martes, 27 de junio de 2023

Martín Lutero - Lutero en la Dieta de Worms (1521)

 


Era el 17 o 18 de abril de 1521 cuando Martín Lutero se presenta en la Dieta de Worms, donde se enfrentaría a las preguntas formuladas por la comisión frente al Emperador Carlos V. Es un escrito realizado por sus amigos que describe lo que sucedió ese tenso día. Se le pidió que se retractara de todos sus escritos, pero Lutero no quiso y finalmente destacó por su defensa. Veamos los detalles


LUTERO EN LA DIETA DE WORMS

La audiencia con el emperador

Entra Martín Lutero en Worms el 16 de abril de 1521 llamado por el emperador Carlos V. Hace tres años, Lutero había publicado en Wittenberg, Sajonia, para una disputación algunas tesis contra la tiranía de Roma. Estas no fueron refutadas, pero sí destruidas y quemadas, pero el asunto empezó a escalar en un tumulto cuando el pueblo defendía al Evangelio contra los clérigos. 

De este modo, se citó a Lutero por medio del heraldo imperial, además de letras de salvoconducto extendidas para este fin por el emperador. Se hospedó en la casa de los Caballeros de Rodas donde lo atendieron muy bien. Al día siguiente, 17 de abril, fue a visitarlo Ulrico von Pappenheim, mariscal del imperio quien le mostró a Lutero una orden para presentarse ante el emperador para un audiencia. Lutero aceptó con prontitud.

Una vez frente al emperador, se le dijo que no dijese nada sin ser preguntado. En ese momento, se produjo el interrogatorio contra Lutero 


  • Juan Eck: La Majestad Imperial te ha citado aquí, Martín Lutero, por estas dos causas: primero, para que reconozcas públicamente en este lugar si son tuyos los libros divulgados hasta ahora bajo tu nombre; segundo, una vez que los hayas reconocido, si quieres que todos sean considerados tuyos o si deseas revocar algo de ellos".
  • Jerónimo Schurff (abogado de Lutero): Que se lean los títulos

Se recitaron nominalmente los libros de Lutero como por ejemplo, Comentario a los Salmos, Las Buenas Obras, El Comentario al Padre Nuestro, entre otros folletos cristianos no contenciosos. 

  • Martín Lutero: "La Majestad Imperial me propone dos preguntas: primero, si quiero que todos los libros que llevan mi nombre se consideren como míos; segundo, si tengo la intención de mantener su contenido o de revocar en efecto algo de 10 que hasta ahora he publicado. A estas dos preguntas responderé breve rectamente, según pueda: primero, no puedo dejar de incluir entre los míos los libros ya nominados, ni jamás negaré algo de ellos. En cuanto a la próxima cuestión, si mantengo por igual todo o si revoco lo que se considere dicho sin un testimonio de las Escrituras, se trata de un asunto de la fe y de la salvación de las almas y concierne a la Palabra Divina. No hay nada más sublime tanto en el cielo como en la tierra y con razón todos debemos venerarla. Por ello, seria temerario y  a la vez peligroso afirmar algo que no estuviese bien pensado. Sin meditación previa podría aseverar menos de lo que al asunto demanda, como asimismo más de lo que a la verdad corresponde. En ambos casos yo caería bajo la sentencia enunciada por Cristo, cuando dijo: 'A cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos'. Por esta razón, ruego y suplico a Vuestra Majestad que se me conceda tiempo para reflexionar, a fin de que en la interrogación pueda contestar satisfactoriamente sin incurrir en una ofensa a la Palabra Divina y sin caer en un peligro para mi alma".

  • Juan Eck: Martín, aunque por la orden imperial hubieses podido comprender suficientemente para qué te han citado y por esta causa no mereces que se te dé más tiempo para pensar, no obstante la Majestad Imperial, por clemencia innata te concede un día para meditar, con el fin de que mañana a la misma hora comparezcas ante él bajo la condición de que no presentes tu declaración por escrito, sino que la expongas oralmente"


Luego de esto, el heraldo condujo nuevamente a Lutero a su albergue. Muchas personas lo amonestaron en el transcurso, pero llegó sano y salvo.

Al siguiente día, 18 de abril, el heraldo lo visitó nuevamente y lo llevó a la corte del emperador. Comenzaría el oficial hablando:

  • Juan Eck: la Majestad Imperial te fijó esta hora, Martín Lutero, puesto que admi­tiste públicamente que los libros ayer nombrados eran tuyos. Además, en cuanto a la cuestión de que si querías que algo de ellos fuera tenido por írrito o si aprobabas todo lo que publicaste, pediste un plazo para reflexionar que ha expirado ahora, aunque por derecho no hubie­ras debido solicitar más tiempo para pensar, puesto que con tanta anti­cipación sabías a qué habías sido citado. Además, todos están de acuerdo con que la cuestión de la fe es tan cierta que cuando se le pregunta a cualquiera en alguna oportunidad, puede dar segura y constante razón de ella y más aún a ti, tan grande y tan docto profesor de teología. ¡Adelante, entonces! Responde al requerimiento de Su Majestad, cuya benignidad notaste al pedir un plazo para meditar. ¿Quieres defender todos los libros que reconociste como tuyos o deseas retractarte de algo?

  • Martín Lutero: Serenísimo Señor Emperador, Ilustrísimos Príncipes, Clementísimos Señores: a la hora que se me fijó anoche comparezco obediente y su­plicando por la misericordia de Dios que Vuestra Serenísima Majestad y Vuestras Ilustrísimas Senorías se dignen escuchar clementes esta causa que es justa y recta tal como yo lo espero y perdonar benigna­mente si no le hubiera dado a alguien por impericia los títulos que le corresponden o si de alguna manera hubiera pecado contra las cos­tumbres y el ceremonial de la corte, puesto que no soy hombre acos­tumbrado a  ella, sino a las celdas del convento. No puedo declarar sobre mí otra cosa sino lo que hasta ahora he ensenado y escrito con simplicidad de corazón, teniendo en vista sólo la gloria de Dios y la sin­cera instrucción de los fieles cristianos.

    Serenísimo Emperador, Ilustrísimos Príncipes, Vuestra Serenísima Majestad me propuso ayer dos preguntas, a saber, si yo reconocía como míos los libros nombrados y editados bajo mi nombre y si quiero per­severar en ellos defendiéndolos o si deseo revocarlos. Di una respuesta pronta y clara a la primera y en esto persisto hasta ahora y persistiré eternamente, es decir, estos libros son míos y yo los publiqué bajo mi nombre, a no ser que hubiera sucedido en el ínterin por casualidad que alguno de mis émulos, ya sea por astucia o por sagacidad importuna, hubiese cambiado algo en ellos o sacado taimadamente una parte, puesto que plenamente no reconozco nada que no pertenezca a mí solo y no haya sido escrito por mí mismo con exclusión de toda interpretación sutil de cualquiera.

    Hay, pues, algunos en los cuales he expuesto la fe religiosa y la moral de una manera tan sencilla y evangélica que los mismos adversarios se ven compelidos a admitir que son útiles, inofensivos y claramente dignos de ser leídos por cristianos. Incluso la bula, si bien es impetuosa y cruel reconoce que algunos son inocuos, aunque los condene también con un criterio verdaderamente monstruoso. Por lo tanto, si yo empezase a revocarlos, os ruego: ¿qué haría sino condenar como único entre todos los mortales esta verdad que amigos y enemigos por igual confiesan pugnando solo frente al criterio concorde de todos?

    Otra clase de libros la componen aquellos que atacan al Papa y a los asuntos de los papistas en cuanto que sus doctrinas y sus pésimos ejemplos han devastado al mundo cristiano mediante un mal que afecta tanto al cuerpo como al espíritu. Nadie puede negarlo o disimularlo, porque la experiencia de todos y las quejas universales atestiguan que por las leyes del Papa y por doctrinas humanas las conciencias de los fieles fueron enredadas, vejadas y torturadas en la forma más horrible, mientras la increíble tiranía devoró los bienes y el patrimonio, sobre todo en esta ínclita nación alemana y aún sigue devorándolos sin cesar hasta el día de hoy por medios indignos, mientras ellos mismos por sus propios decretos (como disto 9  y 25, g. 1  y 2) advierten que las leyes y las doctrinas del Papa han de tenerse por erróneas y réprobas cuando se oponen al Evangelio y  a las sentencias de los Padres. Por consiguiente, si yo revocara también estos libros no habría hecho otra cosa que for­talecer más la tiranía y abrir ya no las ventanas, sino las puertas a tanta impiedad que robaría más amplia y más libremente de lo que se ha atrevido a hacerlo jamás hasta este momento. Y por el testimonio de esta revocación mía, el reino de su maldad muy licenciosa y del todo impune se hará completamente intolerable para el mísero vulgo y, no obstante, quedaría fortalecido y consolidado, principalmente si divul­gasen la noticia de que yo lo hice en virtud de la autoridad de Vuestra Serenísima Majestad y de todo el Imperio Romano. ¡Oh Dios mío, qué tapujo sería yo para la malignidad y tiranía!

