domingo, 21 de agosto de 2016

Marco Tulio Cicerón - De Officiis (Sobre los deberes) (Libro I: Honestidad en nuestros actos) (44 a. C.).

La muerte de Julio César está cada vez más cerca. Es justo en la escritura de este libro que Marco Tulio Cicerón pedía convocar al Senado para proteger la seguridad pública, pero la llegada es inevitable. El orador ya tenía aproximadamente 62 años y claramente sería difícil que los revolucionarios no se tomaran la República con sus propias manos. Cicerón hace un último esfuerzo para entregarnos nuevamente una obra filosófica, dedicada especialmente a su hijo Marco Cicerón. El tratado quedará para la posteridad, sobre todo cuando lo use la iglesia cristiana, y otros destacados filósofos romanos como Lucio Anneo Séneca.

Referencias:

(1) También tomado como sabiduría.

DE OFFICIIS

LIBRO I: HONESTIDAD EN NUESTROS ACTOS

Primeramente, Cicerón hace una diferencia entre deberes perfectos e imperfectos. El perfecto es absoluto y el imperfecto sólo es plausible. 


Naturaleza de los hombres

Esta claro que todos los seres vivos nos alejamos de lo que es perjudicial y abrazamos lo que es beneficioso. A diferencia de los animales que se mueven inmediatamente por instinto, el hombre se mueve por la razón que lo guía a evitar ciertos procesos que pueden afectarlo. 

Otra de las capacidad es que puede reunirse y formar un lenguaje común para convivir con más de su especie. Por otro lado, también es capaz de buscar la verdad y de apreciar el arte y las cosas bellas que se le presentan. Por último, el hombre tiene la gran capacidad de llegar a ser honesto, característica que debiera estar en todo hombre. 

Las cualidades de la honestidad

Para llegar a ser honesto se debe tomar en cuenta las cuatro virtudes cardinales propuestas por Platón en el cuarto libro de La República.


  • Valor 
  • Moderación
  • Justicia(1)
  • Prudencia

De estas virtudes proviene lo que llamamos honestidad y a su vez estas virtudes nos ofrecen dos maneras de trabajar; la moderación y el valor, orden y equilibrio; la prudencia y la justicia, la búsqueda de la verdad. 



Deberes
Virtudes cardinales

Prudencia
Justicia
Valor
Moderación
Honestidad
Modo de trabajar
Orden y equilibrio
Búsqueda de la verdad



Este es un cuadro que se va entendiendo de izquierda a derecha; es decir, la honestidad es el resultado final. 

La honestidad también tiene que ver con el concepto de decencia y decoro. Todas las cosas que se hacen con justicia son decorosas mientras las que se hacen injustamente son indecorosas. 

El decoro

Para el decoro hay dos especies: uno general que se encuentra en todas las virtudes y otro especial que es subordinado a todas las virtudes. 

General: Todas las acciones que distinguen al hombre de los demás anuimales

Especial: Cuando a todas esas virtudes aparece la moderación y la prudencia. 

Las injusticias

Existen dos modos de cometer injusticia: una es cuando se hace daño y otra es cuando pudiendo hacer algo no se hace. El primero lo mueve la avaricia, pues se intenta conseguir algo, y el segundo es movido por el miedo. Por supuesto, la injusticia será aún más grave cuando sea premeditada que involuntaria. 

En este punto Cicerón lanza una crítica a su gran inspirador Platón, pues este último decía que los filósofos tenía que alabarceles porque están dedicados al ejercicio de descubrir la verdad; sin embargo, ¿qué consecuencias tiene esto? que los filósofos se alejen de la sociedad y no atiendan las injusticias que hay en una ciudad. Esto, por supuesto, pertenece al segundo género de injusticia propuesto por Cicerón, ''quien sabe de una injusticia y no hace nada para detenerla''. 

Es también importante saber tratar las injusticias que proceden del otro, es decir, cuando es el otro quien agrede por medio de la venganza u otras razones. Lo que debe hacerse en esta situación es siempre negociar, porque el uso de la fuerza es propio de bestias.

