martes, 18 de mayo de 2021

Nicolás Maquiavelo - Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Libro I: capítulos I - LX) (1512 - 1517)

 


El siguiente libro fue escrito en 1512, es decir, antes de su obra más conocida que sería El Príncipe. De hecho, el presente trabajo fue suspendido en el mismo año que empezó para escribir El Príncipe, y así describir la situación realista de Italia. El contenido de este libro es distinto, pero siempre se pone como contraste. En El Príncipe, pareciera ser que hay recomendaciones fuertes y específicas a un gobernante que debe hacerse grande por los medios que estime conveniente; en el presente trabajo, hay un elogio al régimen republicano. Por supuesto, estas cosas son coyunturales, es decir, las escribió por el determinado y forzoso contexto que tuvo en aquellas épocas. Veamos otro libro de los más interesantes del filósofo florentino Nicolás Maquiavelo

Referencias:

(1) Libros mitológicos de la antigua Roma.

(2) Maquiavelo trata de sustentar su punto de vista a toda costa.

(3) Todo lo contrario a lo que Maquiavelo recomendaba en ''El Príncipe''. El gobernador no debe contemporizar, entiéndase acomodarse al gusto o voluntad de otra persona, sino que debe tomar partido y hacer frente al enemigo.  


Discursos sobre la primera década de Tito Livio


LIBRO PRIMERO

Capítulo I: Roma y las grandes ciudades

Sin duda que Roma fue una de las regiones más exitosas en la antigüedad. Maquiavelo nos habla de la virtud que tenía la ciudad en su esplendor, y queda maravillado por esta. Las ciudades, dice el florentino, son construidas por dos tipos de hombres:

  1. Nacidos en las comarcas
  2. Extranjeros
El caso de los primeros, debemos entender a aquellos hombres que vivían en pequeñas provincias, y que por estar estas desprovistas de seguridad y recursos, estos hombres deciden abandonarlas y crear las suyas. Así se fundaron Atenas y Venecia. 

  • Atenas: estos hombres dispersos fueron reunidos por Teseo
  • Venecia: muchos pueblos que huían de las guerras durante la decadencia del Imperio Romano

De este modo, Venecia se construyó pacíficamente porque los hombres que vivían en ella buscaban otra vida, no quería luchar en guerras y el mar los protegía de ellas. 

La otra forma de construir una ciudad es mediante extranjeros, ya sean hombres libres o dependientes (como en el caso de las colonias). Los nuevos príncipes fundan las nuevas ciudades, no necesariamente para habitarlas sino que también para darles los nombres de aquellos grandes: un ejemplo de este es Alejandría (por Alejandro). Como estas ciudades están desde un comienzo privadas de libertad, no generan grandes progresos. 

Es el caso de Florencia que fue fundada por los soldados de Sila o los habitantes de Fiesole, quienes confiados de que ya no había guerra en la época de Octavio bajaron para habitar la ciudad. 

Como sea, el príncipe no está obligado a permanecer para siempre en al ciudad fundada, sino que la puede dejar a conveniencia. Pero lo que sí, a la hora de fundar una ciudad se debe procurar que esta sea estéril para que los ciudadanos trabajen y sean más unidos. Sin embargo, si urge la necesidad entonces será adecuado elegir un terreno fértil para el desarrollo rápido y defensivo de la ciudad. El problema es que cuando la tierra es fértil los ciudadanos están de ociosos en la nueva tierra, pero para corregir eso, el filósofo nos dice que se deben imponer leyes que obliguen al trabajo. 

¿Qué tipo de leyes aplicar? Maquiavelo recomienda las leyes egipcias de los sultanes, las cuales según el filósofo eran las más efectivas. Estas leyes evitarán la molicie para aquellas ciudades fundadas bajo tierra fértil.

Fue así como se formaron las monarquías romanas desde un principio. Maquiavelo nos dice que estos reyes romanos fueron sensatos al gobernar sus reinos y por eso tuvieron una larga duración. 

Capítulo II: Clases de Repúblicas

En este capítulo, Maquiavelo no hablará de las ciudades sometidas desde su origen a poder extranjero, sino que hablará de aquellas que siempre fueron libres y se gobernaron a su arbitrio o como repúblicas o como monarquías, las cuales tuvieron distinta constitución y distintas leyes. 

Puede ser feliz aquella república donde exista una hombre que de leyes bajo las cuales vivir seguramente, y sin la necesidad de modificarlas. Así por ejemplo fue Esparta que por largos años no cambió sus leyes por más de 800 años. Por otro lado, tenemos a aquellos príncipes que no pueden fundar leyes que sostengan en el tiempo, y por lo tanto son ciudades infelices. Finalmente tenemos aquellas ciudades que si bien no tienen una buena constitución, están asentadas en buenos principios. 

Ciclos de gobierno

Sin embargo, en este último punto, las leyes serán difíciles de cambiar a menos que exista una necesidad imperiosa de hacerlo. 

De acuerdo a lo que se ha escrito sobre los gobiernos, Maquiavelo distingue de tres tipos:

  1. Monárquico
  2. Aristocrático
  3. Democrático

Por otro lado, también hay otras tres pero que son consideradas malas:

  1. Tiranía
  2. Oligarquía
  3. Licencia (o anarquía)
Como podrán notar, estas tres últimas son las degradaciones de las tres primeras. 

En un principio, los hombres estaban dispersos en la tierra y al juntarse, escogieron al más valeroso para que dirigiera la ciudad. De ahí que luego el hombre conociera lo bueno y lo malo, creando posteriormente leyes para que pudieran someterse y controlar la naturaleza del hombre. 

Los monarcas en un principio eran hombres buenos y justos, luego sus herederos distorsionaron esta imagen, tratando de parecer superiores a sus antecesores cosa que no lograron. Como resultado de esto se comenzó a odiar a los monarcas, pues estos solo superaban unos a otros en tanto placer, lascivia y vergüenza. De este modo surge la tiranía.

Una vez derrocado el tirano, un grupo de ricos en la ciudad tomaría el poder para gobernarla. Sin embargo, la ambición de dinero y poder los llevaría a perjudicar a la sociedad civil, pues su avaricia los haría perder el rumbo del gobierno y preocuparse de sus propios intereses. De aquí comienza la oligarquía. 

Luego de esto, disgustado el pueblo tanto con la tiranía monárquica y la tiranía oligárquica, derrocan a estos últimos y conforman su propio régimen: el régimen democrático. 

Finalmente, se llega a la licencia (o anarquía) por medio de la excesiva libertad que tienen los ciudadanos. Posteriormente entonces se pasa a la monarquía.

¿El mejor régimen?

Para Maquiavelo ninguno de estos regímenes es bueno, los primeros por su corta duración y los segundos por su malignidad intrínseca. En consecuencia, para el filósofo florentino, el gobierno adecuado es un gobierno mixto, es decir, que reúna lo bueno de los tres primeros porque estos contrarrestarán lo malo de sus propias corrupciones. Pone como ejemplo la constitución de Licurgo (duró 800 años) y como mal ejemplo la de Solón de Atenas que era puramente democrática la cual duró muy poco tiempo. 

El caso de Roma

La evolución de Roma en cuanto a gobiernos fue la siguiente. 

Monarquía: los reyes romanos fundaron buenas leyes para su monarquía, pero por fundar este tipo de gobierno les hacían falta leyes liberales que pudieran sustentarlo más en el tiempo.

República: derrocado los reyes, dos cónsules tomarían el poder con la intención de que uno limitara el poder del otro, mientras que por otro lado también gobernaba el Senado. Ambos poderes, los cónsules y el Senado, hicieron la constitución romana. Este es un ejemplo de modelo de constitución mixta, en efecto unen dos poderes: el monárquico y el aristocrático. 

Cuando la nobleza romana se volvió insolente, el pueblo se sublevó contra ella. De aquí nacieron los Tribunos de la Plebe, aunque los cónsules y el Senado seguían gobernando. Aquí vemos un gobierno mixto perfecto que reúne las sólidas bases que asentaron los monarcas, el poder aristocrático de los cónsules y el Senado y finalmente los Tribunos de la Plebe, el pueblo. 

Capítulo III: La creación de los tribunos de la plebe

Quien funda un Estado y le da leyes debe suponer a todos los hombres malos y dispuestos a emplear su malignidad natural siempre que la ocasión lo permita. En la época de los tarquinios, los nobles  de Roma eran buenos con todos, incluso con la plebe. La plebe y la nobleza se enfrentaron numerosas veces y para parar esa desigualdad, entonces se crearon los tribunos de la plebe. Esta institución se creó para contener la insolencia de los nobles. 


Capítulo IV: La desunión del senado y de la plebe hizo poderosa a la república

El poderío romano se debió a las armas y a la fortuna, pero donde hay armas hay orden y rara vez falta la buena fortuna. La relación entre la nobleza y la plebe siempre ha sido la misma, y es así que Maquiavelo nos dice que aún en sus días es así. Por eso, estas desdichas que sufrió la república hay que considerarlas más que nunca. La desunión tanto del senado como de la plebe fueron por causas poderosas, justificables que harían crecer aún más a Roma. 


Capítulo V: La guardia de la libertad y su seguridad

Hay dos tipos de repúblicas: una poderosa y otra popular. Maquiavelo se pregunta ¿a qué república se le debe entregar la guardia de la libertad? en esta decisión ha existido un empate. El sistema espartano y veneciano tiene sus propias razones, mientras que el sistema romano fue mucho más popular.

Sistema espartano y veneciano:

  1. Satisfacer ambiciones de los que al poseer una guardia se encuentran más satisfechos
  2. Privar al ánimo inquieto de la plebe de una autoridad que es causa de infinitas perturbaciones

Sistema Romano:

  1. Los cónsules se hicieron plebeyos 
  2. Se le dio predominio a Mario y Roma cayó

Así pasó que los plebeyos tuvieron tantas perturbaciones y demandas que hicieron que los dos cónsules fuesen plebeyos. 

Sin embargo, entregar la guardia a los nobles tampoco es beneficioso. Así pasó con el dictador Marco Menennio y el jefe de la caballería Marco Fulvio, ambos plebeyos, quienes fueron llamados para investigar una conjura de parte de los nobles. La nobleza comprendió inmediatamente que era un ataque contra ella, e hizo correr la noticia que en verdad los que aspiraban a cargos públicos y elevados eran los mismos plebeyos. El propio Menennio se quejó de las calumnias de los nobles sometiéndose a un juicio de parte de los plebeyos, saliendo libre de aquel. 

Capítulo VI: ¿Era posible en Roma terminar la pelea entre el pueblo y el Senado?

Las ciudades que más han perdurado en el tiempo son Esparta en la antigüedad y Venecia en los tiempos de Maquiavelo. Veamos las características de cada uno:

Esparta: 

  • Un rey y senado poco numeroso 

Venecia:

  • Nobles y el pueblo

Esta suerte de gobierno que Venecia tiene se debe más a la fortuna que a la propia virtud de la nación. En cierto sentido, Venecia es más una ciudad aristocrática que mixta. 

En cambio, los espartanos vivieron un largo tiempo, más que Venecia porque sus leyes no permitían entrar a extranjeros y su población era poco numerosa. Los plebeyos estaban excluidos del poder, pero no se rebelaban porque los nobles nunca los trataron mal. De este modo, la rivalidad entre nobles y plebeyos nunca se originó. 

Por lo tanto, las causas de que Esparta fuera más exitosa era por su baja población, por lo que mandarían unos pocos y la no admisión de extranjeros, y así no corromper las costumbres de los locales. 

Venecia tenía otra estrategia con los mismos fines: no educaban a los plebeyos para la guerra y así no tenían rebeliones. Roma hizo todo lo contrario, le dio más poder a la plebe, y de este modo se granjeó muchas rebeliones y cambios de gobierno.

Recomendación de Maquiavelo

Lo que debió hacer Roma es lo mismo que Esparta, tener un rey vitalicio y un Senado poco numeroso. Sin embargo, la ambición de Roma fue tal que siguió expandiendo sus territorios aumentando el número de población y por lo tanto, el número de mandantes. 

Mucho peor aún será tratar de engrandecer una ciudad que es débil, pues así les pasó a Esparta y Venecia. La primera, luego de someter a toda Grecia fue totalmente aniquiliada, mientras que Venecia, que ganó casi toda Italia por el dinero y la astucia, cuando se enfrentó en batalla perdió todo en un día. 

Es por eso que Maquiavelo recomienda que las ciudades se funden como Esparta y Venecia, pero que además se les dote de una defensa militar. Solo hay dos razones para que una nación declare la guerra a otra:

  • Para dominarla
  • Temer su dominación

Recomienda el filósofo que la ciudad se mantenga tranquila, que muestre una actitud defensiva y que no expanda su territorio. Así dará una impresión de no querer dominar más pueblos, pero también se le temerá atacarla por su actitud defensiva.

Ahoraw, cuando llegue la necesidad de elegir un bando siendo la ciudad tranquila, se deberá elegir el más conveniente, pues las ciudades que están en los medios siempre resultan vencidas. 

En conclusión, las cuestiones entre el pueblo y el Senado deben ser consideradas como males necesarios para llegar a la grandeza que alguna vez tuvo Roma. 

Capítulo VII: La necesariedad de las acusaciones

Maquiavelo concede la facultad de acusación a los guardianes de la ciudad. Los resultados que se obtienen de estas acusaciones son dos:

  1. Los ciudadanos, por medio a que los acusen, nada intentan contra el Estado
  2. Abrir el camino para el desahogo de la animadversión

En efecto, dejar lugar a la manifestación de una acusación evitará los métodos extralegales para hacer justicia. Un ejemplo de la época de Maquiavelo fue Francisco Valori, quien siendo un hombre sobrado, capaz y ambicioso, generaba ciertos conflictos con algunos nobles. No tenía ningún medio de que apelaran a él por los métodos convencionales y legales, pero si temía que sus contrincantes acudieran a los métodos extraordinarios. Y así sucedió, sus contrincantes lo asesinaron a pesar de que él pudo defenderse. 

Por lo tanto, importantísimo es establecer el derecho a la acusación para la expresión del disgusto de los ciudadanos, reclamándose necesariamente en un tribunal numeroso. Esto fue tremendamente beneficioso en Roma, pues en su historia ningún ciudadano particular buscó jamás la justicia privada, teniendo la solución de manera local. 