    EI tercer género lo componen los libros que escribí contra algunas personas privadas y (como ellos dicen) distinguidas, es decir, las que se empeñaban en defender la tiranía romana y en aniquilar la piedad que yo ensenaba. Confieso que he sido más acerbo de lo que corresponde a mi estado de monje profeso. No quiero tampoco pasar por santo ni estoy disputando sobre mi vida, sino sobre la doctrina de Cristo. No es correcto tampoco que revoque estos escritos porque, debido a semejante retractación, nuevamente podría acontecer que bajo mi patrimonio rei­nasen la tiranía y la impiedad y se ensañaran contra el pueblo de Dios de una manera más violenta que nunca.

    Sin embargo, como soy hombre y no Dios, no puedo defender mis libritos con otra protección que con aquella que el mismo Señor mío Jesucristo defendió su doctrina. Cuando ante Anás lo interrogaron sobre su doctrina y un criado le dio una bofetada, dijo: "Si he hablado mal, testifica en qué está mal". Si el mismo Señor que sabía que no podía errar, no obstante, no se negó a escuchar un testimonio contra su doc­trina, ni siquiera por el siervo más vil cuánto más yo que soy una vez capaz sólo de errar, debo desear y esperar que alguien quiera dar tes­timonio contra mi doctrina. En consecuencia, Vuestra Serenísima Majestad ilustrísimas Senorías, ruego por la misericordia de Dios, que cualquiera, en fin, ya sea el más alto o el más bajo, con tal que sea capaz, de testimonio, me convenza de mis errores y los refute por medio de escrituras proféticas y evangélicas. Estaré del todo dispuesto, si me convencen, a renunciar a cualquier error y seré el primero en arrojar mis libros al fuego.

    Creo que por mis declaraciones queda patente que he considerado y examinado bastante los riesgos y peligros como asimismo las pa­siones y disensiones que se produjeron en el mundo con ocasión de mi doctrina y de los cuales me amonestaron ayer grave y fuertemente. Pero el aspecto más agradable en estos asuntos lo constituye para mí el ver que surgen pasiones y disensiones a causa de la Palabra de Dios. Es, en efecto, el camino, la oportunidad y el resultado de la Palabra Divina, como Cristo dice: "No he venido para traer paz, sino espada. He venido para poner en disensión al hombre contra su padre, etc.". Por ello, hemos de pensar cuán maravilloso y terrible es nuestro Dios en sus consejos para que aquello que aplicamos con el objeto de aplacar las pasiones no se transforme por ventura más bien en un diluvio de males intolerables, si empezamos a condenar la Palabra. Y hay que pro­curar que no resulte infeliz y desafortunado el gobierno de este adoles­cente óptimo, el Príncipe Carlos (en el cual después de Dios se cifra gran esperanza). Podría ilustrar esta afirmación con abundantes ejemplos tomados de las Escrituras: el faraón, el rey de Babilonia, los reyes de Israel se arruinaron completamente cuando trataban de pacificar y estabilizar sus reinos mediante consejos sapientísimos. Es el mismo Dios que "prende a los sabios en la astucia de ellos" y que arranca los montes antes que se den cuenta". Por tanto, es menester temer a Dios. No digo esta porque jefes tan altos necesiten de mi enseñanza y admo­nición, sino porque no debería sustraerme a la debida obediencia a mi Alemania. Y con estas palabras me encomiendo a Vuestra Majestad Serenísima y a Vuestras Señorías, rogando humildemente que no tole­réis que por los celos de mis adversari0s sin causa alguna quede abo­rrecible para vosotros. He dicho.

    Después de este discurso el orador del Imperio dijo en tono de repro­che que yo no había respondido a la pregunta y que no debía cuestionarse lo que ya anteriormente se había condenado y definido en los concilios. Por ello lo que se me pedía era una respuesta simple, no ambigua, si quería revocar o no.

    Entonces yo contesté: Como, pues, Vuestra Serenísima Majestad y Vuestras Señorías pedís una respuesta simple, la daré de un modo que no sea ni cornuda ni dentada. Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al Papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras adu­cidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia.

  • Juan Eck: "Martín, contestaste con más inmodestia de lo que corresponde a tu persona y además no respondiste a la pregunta propuesta. Hiciste varias distinciones entre tus libros, pero de una manera que todo ello no facilita en nada la investigación. Si te retractases de aquellos en los cuales consta buena parte de tus errares, indudablemente Su Majestad Imperial por clemencia innata no toleraría que se persiguiesen los demás que son buenos. Pero re­sucitas errares ya condenados por el concilio general de Constanza compuesto por toda la nación alemana y quieres que se te refute por las Escrituras. En eso estás delirando gravemente; ¿Qué objeto tiene suscitar una nueva discusión sobre asuntos ya condenados a través de tantos siglos por la Iglesia y el concilio?, a no ser que acaso se deba rendir cuenta a cualquiera de todo asunto. Si alguna vez se impusiera la norma de que cualquiera que contradijese a los concilios y a los pensamientos de la Iglesia debiera ser refutado por pasajes de las Escri­turas, no tendríamos nada cierto o determinado en la cristiandad. Y esta es la causa por la cual Su Majestad Imperial te exige una respuesta simple y clara, ya sea negativa o afirmativa; ¿Quieres defender todos tus libros como católicos? ¿o quieres revocar algo de ellos?"


Después de esta exposición, Lutero rogó a la Majestad Imperial que no fuera compelido a retractarse de sus escritos sin claros fundamentos.

  • Martín Lutero: ''¡Qué Dios me ayude!''

Al día siguiente, 20 de abril, el Emperador se reuniría con príncipes, duques y demás estados para dar una declaración.

  • Carlos V: "Nuestros antepasados, que eran también príncipes cristianos, fueron, no obstante, obedientes a la Iglesia Romana que ahora impugna el Doctor Martín. Y como éste se ha propuesto no ceder ni un ápice en sus errores, no podemos apartarnos con decoro del ejemplo de nuestros mayores y hemos de proteger la antigua fe y prestar ayuda a la Santa Sede. Por ello, perseguiremos a Martín y sus correligionarios con la proscripción y con otros medios cualesquiera para cerrarle el camino"


A pesar de esta declaración, Carlos V tenía en consideración el salvoconducto que le darían a Lutero, ya que fue una promesa dada desde el principio. 

El 22 de abril, Juan Eck le dijo a Lutero que se presentase ante él a la hora sexta del próximo miércoles en la residencia del arzobispo de Tréveris. 

Entre los muchos doctores que asistieron, el doctor Vehus declaró que la obra de Lutero destruía toda la institución de la Iglesia. Existía un libro en particular llamado ''La Libertad Cristiana'' que el vulgo utilizaba como liberación y desobediencia. Si bien Lutero tiene otras buenas obras como ''Justicia Triple'', debe tener cuidado porque el árbol no se conoce por la flor sino que por sus frutos. Finalmente, dijo que si Lutero no se retractaba de sus escritos, entonces los tendrían que desterrar. A esto, Martín Lutero responde:

  • Martín Lutero: "Clementísimos e ilustrísimos príncipes y señores, lo más humildemente que puedo os doy gracias por esta clementísima y benignísima voluntad a que se debe esta admonición. Reconozco, pues, que soy un pobre hombre demasiado vil para ser amonestado por tan grandes príncipes. No he criticado todos los con­cilios sino sólo el de Constanza y principalmente porque condenó la Palabra de Dios, lo cual queda evidente por este artículo de Juan Hus que allí fue desaprobado: "La Iglesia de Cristo es la universalidad de los predestinados". Esta proposición la condenó el concilio de Cons­tanza y con ella este artículo de fe "Creo en una Santa Iglesia Católica".

Cuando todo el asunto terminó, Juan Eck llamó a Lutero a su comedor. Ahí se encontraban otros doctores como Cocleo, Jerónimo Schurff y Nicolás Amsdorf. Eck le dijo que las herejías siempre nacían de las Sagradas Escrituras; por ejemplo, ''El Padre es mayor que yo'' indujo a Arrio a dudar de la Santísima Trinidad.

Luego, Cocleo dijo a Martín que se abstuviera de su propósito y que no enseñara más. No solo eso, luego le trató de persuadir que renunciara al salvoconducto y que debatiera públicamente con él. Lutero no aceptó. 

