual no sería lógico.

Clinias es ridiculizado con cada respuesta que le da a los sofistas, quienes afirman que son los ignorantes los que aprenden y no los sabios. Pero ahora es Sócrates quien se compadece de Clinias  y acude a su ayuda.

La ayuda de Sócrates

Sócrates nos dice que Clinias ha ignorado ciertas cosas en las preguntas realizadas por los sofistas. En el primer ejemplo, es claro que aprender significa ''adquirir un conocimiento''. Y en el segundo, que en vez de aprender, el caso es que más que aprender se comprende (o recuerda) lo ya aprendido. 

Los bienes materiales

Cambiando el tema, Sócrates propone la siguiente pregunta ¿Hay quién no desee vivir dichosamente? Una pregunta ridícula según el filósofo, pero que plantea otra inmediatamente, ¿Qué es el bien?

Clinias responde a que hay muchas cosas consideradas como bienes tales como la templanza, la fortaleza o la justicia, y por supuesto, la sabiduría entre ellas. Además, también se contarían los bienes materiales. Sócrates añade uno más el cual sería ''el éxito en todas las tareas realizadas''. Sin embargo, los dos se dan cuenta que esto sería una redundancia, ya que la sabiduría también logra sus objetivos. Entonces queda la sabiduría establecida como dicho éxito. 

Los bienes materiales

¿Qué podríamos decir de los bienes materiales? ¿Se puede ser feliz siempre y cuando estos bienes sean de utilidad o sin utilidad? Clinias responde afirmativamente que para tener una vida dichosa, necesitamos que los bienes nos sean útiles. ¿De qué serviría comprar vino, cuando quién compra no lo bebe? ¿De qué le serviría al carpintero tener muchas herramientas si no las usa?

Si estas preguntas son contestadas ¿De qué serviría tener ''bienes materiales'' si no se usan? No solo es bueno tener los bienes materiales, sino también saber cómo usarlos. Es por esto que Sócrates añade junto a la posesión de bienes, la sabiduría y la prudencia. Por lo tanto, la única forma de utilizar bien los bienes es por medio de la ciencia.

Los bienes no son ni buenos ni malos, todo depende de las personas que lo utilicen. Si es utilizado por ignorantes, los bienes no serán de mucho provecho; si los bienes son utilizados por sabios, entonces si serán de mucho provecho. 

La intervención de los hermanos

La respuesta de Clinias es inmediata e irreflexiva: ''creo que la sabiduría puede enseñarse''. Sócrates pide entonces a Eutidemo y Dionisodoro que hagan al joven Clinias más sabio de lo que ahora es, y así comienzan ellos:

Dionisodoro: No se puede cambiar 

Al oír esto, Dionisodoro le dice a la audiencia y al mismo Sócrates, que es muy cruel de su parte querer cambiar a Clinias, ya que para eso deberían matarlo y así cambiarlo. Ctésipo interrumpe inmediatamente diciendo que es una falsedad lo que Dionisodoro declara: querer matar a Clinias para cambiarlo. A la interrupción de Ctésipo, Eutidemo arremete con una pregunta para él. 

Eutidemo: No se puede mentir

¿Se puede mentir realmente? Eutidemo nos demuestra con el ejemplo de Dionisodoro, que es imposible que su hermano haya dicho una mentira. 

Dionisodoro no estaba más que diciendo la verdad, puesto que la mentira sería hablar de lo que no existe. Y Dionisodoro habló de lo que sí existe; por lo tanto, no estaría mintiendo.

Eutidemo: Los hombres de bien dicen mal

Ctésipo reclama a Eutidemo que Dionisodoro no está diciendo las cosas como son, pero Dionisodoro le reclama inmediatamente si son las personas buenas las que hablan del bien y las malas del mal y Ctésipo responde afirmativamente. 

Luego, Dionisodoro establece a siguiente premisa el bien es el bien y el mal es el mal. Si esto es así, entonces las buenas personas de las que hablaba Dionisodoro hablarían bien del bien, pero hablarían mal del mal, puesto que hablan de las cosas tal como son. Así los hombres buenos hablarían mal de los hombres malos, como también hablarían bruscamente de los hombres bruscos.

Dionisodoro: La contradicción no existe

Después de toda la discusión anterior, Sócrates tranquiliza a Ctésipo diciendo que no se deje abrumar por las cosas dichas por los hermanos. Luego, los dialogantes acuerdan en hablar de otros temas, uno de ellos es la contradicción.

