Teniendo una introducción opuesta a quienes estén en contra de la fe católica, Santo Tomás de Aquino aborda el tema de las sustancias separadas en el siguiente trabajo opúsculo. La verdad es que el tema de las sustancias en el cristianismo es algo importante, ya que deja entender el fenómeno del alma y las esencias. En el presente trabajo, Santo Tomás de Aquino nos dará un viaje histórico desde los filósofos más antiguos hasta darnos su propia opinión sobre este tema.
De substantiis separatis
Parte I: Platón y Aristóteles
Platón y los antiguos
Empezando por los filósofos antiguos, recordemos que si bien creían en los dioses, estos decían que los principios del mundo eran más bien materiales. Tenemos los ejemplos de Tales, Heráclito, Anaxímenes, entre otros. Solamente fue Anaxágoras quien dijo que existía un principio incorpóreo en los principios del Universo.
Santo Tomás nos dice que Anaxágoras estuvo mucho más cerca de la verdad que sus antecesores, pero solamente cayó en una cosa: la existencia de una sola inteligencia. Para Santo Tomás de Aquino, las sustancia divina no es una sola pues también existen los ángeles. Estos también son considerados como seres divinos al igual que Dios, pero con cierta inferioridad. Por lo demás, Anaxímenes menciona que el intelecto no tiene poder sobre la materialidad, pues no es de su misma sustancia y por lo tanto el hombre no sería capaz de comprender lo universal.
Platón tenía un planteamiento mucho más correcto que el de Anaxímenes, ya que Platón nos dice que el hombre sí puede entender lo universal a través de la abstracción de las cosas por medio del intelecto. Dichas abstracciones son dos: las matemáticas y las ideas. Las matemáticas tienen ciertas especies como lo son los números, pero las ideas no son múltiples sino que son una sola: la justicia, el bien, la verdad, la belleza, etc.
Por lo tanto, Platón nos enseña en su teoría que la Unidad está por sobre la multiplicidad. Desde este punto de vista, todo lo que esté cerca de dicha Unidad será más apreciado porque tiene la participación en las formas, es decir, en aquello que es perfectamente uno y no en la materialidad. De ahí que Platón plantee en Timeo que existen seres superiores como los cuerpos celestes que logran su propio movimiento (los planetas por ejemplo). Por lo tanto, en Platón podríamos tener la primera mirada de sustancias separadas: Dios y el alma de los cuerpos celestes (o almas celestiales).
Aristóteles
Sin embargo, de acuerdo a Santo Tomás Platón estaba equivocado. Esto lo dice porque no es necesario que lo que entiende el intelecto, las cosas materiales, tenga que tener una existencia separada en la realidad. Santo Tomás nos dice que lo intelectual de las cosas es la esencia de cada cosa; por ejemplo, si una mujer es bella, la palabra ''bella'' representaría su esencia que no está separada de la realidad de la mujer.
Es por esto que en Aristóteles se ve un camino más seguro para entender las sustancias separadas. Primero establece que todas las cosas se mueven por algo que las mueve. No obstante, si seguimos la secuencia de movedores veremos que en primera instancia tendremos que encontrar que uno no se mueva, es decir, un principio inmóvil. Este principio es infinito y al mismo tiempo mueve infinitamente a todo lo demás. Solo un poder infinito puede mover un tiempo infinito. El primer principio mueve sin ser movido pues no tiene magnitud.
Pero cuando hablamos de los cuerpos celestes ocurre un problema no menor. Aristóteles observa los movimientos de estos y determina al menos 55 movimientos propios por medio de unas esferas. Esto nos dice que no solo hay una sustancia para los cuerpos celestes sino que también una sustancia para aquellos movimientos que otorgan estas esferas. Esto solo plantea un problema mayor al movimiento de los planetas, pues añade más sustancias que verdaderamente no serían necesarias. Además, Aristóteles nos dice que los movimientos pueden ser incluso más, pero nunca dice cuántos. Pareciera ser que deja esta tarea a los hombres que lo sucederán.
En lo que si acuerdan tanto Platón como Aristóteles es que las sustancias están completamente libres de la materia, pero no de la potencia y el acto (que es el principio constitutivo de toda las cosas). También acuerdan en que el primer principio (la Unidad para Platón y el Primer motor para Aristóteles) es eterno y es bueno. Para Aristóteles existirían tres sustancias: el alma, los cuerpos celestes, los movimientos y el Primer Motor; mientras que para Platón hay dos, la Unidad y el alma.
