jueves, 14 de abril de 2016

Marco Tulio Cicerón - Post Reditum in Senatu (En agradecimiento al Senado) (57 a.C.).

Este es otro discurso realizado en agradecimiento al Senado, luego de que Marco Tulio Cicerón volvió de su exilio. Ya sabemos por la biografía del orador presentada en este blog, que Publio Clodio lo forzó al exilio dejando no más que destrucción de la institucionalidad republicana. En el Post Reditum Quirites habíamos visto que Cicerón arremetía con algunos senadores que no estaban de acuerdo con que el orador volviera, pues decían que sería un período de destrucción y sangre. Pareciera ser que en estos agradecimientos, Cicerón se muestra afectuoso con aquellos que si aceptaron su llegada desde el principio. Veamos al orador en su forma más noble. 


POST REDITUM IN SENATU
(EN AGRADECIMIENTO AL SENADO)


Los amigos políticos

Cicerón comienza agradeciendo al senado todo el apoyo que prestaron a su hermano Quinto y a la familia del orador en general. Muchos de los senadores y cónsules tenían problemas en traer a Cicerón a Roma, pues Clodio aún ejercía poder sobre la ciudad y estaba decidido a que el orador no volviera. 

Uno de los cónsules que ayudó más significativamente al regreso de Cicerón fue Publio Léntulo. Un amigo del orador que junto con Quinto Metelo hicieron posible (sin miedo a represalias) que Cicerón pudiera estar de regreso. Otro amigo fue Tito Ani, quien sería después el hombre que le daría muerte a Clodio. 

El encargado de que Cicerón volviera formalmente fue Lucio Cecilio quien promulgó la ley para que el orador estuviera de regreso. Junto con Lucio, Marco Calidio fue otro colaborador del regreso, votando a favor del advenimiento de Cicerón

Pretores

Luego de nombrar a los cónsules y abogados que lo ayudaron, Cicerón nombra brevemente a los pretores que acudieron en su ayuda. 

  • Gayo Septimio
  • Quinto Valerio
  • Publio Craso
  • Sexto Quintilio
  • Gayo Cornuto

Los pretores en realidad eran siete. Los otros no se nombran pues fueron enemigos del orador. 

Son incontables los hechos de bondad y solidaridad a Cicerón, que él mismo nos dice que es difícil nombrar a todas las personas que colaboraron con su regreso. 


Los enemigos políticos

Sin embargo, no sólo hubieron amigos para Cicerón, sino que también hubieron personas que no lo querían; cónsules como Cesonino Calvencio, quien Cicerón describe como un personaje sombrío y triste; no quiso aportar nada al regreso del orador. Otro de ellos fue Lucio Pisón quien trabajaba junto con Pompeyo. No gozaba de buena reputación.

Sus enemigos políticos querían reafirmar el espíritu de Catilina, tratando de restablecer la república a su favor; sin embargo, el tiempo nos les alcanzó, y Pompeyo jamás lo iba a permitir. 

Conclusión

Este fue un texto casi tan corto como los agradecimientos al pueblo. Vemos a un Cicerón totalmente agradecido con sus amigos que le permitieron regresar después del destierro de Clodio. Los enemigos hicieron de todo para que no pudiera volver; no obstante, dichos esfuerzos no sirvieron de nada, pues los amigos de Cicerón seguían siendo cónsules y senadores con mucho poder entre la aristocracia romana. 

sábado, 9 de abril de 2016

Marco Tulio Cicerón - Post Reditum in Quirites (En agradecimiento al pueblo) (57 a.C.).

Este escrito nos sitúa en la llegada de Marco Tulio Cicerón a Roma después de su largo exilio. El ambiente en Roma es terrible, pues la inflación ha dejado a la gente en la pobreza y la disensión social se acrecienta cada vez más. El encargado de enviar a Cicerón al exilio fue Clodio, pero el que lo regreso fue su amigo de toda la vida, Pompeyo. Este discurso de agradecimiento a los quirites (pueblo) es un agradecimiento al pueblo romano por recibirlo después de su regreso. Es un discurso sincero donde el pathos retórico de Cicerón se muestra a todas luces. 

Referencias:

(1) No se sabe la fecha exacta de la muerte.

