viernes, 10 de marzo de 2017

San Agustín de Hipona - Sobre la doctrina cristiana (Libro III: Comprensión lectora) (395).

Ya hemos visto la palabra, los signos y la exhortación sobre las Sagradas Escrituras, así como también la utilidad de las artes y las ciencias para entenderlas de mejor manera. Muchas de las cosas de las Sagradas Escrituras son muy difíciles de entender si lo tomamos en el sentido literal. Todo tiene su interpretación que va a corde con la doctrina que hasta el día de hoy profesan los verdaderos cristianos. El tema de la comprensión lectora es un gran problema para muchos países hoy en día, pero la comprensión lectora de algo que está lleno de interpretaciones como la biblia es una tarea muy difícil. Veamos cómo podemos entender lo que nos quiere decir las Sagradas Escrituras.

Referencias:

(1) Para más información sobre los donatistas, véase el siguiente apunte de San Agustín: ''Salmo contra los donatistas''.

SOBRE LA DOCTRINA CRISTIANA

LIBRO III: COMPRENSIÓN LECTORA

Ambigüedad en las Escrituras

Puntuación

En las Sagradas Escrituras hay confusiones en cuanto a la puntuación y a la redacción de los textos. Una redacción que está muy presente entre los herejes era la siguiente:


''En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y Dios era. El Verbo este estaba en el principio en Dios''

Esta puntuación separa la trinidad que consta del Padre (Dios), el Hijo (Verbo) y el Espíritu Santo. La separación ocurre sobre todo cuando se dice ''el Verbo estaba en Dios'', pero para darle sentido, el texto dice ''y el Verbo era Dios'' así unimos los dos seres de la Santísima Trinidad. Por supuesto, el primer ejemplo que mostramos fue un error de traducción que San Agustín está corrigiendo. 

Pronunciación

En cuanto a la pronunciación, San Agustín no se refiere al sonido que proviene de la boca, sino más bien de las tres expresiones del lenguaje:

  • Afirmación
  • Negación
  • Interrogación


No obstante, en la última expresión del lenguaje, San Agustín hace una división entre pregunta (percontatio) e interrogación (interrogatio). La pregunta puede tener múltiples respuestas, pero la interrogación sólo tiene dos: si o no. En un sentido más actual, podríamos decir que la pregunta se resuelve en respuestas abiertas y la interrogación en respuestas cerradas.

Existe un error en los pasajes de San Pablo. En las antiguas traducciones se decía:

¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
Dios que los justifica
¿Quién hay que los condene?
Cristo Jesús que murió

Para Agustín, el error subyace justamente en afirmar las respuestas de cada pregunta, pues sería ridículo decir que Dios acusa y justifica a sus elegidos al mismo tiempo. En segundo lugar, también será ridículo que Jesús que murió los condenará. San Agustín sugiere lo siguiente:

¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
¿Dios que los justifica? (No)
¿Quién hay que los condene?
¿Cristo Jesús que murió, o mejor dicho, que resucitó, que está sentado a la diestra de Dios y que intercede por nosotros? (No)

Por supuesto, las negaciones que están entre paréntesis hacen tácita la respuesta, es decir, se pregunta en vez de afirmarse, para que la respuesta sea obviamente no. 

Esclarecer el caso

En este blog tenemos un apartado para aprender latín, y si ven con atención, el latín tiene casos que, usados de forma inapropiada pueden significar cosas contrarias a lo que queremos explicar. Lo mismo pasa con las traducciones. Por ejemplo, en un pasaje de los Tesalonicenses:


''Propterea consolati sumus, fratres, in vobis''
''Por eso nos hemos consolado, hermanos, en vosotros''
(1-Tesalonicenses 3:7)


Puede haber una pequeña diferencia entre decir ''o fratres'' o ''hoc fratres'', pero esta diferencia no contradice la fe. Al menos en el lenguaje griego, ''fratres'' es una palabra con caso vocativo y no acusativo.


Las distintas visiones de otras religiones

Una de las peores cosas que pueden pasar al leer las Sagradas Escrituras, es tomarse todo al pie de la letra. Ya lo decía el apóstol San Pablo:

''La letra mata, el espíritu vivifica''
(2-Colosenses 3:6)

Tomarse los versículos al pie de la letra es sinónimo de leer la biblia sólo por la perspectiva de la carne y no del espíritu. De ahí que la enseñanza de los signos sea importante, pues quien dice la palabra ''sábado'' y la entiende bajo la perspectiva de la carne, entonces no podrá trascender el significado de esa palabra. Lo mismo ocurre con la palabra ''sacrificio'' ¿acaso sólo entenderemos esta palabra como una ofrenda divina? La palabra sacrificio puede tomar distintos significados, así como la palabra ''trabajo duro''. 

Interpretación de los judíos y de los gentiles

Un ejemplo de interpretar las cosas de manera distinta (o más bien al pie de la letra) han sido los judíos. De acuerdo a San Agustín, los judíos sólo han visto la parte literal y carnal de las Sagradas Escrituras. 

Sólo pudieron tomar con mucha seriedad las leyes antiguas, y, al contrastarlas con la nueva ley de Jesús, censuraron esta última al no poder interpretar de manera espiritual las Sagradas Escrituras. El error de los judíos se enfoca justamente en eso, en la comparación de los dos testamentos. 

Otros que han malinterpretado las escrituras son los gentiles. ¿Quiénes eran los gentiles? Estos eran paganos que desconocían las Sagradas Escrituras, de hecho, la palabra gentil proviene de ''goi'' que significa ''sin pacto, sin promesa''. Por supuesto, estos no tenían ningún interés en las escrituras. 

Sin embargo, hubo muchos judíos y gentiles que finalmente se convirtieron al cristianismo, aceptando la cristiandad y las Sagradas Escrituras con la nueva ley. 

La interpretación de los signos

Después de todo lo escrito, una pregunta es clave ¿cómo interpretar correctamente los signos de las Sagradas Escrituras?

La observancia espiritual de las Sagradas Escrituras es la forma correcta de leerlas. Los profetas y patriarcas de la biblia han tenido esa habilidad espiritual para poder interpretarlas. En realidad, el desconocimiento de los signos es perjudicial para cualquiera que esté leyendo las Sagradas Escrituras. Para San Agustín, quien interprete las escrituras de forma literal se encuentra en la servidumbre, es decir, no es capaz de generar una interpretación propia de lo que está leyendo. 

Las locuciones

Es ridículo pensar que Dios quiera el mal para con nosotros; por lo tanto, todas las locuciones que tienen la apariencia de maldad deben verse en sentido figurado y no en el sentido literal. 

Las lecturas de la biblia parecen ser, a momentos, muy crueles y violentas pero también se deben interpretar bien aquellas cosas. De ahí que se hable de la ira de Dios, pero esto se toma con sentido figurado para decir que Dios hace justicia para los justos (no que Dios tiene ira).

Muchos piensan que el término justicia no existe en la realidad, o no existe por sí misma. Para los herejes, cada nación tiene su propia justicia, lo que sirve como pretexto para pecar sin ninguna preocupación; sin embargo, en las Sagradas Escrituras dice:


''Lo que no quieras que hagan contigo, no lo hagas tú a otros''
(Mateo 7:12)

Esta no es una regla propia de cada nación o una particular a ciertos hombres, sino que es una regla universal; para todos. Lo que dicen las Sagradas Escrituras es fundamental para conocer las leyes universales que superan a cualquier nación. 

