Físico, filósofo, químico y librepensador, al-Razi (250/865 - 313/925), conocido por los latinos como Razes, fue uno de los filósofos persas más interesantes del pensamiento islámico. Fue mucho más conocido por sus aportaciones en la medicina, aunque el trabajo filosófico no deja indiferente a nadie que lo estudie. Dentro de la medicina, una de sus grandes contribuciones las hace en el aspecto de las enfermedades, relativo al sarampión y la viruela. Sus aportaciones filosóficas van desde la metafísica hasta la moral y virtud de los hombres. Sin duda que su obra será de lo más preciado para nuestro estudio filosófico en este blog donde estamos cubriendo toda el área de la filosofía islámica.
Muhammad
ibn Zakariyya al-Razi
Vida y obra
Contexto
Como su nombre lo sugiere, al-Razi nació en Rayy, provincia de Teherán, Irán. Nació en el seno de una familia de ascendencia persa y era hablante nativo del idioma persa. Rayy estaba situada en la Gran Ruta de la Seda que durante siglos facilitó el comercio y los intercambios culturales entre Oriente y Occidente.
Estudios y trabajo
Bien versado en la teoría y práctica musical, al-Razi también fue conocido como un alquimista antes de iniciar sus entrenamientos en la medicina. Se dirigía a los hospitales de Rayy y luego de Bagdad.
Debido a su popularidad recién adquirida como médico, al-Razi fue invitado a Bagdad, donde asumió las responsabilidades de director en un nuevo hospital que lleva el nombre de su fundador al-Muʿtaḍid.
Bajo el reinado del hijo de Al-Mutadid, Al-Muktafi (r. 902-908), al-Razi recibió el encargo de construir un nuevo hospital, que debería ser el más grande del califato abasí. Para elegir la ubicación del futuro hospital, al-Razi adoptó lo que hoy en día se conoce como un enfoque basado en la evidencia que sugiere colgar carne fresca en varios lugares de la ciudad y construir el hospital donde la carne tarda más en pudrirse.
Pasó los últimos años de su vida en su reino natal aquejado de glaucoma. Su afección ocular comenzó con cataratas y terminó en ceguera total. La causa de su ceguera es incierta. Un relato mencionado por Ibn Juljul atribuyó la causa a un golpe en la cabeza de su patrón, Mansur ibn Ishaq, por no proporcionar pruebas para sus teorías de alquimia; mientras que Abulfaraj y Casiri afirmaron que la causa fue una dieta de frijoles.
Supuestamente, un médico se le acercó y le ofreció un ungüento para curar su ceguera. Al-Razi luego le preguntó cuántas capas contiene el ojo y cuando no pudo recibir una respuesta, rechazó el tratamiento afirmando que
"Mis ojos no serán tratados por alguien que no conoce los conceptos básicos de su anatomía"
Las conferencias de al-Razi atrajeron a muchos estudiantes. Como relata Ibn al-Nadim en Fihrist, al-Razi era considerado un shaikh, un título honorífico otorgado a alguien con derecho a enseñar y rodeado de varios círculos de estudiantes.
Pensamiento
Como habíamos dicho anteriormente, la obra de al-Razi tiene
fuertes contribuciones a la medicina siguiendo siempre de cerca la obra de Galeno
como por ejemplo ‘‘Dudas sobre Galeno’’. Adhería a la misma idea de Galeno
y de Hipócrates de que el médico también debía ser un filósofo.
Con respecto a la filosofía, el filósofo escribió
sobre la moral, la conducta, la metafísica, la eternidad, el mundo, etcétera. En
uno de sus trabajos defiende la posición de que Dios no interfiere con las
acciones de otros agentes, discutió los principios del movimiento que pueden
ser autónomos, es decir, sin la necesidad de un agente anterior. Rechazó la
supuesta superioridad del lenguaje griego por sobre el árabe que sostenía Galeno,
además de criticar muchas de sus teorías médicas. Rechazó la teoría de los
cuatro humores porque ciertos fluidos no correspondían con ciertas
explicaciones. Por ejemplo, que el cuerpo es entibiado enfriado solo por
cuerpos que son más tibios o fríos porque esto podría no ser necesariamente de
esta forma. Al igual que Aristóteles, al-Razi ve al alma como sustancia
agregando que el cerebro era su instrumento como cualquier otro órgano (20).
Pero aunque al-Razi, sostuviera la sustancia, lo
incorpóreo del alma, y la creación, a su manera, él era el menos ortodoxo, y el
más iconoclasta de los filósofos del islam. Para nuestro pensador, el filósofo
no es una persona que sigue una doctrina o sigue las cosas que dice su maestro,
sino que, además de aprender las enseñanzas de sus predecesores, puede también
sobrepasarlos. Al-Razi sabía que él nunca sería un Sócrates y advertía a todos
que no pretendieran ser como Sócrates, Platón, Aristóteles, entre otros, pues
no estamos atrapados con sus enseñanzas.