Finalmente, el salvoconducto se hace efectivo y Lutero puede volver a su domicilio, con la condición de que no altere al pueblo con sus discursos durante el viaje. A esto Lutero contestó:

  • Martí Lutero: "Como a Dios le plugo, así sucedió. Bendito sea el nombre del Señor". Ante todo, muy humildemente doy las gracias a la Serenísima Majestad Impe­rial, a los príncipes electores, a los príncipes y demás estados del Imperio por la audiencia tan benigna y clemente, como asimismo por el salvoconducto que se ha observado y se observará. En todo este asunto he deseado sólo una reforma conforme a las Sagradas Escritu­ras y en ella he insistido con toda urgencia. En lo demás toleraré todo por parte de la Majestad Imperial y del Imperio: vida y muerte, fama e infamia. No me reservo absolutamente nada para mí sino el solo derecho de confesar y testimoniar libremente la Palabra del Señor. Con toda humildad me encomiendo y me someto a la Majestad Imperial y a todo el Imperio".

De esta forma, el 26 de abril, Lutero sale de Worms para dirigirse a Wittenberg acompañado con escolta. 

Conclusión

Puede ser que este texto no tenga la objetividad clara debido que es muy probable que lo hayan escrito sus amigos. Sin embargo, el hecho claro es que Martín Lutero sí pasó por esta situación, si tuvo que enfrentarse a la corte del rey Carlos V y no se retractó de sus escritos por mucho que lo incitaran y amenazaran con ello. No obstante, si bien esto termina bien, no es el fin del camino para Martín Lutero, aún quedan otras asperezas. 

lunes, 26 de junio de 2023

Martín Lutero - La Cautividad Babilónica de la Iglesia (1520)


El título de esta obra es tremendamente llamativo, ya que así se llamó el cautiverio que sufrió el papa cuando la sede estaba en Francia: La Cautividad Babilónica del Papa. Sin embargo, Martín Lutero ocupa el mismo título esta vez haciendo referencia a la Iglesia. En esta obra, Lutero pone en tela de juicio los sacramentos de la Iglesia Católica, diciendo que si bien pueden expresar verdades cristianas, estas no tienen un carácter sacramental. A pesar de su excomunión, Lutero sigue en su intento de propagar sus ideas sin complicaciones. Veamos lo que nos trae esta obra. 


LA CAUTIVIDAD BABILÓNICA DE LA IGLESIA

Martín Lutero nos habla sobre las 95 tesis publicadas hace dos años y del arrepentimiento que tiene sobre esta publicación. Recordemos que Lutero nunca tuvo por objetivo que estas indulgencias fueran publicas, sino que algo estrictamente local. 

Indulgencias son adulteraciones de los aduladores de Roma

Luego de haber publicado las tesis y discutir contra los teólogos católicos, Eck y Esmer le habían instruido sobre como funcionaba el primado. No se muestra desagradecido con estos hombres, pues de sus instrucciones y obras también aprendió. Lo trataron de convencer que el papado se sustenta en el derecho divino y no en el derecho humano, pero Lutero, luego de investigar más a fondo, nos dice que la Iglesia no solo no tiene como sustento el derecho divino, sino que está cautiva de Babilonia y dominada por Nemrod. 

De ahí que Lutero dice que se rechacen todos sus escritos anteriores y que se acepte lo siguiente:

El papado es la recia cacería del obispo romano

Lutero acusa que varios hombres están contra él en Alemania:

  • Eck: que habla bien latín
  • Esmer: que habla mejor griego
  • Agustín Alfeld: que habla excelente hebreo

Lutero los señala como urracas. Además de estos hombres se deben mencionar a las facultades de teología de Colonia y Lovaina.

Lutero entra en la discusión de la comunión bajo las dos especies: la sagrada hostia y el cáliz. De acuerdo con Lutero, en las ceremonias de la eucaristía se deben dar las dos especies a los laicos, pero Alfeld no lo piensa así.

Pero cuando entran en discusión, Alfeld dice que por una parte sí se debe suministrar las especies, pero por otro lado no, tratando de no contradecir lo que dice Lutero. Sin embargo, Lutero desconfía porque Eck, Esmer y las facultades de Colonia y Lovaina ya lo han enfrentado de esta forma. A partir de esto, Lutero se refiere a Alfeld como ''especiero''. 

Alfeld dice que solo se debe dar una especie por precepto a los legos: a esto lo llama ''fundamento infalible''. La única especie con respecto a los legos es la de ''pan'' por el siguiente versículo:

''Yo soy el pan vivo''
(Juan 6:35)

Claro, de acuerdo con el razonamiento de Alfeld, Cristo no dice ''Yo soy el cáliz vivo''. El problema, señala Lutero, es que el versículo continúa:

''Mi carne es la verdadera comida y mi sangre es la verdadera bebida''
(Juan 6:55)

''Si no coméis la carne del hijo del hombre y bebéis su sangre...''
(Juan 6:53)


Cuando Alfeld tiene este problema, lo resuelve diciendo que quien recibe una especie recibirá ambas: carne y sangre.

Otro problema con esto es que se refiere solamente a los laicos, pero no a los presbíteros o diáconos por los que a estos ¿qué quedaría?, de acuerdo con Lutero, el pan del infierno. Por lo demás, Alfeld dice que estos no merecen ninguna de las especies. Lutero lo trata de aristotélico, de trasponer los verbos y que signifiquen dos cosas al mismo tiempo, además de teólogo de la escuela de Anaxágoras (quien recordemos fue señalado como ateo). 

Un argumento final con respecto a las especies es que Pablo recibió de Cristo el uso del pan y el cáliz, y que luego de recibirlo lo transfirió a los corintios. Entonces, si recibió el pan y el cáliz quiere decir que se dieron las dos especies, pero antes había dicho que solo se daba una. 

Lutero se altera con estas proposiciones de Alfeld y lo insulta citando la siguiente oración:

''Lo sé por cierto, cuando peleo con el estiércol, venza o sea vencido, siempre salgo manchado''

Con todas estas consideraciones y disputaciones que han llevado a Lutero a formular sus descargos, ahora veremos los sacramentos que son aceptados por el reformador.

Bautismo, Penitencia y Pan

La Iglesia Católica tiene siete sacramentos:

  1. Bautismo
  2. Confirmación
  3. Eucaristía (o Pan)
  4. Penitencia
  5. Unción de los enfermos
  6. Orden sacerdotal
  7. Matrimonio

De estos sacramentos, Lutero solo acepta tres que serían el bautismo, la penitencia y el pan.

Primera Cautividad 

En primer lugar, Lutero se referirá al sacramento del pan: este se refiere a la fe en el verbo encarnado, porque esta hablando de comer pero en el sentido espiritual. Agustín también decía algo similar:

''¿Para qué preparas el vientre y el diente? Cree y habrás comido''

En consecuencia, no se habla del pan en concreto como alimento sensible, sino que como alimento espiritual que está fundado en la fe. 

Los sacramentos fueron dados a todos y no se pueden negar ambas especies a los laicos. Los sacerdotes son siervos y en cuanto tales, deben dar ambas especies a quien lo requiera. Ahora bien, esto no es una obligación sino que debe quedar en la consciencia de cada uno. 

Esta sería la Primera Cautividad de parte de la iglesia: la prohibición de entregar las especies. 

Segunda Cautividad

Esta segunda cautividad tiene que ver con el tema de la transubstanciación, que en palabras sencillas es la transformación de la sustancia del pan al Cuerpo de Cristo. Para la Iglesia Católica, fundamentada en la doctrina de Santo Tomás de Aquino, el pan y el vino serían respectivamente, y literalmente, la carne y la sangre de Cristo. En cuanto al pan y al vino, sus sustancias son cambiantes pero sus accidentes permanecen. 

Para Martín Lutero, esta es una excesiva especulación filosófica, pues ya que se ''transustancian'' el pan y el vino, ¿por qué no se habla también de la ''transaccidentalización'' del pan y el vino? Por lo demás, las Sagradas Escrituras nunca hablan de una transustanciación del pan y del vino, siendo esto en verdad una interpretación católica que sigue la filosofía de Aristóteles. 

Lutero nos dice que en contraste a esto, la verdad es que la presencia del pan y del vino en la Eucaristía hace que Cristo esté presente, y no que el pan se transforme literalmente en carne y el vino en sangre. A esta teoría se le llamó, por los no luteranos, ''consustanciación'' o presencial real. 

