Si pudiéramos hablar de algún filósofo arrepentido de los escritos que ha desarrollado, entonces deberíamos decir que ese mismo es Pedro Abelardo. En esta confesión de fe vemos como el filósofo cambia su actitud de pasar a un lógico perfeccionista, a un hombre más moderado en sus afirmaciones. Todo esto producto del debate que tuvo con San Bernardo donde además todas sus obras fueron condenadas. Veamos qué es lo que tiene que decir Abelardo.
Confesión de fe
Arrepentimiento
Abelardo confiesa un profundo arrepentimiento por los errores que pudo haber cometido en sus escritos, aunque de igual manera no consiente las graves acusaciones que se le ponen encima. Muchas obras siempre tienen muchos jueces, así como con mucho hablar se puede caer en el pecado.
El filósofo, rescatando piezas de la obra de San Jerónimo y San Agustín, nos dice que sigue mostrando su fe cristiana ya que no tiene nada de qué avergonzarse. Expone su teoría de la Santísima Trinidad (la cual fue condenada) aceptando que son uno y trino.
Lista de confesiones
A partir de aquí Abelardo hace una larga lista de confesiones.
- Confiesa que Dios impide el mal: se adelanta a las intenciones malvadas y cambia la voluntad del malhechor.
- Confiesa que los que crucificaron a Cristo cometieron un pecado gravísimo.
- Confiesa que a todos los sucesores de los apóstoles les fue dada la facultad de atar y desatar.
- Confiesa que todos son iguales según sus méritos.
- Confiesa que tanto el Padre es igualmente sabio y el hijo igualmente benigno que el Espíritu Santo.
- Confiesa que las cosas hechas por ignorancia también llevan culpa
Con todas estas confesiones, Abelardo se retracta de su filosofía que habíamos visto y pide al mismo tiempo que no se le condene. Muchas cosas de las que fue acusado (según él no tienen que ver con sus escritos) alcanzaron diversos grados de enojo dentro del catolicismo. Sin embargo, muchas acusaciones, dice Abelardo, son injustas y arbitrarias. Así, Abelardo cita la biblia:
''No juzguéis y no seréis juzgados, no condeneis y no seréis condenados''
(Mateo 7:1)
De esta forma, Abelardo renuncia a toda su doctrina dando paso a lo que se conocería como ''Los errores de Abelardo'' que expondremos en la siguiente entrada de este blog.
Conclusión
En primera instancia vimos lo grave que era la actitud de Abelardo frente a la Iglesia y los ''sucesores'' de Pedro. Ahora vemos que Abelardo, cediendo a la presión de los eclesiásticos, pone un pie atrás en cuanto a sus dichos y se retracta. No sacó barato sus arrebatados escritos pues Abelardo fue castrado y censurado; no obstante, no puede quedar fuera de nuestra memoria no haber escuchado de él y su intento de incorporar la lógica al pensamiento cristiano.
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