Se podría decir que este es el proceso más triste en toda la historia de la filosofía. Aquí comienza el duro camino donde Sócrates es llevado a su lecho de muerte: El camino de la cicuta. Menón es un joven aristócrata con mucha curiosidad sobre lo que Sócrates puede saber de la virtud. En este diálogo no solo entenderemos lo que es la virtud, sino que también presenciaremos la primera mención al juicio de Sócrates por parte de Ánito, un político ateniense que estaba en contra de los treinta tiranos de Grecia, además, fue uno de los acusadores de Sócrates; esto lo veremos más atentamente en la Apología de Sócrates.
Definiciones:
Referencias:
(1) Según la Real Academia Española, la reminiscencia es la ''facultad del alma'' con que se trae a la memoria aquellas imágenes de que está trascordado o que no se tienen presentes. En este caso, Sócrates nos dice que la reminiscencia es el método con el cual el alma recuerda el conocimiento.
Referencias:
(1) Esto ya se ha visto en el diálogo Protágoras (o de los sofistas).
(2) El caso es que aquí Sócrates le está dando las respuestas en la misma pregunta que hace.
(2) El caso es que aquí Sócrates le está dando las respuestas en la misma pregunta que hace.
MENÓN
Personajes:
- Sócrates
- Menón
- Ánito
- Esclavo
¿Cómo se adquiere la virtud?
Sin ninguna introducción o contexto de donde se encuentran, Menón pregunta a Sócrates cómo puede adquirirse la virtud, si es enseñable, si viene por naturaleza, etc. Sócrates le confiesa que no sabe lo que es la virtud ni nada de cómo puede adquirirse y pide a Menón si él puede intentar definirla, ya que él estuvo con Gorgias cuando éste habló de la virtud.
La virtud
Primera definición de Menón
Menón nos dice que la virtud es:
''Ser capaz de manejar los asuntos de la ciudad, y al hacerlo beneficiar a sus amigos y dañar a sus enemigos, cuidándose uno mismo de no sufrir''.
Y la virtud en cuanto a la mujer:
''Debe administrar bien su casa, preservando en buen estado lo que hay dentro de ella, y obediencia a su marido''.
Menón nos dice que en general hay una especie de virtud para cada ocupación.
Sócrates no esperaba escuchar tantas definiciones de la virtud. Este comentario tiene que ver con lo que son las cosas en esencia (ousía). En efecto, una abeja no difiere de otra abeja por ser abeja, en otras palabras, todas las abejas tienen la misma esencia, aunque reconozcamos sus particularidades, ninguna difiere en cuanto son abejas. Otro ejemplo es la salud, la salud del hombre no difiere de la salud de la mujer.
El aristócrata insiste con la misma afirmación diciendo que la virtud difiere en cuanto oficio o género (hombre y mujer). Sócrates, tomando su primera definición, le dice si es posible administrar bien una ciudad sin moderación ni justicia; la respuesta naturalmente es no. Por lo tanto, quiere decir que la virtud sin moderación y justicia no se puede alcanzar. Por otra parte, la moderación y la justicia formarían parte de la virtud.
Así, queda establecido que todos pueden llegar a la virtud, no de manera individual, sino que es algo que todos los humanos llegan a un mismo concepto de virtud.
Segunda definición de Menón
Ahora que Menón entiende que no se puede adjudicar un tipo de virtud a un solo ser, nos da una definición un poco más acertada:
''Ser capaz de mandar a los hombres''.
Sócrates le reclama si es propio de un niño o de un esclavo ''mandar'' y Menón responde negativamente. Sócrates añade además que a esta definición le faltaría algo como: ''en forma justa y no en forma injusta''. Menón está de acuerdo, pero Sócrates lo pone en duda diciendo que la justicia quizás es un tipo de virtud.
Al comprender esto, Menón le menciona muchas otras cosas más que pudieran estar relacionadas con la virtud como la valentía, el saber, la moderación y la magnificencia. Sin embargo, Sócrates le advierte que han caído en el mismo problema de la primera definición, dar múltiples definiciones a la virtud(1).
