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domingo, 2 de julio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XV: Las dos ciudades en la tierra) (413).

Más que la descripción de las dos ciudades, San Agustín de Hipona recorre la historia antropológica del hombre a través de la biblia. El hombre es el primer artífice de las cosas manuales y abstractas hasta el día de hoy, su historia está vinculada con Dios y su compromiso de llevar todos los  precepto divinos tanto del Padre como del Hijo en la ciudad. Por supuesto, el hombre no ha seguido del todo los preceptos divinos, aunque pareciera ser que ciertos hombres han alcanzado de alguna manera una vida feliz y recta en esta ciudad de Dios. ¿Será necesario seguir los preceptos para ser feliz? Veamos la historia del hombre.

Referencias:

(1) Útica es una ciudad al norte de África en los tiempos de sometimiento al Imperio Romano.
(2) Recordemos que el relato de la biblia dice que todas las grandes montañas quedaron hundidas en aproximadamente 15 metros. Eso incluiría al Olimpo. 
(3) Esta idea del ciclo del agua está basada en las ideas de Aristóteles

LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO XV: LAS DOS CIUDADES EN LA TIERRA

El hombre en la ciudad de Dios


Agustín separa como ya sabemos el mundo en dos ciudades: la de Dios y la del diablo (o la del hombre). También hay dos tipos de ''ciudades'' que podemos describir como una eterna y otra terrenal; por ejemplo la eterna sería el Reino de los cielos y la terrenal esta misma en que vivimos. 

Esta ciudad terrenal está marcada por la dicotomía Paz/Guerra donde nacen los vicios y ambiciones, aunque también las cosas buenas y puras que Dios mandó al hombre a construir. 

El primer hombre y fundador de la ciudad: Caín

Sabemos que el primer hombre en habitar la tierra fue un fratricida que dio muerte a su hermanos por envidia, exacto Caín que mató a Abel. Si nos detenemos a analizar, este desenlace es muy parecida a la fundación de Roma, pues esta comienza con el asesinato de Rómulo a Remo.

¿Dónde y por qué comenzó a pecar Caín? veamos la historia que nos muestra la biblia. Caín y Abel fueron mandados a sacrificar animales como una orden de Dios, sin embargo, Dios miró con displicencia los sacrificios de Caín, mientras que a Abel se le felicitó. Esto, por supuesto, hizo que Caín se sintiera muy mal a lo que Dios dijo:



''¿Por qué estás triste? ¿No es verdad que si ofreces bien y no divides bien pecas? Calma, él se convertirá a tí y tú lo dominarás''
(Génesis 4:6-7) 


Este es quizás uno de los pasajes más oscuros y más mal interpretados de la biblia. En efecto, la frase ''no es verdad que si ofreces bien y no divides bien pecas'' no se entiende del todo. San Agustín dice que su solución está en las palabras de Juan quien dice:


''No como Caín, que estaba de la parte del malo y asesinó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Porque sus propias acciones eran malas, y las de su hermano, justas''
(Juan 3:12)


Lo que quiso decir Juan con este extracto es que sus acciones, es decir, los sacrificios que hacía a Dios eran malos desde el comienzo porque dividía mal, es decir, se dejaba las porciones para él. Dios veía la envidia de su hermano Abel cuando le dijo ''¿por qué estás triste?''. ¿Pero qué se refería Dios cuando le dice a Caín ''él se convertirá a tí y tú le dominarás?'' por supuesto que no a su hermanos sino que al pecado de la envidia. 

Luego de ser asesinado Abel, Caín fue reprendido por Dios y mandado a construir una ciudad con el nombre de Henoc, quien era justamente su hijo. De ahí surgieron numerosas generaciones de hombres que llegan hasta la generación del mencionado Abraham de la biblia. 

Los hombres en la época antigua

Es difícil creer en que hubo hombres muy altos de acuerdo no sólo a las S.E., sino que también de acuerdo a los poetas y filósofos antiguos. Es así que el mismo Virgilio decía:


''Doce hombres de los más forzudos que hoy produce la tierra difícilmente hubiera podido sustentar en sus cuellos''

San Agustín no cree fantasioso creer en hombres e incluso en hombres gigantes. Tenemos que en estos pasajes de la ciudad de Dios, Agustín nombra un diente que con sus amigos vio en la playa de Útica(1). Este diente era tan grande que si se le cortaba se podrían tener 100 dientes para cada hombre. Finalmente, Agustín asegura que existieron gigantes en otros tiempos. 

Hay algunas diferencias entre los números de edad que tenían los hombres en el pasado. Diferencias, quiero decir, en cuanto a los textos hebreos y los textos antiguos (cristianos). 

Por ejemplo:




Como vemos existen ciertas discrepancias entre los judíos y los cristianos, de hecho, se dice que Matusalén pudo sobrevivir al diluvio pero en los textos bíblicos sólo se habla de 8 personas que son las que estuvieron con Noé. 

Por supuesto, San Agustín de Hipona adhiere a los textos bíblicos y no hebreos a causa de su congregación. Recordemos que los textos bíblicos se ordenaron por latinos y griegos, mientras que los judíos se ordenaron por orden del rey egipcio Ptolomeo. Éste rey mandó a interpretar los textos sagrados por medio de los Setenta intérpretes judíos. En todo caso, San Agustín dice que no se debe considerar como falsas las interpretaciones de años que no coinciden con sus códices; llama a considerarlas errores. 