Santo Tomás nos dice que Anaxágoras estuvo mucho más cerca de la verdad que sus antecesores, pero solamente cayó en una cosa: la existencia de una sola inteligencia. Para Santo Tomás de Aquino, las sustancia divina no es una sola pues también existen los ángeles. Estos también son considerados como seres divinos al igual que Dios, pero con cierta inferioridad. Por lo demás, Anaxímenes menciona que el intelecto no tiene poder sobre la materialidad, pues no es de su misma sustancia y por lo tanto el hombre no sería capaz de comprender lo universal.
Platón tenía un planteamiento mucho más correcto que el de Anaxímenes, ya que Platón nos dice que el hombre sí puede entender lo universal a través de la abstracción de las cosas por medio del intelecto. Dichas abstracciones son dos: las matemáticas y las ideas. Las matemáticas tienen ciertas especies como lo son los números, pero las ideas no son múltiples sino que son una sola: la justicia, el bien, la verdad, la belleza, etc.
Por lo tanto, Platón nos enseña en su teoría que la Unidad está por sobre la multiplicidad. Desde este punto de vista, todo lo que esté cerca de dicha Unidad será más apreciado porque tiene la participación en las formas, es decir, en aquello que es perfectamente uno y no en la materialidad. De ahí que Platón plantee en Timeo que existen seres superiores como los cuerpos celestes que logran su propio movimiento (los planetas por ejemplo). Por lo tanto, en Platón podríamos tener la primera mirada de sustancias separadas: Dios y el alma de los cuerpos celestes (o almas celestiales).
Aristóteles
Sin embargo, de acuerdo a Santo Tomás Platón estaba equivocado. Esto lo dice porque no es necesario que lo que entiende el intelecto, las cosas materiales, tenga que tener una existencia separada en la realidad. Santo Tomás nos dice que lo intelectual de las cosas es la esencia de cada cosa; por ejemplo, si una mujer es bella, la palabra ''bella'' representaría su esencia que no está separada de la realidad de la mujer.
Es por esto que en Aristóteles se ve un camino más seguro para entender las sustancias separadas. Primero establece que todas las cosas se mueven por algo que las mueve. No obstante, si seguimos la secuencia de movedores veremos que en primera instancia tendremos que encontrar que uno no se mueva, es decir, un principio inmóvil. Este principio es infinito y al mismo tiempo mueve infinitamente a todo lo demás. Solo un poder infinito puede mover un tiempo infinito. El primer principio mueve sin ser movido pues no tiene magnitud.
Pero cuando hablamos de los cuerpos celestes ocurre un problema no menor. Aristóteles observa los movimientos de estos y determina al menos 55 movimientos propios por medio de unas esferas. Esto nos dice que no solo hay una sustancia para los cuerpos celestes sino que también una sustancia para aquellos movimientos que otorgan estas esferas. Esto solo plantea un problema mayor al movimiento de los planetas, pues añade más sustancias que verdaderamente no serían necesarias. Además, Aristóteles nos dice que los movimientos pueden ser incluso más, pero nunca dice cuántos. Pareciera ser que deja esta tarea a los hombres que lo sucederán.
En lo que si acuerdan tanto Platón como Aristóteles es que las sustancias están completamente libres de la materia, pero no de la potencia y el acto (que es el principio constitutivo de toda las cosas). También acuerdan en que el primer principio (la Unidad para Platón y el Primer motor para Aristóteles) es eterno y es bueno. Para Aristóteles existirían tres sustancias: el alma, los cuerpos celestes, los movimientos y el Primer Motor; mientras que para Platón hay dos, la Unidad y el alma.
Conclusión
Vemos aquí los problemas que Santo Tomás de Aquino pudo observar entre estos dos filósofos con respecto a las sustancias separadas. Aún es un tema muy complejo abordarlo, pero los resúmenes de estos filósofos anteriores nos ayudarán a comprender el modo en que Santo Tomás de Aquino comprendía las sustancias separadas. Aún nos falta ver algunos otros filósofos en este capítulo, de hecho, en el próximo veremos algunos filósofos árabes.
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