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sábado, 23 de diciembre de 2017

Las Hipóstasis de Plotino

Las Hipóstasis de Plotino

Primero que todo debemos preguntarnos ¿qué es una hipóstasis? Una hipóstasis es una sustancia individual que pertenece a un conjunto de personas. Un ejemplo de una hipóstasis es la Santísima Trinidad de los católicos (los conceptos de Padre, Hijo y Espíritu Santo). 

Sin embargo, en Plotino es una cosa ligeramente diferente pues sus hipóstasis tenían que ver con los tres entes del mundo inteligible. Estos son los siguientes:

  • El Uno
  • La inteligencia 
  • El alma

Veamos cada una de las hipóstasis para comprender la teoría que planteaba Plotino. 

El Uno


Lo primero que debemos analizar es el mundo inteligible, pues de ahí proviene toda la materia. Obviamente, la materia no es principio puesto que se encuentra en el último puesto de la procesión plotiniana. Por lo tanto, pongamos primero al Uno, luego a la inteligencia, luego al alma y finalmente a la materia. 

El Uno: Principio de las cosas
Materia: última procesión de las cosas

Las ideas se las debemos al mundo inteligible, pues los sentidos pertenecen al mundo de la naturaleza y la materia. Sin embargo, en los sentidos también pueden estar las ideas en el siguiente respecto. Cuando hablamos del porqué de las cosas, entonces debemos enfocarnos en el mundo inteligible; y cuando queramos enfocarnos en qué son las cosas, pues debemos dirigir nuestra mirada hacia el mundo sensible. 

Mundo inteligible: porqué de las cosas
Mundo sensible: qué son las cosas

Así vemos que el mundo inteligible tiene mucha más importancia por sobre el mundo sensible, en cuanto a que el primero tiene la quididad (o esencia) de las cosas. 

Es claro que si el Uno es el mundo inteligible es el bien en sí mismo, entonces la materia en el mundo sensible es sencillamente el mal. ¿Por qué? Las razones son muy sencillas (y muy platónicas por cierto), ya que es en el mundo inteligible donde se encuentra la perfección y en la materia la imperfección.

Plotino nos advierte de mezclar las cosas buenas con las voliciones de las cosas malas (cosas provenientes de la materia). La bondad no es lo mismo que el deseo, pero cuando la bondad se convierte en deseo entonces caeremos en un contrasentido. Para entender esto deberíamos decir que el bien es deseable por ser bueno y no bueno por ser deseable. Por otro lado, el bien suele confundirse con el ''qué'' en vez del ''por qué'' y los hombres quedan perplejos ante una impresión equivocada; no hay que confundir el bien con el qué de las cosas. 

Por lo tanto, todas las cosas son deseables mientras tengan este tipo de bondad. En efecto, siempre queremos las cosas por su calidad y cualidad mientras estas dos signifiquen un bien a nuestro favor, y en algunos casos también para los demás. 

El bien no tiene ninguna forma (y entiéndase no forma en el sentido aristotélico) porque en realidad no necesita tener una forma. Si la tuviera, esto sólo lo bajaría de categoría a la inteligencia. Así es que comprendemos el concepto del Uno-bien, pues es la última categoría que el alma pueda alcanzar. No puede existir nada más allá del bien. 

Por otra parte, Plotino nos dice que ya no sería necesario dividir dos mundos como lo hace Platón, ¿por qué? simplemente porque el bien puede encontrarse en todos nosotros. No es necesario separar la inteligencia porque la inteligencia vive en nuestro interior, así como también se encuentra el bien(3). Por otro lado, bien podríamos decir que la inteligencia al estar en el mundo inteligible; sin embargo, no por esto podríamos decir que no se altera. De hecho, sí lo hace porque para pensarse a sí mismo al menos uno se tendría que alterar (mover). 

La inteligencia

Parece una obvio que la inteligencia pertenezca al mundo inteligible. De hecho, podríamos decir que todos los seres son pertenecientes a la inteligencia. Allá (el mundo inteligible) morarán los seres que no pueden ser divididos y que en su mayoría son simples.

Si la inteligencia pertenece a este mundo y es la que origina a todos los demás seres, entonces la inteligencia será la verdad así como todo lo que vive en el mundo inteligible. La inteligencia, en palabras de Plotino es un Dios segundo, no es el Uno pero se le parece; no es el bien, pero se le parece. 

