El concepto de Libre albedrío ha sido postulado desde San Agustín de Hipona como un término innegable e irrefutable. Es así que Erasmo de Róterdam reivindica el texto del santo de Hipona en contra de las pretensiones del texto de Martín Lutero, el cual niega que exista un libre albedrío. En verdad el tema de la libertad es apasionante para los pensadores, y mucho más para aquellos que lo afirman desde la fe cristiana. Este será el último texto que analizaremos de Erasmo de Róterdam.
Referencias:
(1) Para ver la refutación siga esta entrada
Vocabulario:
(1) Preciencia: tener la ciencia o conocimiento de un hecho o cosa.
El Libre Albedrío
Prefacio
En las primeras líneas del texto, Erasmo de Róterdam quiere calmar los ánimos con respecto a la disputa reciente entre él y Martín Lutero. Se dice que Martín Lutero es aún más grande que el propio Erasmo, pero nuestro filósofo no quiere refutarlo en cuanto a su persona o a su obra en general, sino más bien refutar a una materia específica: el libre albedrío. El mismo Erasmo hacía la comparación entre una mosca con un elefante.
Lo dicho por Martín Lutero pertenece a su obra ''En defensa de todos los artículos de Martín Lutero, equivocadamente condenados en la bula papal (1521)'', donde se discute un artículo que hablaba sobre el libre albedrío.
Erasmo aclara también que nunca juró lealtad a Lutero, pero tampoco le tiene total aversión, de hecho, hasta siente simpatía por su contendor.
Por lo demás, el tema del libre albedrío es otro de aquellos temas difíciles de resolver y de los cuales solo se han dado interpretaciones. Ejemplo de estos son el misterio de la Trinidad o la Virgen como madre de Dios. Pero ¿qué se ha logrado con estas discusiones? ciertamente en ellas existe una verdad, pero no tienen una concreción en la realidad.
En este punto, Erasmo cita el siguiente versículo de Pablo:
''¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!''
(Romanos 11:33)
Erasmo nos dice que muchas de las cosas que no sabemos nos están reservadas para cuando contemplemos la gloria del Señor con toda claridad.
El filósofo señala que hay discusiones que son intelectuales, y que esas pertenecen a los entendidos, y otras que son del vulgo, pero que no deben ser mostradas a ellos para no causar conmoción. Es lícito decir la verdad, pero no conviene la verdad a cualquiera ni en cualquier momento ni de cualquier modo. En este sentido, Erasmo pone el ejemplo de las enfermedades; existen enfermedades que es mejor padecer que extirpar; por ejemplo, en cuanto a la lepra y su solución que, de acuerdo a una creencia popular, se quita por la sangre de niños degollados.
Para esto, Erasmo da otro ejemplo. Wycliff decía que el libre albedrío no existía y que todo sucede por necesidad. Luego, Lutero divulga esta idea al mundo.
Decía Lutero:
''Todo cuanto hacemos, lo hacemos no por libre albedrío, sino por mera necesidad''
¿Es esta acción necesaria? Ninguna, de hecho, es absolutamente pernicioso, pues la mente mortal es estúpida y carnal, e interpretan todo con blasfemia.
De este modo, Erasmo nos dice que si un hombre ya se encuentra en el camino de la piedad, es mejor que siga encaminándose en él olvidándose de aquellas cosas que quedaron atrás. Por otro lado, tanto la confesión como la satisfacción, que son cosas que, de acuerdo con Lutero, no están en las Sagradas Escrituras (Erasmo no está de acuerdo con esto) no sería prudente hacerlas saber al vulgo, pues si se ponen en duda, los criminales no tendrían instituciones que al menos frenaran sus acciones; en otras palabras, tanto la confesión como la satisfacción los cohíben de hacer aquellas cosas. Ahora bien, si en un sínodo o concilio se ha llegado a una resolución incorrecta, no sería bueno hacerlo público porque se daría ocasión de menoscabar a los santos Padres.
Hay que reconocer el dictamen de Dios por buena o mala que sea la situación, pues Dios es absolutamente justo, aunque pensemos que nuestras situaciones son injustas.
Primera parte: Estado de la cuestión
En primer lugar, lo primero que dice Erasmo es que Lutero no acepta ninguna autoridad ni ningún escritor excepto las escrituras canónicas, lo que en realidad, de acuerdo con Erasmo, viene muy bien porque lo considera como un ''recorte'' en la tarea de refutar el libre albedrío.
Sin embargo, de todos modos Erasmo nos dice que tengamos presentes a los grandes autores que han hablado sobre le libre albedrío.
