domingo, 23 de febrero de 2025

Avicebrón (שלמה בן גבירול - سليمان بن يحيى بن جبيرول) - Vida y obra (1021 - 1058)

 


Solomón Ibn Gabirol, conocido en el mundo latino como Avicebrón, fue un filósofo, poeta y teólogo judío nacido alrededor del año 1021 en Málaga (Al-Ándalus) y fallecido alrededor de 1058 en Valencia o Zaragoza. Fue una de las figuras más destacadas de la filosofía neoplatónica medieval, influyendo tanto en el pensamiento judío como en el cristiano. Su obra combina elementos de la tradición neoplatónica, la metafísica aristotélica y la mística judía, con una profunda preocupación por la relación entre Dios, el universo y la materia.

Ibn Gabirol es reconocido no solo como filósofo, sino también como uno de los más grandes poetas hebreos de la Edad Media. Su poesía, caracterizada por una fuerte espiritualidad y un profundo sentido existencial, lo convirtió en una figura clave en la tradición poética sefardí. Entre sus composiciones destacan himnos litúrgicos y reflexiones filosóficas que exploran la naturaleza del alma y la relación del ser humano con Dios.


IBN GABIROL

VIDA Y OBRA

Infancia

Su nombre completo fue Abü Ayyüb Suleymán ben Yahya ben Gabirol, más conocido como Solomón Ibn Gabirol, nació alrededor del año 1021 en Málaga, en el seno de una familia judía de Al-Ándalus, región que en ese momento vivía un gran esplendor cultural bajo el Califato de Córdoba y, posteriormente, los reinos de taifas.

Es altamente probable que la familia de Salomón ibn Gabirol haya abandonado Córdoba tras los saqueos de 1013, llevados a cabo por las tropas bereberes durante la guerra civil que marcó el fin del Califato de Córdoba. Este éxodo habría llevado a la familia a establecerse en Málaga, donde se estima que nació Ibn Gabirol alrededor del año 1021. 

Su infancia estuvo marcada por la prematura muerte de su padre, un hecho que lo dejó huérfano a una edad temprana. Este evento tuvo un impacto profundo en su carácter y en su producción literaria, pues en su poesía refleja un sentimiento de soledad y melancolía, elementos recurrentes en sus escritos.

Desde joven, Ibn Gabirol mostró un talento excepcional para la poesía y el estudio de la filosofía. Se trasladó a Zaragoza, una de las ciudades más prósperas y avanzadas de la época, donde recibió una educación sólida en las tradiciones filosóficas griega, árabe y judía. Su conocimiento del árabe y del hebreo le permitió acceder a las obras de Platón, Aristóteles y los neoplatónicos, así como a los escritos de filósofos islámicos como Al-Farabi y Avicena. Además, desde temprana edad, destacó en la composición de poemas en hebreo, siendo uno de los primeros poetas en desarrollar la poesía hebrea medieval en un estilo refinado e innovador.

Estudios

Uno de los personajes clave en la vida de Ibn Gabirol fue Yekutiel ibn Hasan, un influyente visir judío en la corte de Zaragoza. Yekutiel era un hombre culto y generoso, que se destacó por su apoyo a los estudiosos y poetas judíos de su tiempo. Reconoció el talento de Ibn Gabirol desde joven y se convirtió en su protector y mecenas, proporcionándole apoyo económico y un ambiente propicio para su desarrollo intelectual.

Mecenazgo

Bajo el patrocinio de Yekutiel, Ibn Gabirol escribió numerosos poemas laudatorios, en los que expresaba su gratitud y admiración hacia su benefactor. En estos poemas, lo describe como un hombre de gran sabiduría y justicia, digno de gobernar y de ser recordado por su generosidad con los estudiosos y escritores.

Sin embargo, esta etapa de estabilidad se vio truncada cuando Yekutiel ibn Hasan fue ejecutado en el año 1039, probablemente debido a intrigas políticas dentro de la corte musulmana de Zaragoza. La muerte de su mecenas fue un duro golpe para Ibn Gabirol, quien escribió una elegía desgarradora en su honor, lamentando la pérdida de su amigo y protector. A partir de este momento, su situación se volvió más precaria, y comenzó a tener conflictos con otros miembros de la élite judía. El filósofo, luego de estar en Zaragoza un tiempo, se dirigió a Granada a buscar otro protector. 

