El título de esta obra es tremendamente llamativo, ya que así se llamó el cautiverio que sufrió el papa cuando la sede estaba en Francia: La Cautividad Babilónica del Papa. Sin embargo, Martín Lutero ocupa el mismo título esta vez haciendo referencia a la Iglesia. En esta obra, Lutero pone en tela de juicio los sacramentos de la Iglesia Católica, diciendo que si bien pueden expresar verdades cristianas, estas no tienen un carácter sacramental. A pesar de su excomunión, Lutero sigue en su intento de propagar sus ideas sin complicaciones. Veamos lo que nos trae esta obra.
LA CAUTIVIDAD BABILÓNICA DE LA IGLESIA
Martín Lutero nos habla sobre las 95 tesis publicadas hace dos años y del arrepentimiento que tiene sobre esta publicación. Recordemos que Lutero nunca tuvo por objetivo que estas indulgencias fueran publicas, sino que algo estrictamente local.
Indulgencias son adulteraciones de los aduladores de Roma
Luego de haber publicado las tesis y discutir contra los teólogos católicos, Eck y Esmer le habían instruido sobre como funcionaba el primado. No se muestra desagradecido con estos hombres, pues de sus instrucciones y obras también aprendió. Lo trataron de convencer que el papado se sustenta en el derecho divino y no en el derecho humano, pero Lutero, luego de investigar más a fondo, nos dice que la Iglesia no solo no tiene como sustento el derecho divino, sino que está cautiva de Babilonia y dominada por Nemrod.
De ahí que Lutero dice que se rechacen todos sus escritos anteriores y que se acepte lo siguiente:
El papado es la recia cacería del obispo romano
Lutero acusa que varios hombres están contra él en Alemania:
- Eck: que habla bien latín
- Esmer: que habla mejor griego
- Agustín Alfeld: que habla excelente hebreo
Lutero los señala como urracas. Además de estos hombres se deben mencionar a las facultades de teología de Colonia y Lovaina.
Lutero entra en la discusión de la comunión bajo las dos especies: la sagrada hostia y el cáliz. De acuerdo con Lutero, en las ceremonias de la eucaristía se deben dar las dos especies a los laicos, pero Alfeld no lo piensa así.
Pero cuando entran en discusión, Alfeld dice que por una parte sí se debe suministrar las especies, pero por otro lado no, tratando de no contradecir lo que dice Lutero. Sin embargo, Lutero desconfía porque Eck, Esmer y las facultades de Colonia y Lovaina ya lo han enfrentado de esta forma. A partir de esto, Lutero se refiere a Alfeld como ''especiero''.
Alfeld dice que solo se debe dar una especie por precepto a los legos: a esto lo llama ''fundamento infalible''. La única especie con respecto a los legos es la de ''pan'' por el siguiente versículo:
''Yo soy el pan vivo''
(Juan 6:35)
Claro, de acuerdo con el razonamiento de Alfeld, Cristo no dice ''Yo soy el cáliz vivo''. El problema, señala Lutero, es que el versículo continúa:
''Mi carne es la verdadera comida y mi sangre es la verdadera bebida''
(Juan 6:55)
''Si no coméis la carne del hijo del hombre y bebéis su sangre...''
(Juan 6:53)
Cuando Alfeld tiene este problema, lo resuelve diciendo que quien recibe una especie recibirá ambas: carne y sangre.
Otro problema con esto es que se refiere solamente a los laicos, pero no a los presbíteros o diáconos por los que a estos ¿qué quedaría?, de acuerdo con Lutero, el pan del infierno. Por lo demás, Alfeld dice que estos no merecen ninguna de las especies. Lutero lo trata de aristotélico, de trasponer los verbos y que signifiquen dos cosas al mismo tiempo, además de teólogo de la escuela de Anaxágoras (quien recordemos fue señalado como ateo).
Un argumento final con respecto a las especies es que Pablo recibió de Cristo el uso del pan y el cáliz, y que luego de recibirlo lo transfirió a los corintios. Entonces, si recibió el pan y el cáliz quiere decir que se dieron las dos especies, pero antes había dicho que solo se daba una.
Lutero se altera con estas proposiciones de Alfeld y lo insulta citando la siguiente oración:
''Lo sé por cierto, cuando peleo con el estiércol, venza o sea vencido, siempre salgo manchado''
Con todas estas consideraciones y disputaciones que han llevado a Lutero a formular sus descargos, ahora veremos los sacramentos que son aceptados por el reformador.
Bautismo, Penitencia y Pan
La Iglesia Católica tiene siete sacramentos:
- Bautismo
- Confirmación
- Eucaristía (o Pan)
- Penitencia
- Unción de los enfermos
- Orden sacerdotal
- Matrimonio
De estos sacramentos, Lutero solo acepta tres que serían el bautismo, la penitencia y el pan.