En este sentido el filósofo valora mucho más el
pensamiento independiente que el consenso con los filósofos antiguos. De hecho,
ve la independencia como una llave a la liberación del alma incluso si los
pensamientos de aquel pensador quedarán inconclusos.
Alguna vez se le preguntó cómo la filosofía se
comporta con la fe y la religión revelada, él respondió:
‘‘ ¿Cómo puede alguien pensar filosóficamente mientras
está comprometido con aquellos viejos cuentos fundados en contradicciones
ignorancia y dogmatismo?’’
Con respecto a las profecías dijo:
‘‘¿Cómo puedes decir que Dios preferiría a unas
personas como sus sostenedores de la humanidad haciendo que todo el resto
dependa de ellas? ¡Cómo podrías reconciliar la sabiduría del más sabio (Dios) haciéndolo
de este modo, poniendo el sostén de la humanidad en la garganta de otros, fomentando
el derramamiento de sangre, la guerra y el conflicto!’’
Esta es una crítica al argumento de los mutazillitas, estoico
en origen, que Dios moralmente debe dar guía a la humanidad, pero al-Razi les
discute que la benevolencia divina preclude la revelación especial. La
experiencia profética es el trabajo de almas muertas, ignorantes y malvadas que
hacen un rompimiento con la fisicalidad.
Lo que la bondad de Dios demanda, dice al-Razi, es la
guía para todos, esto es, proveer la guía a través del regalo universal de la
inteligencia. A partir de esto el filósofo dice que nadie es más inteligente
que otro y nadie es más sabio que otro.
‘‘No tengo especial clamor en la filosofía sobre nadie
más. Simplemente he perseguido aquello que los otros han ignorado. ellos han
sido privados del conocimiento sólo por sus respectivas teorías y no por una
ineficiencia innata. La prueba de esto es que la gente entiende las cosas
cuando pone interés en ellas. Si ellos aplican su interés donde yo he aplicado
el mío, y persiguen lo que yo he visto, ellos podrán tomar lo que yo he tomado’’
Parte de lo que el filósofo había entendido era
que la creación sería indefendible contra los eternalistas, a menos que es
esgrimiera la teoría de los 5 eternos cuya interacción es la siguiente:
- Dios
- Alma
- Tiempo
- Espacio
- y materia
En el comienzo estos 5 coexistieron. Dios y el
alma estaba más allá del tiempo y espacio. La materia estaba extendida en ellos,
pero no a través de ellos dejando espacio para el vacío. La materia no estaba
en movimiento. Pero el alma, con deseo apasionado de encarnación, se confunde
en sí misma en la materia, asentándose en el mundo a partir de un movimiento
confuso y desordenado. Dios intervino para impartir el conocimiento al alma y
ordenar el movimiento de la naturaleza, advirtiendo un cataclismo, y
capacitando al alma para reconocer que el mundo no era su verdadero hogar.
Dios le permitió caer, aunque esto no lo causó
el, porque él sabía que las almas aprenden solamente a través de la experiencia.
Ahora su tarea, a través del curso de la historia, es regresar al mundo
espiritual, donde todas las almas son una. El alma cae por un movimiento
espontáneo, ni con peligro por naturaleza ni escogido por inteligencia. Ella
regresa a través de la gracia de Dios y su inteligencia.
De acuerdo con Nasir-i-rushaw, el dilema de al-Razi se puede resumir en una visión gnóstica neoplatónica por el mito de que el alma cae y se encierra en un cuerpo. El comentarista nos dice que es posible preguntar al filósofo ¿por qué ahora y no después? la única respuesta de al-Razi para esta incógnita es encontrar una alternativa natural y voliciónal de eventos. Por lo tanto, en respuesta a Nassir, el filósofo encuentra una en la teoría aristotélica de la generación espontánea que solamente ocurriría en el alma y no en dios. Esto también parece ser sacado de la filosofía de Epicuro con respecto al clinamen.
La materia eterna, el espacio y el tiempo pasan
al costado de las paradojas de Aristóteles que en algún momento había levantado
contra el origen del mundo admitiendo que no había un tiempo antes del cual no
hubiese tiempo, pero para al-Razi son los principios de la naturaleza, y que la materia no origina movimiento por sí sola. Sin embargo, al-Razi nos dice que el movimiento es
originado. el potencial para este es que la materia requiere del alma que lo
actualiza y la mente le da orden. La creación, entonces, se vuelve un formatio
mundo; tiempo y espacio son absolutos, más que relativos como diría Aristóteles.
