sábado, 11 de mayo de 2019

Santo Tomás de Aquino - Summa Contra Gentiles (Libro IV: Salvación).


Este es el último libro de la Summa Contra Gentiles el cual versará sobre la  salvación. En efecto, muchas cosas se han dicho sobre la salvación a través de las distintas religiones. Todas ellas tienen un modo especial de ver la salvación, o más bien su propia salvación. Podríamos decir de hecho, que la salvación, hablando en términos religiosos, dependerá de cada cultura en la que se este. Sin embargo, desde que lo veremos en el modo que Santo Tomás de Aquino nos dicta.

SUMMA CONTRA GENTILES


LIBRO IV: SALVACIÓN

Pensadores sobre la Santísima Trinidad


La creencia en la Santísima Trinidad es abordada por Santo Tomás de Aquino a través de los distintos argumentos que otros han hecho de ella. Por supuesto, Santo Tomás cree en la divinidad y en la Santísima Trinidad, pero tendrá que probar sus teorías con respecto a otros pensadores. 

Fotino de Sirmio

Este obispo romano del siglo IV nos dijo que el Hijo provenía de María y de la gracia del Espíritu Santo, así como muchos podrán saberlo. Sin embargo, Fotino de Sirmio añade la excepción de que el Hijo fue adoptado por el Padre, en el sentido de que si el Hijo nació de una mortal y del milagro, entonces este no tenía las cualidades del Padre. Por lo tanto, el que es diferente en la Trinidad es el Padre ya que es divino. 

Este pensador también añade que si el Hijo fuera divino, entonces sería absurdo que estuviera en el vientre de María, sufriera fatigas, sintiera dolor, sintiera hambre y todas aquellas cosas que sufrió en vida. Por lo tanto, el Padre es divino pero el Hijo es mortal. 

Refutación:

Santo Tomás de Aquino nos dice que el Hijo de Dios sí es divino y la prueba de ello es su misma resurrección. Sin embargo, esta resurrección no fue por mérito de él mismo (lo divino no necesita mérito) sino que por Gracia divina. 




Sabelio

Otro de los sacerdotes y teólogos católicos controversiales fue Sabelio. Este aceptaba la Santísima Trinidad, aunque no del mismo modo que todos lo hacen. De hecho, Sabelio fundó una especie de doctrina llamada ''modalismo'' que establecía que había un único Dios que se manifestaba de distintas formas:

  • Padre: en el Antiguo Testamento
  • Hijo: en la resurrección
  • Espíritu Santo: en el Pentecostés

Es así que la fe de Sabelio se mantiene durante el tiempo, aunque también fue acusado de herejía en el siglo III por el papa Calixto. 

Refutación:

De ser así como Sabelio dice, entonces la Santísima Trinidad podría ser perfectamente dividida en parte; por lo tanto, ya no estaríamos hablando de algo divino sino que de algo compuesto. Por lo demás, Sabelio estaría separando la importancia de cada uno de los entes de la Trinidad negando así su unidad. ¿Por qué? porque de ese modo ya no podríamos decir que el Padre está en el Hijo ni el Hijo en el Padre. 



Arrio

Quizás, uno de los sacerdotes más polémicos de Roma, Arrio postulaba que el Hijo no era de ningún modo divino. Era tal una creación de Dios, ya que el Verbo se hizo carne y fue creado con anterioridad a todo. Sin embargo, no podemos decir que es Dios Padre debido a que fue creado. 

Refutación

Arrio nos dice también que el Hijo funciona como cierto agente instrumental para Dios, pero esto no es del todo verdadero. Recordemos algunos pasajes de la biblia:

''Por él (el Verbo) todas las cosas existen''
(Colossenses 1:3-7) 

''Su poder purga los pecados''
(Hebreos 1:3)

Siendo este el poder del Hijo, entonces perfectamente podemos decir que también es divino. De hecho, estos también son los poderes del Padre, por lo que serían iguales de acuerdo a Santo Tomás

Santo Tomás de Aquino y la Santísima Trinidad

En la Santísima Trinidad existen tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo diferenciadas solo por un tipo de relación. En efecto la relación padre e hijo y el Espíritu Santo que representaría el amor entre ellos. 

Se dice que esto es inentendible por medio de la mente, pero no es cierto porque la mente puede entender la unidad de tres personas en una, o con un poder. Así como el hombre puede representar la fuerza de Hércules con una piedra, entonces puede representar el poder de las tres personas de la Santísima Trinidad en una. 