Primera Cautividad
En primer lugar, Lutero se referirá al sacramento del pan: este se refiere a la fe en el verbo encarnado, porque esta hablando de comer pero en el sentido espiritual. Agustín también decía algo similar:
''¿Para qué preparas el vientre y el diente? Cree y habrás comido''
En consecuencia, no se habla del pan en concreto como alimento sensible, sino que como alimento espiritual que está fundado en la fe.
Los sacramentos fueron dados a todos y no se pueden negar ambas especies a los laicos. Los sacerdotes son siervos y en cuanto tales, deben dar ambas especies a quien lo requiera. Ahora bien, esto no es una obligación sino que debe quedar en la consciencia de cada uno.
Esta sería la Primera Cautividad de parte de la iglesia: la prohibición de entregar las especies.
Segunda Cautividad
Esta segunda cautividad tiene que ver con el tema de la transubstanciación, que en palabras sencillas es la transformación de la sustancia del pan al Cuerpo de Cristo. Para la Iglesia Católica, fundamentada en la doctrina de Santo Tomás de Aquino, el pan y el vino serían respectivamente, y literalmente, la carne y la sangre de Cristo. En cuanto al pan y al vino, sus sustancias son cambiantes pero sus accidentes permanecen.
Para Martín Lutero, esta es una excesiva especulación filosófica, pues ya que se ''transustancian'' el pan y el vino, ¿por qué no se habla también de la ''transaccidentalización'' del pan y el vino? Por lo demás, las Sagradas Escrituras nunca hablan de una transustanciación del pan y del vino, siendo esto en verdad una interpretación católica que sigue la filosofía de Aristóteles.
Lutero nos dice que en contraste a esto, la verdad es que la presencia del pan y del vino en la Eucaristía hace que Cristo esté presente, y no que el pan se transforme literalmente en carne y el vino en sangre. A esta teoría se le llamó, por los no luteranos, ''consustanciación'' o presencial real.
Tercera Cautividad
La tercera cautividad tiene que ver con considerar a la mira como buena obra y sacrificio. Lutero no está de acuerdo sobre el modo de llevar la misa, que en verdad ha sido solo para hacer ferias y negocios de tabernas, en sus palabras. Sin embargo, estas costumbres están tan arraigadas en el seno de la Iglesia que tendríamos que sacar tantas cosas que al final no quedaría nada. A continuación, Lutero ofrece algunas recomendaciones:
- Deshacerse de los vestidos, ornamentos, cánticos, preces, órganos, lámparas y todo aquello que llama la atención a la vista. Solamente hay que estar con la palabra de Dios
La misa es la promesa del perdón de los pecados que Dios nos hizo. De hecho, toda la virtud de la misa consiste en la Palabra de Cristo, es decir, la fe. Es a su vez, la Palabra de Cristo, el testamento, mientras que el pan y el vino es el sacramento. De hecho, para todos los sacramentos debe estar la promesa divina
Fueron los romanos quienes desvirtuaron el sacramento de la misa, preocupándose más de su operación que de sostener la Palabra de Cristo. La misa no es más que la promesa divina o el testamento de Cristo, encomendado al sacramento de su cuerpo y sangre; en consecuencia, todo ocurre en ese momento por fe y no por ninguna obra.
Como ella es testamento y sacramento, se observa solamente a quien la realiza, en otras palabras, el sacramento es incomunicable, no se refiere a otros. Por eso, Lutero critica que en misa se ore por otros.
La misa debe parecerse a la primera misa de todas; a la de la última cena, en donde Cristo tuvo un ambiente sencillo, alejado de vestidos, sin cantos ni otras ceremonias por el estilo. En todo caso, lo que se sí se realizaba fue el llevar comida y darla a los más necesitados.
Sacramento del Bautismo
Este puede ser el sacramento menos afectado de todos. Nadie pudo afectar a este gran fundamental sacramento.
Observaciones
Lo primero que debe observarse es la mesa:
''El que creyere y fuere bautizado, será salvo''
(Jeremías 2:32)
Es un sacramento importante porque le recuerda al creyente la protección que tiene con respecto a su salvación. Por mucho que haya realizado pecados, el creyente no puede deshacerse de su bautismo, a menos que dejara de creer. Entonces, el bautismo tiene las mismas condiciones que la misa, la fe, de lo contrario, no servirá de nada realizar el bautismo.
La segunda observación tiene que ver con la sumersión, pues Bautismo significa sumersión. Para Lutero, en el agua y en la palabra hay una espiritualidad oculta. Esta sumersión significa la sumersión del hombre viejo y la emersión es la emersión del hombre nuevo. A su vez, también significa muerte y resurrección respectivamente.
Sacramento de la Penitencia
Sabemos que en el Sacramento de la Penitencia se encuentran tres conceptos fundamentales:
- Contrición: para los romanistas es la suma y consideración de los pecados. Sin embargo, nada se habla de la fe que es la verdadera fuente de contrición. Lo que hace que una contrición sea tal. Mucho se piensa que el dolor de esta contrición proviene de la remisión de los pecados, pero en verdad esta debería venir de las amenazas y las promesas.
