jueves, 6 de abril de 2023

Martín Lutero - Disputación y defensa de Fray Martín Lutero contra las acusaciones de Juan Eck (1519)

 


Esta discusión sostenida en Leipzig marca el punto decisivo en la carrera de Martín Lutero. El futuro reformador estará en casa ajena donde Juan Eck ha sido el teólogo por excelencia, pues ya había tenido numerosas disputas con otros teólogos como con Andrea Karlstadt. Con una definición y convicción de debatir con Lutero, Eck intentará rebatir las ideas del fraile que eran consideradas ''falsas enseñanzas''. En efecto, Eck escribe 12 tesis cuyo contenido rebate las tesis de Lutero, pero se añade una más que habla sobre el libre albedrío, tema que ya se había hablado con Karlstadt. Veamos qué responde Lutero. 



LA DISPUTACIÓN Y DEFENSA DE FRAY MARTÍN LUTERO CONTRA LAS ACUSACIONES DE JUAN ECK


Martín Lutero recibe las tesis de Eck que rebaten las suyas y comienza a dar discurso sobre las mismas. Las palabras de Lutero hacia Eck no son pacíficas e incluso indica que solamente se dedica a insultar a otros. Lutero pensaba que Eck podría recapacitar por las cartas que le envió Erasmo de Roterdam y Karlstadt, pero a juicio del fraile no fue así. A Lutero lo trata de hereje y bohemio, incitador de viejas cenizas, es decir, volver a poner en la mesa ideas que habían sido superadas. En fin, Lutero hace sus descargos contra los ataques de Juan Eck quien aprovecha también de presentar sus tesis.

Las tesis de Juan Eck eran las siguientes:


  1. La Iglesia Católica es la única institución legítima fundada por Cristo, y por lo tanto, es la única autoridad en cuestiones teológicas y doctrinales.
  2. La Iglesia Católica ha interpretado correctamente las Escrituras durante siglos, y la interpretación de Lutero y otros reformadores es contraria a la tradición y a la enseñanza de la Iglesia.
  3. La Iglesia Católica tiene el derecho y el deber de corregir a los herejes y a los que enseñan falsas doctrinas, como Lutero y sus seguidores.
  4. La doctrina de la justificación por la fe sola es una herejía y es contraria a las enseñanzas de la Iglesia.
  5. La salvación no se logra solamente por la fe, sino también por las buenas obras y la obediencia a los mandamientos de Dios.
  6. La teología de Lutero está basada en la razón humana, y no en la revelación divina.
  7. Lutero y sus seguidores han introducido nuevas doctrinas que no tienen fundamento en la tradición de la Iglesia.
  8. Las nuevas doctrinas de Lutero son peligrosas y pueden llevar a la herejía y a la división en la Iglesia.
  9. La Iglesia Católica tiene el derecho de excomulgar a los herejes y de prohibir la enseñanza de sus doctrinas.
  10. La autoridad del Papa y de la Iglesia es superior a la autoridad de los príncipes y de los gobernantes seculares.
  11. La libertad religiosa es peligrosa y puede llevar a la herejía y a la división en la Iglesia.
  12. La interpretación de las Escrituras debe hacerse en el contexto de la enseñanza de la Iglesia, y no de forma individual.
  13. Lutero y sus seguidores deben retractarse de sus enseñanzas y volver a la obediencia a la Iglesia Católica y al Papa.


Ahora veamos las respuestas que Lutero da a cada una de las tesis. 

  1. Todo hombre peca diariamente, pero también cada día hace penitencia de acuerdo a la enseñanza de Cristo: "Arrepentíos", con la posible excepción de una persona poco justificada, que no necesita de la penitencia; aunque el vinador también limpia cotidianamente los sarmientos fructíferos.
  2. Negar que el hombre peca aun cuando hace el bien y que el pecado venial es tal no por su propia naturaleza, sino por la misericordia de Dios, o que también en el niño, permanece el pecado después del bautismo, significa menospreciar a Pablo y a Cristo a la vez.
  3. Si alguien sostiene que la obra buena o la penitencia comienza con la abominación de los pecados que anteceden al amor de la justicia, y que uno en esta ya no peca, le contamos entre los herejes pelagianos y probamos también que La Iglesia Católica es la única institución legítima fundada por Cristo, y por lo tanto, es la única autoridad en cuestiones teológicas y doctrinales.
  4. Dios transforma la pena eterna en castigo temporal; es decir, en el castigo de llevar la cruz. Los cánones o los sacerdotes no tienen poder alguno ni para imponer la pena ni para quitarla, aunque seducidos por aduladores perniciosos presuman que ello sea posible.
  5. Cualquier sacerdote debería absolver al penitente de pena y culpa. Si así no lo hiciere, peca. Igualmente peca un prelado si se reserva pecados ocultos sin causa valedera, por más que el uso de la Iglesia, es decir, de los aduladores, se oponga.
  6. Tal vez las almas en el purgatorio den satisfacción por sus pecados. Pero que Dios exija de un moribundo más que la buena voluntad para morir, es una aseveración muy vana y temeraria que no puede probarse de manera alguna.
  7. Aquel que balbucea que el libre arbitrio es dueño de sus actos, tanto de los buenos como de los malos, revela que no sabe lo que es la fe, la contrición o el libre arbitrio; y se imagina que uno no queda justificado por la sola fe en la Palabra o que ella no puede ser removida por el pecado más atroz.
  8. Es contrario a la verdad y a la razón afirmar que a los que mueren de mala gana les falta caridad y deben, por lo tanto, sufrir el horror del purgatorio; esto vale solamente si verdad y razón son lo mismo que la opinión de los teologistas.
  9. Sabemos que los "teologistas" aseveran que las almas en el purgatorio están seguras de su salvación y que en ellas no aumenta la gracia; pero nos extrañamos de que no puedan aducir ninguna razón verosímil de esa creencia, ni siquiera para convencer a un ignorante.
  10. Es cierto que el mérito de Cristo es el tesoro de la Iglesia y que los merecimientos de los santos no aumentan; pero sólo un adulador abominable y los que se desvían de la verdad, como asimismo ciertas falsas prácticas y usos de la Iglesia, pretenden que el mérito de Cristo es el tesoro de las indulgencias.
  11. Afirmar que las indulgencias constituyen un bien para el cristianismo es una insensatez; puesto que ellas son, en verdad, un impedimento para realizar buenas obras. EI cristianismo debe desechar las indulgencias a causa de su abuso, porque el Señor dice: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo", no por causa del dinero.
  12. Los sofistas completamente indoctos y los aduladores pestíferos sueñan tranquilamente con que el Papa pueda remitir toda pena adeudada por el pecado de esta vida y de la futura, y que las indulgencias son útiles a los no culpables. Mas no pueden demostrarla ni siquiera con un gesto.
  13. Por los muy insulsos decretos de los pontífices romanos, que han aparecido en los últimos cuatrocientos años, se prueba que la Iglesia Romana es superior a todas las demás. Empero, a esta se oponen los hechos históricos de mil cien años, el texto de la divina Escritura, y el decreto del Concilio de Nicea, el más sagrado de todos