Las reglas e interpretaciones en las SE

Cuando las SE condenan las cosas malas, la interpretación ya no toma un signo figurado, sino más bien un signo directo. Cuando hay oraciones que parecieran ser inicuas o malas, la interpretación pasa a tener signo figurado; por ejemplo, en el siguiente pasaje:

''Si tu enemigo está hambriento, dale de comer''
(Romanos 12:20)

Aquí la interpretación ya no es figurada sino que directa. ¿Por qué? porque la oración representa la benevolencia para con todos los seres humanos, independiente de qué sea para nosotros.

Por otro lado, en este mismo pasaje se dice luego:


''Haciendo esto amontonarás fuego sobre su cabeza''

Uno podría preguntarse inmediatamente si siendo benevolentes con el enemigo, al mismo tiempo le estamos haciendo un mal lo cual es ridículo. Aquí tenemos entonces un signo figurado, ya que entre estas dos frases debe haber una concordancia, y la concordancia es justamente la benevolencia. Por lo tanto, lo de amontonar fuego sobre la cabeza del enemigos significa que quien le hace un beneficio está creando conciencia en el enemigo. 

La clave de interpretación de las SE es dominar los signos propios como metafóricos, vistos en el libro anterior de este tratado

Las siete reglas de Ticonio

¿Quién es Ticonio? Ticonio Afro era un donatista(1) que pertenecía a la Iglesia Católica. Nunca fue perdonado por sus colegas como un donatista genuino, al nunca desvincularse de la iglesia católica; por último, Ticonio fue tildado de traidor al donatismo. No obstante todo esto, San Agustín de Hipona tenía un gran aprecio por Ticonio. 

Ticonio creó 7 reglas para interpretar las SE, pero San Agustín advierte antes de leerlas que contienen muchos errores. Sin embargo, su aportación a las interpretación de las SE es muy interesante. 

Primera regla: ''El Señor y su cuerpo''

La primera regla de Ticonio es establecer que Jesús es tanto cabeza y cuerpo, es decir, las dos cosas juntas. Esto parece bastante obvio, pero en las SE es normal que se hable sobre la cabeza y el cuerpo como si fueran cosas distintas; no obstante, cada vez que se dice cuerpo, se dice cabeza de Cristo y, y de la cabeza cuerpo de Cristo.

Segunda regla: ''Doble cuerpo del Señor''

Esto lo dijo Ticonio con la intención de decir que al ser Verbo Jesús no era cuerpo mortal; sin embargo, San Agustín hace la diferencia inmediatamente para decir que sería mejor hablar de un cuerpo verdadero y un cuerpo verdadero y ungido para estar con los hombres. 

Tercera regla: ''Las promesas y la ley''

San Agustín prefirió llamar a esta ley ''del espíritu y de la letra'' porque en cuanto a ley podemos obtener una ambigüedad, es decir, ¿de cuál ley hablaremos? ¿de la antigua o de la nueva? Podríamos tomar erróneamente, todas las promesas como cosas espirituales y todas las leyes como lo escrito en las SE. 

Cuarta regla: ''La especie y el género''

La especie y el género se entienden dicotómicamente como parte y todo. En la biblia se pasa del género a la especie, tanto como de la especie al género; sin embargo, hay que diferenciar bien cómo ocurre este cambio. 

Quinta regla: ''Sobre el tiempo''

Numerosas referencias al tiempo vemos en la biblia, aunque también lo vemos de una manera fácil de entender; por ejemplo, cuando se habla de 40 días y 40 noches, la edad de los profetas o la multiplicación de los panes También se refieren a los adverbios de frecuencia como ''para siempre'' o ''nunca''. Todas estas referencias numéricas se deben estudiar con cuidado y no a la ligera, pues todo número representa algún concepto. 

Sexta regla: ''Recapitulación''

Esta regla quiere decir que se debe tener mucho cuidado en el orden de los hechos, es decir, si unos pasaron antes o después de lo hablado. Esto se puede ver claramente en el génesis, cuando se dice que las cosas se fueron creando una por una, cuando en realidad se crearon de una vez. 

Séptima regla: ''El diablo y su cuerpo''

No podemos decir que el diablo tiene un cuerpo o es de tal naturaleza, pero obviamente se sirve de los pecados del cuerpo para ser representado. Hay que tener mucho cuidado con confundir al diablo con una especie de sustancia o una naturaleza apartada del bien. 


Conclusión

Podemos tomar este libro como una especie de introducción a la retórica o más bien a la retórica cristiana. Hemos seguido hasta ahora la correcta interpretación de las Sagradas Escrituras y nos hemos encontrado con conceptos ya conocidos anteriormente; como por ejemplo, los signos y las interpretaciones. Me deja una impresión (a ratos) de que dichas perspectivas son también bastante convenientes para la religión de Agustín (lo cual es bastante obvio), pero a lo mejor aquellas perspectivas pueden ocultar algo mucho más. En fin, cada quien puede ver la biblia a su manera. 

martes, 7 de marzo de 2017

San Agustín de Hipona - Sobre la doctrina cristiana (Libro II: Palabras y escritura) (395).

San Agustín de Hipona mantiene un interés constante en el uso de las palabras y de lo que significan las mismas. Probablemente, el estudio de las Sagradas Escrituras deben tener una interpretación tal, que todas las palabras deben ser sumamente comprendidas. Es un gran trabajo que ha calado ondo en el interés de los filósofos posteriores tales como Hannah Arendt, Martin Heidegger, Michel Foucault o Jacques Lacan. Ciertamente, ningún libro de San Agustín puede estar al margen del entendimiento de la filosofía, por más religioso que éste sea.

Referencias:

(1) Atención a esta parte que complementa el libro ''Sobre el maestro''. Podemos apreciar bajo este texto la visión que San Agustín tenía sobre el lenguaje. 
(2) Nótese que aquí faltan los dos libros de Samuel. 
(3) De ahí que muchos siglos después Arthur Schopenhauer diga que el cristianismo es platonismo para masas. 

Definiciones:

(1) Genetlíacos: personas que adivinan el futuro de una persona por la fecha de nacimiento. 

SOBRE LA DOCTRINA CRISTIANA

LIBRO II: PALABRAS Y ESCRITURA


Los signos y las palabras

En el libro anterior habíamos visto unos apuntes sobre los signos y que estos eran mucho más importante que las cosas, pues estos les dan significados a las mismas. Todo lo que se habló anteriormente (en el libro anterior) se hizo de tal manera que el hombre pueda captar los signos más que las palabras en sí. Lo mismo pasa con las escrituras. 

Entre los signos los hay de dos especies(1):

  • Signos naturales: son aquellos que sin intención nos hacen conocer otras cosas distintos a la primera cosa. Por ejemplo, el humo es señal del fuego (sin que el humo signifique fuego en sí). Otro ejemplo es la huella del animal.
     
  • Signos artificiales (convencionales): son aquellos que se dan mutuamente entre seres vivos; por ejemplo, el tono de voz que utilizamos para expresar enojo o amor. 

San Agustín dice que los signos naturales no los estudiará en profundidad en este libro, más sí veremos con detalle los signos artificiales. 