Otro ejemplo y final que nos otorga Maquiavelo es el de la injusticia de Aruntio. La hermana de este hombre había sido violada por Lucumón y no pudiendo cobrar venganza por lo poderoso que Lucumón era, Aruntio fue a Lombardía en busca de los galos para vengarse. Dicho y echo, Lucumón fue asesinado. Si probablemente Aruntio hubiese tenido la oportunidad de reivindicar la honra de su hermana, entonces Lucumón no habría sido asesinado. 

Capítulo VIII: Las acusaciones pueden ser beneficiosas y perjudiciales

Así como las acusaciones pueden ser beneficiosas, también pueden ser muy perjudiciales. Un ejemplo de esto fue Furio Camilo quien había librado a Roma de los galos. Pero debido a la envidia que le tenía Manlio Capitolino, este comenzó a esparcir noticias pérfidas entre los ciudadanos, diciendo que el tesoro obtenido por los galos en realidad no había sido repartido equitativamente y que solo algunos ciudadanos lo recibieron. Esto tuvo como consecuencias algunas jornadas de rebelión entre los ciudadanos que incluso alarmaron al Senado para que parase este gran problema. 

El dictador de aquel tiempo lo mandó a llamar y aclarar cómo es que Furio había desviado los tesoros. Manlio respondió con evasivas y con hechos no muy claros. Finalmente lo mandaron a encarcelar. 

Por lo tanto, cuando la acusación no tiene pruebas entonces ya no hablamos de acusación sino que de calumnias. De acuerdo al florentino, la acusación requiere de pruebas verdaderas y circunstancias que demuestren la verdad. La calumnia al final no es requerida mientras el gobernante acceda a que existe un sistema acusatorio. 

Capítulo IX: Solo uno debe organizar la república

Siempre se ha hablado mal de Rómulo porque se quedó con el trono matando a su hermano Remo, además de considerar la muerte de Tito Tacio Sabino quien fuera su compañero. Sin embargo, por estos hechos Rómulo debe ser excusado ya que gracias a él se pudo fundar y organizar la república. Es en esta parte donde Maquiavelo dice:

''Digna de censura es la violencia que destruye, no la violencia que reconstruye''

Sin embargo, quien apele a esta suerte de estrategias tendrá que tener cuidado con sus cercanos, pues estos pueden intentar derrocarlo por los mismos medios y justificaciones. Por lo tanto, este gobernante debe asegurarse con todo el poder al fundar una ciudad. 

Capítulo X: Digno de elogios los fundadores de una república y dignos de censura son los tiranos

Los hombres que son alabados son usualmente tres:

  1. Fundadores y organizadores de religiones
  2. Fundadores y organizadores de gobiernos
  3. Jefes de los ejércitos

Por otro lado, tenemos aquellos hombres despreciables:

  1. Destructores de religiones
  2. Disipadores de reinos y repúblicas
  3. Enemigos de la virtud, de las letras y otras artes
  4. Impíos y tiranos
  5. Holgazanes y viles

Por supuesto, muchos querrán ser hombres dignos de alabanzas y tratarán de acercarse a la figura de los primeros hombres mencionados. Sin embargo, como si fuera algo imparable, el hombre torna sus inclinaciones hacia los hombres de la segunda categoría.

Bastará mirar la historia de Roma para comparar a aquellos hombres que sigan las características primeras y segundas. En cuanto a las segundas podemos ver a emperadores como Calígula, Vitelo y Nerón terminaron asesinados por el Senado por sus viciosas costumbres. Pero si vemos a emperadores de la primera categoría entonces tendremos hombres como Tito, Nerva, Trajano, Adriano, Antonio y Marco Aurelio. Estos último jamás necesitaron un ejército pretoriano ni multitud de legionarios, pues el pueblo los amaba y el Senado también. 

Capítulo XI: La religión de los romanos

No cabe duda que Rómulo fue el fundador de Roma, pero sus dioses no bastaron para ordenar la república y es por eso que el Senado elige a Numa Pompilio como su sucesor. El sucesor se encontró con una población llena de rudas costumbres, por lo que tuvo que acudir a la religión para imponer un orden social. Esto hizo que se propagara el terror entre los ciudadanos y por lo tanto, el Senado pudo realizar proyectos por grandes hombres. En efecto, los romanos temen más violar una ley divina que una ley humana. 

El juramento religioso tiene mucho más peso, mucha más importancia que aquel juramento a las leyes. Esta costumbre de cumplir los juramentos religiosos se lo debemos a Numa Pompilio. 

Rómulo no necesitó basarse tanto en la religión, pero Numa Pompilio sí lo necesitó; de hecho, fingía que para todas sus ordenes él era ordenado por una ninfa que le instaba a realizar ciertas acciones. Un relato que funcionó y en consecuencia, a Numa Pompilio se le obedeció en absolutamente todo. Este principio de religión civil, será mucho mejor imponerlo en montaraces que en personas civilizadas y con costumbres corrompidas. 

Capítulo XII: Hacer caso a la religión y la situación de Italia

Siendo la religión de importancia capital, entonces será absolutamente necesario cuidarla. Así desde el comienzo los paganos tenían ritos donde veneraban a sus dioses. Tenían sus propios oráculos, sacrificios y ceremonias religiosas, y como ejemplo tenemos a los griegos que tenían el oráculo de Delfos. La importancia a los templos incrementó y todos se dirigían a ellos para conocer el futuro.  Sin embargo, con el tiempo los oráculos fueron utilizados por los poderosos para atender sus propios intereses, y los hombres dejaron de creer en ellos. Posteriormente, debido a la incredulidad de la religión, los hombres comenzaron a perturbar el orden establecido. 

¿Qué pasa con Italia? está en ruina. ¿Quién la provocó? paradójicamente la provocó la iglesia. Italia está dividida en muchos potentados, no hay un príncipe o un rey que la pueda unir. La iglesia no tiene el poder para unir a Italia, debido a una serie de malas decisiones políticas. Durante su historia, la iglesia ha tratado de aliarse con distintos potentados para tratar de abarcar toda Italia lo que le ha sido imposible. 

Capítulo XIII: Cómo los romanos se servían de la religión para organizar la ciudad, proseguir sus empresas y frenar los tumultos

Los romanos habían elegido a los tribunos para que ejercieran su potestad consular. Los nobles aprovecharon la oportunidad de una peste que se produjo para indicar que los dioses estaban muy enojados por el poder que se les daba a los tribunos. De acuerdo con ellos, la única forma de volver a establecer la normalidad sería restableciendo los tribunos a los nobles. Así, todos los de la plebe eligieron a todos los tribunos de clase noble. 

Otro caso fue en el asedio de Veyes donde los ejércitos convencían a sus hombres por medio de la religión para lograr sus empresas. Este fue un gran éxito para los tribunos patricios, quienes tenían sometidos a todos los plebeyos y al ejército. 

Otro ejemplo es el de Terentillo quien quiso promulgar una ley por medio que no eran religiosos. Nunca pudo hacerlo hasta que por medio de la religión pudo promulgar su ley. El modo en que lo hizo fue en al interpretación de los libros sibilinos(1), donde se señalaba que habría una invasión y que los romanos perderían la libertad. Aunque los tribunos se dieron cuenta de que era un engaño, el aviso generó tanto terror que todos los plebeyos acordaron promulgar la ley. 

Capítulo XIV: Los romanos interpretaban los auspicios según las necesidades

Los arúspices, antiguos adivinos que predecían acontecimientos a partir de las entrañas de un animal sacrificado, interpretaban todo sobre la base de sus intereses. Entre los más conocidos, estaban aquellos arúspices polarios, quienes acompañaban a los ejércitos haciendo sus predicciones sobre la batalla venidera. Arrojaban comida a los pollos y si estos la picoteaban con afán, significaba buen augurio y daban la batalla, de lo contrario no lo hacían. No obstante, cuando parecía plausible ganar y los pollos no picoteaban, entonces los arúspices de igual manera incitaban a la batalla, anteponiendo otras razones de índole religioso.

 Esto ocurrió con el cónsul Papiro quien ordenó a los polarios a que hicieran la predicción; cuando la hicieron, los pollos no comían pero el jefe de los polarios les dijo que eran buenos augurios. Sin embargo, unos soldados se enteraron de que los pollos no comieron durante la interpretación, informando a Espurio, sobrino del cónsul, y éste le informó al cónsul quien dijo que no se preocupara, porque si el polario estaba mintiendo, entonces para él se iría en contra el destino. Y así fue, pues cuando iban marchando contra el enemigo, y los polarios se encontraban al frente de las tropas, el jefe de los polarios fue herido mortalmente por una flecha a lo que Papiro dijo: ''ahora que ya está muerto el mentiroso, el augurio sí es bueno''.

En resumen, se hacían los auspicios para dar confianza al ejército y estos pudieran luchar. 

Capítulo XV: Sobre cómo los samnitas acudieron a la religión

Los samnitas, una tribu itálica que habitó en el Samnio (Italia meridional), fueron derrotados repetidas veces por los romanos. En la última batalla que tuvieron, el sacerdote Ovio Paccio llevó a cabo un sacrificio por medio de un antiguo ritual. Este consistía en llamar a los soldados uno a uno al centro, donde estaba los altares y los oficiales con sus espadas desenvainadas. Todos los soldados juraron no abandonar el campo de batalla porque de lo contrario serían castigados y maldecidos, e incluso también lo serían sus descendientes. Si veían a un amigo que huyera del campo de batalla, entonces debían darle muerte. Aquellos que asustados no quisieron jurar fueron muertos.

Sin embargo, los samnitas fueron ampliamente derrotados porque los romanos ya tenían mucha experiencia en la lucha y su tenacidad fue mucho más grande que la de los samnitas. En este ejemplo, se ve que para recobrar un gran esfuerzo, la religión es muy necesaria, pues de no haberla empleado los samnitas estos no podrían haber dado una última batalla(2)

Capítulo XVI: El pueblo sometido por largo tiempo por un príncipe, difícilmente puede recobrar su libertad

Uno de los obstáculos más grandes para que un pueblo sometido por largo tiempo adquiera su libertad, es justamente la adquisición de nuevos enemigos. En ese sentido los que son libres buscan nuevamente orden en la tiranía. Por lo demás, aquel régimen nuevo, si quiere sobrevivir, tendrá que ser en un comienzo una monarquía o una república. 

Cuando un príncipe quiere ganarse la voluntad de su pueblo, necesitará estudiar lo que el pueblo desea y esas cosas son dos:

  • Vengarse de los que han causado su servidumbre
  • Recobrar su libertad

El príncipe puede satisfacer el primer deseo por completo, pero el segundo solo lo puede hacer en parte. Para demostrar el primer Maquiavelo se sirve de un ejemplo:

Clearco, tirano de Heraclea, estaba desterrado cuando ocurrió una disensión entre el pueblo y los gobernantes. Éste tirano se hizo amigo del pueblo y enfrentó a los gobernantes, asesinando a todos y cada uno. Así vengó al pueblo.

En cuanto al segundo punto el príncipe deberá asignar cargos a aquellos ciudadanos que quieran mandar, o en su defecto se tendrá que deshacer de ellos. A los que solo desean vivir seguros deberá procurarles buenas leyes e instituciones que garanticen sus derechos.

El gobierno debe crearse con bases profundamente sólidas para que el pueblo no lo abandone. 

Capítulo XVII: Cuando un pueblo corrompido llega a ser libre, difícilmente recobra la libertad

Los reyes de Roma eran tremendamente corruptos y en opinión de Maquiavelo estuvo bien que desaparecieran. Un pueblo que vive corrompido con un príncipe no llegará a ser libre aunque toda su estirpe desaparezca. Es necesario que que venga otro príncipe a destronar a aquel que corrompe. 

Por lo tanto, la destronación de los tarquinios fue la mejor época donde se instalaba un pueblo libre. Ni siquiera con la estirpe de los césares pasaría algo similar pues esta fue tremendamente corrompida. 

Maquiavelo menciona dos ejemplos de casos pérdidos en cuanto a la corrupción: Milán y Nápoles. De acuerdo al florentino, estas ciudades jamás volverán a ser libres.  La única forma en que un pueblo sea libre es que quien lo dirija realice buenas gestiones. 

Capítulo XVIII: De qué modo puede mantenerse en un pueblo corrompido un gobierno libre si existía antes, y si no, establecerlo

Cualquiera de las dos cosas que se quiera lograr es tremendamente difícil. La constitución y las leyes carecen de valor en tiempos de alta corrupción. 

En Roma, la autoridad se dividía en tres: Senado, Tribunos y Cónsules. A pesar de muchos acontecimientos, esta estructura no varió demasiado en el tiempo. Las leyes nuevas no eran suficientes para cambiar a los hombres, porque para que las leyes sean eficaces también debería cambiar la constitución. La insuficiencia de esta se ve en dos tipos de leyes: elección de magistrados y en la formación de las leyes. 

Los cónsules eran elegidos entre las autoridades más altas, el pueblo no tenía injerencia. Por lo tanto, solo los más poderosos accedían a estos cargos, proceso que fue gradual. 

Las leyes solían elegirse por medio de los tribunos y el pueblo discutía las leyes con anterioridad. Este método era muy bueno, pero siempre y cuando se tuviera ciudadanos buenos, porque cuando son malos no tiene ningún sentido. 

En consecuencia, para que la corrupción se saque de raíz deben modificarse las costumbres y realizar las constituciones y las leyes correspondientes. Esto nos dice que el filósofo florentino no estaba de acuerdo con reformar solo la constitución, sino que está a favor de cambiar primero las costumbres de las personas, a causa de que los acostumbrados no quieren cambiar nada y por lo tanto, no habría nunca un cambio en la constitución. Además,esta regeneración de las costumbres solo podría hacerla un hombre de bien y que apele a la violencia para tomar el control del Estado, cosa que es realmente difícil de obtener. El hombre bueno nunca quiere acudir a métodos extraordinarios (la violencia) los cuales son necesarios para obtener una ciudad, y el hombre malo nunca quiere gobernar bien desde que adquiere la ciudad corrompida. 

Capítulo XIX: Puede sostenerse un príncipe débil sucediendo a un buen príncipe, pero ningún reino subsiste si a un príncipe débil sucede otro débil 

Los tres primeros reyes de Roma (Rómulo, Numa y Tulio) fueron excepcionales. Estos tres reyes se sucedieron de forma muy inteligente, dejando lo bueno del anterior, pero además mejorando sus aspectos. Por otro lado, También la sucesión de David por Salomón fue exitosa, a excepción del hijo de Salomón que fue Roboam quien no tuvo un gobierno destacado. 