Un escenario distinto sería el de una guerra, pues esta se hace para conseguir la paz. Aunque se gane la guerra no se debe matar a quienes no fueron salvajes con el bando contrario. Por lo demás, las guerras no son justas a menos que estas se hayan declarado de manera formal y correspondiente. 

Finalmente, Cicerón dice que de todos modos los hombres deben tener criterio al aplicar el derecho, pues como dice la frase en latín:


Summun ius, summus inuiria
(Sumo derecho, suma injuria)

Es decir, que cuando no se aplica el derecho con criterio y con mucha rigurosidad, entonces en vez de ser un acto justo se convierte en injusto. 

Acciones deshonestas

Cicerón no aprueba en absoluto que se robe a unos para darle a otros; al contrario, en el ejercicio del deber nadie debe ser perjudicado. También otro ejemplo es cuando se da muchas cosas a quienes no son familiares; de hecho, esto está muy ligado con la vanidad más que con la prodigalidad. 



El alma y el cuerpo de los hombres

El alma

Cada alma de los hombres tiene principalmente dos cualidades a entender: 

  1. Desprecio de las cosas externas (cuando éstas son inútiles).
  2. Emprender obras difíciles, pero ala vez grandes y útiles. 

La más grande de las dos es la segunda, pero también hay que entender que la primera es el acicate para la segunda. Cuando actuamos de esta manera surgen dos cosas principalmente: el ejercicio de la honestidad y la libertad de cualquier tipo de pasión. 

El cuerpo

Todas las acciones buenas se las debemos al alma, y el cuerpo es la parte que obedece al alma. De hecho, el alma es la única que puede evitar las guerras y los conflictos gracias a que allí reside el intelecto, aunque, si se tiene que pelear, el cuerpo debe estar perfectamente preparado para aquello. 

Por lo demás, el cuidado del cuerpo siempre debe ser equilibrado, si el hambre aparece, la idea es que se satisfaga mediante comidas saludables y no solamente por aplacar un placer. No porque sea cuerpo no debe tener decoro, de hecho, es muy importante que lo tenga porque no sólo hay que tenerlo sino que también aparentarlo. 


Personalidades

En algún sentido, todos tenemos por lo menos cuatro ''personas'' dentro de nosotros:

  1. Primera persona: la que pertenecemos en género (todos los hombres).
  2. Segunda persona: la que tiene sus propias características psicológicas.
  3. Tercera persona: cuando se nos impone alguna circunstancia y por lo tanto, cambia el comportamiento; por ejemplo, cuando se es profesor, militar, médico, etc.
  4. Cuarta persona: cuando tenemos la oportunidad de elegir qué queremos ser. 

En la cuarta persona debemos tener sumo cuidado, pues la elección, la mayoría de las veces se copia a un modelo de persona. Para evitar todo mal comportamiento, el modelo de los padres siempre será un referente, aunque los padres también suelen tener malos comportamientos por lo que se debe tener cuidado en ese aspecto también. 

La conversación

Los tipos de conversaciones familiares debe ser tranquila y no obstinada, donde todos deben ser tomados en cuenta, es decir, no hablar sobre un tema estrictamente personal, sino que común a todos. También hay que considerar cuando el tema en común deja de interesar; por lo tanto, así como empezó justamente, debe saber terminarse el tema oportunamente. 

La conversación debe ser pausada y nunca demostrando ira o ambición de algún tipo. Quizás, en algún momento se puede reprender una acción o un parecer, pero que este nunca parezca una ofensa, sino más bien que sea algo hecho por su propio bien.


Conclusión 

No faltaba más, una guía para saber cómo comportarse en las distintas situaciones de la vida. Generalmente, en este libro rescatamos las teorías del gran Platón y también, ideas y premisas fundamentales del estoicismo. Como podemos ver, si le diéramos a elegir a Cicerón qué escuela filosófica preferiría, seguramente sería una combinación entre la Academia y la escuela estoica. En fin, el libro me parece muy similar a los trabajos y los días de Hesíodo, que también eran consejos de cómo trabajar en la tierra y otras cosas. 

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