Tercera Cautividad

La tercera cautividad tiene que ver con considerar a la mira como buena obra y sacrificio. Lutero no está de acuerdo sobre el modo de llevar la misa, que en verdad ha sido solo para hacer ferias y negocios de tabernas, en sus palabras. Sin embargo, estas costumbres están tan arraigadas en el seno de la Iglesia que tendríamos que sacar tantas cosas que al final no quedaría nada. A continuación, Lutero ofrece algunas recomendaciones:


  • Deshacerse de los vestidos, ornamentos, cánticos, preces, órganos, lámparas y todo aquello que llama la atención a la vista. Solamente hay que estar con la palabra de Dios

La misa es la promesa del perdón de los pecados que Dios nos hizo. De hecho, toda la virtud de la misa consiste en la Palabra de Cristo, es decir, la fe. Es a su vez, la Palabra de Cristo, el testamento, mientras que el pan y el vino es el sacramento. De hecho, para todos los sacramentos debe estar la promesa divina

Fueron los romanos quienes desvirtuaron el sacramento de la misa, preocupándose más de su operación que de sostener la Palabra de Cristo. La misa no es más que la promesa divina o el testamento de Cristo, encomendado al sacramento de su cuerpo y sangre; en consecuencia, todo ocurre en ese momento por fe y no por ninguna obra. 

Como ella es testamento y sacramento, se observa solamente a quien la realiza, en otras palabras, el sacramento es incomunicable, no se refiere a otros. Por eso, Lutero critica que en misa se ore por otros. 

La misa debe parecerse a la primera misa de todas; a la de la última cena, en donde Cristo tuvo un ambiente sencillo, alejado de vestidos, sin cantos ni otras ceremonias por el estilo. En todo caso, lo que se sí se realizaba fue el llevar comida y darla a los más necesitados. 


Sacramento del Bautismo

Este puede ser el sacramento menos afectado de todos. Nadie pudo afectar a este gran fundamental sacramento. 

Observaciones

Lo primero que debe observarse es la mesa:

''El que creyere y fuere bautizado, será salvo''

(Jeremías 2:32)


Es un sacramento importante porque le recuerda al creyente la protección que tiene con respecto a su salvación. Por mucho que haya realizado pecados, el creyente no puede deshacerse de su bautismo, a menos que dejara de creer. Entonces, el bautismo tiene las mismas condiciones que la misa, la fe, de lo contrario, no servirá de nada realizar el bautismo. 


La segunda observación tiene que ver con la sumersión, pues Bautismo significa sumersión. Para Lutero, en el agua y en la palabra hay una espiritualidad oculta. Esta sumersión significa la sumersión del hombre viejo y la emersión es la emersión del hombre nuevo. A su vez, también significa muerte y resurrección respectivamente. 


Sacramento de la Penitencia

Sabemos que en el Sacramento de la Penitencia se encuentran tres conceptos fundamentales:

  1. Contrición: para los romanistas es la suma y consideración de los pecados. Sin embargo, nada se habla de la fe que es la verdadera fuente de contrición. Lo que hace que una contrición sea tal. Mucho se piensa que el dolor de esta contrición proviene de la remisión de los pecados, pero en verdad esta debería venir de las amenazas y las promesas. 
  2. Confesión: la confesión se realiza de forma oculta en la Iglesia. De esta forma es imposible comprobarla, dice Lutero. Sin embargo, Lutero la mira con buenos ojos y no la condena como la lleva la Iglesia, a excepción de que los curas se reservan los pecados secretos, y estos luego se revelan a confesores nombrados por ellos
  3. Satisfacción: la Sede Romana ha desvirtuado el sentido de la satisfacción, sobre todo porque las indulgencias eximen de hacerla si es que se tiene dinero. 

Por lo demás, en cuanto a la última, Lutero se remite a nombrar lo que ya se ha hablado en su obra ''La Indulgencia y la Gracia'' donde está tratado ampliamente. 

La Confirmación

Al igual que la Penitencia, la confirmación también estaba compuesta de tres partes:

  • El pan
  • El orden
  • La confirmación

Con respecto a este Sacramento, la verdad es que Lutero cree que nada de este esté confirmado en las Sagradas Escrituras, que sea un sacramento necesario. No contiene el sacramento de la confirmación ni salvación ni la promesa divina. 

El Matrimonio

Al igual que en la confirmación, en el matrimonio tampoco está la promesa divina, por lo tanto, para Lutero este no puede ser un sacramento. Por lo demás, no es una institución propia de la Iglesia Católica sino que pertenece a toda la humanidad, sean fieles o infieles, además de que esta institución ha existido con mucha anterioridad a la Iglesia.

El matrimonio es una figura de Cristo y de la Iglesia, más no un sacramento.

Luego Lutero nos habla de Ángel de Clavasio y la Suma Angélica que es una obra donde se dan 18 impedimentos para contraer matrimonio. A esta obra Lutero responde con un pasaje de las Sagradas Escrituras:

''Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad''
(1Timoteo 4:1-3)

Es decir, el mismo Pablo predijo que habrían personas que prohibirían casarse. 

Estas prohibiciones tenían que ver con el parentesco, con la religión y con el adulterio. Lutero no está de acuerdo con ninguna de estas prohibiciones; en primer lugar, el matrimonio por parentesco solo es hasta segundo grado como lo señalan las Sagradas Escrituras:


  • Madre
  • Madrastra
  • Hermana natural
  • Hermana legítima
  • Nieta
  • Tía
  • Nuera
  • Cuñada
  • Hijastra

Sin embargo, nada se dice de la hija o nieta del hermano que se encuentra en el segundo grado. Por eso, es legítimo que ese matrimonio pueda existir. 

También es absurdo, de acuerdo con Lutero, que se prohíba el matrimonio por no estar bautizados en la misma religión. De la misma forma es absurdo que una mujer que antes cometió adulterio no pueda casarse, ya que en la misma biblia está la historia de Betsabé, quien cometió adulterio con Urías y luego contrajo matrimonio con David. 

Aunque en un principio dice que no le gusta el divorcio y no se anima a llamarlo ''lícito'', Lutero sostenía que era posible en circunstancias especiales; por ejemplo, el adulterio. Por medio del mismo, y luego de que ya se explicó que el matrimonio era posible después de haber cometido adulterio, entonces la mujer o el hombre puede volver a contraerlo después del divorcio. 

El Orden Sacerdotal

Este tampoco debería ser un sacramento, pues no esta la promesa de la divina Gracia, así como tampoco está en las Sagradas Escrituras. Es completamente creado por la Sede Romana. 

Ahora bien, la fuente de este sacramento la podemos verificar en la obra del Pseudo Dionisio ''Jerarquía celestial'' donde se mencionan los sacramentos que entre ellos se cuenta el del orden sacerdotal. Lutero responde que este erudito no tiene ninguna prueba para demostrar que esos son los sacramentos. Lo mismo ocurre con el resto de las obras. 

Extremaunción

En este sacramento, se dice que están dentro de él la Promesa y el signo, elementos que se necesitan para conformar un sacramento. Estaría fundamentada en el apóstol Santiago:

''¿Está algún enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por el, ungiéndose con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviese en pecados, le serán perdonados''
(Santiago 5:14-15)

Lutero duda que estas palabras hayan sido pronunciadas por el apóstol, pero aunque fueran de él no sería lícito que por su sola potestad se instaurara un sacramento, porque esto solo le pertenece a Cristo. Además, el sacramento de la extremaunción es en caso de muerte, y el versículo no nos habla de muerte sino que de enfermedad.

En consecuencia, no sería un sacramento, pero sí un cierto rito de la Iglesia primitiva que ya no se hace.

Conclusión

Se despide entonces Lutero criticando los sacramentos de la Iglesia antes señalados. No tenemos, en consecuencia, que seguir las reglas estrictas que la Iglesia ha impuesto, pues no tienen ninguna justificación desde el punto de vista de la fe. Son instituciones creadas por la Sede Romana por alguna razón que Lutero no especifica del todo, pues se remite a que estas son invenciones antojadizas (como así parecen ser). Debemos seguir con las lecturas. 

martes, 20 de junio de 2023

Avempace - Sobre el alma

Este tratado sobre el alma está entendido por Avempace dentro de la Física de Aristóteles, siendo la última obra sobre el estagirita que Avempace realizaría. Ya habíamos visto los Comentarios a la Física de Aristóteles anteriormente, pero ahora nos enfrentamos a una obra original del mismo filósofo, ya no un mero comentario. Esta obra será un punto crucial entre la filosofía de Aristóteles y Averroes, En todo caso, aunque la obra tiene la originalidad del mismo Avempace, no se puede negar la gran influencia aristotélica que tiene. Veamos cómo se aborda el concepto de alma.

Referencias:

(1) Este es uno de los pasajes más oscuros debido a su ilegibilidad y en consecuencia, difícil traducción.

(2) Los grados de existencia era una discusión que tenía Avempace con Badajoz

(3) Nadie sabe a qué cosa se refiere en este caso Avempace. Quizás sea la materia. 