¿Quiénes son los príncipes débiles? aquellos que no tienen fuerza para ir a la guerra, los incapaces para guerrear. La idea es que los gobernadores miren las experiencias de Roma en su monarquía con Rómulo, Numa y Tulio, pues tenían un genio belicoso, sobre todo Tulio. 

Capítulo XX: La sucesión de dos príncipes excelentes produce grandes efectos. Las repúblicas bien organizadas tienen, por necesidad, sucesión de gobernantes virtuosos y, por ello, aumentan y extienden su dominación

Los reyes romanos fueron expulsados y este gobierno evitó caer en manos corruptas porque el poder lo comenzaron a manejar los cónsules, quienes adquirían el poder por el libre sufragio. Por lo tanto, la buena sucesión de gobernantes es fundamental para que un país se sostenga en el futuro. 


Capítulo XXI: Son dignos de censura los príncipes y las repúblicas que no tienen ejército nacional

Mauquiavelo se avergüenza de aquellas repúblicas que no tienen ejército, quizás aludiendo a los actuales potentados. Para no caer en esto es necesario ver el reinado de Tulio, quien no tieniendo un ejército en el momento, no recurrió a otras manos sino que buscó en los suyos. 

Cuando en una tierra no hay soldados sino que solamente hombres, esto es culpa de los príncipes que los gobierna. Un ejemplo de esto lo ilustra la invasión del rey de Inglaterra a Francia quien se valió solamente de sus propios soldados para invadir.

Los tebanos después de liberar Tebas del yugo espartano, encontraron a sus ciudadanos muy afeminados no dudaron en armar a este pueblo, y salir al encuentro contra Esparta. 

En consecuencia, es vital que el príncipe sepa educar a los que tiene a disposición para crear su propio ejército. 

Maquiavelo termina con una frase:

''A los ociosos, Tulio los convertirá en hombres de armas''


Capítulo XXII: Lo que fue más notable en el combate de los tres Horacios y los tres Curiacios

¿Quienes eran los Horacios? Hermanos trillizos hijos de Publio Horacio del reinado de Tulio

¿Quienes eran los Curiacios? Hermanos trillizos en el reino de Metio. 

Tulio y Metio rey de Alba, acordaron en que sus luchadores se enfrentaran y el vencido quedaría sometido a la potestad del otro. Murieron tres de los Horacios y tres de los Curiacios, por lo que Metio quedó sometido a Tulio. Uno de los Horacios encontró a su hermana llorando porque estaba casada con uno de los Curiacios. Por este hecho la mató y el Horacio fue juzgado, aunque luego fue absuelto por los ruegos de su padre. 

De aquí Maquiavelo hace tres advertencias:

  1. No arriesgar toda la fortuna al empleo de las propias fuerzas
  2. Nunca se compensan los actos criminales con los meritorios
  3. No se debe hacer inobservancia se la cual se deba o se pueda sospechar

La servidumbre no siempre es ejercida de buen grado. Se sabe que Metio luego quiso traicionar a Tulio en una expedición que tuvieron. 

Capítulo XXIII: No se debe poner en riesgo toda la fortuna sin emplear toda la fuerza; por lo cual es muchas veces peligroso limitarse a guardar desfiladeros

Un ejemplo de esto lo tienen Tulio y Metio que apostaron toda su suerte a la virtud de tres ciudadanos, que eran la mínima parte de sus fuerzas. Hay quienes se atrincheran en un solo espacio reducido, pero fuerte como podría ser una fortaleza. Esto puede ser de utilidad cuando el territorio está protegido por montañas, aunque el enemigo puede aprovecharse también de estas. 

De hecho, así ocurrió en 1515 cuando el rey de Francia ingresó a Lombardia antes que los suizos. Los montes no fueron un verdadero problema para él. 

Capítulo XXIV: Las repúblicas bien organizadas establecen premios y castigos para los ciudadanos sin compensar jamás unos con los otros

Cuando Horacio mató a su hermana, los romanos quedaron totalmente indignados. Sin embargo, con el paso del tiempo Horacio fue absuelto por el mismo pueblo. Esto es un acto aborrecible de acuerdo con Maquiavelo, pues debe haber justa retribución de un acto, es decir, si se cometió un acto malo, debe castigarse y si se cometió uno bueno debe premiarse. De hecho, esta siempre fue la técnica que usaron los romanos. Cuando hay recompensa el pueblo tiene en estima no solo al gobernantes sino que también a al república. 

Capítulo XXV: Quien quiera formar la antigua organización de un Estado libre, conserve al menos la sombra de las antiguas instituciones

Esto debe hacerse con el propósito de que los ciudadanos no se den cuenta de que existe algo nuevo. El príncipe debe procurar que ese cambio sea totalmente aparente, pues según el filósofo a todos los hombres satisfacen la apariencia más que la realidad. 

Lo mismo pasó con los romanos una vez que superaron el gobierno de los reyes. Claro, se instalaron dos cónsules que guiarían el gobierno de Roma, pero las antiguas costumbres seguirían realizándose. Por ejemplo, el sacrificio tendría un jefe que sería llamado ''jefe de sacrificios'' por lo cual se mantiene la antigua costumbre. 

Capítulo XXVI: El príncipe nuevo en ciudad o provincia conquistada por él, debe reformarlo todo

El príncipe que ha conquistado un territorio y no quiere fundar una monarquía o  república, el mejor medio para conservarlo consiste en reformarlo todo. Una nueva organización, un nuevo orden, con nuevos hombres, convirtiendo a los pobres en ricos. Así como cuando David llegó a ser rey. En palabras de Maquiavelo:

''A los pobres los llenó de bienes y a los ricos los dejó sin nada''

También edificará nuevos edificios acabando con los antiguos. De esta forma fue que Filipo de Macedonia conquistó toda Grecia. Es tremendamente necesario que el nuevo príncipe lo haga así, de lo contrario lo despojarán de todo. 

Capítulo XXVII: Rara vez los hombres son completamente buenos o completamente malos

El papa Julio II en el siglo XVI quiso deshacerse de todos los tiranos que gobernaban en Italia. Se enfrentó contra Gian Paolo de Bagliona en Perugia, a pesar de ir desarmado y su contrincante con un ejército listo. Finalmente, Gian Paolo se somete a Julio II y esto le dio enorme prestigio en toda Italia.

Llama la atención que Gian Paolo, siendo un parricida e incestuoso públicamente, se sometió pasivamente al papa. A esta reacción, Maquiavelo nos dice que se puede ver que un hombre detestable públicamente, que se haya sometido a la voluntad del papa, se dice que la naturaleza del hombre nunca es completamente buena o completamente mala. 

Capítulo XXVIII: Por qué los romanos fueron menos ingratos con sus conciudadanos que los atenienses son suyos

En Roma, desde la expulsión de los reyes hasta Sila y Mario, ningún ciudadano atentó contra la libertad de su país. Pero en Atenas el asunto fue todo lo contrario. Pisístrato fue uno de los primeros que arrebató al libertad a su pueblo, y luego el pueblo entraría en un círculo de desconfianza a sus gobernadores. En esa línea de comparación, el pueblo ateniense, que muerde más fuerte cuando recuperan la libertad, fue más ingrato que el pueblo romano. 

Capítulo XXIX: ¿Quién es más ingrato? ¿el pueblo o el príncipe?

En primer lugar, para el filósofo la ingratitud nace del vicio y de la desconfianza. Hay ciudadanos valerosos que logran grandes hazañas y que tanto el pueblo o el príncipe tienen dos caminos: o los colman de elogios o los castigan. A veces, el castigo suele ser más destacado pues reza el dicho:

''Mayor es la inclinación a castigar la ofensa que a premiar el beneficio porque el agradecimiento pesa y la venganza satisface''

Sin embargo, hay casos en que aquella ingratitud que se le da a quien se ha mandado a conquistar, y consecuentemente con esto, logra una fama que supera al príncipe y al pueblo, entonces ambos están excusados de castigarle. En efecto, el hombre que ha logrado estas hazañas se vuelve sospechoso

La historia está llena de estos ejemplos en que los generales se hacen con fama y se aprovechan de esta. Un ejemplo de enorme ingratitud lo podemos ver en Escipión quien desterró a sus dos generales que solo habían hecho ofensas a la plebe. Escipión fue víctima de la ingratitud porque inspiraba desconfianza entre los ciudadanos. ¿Por qué razones? por las siguientes.

  • Venció a un enemigo poderoso
  • Se granjeó mucha fama por esto
  • Exceso de méritos
  • Juventud
  • Le temían hasta los magistrados

Por lo tanto, como Escipión se granjeó un éxito formidable, aún más que el propio gobernante, recibió la ingratitud de todo el pueblo y de los magistrados. 

Sin embargo, por un temor fundado, el pueblo desconfía de estos generales que se vuelven famosos. Por lo tanto, son los príncipes aquellos que son más ingratos porque no tienen temor fundado de sospecha. 

Capítulo XXX: Medios que debe emplear el príncipe para no caer en el vicio de la ingratitud

Para evitar esto, en primer lugar el príncipe debe participar de las excursiones militares, justamente para que parezca que la victoria es de ellos y no de sus generales. Sin embargo, si se queda de ocioso en su palacio, entonces serán los generales los que se llevarán todo el crédito. 

Por esto mismo, es esencial que los príncipes actuales sigan el ejemplo de los antiguos romanos quienes iban por sí mismos a las batallas. 

Capítulo XXXI: Los generales romanos jamás fueron castigados por las faltas que cometieron ni tampoco por ignorancia

La Roma de antes no solo no era ingrata sino que tampoco castigaba severamente a sus soldados. De hecho, cuando erraban por ignorancia se les daba premios y beneficios. Así sucedió con Varrón al no poder conquistar un territorio, a su llegada los senadores lo confortaron y le honraron. 

Capítulo XXXII: Ni las repúblicas ni los príncipes deben diferir los remedios a las necesidades públicas

Un ejemplo de esto fue en la época monárquica de Roma. Porsena iba contra Roma para establecer a los Tarquinios y el Senado tenía la duda de sí la plebe prefería admitir al rey que mantener la guerra. El Senado, suprimió la contribución de la sal y otros tributos por dicha causa, y el pueblo aceptó de buena gana someterse a la guerra, siendo agradecido del Senado por estas medidas. 

Capítulo XXXIII: Cualquier dificultad que sobrevenga al Estado, es mejor partido contemporizar con ella que combatirla de frente

La fama y fuerza de Roma creía estrepitosamente, tanto así que sus enemigos comenzaron a temerle. Es en esta parte donde el pueblo romano decide nombrar a un dictador para dirigir el pueblo. En este sentido, es muy probable que la instauración de un nuevo ciudadano que dirija al país entero, pueda ocasionar problemas internos y externos. Si esto es así, Maquiavelo aconseja que es mejor contemporizar con la amenaza que hacerle frente(3).

Ciertamente es peligroso darle tanta popularidad y honor a un solo ciudadano. Este puede llegar a aprovecharse de su situación, así como pasó con Cósme de Médici, que hasta las mismas autoridades tenían miedo de hacerle frente. Sin embargo, en 1433 lo expulsaron de Florencia, pero luego su partido lo proclama un año más tarde y se vuelve gobernador de la ciudad hasta 1464. Por lo tanto, cuando existe un ciudadano tan popular y con tanta influencia como lo fue Cósme de Médici, lo mejor será contemporizar con él y no enfrentarle. 

Pasó también con César a quienes todos rendían honores, incluyendo Pompeyo. Con el tiempo, el mismo Pompeyo comenzó a temerle, luego ya todos sabemos que más adelante se produjo una guerra civil donde se enfrentaron César y Pompeyo (donde ganó César). Por eso, nuevamente Maquiavelo recomienda contemporizar, no enfrentar. 

Capítulo XXXIV: La autoridad dictactorial benefició y no dañó a la República romana

Muchas opiniones con respecto a Roma se esgrimen por la dictadura que tuvo, pero Maquiavelo dice que aquellas opiniones son equivocadas. Las dictaduras, mientras son implementadas por medio de la ley, son beneficiosas para la ciudad. Las que no son beneficiosas son aquellas que obtienen su lugar por métodos extraordinarios (la violencia). En la República romana, las dictaduras han dado poder a Roma, hasta a los mismos cónsules se les daba la etiqueta de dictadores. 

Capítulo XXXV: La libertad de la República romana amenazada

Si bien dijimos que lo mejor para que una dictadura se instaure es la admisión a través de las leyes y no recurrir a métodos extraordinarios, la verdad es que la votación por un ciudadano o ciudadanos tampoco resulta ser beneficiosa. Un ejemplo de esto son los decenviros, 10 ciudadanos elegidos para hacer las leyes de Roma (La ley de las XII Tablas) quienes luego se volvieron tiranos y la ciudad perdería su libertad. 

Los decenviros tenían muchas más atribuciones que los dictadores. Estos últimos no podían anular el orden senatorial ni dictar nuevas leyes. Sus límites eran establecidos tanto por los tribunos, los senadores y los cónsules. En cambio, los decenviros anularon a los cónsules y a los tribunos, y se les facultó para dictar nuevas leyes. En consecuencia, por medio de los sufragios también puede instaurarse autoridades tiranas. 

Capítulo XXXVI: Los ciudadanos que han ejercido los más altos cargos, no deben desdeñar los más modestos

Los romanos jamás juzgaron mal obedecer a quienes antes habían sido grandes autoridades. Así podemos ver el ejemplo de Quinto Fabio, quien luchó en la batalla contra los veyenses a quienes ganaron. Quinto Fabio había sido cónsul y no desdeñó jamás la posición que le dieron para combatir en aquella guerra. 

En Venecia se comete el error de que el ciudadano que se ha desempeñado en un alto cargo, tenga la posibilidad de desdeñar uno de rango inferior y las autoridades se lo conceden. En efecto, esto puede parecer beneficioso al particular, pero de ninguna utilidad al público. Será mucho mejor quien, habiéndose desempeñado en un alto cargo alguna vez, se establezca en uno de menor rango pues mejoraría el futuro puesto. 

