lunes, 5 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Sobre la felicidad (58 d. C.).

Este si es el tema más controversial que ha existido en la historia de la filosofía: la búsqueda de la felicidad. Ya lo habíamos visto en algunos libros de Platón y también lo vimos con la Ética a Nicómaco de Aristóteles. Sin embargo, aquí tenemos a un estoico, el cual tiene una mirada muy particular de la vida. Con todo lo escrito anteriormente, quizás ya nos podemos dar una idea de qué es la felicidad.

Referencias:

(1) Definición muy similar a la obra de Marco Tulio Cicerón, Del supremo bien y del supremo mal
(2) Esto también se encuentra en los apuntes del libro X de la Ética a Nicómaco de Aristóteles. El placer no sería un fin sino un medio. 
(3) Esto es similar a la falacia ''Ad hominem'' donde se ataca al sujeto de la argumentación y no a la argumentación per se. 
SOBRE LA FELICIDAD


Dedicado a su hermano Galión (Novato)

Séneca le dice a su hermano que todos buscan la felicidad, pero nadie sabe cómo distinguirla para así encontrarla. El vulgo, para el filósofo es el peor intérprete de la realidad, nunca se puede confiar en la mayoría para establecer un concepto. 

Lo primero que se debe hacer para buscar la felicidad es servirse de la naturaleza y no depender de ella, pues si somos dependientes de algo, la felicidad será efímera. 

Definición del bien supremo

Si la felicidad está en la naturaleza, entonces esta al mismo tiempo es un bien. Por lo tanto, lo que convendrá hacer en este caso es definir el concepto de bien. Séneca tiene algunas sugerencias:

''El bien supremo es el espíritu que menosprecia

lo casual, contento con la virtud''.

'La fuerza invencible del espíritu, conocedora de las situaciones, calmosa en sus obras, con una gran humanidad y solicitud para con sus convecinos''.

No obstante a estas definiciones, Séneca nos dice que prefiere llamar el bien supremo (o feliz) a quien nadie puede perturbar. De hecho, será feliz y tendrá placer quien reniegue de los placeres. En resumen, el hombre que no desea ni teme es feliz porque está libre de las pasiones (pathos)(1)

Obviamente, el feliz es el que prefiere la razón (logos) a la pasión (pathos), ya que para conocer la verdader felicidad necesita ser consciente de ella.  

El placer no es virtud

No se puede unir el placer con la virtud. El placer es caduco y siempre quiere y nunca es suficiente, en cambio la virtud queda para la posteridad, nunca experimenta saciedad (porque eso significaría necesitarla nuevamente). El hombre feliz siempre vivirá de acuerdo a su naturaleza racional, sólo así se distinguirá de los otros animales.  

Se podrá criticar lógicamente que la búsqueda de la virtud en sí misma es un placer. Sin embargo, Séneca nos dice algo muy a lo que decía Aristóteles: ''el placer no es un fin último, sino un medio''. En otras palabras, el placer es un complemento como ''de sobra'' o como lo dice Séneca se obtiene sin querer dicho placer. Por lo tanto, la virtud no se hace por dicho placer, ese placer es aparte porque el objetivo último es hacer el bien(2)

Entonces ¿para qué se quiere la virtud? básicamente, la virtud es el bien supremo mismo. No se puede querer nada más allá del bien porque el bien no es un medio, sino un fin. 

¿Placer y virtud juntos?

Se le pregunta a Séneca, ¿qué puede impedir que la virtud y el placer se unan para formar algo mucho mejor? De esta forma ese bien supremo formado del placer y la virtud sería al mismo tiempo honesto y agradable. 

La verdad es que nada podría ser más contradictorio que unir la virtud con el placer. La virtud se sostiene por sí misma por ser el bien supremo, y el placer desaparece con la utilidad. Además, recordemos que el placer siempre va a ser parte de una cosa y no una cosa en sí misma. 



La consecuencia del filósofo

Fácilmente se le puede objetar no sólo a Séneca, sino que a los otros grandes filósofos de la historia no haber seguido lo que decían. En otras palabras, no haber puesto en prácticas sus propias teorías. 

Séneca por su parte admite no ser un sabio y admite no tener las facultades para hacerlo. Además, cuando un sabio está hablando de sus teorías, no está hablando precisamente de él. La dedicación que tienen los filósofos sobre temas sublimes y que ayudan a toda la humanidad, no tienen nada que ver con su estilo de vida. En efecto, puede haber quienes decidan ser consecuentes con su filosofía (como Diógenes de Sinope),pero eso es una decisión personal que no acaba con la teoría (ni la refuta)(3).

Las riquezas

Otra cosa que se critica a los filósofos son las cuantiosas riquezas que poseen, siendo que ellos mismos aconsejan aborrecerlas. Séneca responde a esto diciendo que en efecto, los filósofos disfrutan de las riquezas, pero no dependen de ellas. Es decir, cuando alguien pierde su riqueza, éste llora o se siente miserable, en cambio el filósofo, éste siempre sabrá que los bienes son temporales y no sufrirá por la pérdida de aquellos. 

Si el necio tiene riquezas, estas estarán al mando del necio, pero las riquezas en mano del sabio estarán al servicio del sabio. 