SOBRE EL ALMA


Capítulo I: Sobre el alma


Existen dos tipos de cuerpos:

  • Naturales: generados y corruptibles
  • Artificiales: existen por un acto de voluntad (una silla o una cama)

De acuerdo con Aristóteles, todas ellas están hechas de materia y forma. La materia puede existir con forma o sin forma; si queremos entender la materia sin forma tendremos que remitirnos a los cuatro elementos sublunares; de hecho, estos son los cuerpos naturales. 

El ser simple puede transformarse y de él comienza a salir un ser compuesto; por ejemplo, del agua proviene el aire y la tierra, esto sucede cuando este ser simple se mezcla con otro ser y juntos hacen una composición diferente a las que tenían. Por eso, todas las especies compuestas tienen más de un elemento.

Los cuerpos artificiales tienen como primer motor el arte, y en este caso, los cuerpos naturales serían los instrumentos de los mismos. En consecuencia, estos cuerpos pueden ser creados esencial o accidentalmente. Es fácil ver entonces que existen dos motores primeros; el de la naturaleza, llamado motor natural; y el del arte, llamado motor artificial. 

Lo mismo ocurre con las formas: estas pueden ser naturales o artificiales. Las formas son perfecciones firmemente establecidas en los cuerpos que se encuentran. Cuando la forma se da de este modo se le llama entelequia; en consecuencia, las formas son entelequias que los cuerpos poseen en potencia.

Los cuerpos naturales tienen su motor en su interior, pero los cuerpos artificiales tienen un motor fuera de ellos mismos. Los cuerpos naturales se dirigen hacia su lugar natural (la tierra hacia abajo, el agua hacia abajo, el aire hacia arriba y el fuego hacia arriba), y se desvían solo por accidente. Por lo tanto, tienen una potencia dentro de ellos: cuando un obstáculo se lo impide, pero luego vuelve a su lugar natural si cesa dicho movimiento. Por esto se dice que el motor de estos cuerpos está en su interior, pero esto no es así. La piedra tiene potencia para dirigirse hacia abajo, pero su motor es la pesadez.

  • Potencia: dirigirse hacia abajo
  • Motor: pesadez

Pero en los seres dotados de alma, el móvil no es más que su potencia y el motor mueve según la naturaleza o contrario a la naturaleza. Por ejemplo, el movimiento de la mano, que si bien tiende hacia abajo, puede levantarse.

  • Potencia: su móvil
  • Motor: moverse de acuerdo a la naturaleza o no

Por otro lado, la forma es de dos clases:

  • Entelequia de un cuerpo natural donde motor y móvil no se unen (llamada naturaleza)
  • Entelequia de un cuerpo natural que se mueve por instrumento (llamada alma)

El alma es una entelequia de un cuerpo natural orgánico. A su vez, la entelequia puede ser primera y última, y en consecuencia, es un cuerpo vivo. 

De la misma forma, está claro que la palabra ''alma'' es una palabra convencional, debido a que ''entelequia'' puede entenderse de muchas formas (es ambigua). De ahí se entienden los tipos de alma, es decir, de las mismas formas que las entelequias:

  • Alma nutritiva: entelequia del cuerpo orgánico que se nutre
  • Alma sensitiva: entelequia del cuerpo orgánico que siente
  • Alma imaginativa: entelequia del cuerpo orgánico que imagina

Al alma racional se la llama alma en cuanto participación, pero de forma más clara que en estos casos. 

Toda ciencia, como diría Aristóteles es buena y bella, y sin embargo, unas son más bellas que otras. El estudio de las almas es el que precede el estudio de todas las demás cosas, en consecuencia, todas las ciencias necesitan la ciencia del alma, a excepción de aquella ciencia que estudia los primeros principios: la metafísica. Ahora bien, la mejor manera de conocer los primeros principios se realiza a través del alma, por lo tanto, el estudio del alma sigue siendo fundamental. 

Así, la primera de las ciencias es aquella que estudia ''qué es la cosa''. Esta puede ser completa o incompleta, que es cuando se conoce solamente una parte de la definición, o bien se puede saber completamente. Una definición se divide por anterioridad y posterioridad. 

  • Anterioridad: compuesta de causas y varios géneros. Es la más idónea de las definiciones y se compone de causas próximas y remotas
  • Posterioridad: posterioridad con respecto de aquello de lo que se componen las cosas con las que no se constituye algo. Se componen únicamente de accidentes

Avempace nos habla de las causas que están en la definición por anterioridad. 

  • Causas próximas: las cuatro causas aristotélicas (material, formal, eficiente y final). Pueden ser particulares o generales
  • Causas remotas: las que se pueden deducir de las cuatro causas aristotélicas

El signo es algo accidental y solo le proporcionan partes a la definición. 

El alma como ciencia

El alma no está en la definición axiomática como las otras ciencias, porque es evidente por sí misma, se deduce. Aunque sea difícil de definir, no es imposible de hacerlo. 

Si hay algo que el alma puede hacer al margen del cuerpo, este será la separación. De acuerdo con Avempace, esto complica todo en los textos de Física de Aristóteles. Ahora bien, con todo esto explicado, necesitamos verificar a qué tipo de ciencia pertenece el alma, a la del cuerpo, a la de las cualidades del cuerpo o alguna otra. 

En primer lugar, se debe buscar el género del alma para así encontrar su definición. Para obtener la definición se deben conseguir tres cosas:

  1. Análisis
  2. Síntesis
  3. Demostración

No puede investigarse por medio del análisis, ya que su género no es conocido. Tampoco puede ser la demostración porque el alma no se entiende de una sola forma. En consecuencia, lo único que nos queda como método es la síntesis. 

La síntesis se ocupa para aquello cuya existencia se conoce previamente. La existencia del alma es obvia y su demostración sería parecido a buscar la demostración de la existencia de la naturaleza; lo cual es propio del que no conoce la diferencia entre lo conocido por sí mismo y lo conocido por otro. 

Todo animal es un cuerpo compuesto de partes no homogéneas y discontinua, de partes separadas dentro de límites que le son propios, además de ser móviles y sensibles. Pertenece al género de los seres que tienen cuerpo y forma. 

El alma es entelequia de un cuerpo material que tiene ciertas facultades. Pero no hay una sola naturaleza que abarque a todas las almas, de hecho, si fuesen del mismo género, todos sus actos serian de igual género. Sus facultades pueden predicarse de forma posterior, anterior, analógica o simultáneamente; en efecto, la alimentación será una facultad anterior a la de las sensaciones. 

Esto hace que el alma sea aún más difícil de estudiar por la ambigüedad que presenta, y su evidente falta de demostración. Esto dificultó mucho a los antiguos en el descubrimiento del alma, lo que finalmente los lleva a determinar al alma como una sustancia, de esta opinión era Platón y Aristóteles. Luego tenían que distinguir qué potencia del alma sería primero. 

Capítulo II: Tratado sobre la potencia nutritiva

Lo opuesto al ser es el no-ser. 

El no-ser puede ser, lo que no existe puede existir. Lo que puede existir es de dos clases:

  1. Necesario: no puede no-ser
  2. Contingente: lo que existe en un momento cualquiera, que no existió antes en otro momento

Avempace dice que es necesario que sea inexistente por un tiempo indefinido, pero esto solo puede ser por accidente. Para Avempace, no existe la privación absoluta como había aclarado en los comentarios a la Física de Aristóteles. 

Recordemos un ejemplo: Si Zaid está enfermo y es posible que sane o que no sane, lo opuesto a que sane no será la privación de salud contenida en la posibilidad de sanar, sino la ausencia de salud. 

Lo posible y lo que está en potencia son una cosa en el sujeto, pero en sí mismas son distintas: 

Por ejemplo, lo posible precede al acto en el tiempo (la luna es eclipsable), pero también puede que esta posibilidad sea necesaria (no así en el caso del enfermo).

Lo que está en potencia: no llega a ser acto hasta que el ser no sufre un cambio de manera necesaria. 

El modo en que se da el cambio está entre algunas de las categorías:

  1. Substancia: potencia cambiante
  2. Cantidad: potencia cambiante
  3. Cualidad: potencia cambiante
  4. Lugar: potencia cambiante
  5. Pasión: potencia pasiva (pero proceden de un cambio)
  6. Perfección: potencia pasiva (pero proceden de un cambio)
  7. Relación: no pertenece a ninguna categoría de cambio
  8. Posesión: potencia cambiante
  9. Posición: potencia cambiante

Los que tienen relación en sus definiciones son la posición, la posesión, el lugar, el tiempo y la pasión. 

Ahora veamos lo relativo al acto.

Lo que actúa, en cuanto que actúa (entendido como esencia), es un ser en acto, mientras lo que padece es un ser en potencia. ''Lo que actúa'' acompaña en el ser a ''lo que padece''. De ahí que se deriven también los motores los cuales unos son necesarios (eternos) y otros potenciales (contingentes). 