Capítulo XXXVII: Leyes con efecto retroactivo

La naturaleza del hombre es justamente desearlo todo y no todo poderlo conseguir. Así, cuando unos ambicionan otros quieren procurarse lo que tienen y así nace la enemistad. Los hombres se enemistan frecuentemente por estos motivos, y es así que los gobernadores se ven en la necesidad de realizar reformas para evitar injusticias. Una de las reformas más recordadas de Roma fue la que atañó a la ley agraria. Sin embargo, esta reforma tampoco fue perfecta de modo que no se hiciera ninguna otra, al contrario, fue tremendamente defectuosa. 

Esta ley tenía dos puntos principales a saber:

  1. Cada ciudadano debía poseer un determinado número de fanegas de tierra.
  2. El territorio ocupado a los enemigos debe distribuirse entre el pueblo romano

Esto privaba a los nobles de la riqueza, transfiriéndola al Estado y así perdían su riqueza. Los nobles comenzaron a trasladar sus tierras a sitios inaccesibles por lo que con el tiempo nadie quiso habitarlos. Se formó una crisis que llegó a su fin en tiempo de los Gracos, y posteriormente ganaron los nobles en la guerra civil. Luego venían los pleitos entre Pompeyo y César quedándose César como dictador de Roma. 

Por lo demás, esta ley tenía un efecto retroactivo, es decir, no solo funcionaba hacia el futuro sino que también hacia el pasado. Por lo tanto, quien quiera que infrinja la norma (o haya infringido la norma), tendrá que atenerse a las consecuencias. Este efecto fue perjudicial para la República. 

Capítulo XXXVIII: Las repúblicas débiles son irresolutas y no saben tomar partido

Los volcos y los equos quisieron apoderarse de Roma cuando está se vio apestada de una epidemia enorme. Primeramente atacaron a los hérnicos y a los latinos, y estos últimos pidieron ayuda a los romanos, pero como estaban con la epidemia les dijeron que se defendieran por sí mismos. Esta fue una buena decisión pues aunque pueda sonar mal no ayudar a los súbditos, las ciudades también deben tener sus propias defensas, no siempre contar con que las defenderán fuerzas exteriores. 

Así, las ciudades débiles son irresolutas y todo deben determinarlo por la fuerza. Si no existe alguna cosa violenta que las haga reaccionar, quedarían siempre en al incertidumbre. 

Capítulo XXXIX: Frecuencia con que ocurren hechos en pueblos distintos idénticos sucesos

El título de este libro es tan simple que puede entenderse perfectamente. Por muy distintos que sean los pueblos, pareciera existir una semejanza con los sucesos, o más que una semejanza, una identidad de sucesos. 

Maquiavelo muestra dos ejemplos de aquello:

  • Consejo de los Diez
  • Los tribunos de Roma

Empezaremos primero por los tribunos de Roma. Los tribunos, al no estar satisfechos con la gestión de los cónsules, se obstinaron en cambiar el poder de los cónsules por el poder consular tribuno. Esto porque los tribunos pensaron que las sucesivas guerras se debían a los nobles y no a la necesidad de rechazar enemigos. Finalmente alcanzaron su cometido, pero nada cambió. 

En Italia ocurrió de igual forma. Se suprimió el Consejo de los Diez por las mismas razones, pero cuando el pueblo dio cuenta que eran necesarios se volvió a restablecer. 

Capítulo XL: Creación del decenvirato en Roma

El origen fue de la siguiente forma. Entre el pueblo y la nobleza enviaron a Espurio Postumio y a otros ciudadanos a Atenas para estudiar y traer las leyes de Solón a Roma. Esto se debió a que en Roma surgieron ásperos debates y discusiones con respecto a las reglas que debían existir en la ciudad. 

Fueron y volvieron con la información. Posteriormente, los romanos eligieron a 10 ciudadanos por un año para redactar las leyes. Entre ellos se encontraba Apio Claudio, hombre sagaz y turbulento. Para poner en práctica estas leyes, los tribunos y los cónsules fueron suprimidos inmediatamente, y también suprimieron la apelación al pueblo. En consecuencia, los decenviros (estos ciudadanos elegidos) pasaron a ser los nuevos soberanos de Roma. 

Estos escribieron las leyes en 10 tablas y en vez de declararlas vigentes, las expusieron al publico para que todo el mundo pudiera discutirlas. Si se encontraba algún defecto, este se enmendaría inmediatamente. 

Como podemos ver, al principio fueron 10 tablas, pero luego Apio Claudio dijo que si existieran otros dos cuerpos legales más sería perfecta. Por lo tanto, el mandato de los decenviros se prolongó un año más y se crearon las XII Tablas de la ley, pero aún no se publicarían.

La renovación de los decenviros cada año la presidía Apio Claudio, quien se volvió popular entre ellos. Su arrogancia era mal vista por los nobles, aunque después estos mismos adoptaron la misma costumbre que Apio Claudio. La publicación de las tablas aún no se hacía y los decenviros seguían prorrogando su mandato. Este hecho, sumado a otros más, llevó a los decenviros pelearse con el Senado y con la plebe. 

Posteriormente, los sabinos y los volscos atacaron Roma y los decenviros no podían acudir al Senado. Finalmente se pusieron de acuerdo y alistaron la guerra, yendo algunos decenviros mientras que Apio Claudio se quedaba en Roma. Quiso casarse con Virginia, pero para librarla de ese oprobio, su padre, Virginio, la mató, y el suceso produjo una sublevación en los ejércitos. Los decenviros abdicaron de su autoridad ante este hecho, y los cónsules y los tribunos volvieron a gobernar nuevamente. 

Esta es una lección con referencia a elogiar a un solo ciudadano y que solo este resalte por sobre los demás. Esto crea las tiranías y tienen el mismo fin que tendría Apio Claudio. Por eso, es imprescindible que el gobernador tenga un balance entre la amistad con los nobles y la amistad con el pueblo. 

Capítulo XLI: Es imprudente e inútil pasar sin gradación de la humildad a la soberbia, de la compasión a la crueldad

Este título representa justamente la acción de Apio Claudio. Cuando presentó sus candidaturas se mostró muy amable con el pueblo, pero cuando fue elegido nuevamente como decenviro se mostró hostil y cruel con él. También, para precaver situaciones futuras, se tendrá que buscar nuevos amigos en caso de que la gradación de la humildad a la soberbia no sea bien recibida. 

Capítulo XLII: Facilidad de los hombres para corromperse

De la misma historia de Apio Claudio se puede entender la corrupción de los hombres. Esto es natural de los hombres y lo hacen con mucha facilidad, incluso aunque sean muy bien educados. Esto lo provoca la admisión fácil al poder de una persona, la exageración centralizada en una sola persona y la propia naturaleza del hombre.

Capítulo XLIII: Los que combaten por su propia gloria son buenos y felices soldados

Para Maquiavelo es evidente que los soldados más eficientes son aquellos que luchan por su propia gloria, en vez de luchar por gloria ajena. Así, los ejércitos de los cónsules siempre triunfaron y los soldados de los decenviros siempre fueron vencidos. El amor a la patria solo lo tienen los súbditos.

Capítulo XLIV: Una multitud sin jefe es inútil


Volvamos con el caso de Virginia. El pueblo estaba armado luego de su muerte y se ubicó en el Monte Sacro. El Senado envió a un comisionado para preguntar porqué estaban ahí, y al no haber ningún jefe entre ellos nadie respondió. 

Virginio comprendió la causa del silencio y por eso creó un tribuno militar para que se pudiera transmitir el mensaje al Senado. 

Capítulo XLV: Es de mal ejemplo no observar una ley bien hecha; y peligrosísimo la continua incertidumbre


Cuando se instauraron las antiguas instituciones a Roma, Virginio citó a Apio para ante el pueblo para defender su causa. Virginio pidió que se quemara a Apio y éste pidió la apelación al pueblo, pero Virginio le dijo que no podía solicitar tal apelación, alguien que fue tan ruin con el pueblo. Se lo apresó y antes de ser juzgado se suicidó. 

En Italia ocurriría lo mismo en 1594. Se promulgaría una apelación al pueblo por delitos políticos gracias al fray Jerónimo Savonarola, después de mucho trabajo y esfuerzo. A poco de estar vigente la Señoría condenó a cinco personas quienes apelaron al pueblo y no se les permitió. Infringieron la ley. 

Estos hechos demuestran lo contradictorio y absurdo que es promulgar y publicar una ley, y no darle uso cuando es la oportunidad. 

Otro peligro del que se tiene que cuidar un gobernador es de la continua incertidumbre. Esto sucedió luego de que se depuso a los decenviros, pues se persiguió a tanta gente se pudo, condenándola y aprisionándola por pertenecer a un bando u otro. 


Capítulo XLVI: Los hombres pasan de una ambición a otra

Existía una enorme enemistad entre los nobles y la plebe. Ambos poderes tenían grandes ambiciones y estas colisionaban entre sí. En esos momentos, los más ambiciosos aparentan ser buenos cuando ocasionan daños; este es el efecto más convenientes para ellos y el más perjudicial para la ciudad. Así adquieren mayor influencia y se hacen grandes entre los ciudadanos. Es por eso que Maquiavelo recomienda leyes que traten de frenar dicha influencia. 


Capítulo XLVII: Los hombres, en conjunto, pueden engañarse en los asuntos generales pero no en los particulares


Los ciudadanos de Roma estaban hartos de la autoridad consular y por lo tanto, hicieron que los plebeyos también tuvieran cargos consulares: cuatro serían los plebeyos que tendrían potestad consular. Sin embargo, en las votaciones de estos plebeyos para cargos consulares, resultó que la gente no los eligió, en su lugar, en vez de elegir plebeyos, se eligieron a todos nobles. 

En consecuencia, por este hecho Maquiavelo nos dice que los hombres pueden engañarse en asuntos generales (establecer un tipo de votación), pero no en los particulares (que finalmente todos votaran por nobles y no por plebeyos como se había pretendido).

Otro ejemplo que nos pone el filósofo. Después que Anibal derrotó a los romanos en Cannas, agitada toda Italia, Capua estuvo a punto de rebelarse a causa del odio que existía entre el pueblo y el Senado. Pacuvio Culiano fue una de las autoridades que quiso reconciliar a las dos entidades. Habló con los senadores diciéndoles que a propósito del odio que el pueblo les tenía, era mejor que se encerraren en un lugar seguro. Luego, Pacuvio habló con el pueblo diciendo que el Senado estaba protegido en un lugar y que era hora de la venganza. Entonces, se comenzarían a reemplazar a los senadores antiguos por senadores de la plebe. No obstante, cuando el primer senador plebeyo fue elegido, todos comenzaron a criticar, a mofarse y a quejarse de aquel que fue elegido. 

En ese momento, Pacuvio se dirigió a la plebe y les hizo ver que para el Senado necesariamente se necesitaban a los senadores antiguos. Por lo tanto, Pacuvio llamó al pueblo a reconciliarse con los senadores. 

En conclusión, Maquiavelo nos dice que el pueblo siempre se engaña de modo general, pero bastará que se le muestren los detalles para que se den cuenta de su error. 


Capítulo XLVIII: Quien quiera que una magistratura no se dé a un hombre vil o perverso, hágala pedir por uno más vil o más perverso, o por uno excelente y nobilísimo

Cuando el Senado temía que el cargo de senador se le diera a un plebeyo, recurría a los siguientes recursos:


  • Pedían el cargo al hombre con más fama de Roma
  • Corrompían a un plebeyo sórdido que luego se mezclaba entre los de mejores condiciones

En este sentido, los plebeyos se avergonzaban de este último y lo daban, en vez de negarlo. 

Capítulo XLIX: Si a las ciudades libres desde su fundación, como Roma, les es difícil establecer leyes que mantengan la libertad, a las que kan estado anteriormente en servidumbre les es imposible

Una de las magistraturas más sólidas que pudo crear Roma fueron los censores, porque siendo jueces de las costumbres pudieron hacerse cargo de la corrupción existente en Roma. El error que se cometió en ellos fue haber nombrado a estos censores por cinco años, pero luego esto se corrigió nombrándolos por diez y ocho meses. 

Estas leyes fueron buenas, pero difícil de implementar para una república libre pero que recién comenzaba. Imposible sería implementar buenas leyes para aquellas ciudades que viven en servidumbre. Este último es el caso de Florencia que ha vivido en la servidumbre desde el Imperio Romano. 

Capítulo L: Ningún Consejo ni magistratura debe estar facultado para detener el curso de los negocios públicos

En Roma, Tito Quincio Cincinnato y Cneo Julio Mento eran dos cónsules que debido a sus desavenencias impedían que los asuntos públicos prosperaran. El Senado les pidió nombrar un dictador para que se pudieran realizar aquellos cambios que los cónsules impedían con su actitud. Sin embargo, en lo que sí estaban de acuerdo estos cónsules, era en no nombrar un dictador. Finalmente, el Senado tuvo que pedir ayuda a los tribunos para que estos accedieran, lo que finalmente ocurrió. 

Existen dos elementos claves que reconoce Maquiavelo:

  • La utilidad de los tribunos
  • La necesidad de nombrar a otra persona cuando la que está a cargo, no puede realizar ninguna acción para avanzar


La desavenencia entre dos autoridades o muchas, puede tener muchas complicaciones enormes. Otro ejemplo que nombra Maquiavelo es el del Gran Consejo de Venecia, la cual distribuía los honores y los cargos. Sin embargo, ocurría que la mayoría de sus magistrados no nombraban suplentes en sus magistraturas, solo por desavenencias entre ellos.

Capítulo LI: Las repúblicas y los príncipes deben demostrar que hacen generosamente aquello a que la necesidad les obliga

Los hombres que son autoridades deben mantener estas apariencias, es decir, tener una imagen de generosidad aún con las cosas que tienen que hacer por necesidad. El Senado tuvo esta actitud cuando otorgó un sueldo del Tesoro público a quienes estaban a su costa, y aunque los tribunos se negaron insistentemente, no pudieron contrarrestar las gestas de agradecimiento que tuvo el mismo pueblo. 

Capítulo LII: El medio más seguro y menos ruidoso para contener la ambición de cualquier hombre influyente en una república es el de adelantársele en el camino que conduce al poder


Numerosos hechos han comprobado lo fáctico de esta cuestión de Maquiavelo. En efecto, los hombres que no alcanzan a adelantar a su adversario pierden estrepitosamente. Así le pasó a Marco Tulio Cicerón quien no pudo acudir a Octavio para hacer frente a Marco Aurelio, pues éste ya se le había adelantado a hablar con Octavio y por eso es que el orador enfrentó un destino irrefrenable. 