Conclusión

Otro interesantísimo pensamiento del romano Séneca, donde la razón gana por mucho a todos los otros aspectos de la vida. Dejarse llevar por el pathos es la perdición, pero nunca es tarde para volver a la razón. Otra de las cosas que me sorprendió mucho y que no ha sido vista en otros filósofos anteriores (por lo menos no en este blog) es la consecuencia del filósofo. Por otro lado, también me llamó la atención el intento de mezcla del placer y la virtud (algo de lo que me había preguntado), pero con el filósofo me queda todo claro y parejo. 

sábado, 3 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Sobre la clemencia (56 d. C.).

Dedicado al emperador Nerón Claudio César Augusto Germánico, Sobre la clemencia es un libro que nos llevará a considerar la sabiduría cuando se tiene mucho poder. Aunque más que un libro dedicado con cariño, este libro quiere mostrarnos la visión política de Lucio Anneo Séneca, quien en ese tiempo ya era un destacado consejero político (en pocas palabras, la mano derecha del mismísimo emperador Nerón). Nada mejor que los consejos de Séneca para mantener el bienestar y la templanza frente a las adversidades.

Referencias:

(1) Esto hace referencia perfectamente al primer libro de La República de Platón.

Definiciones:

Lenidad: Blandura y falta de severidad

Sobre la clemencia


LIBRO I: CONDUCTA DE LA CLEMENCIA

Primero que todo, Séneca se dirige como César a Nerón diciéndole que tener clemencia no significa no ser severo con las personas. 


Adquirir la clemencia

Hasta ahora Nerón ha sido uno de los emperadores que no ha dañado a nadie, y encima se le alaba por eso. Ya no se habla de los antiguos emperadores como Augusto o Tiberio. 

Opinión sobre la clemencia

En general, la clemencia es querida por los merecedores de castigo y también por los que son inocentes de un crimen. Eso sí, no se debe perdonar a todo el mundo, pues al hacer esto luego no se podría diferenciar qué es el bien y el mal. Debe distinguirse entre los hombres que tienen cura y los otros que no la tienen. 

Es difícil lograr el equilibrio en la clemencia, pero si hay dificultad entonces se tendrá que optar por la opción más humana. De aquí se desprenden tres cosas a estudiar sobre la clemencia:

  1. Perdón por castigo: Nada es más humano que la clemencia. Si queremos lograr que el hombre sea un animal social, entonces la clemencia es la actitud más humana para hacerlo. También es útil para los gobernadores, pues nadie será más recordado por preocuparse del bienestar de su pueblo usando la clemencia.
  2. Naturaleza y manera del perdón: Su naturaleza proviene de compadecerse con los demás. Para el emperador será de lo más útil porque quien tenga clemencia podrá ''curar'' a aquellos que la necesitan. Los hombres tenemos la capacidad de ser clementes porque esta es nuestra naturaleza.
  3. El ánimo cuando ocurre el perdón: En los animales, el perdón no corre, pues cuando derriban a sus enemigos estos pasan de largo sin mirarlos siquiera.  Es mucho mejor salvar a las personas que ensañarse con ellas, tanto, que los mismo dioses lo hacen para salvarnos. Esta es una característica casi divina entre los seres humanos. 

Otra de las cosas semejante a los dioses que sólo puede tener un emperador es la servidumbre. El emperador debe servir a su pueblo y no puede rebajarse a ser como él, tanto como un dios le es imposible rebajarse a ser un ciudadano. 

Las acciones de un emperador

Así como el emperador es casi como un dios, cuando realice cierta acción ésta se sabrá inmediatamente. Si el emperador mata sin clemencia a un ciudadano, esto se sabrá en todo el pueblo y el emperador tendrá fama de sanguinario. Por eso, el emperador debe de ser una persona clemente para que tenga buena fama. 

Otros emperadores

El primer emperador llamado Augusto tuvo una excelente fama por administrar de manera efectiva el imperio. Cuando estuvo sólo (al comienzo de su imperio) fue tremendamente clemente; sin embargo, cuando comenzó a compartir el poder con otros es cuando sacó la espada. 

Augusto, una vez que conquistó a sus enemigos les dio puestos en el gobierno de las mismas tierras conquistadas. Perdonó a sus enemigos y no sólo eso, sino que también les dio un salvoconducto para que nadie pudiera herirlos. Esta actitud es la más apreciada de todas en la clemencia, pues nada es mejor que dar la vida excepto asegurarla aún más. 

Por otro lado, podríamos hacer un contraste con Lucio Sila quien fue un tirano sanguinario. Nadie puede pronunciar el nombre de Sila sin sentir cierta amargura, pues los horrores que cometió contra sus ciudadanos fueron peores con sus enemigos. 

Trato a los animales

Séneca nos habla sobre el trato que se tiene que tener con los animales. En efecto, si criamos a los animales con castigos y golpes, estos pronto se revelarán y le harán daño a su dueño. Por lo demás, el animal no trabajará bien para el ser humano si este lo golpea; al contrario, tendrá que ayudarlo(1)

Así mismo el emperador debe tratar a sus ciudadanos, para, de igual manera, no desatar la rebeldía de sus ciudadanos para y así evitar el derrocamiento. 

La venganza y la clemencia

Las causas u origen de la venganza provienen de uno mismo o por otros. Sin embargo, el príncipe (o el emperador) no necesita vengarse porque su condición ya es de beneficio. La venganza, supuestamente, sirve para tener una reputación de fuerte, pero el príncipe no lo necesitará. 

Los delitos

Los delitos que más se cometen son siempre los que más se castigan. El género humano obedece a las bondades de sus semejantes y se rebela contra quienes lo quieren restringir. La sed de sangre es propia de las bestias y animales que son indiferentes al ver a su enemigo en el suelo. 

