Vamos acercándonos al final del libro ''El Príncipe'' y con ello también exploramos las más oscuras características del mismo. Ya no hay cabida ara las virtudes de antaño que comprometían al príncipe a llevar una vida correcta y siguiendo los preceptos de Dios, ahora, siendo todo lo contrario, el príncipe debe velar solamente por sus propios intereses y actuar en consecuencia con los medios adecuados; medios que le permitan alcanzar sus fines que su vez redundan en la Razón de Estado. Veamos la última parte de esta obra de Nicolás Maquiavelo.
Referencias:
(1) De ninguna manera hay que confundirlo con el parlamento que se formó en 1789 con la Revolución francesa; al contrario, el Parlamento de París nació el siglo XIII el cual sesionaba dentro del Palacio Real. En realidad, este parlamento era una corte de justicia provincial que trataba solo algunos asuntos políticos.
EL PRÍNCIPE
CapítuloXVII: Crueldad o clemencia; ser amado o ser temido
Clemencia o crueldad
Ante todo, Maquiavelo nos dice que el príncipe debe ser cruel más que clemente, aunque también debe hacer buen uso de esa clemencia. Todo consiste en darle buen uso a la clemencia, pero también a la crueldad; por ejemplo, César Borgia fue considerado cruel, pero esa crueldad le permitió reordenar Romaña para luego mantenerla en paz. De hecho, esta última actuación pareció más clemente que cruel lo que también hizo que los ciudadanos aprobaran la destrucción de Pistoia.
La crueldad se debe llevar con mesura y los ciudadanos lo agradecerán, porque otra cosa sería tener un príncipe extremadamente clemente que deje proseguir los desordenes y finalmente destruya un país.
Ser amado o ser temido
Es más seguro ser temido que ser amado. Para Maquiavelo los hombres en general tienen las siguientes características:
- Volubles
- Falsos
- Cobardes
- Codiciosos
- Leyes: propia del hombre
- Fuerza: propia de las bestias
- Voluble
- Pusilánime
- Inseguro
- Frívolo
- Nobles
- Valientes
- Graves
- Fuertes
- Ataque de los súbditos
- Ataque de los extranjeros
- Conquistó Granada en 1492
- Sostuvo el ejército con el dinero de la iglesia y del pueblo
- Empleó la crueldad para expulsar a los judíos de su reino
- Atacó África
- Conquistó Nápoles
- Atacó Francia para deshacerse de Navarra
Antíoco entró en Grecia para expulsar a los romanos. Envió una legación de arqueros a los aqueos, que eran amigos de los romanos, para que fueran neutrales, mientras que los romanos los instaban a que atacaran a Antíoco. Finalmente, la deliberación de los aqueos en su tribunal resolvió: En relación a lo que ellos dicen, a saber, que no os inmiscuyais, en la guerra, nada es más ajeno a vuestro interés: sin respeto ni dignidad seréis premio del vencedor
Es mucho más seguro obtener un compromiso cuando el príncipe se compromete a luchar con sus aliados, es decir, cuando se decide por uno de los dos bandos. Lo que sí advierte Maquiavelo es que el príncipe no forme alianza con aquellos que son más poderosos que él, porque de vencer el más poderoso entonces el príncipe quedaría como rehén. Solamente podría recurrir a esta alianza por extrema necesidad.
Para comprobar lo anterior Maquiavelo señala dos ejemplos: cuando los venecianos se aliaron con Francia para obtener Milán, el resultado es que terminaron arruinados (los venecianos). En un segundo ejemplo, España y el papa atacaron Lombardía durante la guerra de la Liga Santa, alianza que se necesitó por parte tanto de papa como de España.
En consecuencia, el príncipe debe elegir muy bien a sus amistades y siempre tomar bando y no quedarse neutral.
Capítulo XXII: Los secretarios de los príncipes
Los secretarios serán buenos según la prudencia de cada príncipe. De hecho, la primera opinión que se forma de los príncipes es a partir de los hombres que le rodean; esto hace que incluso se estime la inteligencia del príncipe. Para Maquiavelo hay tres clases de inteligencia:
- Por sí misma
- Discierne lo que otros comprenden
- Ni por sí misma ni por medio de los demás
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