Capítulo LIII: El pueblo desea muchas veces su ruina engañado por una falsa apariencia de bienestar, y fácilmente se le agita con grandes esperanzas y halagüeñas promesas

En Roma corrió el rumor que en Veyes los ciudadanos estarían mucho mejor en cuanto a riquezas y territorio. Para el Senado y los ciudadanos sabios esto pareció una idea realmente inútil y costosa, que simplemente la ignoraron. Sin embargo, el pueblo se vio seducido por esta idea y amenazó al Senado con violencia si no accedía a la petición. En ese momento el Senado recurrió a los hombres más sabios y prudentes para que convencieran al pueblo de al que la idea era inútil. En efecto, el pueblo siempre se deja convencer por ideas novedosas cuando no cree en nadie, es por esto que hay que convencerlo a través de aquellos ciudadanos más respetados, que mantienen la misma opinión que las autoridades.

De estos acontecimientos se deducen dos ideas:

Cuando es fácil persuadir al pueblo: cuando la propuesta muestre ganancia, aunque lleve a la república a la ruina. Solo la apariencia de buena ganancia será la forma más fácil de persuadir. 

Cuando es difícil persuadir al pueblo: a contrario sensu, cuando la propuesta sea de pérdidas, aunque signifique al largo plazo una gran estabilidad para la ciudad. 

Por lo tanto, el gobernante tendrá que decidir cuidadosamente entre estos dos elementos para que pueda llevar sus planes a cabo. 

Capítulo LIV: Autoridad que tiene un gran hombre para apaciguar a una multitud sublevada


Estos hombres son los que dirigen los ejércitos y son capaces de apaciguar a cualquiera en su presencia. Un ejemplo de esto lo presenta Maquiavelo cuando Florencia estaba dividida en dos bandos:

Frailunos
Rabiosos

los primeros fueron vencidos y entre ellos estaba Pablo Anotnio Soderini, a quien se iba a saquear su propiedad, famoso ciudadano por cierto. Sin embargo, por suerte en su casa se encontraba su hermano Francisco, obispo de Volterra, quien salió con sus atuendos y sus insignias para enfrentar a las personas, a quienes con su sola presencia pudo apaciguar de inmediato. 

Por eso, para contener a una multitud hace falta un hombre verdaderamente respetado por la sociedad, además de tener buena apariencia. 

Capítulo LV: Cuán fácilmente se gobiernan las cosas en una ciudad donde la multitud no está corrompida. Donde hay igualdad no puede haber monarquía, y donde no la hay, es imposible la república

Existen al menos dos tipos de corrupciones para Maquiavelo, una proviene del mismo pueblo, la cual es una corrupción que es común a todos, y luego tenemos la corrupción de las instituciones. 

Por lo demás, un país que está fuera de corrupción como lo es Alemania, es un país que mantiene religiosamente las antiguas tradiciones y además se mantiene lejos de sus vecinos. En efecto, estas son las claves para que los ciudadanos cumplan con sus obligaciones como lo son los impuestos. 

Otro elemento que añade Maquiavelo a este respecto es que los países que tienen igualdad son aquellos que no tienen corrupción, en cambio, los países que son desiguales justamente son los que tienen más corrupción. Estas ciudades donde hay igualdad son muy fáciles de gobernar, al contrario de aquellas que no lo son. 

Ahora, hay algunos detalles a tener en cuenta, el florentino nos dice que para fundar una monarquía en una ciudad que fue una república, será necesario llevarlo a cabo con un hombre realmente valiente. Pero no muchos lo logran. 

Donde hay nobles sí se puede fundar una república y de esto es ejemplo la república veneciana. Esto porque Maquiavelo estima que los nobles son más de nombre que de hecho. Donde haya desigualdad será apropiado fundar una monarquía. 

Capítulo LVI: Antes de ocurrir grandes sucesos en una ciudad o en un Estado, aparecen señales que los pronostican u hombres que los anuncian

Al parecer, Maquiavelo cree en las predicciones que se han hecho en la historia, es más, podríamos decir que creía en milagros. Es así que nos cuenta la historia del fraile Jerónimo de Savonarola quien  predijo que el rey de Francia llegaría a Italia.

También creía en las señales que se daban después dea lgunos sucesos de importancia:

  • Luego de la muerte de Lorenzo de Médici cayó un rayo sobre la cúpula de la catedral.

  • Poco antes de que Pedro Soderini, gonfaloniero vitalicio del pueblo florentino, fuese privado de su cargo y desterrado, cayó otro rayo en el palacio de la Señoría.


  • Antes de la llegada de los galos a Roma, un plebeyo llamado Marco Cedicio dijo al Senado que a media noche, pasando por la Vía Nueva, oyó una voz mayor que humana, la cual le ordenaba decir a los magistrados que los galos venían contra Roma.

Maquiavelo no tiene una explicación de sus fuentes, pero menciona que es necesario que de estas cosas se hagan cargo aquellos que tienen los suficientes conocimientos de las cosas naturales y sobrenaturales. 

Capítulo LVII: El pueblo en conjunto es valeroso, pero individualmente es débil


Sucedió que en Roma, los ciudadanos huyeron de la ciudad dirigiéndose a Veyes después de que Roma había sido atacada por los galos. El Senado tomó medidas y por medio de edictos, se ordenó que todos los ciudadanos volvieran a Roma, con una pena que cargaría bajo ellos en caso de no hacerlo. Al principio todos los que habían huido hicieron mofas de dicho edicto, pero cuando se acercaba la época del cumplimiento, todos volvieron sin chistar. Cuando llega el momento de cumplir, todos piensan en sí mismo y ya no en el colectivo. Todo esto puede ocurrir, a menos que el pueblo tenga un jefe que los mantenga unidos; de lo contrario, pasará lo que en el caso del edicto del Senado. 

Capítulo LVIII: La multitud sabe más y es más constante que un príncipe

La multitud para Maquiavelo tiene tantas falencias y virtudes como un príncipe, en efecto el príncipe no se queda atrás en este, pero se debe decir que en la mayoría de los casos es la multitud la que sabe más que el propio príncipe.

En cuanto a la inconstancia, esta se da por la falta de leyes que hay en un Estado. Si hay inconstancia en un príncipe, este suele ser más inconstante que la propia multitud. Por lo tanto, el pueblo es menos ingrato que los príncipes. 

Capítulo LIX: De cuáles confederaciones o ligas merecen más confianza, si tas hechas con una república o las que se hacen con un príncipe

Tal y como se describió en el capítulo anterior, las confederaciones hechas en la república son de más confianza que las hechas por los príncipes. Se repite el mismo patrón en cuanto a los pueblos, pues parece ser que el príncipe siempre es una persona de no confiar. 

Sin embargo, cuando se trata de alianzas generadas por la fuerza, ni las repúblicas ni los príncipes serían confiables en ese caso. 

Capítulo LX: De cómo el consulado y cualquier otra magistratura se daban en Roma sin consideración a la edad

El mismo Valerio Corvino fue nombrado cónsul a la edad de 23 años diciendo que el premio al consulado es por al virtud y no por la sangre. En Roma, la verdad es que no se consideraba la edad para tomar un cargo de gran importancia, pues si un muchacho tuviera una virtud apoyada por hechos indubitados, entonces es menester que el Estado aproveche a ese joven. De hecho, sería perjudicial que el Estado tenga que esperar a que este joven tenga la edad de viejo para aprovechar sus frutos, frutos que para ese momento pueden estar menoscabados. 




Conclusión

Vemos que este texto difiere de su texto más famoso que sería El Príncipe. Bueno, recordemos que este escrito fue interrumpido para escribir el segundo texto citado, que además sería dedicado a Lorenzo de Médici. Es interesante que antes de que escribiera El Príncipe, Maquiavelo nos diga que en primera instancia hay que contemporizar con el más fuerte, y no atacarlo cosa contraria a la que hemos visto en El Príncipe. Podríamos bien decir que este texto del florentino defiende el régimen republicano, mientras que El Príncipe es un manual para el gobierno autoritario. 

sábado, 17 de abril de 2021

Frases celebres de Aristóteles


Estas son 10 frases más célebres del filósofo Aristóteles. 


  • El hombre solitario es un Dios o una bestia

  • La distancia no termina la amistad, solo interrumpe su práctica

  • No basta decir solamente la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad

  • Solo hay felicidad donde hay virtud

  • El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona

  • El amigo es otro yo. Sin amistad el hombre no puede ser feliz
  • Percibir es sufrir

  • La valentía es el justo medio entre la temeridad y la cobardía

  • El todo es más que la suma de sus partes

  • Uno puede con posesiones moderadas hacer lo que debería

lunes, 5 de abril de 2021

Santo Tomás de Aquino - Suma Teológica (Primera parte de la segunda parte. La ley en general: las distintas clases de leyes (Cuestión 91)) (1265 - 1273)

 


En efecto, el tema de las leyes no ha sido en absoluto un tema por el cual Santo Tomás de Aquino prescindiera sin más. Todo lo contrario, el aquinate está profundamente interesado por la naturaleza de las leyes porque además le servirá para fundamentar los cimientos de la religión. Lo que veremos ahora sigue siendo la ley general, pero en distintos matices, es decir, las distintas clases de leyes que existen, o que más bien existían en aquel tiempo del filósofo. Veamos el siguiente texto. 


Referencias:

(1) Fomes significa ''pecado''.

SUMMA TEOLÓGICA

Cuestiones sobre las distintas clases de leyes

Artículo 1: ¿Existe una ley eterna?

Al parecer no...

1 Toda ley se impone, pero nadie existió eternamente, solamente Dios. Por lo tanto, se deduce que no existe una ley eterna. 

2 Lo mismo ocurre con la promulgación, nadie pudo hacerla porque nadie existe eternamente. 

3 La ley se ordena a un fin, pero nada que sea eterno puede ordenarse a un fin, pues lo único eterno es el fin último.

Contra lo anterior

Como diría San Agustín de Hipona:

''La ley llamada razón suprema no puede menos de aparecer a cualquier ser inteligente como inmutable y eterna''

Respuesta

Santo Tomás de Aquino nos dice que toda la comunidad está gobernada por la razón divina. Para el aquinate, la gobernación de Dios sobre el universo tiene la naturaleza de ley. Y como Dios es divino, quiere decir que también es atemporal, en consecuencia, si su gobernación es eterna, eterna también será la ley. 

Contra las objeciones

1 Las cosas que no existen en sí mismas tienen su existencia en Dios. Él es el que conoce previamente todas las cosas de manera eterna. 

2 La promulgación puede hacerse de palabra o por escrito. En este caso, la ley divina es la palabra de Dios que ya fue hablada y además está escrita

3 El fin está entendido en el sentido humano y no en el sentido divino. En efecto, cuando la ley es divina esta es eterna. 

Artículo 2: ¿Existe en nosotros una ley natural?

Al parecer no...

1 El gobierno del hombre está comprendido suficientemente en la ley eterna, por lo tanto, en el hombre no se encuentra una ley natural.

2 La ley ordena los actos del hombre, pero esta ordenación no procede de la naturaleza, como sí lo hacen los animales irracionales que responden a sus instintos, sino que procede de la voluntad y la razón del hombre. Por lo tanto, no hay ley natural en el hombre

3 El hombre es libre debido al libre albedrío, por lo tanto, está fuera de la ley natural. Los animales irracionales también estarían fuera. 

Contra lo anterior

Santo Tomás cita el libro Romanos:

''Los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente los preceptos de la ley. Aunque no tienen ley escrita, tienen, sin embargo, la ley natural, mediante la cual cada uno entiende y es consciente de lo que es bueno y de lo que es malo''

(Romanos 2:14)

Respuesta

La ley es regla y medida y como todas las cosas se encuentran sometidas a la divina providencia, es natural que participen de cierto modo en la ley eterna. Así, el hombre participa de esta ley eterna de una forma muy superior al resto de los animales, pues los hombres tiene razón y voluntad. Esta participación en la ley eterna que tienen los hombres es lo que se llama ley natural. 

Contra las objeciones

1 El argumento carece de valor porque la ley natural se entiende en la ley eterna

2 Todo lo que procede del hombre tiene su origen en la naturaleza, pues para el hombre es natural tener razón y voluntad. 

3 Los animales tanto racionales como irracionales participan de la ley eterna a su manera. El hombre recibe la ley porque la ley es cosa de la razón como está dicho en ''la esencia de la ley''.

Artículo 3: ¿Existe una ley humana?

Al parecer no...

1 La ley natural que es participación de la ley divina es suficiente para tener un orden perfecto. No se necesita una ley humana.

2 La ley tiene carácter de medida, pero esta medida no viene de la razón humana ni tampoco es medida de las cosas. 

3 El dictamen de la razón humana en sus asuntos es incierto. Los pensamientos de los mortales son inseguros.

Contra lo anterior

De acuerdo con San Agustín de Hipona, existen dos tipos de leyes: una divina y otra temporal; esta temporal tiene que ver con la ley humana.

Respuesta

La ley es un dictamen de la razón práctica. Sin embargo, a través de la razón práctica y la especulativa, el hombre puede llegar a formar ciertos principios. Aún así, la razón primitiva también tiene principios subyacentes en el cual basarse. Como diría Marco Tulio Cicerón:

''En su origen el derecho proviene de la naturaleza, luego, con la aprobación de la razón, estas cosas surgidas de la naturaleza y aprobadas por la costumbre, fueron sancionadas por el temor y el respeto a las leyes''

Contra las objeciones

1 Las leyes humanas se encargan de cosas más particulares.

2 Los principios que la razón humana adquiere son reglas generales que han de servir para todas las acciones humanas. 

3 La razón humana no está en el ordenamiento de las cosas naturales, porque está destinada más bien a lo particular y contingente, y no sobre lo necesario que es relacionado con la ley natural. 


Artículo 4: ¿Era necesaria la existencia de una ley divina?

Al parecer no...

1 Como ya está la ley eterna que es perfecta y la ley natural es parte de ella, además de tener la ley humana, entonces no es necesaria una ley divina. 

2 En el libro Eclesiástico 15:14 se dice ''Dios dejó al hombre a merced de su consejo''. Como el consejo es una razón, entonces el hombre es dejado solo al servicio de su razón, y si esto forma una ley humana, entonces no necesita la ley divina.

3 La ley humana goza de autonomía, en contraste a las criaturas irracionales que solo tienen la ley natural y no la ley divina. Mucho menos entonces tendrá el hombre la ley divina si ya tiene la natural además de la suya propia. 