Inmediatamente después de esta respuesta que da Lutero, el futuro reformador se dirige al secretario de Federico el Sabio, Jorge Spalatín para dar informe de lo sucedido en Leipzig. 

Desafortunadamente, para los habitantes de Leipzig la batalla dialéctica la había ganado Eck. Su retórica había vencido frente a los intentos de Lutero por destruirlo. Sin embargo, ahora se establecía oficialmente que Lutero sería un rival para Eck. 

Informe a Jorge Spalatin

Lutero le comenta a Jorge Spalatin que se corrió el rumor de que Eck había ganado la disputación, pero que este rumor era esparcido por gentes no muy puras o rectas. 

De hecho, las disputaciones estaban prohibidas en Leipzig. Sin embargo, Eck, recurriendo a una artimaña, logró convocar a Karlstadt para que esta se hiciera oralmente y no se levantara acta alguna. Eck comenzó sus argumentaciones gritando, pero Karlstadt pidió la presencia de notarios para que se hiciera acta de la disputación, pero solo se aceptó si los árbitros de la disputación fueran elegidos por Eck, lo cual provocaría una situación desventajosa. 

Cuando Lutero fue invitado a la disputación rechazó todas estas condiciones y consecuentemente, la disputación. Sin embargo, apenas se infiltró el rechazo de las disputaciones, Lutero aceptó finalmente porque sus adversarios se habían encargado de poner a todos en contra de Lutero; lo trataron de cobarde e incapaz por no aceptar árbitros cualquiera en el debate (lo que de acuerdo a Lutero era mentira porque estos eran elegidos por Eck). 

La primera discusión con Karlstadt se trató del Libre Albedrío. Karlstadt pidió tener presentes ciertos libros con los que apoyarse, pero Eck no lo aceptó. No obstante, Eck, posteriormente, permitió todo tipo de peticiones que hiciera Karlstadt e incluso acordó con todas las opiniones de Karlstadt, a pesar de que antes que comenzara el debate las había rechazado todas. De hecho, Eck dijo que las opiniones de Karlstadt eran las mismas que las de los escolásticos, es decir, Karlstadt no hacía más que confirmar la opinión de los teólogos escolásticos. 

Luego de haber debatido con Karlstadt, Eck invitó a Lutero para tener el debate. Condenó fervientemente los artículos de Jan Hus amparándose en el Concilio de Constanza. Recordemos que la idea de Hus era que el papado pertenecía al emperador como corresponde por Derecho divino. Lutero le dijo que no todos los artículos de Hus habían sido condenados en el Concilio de Constanza, y de hecho el filósofo era de la misma opinión diciendo que los griegos, los romanos, los Padres de la Iglesia no están bajo la Potestad del Pontífice Romano. 

Después comienzan a hablar de la penitencia, las indulgencias, el purgatorio y el poder del sacerdote para conceder la absolución. Con respecto a las indulgencias, Eck coincidió con Lutero sobre el perjuicio que provocaban, y no solo con Lutero sino que también con Karlstadt con quien debatió posteriormente; en una conducta muy extraña por cierto. 

Todos los habitantes de Leipzig que presenciaban la disputación apoyaron a Eck y a Lutero esto le pareció absurdo. De hecho los trata de ''tontos'' por no darse cuenta de lo que estaba haciendo Eck. No solamente las personas de Leipzig, sino que también altas autoridades se dejaron influenciar por el discurso de Eck, como sería el duque Jorge. 

En resumen, la estancia de Lutero en Leipzig fue de una infamia enorme. No lo dejaron predicar ni aducir sus argumentos con seguridad, además de que Eck tuvo una actitud no muy honesta con respecto a las disputaciones. 

Conclusión

Por supuesto, lo que nos muestra esta disputación es la dificultad que tuvo Martín Lutero para debatir en condiciones apropiadas. Se nos muestra que Eck es un teólogo que lo único que intenta conseguir es una victoria aparente, cual sofista en tiempos de la antigua Grecia. Todo fue una infamia para el mismo Lutero, aunque debemos pensar que este es un informe del mismo Lutero, no sabemos la otra parte de la historia que seguramente, puede ser contraria a la que nos dice el futuro reformador. Son cosas que son difíciles de saber. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario