Años, décadas y siglos se dedicaron a una filosofía que postulaba la razón como el más supremo de los bienes. Dicen que ser estoico ya no sería viable en estos días, aunque si hace mucha falta entre nuestra moral cívica. Pero esta no es una filosofía de vida insensible ni mucho menos, sino que al contrario, es una filosofía que nos quiere ver felices por medio del uso de la razón porque, en efecto, lo más terrible pasa cuando nos arrojamos a las pasiones más duras. Veamos que nos sigue diciendo el maestro.
Cartas
morales a Lucilio el menor
EPÍSTOLA VIII: EL ESTOICISMO
El suicidio
Un dicho de Séneca puede representar lo que era el suicidio para los estoicos.
''El sabio vivirá mientras deba, no mientras pueda''
Esto quiere decir que es mejor pensar en la calidad de vida que en el tiempo de vida. Morir bien supone el riesgo de vivir mal;es decir, sólo podemos cometer suicidio cuando se vive mal y deshonrosamente.
Virtud y razón como bien supremo
Muy fácil es rehuir de los males cuando se tiene claro el objetivo. ¿Cómo lograr este objetivo? siguiendo un modelo que nos guíe y ese modelo debe ser la razón.
La razón nos ayuda a ser fuertes ante las adversidades, pues si nos dejamos arrastrar por las pasiones cometeremos actos infames. En cambio, cuando nos guiamos por la razón no habrá suceso que nos importune ni dolor que no podamos soportar.
Tiempo para el ocio (otium cum dignitate)
Por más que hayan negocios y trabajos largos siempre se debe dejar un tiempo para reflexionar los temas importantes. Incluso, dice Séneca, los estudios hay que postergarlos para el ocio y el pensamiento en la filosofía, pues esta no admite otra actividad para hacer una vez se empieza.
Actitud del filósofo
Los filósofos no deben ser rebeldes y anarquistas en la sociedad; todo lo contrario, deben ser sumisos ante el gobierno y agradecidos con el mismo. Esta actitud ingrata hacia los gobernadores es explicada por la inexorable codicia del ser humano, quien no puede ver más que el final porque ahí está la recompensa.
La honestidad y la fortuna
La única salida para vivir una vida tranquila es feliz es consagrarse a la honestidad. Quien sigue la fortuna estará preocupado de perseguir bienes externos, pero quien está con la honestidad siempre estará bien consigo mismo; no le harán falta los bienes.
En todo caso, el querer la fortuna nos hará mal agradecidos e impulsivos por conseguir más. Si empezamos a codiciar la fortuna le echaremos la culpa a los demás de que nosotros no obtengamos la nuestra.
Si pensamos en Dios, debemos pensar si él tiene bienes. ¿Qué tanto tienen los bienes de la fortuna si Dios no los necesita? Esta bien, no podemos ser dioses, pero si queremos acercarnos deberemos despreciar los bienes, pues un Dios no los necesita.
Los filósofos no deben ser rebeldes y anarquistas en la sociedad; todo lo contrario, deben ser sumisos ante el gobierno y agradecidos con el mismo. Esta actitud ingrata hacia los gobernadores es explicada por la inexorable codicia del ser humano, quien no puede ver más que el final porque ahí está la recompensa.
La honestidad y la fortuna
La única salida para vivir una vida tranquila es feliz es consagrarse a la honestidad. Quien sigue la fortuna estará preocupado de perseguir bienes externos, pero quien está con la honestidad siempre estará bien consigo mismo; no le harán falta los bienes.
En todo caso, el querer la fortuna nos hará mal agradecidos e impulsivos por conseguir más. Si empezamos a codiciar la fortuna le echaremos la culpa a los demás de que nosotros no obtengamos la nuestra.
Si pensamos en Dios, debemos pensar si él tiene bienes. ¿Qué tanto tienen los bienes de la fortuna si Dios no los necesita? Esta bien, no podemos ser dioses, pero si queremos acercarnos deberemos despreciar los bienes, pues un Dios no los necesita.
Conclusión
Esta sería como una pequeña introducción al pensamiento estoico (Séneca no abarcó todos los aspectos de vivir una vida estoicamente), que sin embargo nos ha servido para tener una noción del pensamiento romano en esos tiempos. El trono de la razón es definitivo lo que significa que los placeres y los dolores quedan en segundo lugar. Si queremos ser felices, entonces deberemos despojarnos de toda materialidad física, así como también todo lo malo que existe de manera abstracta.