POST REDITUM IN QUIRITES
(En agradecimiento al pueblo)


Principios de Cicerón

Cicerón comienza su discurso mencionando al dios romano Júpiter Óptimo Máximo diciendo que si hubiera hecho algún daño a su pueblo, recibiera todo el castigo merecido; de lo contrario, que el mismo pueblo y las autoridades tengan nostalgia de él mismo, y así fue. 

Agradece a su hermano Quinto Tulio Cicerón al haber estado junto a él, a sus amigos que lo estaban esperando y a su familia. Vemos a un orador explotando su lado humano, pues nos habla sobre la nostalgia que le producía estar lejos de su hogar y los suyos. En el discurso también nombra el desafortunado exilio que tuvieron que pasar Publio Popilio, Quinto Metelo, Gayo Metelo y Lucio Diademato. 

Familia

Su hermano Quinto se encargó de conmover al pueblo para que Cicerón pudiera regresar. Cuando Cicerón fue enviado al exilio, sus enemigos (sobre todo Clodio) mandó a quemar su hogar junto con su familia. Terencia, la esposa de Cicerón, murió bajo el poder de las bandas Clodianas que estaban en contra de Cicerón(1). 

Cabe destacar que Cicerón pudo volver a Roma no gracias a su familia (que por lo demás estaba amenazada por Clodio), sino que por sus amigos y el mismo pueblo romano. 

Amigos y enemigos

Muchos dieron la espalda a Cicerón cuando se fue al exilio. Los senadores y cónsules no quisieron meterse en la discusión y lo abandonaron. Luego pensaron que la llegada de Cicerón no podría suceder sino con un río de sangre entre los ciudadanos, lo cual no ocurrió en absoluto. 

Sólo fueron Ático y Pompeyo quienes ayudaron a Cicerón, diciendo que fue él quien había salvado al república. Recordemos que mientras el orador estaba exiliado, Roma sufrió un régimen militar donde se proscribieron a los ciudadanos que eran contrarios al gobierno. 

Hay una diferencia importante entre Cicerón y sus enemigos. El orador fue expulsado de su tierra por medio de las armas y volvió a través de sus palabras. Además, el orador nos dice que luego de su regreso no lo ha afectado los ánimos de venganza, al contrario, solo quiere colaborar con lo que siempre ha hecho, la oratoria. 

Finalmente, Cicerón agradece al pueblo romano la nueva oportunidad de colaborar en la república, y devolver todo ese cariño con su trabajo.

Conclusión

Ahora vemos a un Cicerón más humilde y cercano. Ya no está ese orador soberbio e indiferente con los acusadores de sus escritos previos. Recordemos que la violencia que sufrieron sus familiares por parte de Clodio fue un hecho terrible para él, y seguramente dio como resultado el agradecimiento que vemos aquí. Esto indica también una reestabilización de la República, pues se acaba el poder de Clodio. Posteriormente Clodio muere en un enfrentamiento con las bandas de Milón, a quien Cicerón no pudo defender perdiendo el caso.  

jueves, 7 de abril de 2016

Marco Tulio Cicerón - Pro Flacco (En defensa de Lucio Flaco) (59 a.C.).

Estamos situados en el año donde Julio César es cónsul. Son los años más duros para Marco Tulio Cicerón, pues recordemos que ambos eran de partidos distintos(Cicerón de los optimates y César de los populares). A Cicerón no le quedó más que trabajar en su oficio y tratar de criticar lo menos posible a la República. Con todos estos problemas, Cicerón defiende a su cliente Lucio Flaco quien es acusado de concusión en una de sus muchas administraciones. Sin duda es un buen discurso, pues a pesar de todas las cosas en contra, Cicerón logra una exitosa defensa que termina con la exoneración del acusado. Por cierto, de este texto nos quedan sólo algunos fragmentos reunidos por algunos intelectuales de distintas regiones de la república romana.

Referencias:

(1) Lo que es un punto fuerte contra la defensa de Cicerón.

PRO FLACCO

(DEFENSA DE LUCIO FLACO)


Contexto

Lucio Flaco era un político romano en los mismos tiempos en que Cicerón fue pretor (de hecho, Lucio Flaco también lo era). Fue acusado por Décimo Lelio Balbo en el delito de concusión contra la república. Obviamente, esta acusación tenía fines políticos contra los optimates, la imagen de Flaco era la misma que de Cicerón y César estaba dispuesto a deshacerse de él a como diera lugar. 