Los signos naturales se diferencian de los artificiales en cuanto a que no tienen voluntad para expresarse (el humo no tiene la intención de indicarnos fuego). Los signos artificiales nos ayudan a expresar la voluntad que queremos para con otras personas. Cada signo artificial podría dividirse dentro de los sentidos más importantes para el ser humano.

Sentido de la vista: Nos muestran los signos como lo son las banderas y aquellos gestos que se hacen con las manos. 

Sentido de la audición: Nos muestran los signos que provienen de los sonidos por medio de los instrumentos musicales. 

Sentido del olfato: Nos muestran los signos que vienen del olor ya sea de comida o de cualquier otra cosa. 

Sentido del gusto: Nos muestran los signos que expresan incluso los concepto bíblicos como el vino y el pan; la sangre y el cuerpo. 

Sentido del tacto: Nos muestran los signos que pueden ser percibidos por el toque o rose de las cosas. 

Todos estos sentidos son mostrados con signos, pero más aún están demostrados con palabras. La palabra es una de las cosas más importantes en la comunicación porque puede demostrar todas las cosas que expresamos. 

La torre de Babel


Como sabemos, la religión católica asume que la construcción de las lenguas se dio por el pecado ocurrido al construir la torre de Babel. Ocasionar esta diversidad de lenguas no fue por un pecado menor, pues como decía San Agustín, el peor pecado de todos es la soberbia. En el caso de las lenguas, estas no podrían haber sido nunca concebidas sin la palabra, por otro lado, si nos preguntamos sobre las letras, en cierto sentido, estas serían los signos de las palabras

El estudio de las Sagradas Escrituras

Para comenzar a entender las Sagradas Escrituras junto con el plan divino que Dios nos prepara, primero debemos conocer los grados de conocimiento a Dios. 

  1. Temor: por él conocemos la voluntad de Dios.
  2. Piedad: reprende los vicios que podamos tener, además del odio.
  3. Ciencia: hace que el hombre se lamente de sí mismo al reconocerse como pecador y temporal.
  4. Fortaleza: para después del lamento recobre fuerzas y siga el camino sagrado.
  5. Consejo: purifica el alma alborotada y deja las malas costumbres. 
  6. Pureza de corazón: necesario para reconocer a Dios como todopoderoso.
  7. Sabiduría: al ser puro y sencillo no buscará la aprobación de los hombres sino que la de Dios. De ahí que podrá vivir tranquilo y en paz. 

De todos estos grados para el conocimiento de Dios, San Agustín se ha referido mucho a ellos menos al tercero que comprende la ciencia, del cual ahora la veremos en detalle. 

Los libros sagrados

Todos aquellos que comprendan las características del signo artificial podrán entender de manera completa las Sagradas Escrituras que consisten en:

Antiguo Testamento

Los libros de Moisés:


  • Génesis
  • Éxodo
  • Levítico
  • Números
  • Deuteronomio
  • Jesús hijo de Nave
  • Jueces

Reyes(2):

  • Ruth
  • Paralipómenos
  • Reyes
  • Crónicas

Sin línea cronológica precisa:


  • Job
  • Tobías
  • Ester
  • Judit

Siguen la historia que quedó en Reyes:

  • Macabeos
  • Esdras
  • Nehemías

Cantos de reyes y profetas:

  • Salmos (del rey David)
  • Proverbios (de Salomón)
  • Cantar de los cantares
  • Eclesiastés
  • Sabiduría (de Salomón)
  • Eclesiástico (de Salomón)

Profetas con historia breve:


  • Oseas
  • Joel
  • Amos
  • Abdías
  • Jonás
  • Miqueas
  • Nahum
  • Habacuc
  • Sofonías
  • Hageo
  • Zacarías
  • Malaquías

Profetas con historia larga:


  • Isaías
  • Jeremías
  • Daniel
  • Ezequiel

Todos estos libros encierran la autoridad de la ley antigua, sobre todo en los cinco primero libros (conocidos como Pentateuco). 


Nuevo Testamento

Evangelios:

  • San Mateo
  • San Marcos
  • San Lucas
  • San Juan 

Epístolas:

  • A los romanos
  • A los gálatas
  • A los corintios
  • A los efesios
  • A los filipenses
  • A los tesalonicenses (dos libros)
  • A los colosenses
  • A timoteo (dos libros)
  • A Tito
  • A Filemón
  • A los hebreos
  • A San Pedro (dos cartas)
  • A San Juan (tres cartas)
  • A San Judas
  • A Santiago
  • Hechos
  • Apocalípsis

Los libros ya sean del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento se deben leer atentamente, pero también con el miedo para tener respeto por todas las escrituras. 

Puede que las Sagradas Escrituras confundan al lector por tener signos extraños a nuestro entendimiento. Así se dio con los maniqueos que por la oración ''los demonios se encontraban en el cielo'' pensaban que estos se encontraban con Dios, pues la palabra cielo designa dos cosas. Obviamente, el cielo al que se refiere la Sagrada Escritura es el sagrado y no el que vemos con los ojos. 

¿Cómo evitar la confusión en los textos sagrados?

Los signos artificiales pueden confundirse de dos maneras; pues tenemos los signos propios y los signos metafóricos.  

  • Signos propios: Son los que nos hacen conocer las cosas tal y como son. Por ejemplo, si decimos ''caballo'' queremos decir exactamente ''caballo''. 
  • Signos metafóricos: Son los que, usando palabras propias, quieren decir otra cosa de la que pronuncian. Por ejemplo, en un versículo existe la metáfora ''No pongas bozal al buey que trilla'' obviamente queremos decir por buey al hombre.

Una vez conocidos los signos propios y metafóricos, la lectura de las escrituras se hará mucho más fácil. 

Otra de las cosas muy necesarias para no caer en confusión con las lenguas es aprender las lenguas latinas y hebreas. Los múltiples errores de traducción pueden confundir el doble al lector, por lo que queda solamente aprender las lenguas originarias. 

Diversidad de lenguas y traducciones

Muchas traducciones de la biblia se contradicen unas a otras y el lector no sabe por cual elegir. Sin embargo, quien conoce la lengua originaria podría acertar inmediatamente en la traducción correcta. 

De ahí que hubieran dos traducciones de lo que dijo Isaías:

Primera traducción:


''Si no creen, no permanecerán''

Segunda traducción:


''Si no creen, no entenderán''


Evidentemente las traducciones difieren totalmente, pero si entendemos el latín podremos ver que la creencia es necesaria tanto como para encontrar a Dios como para entender la ciencia de las cosas, pues primero nos debemos someter a la autoridad y luego a la razón. 

San Agustín recomienda entre todas las versiones de traducción que existen de la biblia, se elija la versión itálica y la griega de los 70's (quiere decir del año 370), ya que para corregir los escritos en latín se recurrirá a ver la traducción griega que se hace de la biblia. 


Las artes y las Santas Escrituras

Los mitos y fábulas de otras razas no son en absoluto un obstaculo o un enemigo para las Santas Escrituras. Al contrario, los cristianos deben servirse de cada una de ellas para sustentar las actividades cristianas. 

Si no hubiera sido de esta forma, entonces no podríamos nunca haber tenido la biblia, pues se dice que las letras fueron creadas por Mercurio. Ningún problema puede haber en que existan estatuas en el partenón, pues el buen cristiano, si está firme en sus convicciones con Jesús, de nada afectarán las adoraciones paganas. 