Tercera definición de Menón
Gracias a las insistencias de Sócrates para que Menón de otra definición, éste nos entrega otra:
Después de darnos ésta definición, Sócrates pregunta a Menón si quien desea cosas buenas desea bienes. Menón responde que sí, pero ¿qué pasaría con una persona que piensa que algo es un bien siendo un mal, deseara aquella cosa? Este hombre que deseara una cosa mala viéndola como buena sería un desdichado.
Por otra parte, Sócrates sugiere a Menón que la definición debería incluir el procurarse las cosas con justicia y moderación. Sin embargo, esto traería un nuevo problema, puesto que la justicia y la moderación son partes de la virtud y no la virtud misma. Lo que se quiere saber es qué es la virtud, no sus partes.
''Procurarse y gozar de las cosas hermosas''
Después de darnos ésta definición, Sócrates pregunta a Menón si quien desea cosas buenas desea bienes. Menón responde que sí, pero ¿qué pasaría con una persona que piensa que algo es un bien siendo un mal, deseara aquella cosa? Este hombre que deseara una cosa mala viéndola como buena sería un desdichado.
Por otra parte, Sócrates sugiere a Menón que la definición debería incluir el procurarse las cosas con justicia y moderación. Sin embargo, esto traería un nuevo problema, puesto que la justicia y la moderación son partes de la virtud y no la virtud misma. Lo que se quiere saber es qué es la virtud, no sus partes.
La reminiscencia(1)
Lamentablemente, la definición de la virtud no queda clara. Menón no se siente capaz de dar alguna definición y compara a Sócrates con una anguila eléctrica debido a que ''atonta'' a sus dialogantes con sus preguntas. No obstante la comparación, Sócrates quiere seguir indagando el tema de la virtud con Menón.
Paradoja del conocimiento
Menón, quien pareciera estar un poco impaciente, le pregunta a Sócrates cómo podrían ellos buscar algo que ni siquiera saben que es. Es más, aunque se supiera esto que se busca ¿para qué buscarlo si ya se sabe lo que es?
Para esto, Sócrates se apoya de una teoría que es formulada en base a algunos poetas sobre la inmortalidad del alma. El alma, según Sócrates, ha viajado ya por el Hades y vuelto al cuerpo nuevamente. Nada hay en el alma que ya no haya aprendido. Como el alma lo ha aprendido todo, lo único que debe hacer ésta, es recordar. ¿Cómo puede recordar el alma? Recuerda por medio del aprendizaje; finalmente, a esto llamamos reminiscencia.
El esclavo y la geometría
Menón parece un poco escéptico a la reminiscencia y le pide a Sócrates que lo explique un poco más. Para poder hacerlo, Sócrates le pide a Menón que llame a un esclavo.
Sócrates le pregunta al esclavo si un cuadrado debe tener sus cuatro partes iguales. Este responde que sí.
Imaginemos un cuadro dividido en 4:
A medida que avanza el diálogo, el esclavo va respondiendo que sí a todas las preguntas de Sócrates. Ahora, entre Sócrates y el esclavo, van haciendo el cuadrado el doble de lo que era, y finalmente, el cuádruple.
Luego se va formando un cuadrado aún más grande y así. Lo que quiere demostrar esto, es que a cada pregunta de Sócrates como por ejemplo:
Sócrates:
- Cuatro veces cuatro es dieciséis ¿no?
Esclavo:
- Sí.
Nos dice que el esclavo está meramente recordando lo que él sabe, pero su alma ya lo sabía desde hace mucho. El esclavo sin saber de geometría, responde correctamente a las preguntas de Sócrates, lo que comprueba que el esclavo está recordando lo que su alma sabía(2).
De esta forma queda refutada la paradoja del conocimiento, puesto que lo que buscamos conocer se hace por medio de la reminiscencia y tampoco estamos en una ignorancia total porque nuestra alma ya sabe lo que buscamos conocer, solo hay que recordarlo.
La virtud ¿es enseñable?
Volviendo a la definición de la virtud, Sócrates quiere establecer algunas cosa previas antes de dirigirse a responder la pregunta.
