Lapsarianismo
El lapsarianismo es una corriente teológica dentro del cristianismo reformado que busca explicar el orden lógico de los decretos divinos en relación con la predestinación y la caída de Adán. Su nombre proviene del término latino lapsus, que significa "caída", haciendo referencia al pecado original relatado en el libro del Génesis.
A lo largo de la historia del pensamiento cristiano, se han desarrollado distintas posturas en torno a esta cuestión, especialmente dentro del calvinismo. La controversia gira en torno a un problema clave: ¿cuándo decretó Dios la elección y reprobación de los seres humanos en relación con la caída? Dependiendo de la respuesta, los teólogos han formulado diversas posiciones:
Supralapsarianismo
Sostiene que Dios, antes de decretar la creación y la caída, ya había decidido quiénes serían salvos y quiénes condenados. En esta perspectiva, la caída es parte del plan divino para manifestar su gloria en la salvación de algunos y la reprobación de otros.
Si bien Calvino nunca sistematizó explícitamente el supralapsarianismo, en algunos de sus escritos sugiere una visión en la que Dios decreta la elección y la reprobación antes de la creación. En su obra "Institución de la Religión Cristiana", destaca la absoluta soberanía de Dios y su propósito eterno, aunque sin entrar en el debate detallado del orden de los decretos.
- Depravación total: El ser humano está completamente corrompido por el pecado y es incapaz de elegir a Dios por sí mismo. Su naturaleza caída afecta todas sus facultades (mente, voluntad y emociones), por lo que no puede buscar a Dios ni responder al evangelio sin la gracia divina. (Romanos 3:10-12, Efesios 2:1-3).
- Elección incondicional: Dios elige a quienes serán salvos sin basarse en ninguna condición previa, mérito o respuesta humana. La elección es un acto soberano de Dios, realizado antes de la fundación del mundo. (Efesios 1:4-5, Romanos 9:11-13).
- Expiación limitada: Cristo murió únicamente por los elegidos y no por toda la humanidad. Su sacrificio fue suficiente para todos, pero eficaz solo para los que Dios ha predestinado. (Juan 10:14-15, Mateo 1:21).
- Gracia irresistible: Aquellos que Dios ha elegido no pueden resistir eficazmente su gracia. Cuando Dios obra en el corazón de una persona para llevarla a la fe, su llamado es efectivo y produce conversión. (Juan 6:37, Hechos 13:48).
- Perseverancia de los santos: Aquellos que han sido verdaderamente salvados por Dios nunca perderán su salvación, ya que Dios los preserva hasta el fin. Aunque puedan caer en pecado, Dios los restaurará y los sostendrá en la fe. (Filipenses 1:6, Juan 10:27-29).
Discípulo de Calvino y su sucesor en Ginebra, Teodoro Beza fue uno de los primeros teólogos reformados en desarrollar un sistema claramente supralapsariano. Enseñó que Dios decretó la salvación y la condenación antes de la caída de Adán, argumentando que esto era necesario para afirmar la absoluta soberanía divina.
Otro exponente clave fue Francisco Gomaro (1563-1641), teólogo reformado holandés que defendió el supralapsarianismo en el contexto del Sínodo de Dort (1618-1619), donde se enfrentó a los arminianos y sostuvo que Dios había determinado la salvación y la condenación sin considerar la caída de Adán como un factor determinante. En Inglaterra, William Perkins (1558-1602) promovió el supralapsarianismo dentro del puritanismo, influyendo en la tradición reformada en Europa.
Los pasajes en los que estos pensadores se sustentaron fueron los siguientes:
Efesios 1:4-5
"Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad."
Los supralapsarianos interpretan que la elección no está condicionada por la caída, sino que Dios ya había decidido quiénes serían salvos y quiénes condenados antes de la creación del mundo.
2 Timoteo 1:9
"Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos."
Argumentan que la elección y la gracia fueron dadas antes de que el mundo existiera, sin depender del pecado humano.
1 Pedro 1:20
"Cristo fue destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en estos últimos tiempos por amor de vosotros."
Si Cristo fue destinado antes de la creación, también lo fue la elección de los que serían salvos.
Romanos 9:11-13
"Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama, se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí."
Se usa para demostrar que Dios decide la salvación y la condenación sin basarse en las acciones humanas, sino en su voluntad absoluta.
Romanos 9:20-21
"Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: 'Por qué me has hecho así'? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?"
