Este principio nos viene del gran pensador árabe Avicena quien sostenía que entre todos los seres contingentes debe existir uno necesario. Este ser necesario es el que causa los contingentes porque de otro modo, entonces el necesario entraría en el conjunto de los contingentes lo cual es absurdo.
En efecto, esto es entendible y perfectamente aceptable; sin embargo, esto podría significar creer en el universo, en la naturaleza, en un ente, en cualquier cosa que no sea precisamente el Dios del islam.
Avicena puede demostrar que sí es el Dios del islam por las siguientes características.
En efecto, esto es entendible y perfectamente aceptable; sin embargo, esto podría significar creer en el universo, en la naturaleza, en un ente, en cualquier cosa que no sea precisamente el Dios del islam.
Avicena puede demostrar que sí es el Dios del islam por las siguientes características.
- Unidad: debe existir un único ser necesario, de haber dos, entonces tendríamos que decir que uno de los dos es contingente.
- Simplicidad: debe ser simple porque de ser compuesto entonces ninguna de sus partes podría ser compuesta, puesto que ya se estableció que es simple.
Estos dos aspectos son los considerados por Avicena que coinciden con el Dios del Corán, en el sentido de que un ser necesario no es creado y que no está compuesto porque no es múltiple.
Regresión infinita
Existe un problema al plantear que solo existirían seres contingentes, pues esto nos llevaría a la conocida regresión infinita. En efecto, podríamos ir al infinito diciendo que hay seres que provienen de otro, en cambio, cuando existe uno necesario se evita caer en dicha regresión. Por lo demás, no solo porque hay un argumento de que debe existir un ser necesario, sino que también por el motivo de que de una infinita regresión nada llegaría a la existencia, claro, si fuera infinito, entonces todavía estaríamos engendrando seres sin llegar a una existencia determinada.
Con todo, Avicena, de todas maneras nos dice que sí existe la regresión infinita. Es en este punto que Avicena aduce la teoría de los conjuntos. Imaginemos que tenemos un grupo de cosas contingentes. Ese grupo de cosas contingentes se deben a un solo ser externo al conjunto. Este ser debe ser necesario porque si fuera contingente, entonces sería parte del grupo. En consecuencia, debe ser necesario.
Sin embargo, Avicena nos dice que el conjunto de contingentes podría no ser un contingente. En efecto, un conjunto de números no es un número en la teoría matemática. Por lo tanto, decir que el conjunto de cosas contingentes es contingente sería falso. Si esto es así, entonces el conjunto de cosas contingentes no es contingente sino necesario.
Conclusión
El principio de Veracidad sirvió de antecedente a Santo Tomás de Aquino y a Juan Duns Escoto, pero recibió fuertes críticas de sus coetáneos Averroes y Al-Ghazali. Sin embargo, creo que la teoría es totalmente plausible en el plano religioso y que la mayoría de los filósofos la sostienen sin problemas. Seguiremos viendo argumentos a favor de la existencia de Dios, pero en orden cronológico ya estaríamos terminando la escolástica.
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