Los tiranos aprovechan los delitos para castigar con más mano dura a los delincuentes, tanto así que llegan a disfrutar con el placer de verlos sufrir. Fue así el caso de Tiberio que desde la isla de Capri arrojaba a sus esclavos al abismo, con lo cual se divertía. 



LIBRO II: CONCEPTO DE CLEMENCIA

Séneca define la clemencia de la siguiente manera:

''La clemencia es la templanza del ánimo en la
venganza o la lenidad(1) del superior para con el inferior

en el señalamiento de las penas''.

Algunos pueden decir que lo contrario de la clemencia es la severidad, pero el problema es que una virtud no puede ser contraria a otra virtud. Lo que realmente se opone a la clemencia es la crueldad. 

Por otro lado, otro vicio que está muy cerca de la clemencia es la misericordia. Muchos la toman como una virtud, pero la verdad es que no, pues esta es capaz de indultar hasta el más vil de los seres humanos. Quienes se conmueven con las lágrimas de los criminales están en un error porque esta no está mediada por la razón. Séneca nos dice que en su mayoría son las mujeres las que se conmueven con las lágrimas de los asesinos. 

Crítica a los estoicos

Mucho se le critica a los estoicos de ser un estilo de vida insensible frente al sufrimiento humano, pero hay que pensar que el estoicismo es una preparación para la vida. La misericordia es un vicio porque se deja llevar por la tristeza y no por la razón; por lo cual, no evita lo peligroso que en este caso sería indultar a un delincuente. 


Conclusión

Este libro de Séneca sobre la clemencia está inconcluso, pero el autor nos dejó una buena parte de la obra. Me impresiona que el concepto de misericordia sea tomado como un vicio y no una virtud. En el cristianismo, la misericordia es algo digno de Dios. Sólo dios puede tener la infinita misericordia en los seres humanos; sin embargo, el filósofo nos dice que es un vicio porque es una especie de indulto irracional. Curioso. Sobre todo porque la filosofía cristiana se afirma de los postulados de Séneca

viernes, 2 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Sobre la firmeza del sabio (55 d. C.).

Las ofensas son un tema complicado incluso en la actualidad. La ofensa puede significar un agravio a la ley si se molesta a personas con ciertas cosas. El discurso es castigado severamente, aunque unos, que son de alguna manera hirientes, pueden ser permitidos bajo los márgenes de la ley. En fin, es probable que nos ofendan y nos ataquen constantemente, pero ¿a quién no? Lucio Anneo Séneca nos dice que es imposible que al sabio lleguen a ofender. ¿Cómo es posible esto? Veámoslo en los siguientes apuntes de filosofía. 

Referencias:

(1) Lo dice en el sentido de que el fuego sólo puede extinguirse y no dañarse. 

Sobre la firmeza del sabio


El sabio no recibe ni ultaje ni ofensa

Así como dice el título, el sabio es impenetrable a las ofensas, pues su espíritu es como el fuego, que no puede ser dañado por nada(1), o como los peñascos que por más que lo azoten las olas sigue quedando igual. 

Clases de daño

Los daños los hay de distintas especies:
  • Ofensa: Cuando se recibe un insulto por parte de alguien más.
  • Ultraje: Afectar a alguien con una desgracia.

La primera será fácil de evadir porque la ofensa, por decirlo de alguna manera, sólo está en nuestra mente. Cuando imaginamos cómo va a ser el dolor, más nos angustiamos y dejamos que la ofensa penetre en nosotros y finalmente nos dañe.

El ultraje será difícil para afectar al sabio, pues el sabio será una persona que siempre se mantendrá alejada de la desgracia. Si no hay desgracia, entonces tampoco puede existir el ultraje. Por otro lado, el sabio tampoco podrá salir favorecido de algo, pues ¿cómo podremos favorecer a alguien que en sí mismo ya es bueno?

La ofensa

Refutar la ofensa es fácil de decirlo, pero quizás complicado en la práctica. En efecto, hay cosas que quizás son más difíciles de resistir como la pérdida de un ser querido, o que a un ser querido lo azote una enfermedad. Que el sabio no tome las ofensas no quiere decir que no pueda sentir, por supuesto que siente, pero también conoce las condiciones en que los hombres viven. 

Cuando al sabio lo ofenden y este tiene las facultades para ''castigarlos'' lo hará, pero no lo hará en el sentido de venganza, sino que en el sentido de corrección. Los padres también corrigen a sus hijos para que sean mejores personas. Es así que las leyes corrigen y enmiendan las actitudes, obviamente por el bien de los ofendidos. 

Mientras el sabio tenga a la virtud de su lado, ningún golpe, herida ni ofensa podrá dañarlo de ninguna manera. De hecho, la mejor manera de enfrentar la ofensa es como lo han hecho los propios filósofos: con el humor. Sócrates se reía de todas las comedias que habían escrito sobre él: en el ejemplo del libro ''Las Nubes'' de Aristófanes.

Libertad del sabio

La libertad no quiere decir estar exento de todas las cosas que existen, sino más bien enfrentar a tal punto las injurias, que estas ya no puedan dañarnos. 

Conclusión

¿Qué injurias podrán surtir efecto en nosotros si nos convertimos en sabios? Pues, ninguna. Ahora llama la atención que el sabio tampoco reciba beneficios más allá, supuestamente, de lo que se considera ser sabio. Cada vez nos parece más que el objetivo de llegar sabio está cerca. Tal vez, si comprendieramos mucho más a fondo las características de la naturaleza, no sería necesario que nos sintamos ofendidos por nuestros enemigos. 