El alma

El alma de los cuerpos celestes no es potencia bajo ningún concepto, a menos que se les relacione con el Intelecto Agente, y ahí se les llamaría potencias motrices. Pero esto no es debido a que se parezca esencialmente al Intelecto Agente, sino que su potencia se asemeja al Intelecto Agente de forma accidental. 

El alimento

Al alimento se le llama carne con respecto a la fiera y también al alimento último que luego se convierte en sangre. En consecuencia, la potencia nutritiva es una potencia por la que el cuerpo llega a moverse.

El alimento que está en potencia es un alimento remoto y por lo tanto, tiene un motor que lo hace cambiar a alimento en acto. Lo que se alimenta es o una planta o un animal, lo que hace pensar que la fuerza motriz para alimentar está en el cuerpo. 

La alimentación se da por medio de una facultad nutritiva, y en consecuencia la potencia nutritiva es un alma. Se produce un movimiento en la sustancia. 

El alimento próximo tiene varios niveles:

  • El que está dentro del animal
  • La humedad que está en las raíces de la planta
  • La sangre
  • La savia
  • La sangre que se convierte en carne
  • La savia que se convierte en ramas

El alimento, en cierto modo, es parte de la generación y la corrupción, pues todo ser generable y corruptible tiene un generante que puede ser de su misma especie o bien puede ser del género. 

Potencia motriz

La potencia motriz lleva a cabo sus acciones de la siguiente manera:

  1. Acciones propias de su especie
  2. Por accidente
  3. Según la materia en que actúa

Todos estos movimientos tienen algo en común con su moviente, sobre todo cuando se trata de los elementos naturales: el agua proviene del agua, el aire del aire, la tierra de la tierra y el fuego del fuego, aunque este también puede existir por el choque de cuerpos. 

El modo en que las partes constitutivas de cuerpo pasen a conformar, en efecto, un cuerpo, se debe realizar por medio del calor y no del frío. 

Facultad de aumento

Todo cuerpo tiene una magnitud que le es característica y con la cual adquiere la perfección de su ser. Esta cantidad no le fue dada en el principio, es decir, en su generación. De aquí se deriva otra facultad que es el alma aumentativa y está intrínsecamente ligada con el alma nutritiva. 

La diferencia entre estas dos potencias, generativa y nutritiva es que esta última realiza cada una de las partes en potencia, o regenerándolas. Por otro lado, la generativa realiza la especie que es en potencia confeccionando un cuerpo perteneciente a aquella especie y no empleando en ello las partes de la facultad nutritiva. La facultad generativa se encuentra en el intelecto en acto y no en el cuerpo, mientras que la potencia nutritiva sí se encuentra en el cuerpo. 

Esta generación ocurre de manera accidental en los cuerpos naturales, ya que estos solo recibieron existencia que es la ínfima de las jerarquías del ser necesario. En otras palabras, los seres para existir necesitan al menos los elementos naturales. Ahora bien, lo que se les da a los cuerpos materiales no es una existencia necesaria, sino que más bien la reproducción con el objeto de perpetuar la especie. 

Potencia reproductiva

Esta es la última meta del crecimiento, donde se alcanza la perfección del movimiento de los seres. Si pudiéramos colocar estas potencias en jerarquías sería de la siguiente forma:

  1. Potencia nutritiva: materia
  2. Potencia generativa: introducción
  3. Potencia reproductiva: fin

La potencia nutritiva siempre hace más alimentos de los que exige la conservación del cuerpo. Este exceso se orienta al crecimiento y cuando éste alcanza su perfección, proviene de él lo que conocemos como semen. En efecto, cuando el cuerpo se vuelve decrépito, la única facultad que existe en el alma nutritiva es la de conservar el cuerpo, dejando de existir aquella que se orienta al crecimiento.

Capítulo III(1): Tratado sobre las potencias sensibles

Todo cuerpo se compone de materia y forma, pero estas no son el cuerpo propiamente tal y sin embargo, vive por ellas. La materia es receptora de la forma, y la forma nunca está en acto sino una vez en la materia al igual que la materia. No obstante, estas pueden ser separadas en un cuerpo solamente en potencia, lo que es evidente en los cuerpos generables y corruptibles. La explicación de esto es que la materia sí se separa de la forma, pero solamente para coincidir con otra forma. Por ejemplo, cuando el agua se convierte en vapor; el agua es la materia y la forma es el vapor, pero no es que el vapor tenga su propia forma, sino que el agua está siempre unida a la forma del vapor.

Tanto la materia como la forma son seres de un sujeto. Pero existen contrariedades en la forma; por ejemplo, la materia puede tener muchas formas contrarias, aunque en sí es una sola para todas. Esto es un corolario indispensable para la existencia de la materia: que tenga formas contrarias.

Por ejemplo, una estructura de madera tiene, en efecto, una forma, pero bien puede que esta pueda modificarse y recibir una forma contraria a la que se había hecho primeramente. Esto también se entiende porque la materia tiene un motor móvil que le hace adquirir formas. 

El motor puede ser de dos clases:

  • No homogéneo: el de los cuerpos celestes
  • Homogéneo: el de los demás cuerpos

Para explicar el motor de los cuerpos homogéneos Avempace nos da el siguiente ejemplo:

  • Sea AB agua, siendo B su forma
  • El agua está fría, es decir, tiene frío en acto
  • Es aire en potencia
  • Sea D la potencia del aire
  • Por lo tanto, en AB estará D
  • En cuanto que es AB moverá y en cuanto a que es D será movido
  • Sea AH el calor y una forma
  • El calor está en A (en el agua) que es su ser en potencia
  • El cuerpo AH estará en reposo por medio de D
  • Ambos, AD (agua y aire) serán motores, mientras que B y H (forma del agua y forma del calor) existen
  • La potencia D será necesariamente movida por B y la potencia A será movida por H

En cuanto a la potencia del frío y al calor. Cuando existe calor, este mismo es causa del frío en potencia porque la potencia en cada una de las cosas es una sola en la materia. La materia, ya sea remota o próxima necesita de la forma para existir, y claro, la materia se nos presenta en la mente como si rehuyera de la forma (como diría Platón), pero ¿qué pasa cuando la materia es desprovista de forma?

La diferencia surge por un lado de la forma y por otro de la potencia. La forma no puede ser divisible a menos que se la comprenda como una división accidental ¿Cómo es esto posible? entendiendo que no hay nada que sea inútil en la naturaleza (idea de Aristóteles), la forma está de forma accidental en la materia, que llamaremos forma material. Esta forma material, al ser material siempre está en un otro porque la naturaleza no hace nada en vano. De este modo, la forma de los elementos está en la materia. 

Ahora bien, la forma material es inteligible en virtud del intelecto que la puso ahí. Son inteligibles cuando se unen con el cuerpo. Toda cosa exenta de materia (inteligible) es una forma separable como lo es el intelecto adquirido, pueden ser sensibles e imaginables siendo asimismo motores del apetito. 

Sin embargo, también se podría preguntar si los inteligibles en ellos existen de algún modo o bien no existen. Avempace nos dice que esta duda debe responderse considerando la existencia de ellos en el mundo y la relación que tienen en él. Esto porque no es lo mismo decir que un inteligible es causado por otro (existencia inteligible) a que su existencia material se deba a otro, porque ambas existencias son opuestas. 

  • Existencia inteligible ≠ Existencia material

Como todo lo material está sujeto a cambio y lo inteligible no lo está (además de ser indivisible), la existencia material está en un sujeto, es decir, es un cambio que va a llegar a ser. 

Todo lo material tiene tres maneras de cambiar:

  1. Cualitativamente
  2. Cuantitativamente
  3. Lugar

Algunos dicen que el cambio en la existencia se da por medio de los grados de existencia porque cada uno de ellos tiene una diferencia(2), pero de acuerdo a Avempace esto no es posible ya que el único ser que merece la existencia es el ser material que está mezclado de elementos (sublunares), es movido por los móviles, cuerpos celestes y otros animales. 

La existencia del inteligible en acto no es posible en la materia hasta que se cumplan ciertas condiciones, por ejemplo, la alimentación que finalmente constituiría un ser como el hombre. 

La potencia racional precede a todas las otras potencias en el alma, incluso de la imaginación, pues hay quienes dicen que la imaginación se da de modo casual con el conjunto de elementos en el ser. 

Las formas tienen distintos grados:

  1. Existencia material (no tiene cambios en absoluto, y extremo último de la existencia)
  2. Existencia inteligible

Ninguna de estas dos existencias puede estar sin la otra. Si la existencia inteligible no tiene materia sería una falsa invención. De ahí que la teórica natural (o la ciencia natural) identifique necesariamente la materia y la forma unidas. En todo caso, cuando la forma está separada de la materia (sea que estén abstraídas) esta recibe el nombre de percepción. Cuando está unida con la materia se le llama intelecto y a la percepción también se le llama intelecto en potencia. 