- La virtud como algo bueno
- La virtud como algo benéfico
Los dialogantes se proponen analizar otras cosas como la valentía, la moderación y la justicia. Todas estas cosas pueden ser tanto benéficas como perjudiciales, pero si se llevan con prudencia nunca serán malas para el alma. Analizando esto, la virtud debería ser una especie de prudencia en el alma.
Si la virtud es la prudencia, entonces la virtud no viene por naturaleza, sino que es enseñable.
Bueno, tal vez no es enseñable.
Sorpresivamente, Sócrates empieza a dudar de su afirmación anterior y nos dice que puede que la virtud no fuera enseñable. En realidad, lo que lleva a Sócrates a dudar de su afirmación, es simplemente el hecho de que no existan maestros (profesores) que enseñen la virtud.
La llegada de Ánito
A la conversación llega Ánito, quien fuera el acusador de Sócrates en su juicio, para aportar algo más sobre la posibilidad de enseñar la virtud.
Si queremos tener buena salud vamos al médico, si queremos tener un buen calzado vamos al zapatero; aparte que debemos dar dinero a cambio de sus servicios. ¿Dónde vamos si queremos tener virtud o ser virtuosos? En efecto, los griegos acudían a los sofistas.
Ánito no está de acuerdo en lo absoluto con Sócrates, diciendo que estos sofistas no hacen más que echar a perder a los jóvenes. Cuando se le pregunta por qué tiene tanto odio contra los sofistas, Ánito reconoce no haber tenido contacto alguno con algún sofista.
¿Cómo podría ayudar Ánito si Menón quiere educarse en la virtud? ¿A quién debiera acudir? Ánito responde que debería acudir a cualquier ciudadano educado y distinguido ¿y cómo consiguieron estos ciudadanos educarse? en efecto, por medio de sus antepasados.
Si bien es factible este razonamiento, Sócrates se pregunta ¿qué pasó con las grandes figuras de tiempos pasados como Temístocles, Tucídides o Pericles que no pudieron hacer virtuosos a sus hijos en lo que ellos fueron virtuosos?
Ánito se ofende ante esta pregunta y se retira, no sin antes proferir una amenaza hacia Sócrates.
''Sócrates, creo que hablas mal de la gente con mucha soltura. Si estás dispuesto a hacerme caso, te aconsejaría, que te cuidaras, pues tal vez en cualquier otra ciudad es fácil dañar o beneficiar a la gente, pero en ésta aún más''.
Luego de esto, se retira...
La virtud no se puede enseñar
Menón no está seguro de que los sofistas puedan ser maestros de la virtud, añadiendo que el mismos Gorgias se ríe de los demás sofistas que dicen enseñar la virtud. En general, unos sofistas dicen que la virtud se puede enseñar y otros sofistas que no; por lo tanto, como hay confusión y no hay consenso, se decide que los maestros de la virtud no existe. Luego, la virtud no se puede enseñar.
La verdadera creencia
Antes de terminar el diálogo, Sócrates se olvida de una de las características de la virtud la cual es la verdadera creencia. ¿Qué quiere decir este concepto? Que se logre una verdad a pesar de no tener previo conocimiento de ella.
La verdadera creencia se diferencia del saber por el medio en que se logra. El saber no necesita necesariamente de experimentación y la verdadera creencia sí. Si yo tengo el saber de llegar a una parte, llegaré con toda seguridad; en cambio, con la creencia verdadera no se sabe en un principio como llegar a ese lugar, pero se logra llegar.
Así como la virtud no puede ser enseñada, ¿cómo llegaron las grandes figuras de Grecia ser virtuosos? Sócrates justifica esto por medio de inspiración divina. Ya que no puede ser enseñada, no queda más que adjudicar la virtud a la divinidad.
Conclusión
Bastante triste es el augurio que Ánito adjudica a Sócrates en la conversación. Es curioso observar que en el diálogo de Protágoras (o de los sofistas), la virtud si se puede enseñar en la opinión de Protágoras. Podemos observar además, el método deductivo (partir investigando de lo general a lo particular) que se propone al tratar de llegar a la definición de la virtud; un importante elemento en el posterior método científico. Digamos que es un libro relativamente fácil, con mucho lugar a muchas interpretaciones, pero con la acostumbrada dialéctica de sus diálogos.