Lucio Anneo Séneca - Sobre la brevedad de la vida (55 d. C.).

Nada más preocupante y desesperante en la historia de la humanidad. La pregunta eterna ¿por qué se pasa tan rápido el tiempo?, ¿por qué la vida es tan corta? ¿la vida es una sola y por eso pasa muy rápido? En este libro, el filósofo del Imperio Romano nos ofrece una visión bastante interesante en cuanto a este asunto y su respuesta es propia de un estoico de su tiempo. Dedicado a Paulino, Séneca se explaya sobre las quejas de la gente sobre la brevedad de la vida y la angustia que se desprende de éste pensamiento. 

Definiciones: 

(1) Una mínima parte de la vida es la que nosotros vivimos

Referencias:

(1) Entiéndase esto en el contexto histórico del Imperio Romano.
(2) Cayo Julio Octavio Augusto, nació el año 65 a. de C. y murió el año 14 d. de C.


La brevedad de la vida


La vida es breve, el arte es largo

Mucha gente se queja sobre lo ínfimo que puede llegar a ser la vida. El tiempo pasa muy rápido y no alcanzamos a realizar las cosas que debiéramos. Sin embargo, Séneca cree que esto no es así; al contrario, dice que nuestro tiempo de vida es largo. Somos nosotros quienes acortamos el tiempo cuando lo perdemos. La vida se creó con el tiempo suficiente para terminar los deberes más importantes. Cuando estamos ocupados haciendo cosas que no son de gran importancia (lujos, compras, placeres etc.) llega el momento de reflexión y nos damos cuenta que ya se ha acabado la vida. Si la vida se sabe utilizar, entonces se alarga.

Lo que nos hace esclavos

Séneca enumera algunas cosas que hacen la vida más corta. 
  • El vino
  • La pereza 
  • La ambición
  • El juicio sobre los demás 
  • La pasión por las armas
Todas estas cosas son las que hacen nuestra vida más corta. Somos esclavizados por ellas y de ahí que la vida se haga más corta. 

La duración de la vida, dice Séneca, no se entiende como ''vida'' sino como ''tiempo'', es decir, la duración de la vida no es necesariamente vida sino que simplemente puede ser tiempo. La cita que declara Séneca es reveladora:
''Exigua pars est vitae; quan nos vivimus(1)''

Es así como las cosas anteriormente mencionadas nos hacen esclavizarnos y mantenernos lejos de la contemplación de la verdad. 

Ocuparse de sí mismo

Entre todas ellas, Séneca recalca el juicio a los demás. Nada puede hacer perder tanto el tiempo como enjuiciar a los demás. Si se quiere que la vida sea larga, uno se debe preocupar de sí mismo. Séneca propone a Paulino enumerar todas las cosas en las que perdió el tiempo. Si descuenta todos los años que se ocupó de los aduladores, de sus amigos, de las disputas con su mujer, de los castigo y las enfermedades. Si lo haces, verás que tu vida es más corta de lo que crees.

Todos los demás reclaman tiempo para ti y tienes que gastar tú tiempo en ellos. Este es otro factor que hace que la vida se acorte.

Como si siempre fuéramos a vivir

Este es justamente el problema que postula Séneca. Vivir la vida como si no se fuera a acabar. Nunca se piensa en el tiempo que ya pasó ni en la fragilidad que tenemos los seres humanos. 

La mayor parte de los hombres(1) dicen querer retirarse a los 50 y abandonar todas las ocupaciones a los 60. En algún sentido, pareciera ser que los hombres comienzan a vivir la vida solamente a los 60 años. Esto le molesta tremendamente a Séneca ¿Cómo esperamos vivir recién la vida a los 60 años?

El emperador Augusto(2) siempre pidió que le relevasen de sus obligaciones de la República. Sin embargo no fue posible, pero nunca dejó de pensar en el día en que pudiese ser relevado de sus deberes. Con todos los deberes que existen, si no se da tiempo para el descanso la vida puede ser muy breve. 

Aprender a morir

¿Qué significa aprender a morir? Nada más que terminar todos los asuntos que se quisieron llegar a hacer. El hombre que tiene la vida más larga es aquel que se desprende de todo lo que la vida le ofreció para dedicarse a ello. Obviamente, nada debe quedar pendiente en la vida de este hombre, todo debe quedar saldado y terminado. 

El tiempo y la vida

El futuro

Muchos hombres diseñan planes para el futuro. Este es un grave error que cometen los hombres según Séneca. El futuro no nos dice nada. La esperanza solo nos conduce al azar y gracias a ésta, despreciamos todo lo que pertenece al presente. Las cosas que pertenecen al futuro como la esperanza, siempre van a pertenecer a la incertidumbre, y por eso, no es bueno fijarse en ellas.

El presente

Este es el tiempo más breve que existe. Hay quienes dicen incluso que es nulo. Los que viven en el tiempo presente son los que siempre están ocupados y no tienen tiempo para nada. La ocupación constante hace que estos hombres se frustren por no haber vivido adecuadamente la vida.

El pasado

La vida contemplativa del pasado es finalmente el mejor tiempo para considerar una vida más larga. El pasado ya lo conocemos y por lo tanto, las posibilidades de cometer errores en el futuro es mucho menor y mucho menos en el presente. Como se dijo anteriormente, la vida contemplativa es mucho mejor que la de las ocupaciones.