Por ejemplo:
- Orígenes
- Basilio
- Crisóstomo
- Cirilo
- Juan Damasceno
- Teofilacto
- Tertuliano
- Cipriano
- Harnobio
- Hilario
- Ambrosio
- Jerónimo
- Agustín
- Santo Tomás de Aquino
- Juan Duns Escoto
- Durando
- Capreolo
- Gabriel
- Egidio
Mani y Wycliff
Recordemos que Mani es el creador de la secta de los ''maniqueos'' (de ahí su nombre) y este autor no creía en el libre albedrío. En efecto, Mani decía que el bien se debe a Dios y el mal al Diablo, por lo que el hombre no tendría libre albedrío sino que las obras son de Dios. Erasmo nos dice que esta teoría ya fue refutada por San Agustín de Hipona(1).
Wycliff por su parte nos dice que las obras dependen a una necesidad porque son proyectadas al futuro. Sin embargo, ¿para qué sirven entonces los rezos y las oraciones?
Ahora bien, Erasmo de Róterdam no pretende que el libre albedrío se establezca por mayoría, sino que más bien por los mejores argumentos.
Se dice que las Sagradas Escrituras son muy claras en sus respectos y que por lo tanto no necesitan interpretación, pero ¿cómo es entonces que muchos hombres no están claros sobre las Sagradas Escrituras? Pareciera ser entonces que las Sagrada Escrituras no son muy claras y por lo tanto, requieren de interpretación. Es por esto que al interpretar, muchos hombres creen tener la verdad y se la imponen a otros como verdaderos profetas.
Por esto, no es probable que la interpretación de las Sagradas Escrituras, hayan sido dadas a cualquiera, sino que a solamente a algunas almas ordenadas que el Espíritu Santo ha designado.
Pablo decía:
''¿Acaso buscáis una prueba de que Cristo vive en mi?''
(2 Corintios 13:3)
A los santos no se les creyó hasta que produjeron milagros junto con la doctrina. En estos tiempos, de acuerdo a Erasmo, todos se creen poseedores del Espíritu Santo. Todos los santos fueron creídos por sus obras y no por plantear paradojas como lo hacen aquellos que atacan el Libre Albedrío que no son capaces de curar a un caballo cojo.
Cuando a estos se les pide la verdadera interpretación de las escrituras contestan: por medio del Espíritu Santo. ¿Cómo comprobar que tienen al Espíritu Santo? ellos dicen que por medio de la fe, no por sus obras. Si es les piden milagros, esto dicen que los milagros cesaron hace tiempo y en consecuencia no son necesarios con la claridad de las Escrituras. Sin embargo, estos dicen también que muchos varones intelectuales encuentran oscuras dichas escrituras.
Finalmente, ¿cómo se podrá saber que una persona tiene el Espíritu Santo y que luego llegue otra diciendo que también lo tiene? ¿a quién podremos creer si el Espíritu Santo podría hacer errar a cualquiera?
Sin embargo, parece muy difícil que el Espíritu Santo no haya enviado una señal si el libre albedrío fuera un error grave en la cristiandad.
Segunda parte: a favor del libre albedrío
De acuerdo con Erasmo de Róterdam el libre albedrío se ve claramente en las Sagradas Escrituras. Es por eso que se propone empezar desde el Antiguo al Nuevo Testamento para analizar el concepto del libre albedrío.
Antiguo Testamento
En el texto Eclesiásticos podemos ver uno de los primeros ejemplos de libre albedrío.
''En el principio Dios hizo al hombre y lo dejó en manos de su propia decisión''
(Eclesiásticos 15:14)
Es en este sentido, podemos ver que el primer hombre, Adán, fue hecho con voluntad para discernir entre el mal y el bien. Su voluntad era recta y libre, así como también la de los ángeles que optaron por retirarse con lucifer.
Sin embargo, podemos ver que esta voluntad se vio corrompida por su excesivo amor a su esposa, así como también Eva que se vio seducida por el planteamiento de la serpiente. Luego de todos estos sucesos, ambos volvieron al camino correcto, libre con el señor.
Esta fuerza del alma, ya provenga de la inteligencia o de la razón, es oscurecida por el pecado cuando el hombre hace el mal, pero no vencida.
Erasmo nos dice que con el pecado no somos libres, pero cuando tenemos la gracia sí somos libres. Por lo tanto, la gracia mitiga el pecado hasta hacerlo desaparecer, pero hay algunos que aún con esto, no tienen la gracia. Pero si bien no tienen la gracia, estos tienen la voluntad para volver a ser libres. En efecto, el hombre tiene una lux nativa que lo guía y lo endereza por el camino.
''Haz que la luz de tu rostro resplandezca sobre nosotros''
(Salmo 4:6)
En este sentido, aparecen tres leyes según Erasmo:
Ley de la naturaleza: en la mente de todos. En efecto, tanto los escitas como los griegos tenían principios muy similares a los de los evangelios; por ejemplo, no hacer lo que no quieres que te hagan. Los filósofos que sin la luz de la fe, sin el instrumento de las Sagradas Escrituras, conocieron la virtud de la vida sempiterna y la divinidad de Dios. Sin embargo, esto no era suficiente para conseguir la salvación, es decir, necesitaron de la Gracia para ser salvos.