Supersticiones

Ya habíamos hablado sobre la desaprobación de San Agustín para con los llamados astrólogos (que en su tiempo se llamaban matemáticos). 

Muchos hombres se han visto engañados por las teorías astrológicas, las cuales suponen saber el comportamiento, el futuro y el pensamiento de los hombres. Lamentablemente, todos los hombres son cegados por los matemáticos y creen sin ninguna duda en estos hombres; por lo demás, las Sagradas Escrituras condenan totalmente este tipo de prácticas:

''Si pudieron hacer tanto que pudieron calcular el siglo, ¿cómo no encontraron más fácilmente al señor?''
(Sabiduría 13:9)

Una de las críticas más agudas a los astrólogos es que el nacimiento de los gemelos no define el mismo comportamiento de los dos hermanos. Al contrario, los gemelos pueden ser muy diferentes y además, Agustín nos dice que es muy difícil determinar el verdadero nacimiento de los gemelos, es decir, si realmente nacen al mismo tiempo. 

Así lo hace ver el ejemplo de Esaú y Jacob quienes eran gemelos y bueno, la misma historia de ellos nos demuestra lo distintos que fueron. 

La adivinación de los astrólogos yace en que aciertan a muchos hechos futuros y con eso pueden atraer a los hombres a que crean en ellos. Lo que lleva a estos hombres a conjeturar que el cielo puede hablarnos sobre los comportamientos que los hombres tienen, es justamente el peor pecado de todos: la soberbia. De acuerdo con San Agustín, aceptar que somos humanos y que sólo Dios puede saber nuestros comportamientos es signo de humildad.


Filosofía 


Una de las ciencias que ayuda mucho con la lectura de las Sagradas Escrituras es la historia. Sin ella no podríamos comprender los períodos en donde Jesús padeció a manos de los romanos todas las torturas que sabemos. 

Muchos expertos de las Sagradas Escrituras y además expertos en la filosofía decían que todo lo sacado del cristianismo era extraído por los libros de Platón(3). Y claro, parece una afirmación verosímil ya que Platón existió mucho antes de la venida de Jesús. En todo caso, para Agustín es una locura creer que Platón tuviera estas ideas antes que Jesús; de hecho, para San Agustín es probable que Platón haya extraído sus ideas justamente del cristianismo y no al revés. ¿Por qué? ¿no se supone que Platón existió antes? pero el cristianismo ya se estaba desarrollando, no con Jesús, pero sí con las ideas de los profetas del Antiguo Testamento; por lo tanto, Platón sacaría sus teorías de la teología del Antiguo Testamento.

¿De cuanto nos servirá el conocimiento de los animales y de los alimentos en las Sagradas Escrituras? el conocimiento de estas cosas no tendrá ningún problema siempre y cuando no se termine adorando a las plantas en sí o a los animales en sí. El conocimiento de los astros tampoco será un obstáculo siempre y cuando no se extrapolen dichos conocimientos de los genetlíacos(1) a los augurios. 

La dialéctica y la lógica

La dialéctica es de por sí uno de los géneros más útiles para llegar a la verdad en las Sagradas Escrituras. Eso sí, de la dialéctica hay que evitar la obstinación o el engaño porque suele suceder que en este tipo de conversaciones se caiga en dichos errores. 


Conclusión

Por supuesto que podríamos ver este libro como una exhortación a leer y comprender las Sagradas Escrituras. Es interesante ver también como San Agustín introduce el tema de los signo, el cual ya había tratado en ''Sobre el maestro''. También es interesante ver su crítica a la superstición como a la astrología, al culto a los objetos que nos procuran ciertos bienes y la aceptación de la dialéctica como método para conocer la verdad. Otra cosa que me llamó mucha la atención fue lo que San Agustín habló de Platón ¿Habrá Platón conocido las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento? La verdad es que es poco probable y que esto sólo podría ser una especulación por San Agustín

domingo, 5 de marzo de 2017

San Agustín de Hipona - Sobre la doctrina cristiana (Libro I: Reglas del hombre) (395).

Nada es en vano cuando se quiere ser un cristiano, es decir, nada puede ser hecho al azar, pues, en todo caso, la decisión de ser cristiano es difícil para cualquier hombre. ¿Sómos capaz de amar al prójimo tanto como a nosotros mismos? ¿Somos capaces de dar y no recibir nada a cambio? Realmente es difícil ver en qué sentido se puede ser cristiano. San Agustín de Hipona nos trae esta vez el modo de recoger la doctrina cristiana, no sólo de un modo moral, sino que también filosófico y cristiano. Veamos lo que espera de nosotros el santo de Hipona.

Referencias:

(1) Percepción parecida a la de Plotino quien decía que el Uno sólo se alcanzaba con la intuición. 


Definiciones:

(1) Inefable: algo que no se puede explicar con palabras

SOBRE LA DOCTRINA CRISTIANA

LIBRO I: REGLAS DEL HOMBRE

Diferencias entre cosa y signo


Habíamos visto en el libro ''Sobre el maestro'' la diferencia entre signo y significable. Ahora tenemos el concepto de cosa y signo. 

Por supuesto, las cosas por sí mismas no nos dan un significado concreto: una vara, una piedra o una bestia, son palabras que sin un signo no pueden significar nada. De ahí que sepamos que el signo sirve para ''dar a conocer las cosas''; todo signo es una cosa, pero no toda cosa es signo. 

De todas las cosas, unas usamos debidamente y otras indebidamente. Puede ser que en el goce de la dicotomía de estas cosa, las que usan indebidamente nos dan más gusto que las otras. Por supuesto que lo más correcto será dar uso a las cosas debidamente, y si es con gozo será mucho mejor, pero independiente del placer que produzcan siempre se deben usar debidamente las cosas. 

El gozo y el uso

El gozo es adherirse a una cosa por amor, mientras que el uso es el empleo para conseguir lo que se quiere. 

Lo único que se debe gozar para no caer en impiedad y en tristeza son las cosas espirituales. La Santísima Trinidad es el principio de todas las cosas y el gusto de esta trinidad será la salvación para todos lo hombres. En efecto, la Santísima Trinidad compone al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y estas significan cada una por sí mismas:

  • El Padre es la unidad
  • El Hijo es la igualdad
  • El Espíritu Santo es la armonía de la unidad y la igualdad

Sin embargo, no hay que confundir la idea de que el Padre es Hijo o el Hijo es Padre, al contrario, cada uno es su propia esencia; los tres son uno, pero ninguno de los tres se mezclan. 

La inefabilidad(1) y el conocimiento de Dios

¿Es realmente Dios inefable? Si dijéramos que es inefable, entonces estaríamos diciendo que es algo. Sin duda que la única forma de pronunciar su verdadero significado sería callar, ya que nadie conoce a Dios por sólo decir la palabra ''De-us''(1)

Ahora, no por esto vamos a decir que Dios no es nada a causa de que nuestros sentidos ni nuestra inteligencia puede abarcarlo. La única forma en que podemos concebir a Dios por medio de nuestra sabiduría, es por medio del Hijo que vino a nosotros a darnos las bienaventuranzas. De aquí nos viene la sabiduría de Dios.

Y el verbo se hizo carne

Como hemos dicho en otros libros de San Agustín, el verbo es el mismo Jesús. Cuando el verbo se hizo carne lo hizo con el motivo de que el hombre pudiera comprender lo que Dios quería para nosotros. 