Finalmente, el pasado es lo único cierto en nuestra historia de vida y es por eso que debe ser más considerado que los otros.

Los ociosos

Séneca no considera ociosos a quienes el entretenimiento les concede placer. Pero si hay quienes obtienen el placer bajo los entretenimientos de las cosas inútiles. Por ejemplo, en la Antigua Grecia, muchos ciudadanos investigaban enfáticamente que se escribió primero, si la Ilíada o la Odisea. O se discutía cuantos tripulantes tenía el barco de Ulises. Este tipo de entretenimiento  y quienes se dedican a eso, sería el ocioso.

La filosofía

El descanso verdadero solo se puede alcanzar mediante el estudio de la sabiduría. El filósofo, una persona retirada y sabia, siempre es consultada por todos los ciudadanos. Es imprescindible el estudio de los antiguos y considerarlos como los hombres que más ayudaron a nuestro mundo; seríamos unos mal agradecidos al no hacerlo. 

Y así como miramos al pasado para admirar a estos hombres. Se confirma la posición de Séneca al decir que la vida contemplativa y el pasado son los mejores aliados para que la vida no sea breve.

Paulino, retírate a ocupaciones más tranquilas

Considerando todo esto, vemos que cuando el hombre se dedica a múltiples cosas, no descansa. Vivir en el presente es vivir sin tiempo para nada ¿Cómo podríamos descansar al vivir en el presente? si ya es imposible vivir en el presente teniendo una ocupación, más imposible será dedicarse a múltiples trabajos en ese mismo tiempo.

Sólo la labor del filósofo, que es una ocupación tranquila y llena de sabiduría, puede ser la correcta para llevar una buena vida. Ninguna profesión es más útil que ésta. 

Conclusión

Un escrito totalmente moralista en donde el estoicismo cobra sus primeros vestigios. Creo estar plenamente de acuerdo con el filósofo cuando determina lo de los ''tiempos''. No por otra cosa, la conjugación pretérita de ''yo he hecho'' se llama Presente Perfecto. Todo lo que sea perfecto está relacionado directamente con el pasado. 

Sin dudas, un libro para reflexionar profundamente sobre el tiempo que usamos y malgastamos en cosas inútiles. No obstante, que difícil es dedicarse a la vida contemplativa cuando el mundo de hoy en día está acelerando de una manera impresionante. Las cosas ya no se necesitan para hoy o para mañana, ¡se necesitan para ayer! ¿Cómo es que podemos dedicarnos a descansar y a contemplar el pasado?

Lucio Anneo Séneca - Sobre la serenidad del alma (53 d. C.).

En Sobre la ira habíamos hablado de lo importante que era evitar la ira y estar tranquilo frente a las adversidades. Esta vez, el filósofo Lucio Anneo Séneca nos hablará de la tranquilidad pero a fondo, es decir, analizaremos todas las cosas referentes a la tranquilidad y el estoicismo. Seguiremos viendo algunas referencias a filósofos anteriores (como Aristóteles y Platón por ejemplo) que eran parte de las lecturas de Séneca cuando se formaba filosóficamente. Este es un libro dedicado a Anneo Sereno quien era un ayudante de Nerón.

Referencias:

(1) Ya habíamos visto en ''Consolaciones a Polibio'' una frase parecida ''la vida es todo suplicio''. 

Sobre la serenidad del alma


Las dudas de Sereno

Sereno le comenta a Séneca que lleva una vida muy, muy sencilla. De hecho, está acostumbrado a estar entre los esclavos y comer cosas sencillas. Es adherente a las ideas de los estoicos como Zenón de Citio, Crisipo de Solos o Diógenes de Babilonia. Se involucra en los deberes del Estado, no tanto por conveniencia propia, sino más bien para ser útil a sus amigos y familia. 

Sin embargo, hay algo que Sereno no logra alcanzar y esta es la tranquilidad del alma, sobre todo cuando se necesita decidir por algunas cosas. Séneca responde a sus inquietudes dela siguiente forma.

Sobre la tranquilidad

La causa más grave de la falta de tranquilidad es el no estar bien con uno mismo. Esto se debe a los deseos mal logrados y aspiraciones frustradas que pudiera tener alojadas el ser humano. 

Las ocupaciones en los cargos públicos y la constante relación con las otras personas son las que tienen debilidad en la tranquilidad. En efecto, acostumbrados a la vida agitada y vertiginosa cuando llega el momento de la tranquilidad no saben qué hacer con ellos mismos; no soportan su soledad, no soportan su casa, no soportan las paredes y se sienten abandonados proporcionándoles poco consuelo esta situación. El espíritu del hombre está acostumbrado al movimiento y a la rapidez. Siempre busca pretextos para moverse, y al estar acostumbrado, le cuesta encontrar la tranquilidad. 

La tranquilidad por otros filósofos

Atenodoro Cananita

Este filósofo era estoico y apostaba por tener una vida llena de movimientos y quehaceres. Esto está bien, pero no se debe olvidar siempre mantener la calma, incluso en trabajos tan agitados como los de la milicia. La gradualidad en los trabajos es un concepto clave para no perder la tranquilidad. 

También es necesario alejarse de todos aquellos que siempre estén tristes, o busquen un motivo para quejarse de las cosas. Probablemente su lealtad sea constante, pero su condición es peligro para la tranquilidad. 