Defensa

La defensa comienza alabando las cualidades de Lucio Flaco, quien había administrado el sector de Asia de manera muy eficiente. Además, Lucio Flaco colaboró en detener las conjuraciones de Catilina en los tiempos que se descubrió ésta. 

Contra Lelio (Fragmento de Milán)

Este fragmento indica ya la reacción contra la acusación de Flaco, donde Cicerón considera que cualquier testigo de la provincia de Tmolo y Lórima que atestiguó la concusión no vale de nada. 

Además, la acusación no tiene en consideración toda la buena obra que Flaco realizó en África y en Roma en general, hasta los enemigos del mismísimo Flaco reconocen el gran liderazgo e inteligencia que tuvo Flaco en su administración. 

Cartas de Pompeyo y Hipseo

En esta carta se deja entrever también la labor como pretor que llevó Flaco a ser uno de los administradores más prestigiosos de Roma. Según Cicerón, la acusación que se hace a Flaco está hecha por un profundo resentimiento, de un partido que lo único que desea es llevar a cabo sus ambiciones políticas.

Senadoconsulto

En los tiempos en que Pompeyo había destruido a los piratas para salvar a Roma de la invasión, Lucio Flaco era un pretor que llevó a cabo la administración de la justicia en Roma. Fue un tiempo de gloria para la República, pero cuando Pompeyo murió comenzó a formarse un futuro incierto. 

Todo esto ocurrió mientras Cicerón era cónsul y Flaco pretor. Flaco, quien se encontraba en un escenario post-intento de invasión, tuvo que enfrentarse a más enemigos que asechaban la república después del mandato de Pompeyo. Pidió más remeros para aplacar la invasión y es justamente por esto la razón de su acusación; Flaco no da cuenta de ese dinero. 

Cicerón alega que fue una situación de emergencia y que esto no prueba un delito de concusión, pues Flaco no exigió dinero para la flota. Lelio hace de esto un delito porque la flota consume un gasto(1)

Acusaciones por ciudades

Ciudad de Acmonia

Uno de los acusadores de esta ciudad era Asclepiades; sin embargo, este ciudadano no contaba con la autoridad suficiente como para obtener credibilidad. Es descrito como Cicerón como un personaje vicioso y vulgar cuya opinión frente a la acusación no tiene ningún valor. 

Ciudad de Temnos

En esta ciudad el acusador fue Heráclides junto con Nicomedes y Lisanias. Flaco fue encargado de distribuir un dinero entregado por ellos para la construcción de un templo, pero esta situación parece no haber ocurrido, además de que estos acusadores no tienen una buena reputación (todo lo contrario), pues han pedido préstamos a Roma que nunca pudieron devolver. 

Ciudad de Trales

En la ciudad de Trales la acusación proviene de un ciudadano detestable (de acuerdo a la descripción de Cicerón) llamado Meandrio. 

La acusación trataba sobre unos dineros pertenecientes a los grandes fondos de la ciudad de Trales, los cuales estaban a nombre de Flaco. Ahora, Cicerón aclara que los dineros estaban a nombre del padre de Flaco y no él mismo. Por lo demás, Flaco siempre le dio todo al pueblo de Trales en cuanto lo pidió, nunca escatimo en gastos para ayudarlo. Por lo tanto, esta acusación no tendría efecto alguno. 


Otras acusaciones

El oro de los judíos

Los judíos de Italia enviaban oro a Jerusalén (2 dracmas) cada año. Se dice que Flaco prohibió que el oro se exportase desde Asia hasta Jerusalén. 

En ese tiempo, el general a cargo de Jerusalén era Pompeyo, pero este nunca hizo nada malo a la ciudada, ni siquiera ''tocó'' el templo (como diría Cicerón). En todo caso, el oro de Jerusalén, de acuerdo con los partidarios de Pompeyo y de Lucio Flaco se encuentran en el erario público. 

Conclusión

Ninguna de las acusaciones a Lucio Flaco surtieron algún efecto en la defensa de Cicerón. Las fuentes de dichos ataques eran del todo desconfiables, por lo que en cierto modo no fue un trabajo difícil hacerse cargo del caso. Todas estas acusaciones no intentaban más que socavar los sólidos cimientos del partido conservador (optimate), y así desprestigiar la imagen de Cicerón. Nuevamente el partido popular no puede lograr sus acometidos, pero no se rendirán hasta apoderarse del Senado. 

jueves, 24 de marzo de 2016

Marco Tulio Cicerón - Pro Archia Poeta (Defensa del poeta Arquías) (62 a.C.).