Desde su adolescencia, mostró una habilidad excepcional para la poesía y la reflexión filosófica. A los 17 años, ya había compuesto cinco poemas conocidos, entre ellos una azhara en la que enumera los 613 mandamientos del judaísmo. También escribió una elegía de 200 versos en honor a su amigo y mecenas Yekutiel ibn Hassan. A los 19 años, creó un poema alfabético-acróstico de 400 versos sobre las reglas de la gramática hebrea. Posteriormente, a los 23 o 25 años, escribió en árabe "Mejoramiento de las Cualidades Morales", traducido más tarde al hebreo por Judah ibn Tibbon. Hacia los 25 años, pudo haber escrito Mivchar Pninim ("Selección de Perlas"), aunque la atribución es debatida.

Otro personaje influyente de la época y mecenas de Gabirol fue Samuel ibn Nagrella, también conocido como Samuel ha-Nagid, quien fue visir del reino de Granada y uno de los judíos más poderosos de Al-Ándalus. Samuel era un gran mecenas de las artes y las letras, además de ser poeta y estratega militar.

Aunque ambos compartían intereses intelectuales y filosóficos, Ibn Gabirol y Samuel ha-Nagid tuvieron una relación conflictiva. Se cree que el joven Ibn Gabirol buscó su apoyo después de la muerte de Yekutiel, pero que la relación entre ellos no fue buena. Algunos de los poemas satíricos de Ibn Gabirol contienen críticas a Samuel ha-Nagid y a otros miembros de la élite judía, lo que sugiere que no logró establecer una buena relación con este poderoso mecenas.

Se desconoce exactamente la razón de sus diferencias, pero algunas hipótesis sugieren que Ibn Gabirol tenía un carácter difícil y un temperamento crítico, lo que lo llevó a enemistarse con algunas de las figuras más influyentes de su tiempo. Sus sátiras contra la comunidad judía sugieren que no se sintió bien recibido por la élite intelectual y política de Granada.

Algunos relatos sugieren que vivió en el exilio, sin lograr una estabilidad comparable a la que tuvo bajo el mecenazgo de Yekutiel. Su vida posterior sigue envuelta en incertidumbre, pues no existen registros claros sobre su paradero tras la pérdida de sus protectores.

Posteriormente, regresó a Zaragoza, pero las tensiones con la comunidad judía local llevaron a su expulsión en 1045. A partir de entonces, su vida se torna más incierta, con relatos que sugieren que pudo haberse trasladado a Valencia, donde algunas fuentes indican que falleció alrededor de 1058. 

Muerte

Las circunstancias exactas de la muerte de ibn Gabirol, permanecen envueltas en misterio debido a la escasez de registros históricos precisos. Se cree que falleció en Valencia alrededor del año 1058, aunque algunas fuentes sugieren que pudo haber sido hacia 1070. Una de las leyendas más difundidas, transmitida por el cronista Ibn Zakkuto, relata que Ibn Gabirol fue asesinado por un poeta musulmán celoso de su talento. Según esta narración, su cuerpo fue enterrado bajo una higuera que, posteriormente, produjo frutos de extraordinaria dulzura, lo que llevó al descubrimiento de su tumba y la identificación del asesino. Sin embargo, esta historia carece de confirmación documental y es considerada más una tradición romántica que un hecho comprobado. Debido a la falta de evidencia concluyente, los detalles sobre su fallecimiento siguen siendo objeto de especulación y forman parte del legado legendario que rodea la vida de este destacado filósofo y poeta andalusí.

Personalidad

Desde joven, se destacó por su aguda inteligencia y una sensibilidad poética excepcional. Su poesía revela un espíritu profundo y melancólico, con una tendencia a la reflexión sobre la fugacidad de la vida, el sufrimiento y la búsqueda de la verdad. Esta inclinación hacia lo filosófico y lo trascendental sugiere que Ibn Gabirol poseía un carácter solitario y contemplativo, volcado a la exploración de los misterios del alma y la relación del ser humano con Dios.