Dionisodoro nos dice que la contradicción no puede existir si todos hablamos cosas que existen. De este modo, ningún hombre podría estar equivocado. 

No obstante, Sócrates, sorprendido además del razonamiento,  interroga a Dionisodoro y lo incita a afirmar si él cree que no hay hombres que sean ignorantes. 

Sócrates: Objeción a los hermanos

Sócrates, cansado de el juego de palabras de los sofistas, se dispone a responder las preguntas del sofista Dionisodoro y aclarar de una vez por todas qué quieren decir los sofistas con dichos juegos de palabras. 

El sofista pregunta si las cosas animadas quieren decir algo, a lo que Sócrates responde afirmativamente. Cuando Dionisodoro le pregunta si las palabras son animadas y Sócrates responde que no, el ingenioso Dionisodoro le pregunta ¿por qué entonces me preguntas que quieren decir mis palabras?

Atribuyéndose ignorancia, Sócrates le dice que es perfectamente posible, siendo él quien quiere aprender, haya atribuido animación a las palabras. De esta manera, si Dionisodoro nos dice que Sócrates no se ha engañado, entonces el sofista no estaría argumentando bien; por otro lado, si Dionisodoro nos dice que Sócrates sí se ha engañado, entonces la ignorancia sí existiría

Ante esto, pareciera ser que los sofistas guardaron silencio porque Sócrates comenzó a hablar con Clinias sobre la ciencia. Habían quedado en que adquirir un bien es inútil si este no viene acompañado de cómo se debe usarlo. Además, añaden que más importante aún es construir ese bien material más que meramente usarlo. 

El alma

Critón le pregunta a Sócrates si es verdad que Clinias pronunció esas palabras, pero Sócrates no estaba seguro de que fuera así. Por lo demás, Sócrates parece haber olvidado la conclusión de tal discusión y le explica a Critón una de las cosas que habían acordado: la política y el arte de reinar son una misma cosa. 

¿Cómo se llegó a dicha conclusión? pues el arte militar, por ejemplo, se debe someter a las directrices de la política, así como todas las cosas que se encuentran en una ciudad. Además, la política es la responsable de la felicidad pública. 

La obra de la política, de acuerdo con Sócrates y Clinias, es la libertad, la riqueza y la unión de los ciudadanos. No olvidemos que estos bienes no son ni malos ni buenos por sí mismos, por lo tanto, la política debe manejar estos bienes y hacer que los ciudadanos sean felices y dichosos a través de éste manejo. Ahora, si la política hace hombres virtuosos ¿para qué sirven estos hombres virtuosos? 

Eutidemo lo sabe todo

Eutidemo se cree capaz de responder a la pregunta de Sócrates y comienza de esta manera. El sofista trata de atrapar a Sócrates en una pregunta sin solución. Sócrates nos dice que es sabio en algunas cosas e ignorante en otras, a lo que Eutidemo dice que si es así, Sócrates estaría cayendo en una contradicción porque, según Eutidemo, no se puede ser dos cosas al mismo tiempo: sabio e ignorante.

Por lo tanto, Eutidemo nos dice que por solamente por saber una cosa, se sabe todas las demás, a lo que Sócrates comienza a dar una serie de preguntas sobre las cosas que Eutidemo sabe; por ejemplo, que sabe de carpintería, calzado, los números de los astros, los granos de arena, etc. 

Ctésipo, tratando de tomar parte del diálogo, quiso atrapar a Dionisodoro preguntándole cuántos dientes tiene Eutidemo y si Eutidemo sabía cuantos tiene Dionisodoro. Ninguno de los dos pudo responder concretamente a Ctésipo. Finalmente, Eutidemo nos dice que sabe todas las ciencias y que incluso las ha sabido desde el momento de nacer. 

El alma lo sabe todo

Para demostrar que lo sabe todo, Eutidemo recurre al alma. El sofista nos explica que todo lo sabemos a través del alma y que esta es siempre la que sabe. Pongamos atención a que si se dice que el alma lo sabe todo, es TODO sin ninguna excepción. Contestando a la pregunta de si conocemos siempre, si siempre tenemos el alma, entonces siempre sabemos. 

Sin embargo, para derribar la demostración de Eutidemo, Sócrates le pregunta:

''¿Cómo es posible que yo sostenga que sé que los hombres de bien son injustos?''

Eutidemo no sabe como responder y en su lugar responde equivocadamente, su hermano Dionisodoro diciendo: ''Eso no lo has aprendido'' a lo que Eutidemo le dijo molesto: ''¡Tú todo lo hechas a perder!''. 