Contra lo anterior

David pide a Dios: 

''Señor, ponme una ley en el camino de tus justicias''

(Salmos 118:33)

Respuesta

Existen cuatro razones para el aquinate para decir que sí es necesaria la ley divina.

  1. El contenido de la ley divina es dirigir al hombre hacia un fin. De no tenerla, entonces tendrá solamente la ley natural y la de la razón que no le serán suficientes para alcanzar un fin virtuoso
  2. Para que el hombre pueda dictar leyes sin ninguna duda, entonces será necesario que se guíe por la ley divina
  3. Hay actos internos que el hombre no puede alcanzar siempre, por lo tanto, si bien tiene control por los actos externos, lo único que podría controlar sus actos internos sería una ley divina
  4. La ley humana por sí sola no puede condenar todas las conductas humanas, por eso, es necesario que exista una ley divina que, al final de la vida del hombre, lo castigue

Contra las objeciones

1 El hombre puede ser guiado en su vida por la ley eterna y la ley natural, pero necesitará de una ley superior para conducirse al fin último sobrenatural.

2 El consejo es una especie de indignación para proceder de determinados principios. Pero la ley natural no será suficiente sino que también necesitará la ley divina.

3 Los animales solo se atienen a su naturaleza. La comparación no es válida.

Artículo 5: La ley divina ¿es solamente una?

Al parecer sí...


1 Dios es el rey único de todo género humano. Por lo tanto, existe una sola ley divina

2 Lo que Dios intenta en los hombres es una sola cosa, por lo tanto la ley divina es una sola

3 La ley natural es única para todos los hombres, y por lo tanto la ley divina es una sola. 

Contra lo anterior

Existen dos leyes: la ley antigua y la ley nueva; una del sacerdocio de levítico y otro del sacerdocio de Cristo

Respuesta

La ley debe ordenarse a un bien común, pero este bien común: uno es el sensible y terreno, mientras que el otro es inteligible y celeste. Ahora, es claro que la ley nueva supera a la antigua.

Contra las objeciones

1 Dios creó dos leyes y estas son la antigua y la nueva, siendo la última la más perfecta

2 La salvación de los hombres proviene solo de Cristo, pero antes de esta salvación a los hombres se les dio otra ley divina: la antigua ley. 

3 La ley divina también dirige al hombre pero en aquellos aspectos sobrenaturales. 


Artículo 6: ¿Existe una ley del fomes(1)?

Al parecer no...

1 El fomes no se funda en la razón y más bien se desvía de ella. 

2 Toda ley es obligatoria y quienes no la cumplen son transgresores.

3 La ley se ordena al bien común, pero el fomes no se guía por el bien común.

Contra lo anterior

El apóstol dice en Romanos:

''Siento otra ley en mis miembros que repugna a la ley de mi mente''

(Romanos 7:23)

Respuesta

Como la ley es toda ordenación, medición y regulación de todo principio, así se entiende que toda inclinación puede participar de la ley general. Las mismas inclinaciones al fomes están reguladas por las leyes, por ejemplo, un soldado no tiene las mismas regulaciones que un comerciante. Otro ejemplo sería decir que la pereza es la ley para el gato, pero para el hombre su ley es la razón; por lo tanto, si el hombre actúa de manera fiera se está desviando de su propia ley, pasando a otra que no le corresponde. 

Contra las objeciones

1 Esto tiene que diferenciarse por las distintas clases que existe (ejemplo del soldado y el comerciante)

2 El fomes es una participación de una ley más grande.

3 El fomes puede inclinarse al bien común cuando se usa con la razón; por ejemplo, que la sensualidad se use racionalmente. 


Conclusión

Creo que esta primera parte de la segunda parte de las leyes es tremendamente importante. Esto por la importancia de la pregunta ¿existe una ley natural en el hombre? es decir, podemos comprender que existe una ley natural, pero ¿está dentro del hombre? Santo Tomás dice que sin ninguna duda está dentro del hombre y que su inclinación se debe justamente a esta ley, si dejar fuera la y divina y la humana.

miércoles, 31 de marzo de 2021

Derecho Natural en la Edad Media


Derecho Natural en la Edad Media

En la Edad Media, concepto de Derecho Natural cobra total importancia. Este concepto ya había sido abordado indirectamente por Aristóteles, Cicerón y san Agustín de Hipona. Ahora resta ver los filósofos de la Edad Media que analizaron este concepto. Veamos algunos de ellos. 

Santo Tomás de Aquino 



Enseñó primeramente que todos los actos humanos debían ser juzgados por la ley natural. Una ley injusta no es una ley en sentido estricto, sino que más bien es una apariencia de ley, pues aunque esta puede obligar igual que una ley justa, en su interior es una perversión de la ley justa. 

Para el aquinate no cabe duda que la ley natural existe en el hombre mismo. La ley es regla y medida y como todas las cosas se encuentran sometidas a la divina providencia, es natural que participen de cierto modo en la ley eterna. Así, el hombre participa de esta ley eterna de una forma muy superior al resto de los animales, pues los hombres tiene razón y voluntad las cuales son su naturaleza. Esta participación en la ley eterna que tienen los hombres es lo que se llama ley natural. 

Por otro lado, la ley natural de acuerdo a Tomás de Aquino, también debería ser un medidor de las conductas del hombre. De hecho, la ley natural evalúa dos aspectos a saber: la razón y el motivo. Ambos deben ser buenos para cumplir con la ley natural. ¿Cómo se entienden? Veámoslo de la siguiente manera. 

Situación 1:

Una señora de edad necesita cruza la calle

  • Acción: le ayudas a cruzar
  • Motivo: impresionar a los demás
Como podemos ver la acción en sí misma es buena, pero el motivo es el equivocado. Se debe ayudar a las personas por el simple hecho de ser tales. 

Ahora, para cumplir con la ley natural se deben seguir las virtudes cardinales:

  1. Valentía
  2. Templanza
  3. Justicia
  4. Prudencia

Pero también debe cumplirse con las virtudes teológicas:

  1. Fe
  2. Esperanza
  3. Caridad
De acuerdo con el aquinate, cualquiera de estas virtudes que falte significa el incumplimiento de la virtud y de la ley natural. Finalmente, para Santo Tomás de Aquino la ley tiene su propia definición:

''Ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene el cuidado de la comunidad''. 

Por lo tanto, parecer ser que dentro de la ley natural también está el concepto de razón. 

Al-Burini y Al Maturidi

El filósofo del islam Al-Burini también nos habla de la existencia de la ley natural, ya que las leyes del hombre son relativas y limitadas. Dios puede ordenar lo que sea, pues su poder no está sujeto a las leyes humanas y no está en el ser humano poder comprender estas leyes. Si el ser humano no es fiable ¿cómo es que se crearon estas leyes divinas y los hombres pudieron conocerlas? a través de los profetas. Son ellos los que a través de la revelación pudieron dictar las leyes que ahora los hombres obedecen. 

Sin embargo, otro filósofo musulmán llamado Al-Maturidi sostendrá lo contrario estableciendo que el hombre sí es capaz de conocer las leyes naturales, porque le es posible conocer a Dios y distinguir entre el bien y el mal. Si comprende lo que es Dios, entonces con mayor razón podrá entender la ley natural. 

En efecto, dice Al-Maturidi, el hombre es capaz de distinguir cuando una acción es mala: el robo, lo puede comprender por el lamento que ocurre en la persona que es robada, ya que todo lo que le robaron lo consiguió con esfuerzo. La fornicación, el asesinato y la violación son males discernibles que el hombre puede reconocer sin la necesidad de revelaciones. 

Enrique de Bracton y Sir John Fortescue

Desde el lado de la jurisprudencia británica, Enrique de Bracton otorga al derecho natural un carisma más político. Dice el jurista inglés:

''El rey está bajo la ley''

Esta frase es la contraria que se daba en época del Imperio Romano la cual rezaba: ''la voluntad del príncipe es ley''. Todo lo contrario a este pensamiento, Enrique de Bracton nos decía que la ley emanaba de todo acto de justicia, es decir, la fuente de la ley es la justicia

Por otro lado, Sir John Fortescue nos daba otra definición de ley natural:

''Una sanción sagrada que ordena lo virtuoso y prohíbe lo contrario''

Muy parecido al concepto de ley en Santo Tomás de Aquino donde se dice que la ley es una  ''Ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene el cuidado de la comunidad''. 

Conclusión

Es de lo más importante establecer que el derecho natural, si bien en principio se consideraba algo divino, con el tiempo se vuelve racional. Ya lo tenemos con los árabes, con los escolásticos y con los ingleses. Por lo que podemos ver estos derechos son anteriores a cualquier otro tipo de ley. Hoy en día podríamos llamarlos ''derechos de primera generación'' como lo son el derecho a la vida o los derechos humanos en general. Nos sigue faltando ver cómo continúa desarrollándose este concepto.

lunes, 29 de marzo de 2021

Santo Tomás de Aquino - Suma Teológica (Primera parte de la segunda parte. La ley en general: Sobre la esencia de la ley (Cuestión 90)) (1265 - 1273)

 


En la Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino nos habla de los temas más variados, y es así que la ley no está separada de sus investigaciones. En efecto, de lo que nos hablara el Aquinate es propiamente del Derecho Natural, aquel derecho que es inquebrantable y que no se compara con la ley humana que es perecedera y cambiante en el tiempo. Veremos en este capítulo uno de los más importantes escritos que se hayan visto sobre las leyes. 

SUMMA TEOLÓGICA

Cuestiones sobre la esencia de la ley

Artículo 1 ¿Pertenece la ley a la razón?

Al parecer no...


1 La primera objeción nos dice que al parecer la ley no pertenece a la razón. Se dice en Romanos 7:23

''Siento otra ley en mis miembros''

Pero la razón se encuentra en un órgano corporal, entonces, si la ley está en un miembro entonces no está en la razón.

2 En la razón se encuentran tres conceptos: potencias, hábitos y actos. Los hábitos de la razón son las virtudes intelectuales que no tiene que ver necesariamente con la ley, los actos tampoco porque entonces si cesa el acto, cesa la ley (lo cual es absurdo).

3 Lo que sí hace la ley es mover a obrar a los que están sometidos a ella; por lo tanto, la ley tiene que ver más con la voluntad que con la razón. 

Contra lo expuesto

Santo Tomás de Aquino nos dice que todo acto de imperio es propio de la razón. 

''La ley es una regla y medida de nuestros actos según la cual uno es inducido a obrar o dejar de obrar''

En esta parte es donde Tomás de Aquino nos explica que ''ley'' proviene de ''ligar'', porque obliga en orden a la acción. En efecto, la regla y la medida comprenden el primer principio de los actos humanos. Propio de la razón es ordenar al fin y el fin es el primer principio en el orden operativo. 

En consecuencia, lo que es principio en un determinado género es regla y medida de ese género. Por lo tanto, la ley sí pertenecería a la razón. 

Contra las objeciones

1 Si la ley es regla y medida, y estas acciones son propias de la razón, entonces la ley se encuentra en todo aquello que obedece a alguna inclinación, en este caso, los miembros. 

2 La ley sí coincide con la razón porque esta se forma a través de silogismos ordenados y sistematizados, lo que no solo comprendería a las leyes como hábitos, potencias o actos sino que a algo netamente intelectual. 

3 La ley sí tiene que ver con la voluntad, pero esa voluntad tiene un cierto orden y razonamiento. Por lo tanto, esta voluntad debe estar regulada por la razón, solo así la voluntad del príncipe tendría fuerza de ley.

Artículo 2: ¿La ley se ordena siempre al bien común?

Al parecer no...

1 A la ley compete mandar o prohibir, pero esto es siempre solo sobre bienes singulares.

2 La ley dirige las acciones del hombre y estas siempre son hacia bienes particulares.

3 Basado en una cita de San Isidoro de Sevilla

''Si la ley recibe su consistencia de la razón, será ley todo lo que la razón establezca''

Pero la razón no solo establece las cosas del bien común sino que también las particulares. En este caso, la ley no solo se ordena al bien común sino que también al privado. 

Contra lo expuesto

Isidoro de Sevilla también dijo:

''La ley no ha sido escrita para provecho particular de nadie, sino para utilidad común de los ciudadanos''

En la razón, en efecto, hay algo que es principio de todo lo demás. El primer principio en el orden operativo es el fin, y el fin del hombre es la felicidad. Como la felicidad es un concepto común entre los hombres, entonces por medio de la razón se creará este fin. Por lo demás, aquello que es género siempre somete a todas las demás cosas, por ejemplo, el fuego tiene que ver con todo aquello que pone cálido a los cuerpos mixtos. 

Contra las objeciones

1 La ordenación al bien común es propia de la ley, por lo tanto, como el género somete a lo particular o a lo específico, entonces la ley sí se dirige al bien común

2 Si bien las acciones del hombre se dirigen a lo particular, la verdad es que estas particularidades son creadas a partir de bien común. 

3 Nada hay de práctico en le terreno de la razón hasta que este llega a su fin último que es el bien común. 

Artículo 3: ¿Puede un particular crear leyes?

Al parecer sí...


1 Se dice en Romanos:

''Cuando los gentiles, que carecen de ley, guiados por al razón natural, cumplen los preceptos de la ley, ellos mismos son su propia ley''

Por lo tanto, cualquiera puede darse a sí mismo leyes.

2 Según Aristóteles:

''La intención del legislador es inducir a los hombres a la virtud''

Pero cualquier otro hombre puede inducir a otro a al virtud. Por lo tanto, cualquiera puede dar leyes a otro hombre.

3 Así como el príncipe puede hacer leyes, el padre de familia también las hace en su hogar. 

Contra lo expuesto

De acuerdo con San Isidoro de Sevilla:

''La ley es una determinación del pueblo sancionada por los ancianos junto con la plebe''

Entonces, las leyes no las puede hacer cualquiera de acuerdo al filósofo de Sevilla. 

La ley siempre tiene por objeto primero el bien común, por lo tanto, quien dicte una ley lo hace al pueblo y a alguien que haga sus veces., Por lo tanto, o bien puede pertenecer al pueblo o a una autoridad pública que tiene el cuidado del pueblo.

Contra las objeciones

1 La ley puede estar en el regulador o el regulado. En el segundo sentido, claro, cada quien dicta sus propias leyes como regulado, pero debe obedecer las del regulador independiente de las suyas.