- Confesión: la confesión se realiza de forma oculta en la Iglesia. De esta forma es imposible comprobarla, dice Lutero. Sin embargo, Lutero la mira con buenos ojos y no la condena como la lleva la Iglesia, a excepción de que los curas se reservan los pecados secretos, y estos luego se revelan a confesores nombrados por ellos
- Satisfacción: la Sede Romana ha desvirtuado el sentido de la satisfacción, sobre todo porque las indulgencias eximen de hacerla si es que se tiene dinero.
Por lo demás, en cuanto a la última, Lutero se remite a nombrar lo que ya se ha hablado en su obra ''La Indulgencia y la Gracia'' donde está tratado ampliamente.
La Confirmación
Al igual que la Penitencia, la confirmación también estaba compuesta de tres partes:
- El pan
- El orden
- La confirmación
Con respecto a este Sacramento, la verdad es que Lutero cree que nada de este esté confirmado en las Sagradas Escrituras, que sea un sacramento necesario. No contiene el sacramento de la confirmación ni salvación ni la promesa divina.
El Matrimonio
Al igual que en la confirmación, en el matrimonio tampoco está la promesa divina, por lo tanto, para Lutero este no puede ser un sacramento. Por lo demás, no es una institución propia de la Iglesia Católica sino que pertenece a toda la humanidad, sean fieles o infieles, además de que esta institución ha existido con mucha anterioridad a la Iglesia.
El matrimonio es una figura de Cristo y de la Iglesia, más no un sacramento.
Luego Lutero nos habla de Ángel de Clavasio y la Suma Angélica que es una obra donde se dan 18 impedimentos para contraer matrimonio. A esta obra Lutero responde con un pasaje de las Sagradas Escrituras:
''Pero el Espíritu dice claramente que en los
postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus
engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos
que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los
creyentes y los que han conocido la verdad''
(1Timoteo 4:1-3)
Es decir, el mismo Pablo predijo que habrían personas que prohibirían casarse.
Estas prohibiciones tenían que ver con el parentesco, con la religión y con el adulterio. Lutero no está de acuerdo con ninguna de estas prohibiciones; en primer lugar, el matrimonio por parentesco solo es hasta segundo grado como lo señalan las Sagradas Escrituras:
- Madre
- Madrastra
- Hermana natural
- Hermana legítima
- Nieta
- Tía
- Nuera
- Cuñada
- Hijastra
Sin embargo, nada se dice de la hija o nieta del hermano que se encuentra en el segundo grado. Por eso, es legítimo que ese matrimonio pueda existir.
También es absurdo, de acuerdo con Lutero, que se prohíba el matrimonio por no estar bautizados en la misma religión. De la misma forma es absurdo que una mujer que antes cometió adulterio no pueda casarse, ya que en la misma biblia está la historia de Betsabé, quien cometió adulterio con Urías y luego contrajo matrimonio con David.
Aunque en un principio dice que no le gusta el divorcio y no se anima a llamarlo ''lícito'', Lutero sostenía que era posible en circunstancias especiales; por ejemplo, el adulterio. Por medio del mismo, y luego de que ya se explicó que el matrimonio era posible después de haber cometido adulterio, entonces la mujer o el hombre puede volver a contraerlo después del divorcio.
El Orden Sacerdotal
Este tampoco debería ser un sacramento, pues no esta la promesa de la divina Gracia, así como tampoco está en las Sagradas Escrituras. Es completamente creado por la Sede Romana.
Ahora bien, la fuente de este sacramento la podemos verificar en la obra del Pseudo Dionisio ''Jerarquía celestial'' donde se mencionan los sacramentos que entre ellos se cuenta el del orden sacerdotal. Lutero responde que este erudito no tiene ninguna prueba para demostrar que esos son los sacramentos. Lo mismo ocurre con el resto de las obras.
Extremaunción
En este sacramento, se dice que están dentro de él la Promesa y el signo, elementos que se necesitan para conformar un sacramento. Estaría fundamentada en el apóstol Santiago:
''¿Está algún enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por el, ungiéndose con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviese en pecados, le serán perdonados''
(Santiago 5:14-15)
Lutero duda que estas palabras hayan sido pronunciadas por el apóstol, pero aunque fueran de él no sería lícito que por su sola potestad se instaurara un sacramento, porque esto solo le pertenece a Cristo. Además, el sacramento de la extremaunción es en caso de muerte, y el versículo no nos habla de muerte sino que de enfermedad.
En consecuencia, no sería un sacramento, pero sí un cierto rito de la Iglesia primitiva que ya no se hace.
Conclusión
Se despide entonces Lutero criticando los sacramentos de la Iglesia antes señalados. No tenemos, en consecuencia, que seguir las reglas estrictas que la Iglesia ha impuesto, pues no tienen ninguna justificación desde el punto de vista de la fe. Son instituciones creadas por la Sede Romana por alguna razón que Lutero no especifica del todo, pues se remite a que estas son invenciones antojadizas (como así parecen ser). Debemos seguir con las lecturas.
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