Tenemos aquí un discurso muy breve, pero no por eso deja de ser uno de los más bellos dentro de la obra del filósofo estoico. Este poeta tenía todas las de ganar dicho juicio, pues su defensor, además de ser Marco Tulio Cicerón, el juez de la causa era el hermano de éste gran orador; Quinto Tulio Cicerón. Esta vez no veremos un Cicerón con infalibles argumentaciones lógicas, sino más bien un orador que tiene suma cautela de no herir a los que están a favor de los acusados ¿por qué? Nada más que por fines políticos. De todos modos, este poeta que veremos a continuación no es romano, sino griego y acude al abogado para ser liberado de las acusaciones de un tal Gratio. Veamos de que va esta defensa. 

PRO ARCHIA POETA
(DEFENSA DEL POETA ARQUÍAS)


Contexto

Aulo Licinio Arquías era un poeta que escribía sobre las grandes hazañas de los generales romanos. Era de origen griego pues nació en Antioquía (actual ciudad de Turquía) y esto le causaba grandes problemas porque en ese tiempo (62 a. C.) hubo un sentimiento nacionalista, con el cual se condenaba a cualquier aque no fuera romano. Graco es quien acusa Arquias de no ser romano. 


Defensa

Cicerón comienza la defensa elogiando al gran poeta educado en Grecia junto a otros grandes intelectuales de la poesía. Luego viajó a Italia donde fue bien recibido y lo premiaron con la ciudadanía los de Tarento, Regio y Nápoles. Los cónsules de ese tiempo que eran Mario y Catón le dieron una acogida y se ganó la confianza de aquellos. 

Los registros presentados indican que Arquías es ciudadano romano. Se inscribió con muchos pretores de Italia que lo consideraron ciudadano romano. 

Está demás decir que el aporte al que ha contribuido Arquías al pueblo romano ha sido grata, pues es un intelectual que ha ayudado al estudio de la poesía. El mismo Cicerón confiesa verse interesado por el aporte del poeta. 

Sería realmente una equivocación condenar a Arquías el poeta, siendo que este mismo no hablado más que maravillas del pueblo romano. 

Conclusión

Un discurso muy distinto al resto que hemos visto. En efecto, Cicerón no hace una defensa basada en hechos inexorables, o con audaces respuestas retóricas, sino más bien, elogia la imagen del poeta quien ningún daño ha hecho a la sociedad romana. Sabemos que defendió a su cliente exitósamente, pues Aquías fue absuelto de la acusación injusta que se la dio Graco. Este problema también está presente en nuestro tiempo, pero de manera diferente. A muchos se les acusa de inmigrantes ilegales, pero es justamente esta gente que contribuye al país, incluso mucho más que los propios ciudadanos (por supuesto, no en todos los casos). 

domingo, 20 de marzo de 2016

Marco Tulio Cicerón - Pro Sulla (Defensa de Sila) (62 a.C.).

No, no es el dictador Sila que gobernó la república romana entre los años 88 a.C. y 80 a. C., de hecho, hablamos de Publio Cornelio Sila. Este ha sido acusado de conjurar con Catilina la vez que Cicerón escribía sus Catilinarias. Depende de nuestro orador que Sila salga libre bajo una acusación que seguramente le valdría la pena de muerte. En realidad el texto que analizaremos a continuación es bastante corto donde Cicerón pudo a duras penas defender a su cliente; pero a pesar de todo, Sila fue absuelto de todo cargo acusatorio. Veamos este texto tan controversial y rebuscado.

Referencias:

(1) Unas tribus galas muy belicosas.

PRO SULLA
DEFENSA DE SILA

Contexto


Al saber que Sila estaba involucrado con Catilina, el Senado lo despoja de la magistratura más importante; el consulado. Los del partido popular querían a toda costa desprestigiar al partido optimate. No se escatima en gastos para acusar a Cornelio Sila diciendo que estuvo involucrado en tal conjura. Es por esto que Quinto Hortensio y Cicerón defienden al ex- cónsul. 