Cristo y su relación con los hombres

Como lo dice la tradición apostólica, la Iglesia se considera el cuerpo de Cristo. Es por eso que es ahí donde se perdonan los pecados, así como también se realizan las confesiones con las cuales los hombres se sienten mejor. 

Una fuerte parte de esto es la creencia, pues quien cree que la Iglesia perdona los pecados, entonces esa persona será perdonada; más, quien no cree que la iglesia tiene esa facultad, entonces no será perdonado. 

Lo más próximo que pueden estar los hombres de hoy a Cristo, es a través de la Iglesia, porque es esta el cuerpo de Cristo.

La carne y el espíritu

De entre todas las cosas, el ser humano es una de las mejores cosas porque está hecho a imagen y semejanza de Dios. La cuestión que proviene del principio de que ''somos cosas'', es si verdaderamente debemos disfrutar y usar de nosotros mismos. 

¿Se debe gozar o usar al ser humano? Si goza de sí mismo se adora a sí mismo, pero si usa de sí mismo es porque goza algo más. Agustín, por supuesto, dice que el hombre debe usar a sí mismo para adorar a Dios, y nunca gozarse de sí mismo. Por supuesto, el hombre debe usarse a sí mismo para gozar de Dios y no de sí mismo. Así decía el profeta Jeremías

''Maldito el que pone la esperanza en el hombre''
(Jeremías 17:5)

Gozarse a sí mismo es gozarse de la carne y dejar de lado la vida espiritual. Quizás puede ser confuso leer esto y después ver el Mateo 19:19 donde dice ''Amarás al prójimo tanto como a ti mismo'', pero antes de ver el Mateo también hay que poner atención en el Levítico:

''Ama a tu prójimo como a ti mismo; pero a Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu entendimiento''
(Levítico 19:18)

Esto quiere decir que se puede amar al prójimo y a uno mismo, pero a Dios se le ama espiritualmente lo cual es mucho más importante que amar a las cosas (entendiendo que ''personas'' entra en la categoría de cosas). Ahora, que por amar no se entienda gozar del prójimo, pues eso sería gozar lo material. Se debe amar al prójimo con la intención de que ellos también puedan conocer la gracia de Dios. 

Cuerpo en sí

A pesar de que el hombre no debiera gozar de sí mismo y por lo tanto de su cuerpo, no es cierto que el hombre odia su cuerpo debido a esto. Lo que realmente odia el hombre es el peso y la corrupción del cuerpo. De hecho, aunque un hombre diga que ama el dinero más que a sí mismo, el dinero lo utilizará para satisfacer su cuerp de alguna forma (comiendo o vistiéndolo). 

Dios y el amor hacia nosotros

Un hombre puede amar a otro (o a una mujer) siempre y cuando el objetivo de ese amor sea Dios. Eso sí, ningún hombre que sea pecador puede ser amado, sólo a aquellos que pueden verse que adoran a Dios. A los hombres pecadores sólo le podemos tener caridad y ayudarlos a reencontrar el camino.

De este modo, incluso nuestros enemigos deben ser amados por nosotros, pues estos no nos pueden quitar nada de lo que amamos siempre y cuando amemos a Dios. 

El uso en Dios

Bien podríamos preguntarnos si verdaderamente es Dios quien usa de nosotros, o si más bien es Dios quien goza de nosotros. Por supuesto que la respuesta de San Agustín es que Dios usa de nosotros, pues nada de gozo puede encontrar en los seres humanos.

Conclusión

Esta es aún la primera parte de la doctrina cristiana que San Agustín se propuso escribir en este texto. Este libro puede complementarse de manera cristiana con el libro ''Sobre el Maestro'' donde se tratan temas lingüísticos como el signo o el significable. Lo especial es que aquí vincula tales conceptos con el amor a Dios y a las Sagradas Escrituras. San Agustín crea de manera resumida el concepto de amor en Dios, un texto que incluso habría sido de gran ayuda a Hannah Arendt en su tesis titulada ''El concepto de amor en San Agustín''. Suficiente hemos hablado de la primera parte, vamos a la segunda. 

sábado, 4 de marzo de 2017

San Agustín de Hipona - El combate cristiano (395).

¿Puede la gracia de Dios derrotar al mal en general? ¿o el cristianismo es sólo una lucha donde nadie puede ganar? Por supuesto que el doctor de la gracia San Agustín de Hipona nos responderá afirmativamente, pues de hecho esta respuesta nos viene de mucho antes en la época de Platón. En este libro, San Agustín nos probará la veracidad de todas las profecías hechas en las Sagradas Escrituras, así como los hechos que la sustentan. También podríamos decir que es un libro de consejos de cómo podemos evitar la tentación del diablo en cada momento de nuestras vidas. 

EL COMBATE CRISTIANO


La Gracia de Cristo vence al diablo

La primera cuestión de este libro es determinar el enemigo de Cristo. Por supuesto que este enemigo es el diablo quien decidió irse con todos sus ángeles para ser ''el enemigo''. El diablo tiene una naturaleza humana que adopta en la tierra y así tuvo que hacerlo también Jesús para enfrentarlo. 

Modo de vencer al diablo

El pecador es el alimento del diablo, pues al diablo se le dijo ''comerás tierra'' y al pecador se le dijo ''eres tierra y tierra serás''; por lo tanto, los pecadores serán justamente aquellos que serán devorados por el diablo. 

El modo de vencer al diablo será dejando de ser pecadores, y para hacerlo debemos alejarnos de las concupiscencias y cosas carnales de las que nos hablan las Sagradas Escrituras. Si no somos tentados no seremos pecadores. 

¿De dónde vienen los demonios?

Hay un pasaje de la biblia donde aparece que los demonios estaban en el cielo, pero este cielo no es el mismo donde habitaban los ángeles con Dios. Es sólo el cielo que conocemos de este mundo mortal, pero ¿cómo sabemos realmente que a ése cielo se refiere? lo sabemos porque ya lo dijo San Pablo:

''El príncipe de la potestad del aire, aquel que opera en los hijos de la desobediencia''
(Efesios 2:2)

De ahí que los maniqueos confunden erróneamente ese cielo con el de Dios. Es más, los maniqueos afirmaban que Dios sufrió duros tormentos al poder sacar a los demonios del cielo y que al final, lo único que Dios pudo hacer con ellos fue desterrarlos (no eliminarlos). 

No obstante lo anterior, todos estamos en combate contra los demonios, y debemos encontrar la forma de vencerlos. 

Forma de vencer al demonio

La principal forma de vencer al demonio es rechazar todas las cosas materiales y superfluas que existen en el mundo, y entregar nuestra vida a las cosas espirituales. ¿Cómo hacer esto? sometiendo nuestra voluntad a Dios; en efecto, quien actúa libremente hace el bien, pero no quien actúa forzosamente: es por eso que se tiene que hacer voluntariamente. 

La obediencia es parte fundamental de la doctrina agustiniana, pues justamente con ella somos libres. Quienes no siguen la obediencia son esclavos de la forzosidad pues tarde o temprano se tendrán que ver sometidos. 

Libertad y fe en el hombre

Muchos preguntan por qué la llegada de Cristo es la llegada de la sabiduría y porqué no llegó ésta antes. La respuesta es bastante simple, ya que la sabiduría obviamente podía llegar antes pero la necedad del hombre podría haber insistido en lo malo de que la sabiduría llegara de otra forma.  