Bión de Borístenes

Bion era un filósofo cínico quien postulaba que los dolores son iguales para todos los hombres. Séneca se sirve de ese filósofo para explicar que los padecimientos de intranquilidad son iguales tanto en los pobres como en los ricos. Los pobres sufren tanto como los ricos cuando les quitan su dinero. 

Diógenes de Sinope

Este es otro filósofo cínico (el más consecuente de todos) quien seguía la misma idea. Por supuesto, es mucho más agradable no adquirir que perder; por lo tanto, es mucho mejor depender de pocas cosas que de muchas. 

Quizás pueda pensarse que vivir así sería vivir miserablemente, pero ¿qué sería más miserable que vivir entre gente avara y tacaña?

Demócrito

Este filósofo dijo ''quien quiera obtener tranquilidad debe abstenerse de tener vida pública y privada''. Quizás esta visión de Demócrito está muy exagerada, pues sólo se carga a un lado. La idea de tranquilidad no es un extremo, sino más bien un equilibrio. 



La tranquilidad y la naturaleza

El hombre en parte se mueve porque siempre quiere tener la libertad de hacerlo, pero, pensemoslo bien ¿Es realmente el hombre libre? en ningún aspecto. Debemos entender que la vida es toda servidumbre(1) y que siempre vamos a estar dependiendo de una cosa o de otra. 

Por otro lado, la muerte es causa de nuestra intranquilidad. Cada vez que se piensa en aquella el espíritu se inquieta; sin embargo, ¿de qué podemos quejarnos? todos conocemos las condiciones de la vida y sabemos que moriremos algún día. 


Conclusión

El uso del concepto de naturaleza en la vida ha sido clave para el estoico Séneca. Es recurrente el concepto de tener las reglas previas de la vida; es decir, si sé que voy a morir ¿por qué me lamento de la muerte? si sé que soy imperfecto ¿por qué me lamento del dolor? Toda respuesta a estas preguntas nos llevará indudablemente a la tranquilidad, pues tendremos la vida ''solucionada'' en ese sentido. Me llama mucho la atención el pensamiento de que cuando no estamos tranquilos, o no podemos estar tranquilos, es solo por el hecho de que no podemos (no aguantamos) estar con nosotros mismos. Me parece que es de lo más acertado. 

jueves, 1 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Sobre la ira (43 d. C.).



¿Habrá una pasión más incontrolable que la ira? el desate de un agravio a nuestro patrimonio o al de una persona que amamos puede ser el gatillo para desencadenar la furia de cualquiera. Incluso en nuestros tiempos la ira ha traído muchos problemas a más de alguno, pues no todos tienen una inteligencia emocional que les permita estar en paz. Por otra parte, también han existido quienes pueden estar tranquilos a pesar de quienes quieren hacerlos enfadar.

Referencias:

(1) Para más información véase el libro II de la Retórica de Aristóteles.
(2) Además, la ira tiene una característica de rebelión. Por lo tanto, una de las dos debe tomar control: la razón o la ira. 
Sobre la ira


LIBRO I: LA IRA EN LA VIDA


La ira como desenfreno

Definición de ira

Con la ira, el ser humano se olvida de toda conciencia y de toda ventaja. Es decir, ignora los peligros y los beneficios que le traerá comportarse desenfrenadamente. 

La mayor parte de las veces, la ira es provocada por alguien más quien, con debida intención nos ofende. No importa si no lo hace manifiestamente, pues ya pensar y meditar la ofensa es ofender. En otras palabras, la ira sería el deseo de castigar y no la facultad de la misma. De hecho, para Aristóteles, la ira es el deseo de devolver el daño causado(1).  

La ira en los animales

En otro caso, los animales no pueden sentir ira, pues ésta sólo existe gracias a la razón. Los animales solo tienen impulsos que se parecen a las pasiones humanas como la ira. Si ellos conocieran la amistad, tendrían enemistad; si conocieran la discusión, tendrían concordia, pero nada de eso tienen porque el bien y el mal es propio de los seres humanos. 

La ira en el hombre

De acuerdo con Séneca, el hombre ha nacido para formar sociedad y para eso necesita de la amistad. La ira destruye y deshace la amistad. Estas son algunas cosas que la ira destruye cuando el hombre se propone construir.

  • Cuando el hombre socorre desconocidos, la ira los mata.
  • Cuando el hombre quiere ser útil, la ira quiere dañar.
  • Cuando el hombre se sacrifica por otros, la ira hace que el hombre arrastre a otro a su sufrimiento. 

El hombre que es esencialmente bueno no busca la venganza que es esencialmente mala. De hecho, el hombre no nace con el sentimiento de venganza, este es formado por nosotros y por lo tanto, la venganza la ira no pertenecen a la naturaleza, así como tampoco al hombre que es bueno. 

La ira y su utilidad

Aristóteles decía que la ira era necesaria para el hombre, pues con esta se podía enfrentar a los mayores peligros. Luego dice: no hay que dejarse llevar completamente por ella, pero si utilizar un poco de esta para combatir. Séneca nos dice que esto es completamente falso. La razón para el filósofo es muy sencilla porque una vez que la razón toma lugar, la ira se disipa y desaparece(2)

En todo caso, cuando un juez condena a alguien, este no se debe tener por iracundo, pues esa condena será por su bien. Lo mismo cuando una madre castiga a su hijo. 

Se puede discutir si una ira moderada puede ser útil en algún momento, pero es mejor ver si la ira por sí misma es útil. Si la ira nos trae problemas siempre y se rebela contra la razón cada vez que gatilla, entonces es inútil. Un mal moderado es un mal de todas maneras siempre. Además, la justicia, si es buena, no será necesaria cortarla en partes si es totalmente buena. 