El hombre y sus relaciones

Agustín considera como algo válido y genuino la unión conyugal del hombre para mejorar la vida social. Sin embargo, ¿cómo se hicieron los parentescos si los descendientes de Adán y Eva eran hermanos? San Agustín dice que lo único que quedaba era tener una relación con alguien que no tuviera el parentesco de hermana. 

Desde Caín hasta Noé

Desde esta parte San Agustín comienza a decir los nombres de cada personaje bíblico:

Abel: Duelo
Set (tercer hijo de Adán): Resurrección
Enos: Hombre

Desde las generaciones de Set se llega hasta Noé, y desde Abraham hasta Cristo. En todo caso, el escritor de la biblia dice muy poco sobre los descendientes que siguieron después de Set, casi sólo diciendo los nombres y la edad. Pasaron aproximadamente 200 (656 según los hebreos) años después para que se pudiera hablar de Noé y el diluvio

¿Acaso esos hombres que siguieron a Henoc tenían hijos con mujeres? ¿es acaso que se abstuvieron de tener hijos? probablemente, dice San Agustín porque al tener mucha más edad la pubertad les llegaba mucho después. 


Las mujeres y su relación con los hombres

La mujer fue un problema en la biblia (así lo considera San Agustín), pues probó del fruto prohibido, pero no sólo en esa ocasión arruinó los planes divinos sino que también después. 

Las mujeres y los hombres son amados de dos maneras, una por un amor bueno y por otra un amor malo. Por supuesto, cuando se ama con un amor bueno es un amor eterno y perfecto donde no toma parte la lascivia ni la perversión. Luego tenemos el amor malo que está justamente basado en este amor rápido, temporal que finalmente no tiene ningún otro fin que el placer.  

¿El nacimientos de los gigantes?

Agustín insiste que los gigantes existieron en alguna parte de la historia de la humanidad. Lo respalda con la biblia diciendo:


''Cuando los hombres se fueron multiplicando sobre la tierra y engendraron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran bellas, escogieron algunas como esposas y se las llevaron. Pero el Señor se dijo: Mi aliento no durará por siempre en el hombre; puesto que es de carne, no vivirá más que ciento veinte años. En aquel tiempo -es decir, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas del hombre y engendraron hijos- habitaban la tierra los gigantes''
(Génesis 6:1-4)


De este extracto de la biblia y de muchos otros se justifica la existencia de gigantes que se metieron con mujeres en la historia bíblica. Agustín considera a estos tanto como a los hombres ''hijo de Dios''. Estos gigantes existieron antes del diluvio porque no pudieron sobrevivir a él. En todo caso, uno de los profetas bíblicos  llamado Baruc hablaba sobre la extinción de estos:

''Allí nacieron los gigantes, famosos en la antigüedad, corpulentos y belicosos; pero no los eligió Dios ni les mostró el camino de la inteligencia; murieron por su falta de prudencia, perecieron por falta de reflexión''


Sea como fuere, Agustín asegura la existencia de estos seres, aunque no sabemos bien a qué se refiere con gigantes, es decir, qué características tenían.


Agustín no pone nunca en dudas las S.E. y tampoco lo hace cuando se trata de hablar del Arca de Noé. Ya he hablado previamente del Arca en otra entrada de este blog, pues se ha puesto en duda a través del tiempo por expertos, es decir, su navegación y su construcción no parecen ser probables en sus tiempos. 

Nada impide, y San Agustín está de acuerdo con esto, que el arca de Noé se tome de manera alegórica. San Agustín dice que no todo se puede tomar con la rigurosidad histórica de los historiadores formales. Sin embargo, San Agustín no tiene inconvenientes en decir que el diluvio al menos sí existió.

Contra los que no creen en el diluvio

Muchos hombres en contra del diluvio dicen que no podría haber existido, ya que el monte Olimpo(2), que es el más alto, está a una altura tal que no podría alcanzar ese aire denso que se necesita para que exista la lluvia(3). Pero San Agustín les recuerda a estos hombres que la densidad de la tierra es mucho mejor para generar agua que esa densidad que se encuentra cerca de las nubes. 

Contra los que no creen en las proporciones del Arca

Muchos dicen no creer en las grandes proporciones que tenía el arca, pero San Agustín les pregunta ''¿por qué no creen en las proporciones del arca, pero sí de las grandes ciudades?''.

Otros problemas presentados

La cantidad de animales y la cantidad de alimento que debieron tener sería gigantesca e imposible de llevar a cabo, pero no olvidemos que esta arca estaba bajo la dirección de la Santísima Trinidad (por lo que habría de dar algunas concesiones). 

Conclusión

Ciertamente es una gran ventaja pertenecer a esta ciudad de Dios y recibir la recompensa divina del Reino de los cielos. Sin embargo, esta se ha llevado a cabo con esfuerzo y lucha a través de la historia, pues muchos hombres derramaron sangre para mantenerla en pie. El hombre ha sido desobediente e insistente en su actuar y ha recibido todas las cosas malas según sus actos, pero eso no debe desanimar a los demás para seguir pensando que pueden ganarse el reino de los cielos. La ciudad de Dios sigue con más libros.