Los supralapsarianos interpretan que Dios crea algunos para gloria y otros para condenación desde el principio, sin basarse en la caída de Adán.
Infralapsarianismo
Argumenta que Dios primero decretó permitir la caída de Adán y, posteriormente, decidió la elección y la condenación de los individuos dentro de una humanidad ya caída. Así, la elección divina es vista como una respuesta al pecado, en lugar de un decreto previo a la creación.
Los pasajes en que fundamentan su doctrina son los siguientes:
Génesis 3:15
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar."
Los infralapsarianos ven este pasaje como una indicación de que Dios permitió la caída antes de prometer la redención a través de Cristo.
Romanos 5:12
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron."
Esto respalda la idea de que la humanidad cayó en pecado primero y, en ese contexto, Dios eligió salvar a algunos.
Efesios 2:1-5
"Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire."
Aquí se enfatiza que Dios salva a personas ya caídas, lo que implica que su decreto de elección ocurre después de la caída y no antes.
2 Timoteo 1:9
"Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos."
Aunque este pasaje menciona la gracia dada antes del tiempo, los infralapsarianos lo interpretan en el sentido de que esta gracia fue planificada para una humanidad caída, no decretada antes de la caída.
Tito 3:5
"Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo."
Dios salva a personas ya caídas y necesitadas de regeneración, lo que implica que el decreto de salvación viene después de la caída.
Mateo 11:28
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar."
Si la elección hubiera sido decretada antes de la caída, este llamado a pecadores caídos no tendría sentido.
Hechos 17:30
"Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan."
Si la elección y la reprobación hubieran sido decretadas antes de la caída, este llamado al arrepentimiento no tendría sentido.
Jacobo Arminio, teólogo protestante del siglo XVI, desarrolló una perspectiva distinta sobre la predestinación en contraste con las posturas calvinistas de su tiempo. Aunque inicialmente se le encomendó refutar tanto la teología de Coornhert como el infralapsarianismo, tras un estudio más profundo, Arminio encontró conflictos internos respecto a estas doctrinas. Esto lo llevó a dedicar más tiempo al estudio antes de continuar con su refutación.
Arminio criticó especialmente el supralapsarianismo, que sostenía que Dios había decretado la elección y la reprobación antes de la creación y la caída del hombre. Consideraba que esta visión no solo distorsionaba las enseñanzas de Juan Calvino y otros reformadores, sino también las de los padres de la Iglesia y teólogos escolásticos. Su oposición fue tan influyente que, durante el siglo XVII, la teología reformada tendió a inclinarse hacia el infralapsarianismo.
En lugar de adherirse estrictamente al infralapsarianismo, Arminio propuso una perspectiva cristocéntrica de la predestinación. Para él, Dios primero designó a Jesucristo como Redentor y Salvador de la humanidad, y la elección divina se basaba en la fe prevista en Cristo. De este modo, la predestinación se entendía en función de la respuesta del individuo a la gracia ofrecida en Cristo, enfatizando la responsabilidad humana y la universalidad de la oferta de salvación.
Para Arminio, aceptar el supralapsarianismo sería aceptar que Dios es autor del pecado.
En el año 1618 se celebró la asamblea eclesiástica conocida como ''El Sínodo de Dort''. Su principal objetivo fue abordar la controversia surgida por las enseñanzas de los remonstrantes o arminianos, quienes cuestionaban aspectos clave de la doctrina calvinista, especialmente en relación con la predestinación y la gracia. El sínodo concluyó con la reafirmación de la doctrina reformada en cinco puntos principales, conocidos posteriormente como los Cinco Puntos del Calvinismo: depravación total, elección incondicional, expiación limitada, gracia irresistible y perseverancia de los santos.
En cuanto al debate teológico sobre el orden de los decretos divinos, el sínodo adoptó una postura infralapsariana. Esta perspectiva sostiene que Dios, en su plan eterno, decretó primero la creación y permitió la caída de la humanidad, y posteriormente, dentro de este contexto de humanidad caída, eligió a quienes serían salvos. Esta posición se refleja en los Cánones de Dort, específicamente en el Primer Punto de Doctrina, Artículo 7, donde se afirma que Dios "escogió en Cristo para salvación a un número determinado de personas de entre todo el género humano, caído por su propia culpa".