¿Será necesaria con los enemigos en la lucha? Tampoco. ¿Por qué?
porque será mucho mejor atacar a los enemigos de forma ordenada y meditada. Incluso en el ejercicio, siempre será mejor hacer todo de manera correcta y con juicio. La ira nos lleva al desenfreno y a la temeridad; nos hace desestimar los peligros. ¿Qué diremos de la embriaguez? tal vez será buena si se hace moderadamente ¿o la embriaguez es mala en sí? Por supuesto que sí. 




LIBRO II: CAUSA U ORIGEN DE LA IRA

Lo primero que debemos entender es que la ira no es algo involuntario. Recordemos que la ira está definida por Séneca como un deseo del ser humano por provocar daño (venganza), y este deseo es voluntarioEn efecto, nada puede estar por sobre los mandamientos del alma, pero cuando el hombre quiere este deseo, el alma lo permite. 

Lo único que puede ser en cierto modo involuntario son las reacciones que tiene el ser humano:


  • Al contacto sorpresivo con el agua fría.
  • El vértigo al mirar el precipicio.
  • El rubor por la vergüenza.
  • La erización de los bellos por las malas noticias. 

A excepción de estas cosas, nada más es involuntario en el hombre y por lo tanto, la ira es voluntaria. 

Aunque por otro lado, podríamos decir que algunas pasiones son involuntarias. Los impulsos involuntarios de la pasión (pathos) hacen que la acción culmine en un arrebato. Estos son al menos tres alicientes.

  1. Primer impulso: preparación de la pasión.
  2. Segundo impulso: voluntad fácil de corregir (debo vengarme porque he sido ofendido, pero es mejor retractarme).
  3. Tercer impulso: acción voluntaria que prescinde de la razón (ira).

Es imposible resarcirse del primer impulso, pues es la primera imagen que se nos viene a la mente. El segundo impulso se puede detener fácilmente por medio de la reflexión.  El tercero la razón se entrega totalmente a la ira. 

La ira y la virtud

Se dice que la virtud se desempeña en las cosas buenas, mientras que la ira se debe enfrentar con las cosas vergonzosas. Pero ¿no será mejor que la virtud enfrente las cosas vergonzosas? ¿Acaso ponen la ira al mismo nivel de la virtud? 

Siempre será preferible la virtud que la ira. Si la ia fuera lo deseable y todos estuviéramos con ella, no podría existir convivencia humana alguna. 

Por otro lado, ¿podemos enfurecernos con los niños que no saben diferenciar entre la ira y la virtud? en efecto no podemos, así como tampoco podemos enfurecernos con la imperfección, pues ya sabemos que es imperfecta. El sabio enseñará a no perseverar en los errores y enseñará al niño a no enfurecerse. 

La ira como algo digno de temer

Esta es una de las cosas que más se discute, la ira se teme porque pareciera ser algo grande e inexpugnable. Sin embargo, no se debe olvidar que las cosas temibles también son las más viles y vergonzosas. El sabio jamás recurrirá a la ira porque no necesita el auxilio de las cosas malas. 



Los remedios de la ira

Para Séneca, en la vida existen dos remedios que nos ayudarán a evitar la ira:

  • Para no caer en ella
  • Para evitarla

El cuerpo de los seres humanos está formado por los cuatro elementos de la naturaleza con sus potencias correspondientes. Cada uno de ellos tendrá una naturaleza de ''temperamento'' determinada:

  • Fuego - calor 
  • Agua - frío 
  • Tierra - sequía 
  • Aire - humedad

La fusión de la tierra con el fuego producirá iracundos, mientras que la fusión del agua con el aire producirá tímidos. Para evitar a los iracundos será necesario darles una buena y cuidadosa educación. 

Los niños juegan y triunfan en sus duelos, lo cual no se debe aplaudir con exceso, sino que más bien debe dejarse festejar al niño su victoria como él la crea. La educación blanda y complaciente es dañina para los niños y peor aún, esto incentivará su ira cuando se exponga. Debe alabar a los abuelos, debe conocer el temor, debe conocer el respeto y que se le repruebe toda mala acción.

Sospecha de daño (prejuicio)

Puede ser que el prejuicio sea la cosa más dañina y la que más provoque ira. En efecto, existen ciertas actitudes que hacen las personas y pensamos inmediatamente que nos están ofendiendo. Por ejemplo, ''esa persona no me saludó'', ''no me ha invitado'' o ''saludó con poca cortesía''. 

Todas estas sospechas nos hacen gatillar la ira, Séneca nos dice que debemos tener un pensamiento más sencillo y benigno sobre las personas; por otro lado, si en verdad la persona ha querido perjudicarnos con su actitud, entonces téngase certeza de aquello y actúe de manera correspondiente. 


LIBRO III: ERRADICAR LA IRA

Lo primero que se debe hacer es reconocer la ira en los demás; es decir, si esta puede llegar a ocurrir, o ya está ocurriendo en la persona. Hay personas que son ciertamente tolerantes hacia la molestia y cuesta que se vuelvan iracundas, mientras que hay otros que se molestan fácilmente. 

Una vez calmados nosotros y estando seguros de que no recurriremos a la ira, entonces debemos pasar a tranquilizar a otros que san iracundos. Para no caer en la ofensa del que ofende (valga la redundancia) recibir sin perturbación alguna su ataque. Es así como lo dice Séneca:


''El que te ofende es más débil o más fuerte que tu: si es más débil, perdonalo; si es más fuerte, perdonate''.  