Dicha abstracción tiene varios grados:

  1. Sensación
  2. Imaginación
  3. Razón

En cuanto al sentido, este puede estar en acto o en potencia, atendiendo si esta es próxima o remota. Es remota como por ejemplo, el feto que después de un tiempo podrá sentir, y es próxima como cuando se ''huele'' algo que todavía no está frente al olfato. Luego se deriva la imaginación a partir de los sentidos.

En cuanto a la razón tenemos el intelecto que es creador por el principio que subyace en él. Este principio tiene dos géneros:

  1. El que está unido a su propio instrumento; por ejemplo, el semen del animal que reproduce. En este caso, es el calor del semen el que actúa en él para lograr la generación del ser
  2. Sus instrumentos depende de algo exterior; por ejemplo aquellos animales que nacen de generación espontánea. En este caso, podría ser el calor que se genera de la putrefacción que crea moscas o gusanos

A través de una mezcla, el alma recibe la forma y finalmente se completa todo el proceso. 

Con respecto a la forma, ya sabemos que está no cambia porque es indivisible. Por lo tanto, lo que cambia es ''otra cosa'' y la forma se amolda a ese cambio(3)

Capítulo IV: Tratado sobre la vista

El alma es una entelequia como habíamos dicho anteriormente, siendo su primera materia la mezcla humoral del cuerpo. Esto se puede llevar perfectamente al sentido de la vista, diciendo que ésta es la entelequia del ojo. 

El primer sensible de la vista es el color, ya que no puede percibirse con ningún otro sentido. La facultad que permite al ojo ver es el humor vítreo, cosa que es evidente cuando se tratan las cataratas en los ojos. Por lo tanto, podemos decir que el humor vítreo es el que permite que podamos ver los colores. 

Colores

El color solo puede percibirse por medio del aire. Por eso, cuando el color se pone sobre el ojo, el ojo no lo percibe inmediatamente. Además del aire, la visión necesitará del color para ser percibida.

Para continuar con el estudio del color, Avempace estudia dos conceptos:
  • Luminoso: lo que proporciona luz
  • Iluminado: aquello donde hay luz

Lo luminoso se dice de dos formas:

  • Anterioridad: creemos que el sol es común con el fuego
  • Posterioridad: lo que ilumina al ser iluminado, como el reflejo de la luna y los cuerpos bruñidos

Lo luminoso con respecto a lo iluminado tiene una posición relativa. Los cuerpos solo tienen posición que sería una condición absoluta y en consecuencia, lo iluminado recibe una posición con respecto a lo iluminante, que se da por medio de la categoría de relación. 

El color es un motor que mueve a lo transparente en acto, siempre y cuando sea iluminado. Su primer receptor es la superficie.

Capítulo VI: Tratado sobre el olfato

El olfato es la percepción de lo olido. Lo primero que es olido es el olor. Todo lo que tiene olor está mezclado, pues la mezcla precede al olor en el cuerpo por naturaleza.

Entre los animales, el hombre racional no necesita tanto este sentido, y por eso su percepción es débil; al contrario, en el animal irracional el olfato es motivo de subsistencia, en consecuencia es mas fuerte.

El olor tiene una especie de velo que es levantado por la respiración. No se percibe el olor hasta que se respira por largo tiempo, pero de lo contrario no se percibe. El olor resulta al lavar la humedad a la sequedad o por alguna cocción por el calor. 

Capítulo VII: Tratado sobre el gusto

El gusto no puede existir en lo seco ni en lo húmedo, por lo cual el gusto no se da en la ceniza, en el agua ni en el aire, pero sí se da en el agua de mar y en los pantanos, en virtud de la sequedad que se produce en aquellas aguas. La materia del gusto es la humedad porque cuando no hay humedad no hay sentido del gusto. Necesita humedad para existir y para ser sentido. El gusto es necesario en el animal, salvo en los moluscos y en las esponjas de mar. 

Así, el gusto será más o menos desagradable mientras más o menos húmedo sea. 

Capítulo VIII: Tratado sobre el tacto

Todos los animales tienen este sentido, y si lo perdieran ya no serían animales porque ningún sentido carece de tacto. Si es generable y corruptible, necesariamente es tangible. 

¿Qué hay del alma? se dice que el alma tiene frialdad, pero que al mismo tiempo se mezcla con el calor innato. En este sentido, tenemos dos órganos encargados del flujo de los fluidos que son tanto fríos como calientes. El cerebro se encarga de lo frío y el corazón de lo caliente.

No se sabe si el sentido del tacto está en la carne o no, pero Avempace nos dice que al menos es una de las cosas de las que está constituida la carne. 

Capítulo IX: Sobre el sentido común

Existe una facultad común que percibe los sentidos y este es el sentido común. En el quedan impresas aquellas sensaciones percibidas anteriormente y que luego se pueden evocar sin la presencia de la cosa, esto se llama el efecto de lo sensible tras la ausencia de la cosa. Cuando estas sensaciones quedan de manera continua, a esto se le llama retención o memoria. 

De acuerdo con Avempace, el sentido común es, por una parte, alma porque en definitiva el sentido común es una entelequia. Es parte del cuerpo a través de la materia que le es propia porque está conectado con el cuerpo. Es una facultad entre el alma y las cosas que no son alma.

Capítulo X: Tratado sobre la facultad imaginativa

La imaginación es aquella facultad por la cual se perciben las imágenes de las cosas sensibles.

Los intelectuales han dicho que la imaginación puede ser de tres formas; opinión, sensación o ambas. Avempace nos aclarará estos tres puntos:

  1. Opinión: no puede ser opinión porque de otro modo no podríamos establecer con claridad cómo es la imaginación. Alguien puede tener la opinión de cierto animal y otro puede tener otra.
  2. Sensación: lo sensible de cada sensación existe al percibirlo, pero no toda cosa imaginada es así, porque puede imaginarse lo que no está presente. 
  3. Ambas: si no es opinión ni tampoco sensación no será ninguna de las dos

Es evidente que la imaginación es una potencia que en la mayoría de las veces proyecta imágenes falsas, aunque cuando son verdaderas es porque se esta utilizando la potencia sensible. Sin embrago, las cosas percibidas por esta potencia no son cosas sensibles. No puede percibir las cosas por esencia sino que por accidente. 

Habíamos hablado que en el sentido común teníamos una facultad parecida, es decir, hay un efecto que queda en el sentido, pero en la imaginación esto se da de otra manera. 

Antes de todo debemos entender qué es la imagen. En primer lugar, las imágenes son entelequias que están en la potencia imaginativa, así como las sensaciones están en el sentido común. En consecuencia, la potencia imaginativa está ubicada dentro de las potencias materiales, y por esto su efecto es más potente en el sueño. En este estado, el sentido común es solo accidental, pero la potencia imaginativa está subordinada al sentido común. 

De todas formas, la potencia imaginativa estimula la parte apetitiva del alma. Algunos animales como las hormigas solamente tienen esta facultad como la más noble. La potencia imaginativa es la entelequia del cuerpo. Las sensaciones vienen a la existencia porque tienen una facultad por la que son puestas en movimiento, y ellas, a su vez, mueven a la facultad imaginativa, donde necesariamente se da la imaginación. 



Capítulo XI: Tratado sobre la facultad racional

La facultad racional no está siempre en acto y esto es evidente; pues de ser así su aprendizaje sería solamente recuerdo, y además no necesitaría de los sentidos. Sin embargo, tampoco está siempre en potencia porque las ciencias vienen al hombre por medio del aprendizaje. En consecuencia, esta facultad oscila entre estar en potencia y en acto. 

La potencia racional es aquella por lo que el hombre indica lo semejante, según lo que ocurre en su interior. ¿Qué es lo que sucede en su interior? Avempace lo explica en distintos pasos:

  1. Preguntar es pedir información
  2. Información es enseñanza
  3. Preguntar, entonces, es aprender

Por esta potencia es que el hombre conoce o aprende. El hablar razonado notifica a los demás de modo convencional aquellas ideas que se le ocurre al alma del que razona. 

El principal instrumento que tiene esta potencia es el habla, y de ahí se construye lo que conocemos como discurso. ¿De dónde proviene el discurso? para analizar esto desde el comienzo, debemos pensar que la información y la interrogación solo se dan por medio de la proposición categórica.

En el hombre hay dos acciones:

  1. Existencia de nociones separadas (conceptos simples)
  2. Síntesis de las dos nociones separadas (juicio de dos conceptos simples)

A su vez, las nociones significadas por palabras son de dos clases:

  • Universales: predicable a muchos, son nociones inteligibles
  • Particulares: predicable a uno

El intelecto no percibe la realidad de las cosas, sino que más bien su esencia, mientras que el sentido y la imaginación capturan la cosa individual de manera concreta. 