La encarnación por los pensadores y por Santo Tomás de Aquino

En las Sagradas Escrituras se puede leer cómo es que el Verbo se hizo carne, es decir, cómo es que Jesús nació y habitó entre nosotros (Juan 2:14). Sin embargo, las interpretaciones de este relato varían de pensador en pensador. 

Entre los maniqueos y otros cismas que se han creado en la Iglesia, todos han dicho algo diferente. Los maniqueos sostenían, por ejemplo, que Jesús no era divino sino que tenía una especie de cuerpo fantasma que le permitía hacer cosas que otros no podían. No obstante, este argumento no sería correcto, ya que Jesús sí sufrió en vida, además de realizar otras accione humanas por lo que el argumento quedaría inválido. Debemos pensar que hasta incluso pereció tal como cualquier mortal.

Santo Tomás de Aquino también nos dice que no es correcto entender la naturaleza de Jesús, diciendo que el Verbo se convierte en carne tal cual, ni siquiera usando la palabra ''convertirse'' que corresponde a las cosas compuestas y terrenales. En este sentido, mucho más apropiado sería decir que el Verbo asume forma humana, pero que no se convierte en humano, es decir, no hay generación en él. 

La necesidad de los sacramentos

La muerte de Jesús es un hecho para los cristianos y es necesario que, lo que dejó su muerte sea enseñado a través de los sacramentos de la Iglesia. Todo lo que el hombre recibe de la religión lo hace a través de lo inteligible, para luego replicarlo en lo sensible. 

Estas enseñanzas son descritas en los siguientes sacramentos:

Bautismo

El hombre es culpable del mal al llevar la carga del pecado de Adán. Este pecado acompañará al hombre a lo largo de su vida, pero es el bautismo el que sana esta ''infección'' y por lo tanto, el bautismo no puede ser repetido. Con el bautismo, el hombre ya es conocedor del bien y en consecuencia sabe que no debe hacer el mal. 

Confirmación

Este sacramento es solo conferido por los obispos que en cierto sentido son los cristianos más formados. Estos parecen ser como militares que van reclutando a los soldados para representar a Cristo en un frente de batalla. Es un compromiso que un cristiano debe cumplir. Este sacramento se hace solo una vez. 

Eucaristía

La eucaristía probará ser el modo en que el hombre se complete espiritualmente. Una vez que cumpla con los requisitos de la Eucaristía (como el ayuno, por ejemplo) entonces podrá decirse que dicho hombre, resarciendose de los obstáculos del cuerpo, está más cerca de la espiritualidad que de la terrenalidad. Este sacramento puede hacerse más de una vez para probar la espiritualidad del hombre. 

Penitencias

Teniendo en cuenta de que el hombre puede volver a pecar en su vida, a pesar de haber recibido el bautismo, la penitencia será aquel incentivo que lo guíe nuevamente por el sendero del bien. 

Extremaunción

En este sacramento, el sacerdote unge a los enfermos sin importar el estado en que se encuentren. Generalmente se aplica a los que estén apunto de morir, pero con el tiempo se ha aplicado a todos. 

Órdenes

Este puede ser uno de los sacramentos más honrosos en la vida de un cristiano comprometido, pues es aquí donde se le inviste de un cargo sacerdotal superior. Se dice mucho de que los sacerdotes o eclesiásticos que tuvieron una mala vida no debieran investir una orden, pero como el hombre no es perfecto ni tampoco alguien que no esté tentado, entonces puede investirse si se arrepiente verdaderamente. 

Matrimonio

Teniendo en cuenta que el hombre no es perpetuo, pero que puede perpetuar su propia especie, entonces será necesario que el hombre tome este sacramento para dejar nuevas generaciones de cristianos. 

Estos sacramentos hacen que el hombre afiance su fe en Dios  y en Jesús, dando una oportunidad a aquellos hombres que perdidos en su fe puedan convertirse y volver a ser hijos de Dios. 


Conclusión

Este es el fin de la Summa Contra Gentiles como la conocemos desde sus cuatro libros. Como podemos ver, este es una defensa a los valores cristianos que sirvió como una guía para los misioneros que querían convertir a otros hombres. Santo Tomás de Aquino deja en este complejo manual la ardua tarea a aquellos creyentes que necesiten no solo reafirmar su fe, sino que también a profesar todos los valores del cristianismo medieval. 

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