Faltaba que Santo Tomás de Aquino nos hablara de este concepto tan fundamental en la religión en la filosofía y en la teología. Ya todos los filósofos nos ha hablado sobre el bien y el mal desde distintas maneras, incluso desde los cristianos. El bien es lo que todos buscamos sea para nuestra conveniencia o para la conveniencia de nuestros cercanos. Sin embargo, algunas veces el bien parece estar distorsionado en otras personas, o bien parece que tenemos todos una concepción diferente del bien. Veamos de qué se trata todo esto.
Referencias:
(1) Diferente a lo de San Agustín de Hipona quien decía que el mal era algo innato.
EL BIEN
¿Todas las cosas tienden al bien?
Sean las cosas con conocimiento o aquellas sin él, todas las cosas tienden al bien. Una razón es porque quien tiene conocimiento conocen su propio fin, y aquellas que no tienen conocimiento son llevadas a un fin.
Así el hombre y las cosas son inclinadas al bien, pero el hombre es movido por algo más hacia el bien. Ese bien es Dios en sí mismo y como Dios no tiene un fin, todas sus creaturas tienden a él mismo. Esto quiere decir que las cosas tendrían el bien de forma innata en su interior, ya que es una tendencia natural.
¿Son el ser y el bien intercambiables?
El bien consiste en perfeccionar otro hacia un fin; por ejemplo, el fuego tiende hacia arriba y eso está bien porque es su propósito. Lo mismo pasaría con la tierra que tiende hacia el centro de la tierra. Por lo tanto, el ser, es decir, existir, es bueno en cuanto se dirige a un fin propio que es lo que busca todo ser. Por lo tanto el ser y el bien son intercambiables.
¿Es el bien anterior a la verdad?
El bien presupone la verdad. Sin embargo, hay ciertas cuestiones a considerar antes de la verdad. Como unidades jerárquicas primero tenemos el ser, luego la unidad y finalmente la verdad en ese orden.
- El ser
- La unidad
- La verdad
Sin embargo, como cuarto elemento tenemos el bien (o la bondad) ya que esta es más extensiva que la verdad. No obstante, Santo Tomás nos dice que el bien es lo que precede a la verdad por dos razones:
- La bondad es la que le da características al ser. La verdad no necesariamente le da características al ser. La verdad la pueden tener aquellos que tengan el poder de la cognición, pero el bien puede percibirse anteriormente porque está más cerca de la existencia.
- Las cosas son perfeccionadas primero desde la bondad (el bien) antes que de la verdad. Primero necesitan formarse con el bien paulatinamente para luego ser tomadas como verdaderas.
Esto es lo que nos dice Santo Tomás de Aquino preliminarmente en cuanto a la verdad.
¿Es bueno todo aquello que viene de la primera bondad?
Desde aquí las respuestas no son satisfactorias para Santo Tomás. Muchos hombres dicen que Dios o es la forma, o la substancia, o la materia de todas las cosas creadas. Sin embargo, el creador y lo creado no son la misma cosa.
Si un hombre es bueno éste no lo es por tener a Dios en su interior (forma o materia), sino que más bien por una forma de la bondad creada por Dios. Santo Tomás era de la misma idea que Aristóteles diciendo que la bondad venía de las formas (o de las ideas como diría Platón), pero no de Dios mismo.
¿Es lo creado bueno por su esencia?
No todas las cosas son esencialmente buenas, al contrario, las cosas pueden participar del bien sea esencialmente o accidentalmente. Cuando las convergencias entre lo esencial y accidental de una cosa se une, entonces podemos decir que tal cosa es buena en esencia o en accidente. Por supuesto, la bondad esencial es siempre la que más persevera por sobre la accidental.
Conclusión
Todo lo dicho anteriormente es extraído de las ideas tanto de Platón, de Aristóteles, de Boecio y de San Agustín de Hipona. Bajo este respecto, tenemos que el bien no es algo intrínseco en el ser humano o en las cosas sino que pertenece a una forma singular creada por Dios. Me llama la atención la importancia que Santo Tomás da a la bondad por sobre la verdad, haciéndola ver primero que todas las otras. Sin duda un texto que nos servirá de base para analizar lo de más adelante.
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