Ley de las obras: la que ordena el castigo y el perdón
Ley de la fe: enseña que hasta las cosas aún más imposibles se pueden realizar.
Si la voluntad no hubiese sido libre, entonces el pecado deja de ser pecado, pues si yo hice algo con una intención pura, entonces no he pecado.
El pasaje del Eclesiástico no solo sirve de ejemplo para comprender el libre albedrío de Adán, sino que también el del resto de los hombres. Sin embargo, el pecado ha sido más poderoso que la mantención del bien, pues el hombre en su libre albedrío está más inclinado al mal.
Por otro lado, hombres como Pelagio decían que no hacía falta que el hombre que cometiera pecado se bautizara nuevamente después de obtenida la gracia de la sanación, pues su mismo libre albedrío lo llevaría a conducirse nuevamente por el bien. De alguna manera, Erasmo entiende que cuando se hace el bien es cuando se usa el libre albedrío. En efecto, esto también lo sostiene San Agustín de Hipona
El libre albedrío fue dado para vivir rectamente, no para pecar. ¿Pero cómo? ¿Acaso no es debido a la libertad del libre albedrío que podemos pecar? No, el libre albedrío no fue hecho para que el hombre pueda pecar; fue dado para hacer el bien porque de otro modo ¿cómo podría castigarse a un hombre por pecar si el libre albedrío le da esa capacidad? por lo tanto, el libre albedrío se ha hecho para hacer el bien.
Cuando un hombre peca Dios le dice:
- Gracia dada por naturaleza: también llamada ''influjo natural''. Por un lado hay quienes dicen que esta si bien es una gracia, no da la vida eterna. Por el otro, hay quienes dicen que Dios en su infinita misericordia, sí la otorga pues es una preparación para la gracia divina.
- Gracia particular: también llamada gracia operante, dada por Dios a aquel pecador arrepentido para que tenga la disposición a enmendar su pecado.
- Gracia cooperante: aquella gracia que hace efectiva la voluntad de aquel pecador para que se sane.
(Ezequiel 33:11)
Con respecto a este pasaje, Erasmo se pregunta "¿Deplora acaso el justo Señor la muerte de su pueblo, muerte de la cual él mismo es el autor?" Dios no quiere la muerte (pecado), pero si el hombre muere de todos modos, entonces se entiende que esto estaba en nuestra voluntad. Esta oración no tendría sentido si el hombre estuviera forzado por hacer lo bueno o lo malo.
La necesidad luterana haría inútil todas las promesas, amenazas, demandas, reprensiones, súplicas, bendiciones y maldiciones, tantísimos mandamientos forzosamente quedarán invalidados si nadie tiene la capacidad de guardar lo que se mandó.
¡Jerusalén, Jerusalén! que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados. Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas y no quisiste
(Mateo 23:37)
"Les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
(Juan 1:12)
Erasmo la describe diciendo "¿Cómo se les da a ellos la potestad de ser hijos de Dios, si no existe ninguna libertad de nuestra voluntad?"
- El amo sabe que el siervo va a pecar
- Deja que peque para luego reprenderlo
- El amo sabía que el siervo se dejaría llevar por sus emociones y por eso deja todo a su decisión
- Sin embargo, bien el siervo podría haberse abstenido de su comportamiento
Existe un planteamiento de Orígenes que tal vez sea problemático:
''Les cambiaré el corazón de piedra y les pondré un corazón de carne''
(Ezequiel 36:26)
Esto pareciera sugerir en gran medida que es una necesariedad, que Dios está actuando necesariamente y no está dando paso al libre albedrío.
Erasmo nos dice que un corazón indócil es un corazón que es persistente en la malicia, y es por eso que el maestro, en este caso Dios, no está coaccionando sino que está ayudando al hombre a que no persista en esa conducta. Ya dependerá de él si persiste en él o no.
Crítica en la interpretación y los argumentos de Martín Lutero
Los interpretes de las Sagradas Escrituras no son del beneplácito de aquellos que critican el libre albedrío. De hecho, puede verse en sus declaraciones que estos no aceptan ni siquiera las interpretaciones de los padres de la iglesia, a menos que estas ideas comulguen con las suyas. Ahí es entonces que ellos mismos deben aceptar el libre albedrío:
''Extiende tu mano hacia lo que deseas''
(Eclesiásticos 15:16)
Por otro lado, Martín Lutero arguye algunos versículos que sugieren enormemente la existencia del libre albedrío.