El primer paso para estar libres y abrazar la voluntad de Dios será tener fe. Nada podemos conocer si no afirmamos una existencia primero, y de la única forma que se puede hacer es teniendo fe. De ahí que Isaías el profeta haya dicho:

Si no creéis no entenderéis
(Isaías 7:9)

De hecho, podríamos decir que esa frase representa la vía epistemológica por excelencia de San Agustín

Cristo, la fe y los hombres

El cuerpo de Cristo no era un cuerpo falso o divino, sino que más bien era de carne y hueso como el de todos los hombres, y así como tuvo un cuerpo también tuvo mente humana. Cristo en realidad era, además de tener alma y cuerpo de hombre, un mediador entre Dios y los hombres. 

Nacimiento de Cristo

Muchos se preguntan cómo es posible que el mediador de Dios haya salido de mujer, si por otro lado si dice que del Espíritu Santo. En efecto, la semilla dadora de espíritu fue el Espíritu Santo, mientras que la madre, María, fue el medio para concebir a Jesús. 

Padecimiento de Cristo

Muchos otros dicen que si Cristo vino del Espíritu Santo, entonces ¿por qué pasó dolores y otras cosas? como anteriormente dijimos, Cristo es cuerpo y mente de hombre, no vino a este mundo como alguien invencible, sino como hombre para enseñar a los demás sobre Dios. No obstante, el asumir la forma de hombre no le hace perder su cualidad divina que fue hecha por Dios. 

Además, más que padecimientos, ¿cómo podríamos explicar su resurrección? si volvió de la muerte es divino, si no volvió es mortal. Jesús fue divino, pero asumió una forma de hombre, y esto lo prueban todos los milagros realizados a lo largo de las Sagradas Escrituras. 

A la derecha del padre

Otros no comprenden el que Jesús se haya posicionado a la derecha del Padre. ¿Qué significa esto? ¿que Dios tiene costado o lados? No, Dios no tiene dimensiones. El lado derecho significa bienaventuranza, mientras que el lado izquierdo representa a todos los hombres mortales. 

Conclusión

El cristianismo ha dado una dura batalla para refutar y derrotar a todos sus contrincantes paganos, y hasta colegas desertores del verdadero cristianismo. Este es un llamado de San Agustín a todos aquellos que tienen su fe débil y que han caído en el pecado de la carne. La única forma de escapar de toda la concupiscencia de los demonios, es acercarse a Dios y hacer caso a las Sagradas Escrituras que son verdaderas guías espirituales para los creyentes en Dios.

San Agustín de Hipona - Sobre la mentira (394).

Este tópico no lo habíamos visto ni siquiera en los otros filósofos, salvo de manera muy breve y superficial. No obstante, el mismo San Agustín de Hipona trata este tema en dos libros, pues tenemos éste y otro llamado ''Contra la mentira''. ¿Es posible para el ser humano evitar la mentira? La respuesta es obviamente afirmativa, pero el caso es que existen ciertas situaciones de crisis donde al ser humano le parece necesario mentir. ¿Estará de acuerdo San Agustín con exceptuar la mentira en algunas ocasiones? Veamos que nos dirá el doctor de la gracia.

Referencias:

(1) Puede ser que se podría justificar la mentira. Cabe destacar que San Agustín no dice literalmente que se permite. 

SOBRE LA MENTIRA


PRIMERA PARTE:
NATURALEZA Y MALICIA DE LA MENTIRA

Las bromas no son mentiras

Para San Agustín las bromas nunca fueron consideradas mentiras, aunque no tengan ánimo de engañar, y aunque no sean consideradas cosas verdaderas. Esto parte desde la premisa de que San Agustín postula que todas las cosas que existen son verdaderas, y al hablar de cosas que existen las bromas necesariamente deben hablar de algo verdadero. 

¿Qué es la mentira?

No todo el que dice algo falso miente, si cree u opina que lo que dice es verdad. Sin embargo, se debe establecer una diferencia entre creer y opinar; en la primera el que cree siente que no sabe lo que cree mientras que el que opina cree saber lo que en verdad no sabe.

Creer: no saber lo que cree (aunque a veces se cree lo que se sabe)
Opinar: creer saber lo que no se sabe

La persona que cree lo que piensa o dice, no está diciendo mentiras, aunque no quedará exento de falta ya que, si bien puede creer en algo, ese algo puede estar erróneo, pero esto no quiere decir que esté diciendo mentiras. 

El mentiroso

La persona que verdaderamente miente es esa que expresa una cosa diferente a la que piensa. El mentiroso es aquel que tiene un doble pensamiento y a este respecto puede ser de dos maneras:

  • Quien sabe la verdad y calla
  • Quien sabe algo (verdad) y expresa otra cosa (falsa)

En cierto sentido, la verdadera mentira consiste en la intención que tenga la persona. Eso es lo que verdaderamente cuenta para San Agustín seguramente porque la intención tiene que ver con la voluntad, y es ahí donde está el origen del mal en el hombre. 

Como dijimos anteriormente, el que tiene un corazón doble es aquel que miente, lo que significa que quien tiene un sólo corazón aunque no diga cosas ciertas, no es un mentiroso. 

Nunca debe ser permitido ni beneficioso mentir

¿Qué sucede con esa persona que al mentir sabe que no le van a creer?  Pues este hombre que sabe que no le van a creer al mentir realmente no está mintiendo. Ahora ¿Qué ocurre con aquel que dice la verdad pero sabe que no le van a creer? Pues esta persona, a pesar de que diga la verdad está engañando, porque utiliza la verdad para engañar. 

Sin embargo, ¿cómo podremos decir que no es mentiroso quien engaña? Pongamos otra situación.
  • Supongamos que alguien (A) recomienda a una persona (B) no seguir cierto camino porque está lleno de ladrones. Lamentablemente, esta persona (A) es conocida por decir mentiras y la otra persona (B) que cruzará el camino no le cree. 

  • Debido a  esto, A tendrá que mentir a B para que logre ser creído por B. Luego, B decide no hacer caso a A, ya que se le juzga mentiroso y cae en el camino de los ladrones. 

Por supuesto que lo anterior es un dilema cuando a uno se le juzga como mentiroso, pero veamos aún otro caso. 


    • Pensemos en la misma situación. A dice a B que en cierto camino encontrará a los ladrones, pero lo dice sabiendo que no le creerán, pues también se le juzga como mentiroso. Por lo tanto, podríamos decir que A utiliza la verdad para que B caiga en mano de los ladrones. En este caso, B hace caso a A pero en base a un engaño.


La pregunta frente a estos dos casos es: ¿Quién ha mentido? ¿El primer caso dijo algo falso para no engañar, o el que dijo la verdad para engañar? 

Es difícil concluir quién lo ha hecho, pero San Agustín nos dice que no es importante determinar quién mintió, lo verdaderamente importante es la intención y si el fin fue bueno. Si la intención fue ayudar entonces el primero no mintió, mientras que si la intención fue engañar entonces el segundo lo hizo. Sin embargo, no podemos decir con toda razón que el primer caso no mintió, pues si lo hizo, aunque no sea con un mal fin. 

Ahora, la única forma de estar exento de toda mentira, es decir solamente lo que sabemos y creemos que es verdadero. Nadie miente cuando sabe y cree en una cosa, pues ese ha sido su única fuente de información y no se le puede culpar posteriormente de mentiroso si la verdad resulta ser otra. Por lo tanto, siempre evitaremos la mentira cuando digamos lo que sabemos y creemos. 