La única acción propia del intelecto es captar la esencia de algo, pues si trata de captar una cosa concreta, el sentido de intelecto sería tratado de forma equívoca. Los inteligibles se hacen seres a través de la materia y se hacen inteligible mediante la abstracción de ellas. 

Conclusión

El alma sensible es responsable de la percepción sensorial y el procesamiento de la información proveniente de los sentidos, mientras que el intelecto es una facultad superior que trasciende la experiencia sensorial y es capaz de alcanzar un conocimiento más elevado. Podemos ver claramente la influencia de Aristóteles y cómo es que Avempace nos trata de explicar el alma con términos aristotélicos. Es un libro que explica la visión de Avempace sobre el alma, pero también es un propedéutico a Aristóteles. 

martes, 23 de mayo de 2023

Martín Lutero - La Libertad Cristiana (1520)

Dedicado al burgomaestre German Mulphordt, la obra Libertad Cristiana de Martín Lutero, es una continuación de su Carta al Papa León X, pero a la vez es también otra respuesta a la bula Exsurge Domine. Como podemos ver, Lutero trata de todas formas de que no se produzca su excomunión. Aunque, adelantamos, sus esfuerzos son en vano, no podemos dejar de ver el contenido religioso y filosófico de la siguiente obra. Será importante para seguir comprendiendo el pensamiento del futuro reformador. 


LA LIBERTAD CRISTIANA


Prueba de la fe

Martín Lutero comienza esta obra realizando dos afirmaciones:

  • El cristiano es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie
  • El cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todos

Estas dos afirmaciones se encuentran en las obras de San Pablo:

''Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos''
(1 Corintios 9:19)

''No debáis a nadie nada, sino el amaros los unos a los otros''
(Romanos 13:8)


Lutero nos dice en todo caso que las dos afirmaciones bíblicas pueden parecer contradictorias. Esto se debe a que se necesita entender que el hombre tiene una dimensión espiritual y otra corporal.

También, es por esto que las Sagradas Escrituras pueden parecer contradictorias, pues estas partes deben interpretarse ya sea espiritualmente y otras de forma corporal. Por el lado espiritual se llega al hombre nuevo e interior, pero por el lado corporal se llega al hombre viejo y externo. 

En consecuencia, si el hombre quiere ser bueno debe guiarse por el espíritu, por la fe y no por las obras; esto se entiende claramente cuando se ve que las obras pueden realizarlas tanto hombres buenos como malos, es decir, un hombre malo puede realizar obras buenas simulando que es bueno. En cambio, en la fe no hay tal engaño. Lutero nos dice que en nada perjudica al alma que el cuerpo se cubra de vestiduras o esté en lugares sagrados, no peregrine, no ore, ni haga todas estas obras que Lutero llama ''hipócritas''. 

El alma puede prescindir de todas estas cosas, pero de lo que no puede prescindir es de la Palabra de Dios

''No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios''

(Mateo 4:4)

Otra prueba de esto es:

''Envió su palabra y con ella los socorrió''

(Salmo 107:20)

¿Cuál es esa palabra a la que se refieren las Sagradas Escrituras? Para Lutero es la predicación de Cristo como está contenida en el evangelio. Esta tiene que ser de tal manera que al oírla se oiga hablar a Dios, quien dice que para él tu vida entera y la totalidad de tus obras nada valen y que te perderás eternamente con todo en cuanto a ti hay.

Por lo tanto, la única práctica que deberían realizar los buenos cristianos es grabar en su ser la palabra y a Cristo, y ejercitarse sin cesar en esta fe. No existe otra obra para que el hombre aspire a ser cristiano.

La fe es fundamental para el cristiano y esto se justifica en las Sagradas Escrituras:

''El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado''

(Marcos 16:16)

¿Qué dicen las Sagradas Escrituras con respecto a las obras? Los mandamientos, que son, en ese sentido, los que se ocupan de dictar las obras, son solo para hacer que el hombre se convenza de sí mismo que le es imposible realizar estas obras sin la ayuda de Dios. Se debe tener en cuenta que la sola fe, sin obras, justifica, liberta y salva.

Por otro lado, no hay nada más honroso que confiar en la palabra de un hombre de fe. El hombre de las obras es un potencial mentiroso y superficial.

Ahora bien, no es que la fe no de cumplimiento a los mandamientos, que al fin y al cabo también serían obras. Si analizamos el primer mandamiento: ''Honrarás al Señor, tu Dios'', podremos ver que ninguna buena obra haría justicia a este primer mandamiento, ¿sería el hombre por una buena obra dar cumplimiento cabal de este mandamiento? ¿lo sería con dos o más? La única forma de honrar a Dios sería reconocer de antemano que él es la verdad además de ser la suma de las bondades, pero ese conocimiento no cabe en las buenas obras, sino que tiene que ver mucho más con algo del corazón. 

Si se cumple el primer mandamiento de esta forma, entonces fácilmente se cumplirán los otros. 

Lo que en Cristo poseemos

Para entender lo que en Cristo poseemos debemos acercarnos a lo que dicen las escrituras. El primer primogénito varón era señor de todos los hombres y animales, y al mismo tiempo sacerdote o papa ante Dios. Este primogénito es Jesucristo nacido de la Virgen María. Su sacerdocio no consiste en vestiduras o en cosas exteriores como lo hacen los hombres, pero bien él intercede por otros, que es lo que cualquier sacerdote debería hacer. Cristo nos instruye interiormente. 

Es la fe la que eleva al cristiano por sobre todas las cosas y de este modo se convierte en soberano espiritual de todas las cosas. Sin embargo, esto no significa que el hombre pueda dominar todas las cosas materiales a su antojo, pues su condición corporal lo limita para hacerlo. Lutero nos dice que se trata de una soberanía espiritual, ejercitada dentro de los límites de la supeditación corporal. En este sentido, el cristiano es totalmente libre si tiene la fe, y no lo es cuando se sujeta a las obras. 

Lutero contesta la siguiente pregunta: ¿qué diferencia hay entre un sacerdote laico y cristiano? para Lutero, las palabras sacerdote, eclesiástico o cura han sido despojadas de su sentido verdadero, al ser dadas a ciertos hombres para que conformaran lo que se conoce como estado sacerdotal. En consecuencia, la verdad es que no hay ninguna diferencia pues todos podemos ser potenciales sacerdotes, siempre y cuando tengamos la fe y prediquemos la palabra. 

Inacción y buenas obras 

Parece ser que si las buenas obras no bastan y solo basta la fe, entonces no sería necesario hacer alguna cosa. Pero Lutero recuerda que el cristiano está supeditado a todos y es servidor de todas las cosas.

Es cierto, el hombre por el alma y su fe está suficientemente justificado y está en poseedor de todo lo que necesita, en el mundo tendrá que seguir creciendo hasta la otra vida, gobernando su propio cuerpo y conviviendo con sus semejantes. Aquí comienzan las obras.

El hombre debe dejar la ociosidad, estando obligado a guiar y disciplinar su cuerpo en ayunos, vigilas y trabajos, a fin de supeditar el cuerpo lo más que pueda al hombre interior y a la fe. Ahora bien, estas cosas se deben hacer no con el objetivo de justificarse ante Dios, sino que solamente con la intención de dominar al cuerpo. En consecuencia, las buenas obras no nos justifican ante Dios, pero nos hacen apaciguar el cuerpo y supeditarlo al hombre interior. 

De todo lo dicho, hay dos sentencias que Lutero nos pide considerar:


''Las buenas obras y justas jamás hacen al hombre bueno y justo, sino que el hombre bueno y justo realiza obras buenas y justas''

''Las malas obras nunca hacen al hombre malo, sino que el hombre malo ejecuta buenas obras''


Por lo tanto, se deduce que el hombre se justifica por la fe, que tiene a Cristo en su corazón, y que las buenas obras tienen por objeto someter al cuerpo al hombre interior. 


Conclusión

Recordemos que esta es una de las obras que es seguida de su Carta al Papa León X, donde se sigue explicando el tema de la contraposición de la fe y las obras. Me parece que aquí nos queda más claro el papel de las obras, porque hasta aquí podíamos hacernos la pregunta, si solo nos justificamos por fe ¿bastará que no realicemos buenas obras? en esta obra ya nos queda claro que esto no es así. Una obra reveladora de su filosofía, pero que en términos prácticos no logrará su objetivo principal: evitar la excomunión. Sin embargo, esto fue el caldo de cultivo para que se produjera la conocida Guerra de los Campesinos Alemanes, por la liberación. Sin duda que fue una gran inspiración.