A nivel social, su vida estuvo marcada por conflictos con su entorno. Se sabe que, tras la muerte de su mecenas Yekutiel ibn Hassan, tuvo dificultades para integrarse en otras cortes, y su relación con la comunidad judía no siempre fue armoniosa. El hecho de que fuera expulsado de Zaragoza en 1045 tras la promulgación de un herem (anatema) por parte de sus correligionarios indica que su carácter no era fácil de tratar. Su independencia intelectual, su mordacidad y su espíritu crítico lo llevaron a confrontaciones con figuras influyentes de su tiempo, lo que probablemente contribuyó a su aislamiento en sus últimos años.

En sus escritos, especialmente en Fons Vitae, muestra un rigor lógico y una profundidad filosófica que evidencian una mente extremadamente analítica y sistemática. Su tendencia al pensamiento abstracto y a la especulación metafísica lo alejó de una visión meramente dogmática de la religión, lo que lo convirtió en una figura singular dentro del pensamiento judío medieval.

Por otro lado, su poesía litúrgica revela una sensibilidad mística y un deseo de conexión con lo divino, lo que sugiere una personalidad dividida entre la especulación racional y la experiencia espiritual. Este contraste entre la lógica filosófica y la devoción emocional es uno de los aspectos más fascinantes de su carácter.

A pesar de su reconocimiento intelectual, no es sostenible que haya vivido exclusivamente de sus poemas y de la protección de mecenas, por lo que se ha propuesto que también ejerció el comercio. En uno de sus poemas menciona que no pudo asistir a una sesión académica con Rav Nissim debido a sus ocupaciones mercantiles, lo que sugiere que esta actividad le proporcionaba sustento. Asimismo, hay indicios de que pudo haber trabajado como maestro, ya que en un poema menciona la traición de un discípulo, comparándolo con Guehazi, un personaje bíblico conocido por su deslealtad.

Su vida personal también es motivo de especulación. Tradicionalmente, se ha imaginado a Ibn Gabirol como un hombre solitario, sin esposa ni hijos, aunque en su poesía expresa intensos sentimientos amorosos. Sin embargo, un poema de súplica (baqqashá) atribuido a él contiene una referencia a su familia y sus hijos, lo que podría indicar que estuvo casado y tuvo descendencia. De confirmarse esta autoría, sería un dato crucial para comprender mejor su personalidad y la naturaleza de sus preocupaciones.

Otro aspecto importante en la configuración de su carácter fue su delicado estado de salud. Existen múltiples referencias en su obra a una enfermedad crónica que lo aquejaba, aunque no se sabe con certeza cuál era su padecimiento. Este mal lo mantenía a veces postrado en la cama y tuvo un impacto evidente en su poesía, donde a menudo menciona el dolor y el sufrimiento como experiencias centrales de su vida. En sus versos, describe su extrema delgadez, llegando a bromear sobre su cuerpo tan frágil que un mosquito podría levantarlo con una de sus patas o que una hormiga podría arrastrarlo hasta su madriguera. En otro poema, expresa que su delgadez es tal que ya no puede ser visto con los ojos del cuerpo, sino solo con el pensamiento, lo que añade un matiz casi místico a su autoimagen.

A pesar de su enfermedad y las dificultades que enfrentó, su espíritu no era completamente sombrío. En sus versos hay espacio para la ironía y el ingenio, lo que sugiere que, aunque vivió con sufrimiento, no estuvo consumido por la desesperación. Su fragilidad física también fue objeto de burlas por parte de sus rivales, lo que pudo haber contribuido a su carácter solitario y a su constante necesidad de reivindicación a través de la poesía y la filosofía.

Pensamiento

La identidad filosófica de Ibn Gabirol es compleja y no puede encasillarse exclusivamente como judía o árabe, sino que representa una síntesis única de ambas tradiciones. Si bien era judío y su educación incluía la Biblia, el Talmud y los escritos rabínicos, su filosofía y su estilo literario estuvieron profundamente influenciados por el pensamiento árabe y el neoplatonismo, que eran predominantes en la cultura intelectual de al-Ándalus en el siglo XI.