En efecto, nuestro filósofo adoptará y adopta a sus propios propósitos el
atomismo de Epicuro, aceptando el vacío que es espacio absoluto.
El atomismo de al-Razi, es como el de Epicuro y
no como el atomismo de los mutakalimum que era más bien un dogma metafísico y
religioso. Sin embargo, al-Razi no intenta explicar todo de manera atomística
porque él no es un materialista. Dios y el alma no son fenómenos atómicos.
La curiosa doctrina del filósofo de que el
vacío ejerce una fuerza de atracción puede deberse a la necesidad de explicar
el brusco cambio incausado epicúreo, el clinamen, el cual el filósofo
explota como un modelo de movimiento espontáneo del alma.
Claro, entre Epicuro y Demócrito, existía una
discusión sobre los átomos pues ambos creían en ellos. Sin embargo Demócrito
nos decía que los átomos eran rígidos, no tenía ningún movimiento, en cambio Epicuro
nos dice que sí lo tiene. Pero este movimiento espontáneo epicúreo ¿qué lo
produce? Al-Razi, intenta llenar este vacío haciendo un argumento ad
ignorantiam, alguna existente fuerza de atracción del vacío. Tal fuerza, ejercida
por un vacío hipostático, coincidiría con la repulsión de los átomos sólidos
dejando así establecida los primitivos motivos de la fisiología clásica:
atracción y repulsión, los terrenos volicionales y el vacío.
La ética del filósofo, como su cosmología, se
benefician de los elementos epicúreos. Como un epicúreo, él es un naturalista y
un empirista en la ética, alcanzando un alto grado de ascetismo hedonista a
través de una ruta epicúrea. Argumenta que un propio entendimiento del placer no
conduciría necesariamente a buscar sensaciones más intensas o placeres
experimentales, sino que al reconocimiento de la paz de la mente y la seguridad
de la vida para maximizar la felicidad humana, la prudencia, el deseo modesto, y
con todo ello satisfacer las demandas de la naturaleza. La vida sibarita es una
trampa que no disminuye el dolor.
Al-Razi escribe un trabajo separado sobre el
placer definiéndolo como una forma de reposo. Todo placer cinético son sentidos
en retorno del cuerpo a su estado natural del cual ha sido removido ya sea de
repente, sensiblemente, gradualmente, e insensiblemente. Así todos los placeres
presuponen un dolor anterior.
Por lo tanto, para el filósofo. el óptimo
placer es la moderación de la vida. Encontrando la necesidad de la naturaleza y
no perdiéndose lejos de las normas físicas del ajuste natural a nuestro
entorno. Es interesante ver cómo al-Razi en vez de darnos un amplio catálogo de
virtudes como lo hace Aristóteles, nos muestra un catálogo de vicios; aunque
siempre coincidiendo con el estagirita de qué se debe encontrar el justo medio.
Toda la ética del filósofo no se basa en
encontrar la ataraxia, sino que más bien se enfoca en apelar a la razón para el
control de la pasión (al-hawa). La razón está por sobre las intenciones
hedonistas ayudándonos a conseguir una buena vida, la buena vida se alcanza
clarificando la verdadera naturaleza del placer y recordándonos que los medios
efectivos para curar los placeres excesivos son de esta forma.
La ética de al-Razi, es consistentemente
prudencial considerando incluso el intelectualismo como un exceso, siguiendo a
Galeno en el consejo de que es bueno escuchar las críticas del enemigo. Para al-Razi,
el placer se convierte en el juez de la razón y no la razón del placer.
Otra de las cosas que recomienda el filósofo es
tratar de aplicar los principios de al-Kindi para alejar la tristeza y la
ansiedad, diciendo que la muerte solo remueve a uno a un lugar más alto. Sin
embargo, admite que es difícil: el miedo a la muerte puede nunca desaparecer
del alma a menos que uno esté cierto de que la muerte puede dejarlo en un mejor
estado. Esta es una conclusión que dará muchos problemas al filosofo.
Obras
Como todos los filósofos, al-Razi tiene efectivamente muchas obras, pero pocas nos han llegado traducidas al inglés o al español. Ponemos a manos de ustedes las que pudimos estudiar:
Conclusión
Esta puede ser una de las teorías más interesantes de nuestros filósofos musulmanes. Quizás, puede que a medida que vayamos estudiando cada una de sus obras, estemos viendo cosas que puedan modificarse o criticarse, pero el inicio intelectual no es nada despreciable. Me parece que su teoría sobre la generación espontánea y la voluntad son coherentes con lo que veremos más adelante respecto de los filósofos medievales.
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