Sócrates al presenciar esto, le preguntó a Eutidemo ¿Cómo es posible que Dionisodoro contestara tan mal si supuestamente sabe todas las cosas? Los dos hermanos no pueden contestar a esto. 


Eutidemo y Dionisodoro atacan a Ctésipo

Eutidemo alegaba que Sócrates escapaba del tema haciendo otras preguntas que no iban al caso, Sócrates se declaraba inocente en esto, ya que no era tan fuerte como Hércules y ni aunque lo fuera, ni siquiera con la ayuda de Yolao(1) habría podido ser mejor.  

Dionisodoro aprovecha esta oportunidad para decirle a Sócrates si es más sobrino de Hércules que Yolao, Sócrates respondió que no porque su hermano de madre Patroclo no era su padre, sino Ificles. Dionisodoro le dice que Patroclo sería su hermano pero que a la vez no porque Patroclo no es su hermano en parte de padre (El padre de Patroclo es Queredemo), puesto que el padre de Sócrates es Sofronisco.  

Aquí ocurriría una confusión porque Patroclo es hermano de Sócrates, pero sus padres son distintos. Entonces, Dionisodoro, tratando de acorralar a Sócrates, le dice que Queredemo sería su padre y a la vez no lo sería. 

Ctésipo entra en la conversación diciendo si el padre de Eutidemo era también su padre. El sofista responde que sí y no solo eso, sino que además, su padre era padre de todos los hombres incluido los animales; si es así, Eutidemo tiene por hermanos a todos los animales. 

El padre de Ctésipo es un perro

Continuando con quién es el padre de quién, Dionisodoro le dice a Ctésipo una curiosa frase en cuanto al perro que este tiene.

Dionisodoro: 

- ¿Tu perro es padre de los perritos?

Ctésipo:

- Sí, yo mismo lo he visto cubrir la perra. 

Dionisodoro:

- ¿Es tuyo el perro?

Ctésipo:

- Sí.

Dionisodoro

- El perro es padre y tuyo, luego es tu padre, y por lo tanto eres hermano de los perritos.  


Podemos ver que la palabra ''tuyo'' es un pronombre posesivo en segunda persona, es por esto que Dionisodoro dice que el perro sería su padre. El sofisma se compone así:
  • El perro es padre
  • El perro es tuyo
  • Por lo tanto, el perro es tu padre


Rápidamente, Dionisodoro le dice a Ctésipo si castiga a su perro, a lo que éste responde que si y luego Dionisodoro le pregunta si castiga a su padre (puesto que quedó establecido que su padre era su perro). 

Llevar todas las cosas posibles

Luego, Eutidemo le pregunta a Ctésipo si es bueno tener la mayor cantidad de bienes, éste le responde que sí. Si un enfermo necesita de un medicamento, siempre será mejor que beba todo lo posible de éste para recuperarse. Lo mismo en la guerra, será mejor ir equipado con todas las armas posibles. Ctésipo contesta afirmativamente, pero luego le pregunta a Eutidemo si el aceptaría llevar solo una espada y un escudo, éste dice que sí. Pero ¿qué pasaría en el caso de Gerion y Briareo(2)? Eutidemo calla. 


Es mejor llevar oro en el cuerpo

Dionisodoro entra nuevamente complementando la discusión anterior de Eutidemo, preguntando a Ctésipo si no es bueno llevar todos los bienes posibles, éste responde que si. Dionisodoro, hábilmente, le dice si el oro es un bien y naturalmente Ctésipo responde que sí, a lo que Dionisodoro dice:

-Debe tenerse siempre y  por siempre oro, y por lo tanto, ¿será muy dichoso el que tenga tres talentos(1) de oro en el cuerpo, un talento en la cabeza y dos pesos de oro en los ojos?

A lo que se refiere Dionisodoro, es que sería beneficioso tener oro dentro del cuerpo o como ojos, ya que estos son bienes. Ctésipo responde que en efecto, los Escitas eran famosos por  tener más oro en sus cráneos. 

Los trajes ven

Eutidemo aprovecha la oportunidad para preguntar a Ctésipo si los Escitas, o cualquier otro hombre, ve lo que ve o lo que no ve. Ctésipo dicen que ven, pero cuando Eutidemo le pregunta si el mismo Ctésipo puede ver sus trajes, entonces éste le dice que sus trajes pueden ver porque son susceptibles de vista. 