El Uno sí es el bien, pero nada más puede atribuírsele, ni siquiera podríamos decir que es bueno porque ya es bien; por lo tanto, no hay cosa más simple ni más sublime que el bien mismo. Después del bien no existe nada más. 

El alma


Plotino nos dice que todos estamos regidos por un alma, pero en realidad de varias almas aparte de la nuestra. Los estoicos decían que eso no era necesario, pues la misma alma tenía una parte rectora que la gobernaba. 

El hegemonikon (como llamaban los estoicos a la parte rectora del alma) sería la razón misma. Además, esta parte rectora recibe todas las sensaciones del cuerpo a través de una ''transmisión''(1). Por otro lado, esta parte rectora es además un cuerpo, pues para recibir la sensación necesita también ser cuerpo; su lugar era precisamente el corazón. No obstante, ¿cómo percibirán las otras partes si es la rectora la que recibe? Si fuera así, entonces la pierna no recibirá la sensación, puesto que es la parte rectora la que las recibe. 

La solución que propone Plotino es que el alma es la que permite que el cuerpo sienta. Y como ésta está en todas partes del cuerpo, entonces todas las partes del cuerpo sentirán las sensaciones correspondientes en el lugar. 


De acuerdo con Plotino todas las almas tienen la conformación de una sola. Esto va contrariamente con el pensamiento estoico que dice que las almas provienen del mismo universo. Ahora, por supuesto, como todo viene de la forma, el alma superior hace la demás producción de almas inferiores (que son cercanas a la materia).

El alma universal es un todo, es decir, no tiene partes, es la conformación de todas las almas, pero sin perder la unidad de la misma. Por ejemplo, el número 10 es una unidad en cuanto a que se tome como un número aislado, y, se puede ver en partes cuando se toma dentro de otro número, pero su unidad en sí no se puede negar.  

Todas las almas son semejantes y enteras, en nada difieren una de la otra. Esto se debe a que las almas no tienen magnitud, así como tampoco tienen cantidad. Ahora, pareciera ser que podemos decir ''una parte del alma total'', pero ¿es realmente así? ¿acaso una parte no es un todo en sí misma? por supuesto que sí. Entonces, el alma no es parte siendo que siempre podrá ser vista como un todo; en todo caso, si el alma se dividiese, entonces tendríamos que todas las partes de nuestro cuerpo tendrían alma (el dedo, la pierna) lo cual sería absurdo. En resumen, las partes serían un todo individual. 

Plotino asegura que el alma tiene una potencia infinita, incluso si se le corta una parte del cuerpo al ser humano, el alma todavía seguirá ahí. 

Sin embargo, ¿Cómo es que el alma infinita se introduce en el cuerpo finito? Para explicar esta entrada Plotino describe dos maneras de hacerlo:


  1. Por reencarnación: cuando un alma está en el cuerpo.
  2. Por desencarnación: cuando un alma deja el cuerpo. 

Para explicarla individualmente, tomemos como punto de partida un alma que ya ha salido de un cuerpo. Simplemente, la decisión de caer en un cuerpo es del alma y esta es la única que puede entrar en él. Ahora, el cuerpo no pertenece al alma ni el alma al cuerpo, pero sí el alma puede comandarlo. 

En fin, la relación del alma con el cuerpo es como una red en el agua; el agua sería el alma mientras que la red el cuerpo. El cuerpo es arrojado al alma y el alma lo recibe, el agua se entrelaza con la red pero no se transforma en red, lo mismo va para la red. 

La inteligencia, que está a un nivel superior que el alma, ve e influye en esta para que el alma haga el bien dentro del mundo que conocemos. Las almas no son enviadas por la inteligencia ni tampoco van hacia los cuerpos de forma voluntaria. Podríamos decir que por impulso o por instinto, las almas se dirigen hacia los cuerpos. Es un destino que ellas tienen, no tienen la capacidad de decidir ese destino. La procesión de las almas desde el mundo inteligible hacia el sensible se da no solo por regiones, sino que también por cuerpos. En efecto, el alma primero pasa por los astros, luego por el cielo y finalmente cae en el plano terrestre. 




Conclusión

Nunca está demás recordar las hipóstasis de Plotino que nos hablan sobre la naturaleza del mundo. Plotino tenía un profundo respeto por la religión y en efecto, sus teorías sirvieron para que pensadores posteriores a él pudieran desarrollar otras ideas fundamentales que afectarán enormemente a la religión y a la filosofía por igual.