Acusación

El acusador es Lucio Torcuato y nos dice que Sila ha estado por lo menos en dos de las conjuraciones de Catilina. Una tramada en el consulado de Lépido y Volcacio, mientras que la segunda fue realizada en el consulado del mismo Cicerón

Además, Torcuato agrega que Cicerón cae en una contradicción cuando acusó a Autronio de cohecho, pero ahora defiende a Sila por cohecho.  


Defensa

Muchos casos de cohecho (prevaricación) han ocurrido a lo largo de la historia de La República. Cicerón nunca ha defendido a los delincuentes que ciertamente han cometido cohecho, es más, siempre ha omitido dichos casos cuando se los ofrecen, a excepción de cuando él sabe que el individuo ha sido acusado erróneamente. Este sería uno de esos casos. 

En esos tiempos, de alguna manera las leyes institucionalizaron las prácticas de cohecho. Sila y Autronio fueron los ''conejillos de india'' cuando la ley se empezó a modificar y condenar estas prácticas. Autronio reaccionó muy mal (violentamente) ante la acusación y se mostró débil y desesperado, por lo que fácilmente fue condenado. Sila, por otro lado, fue defendido por Cicerón y Quinto Hortensio.  Por lo demás, Autronio si era un ''catalinario'', mientras que Sila se encontraba en los lugares claves de la conjuración (por lo que sería más fácil de defender que Autronio). 

Sin embargo, en la primer conjura de Catilina, la situación de Sila se aclaró gracias a la gestión de Quinto Hortensio. 

Sila también fue acusado de colaborar en la guerra contra los alóbroges(1), pero Lucio Casio quien era uno de los conspiradores contra Roma en ese tiempo, jamás nombró a Sila y sí a Autronio. De hecho, cuando se le preguntó si Sila había participado, éste respondió ''no sé''. Torcuato en su desesperación acusa a Cicerón de modificar los registros y borrar el nombre de Sila en la lista de los alóbroges, pero la verdad es que esto solo fue una calumnia. 

Era imposible que Sila hubiera estado involucrado en la conjuración de Catilina, pues a la hora de la conjuración Sila estaba en Nápoles y la conjuración fue en Roma. Por lo demás Cicerón jamás estaría dispuesto a defender a alguien que estuvo involucrado con Catilina, pues él mismo fue quien dejó al descubierto la conspiración.

Conclusión

Al parecer, la acusación a Sila podría haber sido en venganza a lo que pasó Autronio, quien, juzgado por pertenecer a la conjuración mientras por otro lado estaba Sila, fue condenado sin más remedio. Vemos aquí una faceta más humana de Cicerón, pues el orador jamás permitiría que un amigo (o un ciudadano) sea injustamente condenado por una causa que podría tener un revés. Más allá de la amistad que hubiera podido tener con el cónsul (del cual solo sabemos de su vida por el mismo Cicerón) nuestro orador es un aristotélico que defiende más por la verdad que por amistad. 

jueves, 17 de marzo de 2016

Marco Tulio Cicerón - Pro Murena (Defensa de Lucio Murena) (63 a. C.).

Nuestro orador se presenta ante las grandes dificultades de su discurso de las Catilinarias. No solo corre peligro Marco Tulio Cicerón, sino que también la república pues Catilina ya está poniendo manos a la obra a la conspiración. Exacto, esta defensa fue realizada a Lucio Murena, un destacado pretor de la república romana, en el tiempo entre la segunda y tercera Catilinaria de Cicerón. El soborno era una cuestión penada por ley en la republica romana, pero también era algo que lograba pasar desapercibido. La prevaricación es una acusación grave y sobre todo cuando se hace a un cónsul con la importancia de Lucio Licinio Murena. Veamos cómo el orador pudo defender al cónsul.

Referencias:

(1) Doctrina filosófica que rechaza las comodidades materiales por una vida guiada por la razón. 
(2) Zenón de Citio (332 a.C. - 263 a.C.) fue uno de los fundadores del estoicismo,

PRO MURENA
DEFENSA DE LUCIO MURENA

Contexto

Concordando con las fuentes históricas, podemos comprobar que en realidad la acusación no era una cuestión fabricada ni mucho menos falsas; evidencias habían. Es el período entre la pronunciación de la segunda y la tercera catilinaria que Cicerón había hecho. Dos hombres son los que culpan a Murena de corrupción: Catón y Sulpicio. Estos tenían tres acusaciones principales:


  1. Basada en su vida personal anterior (reprehensio vitae)
  2. Falta de mérito en su consulado (contentio dignitatis)
  3. Soborno electoral (crimina ambitus)

Por otro lado, tenemos a tres defensores para Murena: Hortensio, Craso y Cicerón.