Poesía

La subcultura judía de la Andalucía mora se forjó en gran medida bajo la influencia de la cultura árabe, lo que se refleja claramente en la formación y obra de Ibn Gabirol. Su educación dual –profunda en el legado literario hebreo (Biblia, Talmud y demás escritos rabínicos, con un énfasis especial en la lingüística hebrea) y en el vasto acervo cultural árabe (incluyendo el Corán, la poesía y prosas tanto seculares como religiosas, y otras disciplinas como la filosofía y la medicina)– le permitió desarrollar una sensibilidad y un estilo que integraban ambas tradiciones.

Su poesía, como la de la escuela hebrea contemporánea, se modeló siguiendo las pautas de la poesía árabe: uso de métricas, sistemas de rima y un repertorio de imágenes muy refinadas, a las que se sumaba el matiz propio del lenguaje bíblico. Se observan influencias directas de figuras como el célebre al-Mutanabbī y el pesimista Abū al-ʿAlāʾ al-Maʿarrī, lo que denota una intertextualidad que enriquece tanto su contenido estético como filosófico.

En cuanto a sus temas seculares, Ibn Gabirol exploró una amplia gama de tópicos. Sus composiciones abarcaban desde el autorretrato hiperbólico y la alabanza a sus protectores ilustrados, hasta sátiras mordaces contra sus detractores, elegías emotivas –como las dedicadas al trágico destino de Yekutiel– y canciones dedicadas al vino, la primavera, la lluvia y la belleza de las flores. Incluso se le atribuyen composiciones que tratan temas tan variados como la descripción minuciosa de una dolencia cutánea o un extenso poema didáctico sobre la gramática hebrea. Su poesía fue tan influyente que, pese a la dispersión de sus composiciones en distintos manuscritos, muchas de ellas han llegado a formar parte integral de los libros de oración judíos.

Por otro lado, su producción religiosa destaca por la emotividad de sus cortas plegarias personales, que asumen un carácter meditativo y espiritual profundamente arraigado en la tradición árabe. Su poema en prosa rimada “Keter malkhut” (“La Corona del Reino”) es un claro ejemplo: en él, medita sobre las esferas del universo, invitando al lector a reconocer su pequeñez ante lo divino y, a la vez, a sentirse elevado por la gracia de Dios. Este tipo de composiciones no solo pone de relieve la elevada alfabetización y sensibilidad cultural de la España mora, sino que también revela cómo la tradición árabe influyó en el modo de expresar la religiosidad de los judíos andalusíes.

Filosofía

El título Fons Vitae está en latín porque la obra fue traducida a esta lengua en el siglo XII por filósofos cristianos, probablemente en el contexto de la Escuela de Traductores de Toledo. Su nombre original en árabe no ha sobrevivido, por lo que el título latino se convirtió en la denominación estándar de la obra.

Fue redescubierta en 1846 por Salomon Munk, quien estableció su verdadera autoría. Curiosamente, esta obra tuvo escasa influencia en la filosofía judía posterior, salvo en pensadores como León Hebreo (Judá Abravanel) y, en cierta medida, Baruch Spinoza. Sin embargo, su impacto fue notable en la Cábala y en la mística judía esotérica. En el ámbito cristiano, su influencia en la escolástica fue significativa, aunque fue objeto de críticas por parte de Santo Tomás de Aquino, quien rechazó su concepción de que los conceptos y las realidades son equivalentes.

La base del pensamiento de Ibn Gabirol en Fons Vitae combina el neoplatonismo de Plotino con la lógica y la metafísica aristotélica. En su sistema filosófico, introduce la noción de una voluntad divina, similar al Logos de Filón de Alejandría, como un principio creativo que no es distinto de Dios, sino que está unido a Él, al modo en que el sol y su luz son inseparables. Esta voluntad actúa como un mediador entre la divinidad trascendente y el cosmos, que no es creado a partir de la nada en un sentido absoluto, sino que surge de la potencialidad de la creación. En este esquema, la materia primordial emana directamente de la divinidad y constituye el fundamento de todas las sustancias, incluso de las más elevadas, como los ángeles y las inteligencias motoras de las esferas celestes.