Ventajas y desventajas de la mentira

En la biblia hubo muchos momentos donde se mintió.


  • Sara mintió a los ángeles cuando negó haberse reído. 
  • Cuando Jacob fue preguntado por su padre, este respondió que Esaú era su primogénito. 
  • Las comadronas mintieron a los egipcios para que no se matara ningún bebé recién nacido. 

Pareciera ser que estos ejemplos bíblicos nos incitan a mentir para que logremos el bien del prójimo. ¿Significará esto que podremos mentir siendo que estos hombres y mujeres mintieron por un bien? La verdad es que San Agustín nos dice que todos aquellos mintieron con un propósito profético; todos ellos fueron conducidos por el Espíritu Santo, para continuar con profecía de Dios. 

Por lo tanto, no sería correcto citar las ''mentiras'' que sucedieron en el Antiguo Testamento para justificar la mentira, pues todo eso se hizo alegóricamente. 

La mentira mata al alma

Ya decía el Salmo 5:7


''Aborreces, Señor, a todos los que obran la iniquidad y perderás a todos los que dicen mentiras''

San Agustín nos dice que justamente en este pasaje se ve el trato de Dios hacia los mentirosos. El hecho de perder es mucho más drástico que el de aborrecer; por ejemplo, Dios puede aborrecer, pero también, en ese mismo aborrecimiento, podrá perdonar a dicha persona; en cambio, si Dios pierde a alguno lo pierde para siempre. 

Quien mienta para salvarse a sí mismo no está amando a su prójimo y por lo tanto no sigue la vida cristiana. 

No se puede mentir para salvar el cuerpo

Existe una situación muy difícil y es cuando alguien nos pide mentir para salvar su cuerpo (ya sea de una violación o de una golpiza). Para San Agustín, salvar el cuerpo no sirve de nada porque es el alma lo más importante, es decir, nadie es puro o pura por ser virgen, sino más bien cuando tiene su alma pura. 

Los bienes eternos son muchos más importante que los temporales y por lo tanto, mucho mejor será el alma por sobre el cuerpo. Si mentimos estamos expuestos a proteger un bien temporal y expondremos nuestra alma al mal. 


No se puede mentir para salvar a otros

Por supuesto, si aceptamos que los bienes temporales o materiales son los menos importantes, entonces salvar la temporalidad o cuerpo de otro a base de mentiras será lo peor que podamos hacer. 

Permitir un mal no es consentirlo ni aprobarlo

Muchos dicen que se deben evitar ciertas acciones para impedir una aún mayor. En los tiempos difíciles para los cristianos, estos eran obligados a encender inciensos para hacer tributo a los ídolos. Quien no lo hacía sufría las más terribles vejaciones por parte de los romanos (que en esos años eran paganos). 

Ahora, puede suceder que en la vida tengamos que permitir un mal. Si sabemos que alguien hará un mal debemos convencerlo de que no lo haga por medio de las palabras. Si finalmente esta persona comete el crimen y nosotros no hicimos nada, de nada somos culpables porque hicimos todo lo lo que estaba en nuestro poder para hacerlo. 

De hecho en la situación de que a un cristiano se le obligue a hacer tributo a los ídolos, este primero deberá pensar en sí mismo y evitar cometer el pecado de adorar a otros dioses. En palabras de San Agustín, es mejor padecer vejación que cometer una vejación. Sin embargo, puede ser que se nos pregunte si el pecado ajeno se nos puede imputar a nosotros, al no haberlo podido evitar. 


SEGUNDA PARTE: 
CLASIFICACIÓN DE LA MENTIRA

Mentira dañosa y jocosa

Ninguna mentira es permitida, ni siquiera para evitar una más grande. Toda mentira aunque sea leve o pequeña es una mentira de todas formas. De la misma manera, todos se perjudican diciendo mentiras dañosas; no sólo los que son afectados por ellas, sino que con mayor razón los que las profieren.

Mentiras honestas

Existen otro tipo de mentiras que no sólo parecen no dañar a nadie, sino que también pueden beneficiar a todos. ¿Es bueno hacer esto? San Agustín no aprueba ningún tipo de mentira por más pequeña que esta parezca. Esto lo dice en base a quien dice una mentira para salvar a otros, también se está beneficiando a sí mismo, es decir, la mentira nunca sirve para otros sino que es para la propia ''salvación'', y quien piensa en sí mismo antes que los demás no es un buen cristiano. 

Hay situaciones en que mentimos para no vernos perjudicados como por ejemplo, cuando mentimos sobre un dinero que tengamos para que no nos lo roben. Mentimos sobre la ubicación de éste para protegernos a nosotros mismos. ¿Será mala la mentira en este caso? Si uno pudo protegerse a base de una mentira como esta, entonces nadie puede pecar al protegerse a sí mismo. Se deberá, en este caso, ser consecuente con el séptimo mandamiento ''No robarás'', aunque podría toparse con el noveno mandamiento ''No darás falso testimonio'' aunque este último siempre va añadido con ''contra tu prójimo''. Por lo tanto, si el prójimo quiere robarte y tu le escondes el dinero por medio de una mentira, esto sería permitido al evitar ser robado(1)

Otras mentiras

Como dijimos anteriormente, la mentira como falso testimonio, de acuerdo al noveno mandamiento, se hace en contra de la religión. 

Puede ser que exista otro tipo de mentira que consiste en el delatar a otra persona. ¿Qué pasaría si nosotros sabemos de la ubicación de alguien que ha matado? deberíamos delatarlo al juez, pero las Sagradas Escrituras condenan y aborrecen a los traidores, como tampoco le gustan los mentirosos. 

¿Qué debemos hacer? San Agustín da el ejemplo de un obispo de Tagaste llamado Firmo, quien no podía delatar al asesino y le dijo al juez ''No puedo mentir ni entregarles a este hombre''. Lamentablemente sufrió muchos tormentos al ser cristiano (el imperio aún no lo era), pero finalmente fue puesto en libertad. Quienes se consideran cristianos no pueden delatar ni tampoco decir mentiras, por lo que decir ''Sé muy bien dónde está, pero no se los mostraré'' será la sentencia más apropiada y consecuente. 

Ocho tipos de mentiras

De acuerdo con San Agustín existen ocho tipos de mentiras:

  1. Mentira religiosa: contra la religión
  2. Mentira injusta: contra quien la profiere y contra el que recibe
  3. Mentira beneficiosa: sólo contra quien la recibe
  4. Mentira placentera: sólo por costumbre o gusto mentir
  5. Mentira retórica: pretende engañar con palabras dulces
  6. Mentira honesta: para evitar que nos dañen
  7. Mentira de culpa: para no delatar a alguien
  8. Mentira preventiva: para que el cuerpo de una persona no sea mancillado

La peor de las mentiras es por supuesto la primera, la que va en contra de la religión, de ahí que todas las otras vayan bajando de categoría siendo ''menos'' dañinas. 

Resumen de todo lo precedente

Finalmente, siempre se debe anteponer, ante todo tipo de situaciones, la pureza del alma más que la del cuerpo; por supuesto, será mucho mejor agradar a Dios que a los hombres. La mentira sólo puede proteger nuestros intereses personales, pero no puede protegernos del castigo divino de Dios. 