Defensa

Molestia de Catón

Antes de comenzar la defensa Cicerón empieza hablando sobre las dificultades que tuvo para defender a Murena. Catón no estaba de acuerdo que Cicerón siendo cónsul lo defendiera, pues no sería ''correcto'' que un cónsul defendiera a otro. De hecho, Cicerón y Murena son muy buenos amigos y por lo tanto no estaría en condiciones de defender según Catón. 

El orador contesta que, aparte de ser su amigo, Murena sigue siendo un ciudadano que necesita el auxilio de otro; Cicerón considera una crueldad no atender al auxilio de un ciudadano y más si es un amigo, pues todos hacemos favores a los amigos, más aún si está dentro de la ley. 

Los grandes hombres

Cicerón nombra por lo menos dos actividades que deben tener los grandes hombres; una la del buen general, y la otra la del buen orador. A estas le siguen también valores como justicia, lealtad, probidad y moderación. 

Todas estas características las resaltaba Cicerón a Lucio Murena, pues se desempeñó en grandes guerras en los períodos de Sila, desempeño que lo llevó a tomar el cargo de cónsul.

En realidad, la acusación de Servio Sulpicio no es más que por intereses políticos. Las mismas razones tiene Catón, quien es amigo de Sulpicio y quien solo quiere ayudar. 


Razones de Marco Catón

Cicerón acepta las grandes cualidades de Marco Catón, pero también quiere hacer ver en lso errores que cae al acusar a Murena de tal delito. 

Doctrina estoica(1) 

El mismo Marco Catón se dejó influenciar por la filosofía estoica, sobre todo inspirado por Zenón de Citio(2). Esta doctrina se aleja de los placeres materiales para guiarse por una vida guiada por la razón. Catón siempre predicó esta filosofía de vida, pero en su vida personal nunca lo demostró. Cuando acusaba en el Senado a Lucio Murena, era habitual escucharlo caer en contradicciones; por ejemplo, decir que ''el sabio no se encoleriza'' diciéndolo de forma encolerizada, o que ''el sabio nunca conjetura, sino que afirma. Nunca se equivoca''. Pero la verdad es que el sabio si afirma unas cosa y conjetura otras.  

¿Cuanta credibilidad podría tener alguien que cae en contradicción con su propia filosofía de vida?

Lucio Murena como Cónsul

Como sabemos, Catilina ya estaba preparando la conspiración mientras Cicerón estaba defendiendo a Murena. El orador le dijo al Senado y al pueblo romano que era totalmente necesario, que un buen y preparado cónsul esté a cargo de la situación, pues Catilina estaba dispuesto a todo para conseguir el consulado. 

Conclusión

En este pequeño discurso podemos ver que Cicerón era muy amigo de Murena. Éste finalmente quedó absuelto, aunque queda la probabilidad de que en realidad haya sido culpable. Sin embargo, el pueblo romano necesitaba justamente en ese momento un cónsul como Murena contra Catilina. Posteriormente, de la vida de Lucio Murena no se sabe más, excepto de su muerte en el año 22 a. C. El orador nos demuestra una vez más que es capaz de defender a quien sea sin ningún problema.  

martes, 8 de marzo de 2016

Marco Tulio Cicerón - In Catilinam (Catilinarias) (63 a. C.).

Uno de los primeros textos más controvertidos de Marco Tulio Cicerón es Catilinarias. Un texto que logró por una parte revelar el aspecto oscuro y corrupto que se vivía en la República Romana. Esta será una de las mayores contribuciones de Cicerón a disipar los poderes de corrupción ejercido por los aristócratas, y su ambición de poder con tal de llegar a ser altos magistrados. De este texto se hicieron varias semblanzas en cuadros y películas, pues no es un hecho que haya pasado desapercibido. Si bien esta fue una acción valiente por parte de Cicerón, también debemos decir que le costará caro revelarse contra sus enemigos. Más adelante veremos el porqué de estos futuros males.