2 Una persona privada no puede inducir eficazmente a la virtud. Es muy probable que falle si no está bien instruida. Para que sea efectiva, solo el pueblo y el mandatario público podrán otorgarla efectivamente. 

3 El padre de familia por cierto que podrá indicar preceptos a su grupo, pero esas leyes no tendrán el carácter de ley para una ciudad. 


Artículo 4: ¿Es esencial la promulgación de una ley?

Al parecer no...

1 La ley natural no necesita promulgación porque es la ley de toda la naturaleza y la humanidad. En efecto, no necesito que se me dicte una ley para saber que puedo respirar, caminar, ver, oír, etc.

2 Lo propio de la ley es obligar a hacer algo, pero no solo obligar a aquellos que están en la promulgación sino que también a los demás

La ley siempre es entendida hacia el futuro, en cambio la promulgación se entiende en el presente. 

Contra lo expuesto

Las leyes son instituidas cuando son promulgadas, no en otra ocasión. La ley siempre se impone como regla y medida, mediante su aplicación. Por lo tanto, para que la ley tenga la característica de obligar, necesita ser aplicada a los hombres. 

De aquí se desprende el concepto de ley:

''Ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene el cuidado de la comunidad''

Contra las objeciones

1 Dios impartió el concepto de ley natural en los hombres, para que estos la pudieran conocer naturalmente. 

2 Los que no asisten a la promulgación deben atenerse a las leyes una vez que la conozcan, o pueden conocerla por medio de otros. 

3 La promulgación actual se dirige hacia el futuro merced a la permanencia de la escritura, por lo tanto es una promulgación constante. De ahí que el mismo Isidoro de Sevilla señale:

''El nombre de la ley procede de leer, porque está puesta por escrito''


Conclusión


Es realmente interesante este texto de Santo Tomás de Aquino, porque establece el concepto de ley más perfecto que existe. Muchos códigos y legislaciones tratan de definirla, pero estos no son tan precisos como sí lo pone Tomás de Aquino. Vemos también cosas tan actuales como son la importancia de la promulgación, y la disposición de la ley hacia lo futuro. Este entendimiento de la ley se plasmará en todas las leyes de todos los países. 

viernes, 26 de marzo de 2021

Los príncipes de Erasmo de Róterdam y Nicolás Maquiavelo

 


Los príncipes de Erasmo de Róterdam y Nicolás Maquiavelo

No es ninguna novedad que cuando se habla de filosofía y se menciona la palabra príncipe, nos venga inmediatamente a la cabeza el texto de Nicolás Maquiavelo. En este blog hemos visto las recomendaciones que da el filósofo florentino a los príncipes de Italia en el mismo texto con el nombre homónimo. Sin embargo, poco se ha escuchado del texto de Erasmo de Róterdam, cuya publicación fue posterior al de Maquiavelo pero con otro título: ''Educación del Príncipe Cristiano''. Veamos en qué se diferencian o en qué coinciden estos textos casuales. 

Educación del príncipe cristiano (1516)

Por supuesto, el buen príncipe debe ser educado desde niño, pues la mejor oportunidad de educar a uno es justamente aquella cuando no sabe que va a ser príncipe. Es por eso que Erasmo recomienda aquellos cuentos que trabajan con el recurso literario del ''símil''.

Debe castigar sin injuriar y alabar sin adular, es decir, debe tener un equilibrio básico en su accionar. Además, no debe guiarse por la fortuna que tenga, sino más bien por la sabiduría, la integridad y la rectitud. Una de las cosas necesarias para ser un príncipe es ser cristiano y por lo tanto, ser un filósofo; en efecto, para Erasmo ser cristiano y ser filósofo es lo mismo. 

Más que obedecer al emperador del país, el príncipe debe obedecer al único emperador del mundo: Cristo. El príncipe bueno es la viva imagen de Dios, y este debe vivir de acuerdo con la razón y no de la experiencia. Debe considerar las características de Dios:

  • Poder
  • Sabiduría
  • Bondad

Debe educarse en estas tres características lo que más pueda, pero además debe tener estas tres en el caso de ser mandatario:

  • Diligente
  • Bueno 
  • Sabio

Erasmo nos dice que estas son las formas que justamente Aristóteles nos había hablado en su Política; el tirano es contrario a todas estas características porque éste busca su propio provecho, mientras que el príncipe busca el de la República. 

Entre los príncipes buenos siempre hay un pacto implícito, una amistad inquebrantable que no es necesario poner por escrito. Bajo este principio, se presume del príncipe que este debe conocer toda la idiosincrasia del pueblo. 


El Príncipe (1513)

El filósofo Erasmo de Róterdam en su obra ''Educación del Príncipe Cristiano'' sugiere una forma de gobernador ideal en una república. En este sentido, podemos decir que la obra ''El Príncipe'' de Maquiavelo es todo lo contrario a la obra de Erasmo

A Maquiavelo no le importa si el Príncipe es cristiano o no. Lo importante es el colectivo, no el propio individuo. Ahora, si este individuo tiene las opciones para mejorar al colectivo, entonces no debe dudar ni un segundo en ejercer dicha acción, incluso si eso significa traicionar los propios principios. Desde aquí podemos diferencia dos tipos de conceptos: la virtud que todos conocemos y la virtù que habla Maquiavelo.

Muchos sostienen que la palabra ''virtù'' proviene de la palabra en latín ''virtus'' y esta a su vez se traduce en español como ''virtud''. Sin embargo, esta virtù de la que habla Maquiavelo no es la virtud cristiana que todos conocen. Tanto para el pensamiento griego como para el pensamiento medieval, podemos ver que la virtud engloba los siguientes conceptos.

Virtud:

  1. Castidad
  2. Templanza
  3. Caridad
  4. Paciencia
  5. Benevolencia
  6. Concordia
  7. Humildad
  8. Diligencia
  9. Justicia
  10. Disposición a realizar el bien

En cambio, la virtù de Maquiavelo comprende otros conceptos que difieren de los anteriores:

Virtù:

  1. Orgullo
  2. Habilidad
  3. Astucia
  4. Fortaleza
  5. Valentía
  6. Crueldad
  7. Vigor
  8. Osadía
  9. Dureza
  10. Disposición a hacer el mal (si es necesario)
Por cierto, las virtudes y la virtù señaladas no son correlativas, aunque sí hay muchas que son contrarias a las virtudes morales que expusimos anteriormente. 

En El Príncipe, la palabra virtù es repetida 60 veces sin ser definida formalmente. Si bien ya entendemos que estas son las características que debe tener el príncipe, también nos dice Maquiavelo que el gobernador debe servirse de la suerte, es decir, no todo es la virtù, no es infalible, también se necesita suerte (o fortuna). En efecto, la fortuna es la diosa que rige nuestro destino y de la que uno no se puede librar. Sin embargo, el mismo Maquiavelo nos decía que podía llegar a ''domar'' a esta diosa. 

¿Cómo es posible domarla? Maquiavelo nos dice que debe ser por medio de la virtù. Claro, la diosa favorece aquellos hombres que tienen valor, audacia, orgullo. Estas son las cosas por la que la diosa fortuna se ve atraída y seducida.

Ahora ¿por qué no sirven las virtudes cristianas? sirven siempre que cumplan el objetivo de la Razón de Estado, de lo contrario, son inútiles porque de acuerdo al florentino, las virtudes cristianas llevan a la inacción del príncipe y por lo tanto, de ser afectado por el primer golpe del enemigo. 

Maquiavelo nos dice que si bien se debe actuar por el bien del colectivo como una Razón de Estado, sin importar los principios que uno tenga, la verdad es que tampoco llama a realizar el mal solo por realizarlo. El mal tiene que tener una justificación valedera, así como también hacer el bien: ambos necesitan justificación. Por lo tanto, se puede hacer tanto el bien como el mal, mientras la razón sea un bien mayor. 

Lo que se quiere decir es que hay casos donde la crueldad sí está justificada; por ejemplo, cuando al gobernador le hacen daño. Incluso, hay casos en que Maquiavelo también aconseja al Príncipe no mantener su palabra si dicho acuerdo no otorga un beneficio; a contrario sensu, mantenerla si esta reporta un beneficio.

Conclusión

Ninguno de los dos autores mencionados se conoció personalmente, ni tampoco de manera epistolar. Eran dos filósofos pendientes de los asuntos de sus propios países. Sin embargo, coincidentes son sus proyectos con respecto a una sola persona: el príncipe, pero como hemos podido ver, su contenido difiere diametralmente cuando se propone leer estas dos miradas. Queda la pregunta para ustedes entonces ¿qué príncipe es mejor? ¿el que propone Erasmo de Roterdam o el que propone Maquiavelo?

jueves, 25 de marzo de 2021

Nicolás Maquiavelo - El Príncipe (capítulos XVII - XXVI) (1513)



Vamos acercándonos al final del libro ''El Príncipe'' y con ello también exploramos las más oscuras características del mismo. Ya no hay cabida ara las virtudes de antaño que comprometían al príncipe a llevar una vida correcta y siguiendo los preceptos de Dios, ahora, siendo todo lo contrario, el príncipe debe velar solamente por sus propios intereses y actuar en consecuencia con los medios adecuados; medios que le permitan alcanzar sus fines que su vez redundan en la Razón de Estado. Veamos la última parte de esta obra de Nicolás Maquiavelo. 

Referencias:

(1) De ninguna manera hay que confundirlo con el parlamento que se formó en 1789 con la Revolución francesa; al contrario, el Parlamento de París nació el siglo XIII el cual sesionaba dentro del Palacio Real. En realidad, este parlamento era una corte de justicia provincial que trataba solo algunos asuntos políticos. 

EL PRÍNCIPE


CapítuloXVII: Crueldad o clemencia; ser amado o ser temido


Clemencia o crueldad

Ante todo, Maquiavelo nos dice que el príncipe debe ser cruel más que clemente, aunque también debe hacer buen uso de esa clemencia. Todo consiste en darle buen uso a la clemencia, pero también a la crueldad; por ejemplo, César Borgia fue considerado cruel, pero esa crueldad le permitió reordenar Romaña para luego mantenerla en paz. De hecho, esta última actuación pareció más clemente que cruel lo que también hizo que los ciudadanos aprobaran la destrucción de Pistoia. 

La crueldad se debe llevar con mesura y los ciudadanos lo agradecerán, porque otra cosa sería tener un príncipe extremadamente clemente que deje proseguir los desordenes y finalmente destruya un país. 

Ser amado o ser temido

Es más seguro ser temido que ser amado. Para Maquiavelo los hombres en general tienen las siguientes características:

  1. Volubles
  2. Falsos 
  3. Cobardes
  4. Codiciosos

Si los tratas bien te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pero cuando tú los necesites te darán la espalda. Peor aún si aquellas lealtades se tienen por un precio porque, bien se pueden comprar pero no se tienen. 

Por lo tanto, es mejor que el príncipe se haga temido y de este modo, aunque no sea amado, será capaz de rehuir el odio. En ese mismo caso, el príncipe también debe ejecutar a alguien pero solo si es absolutamente necesario. Lo mismo pasa cuando el príncipe por alguna razón se apodera de los bienes ajenos de sus víctimas. La idea es no hacerlo a menos que exista una gran justificación para ello. 

La fama de cruel también ayudará para tener un ejército que le sea fiel. Un ejemplo inequívoco de ello fue Aníbal, quien infundía su temor a todas las tropas que además eran de distintas razas. Otro ejemplo pero que fue todo lo contrario fue el de Escipión, quien consiguió que sus tropas se le rebelaran debido a su excesiva clemencia. 

En consecuencia, el príncipe tiene como objetivo ser temido, pero a la vez debe evitar el ser odiado. 

Capítulo XVIII: La palabra del príncipe

No cabe ninguna duda de que el príncipe debe ser una persona que mantenga su palabra. Sin embargo, para Maquiavelo la experiencia habla por sí sola. Han sido mucho más grandes aquellos príncipes que no mantienen sus promesas, dejando atrás las lealtades y así con astucia han logrado grandes empresas. 

En este contexto existen dos modalidades de combate:

  • Leyes: propia del hombre
  • Fuerza: propia de las bestias

Sin embargo, cuando la primera no es suficiente será bueno atender a la segunda. Por lo tanto, el príncipe debe saber el manejo de ambas modalidades, pues la una sin la otra siempre son insuficientes. 

Metáfora del león y el zorro

Combinando fuerza y astucia, Maquiavelo intenta hacer una metáfora entre el león y el zorro. Por supuesto, el león tiene cualidades que el zorro no tiene y viceversa; en consecuencia, sus habilidades se complementan perfectamente y el príncipe debe seguirlas. Por ejemplo, el león no puede sortear las trampas que le ponen, y el zorro no puede amedrentar a los lobos. Por esta razón se necesitan mutuamente. En sus mismas palabras:

''Necesita ser zorra para reconocer trampas y león para amedrentar a los lobos''

Por esta razón es que el hombre que es solamente león no puede pensar en muchas cosas, necesita tener la habilidad del zorro para guiarse. 

Si el hombre hace promesas poniéndose en solo una de las posturas, entonces fracasará. Por eso, el príncipe no debe hacer promesas sabiendo como es el hombre. Maquiavelo nos recuerda nuevamente que el hombre es malo por naturaleza. Por lo tanto, no puede esperar que el pacto realizado sea cumplido por la otra parte. Si todos los hombres son malos, entonces la promesa, de no convenir tampoco al príncipe, puede ser rota sin ningún problema. 

Esto está demostrado por la experiencia de los gobernadores en la historia. Todas las promesas se incumplen al fin y al cabo; en consecuencia, las promesas son inútiles. El único hombre que ganaría en un pacto como este sería el que actúa de zorro, pues el zorro conoce la naturaleza humana y sabe que la promesa puede incumplirse. 

Cuando llega la hora de hacer una promesa, el príncipe debe dar toda la apariencia de que la cumplirá. Es preciso que el príncipe observe con cuanta crueldad los gobernadores se han deshecho de sus enemigos de esta forma. Las apariencias en ese sentido son muy importantes, pues después de parecer bueno y benevolente frente a otros, la vez que toque ser malvado lo tomará por sorpresa. En palabras del mismo Maquiavelo:

''Todos ven lo que pareces, pero pocos tocan lo que eres''

El príncipe de nuestros días debe predicar la paz y lealtad, pero por dentro debe ser enemigo de la una y de la otra. 

