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martes, 30 de octubre de 2018

San Alberto Magno - De causis propietatum elementorum (Sobre las propiedades de los elementos) (Libro II:Tratado I: El cielo y la tierra).

Ahora sí nos adentramos en un mundo un poco más profundo en el tratado de San Alberto Magno. Veremos que todo esto no es sino el camino para dirigirnos a las estructuras metafísicas que Alberto ha propuesto a la humanidad. No nos extrañemos de encontrar algunas cosas que hoy en día sabemos que no son como las propone (así como ya las hemos visto en entradas anteriores), ya que tenemos que situarnos en el contexto medieval del siglo XIII. Veamos lo que nos tiene ahora Alberto Magno


De causis propietatum elementorum


LIBRO II: El cielo y la posición de la Tierra

Capítulo I: Los elementos que componen el cielo

Hay ciertas esferas que poseen sus propios elementos, e incluso su propia luz teniendo como el elemento principal el fuego; como es el ejemplo del sol. La luna tiene su elemento tierra aún más presente pues es uno de los planetas donde si llega sombra, a diferencia de las estrellas. 

Se dice que las estrellas están ''debajo del sol'' por eso es que pueden brillar, pero si así fuera, entonces las estrellas harían eclipsar el sol por lo que esta teoría no es posible. De aquí se puede decir que la substancia de la luna y de las estrellas son completamente diferentes.

Sin embargo, aún hay más. Los planetas o demás cuerpos celestes se sostienen por un elemento o una esencia que no está en el mundo sublunar, dicho elemento es el llamado ''quinto elemento'' o ''quintaesencia''. Este sería el equivalente a los cuatro elementos que tenemos aquí en la tierra. Aristóteles lo llamaba ''éter''.

Mundo Sublunar: Tierra, Aire, Fuego y Agua
Mundo Supralunar: Éter


Capítulo II: La finitud del mundo

Los cuatro elementos del mundo sublunar son finitos. Así vemos que todo objeto en este mundo también es finito porque muchas cosas pueden caber dentro de algo. Por supuesto, todo contenido tiene sus límites en el contenedor, y el contenedor también tiene límites. El cielo también sería finito, al contrario de lo que muchos dicen, pues si el cielo fuera infinito no podría existir en un cuerpo natural.

También debemos considerar que el cielo también tiene un arco convexo por lo que también tendría límites. Además, debemos pensar en las extremidades que se derivan del polo Norte y el polo sur y por lo tanto, la Tierra está posicionada en un lugar, es decir, limitada totalmente. 



Capítulo III: La Tierra es más alta en el Sur que en el Norte

El diámetro de la Tierra corresponde a su zona norte y sur, por lo tanto la parte norte corresponde al polo norte y la otra al polo sur. Esto se sabe por una anécdota que Alberto Magno escuchó sobre el Mar Rojo y el Mar Mediterráneo, donde el primero se supone que desbordaría al otro, además de otras ciudades.

En efecto, se descubrió que el Mar Rojo estaba 40 estadios más arriba que el Mar Mediterráneo y por lo tanto, se especularía que el sur era más grande que el norte. Sin embargo, esto es un indicador falso porque hay otro ejemplo de mares que se pueden deducir más grandes. 

Lo mismo podría decirse de los ríos Tigris y Eufrates, es decir, estos que se encuentra en el Sur son llenados por el Río Persa. El otro caso es el Nilo, si bien es uno de los ríos más largos del mundo, no es más grande que el mediterráneo.

Por lo tanto, el sur no es más grande que el norte ni el norte más grande que el sur. 

Conclusión

Estas conclusiones han sido hechas desde el más puro sentido común y acompañado de las teorías antiguas que antes se sostenían. Alberto Magno ha logrado mucho en el avance de las ciencias medievales, aunque yo diría que más que una innovación o algo parecido, Alberto ha dejado a los hombres cultos de la Edad Media, algo más en qué pensar. A pesar de ser una persona estrictamente religiosa, hasta ahora no hemos visto más que ciencia en su obra.