Referencias:

(1) Sila había dado tierras y dinero a los antiguos soldados que combatieron para él. 

IN CATILINARIAM CATILINARIAS


Contexto

Pompeyo aún está encargado de la guerra de oriente en contra de los reyes persas. Las discusiones entre Mario y Sila han acabado, pero sigue habiendo mucha corrupción y soborno. César y Craso se peleaban por ejercer una dictadura en la república, a la cual Cicerón estaba en total desacuerdo. Este era el escenario perfecto para aprovecharse de la crisis y obtener poder mediante la corrupción. 

Es aquí donde entra Lucio Sergio Catilina, un político romano acusado de varios delitos los cuales se libraba comprando a sus acusadores.  Ya habíamos hablado de alguno de sus delitos en In Toga Candida. Ahora se estaría postulando para cónsul mediante medidas populistas que lo acercaban a la gente, y si no lo logra mediante los votos, entonces lo hará mediante la violencia...


PRIMERA CATILINARIA

Cicerón arremete contra Catilina diciendo que por derecho debió haber sido ejecutado varias veces. El poder de Catilina bajo los jueces y el dinero lo dejan viviendo y encima tratar de llegar a ser cónsul. 

Catilina tenía planeado incendiar la ciudad de Roma para sembrar el terror. Sería el momento oportuno para asesinar a Cicerón y a los senadores que le fueran aliados. ¿Cómo pudo saber esto Cicerón? todo fue gracias a su amante Fulvia quien le informó de los planes de Catilina. De hecho, Catilina mandó a sus secuaces a matar a Cicerón, pero este no les dejó entrar a su casa poniendo más defensores para que ni se acercaran.

Delitos del pasado

En tiempos de Sila, Catilina aprovechó las proscripciones que se hicieron y asesinó a sus adversarios, incluyendo a su propio hermano y a su propio cuñado. También fue acusado de concusión cuando estuvo en África, donde se salvó comprando a los jueces con oro. 

Cuando Cicerón termina esta catilinaria, Catilina huye de dicho escenario corriendo. 

SEGUNDA CATILINARIA

Apenas se fue del Senado, Cicerón le dice a su audiencia que ya no hay nada de qué preocuparse, pues Catilina se va por su propia voluntad. Tiene dos opciones:

  • Vivir del eterno bandidaje
  • Desterrarse él mismo

Catilina, en efecto, huyó, pero no para el destierro; de hecho, ese fue su propósito: parecer que se iba al destierro, pero no. Catilina planea la conspiración y tomarse del poder por la fuerza. 

Su poder de convencimiento

En efecto, Catilina tenía un atractivo sin igual en la república que le permitía convencer a cualquiera. Con su populismo, Catilina prometió librar a los deudores de sus cuentas, aplicando el concepto de tabulas novas (nueva lista de deudas que desecha la anterior) y todo para conseguir el consulado. 

Todos sus seguidores (a quienes convencía) resultaban ser los más viles y ambiciosos ciudadanos de Roma. Con ellos se juntaba y planeaban los peores males a la república, si alguna vez obtuvieran el poder suficiente. 

Seguidores:

  • Los primeros seguidores de Catilina eran ciudadanos respetados en Roma; adinerados y que no pasaban ningún problema económico, pero que su mente la tenían llena de ignominia. Estaban llenos de ambición, ya que Catilina les había prometido tierras, riquezas y esclavos.
  • Los segundos seguidores de Catilina eran los ciudadanos que contrajeron fuertes deudas en la república. Esperanzados por salir de las deudas, estos deudores confiaron en las medidas de Catilina de hacer una revolución y abolir las deudas.
  • Los terceros seguidores de Catilina eran los ciudadanos veteranos de guerra que provenían del mandato de Sila(1). Estos veteranos quieren volver a los tiempos de Sila con la ilusión de que todo pueda estar bajo control (como les prometió Catilina). 
  • Los cuartos seguidores de Catilina eran aquellos ciudadanos que tenían deudas solo recientemente. En la desesperación de abolir sus deudas recurren a Catilina para no volver a sufrir más.
  • Los quintos seguidores de Catilina eran aquellos dedicados al sicariato y a la criminalidad. Derechamente, son los ladrones y asesinos que Catilina pudo reunir y convencer. 