Aunque el sínodo favoreció el infralapsarianismo en sus formulaciones doctrinales, no condenó explícitamente la perspectiva supralapsariana. De hecho, teólogos de ambas posturas participaron en las deliberaciones y suscribieron los cánones finales. Sin embargo, la redacción de los cánones refleja claramente una inclinación hacia la visión infralapsariana, enfatizando que la elección divina se realizó considerando a la humanidad en su estado caído.
A diferencia del calvinismo, el arminianismo enfatiza la responsabilidad humana, la gracia preveniente y la posibilidad de perder la salvación. Sus cinco puntos se pueden resumir de la siguiente manera:
- Depravación parcial o gracia preveniente:Aunque el ser humano ha sido afectado por el pecado, no está totalmente incapacitado para buscar a Dios. La gracia preveniente de Dios restaura la capacidad del hombre para responder libremente al evangelio. La elección no es incondicional, sino que depende de la fe del individuo. (Juan 3:16, Romanos 10:9-10).
- Elección condicional:Dios elige para la salvación a aquellos que, en su presciencia, prevé que creerán en Cristo. La elección no es un decreto absoluto de Dios antes de la creación, sino que depende de la fe del individuo. (Romanos 8:29, 1 Pedro 1:2).
- Expiación universal:Cristo murió por toda la humanidad, no solo por los elegidos. La expiación de Cristo hace posible la salvación de todos, pero solo se aplica a quienes creen. La salvación es potencialmente accesible a todos, pero no se impone a nadie. (1 Juan 2:2, 1 Timoteo 2:6).
- Gracia resistible:La gracia de Dios actúa en el corazón de todos los hombres para atraerlos a la salvación, pero esta gracia puede ser resistida. El ser humano tiene la libertad de aceptar o rechazar la salvación ofrecida por Dios. (Hechos 7:51, Mateo 23:37).
- Caída de los santos o posibilidad de perder la salvación:La salvación no es necesariamente eterna; un creyente puede abandonar la fe y perder su salvación si no persevera en la fe. No todos los arminianos están de acuerdo en este punto, ya que algunos creen en la seguridad de la salvación. (Hebreos 6:4-6, 2 Pedro 2:20-22).
Amiraldismo (o Sublapsarianismo moderado):
Una posición intermedia que afirma que Dios proveyó la redención en Cristo para toda la humanidad antes de decretar la elección individual de los creyentes.
A esta postura se la llamó ''Calvinismo de cuatro puntos'', denominación considerada errónea por los calvinistas.
Se le conoce como calvinismo de cuatro puntos porque mantiene:
- Depravación total
- Elección incondicional
- Gracia irresistible
- Perseverancia de los santos
Sin embargo, en lugar de expiación limitada, sostiene la idea de una expiación universal hipotética.
Los versículos en los que se apoya son los siguientes:
Juan 3:16:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna."
Este versículo destaca el amor de Dios por todo el mundo y la provisión de salvación para "todo aquel" que cree, sugiriendo una oferta universal de redención.
1 Timoteo 2:3-4:
"Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad."
Aquí se expresa el deseo de Dios de que todos los hombres alcancen la salvación, lo que implica una intención universal en la expiación.
2 Pedro 3:9:
"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento."
Este pasaje refuerza la idea de que Dios no desea que nadie perezca, sino que todos se arrepientan, apoyando la noción de una expiación destinada a todos.
Moisés Amyraut (1596-1664) y su mentor, el escocés John Cameron (1579-1625), fueron teólogos reformados considerados los máximos exponentes de esta doctrina.
El amiraldismo se diferencia de estas dos posiciones en que introduce la idea de una expiación universal hipotética. Según Amyraut y Cameron, Dios decretó que la expiación de Cristo sería suficiente para todos y ofrecida a todos bajo la condición de la fe. Sin embargo, reconociendo que, debido a la depravación total, ninguno creería por sí mismo, Dios eligió a ciertos individuos a quienes otorgaría la fe necesaria para aceptar la salvación. Así, el amiraldismo mantiene la doctrina de la elección incondicional, pero modifica la comprensión de la expiación, haciéndola universal en su oferta pero particular en su aplicación.
Conclusión
El debate entre supralapsarianos e infralapsarianos no es solo una cuestión teológica abstracta, sino que también toca temas fundamentales como la soberanía de Dios, la responsabilidad humana y el problema del mal. Aunque ambos puntos de vista coinciden en la doctrina de la predestinación, difieren en el modo en que Dios organizó sus decretos antes de la historia humana. Sin embargo, se señala que esto podría ser también una subsunción de la teología a la lógica.
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