Conclusión

¿Qué podremos decir ante la sentencia de virtud y verdad que nos quiere dar San Agustín? Sin duda que la supresión de la mentira es muy difícil en esta sociedad, donde todos se aprovechan para obtener un poco más. En una mirada más contemporánea, podría decir que la mentira sirve para evitar ciertas situaciones que son peores. Es difícil pensar en nuestra alma cuando las situaciones son tan carnales y temporales. Por supuesto que no es bueno mentir por inercia o por gusto, pero son las pequeñas situaciones (como protegerse y proteger a nuestros seres queridos) las que nos llevan a mentir sin dudarlo nada. ¿Es buena la mentira?

jueves, 2 de marzo de 2017

San Agustín de Hipona - Exposición de la Carta a los Gálatas (394).

Durante su misión de evangelizar a quienes quieran estar dispuestos a recibir el Evangelio, San Pablo recorre la provincia de la Galicia donde se encontraban los gálatas. En esta carta se puede apreciar las características de este pueblo y cómo recibieron el Evangelio por parte del apóstol. Hay que considerar que incluso en esta época, San Pablo era totalmente judío y bajo esta consigna se dirigía a evangelizar a los gálatas; lo que significaba que también les exigía la circuncisión. Veamos qué interpretación tiene San Agustín de Hipona de la Carta a los gálatas.

Referencias:

(1) Recordemos que la ley antigua era la fabricada en el Antiguo Testamento que consistía en la ley del Talión y en las enseñanzas de Moisés.  

EXPOSICIÓN DE LA CARTA A LOS GÁLATAS


¿Quienes eran los gálatas?


Los gálatas eran ciudadanos provenientes de la provincia de Galia que se asentaron en Galicia, una ciudad ubicada en la actual Turquía. Los gálatas eran todos paganos y por lo tanto no creían en el Dios cristiano. 

San Pablo era un judío fariseo que intentó evangelizar a los gálatas. Esto podría ser considerado insensato, pues para los judíos los paganos representaban una herejía de la cual todos debíamos alejarnos: quien se acercara a los paganos se apartaba de Dios. 

Los gálatas quedaban como esclavos en frente de la ley antigua que los excluía de unirse al Evangelio; sin embargo, cuando San Pablo llegó a evangelizarlos, éste trajo una nueva ley donde todos podían recibir el Evangelio siempre y cuando tuvieran fe en Jesús. Los gálatas aceptaron de buen modo este Evangelio que los liberaba de ser esclavos de la antigua ley; y por lo tanto se convertían en los nuevos adeptos. 

La propuesta del nuevo Evangelio acaba con la diferencia de razas y de condiciones para que todos puedan conocer a Dios. 


Propósito de la carta

El propósito de San Pablo para con los gálatas era mostrarles el Evangelio y que lo aceptaran para convertirse a su religión. Los gálatas, alguna información tenían sobre la religión de San Pablo, pero más allá de aquello, los gálatas sabían sobre los judíos. Los judíos le exigían a los gálatas la circuncisión, pero San Pablo les ofrecía el Evangelio con la sola condición de que cumplieran la ley. 

Los gálatas miraban con mucho resquemor a San Pablo quien no les exigía la circuncisión. El argumento de San Pablo fue muy simple en todo caso; el hombre que es enviado por otros hombres es falso, pero el hombre que es enviado por Dios es veraz. ¿Acaso San Pablo no fue enviado por Jesús que era un hombre? sí, pero Jesús fue ordenado por Dios a enviar a San Pablo a evangelizar. 

¿Qué quería hacer San Pablo con esta evangelización? ¿Agradar a los gálatas para tener más adeptos? No. San Pablo lo hacía para agradar a Dios, más que para agradar a los hombres. Los hombres deben ser convencidos de seguir el buen camino, mientras que quien evangeliza sólo debe buscar el agrado de Dios, porque Dios no necesita ser convencido de nada. 

Evangelización en curso

La evangelización de San Pablo no estaba condicionada a la circuncisión que pedían los judíos. De alguna manera, esto también representa un símbolo de humildad, pues lo contrario de esto sería la soberbia. Si la Iglesia exigiera la circuncisión para distinguir a unos seguidores de otros, la Iglesia perdería su caridad y humildad que son los conceptos claves del cristianismo. 

San Pablo da muerte a la antigua ley (donde está la circuncisión), para levantar la nueva ley(1); es decir, dio muerte a una ley mediante la ley (nueva). Sin embargo, ¿cómo pudo aceptar la ley antigua que es diferente a la nueva? el proceso de aprendizaje del apóstol ocurre así. Para San Agustín, el pedagogo tiene el objetivo de ser innecesario una vez que el estudiante aprende, ya que el estudiante debe hacer las cosas por sí mismo. La ley antigua fue el primer pedagogo que ahora se hace innecesario al tener una nueva ley. 

El hombre primero vive por la fe y luego por la ley; de hecho, si el hombre vive en la fe estará en la ley, pero no puede ser al revés. Todas las obras del Antiguo Testamento fueron creadas en base a la fe. Por lo tanto, si la fe existía antes de la ley (o en la ley) ¿qué necesidad hay de tener ley si la fe ya cumple con las buenas obras?

Bien podría decirse que la ley antigua fue transgredida por los cristianos, pero es que justamente es así. La transgresión de la primera ley sirvió para acabar con el orgullo y la vanagloria de quienes presumían de seguir la palabra de Abraham. 



La herencia de Dios


Hay muchos quienes ignoran la herencia de Cristo y estos son los judíos. De alguna manera, los judíos aún quieren estar con el pedagogo, a pesar de ya tener conocimiento de la ley nueva. Por supuesto, esta ley nueva no hace diferencia entre griegos, judíos o romanos en general; todos pueden alcanzar la ley de Dios. 

La reticencia de los gálatas para con San Pablo era fuerte, pues la nueva ley traía otra herencia de Dios; una muy diferente de la primera prometida. La ley antigua sólo se basaba en cosas terrenales o temporales que se destruyen con el tiempo, pero la ley nueva trae una nueva perspectiva bajo un prisma más espiritual. 

Conciencia de los pecados luego de la herencia

Ahora, siguen habiendo, aparte de los judíos, muchos hombres que considerándose cristianos confían aún en los astrólogos y en el calendario. Los hombres, si bien no cometen pecados grandes, se sienten con la liviandad de cometer pecados más pequeños como sería confiar en el calendario y en los astros, lo cual está prohibido por Dios.

Los pecados son los que arrastran cada vez más a la esclavitud, pues si estamos más preocupados de la carne estaremos más esclavizados a ella. Por ello es que San Pablo les dice a los gálatas que no es necesaria la circuncisión que es una acción totalmente carnal. 

Conclusión

Básicamente, la carta a los gálatas nos llama a apreciar la nueva ley hecha por Cristo y dejar la antigua ley que promueven los judíos. Una ley que está más basada en la importancia de la materia que de la espiritualidad. Quizás sea difícil decidirse por una de las dos leyes, sobre todo si es una persona que se sigue por las santas escrituras ¿Cómo pueden coordinarse dos cosas totalmente distintas? y lo otro; si Dios hizo una ley antigua y luego una nueva ¿Es que acaso se arrepintió de la primera para hacer otra? Quizás existe una concesión a Dios de estar arrepentido de lo que hace (?).