Para que el hombre no se sienta ofendido ni agredido, este debe mostrarse imperturbable e imparcial a todo ataque que pueda sobrevenirle.

Evitar a personas iracundas

Por supuesto, una de las mejores soluciones para acabar con la ira. Siempre hay que buscarla persona tranquila, humanitaria, que nos inspire templanza. Tampoco la idea es que esa tranquilidad llegue a la adulación.

Las cosas que agradan y evitan la ira

Nombraremos aquí algunas cosas dichas por Séneca para evitar la ira en la vida cotidiana:


  • Abstenerse de estudios demasiado serios.
  • Entregarse a las artes amenas.
  • Entregarse a una armonía tranquilizadora.
  • Evitar los pleitos.
  • Evitar escuchar las injurias.

En este último punto, Séneca nos dice que no escucharlas equivale a no recibirlas.   No debemos ser para las demás personas causa de temor o de peligro. 

Conclusión

Un libro que lleva a la paz y al reconocimiento de que el mal está en nosotros y más aún, depende de nosotros. Nada mejor para nuestros tiempos en donde el enojo es algo normal, incluso, hasta bueno para algunas cosas (como lo dijo alguna vez Aristóteles). No obstante, será mucho mejor permanecer templado y tranquilo frente a toda la vorágine de odio y violencia que existe en este mundo. Séneca nos ofrece la solución de soportar estoicamente (léase de forma literal) los dolores que nos da la vida;oh, perdón, los dolores que dependen de nosotros. 

domingo, 28 de agosto de 2016

Lucio Anneo Séneca - Consolaciones a Polibio (43 d. C.).

Esta es una de las últimas obras de consolaciones que Lucio Anneo Séneca realizará en vida, luego de escribir otras a su tía y a su madre. Polibio era un liberto de Claudio quien era el emperador en esos tiempos. Polibio había perdido recientemente a su hermano y Séneca al enterarse de esto decide crear estas consolaciones que veremos a continuación. Este libro no estará exento de algunas críticas para ciertos emperadores que no eran mucho del agrado del filósofo. Veamos de qué nos hablará el filósofo romano de la moral.

Referencias:

(1) Recordemos que la filosofía estoica postula que el dolor depende de nosotros y no de la naturaleza.

Consolaciones a Polibio


Nada es imperecedero

En efecto, nada es para siempre y la naturaleza se encarga de que así sea en la vida. Todo vuelve a ser como era antes, pues todos tienen como destino la muerte. 

¿Cómo se sentiría el hermano de Polibio si pudiera ver a su hermano sufriendo? Naturalmente se sentiría mal. Por otro lado, si su hermano quería que las personas a su alrededor se sintieran mal luego de su muerte, entonces el amor de su hermano no sería correspondido; si es lo contrario, entonces si es correspondido. 


Mantener las apariencias

Es importantísimo mantener las apariencias; en efecto, el capitán de una nave evitará estar triste para que su tripulación no estuviera triste y así trabajar de peor forma. Lo mismo tiene que hacer Polibio con su familia, no sólo debe mostrarse bien sino que también debe consolar a los otros. 

Nada le está permitido a Polibio, la felicidad de su familia depende de él mismo. Ni siquiera César pudo estar triste en sus momento de angustia porque, ¿qué podría pensar la república si el mismo dictador estaba mal? Polibio debe ser el desvelo de los que están durmiendo. Una vez que se ocultan las apariencias no se puede volver atrás. 

Hay que acostumbrarse a aceptar que la vida entera es un suplicio y que se debe aguantar. 


El verdadero lamento

Séneca le pide a Polibio pensar ¿por qué te lamentas? ¿por ti o por tu hermano?  Si es por el mismo, entonces el dolor y el lamento desaparecerán porque sólo bastará con alejarlos(1). Pero si se lamenta por su hermano, entonces Polibio hace algo totalmente ilógico. En efecto, ¿cómo nos vamos a lamentar por alguien que ya no sufre ni padece enfermedades? Claro, probablemente, tenía muchos bienes y podría haber disfrutado una vida digna; sin embargo, hay que pensar que ya no tendrá ninguna especie de dolor (ni de placer) que es lo que todos desearíamos en vida. 

Ninguna persona puede resarcirse de la muerte y eso lo tiene que tener claro, desde el día que algo o alguien nace. Por otro lado, el luto no debe ser distraído con pasatiempos inútiles o disfrutarlo por la desgracia de otros (comportamiento totalmente inhumano según Séneca). Los estudios serían una buena forma de distraerse del luto; en efecto, los escritos siempre serán una herramienta eficaz para recordar y expurgar también el luto.

Finalmente, Séneca aconseja a Polibio que recuerde a su hermano de la manera más alegre posible porque la mente siempre rehuye de los recuerdos tristes. Le recomienda también que hable sobre su hermano: sus anécdotas, sus dichos o sus pensamientos. 


Conclusión

Nuevamente viene a nosotros la filosofía estoica donde es el ser humanos responsable de su propio sufrimiento, y no la vida o la naturaleza como se puede pensar que es. La lógica siempre es que si el cuerpo es material y es susceptible a la muerte, no hay de qué quejarse o lamentarse pues es un proceso natural que a todos nos pasa. Sin embargo, a veces el pathos puede más que el propio logos y caemos en las lamentos que a veces son tan inevitables.