La concepción de la materia de Ibn Gabirol tuvo un impacto notable en la escolástica franciscana, pero fue rechazada por los dominicos, incluidos Santo Tomás de Aquino y sus seguidores. Para estos últimos, la forma, y no la materia, es el principio creativo. Según la tradición aristotélica y neoplatónica en la que se apoya Ibn Gabirol, la materia "anhela" la formación, y este anhelo, en su máxima expresión, es lo que impulsa el movimiento de las esferas celestes. La materia más sutil de las esferas superiores es la que experimenta el anhelo más intenso de acercarse a Dios, lo que recuerda la célebre última línea de la Divina Comedia de Dante: "El amor que mueve el sol y las demás estrellas".

A pesar de la estructura árida y abstracta de Fons Vitae, la pasión intelectual y la búsqueda filosófica de su autor se hacen evidentes en su poesía. Un poema filosófico suyo, que comienza con los versos "Ese amor del hombre", ilustra la dimensión humana de su pensamiento. En este poema, un discípulo le pregunta cuál es la importancia del mundo para la divinidad, en términos aristotélicos, dado que Dios solo contempla su propia perfección. El poeta responde que toda la existencia está impregnada, en diversos grados, por el anhelo de la materia hacia su formación, y que este anhelo mismo puede ser interpretado como la "gloria" que proclaman los cielos en la enseñanza bíblica. Esta visión conecta el pensamiento neoplatónico de Ibn Gabirol con una lectura mística del universo, en la que la estructura del cosmos refleja un deseo universal de unión con lo divino.

Moral

La visión moral de Ibn Gabirol en La mejora de las cualidades morales se basa en la idea de que la ética no depende exclusivamente de la religión, sino que puede comprenderse y perfeccionarse a través del conocimiento y la autodisciplina. Su enfoque moral destaca por su énfasis en la racionalidad, la introspección y la capacidad del ser humano para moldear su carácter mediante la voluntad.

Uno de los aspectos más innovadores de su obra es la separación entre moralidad y dogma religioso. A diferencia de otros pensadores medievales, Ibn Gabirol no fundamenta la ética en normas reveladas, sino en la naturaleza humana y en la capacidad del individuo para perfeccionarse. Aunque reconoce la existencia de Dios y su benevolencia, no considera que la mejora moral dependa únicamente de la fe, sino de las acciones individuales.

Para Ibn Gabirol, la voluntad juega un papel central en la formación del carácter. No considera que el ser humano esté determinado por sus instintos o inclinaciones naturales, sino que tiene la capacidad de transformar su conducta a través de la autodisciplina. En este sentido, su pensamiento se asemeja al de Aristóteles, quien defendía que la virtud se adquiere mediante la repetición de actos virtuosos.

Otro aspecto clave de su visión es la relación entre los sentidos y la virtud. Ibn Gabirol sostiene que los cinco sentidos son símbolos e instrumentos de las virtudes y los vicios, pero no sus agentes. Esto significa que la experiencia sensorial influye en la formación del carácter, pero no determina la conducta moral. Es la voluntad la que decide cómo utilizar los sentidos para el bien o el mal.

La educación moral, según Ibn Gabirol, se desarrolla a través de la práctica constante y la habituación. La clave para mejorar el carácter es el autoexamen y la corrección de los hábitos negativos. En este proceso, el conocimiento juega un papel fundamental. Para alcanzar la virtud, el ser humano debe conocerse a sí mismo, identificar sus debilidades y corregirlas. La ignorancia, en cambio, representa un obstáculo para el desarrollo moral.

Aunque su tratado no se basa en dogmas religiosos, Ibn Gabirol presenta la ética como un reflejo del orden divino. La capacidad humana para corregir sus defectos y perfeccionar su carácter es vista como una manifestación de la armonía del universo creado por Dios. Esta perspectiva, aunque innovadora, también se encuentra en otras tradiciones filosóficas y religiosas de la época.

Conclusión

Su obra dejó una huella profunda en la filosofía y la poesía. Fons Vitae, aunque poco influyente en el pensamiento judío, tuvo un impacto significativo en la escolástica cristiana, en particular en los franciscanos, aunque fue rechazado por los dominicos como Santo Tomás de Aquino. Su poesía, en cambio, fue ampliamente aceptada en la tradición judía, con muchas de sus composiciones religiosas incorporadas a la liturgia. Su tratado ético, La mejora de las cualidades morales, reflejó su creencia en la capacidad humana para perfeccionar su carácter a través de la razón y la voluntad, una idea que lo diferenciaba de otros pensadores de su tiempo.

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