domingo, 15 de abril de 2018

Argumento ontológico

La Torre de Babel

Argumento ontológico

Este fue uno de los primeros argumentos que se crearon en favor de la existencia de Dios. Este fue formulado por San Anselmo de Aosta en el siglo IX, quien además fue arzobispo de Canterbury en el año 1093 - 1109 y al igual que San Agustín de Hipona también se le dio el título de doctor de la Iglesia Católica. 

Explicación

Básicamente, el argumento ontológico establece que cuando se piensa en un ser perfecto, llega el momento en que no hay más superioridad de la cual se pueda pensar. Por lo tanto, aquello de lo que no se pudiera pensar algo mayor puede estar presente tanto en el entendimiento como en la realidad. 

La teoría de San Anselmo y el concepto de Dios puede resumirse en la siguiente frase:


''Aquello que, más allá de él no puede pensarse algo más grande''

Esto lo puede entender tanto el insensato como el ateo, pues si el ateo niega la existencia de Dios, este de todas maneras piensa en un ser más grande del que nada puede ser más grande. Por lo tanto, el concepto de Dios vive en su entendimiento, pues de otra manera no podría negar su existencia. El ateo sólo informa que Dios no existe fuera de su entendimiento; por lo tanto, al mismo tiempo afirma que existe en la realidad. 

En el caso del insensato, es correcto pensar que si incluso él puede comprender que no puede haber otro ser más grande, entonces la existencia de Dios estaría en la mente de aquel insensato. 

Así, tanto para el ateo como para el insensato, negar la existencia de Dios y al mismo tiempo tener una idea de él es una incongruencia y una contradicción. No obstante, ambos deben reconocer la idea de Dios principalmente en su entendimiento. 

Las líneas de pensamiento del argumento son las siguientes:

  1. Dios es el ser más grande que se pueda imaginar
  2. Es más grande en existencia que en una idea
  3. Si Dios no existe, entonces podemos concebir un ser más grande que sí exista.
  4. Por lo tanto, Dios existe

En efecto, si primero decimos que Dios es el ser más poderoso y luego decimos que podemos imaginar otro más poderoso sería una contradicción. 

Críticas


La argumentación más grave proviene de Gaunilo quien era un monje que no estuvo de acuerdo con dicho argumento. Si se puede pensar en un Dios todopoderoso, también podría pensarse en una isla todopoderosa y tan perfecta como Dios lo que ocasionaría otra contradicción. La premisa de Gaunilo sería de la siguiente forma:


  1. La isla perdida es la isla más grande que se pueda imaginar
  2. Es más grande en existencia que en una idea
  3. Si la isla perdida no existe, entonces podemos concebir una isla más grande que sí exista.
  4. Por lo tanto, la isla perdida existe

Claro, si de imaginar seres en la mente se trata, entonces el argumento ontológico cae irremediablemente ante la proposición de otro ser igual de perfecto. Gaunilo desvía el argumento ontológico escapándose de la probabilidad de pensar en un ser superior y para eso, planteó mucho mejor que pueda existir un ser igual de poderoso. En resumidas cuentas, Gaunilo quiere decir que una realidad no puede ser extraída de un pensamiento o una idea necesariamente. 

San Anselmo respondió a este argumento diciendo que con la misma fe que Gaunilo puede imaginar una isla igual de perfecta, entonces también tendrá que aceptar la existencia de Dios sin pensar que esa isla sea más perfecta que Dios mismo, pues Dios es perfecto entre todos los seres y la isla sólo sería perfecta entre todas las islas

Sin embargo, esta réplica de San Anselmo fue rechazada por muchos filósofos, incluyendo a Santo Tomás de Aquino quien apoyaba la existencia a posteriori más que una relación entre superiores. Por lo demás, Santo Tomás de Aquino agrega que es imposible conocer la esencia de Dios; por lo tanto, de partida, sería imposible decir que Dios es aquello por lo cual nada más grande puede ser pensado pues nadie puede conocer realmente como es Dios. Muchos otros filósofos siguieron la línea de Santo Tomas como Descartes, Leibniz, Hegel y Lotze. 


Otros filósofos

San Buenaventura

Retomando la idea de Anselmo, San Buenaventura también afirmaba que el argumento cabe en la posibilidad del principio de identidad; es decir, la proposición ''Dios es Dios'' es veraz y no se puede dudar de aquello. En otras palabras, es un principio evidente que Dios sea Dios. 

Esta tautología (decir que Dios es Dios) es tan evidente que jamás podría ser falsa. Lo mismo sería decir que si Dios es lo mejor, evidentemente porque es el mejor de los seres. 

Juan Duns Escoto

Juan Duns Escoto mira con simpatía el argumento de Anselmo agregando que además, si el concepto de Dios no fuera tan evidente y veraz como el de Anselmo, entonces este sería contradictorio. Sin embargo, pensar en que Dios es el ser el cual nada más grande puede ser pensado y esto no admite contradicción, entonces no es contradictorio pensarlo. Esto, pues lo contradictorio es impensable. 

En todo caso, Duns aclara que este no es una prueba definitiva de la existencia de Dios, pues el filósofo adhiere a la postura de Santo Tomás de Aquino, que no puede demostrar si no es a posteriori



Conclusión

Puede ser que este argumento también caiga en la falacia del Embudo o del caso especial porque se da una concesión especial a la primera premisa ''Dios es aquello por lo cual nada más grande puede ser pensado''. No hemos puesto aún todas las teorías que refutan el argumento, pero a medida que vamos estudiando a los filósofos las pondremos. 

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