Hablar callado

Nuevamente, Dionisodoro aprovecha la oportunidad para pasar a otro tema y preguntar sobre otras cosas. Esta vez se trata sobre la imposibilidad de hablar callando. Lo que se quiere decir aquí es que se puede hablar callando si uno habla sobre cosas que callan (por ejemplo, piedras, maderas, hierros).

Ctésipo es llevado a afirmar que las cosas pueden hablar y a la vez no pueden, pero Ctésipo no se ve convencido de la afirmación de Dionisodoro e incluso se ríe de él. 

Lo bello

Luego de que Ctésipo se riera de la respuesta de Dionisodoro, Sócrates es interrogado por el sofista sobre lo bello. Le pregunta si Sócrates ha visto lo bello y si esto que ha visto es idéntico o diferente a lo bello. Naturalmente, Sócrates responde que son diferentes de lo bello en sí, pero que cada una tiene su belleza. Dionisodoro quiere que Sócrates admita que la belleza puede ser fea también, sin embargo, Sócrates le establece la diferencia entre ''lo diferente y lo semejante'' Lo bello siempre será semejante con lo bello y diferente de lo feo. 

¡Matar al carnicero!

El siguiente es un juego de palabras propuesto por Dionisodoro. Este juego trata sobre las profesiones y lo bien que deben de obrar. 

Dionisodoro: 
  • ¿Así que tú sabes, dijo, lo que conviene a cada artesano? Por ejemplo, ¿a quién conviene forjar?, ¿lo sabes? 

Sócrates: 
  • Sí, claro, al herrero. 

Dionisodoro: 

  • ¿Y modelar la arcilla? 

Sócrates: 
  • Al alfarero. 


Dionisodoro: 

  • ¿Y degollar, desollar y cortar la carne en trozos pequeños para hervirla y asarla? 

Sócrates: 
  • Al cocinero. 


Dionisodoro: 

  • ¿Y si uno hace lo que conviene -dijo-, obrará bien? 

Sócrates: 
  • Muy bien. 

Dionisodoro: 
  • ¿Entonces, como dijiste, conviene cortar y desollar al carnicero? ¿No has admitido eso? 

Sócrates: 
  • ¡Ay de mi! sí, perdóname. 

Dionisodoro: 
  • Es evidente, pues -continuó-, que si uno degüella al cocinero, lo corta en trozos, lo hace hervir y asar, hace lo que conviene y si uno forja al herrero y modela en arcilla al alfarero, también hará lo que conviene


Los dioses le pertenecen a Sócrates 

Siguiendo con más razonamientos sofísticos, Sócrates cae en uno de los cuantos de Dionisodoro, esta vez en cuanto a los dioses. Lo que primero afirma Sócrates es que es dueño de sus animales y que cada animal tiene alma. Luego se le pregunta sobre los dioses diciendo que cada ateniense tiene un Dios. Dionisodoro le dice a Sócrates que esos dioses le pertenecen a él, ya que los dioses tienen alma y por lo tanto, serían animales.

El sofisma sería así:
  • Sócrates es dueño de sus animales que tienen alma
  • Los dioses tienen alma
  • Sócrates es dueño de los dioses
Para finalizar, Dionisodoro le dice a Sócrates que sería posible vender a los dioses puesto que son suyos. Frente a esta declaración, Sócrates calló. 

Saliendo de la discusión

Sócrates sale de la discusión declarando admiración y a al vez un tanto de ironía a Eutidemo y Dionisodoro. Critón le contaba a Sócrates que se había encontrado con un hombre que estaba en esa discusión y que expresó su descontento contra Eutidemo y Dionisodoro. Finalmente, Critón le da la razón a Sócrates y muestra su preocupación en cuanto a sus hijos porque ve que todos estos llamados ''sabios'' no son más que hombres ridículos. Sócrates le dice que no mire a los hombres y que más bien mire a la filosofía. Que no se indigne de la filosofía por culpa de los hombres.

Conclusión 

Un libro bastante corto y que explica un poco más la labor que tenían los sofistas. Como pudimos ver, los razonamientos eran más bien básicos y fácilmente refutables; como bien los describe Sócrates, estos no son más que juegos de palabras que en apariencia parecen irrefutables, pero en esencia, no son más que un juego de niños. Será Aristóteles quien refutará todas estas cosas en su libro ''Tratados de lógica'' (o el Organón) en la sección de ''Refutaciones sofísticas''.