Con esto nos podemos hacer una idea del séquito que sigue a Catilina a las posteriores conspiraciónes que organizará en contra de Cicerón y el Senado. 

TERCERA CATILINARIA

Los rumores indicaban que Catilina se dirigiría a Marsella para el destierro, pero la verdad es que se juntó con Manlio en Etruria para armar un ejército. 

La reunión de Catilina

Al saber que Catilina ya estaba dirigiéndose a Erutria, Cicerón envió a dos de sus hombres; los pretores Lucio Flaco y Gayo Pomptino con el objeto de saber qué tramaba Catilina. 

Los pretores y sus hombres se quedaron vigilando cerca del puente del río Tiber. Ahí se quedaron hasta la noche cuando los secuaces de Catilina los atacaron sorpresivamente. Los pretores pudieron sofocar el ataque y junto con ello capturar a uno de los amigos de Catilina: Cimbro Gabinio, Lucio Estatilio, Léntulo y Cetego.

Acto seguido, Cicerón consultó con el pretor Gayo Sulpicio si habían armas en la casa de Cetego, y por supuesto, las habían por montones. Luego interrogó a Volturcio (un amigo de Catilina) para que declarara que se tenía entre manos. Volturcio confesó que Catilina planeaba quemar la ciudad y atacar la infantería de Roma para hacerse con el poder. 

Además, Volturcio reveló las tablillas en donde Léntulo, Cetego y Estatilio prometían hacer de todo para llevar sus acometidos en contra de Roma.  

Después de los agradecimientos a Marco Tulio Cicerón, Lucio Flaco y Gayo Pomptino, el Senado declara bajo custodia a todos los involucrados en la conjura. 

Agradecimientos

Posteriormente, Cicerón después de un largo discurso, en un signo de modestia, pide a su audiencia que no se le agradezca a él, sino que a Júpiter quien es el que ha salvado la república de dichos conspiradores. 

CUARTA CATILINARIA

Una vez que los conspiradores están en prisión, una cuestión nueva viene a la palestra pues ¿qué hacer con ellos? Corren rumores de que estos condenados han llamado a sus familiares y amigos para atacar la cárcel y ponerlos en libertad. Cicerón se quiere adelantar y llama a los senadores en el templo de la concordia para decidir qué hacer con estos. 

Julio César optaba por la vía de la clemencia, e incluso logró convencer a varios de los senadores para que no los ejecutaran. Es en este momento en que Cicerón pronuncia su cuarta catilinaria. 

Las opiniones de Silano y César

Cicerón apela a las ya tomadas decisiones que hizo el Senado con condenar a estos a una custodia. Se elogió a Cicerón por descubrir esta conspiración y por lo tanto se debería proceder bajo la lógica de no liberarlos. 

Hasta el momento hay dos decisiones claras: una es la de Décimo Silano, quien opina que deben ser castigados con la muerte; y Julio César quien dice que se deben castigar, pero no con la muerte

Silano: No pueden estar ni un minuto más respirando el aire de los romanos. 

César: La muerte es una capacidad de los dioses inmortales para hacer descansar al individuo de las fatigas y dolores. Es por eso que deben seguir viviendo castigados (exiliados y sus bienes confiscados) porque de lo contrario, si se matan significaría que descansarían. 

Cicerón se inclina más por la opción de Silano, ya que el delito que han cometido los secuaces de Catilina, pueden volverlo a cometer estando libres gracias a sus influencias. Los romanos podrían estar en una nueva crisis. 

Probablemente, al estar liberados de la muerte podrían cometer nuevos crímenes y conspiraciones con la república. Cicerón pronuncia su discurso con una actitud tal, que hace que los senadores voten a favor de la pena de muerte para los conspiradores. 

Conclusión

Al fin se ven dos oradores romanos excelentes en el Senado, Marco Tulio Cicerón y Julio César. Los argumentos de César no fueron los suficientes para no condenar a los conspiradores de Catilina, si bien esto le otorga otro crédito de prestigio a Cicerón, también le da un título de enemigo a los ojos de los populares. Más adelante veremos cómo nuestro orador paga muy caro el que se haya condenado a estos secuaces de Catilina. Será tanto así que no será capaz de hacer nada para evitarlo. En fin, es uno de los discursos más memorables que tenemos de Marco Tulio Cicerón