''Mi espíritu no permanecerá eternamente en el ser humano, puesto que es carne''
(Génesis 6:3)
Este dicho de la carne en Génesis no se refiere a la carne como deseo, sino que más bien como enfermedad de la naturaleza proclive al pecado. Además, esto no es una generalización porque si bien el hombre es carne, bien puede acercarse más a la divinidad por medio de la virtud cristiana. Por lo demás, Noé se exceptúa de aquellos hombres de carne. También se refiere con espíritu a la indignación.
Un versículo que pudiera ser prueba de la necesidad es el siguiente:
Pero de acuerdo con Erasmo, este versículo, más que al libre albedrío, se refiere a la buena o mala suerte del hombre. En consecuencia, esto dependería de que el hombre se acerque más a Dios para mejorar su suerte.
Si quieres aplicar esto a toda costa al libre albedrío, cualquiera admitirá que sin la gracia de Dios nadie puede mantener derecho el curso de su vida; sin embargo, esto no quita que sigamos insistiendo en la medida de nuestras fuerzas, porque oramos diariamente: 'Dirige, Señor, Dios mío, mi camino ante tu presencia'; quien solicita ayuda, no cesa en su esfuerzo.
Otro pasaje interesante es el siguiente:
Como Lutero siempre habla de que el libre albedrío solo puede inclinarse a lo malo, sus versículos en que se fundamenta esta idea son los siguientes:
La inclinación hacia lo malo, que se halla en la mayoría de los hombres, no quita del todo la libertad del albedrío, sobre todo cuando está con la Gracia.
En todo caso, si solo hubiese necesidad ¿por qué al hombre se le da la opción de hacer penitencia y arrepentirse? Parece existir, entonces, un Libreo Albedrío.
También se habla sobre el siguiente pasaje:
''Donde abunda el pecado, sobreabundó la Gracia''
(Romanos 5:20)
Aun cuando por media de la ley, el pecado abunde, y donde abunda el pecado, abunde también la gracia, sin embargo, de esto no sigue que el hombre, secundado por la ayuda de Dios, no haya podido disponerse de antemano mediante obras moralmente buenas para merecer el favor divino, aun antes de que la gracia lo hiciera aceptable.
Luego, siguiendo son Isaías:
''Toda carne es hierba y toda su gloria como flor de la hierba. Secóse la hierba y marchitóse la flor de la hierba, porque el espíritu del Señor sopló en ella"
(Isaías 40:6)
Aquí se corrobora el concepto de Jerónimo cuando este hablaba sobre cómo el espíritu quiere significar indignación.
Otra de las interpretaciones de Lutero se refiere a la influencia de Dios.
''Como las divisiones de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del señor, lo inclinará a donde deseare''
(Proverbios 20:1)
Erasmo nos dice claramente que inclinar no es forzar a que un hombre haga o deje de hacer algo. Sin embargo, esto no cambia nada en que el hombre pueda decidir igualmente si sigue aquella inclinación o no.
Otro de los argumentos que arguye Martín Lutero que se encuentra en el Evangelio de Juan.
''Sin mi nada podéis hacer''
(Evangelio de Juan 15:5)
Sin embargo, Erasmo justamente dice que eso es así, sin Cristo no se puede hacer nada, en el sentido que jamás podría alcanzarse el fruto evangélico si el no quisiera estar con Cristo. Por lo tanto, nuevamente tenemos el libre albedrío porque bien el hombre podría no estar con Cristo.
Erasmo aclara que el concepto de ''nada'' quiere decir de poco interés o inútil. Esto daría chance para decir que algo se puede hacer, si es que es poco lo que se puede hacer, entendiendo que ''nada'' es poco. En efecto, de una persona que no consigue lo que quiere conseguir por lo común se dice que 'no acierta en nada'; y no obstante, es frecuente ver que el que se empeña en alguna cosa, poco a poco va progresando.
Otro versículo importante que sugiere la eliminación del libre albedrío es el siguiente.
''No sois vosotros los que habláis, sino el espíritu de vuestro padre el que habla en vosotros''
(Mateo 10:20)
No obstante, más que obligar o forzar, la verdad es que este versículo tiene un efecto liberatorio ya que no debemos preocuparnos si verdaderamente estamos hablando bien la hora de predicar, justamente porque cada vez que se habla de las cosas divinas, es el espíritu quien habla y no el hombre.
Comprensión de las sagradas escrituras
Erasmo nos ofrece algunas recomendaciones para interpretar las Sagradas Escrituras.
- Examinar acerca de qué se trata el pasaje a trabajar
- Extraer de las parábolas y ejemplos aquello que es pertinente al fin propuesto
- El libre albedrío es como la visión. Nos fue dada para ver y para no ver lo que nosotros queramos. Pero si fuéramos ciegos, no podríamos ver tengamos los ojos cerrados o no.