¿Qué podríamos esperar de éste corto diálogo si en el décimo libro de La República, Sócrates acusaba a los poetas de corromper la ciudad, puesto que la poesía era un arte imitativo que no se acercaba a la verdad? Sería muy simple que sólo nos quedáramos con la impresión del último libro de La República. Ión es un poeta rapsoda de Éfeso quien acababa de ganar un premio en los juegos de Epidauro al demostrar sus conocimientos sobre Homero. Los dos dialogantes discutirán sobre el rol que tiene el rapsoda en la poesía y la naturaleza de la poesía.
Definiciones:
(1) Rapsodistas: Recitadores de poemas homéricos.
ἰών
Personajes:
- Sócrates
- Ión
Encuentro con Ión de Éfeso
Ión venía de Epidauro donde se celebraba el concurso de los rapsodistas(1). Felizmente, Ión había ganado el primer premio en el concurso. Sócrates también se alegra por su victoria y le comenta que tiene envidia de los rapsodas debido a que éstos tienen que estudiar a los poetas como Homero e interpretarlo. Por supuesto, Ión se vanagloria de su logro y asegura que nadie sabe tanto de Homero como él.
Los expertos en el arte
Sócrates al ver la jactancia de Ión, le pregunta sobre cosas de la poesía, sobre todo, de las semejanzas que Homero tiene con Hesíodo. Ambos poetas antiguos (Homero y Hesíodo) hablaban de la adivinación. Sócrates le dice a Ión si el es capaz de decir lo que hablaban estos dos poetas antiguos sobre la adivinación, pero no cree ser capaz de explicarlo, puesto que Ión sólo se dedica a la vida de Homero, incluso, asegura que lo que Homero habla de la adivinación es mucho mejor que cualquier discurso de otros poetas.
Pero Sócrates lo interrumpe con un ejemplo: Si un grupo de personas habla sobre los números y una de ellas habla de manera excelente, una persona del grupo dirá que su discurso sobre los números fue notable. Ésta misma persona será capaz de juzgar quién hace un mal discurso del tema que se expone y además, será la persona que sea experta en números. También se puede decir lo mismo de personas que estén hablando de alimentos buenos para la salud. Es el médico quién siempre hablará con sabiduría de estos temas.
Así, siempre habrá una persona experta quién juzgue que se habló bien o se habló mal sobre un tema en particular. Por lo tanto, Ión, quien es un experto en la vida y obra de Homero, es el único que puede decir quién habla mal de los poetas y quién no porque al admitir que los otros poetas no hablan de la adivinación tan bien como Homero, al mismo tiempo está aceptando que conoce la obra de los demás poetas.
¿Quién puede juzgar correctamente un arte?
Ión quien queda un tanto confuso, acepta que no puede hablar de los otros poetas tan bien como habla de Homero. Sócrates le dice que si Ión supiera de el arte de la poesía, sería capaz de juzgar y hablar correctamente de todos los demás poetas, puesto que son ellos los que desarrollan éste arte.
La inspiración divina
Sócrates agrega que lo que le pasa a Ión, más que un defecto es una inspiración divina al igual que las musas inspiran a los poetas como lo habíamos visto en libros anteriores. Hasta el momento de la inspiración divina, todo el ingenio de los poetas está vacío. Así, existen poetas que dedican ditirambos, que dedican elogios, bailes o versos épicos. Los dioses inspiran a los poetas y los poetas los interpretan; del mismo modo, los interpretes interpretan a los poetas. Finalmente Ión y los rapsodas en general serían interpretes de los interpretes.
La posesión
La emoción que siente Ión al recitar los sucesos de la Ilíada o la Odisea, es que cuando ocurren cosas vergonzosas, rompe en llanto y cuando pasan cosas terribles y violentas, le palpita el corazón casi como si lo estuviera viendo. Esto ocurre como una suerte de posesión, ya que considerando el ejemplo anterior, los poetas estarían poseídos por los dioses para crear poesía (unos por las musas, otros por baco y así) y los interpretes están dominados por los poetas mismos (por Orfeo, por Homero, o por Hesíodo) éste último sería el caso de Ión.
Luego, Ión habla de Homero no por inspiración del arte, sino que por inspiración divina.
El arte del rapsoda
Comienza a aparecer un poco de reticencia de parte de Ión, éste le dice a Sócrates que ni siquiera él podría creer tales argumentos. Sócrates le pide que habla de las cosas que sabe de Homero porque, naturalmente, Ión quizás no las sepa todas. No obstante, Ión asegura saber todo sobre Homero, y Sócrates lo desafía a probar las cosas que sabe de Homero.
Sócrates trata de recordar un pasaje de la Odisea y Ión se lo recuerda de inmediato:
‘’Inclínate, le dice, bien preparado, sobre tu carro a la izquierda; al mismo tiempo con el látigo y la voz apura al caballo de la derecha, flojándole las riendas; haz que el caballo de la izquierda se aproxime a la meta, de manera que el cubo de la rueda, hecho con arte, parezca tocar en ella, y que sin embargo evite tropezarla’’.
¿Será Homero el más apto para hablar sobre los carros por sobre los expertos en conducir carros? Ión
acepta que realmente no es más apto para hablar que quién conduce el carro. Lo mismo en los pasajes relacionados a la medicina (el médico sería quién puede juzgar lo que se habla sobre éste tema), o la pesca ( el pescador sería quién puede juzgar lo que se habla sobre éste tema).
Errores en la lógica de Ión
¿De que puede hablar el rapsoda entonces, si todas las cosas de las que habla Homero aluden a objetos que no convocan la rapsodia? Ión dice que el rapsoda conocerá todo lo que sale de la boca de los hombres y las mujeres, pero volvemos al mismo problema ¿Si un capitán habla de navegación, rapsoda sabrá si habla bien o mal a estos respectos? Inmediatamente, Ión reconoce que esto no es posible. No obstante, se defiende diciendo que si conoce los discursos sobre los generales, pero Sócrates le vuelve a decir a Ión que de ser así, entonces tendría que también ser un buen general de guerra. Ión acepta esta última conclusión diciendo que la rapsodia y la guerra son lo mismo. De aquí se entrama un complejo sofisma:
Lógica de Ión
- El buen rapsodista es un buen general de ejercito.
- El buen general de ejercito es un buen rapsodista(?).
Después de ver las premisas anteriores, Ión acepta el primero, pero rechaza el segundo. Se sigue con otras premisas:
- Ión es el mejor rapsodista de toda Grecia.
- Por lo tanto, Ión es el mejor general de ejercito de toda Grecia.
Sócrates se pregunta cómo es posible que el mejor general del ejercito de Grecia vaya de ciudad en ciudad y no este en el frente de batalla defendiendo el país. Ión se defiende diciendo que Grecia ya tiene quién la defienda y que no lo elegirían a él para que comande las tropas.
Finalmente, Sócrates afirma que Ión celebra a Homero por inspiración divina y no por el arte poético.
Conclusión
Me parece un diálogo un poco intransigente de parte de Sócrates. Bien me pareció el argumento de Ión al decir que se fija solamente en elaborar poemas épicos. En mi opinión creo que no hace falta ser especialista en carros para poder relatar una historia sobre carros. Claro, si se es especialista siempre va a ser mejor, pero creo que no es estrictamente necesario. En todo caso, rescato la teoría esencial de este diálogo del cual se desprende que es el experto, o la persona que está dedicada a un aspecto particular de la vida, quién puede hablar con seguridad y autoridad sobre aquellos temas.
muy buen apunte, gracias
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