lunes, 16 de noviembre de 2020

Erasmo de Róterdam - Educación del Príncipe Cristiano (1516)

Una obra dedicada a Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, de quien Erasmo de Róterdam tomó posición cuando surgía la reforma protestante. Este tipo de textos tiene pertenecen a un género literario que en este caso se llamaría ''espejo de príncipes'', el cual era muy recurrido en aquellos tiempos; sin embargo, esto ya podíamos verlo en Santo Tomás de Aquino con su texto ''La monarquía'' que también era una recomendación al rey de de Chipre. El nombre parecer sugerir una similitud con ''El Príncipe'' de Nicolás Maquiavelo, pero ya veremos que es bastante distinto. 


Educación del Príncipe Cristiano

Capítulo I: Nacimiento y educación del príncipe cristiano

Por supuesto, el buen príncipe debe ser educado así desde niño, pues la mejor oportunidad de educar a uno es justamente aquella cuando no sabe que va a ser príncipe. Es por eso que Erasmo recomienda aquellos cuentos que trabajan con el recurso literario del ''símil''.

Debe castigar sin injuriar y alabar sin adular, es decir, debe tener un equilibrio básico en su accionar. Además, no debe guiarse por la fortuna que tenga, sino más bien por la sabiduría, la integridad y la rectitud. Una de las cosas necesarias para ser un príncipe es ser cristiano y por lo tanto, ser un filósofo; en efecto, para Erasmo ser cristiano y ser filósofo es lo mismo. 

Más que obedecer al emperador del país, el príncipe debe obedecer al único emperador del mundo: Cristo. El príncipe bueno es la viva imagen de Dios, y este debe vivir de acuerdo con la razón y no de la experiencia. Debe considerar las características de Dios:

  • Poder
  • Sabiduría
  • Bondad

Debe educarse en estas tres características lo que más pueda, pero además debe tener estas tres en el caso de ser mandatario:

  • Diligente
  • Bueno 
  • Sabio

Erasmo nos dice que estas son las formas que justamente Aristóteles nos había hablado en su Política; el tirano es contrario a todas estas características porque éste busca su propio provecho, mientras que el príncipe busca el de la República. 


Derecho del príncipe

El príncipe debe mandar tal cual como el alma manda al cuerpo. En este sentido, el pueblo le debe al príncipe el respeto, el tributo, el acatamiento y el honor. A contrario sensu, el príncipe le debe al pueblo ser bueno y vigilante. 


Capítulo II: Cómo el príncipe evita la adulación

En la educación del príncipe, la nodriza siempre se tiene que abstener de adulaciones a cualquier tipo de gente. En su casa no debe haber retratos ni títulos porque estos forman la adulación en sí. 

Existen ciertas lecturas recomendadas a los príncipes para no caer en la adulación:

  1. Primeras lecturas: Proverbios de Salomón, Eclesiásticos y Sabiduría
  2. Segundas lecturas: los evangelios
  3. Terceras lecturas: Apotegmas de Plutarco, Séneca, pasajes de La Política de Aristóteles y Los Deberes de Cicerón

En todo caso, estas son las lecturas principales y primeras que debiera tener todo príncipe.

Capítulo III: El arte de la paz

El príncipe debe conocer el territorio de su jurisdicción y para aquello debe ser estudioso de la geografía y de la historia. Cuando reciba el gobierno, éste debe entregarlo de mejor manera de cómo lo recibió, sin considerar el gobierno anterior y cualquiera que sea su sucesor. No debe viajar de manera prolongada a muchos países y tampoco que sean muy lejanos. 

Capítulo IV: Sobre los impuestos

Deben evitarse las exacciones excesivas. De acuerdo con Erasmo de Róterdam, los peores casos de sedición se dieron con la política fiscal desorbitada.

Capítulo V: Beneficencia del príncipe

Básicamente, la beneficencia del príncipe es aquella que no acarrea perjuicio ni injusticia a nadie.

Capítulo VI: Promulgación de leyes

El príncipe no debe promulgar muchas leyes, sino que pocas y que estas pocas sean eficientes. También, estas leyes no solo deben castigar a los delincuentes, sino que también premiar a aquellos ciudadanos por su buena conducta.

Capítulo VII: Magistratura y cargos públicos

El príncipe debe exigir la misma integridad que él tiene a todos sus funcionarios, o al menos, una integridad muy parecida a la suya. En todo caso, si el príncipe no es el más justo, de nada servirá exigirle a los funcionarios que sean como él. 

Capítulo VIII: Pactos

Entre los príncipes buenos siempre hay un pacto implícito, una amistad inquebrantable que no es necesario poner por escrito. Bajo este principio, se presume del príncipe que este debe conocer toda la idiosincrasia del pueblo. 

Capítulo IX: El Príncipe y el matrimonio

El príncipe puede casarse con una mujer de su reino o del reino más próximo. Sin embargo, puede que con estos intereses se aumenten los intereses del príncipe pero no los del pueblo. 

Capítulo X: Tiempos de paz

El príncipe no debe ser alguien que duerma ni siquiera en tiempos de paz, debe ser alguien siempre atento y vigilante. Existen veces que el príncipe nada mejor puede hacer con el reino que le tocó en suerte, pero debe entregarlo a su sucesor de la mejor manera posible. 

Capítulo XI: Declaración de Guerra

Si no hay otra opción, entonces el príncipe debe procurar que exista un mínimo daño a los suyos, además del mínimo derramamiento de sangre posible. 

Conclusión

Sin duda que es un texto corto y de fácil lectura, con la intención de que cualquier pudiera entenderlo. Desde el comienzo ya podemos ver que este libro es la antítesis del libro de Nicolás Maquiavelo llamado también del mismo modo. Aquí vemos un príncipe más bien benevolente y preocupado por su gente. En efecto, se busca el ideal que todo gobernante debe tener en un período difícil de guerras y disensiones. Si ya vimos cómo se debiera comportar el príncipe, ahora nos toca ver a los niños...

1 comentario:

  1. El príncipe debe estar a tono con la época y ser respetuoso de la ley y la libertad. Erasmo, da todo un sistema de educación

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