Capítulo XIX: El príncipe debe evitar el odio y el desprecio

El príncipe debe siempre evitar el odio y el desprecio. Para esto siempre deberá abstenerse de ser rapaz con los bienes ajenos. En consecuencia, el príncipe debe salvaguardarse de los siguientes estados:

  1. Voluble
  2. Pusilánime
  3. Inseguro
  4. Frívolo

Al contrario, el príncipe siempre deberá arreglárselas para que todas sus acciones parezcan:

  1. Nobles
  2. Valientes
  3. Graves
  4. Fuertes

Entre los pleitos privados, su sentencia tiene que ser irrevocable, y mantener su compostura a fin de que nadie piense en engañarlo o embaucarlo. 

Mientras mantenga estas apariencias, el príncipe podrá estar seguro de sí mismo porque hay dos cosas que el príncipe debe tener especial cuidado:

  1. Ataque de los súbditos
  2. Ataque de los extranjeros

Es claro que a los extranjeros los combatirá por medio de las armas, pero en cuanto a los súbditos el príncipe siempre deberá mostrarse una persona temerosa pero a la vez bondadosa. Esto evitará que el pueblo se le rebele y también evitara que sus más cercanos conspiren contra él. Por lo demás, Maquiavelo nos dice que la conjura no es algo muy efectivo. 

Un ejemplo. Micer Aníbal Bentivoglio fue asesinado por una conjura de los Canneschi, con el objetivo de dejar de único heredero a micer Giovanni quien era un bebe en ese entonces. Acto seguido, todo el pueblo se rebeló y los Canneschi terminaron asesinados, todos. Maquiavelo nos dice que esto se debía al gran afecto que el pueblo tenía a Bentivoglio. 

En opinión de Maquiavelo, uno de los reinos más ordenados era el de Francia. En efecto, existen buenas instituciones que protegían al rey dándole seguridad y libertad. Esta institución era un contrapeso contra los más poderosos porque además era muy conocido el odio que se tenían en contra de los nobles. Esta institución se llama Parlamento o corte provincial(1). El parlamento o corte provincial actuaba como un tercer juez que castigaba a los nobles y favorecía a los pequeños, sin que el rey tuviera alguna responsabilidad en ello. 

Este sistema es perfecto para el príncipe, pues el mismo Maquiavelo nos dice que el príncipe necesita de alguien que haga el trabajo sucio por él. En este caso, castigar a los nobles y favorecer al pueblo. Claro, siempre se tiene que ver bien visto por el pueblo. 

Sin embargo, la evidencia del Imperio Romano puede poner en peligro esta teoría de Maquiavelo. Es por esto que el filósofo se propone explicar porque en el Imperio Romano fue tan difícil aplicar estas medidas. En primer lugar, esto fue porque el emperador no solo tenía que verse bien frente al pueblo sino que también frente a los soldados, lo que le significaba una doble tarea. Los soldados del imperio eran hombres muy ambiciosos y que constituían básicamente un segundo poder. 

Marco, Pertinax y Alejandro

Marco Aurelio fue colmado de honores siempre y fue recordado como un gran emperador. Mantuvo a los soldados y al pueblo siempre en equilibrio. Sin embargo, fue el único que murió sin tener problemas.

Pertinax se granjeó su caída cuando se enfrentó al ejército tratando de reducirlos. Se hundió recién iniciado su gobierno por el solo hecho de desequilibrar la balanza. 

Si bien Alejandro fue un hombre magnánimo y no condenó a nadie sin previo juicio, se le consideraba afeminado y un hombre que se dejaba gobernar por su madre. Finalmente conspiraron contra él. 

Comodo, Severo y Maximino

Severo se hizo del poder de la forma correcta. Para vengar a Pertinax se dio a sí mismo una imagen de hombre benefactor que haría todo lo posible por vengar al injustamente asesinado. De este modo, Severo no mostró ninguna intención de adquirir el trono, cosa que pasó de todas formas luego de vengar a Pertinax y tomar el territorio. 

Comodo fue un emperador enteramente despreciable tanto por el pueblo como por los soldados. Si bien les dio rienda suelta a sus propios servidores, estos finalmente terminaron odiando su personalidad así como también lo hizo el pueblo consecuentemente. 

Maximino también fue despreciado por sus soldados justamente por su extrema humildad. 

Pero ¿por qué ocurría esto en el Imperio Romano y no ocurre en Italia en los tiempos de Maquiavelo? el filósofo nos dice que es porque ningún ejército de Italia está arraigado a los gobiernos y a la administración provinciales, como sí la tenían en los tiempos del Imperio Romano. Por otro lado, en Italia el pueblo es más numeroso que los soldados; por lo tanto, se estará al pueblo antes que a los últimos. 

Capítulo XX: Si la utilidad de las fortalezas entre otras cosas son útiles o no al príncipe

Cuando un príncipe ve desarmados a sus nuevos súbditos debe armarlos él mismo, para así ganarse el favor de ellos. En cambio, aquellos príncipes que ven a sus súbditos poco armados y terminan por quitarles las armas, terminan rebelándose contra el nuevo régimen. 

Si es que el príncipe observa un Estado beligerante, luego de conquistarlo debe desarmarlo excepto a aquellos que le ayudaron a combatir dicho Estado. De hecho, de este modo se ganará la confianza de quienes fueran sus enemigos. 

Un de las tácticas que ocupan los príncipes es armar al Estado de fortalezas. Aunque pudiera parecer en un inicio una buena estrategia, la verdad es que no es así. Es más, Maquiavelo no lo recomienda por la experiencia que ha visto en la misma Italia. El mismo César Borgia destruyó hasta los cimientos de las fortalezas edificadas de su enemigo, juzgando que sin ellas podría volver a perder dichos territorios con más dificultad que como si estuviera fortificada. 

¿Cuándo construir fortalezas entonces? Maquiavelo nos dice que si el príncipe teme al pueblo más que a los extranjeros, entonces tendrá que construir la fortaleza, en caso contrario, hay que dejar las fortalezas de lado. Para Maquiavelo, la mejor fortaleza es no granjearse el odio del pueblo. 

Capítulo XXI: Lo que conviene a un príncipe para ser estimado

Lo que conviene a un príncipe para ser estimado son las grandes empresas y dar de sí ejemplos singulares. Uno de los casos que propone Maquiavelo es Fernando de Aragón quien pasó de ser un príncipe débil a un príncipe muy fuerte, el primer rey de los cristianos. Hagamos un resumen de sus hazañas:

  • Conquistó Granada en 1492
  • Sostuvo el ejército con el dinero de la iglesia y del pueblo
  • Empleó la crueldad para expulsar a los judíos de su reino
  • Atacó África 
  • Conquistó Nápoles
  • Atacó Francia para deshacerse de Navarra

Todas estas gestas dieron una alta reputación a Fernando de Aragón quien es considerado un verdadero príncipe. 

Otra de las cosas que se debe considerar para el buen gobierno del príncipe es la amistad y la enemistad, es decir, ser buen amigo y ser buen enemigo. En otras palabras, Maquiavelo llama al príncipe a no ser neutral. Esto porque el resultado de ser neutral llevaría a entender que temes al posible vencedor o que no le temas. En ambos casos, es mejor estar del lado de alguien porque en primer lugar, si no lo haces, entonces siempre serás presa del vencedor.

Para esclarecer este punto aún más Maquiavelo nos da un ejemplo:

Antíoco entró en Grecia para expulsar a los romanos. Envió una legación de arqueros a los aqueos, que eran amigos de los romanos, para que fueran neutrales, mientras que los romanos los instaban a que atacaran a Antíoco. Finalmente, la deliberación de los aqueos en su tribunal resolvió: En relación a lo que ellos dicen, a saber, que no os inmiscuyais, en la guerra, nada es más ajeno a vuestro interés: sin respeto ni dignidad seréis premio del vencedor


Es mucho más seguro obtener un compromiso cuando el príncipe se compromete a luchar con sus aliados, es decir, cuando se decide por uno de los dos bandos. Lo que sí advierte Maquiavelo es que el príncipe no forme alianza con aquellos que son más poderosos que él, porque de vencer el más poderoso entonces el príncipe quedaría como rehén. Solamente podría recurrir a esta alianza por extrema necesidad

Para comprobar lo anterior Maquiavelo señala dos ejemplos: cuando los venecianos se aliaron con Francia para obtener Milán, el resultado es que terminaron arruinados (los venecianos). En un segundo ejemplo, España y el papa atacaron Lombardía durante la guerra de la Liga Santa, alianza que se necesitó por parte tanto de papa como de España. 

En consecuencia, el príncipe debe elegir muy bien a sus amistades y siempre tomar bando y no quedarse neutral. 


Capítulo XXII: Los secretarios de los príncipes

Los secretarios serán buenos según la prudencia de cada príncipe. De hecho, la primera opinión que se forma de los príncipes es a partir de los hombres que le rodean; esto hace que incluso se estime la inteligencia del príncipe. Para Maquiavelo hay tres clases de inteligencia:


  • Por sí misma
  • Discierne lo que otros comprenden
  • Ni por sí misma ni por medio de los demás

El filósofo florentino nos dice que la primera es eminente, la segunda excelente y la tercera es inútil. En efecto, al que le falte la primera puede servirse de segund., 

¿Cómo elegir un buen ministro o un buen secretario? es necesario para esto ver los intereses de dicho ministro; por ejemplo, si sus acciones son llevadas solamente por sus intereses, entonces no le servirá al futuro príncipe. Por otro lado, el príncipe también debe colmarlo de elogios al ministro, hacerlo rico, vincularlo a su persona para que le sea siempre fiel. 

Capítulo XXIII: Rehuir a los aduladores

Los hombres corren el riesgo de adular a los superiores con el fin de obtener algún beneficio o protección. Sin embargo, no se dan cuenta de que al mismo tiempo pueden volverse despreciables. Pero el príncipe debe ser muy juicioso y elegir a los hombres que sean capaces de decirles la verdad, pero concediéndoles esta facultad. A estos hombres debe preguntarles también su opinión son respecto a las diversas situaciones que enfrenta el príncipe. En consecuencia, el príncipe debe evitar a los aduladores a toda costa. 

Un ejemplo de ello lo tiene Maquiavelo con el padre Lucca Rinaldi. De acuerdo con este filósofo, Lucca, hombre del emperador Maximiliano, decía que el emperador no recibía consejos de nadie. Sin embargo, una vez que comenzaron a rebelarse contra él, entonces el emperador dejó esta actitud y empezó a escuchar a sus consejeros. 

Así, el príncipe siempre debe estar abierto a escuchar el consejo, pero sólo cuando él quiera. Ahora, el buen príncipe debe reconocer cuáles son los buenos consejos y cuáles son los malos. Una vez que los tome no deberá dar marcha atrás, pues un príncipe que se retracta sufrirá una mala reputación inmediatamente.

Capítulo XIV: Por qué los príncipes de Italia han perdido sus Estados

Las acciones de un príncipe nuevo siempre son más observadas que aquel príncipe que ya es antiguo en el cargo. Esto se debe a que los hombres refuerzan mucho más las ideas presentes que las pasadas. El motivo del por cual los príncipes de Italia han perdido sus Estados es el mismo que hemos estado señalando: poca prudencia, mal manejo de las armas, no imponen su voluntad o se hacen enemigo del pueblo. En otras palabras, no siguen la virtù.

Capítulo XXV: El poder de la fortuna y cómo se le hace frente

Maquiavelo nos dice que todas las cosas están creadas por la fortuna y por Dios y que el hombre no está en condiciones de revertir dicho contexto. Por este razonamiento, muchos dicen que lo que ocurre en realidad pasa por pura suerte, es decir, el hombre no tiene injerencia alguna en los resultados. 

El mismo filósofo, con frecuencia, piensa de la misma manera pero añade un punto: las acciones y sus resultados conllevan un 50% de suerte y un 50% de nuestro esfuerzo. 

Para Maquiavelo, la suerte es como un gran torrencial que amenaza con destruirlo todo y en efecto lo hace. Pero eso no obsta a que el hombre pueda precaverse construyendo diques o represas para contener ese torrencial; lo mismo pasa con la suerte. Por lo tanto, el príncipe que basa todo en la fortuna está destinado a perecer

Un ejemplo de ello ha sido el papa Julio II quien siempre fue impetuoso y decidido. No espero que la suerte lo acompañara, sino que hizo posible que todas las cosas fueran a su favor por medio de sus acciones. El hombre tiene que tomar riesgos, tiene que ser impetuoso más que cauto, o, mejor dicho en palabras de Maquiavelo:

''Es mejor ser impetuoso que ser cauto, porque la fortuna es una mujer y es necesario, si uno quiere sujetarla, golpearla y golpearla''

Es por eso que la suerte es amiga de los jóvenes ya que estos siempre son arriesgados, impetuosos y le dan órdenes con más audacia. 

El gobernador debe servirse de la suerte, es decir, no todo es la virtù, no es infalible, también se necesita suerte (o fortuna). En efecto, la fortuna es la diosa que rige nuestro destino y de la que uno no se puede librar. Sin embargo, el mismo Maquiavelo nos decía que podía llegar a ''domar'' a esta diosa. 


Capítulo XXVI: Exhortación a ponerse al mando de Italia y liberarla de los bárbaros

De acuerdo con Maquiavelo, la situación en Italia es destrozada. En sus propias palabras, está más esclavizada que los judíos en Egipto. Falta de manera urgente un nuevo príncipe que enarbole una sola bandera y pueda unir a Italia. Recordemos que en tiempos del filósofo toda la región de Italia estaba dividida en potentados (ciudades Estado).

Para que Italia pueda seguir el ejemplo de las grandes empresas de los hombres pasados, lo primero que tendrá que hacer es tener su propio ejército. ¿Para quien van estas palabras? para la familia Médici, pero directamente al papa León X quien además era un Médici. El papa debe utilizar a los ejércitos italianos para construir una sola nación vencedora. 

Conclusión

Estas pueden ser las recomendaciones más directas que Maquiavelo podría plasmar en este corto texto. El príncipe debe proteger no solo sus intereses sino que los del Estado, a través de los medios apropiados (no de cualquier medio). Es fácil ver entonces que la frase ''El fin justifica todos los medios'' no es propia del filósofos florentino, sino que en efecto de Napoleón Bonaparte. Pero aún más, lo que Maquiavelo quiere decir es que se tiene que lograr un fin, pero siempre con los medios apropiados.