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martes, 6 de agosto de 2024

Domingo de Soto - Vida y obra (1494-1560)

 


Domingo de Soto, nacido en Segovia en 1494 y fallecido en Salamanca el 15 de noviembre de 1560, fue un destacado teólogo y dominico español cuyo trabajo marcó un hito en el desarrollo del pensamiento filosófico y teológico del Renacimiento. Su labor académica no solo consolidó su reputación como un erudito de renombre, sino que también contribuyó significativamente a la evolución de la filosofía escolástica y a la economía en su época. Domingo de Soto es recordado por su habilidad para integrar y reformar las corrientes filosóficas de su tiempo, influyendo en el desarrollo del pensamiento teológico y educativo en la España del Renacimiento. Veamos su vida y obra.

DOMINGO DE SOTO

Vida y obra

Domingo de Soto nació en el año 1494 o 1495 en Segovia. Su nombre original era Francisco, pero al entrar a la orden de los dominicos cambió su nombre por Domingo, en honor al fundador de la orden. Su familia es de origen humilde. 

Estudios

Aprendió latín con distintos preceptores en Segovia y para perfeccionarse se presentó como sacristán en la aldea de Ochando, cerca de Segovia. en 1510 con unos pequeños ahorros que tenía, Francisco pudo estudiar en la Universidad de Alcalá de Henares. Se graduó de bachiller en 1516 teniendo a profesores como Tomás de Villanueva, Antonio y Luis Coronel con quienes entabló una gran amistad. 

Luego se trasladó a la Universidad de París donde estudiaría Teología, donde tendría como maestro al mismísimo Francisco de Vitoria. 

En Salamanca

En 1520 regresaría a la Universidad de Alcalá impartiendo clases de filosofía, licenciándose en 1522. Inicialmente con un futuro profesional prometedor, Soto optó por un retiro espiritual en 1524, alejándose de Alcalá para ir a Montserrat en busca de consejo y reflexión. Su notable erudición y habilidades lo llevaron a ser un influyente profesor de Filosofía en el Colegio de San Ildefonso y, posteriormente, a ocupar la cátedra de Vísperas de Teología en la Universidad de Salamanca. Soto, junto a Francisco de Vitoria, fue fundamental en el renacimiento teológico y jurídico en Salamanca, convirtiendo a la universidad en un centro de excelencia.

El 23 de julio de 1525, tomó el hábito de Santo Domingo en el convento y adoptó el nombre del santo fundador de la Orden de Predicadores, pasando a ser conocido como Domingo. Tras este cambio en su vida, visitó a sus padres y amigos en Segovia y luego continuó con su labor docente, dedicándose a enseñar Lógica.

Durante el curso académico 1531-1532, Soto actuó como suplente del maestro Francisco de Vitoria en la cátedra de Prima de Teología en la Universidad de Salamanca. Vitoria, quien había sido una figura prominente en la universidad desde 1526, estaba enfermo, y Soto asumió sus responsabilidades académicas durante este período.

En este período, el trabajo de Domingo de Soto fue tan grande que en las aulas de la universidad se repetía el viejo adagio: ''Qui scit Sotum, scit totum'' (Quien conoce a De Soto, conoce todo). 

Trabajos de Domingo de Soto

En 1540, Domingo de Soto asumió el cargo de Prior del convento de San Esteban en Salamanca, durante un período de hambruna y dificultades sociales. Su mandato coincidió con una grave crisis de pauperismo, lo que le llevó a tomar medidas significativas para ayudar a los necesitados y enfrentar problemas asociados con la escasez de recursos. Soto se dedicó a resolver cuestiones relacionadas con el alumnado y a implementar gestiones para socorrer a los menesterosos, demostrando así su profundo compromiso con el bienestar social en tiempos de crisis.

En 1543, Domingo de Soto, además de su actividad académica, fue notablemente activo en el ámbito religioso y devocional. Compuso un rezo en octava que fue aceptado y adoptado por la Orden Jerónima, y también escribió un oficio a Santo Tomás de Aquino que se rezaba en el Convento de San Esteban, reflejando su dedicación a la vida espiritual y su influencia en la liturgia.

En 1545, Soto participó activamente en el Concilio de Trento, convocado para abordar importantes cuestiones teológicas y eclesiásticas. Al recibir una solicitud del Emperador Carlos V para representar a España en la asamblea, Soto suspendió sus clases y viajó a Trento, donde tuvo un papel fundamental en las discusiones con los protestantes. Durante el concilio, pronunció un sermón inaugural que impresionó a los padres conciliares por su dominio del latín y la seguridad doctrinal. Además, publicó "Concio de extremo iudicio" ese mismo año, un trabajo que recibió varias ediciones en los años posteriores y que subraya su destacada participación en el evento.

Como dijimos, Domingo de Soto desempeñó un papel crucial en el Concilio de Trento, siendo uno de los teólogos más preparados y destacados presentes. Durante el concilio, presentó su obra "De natura et gratia", que se imprimió en Venecia en 1547, y que tuvo varias ediciones adicionales en ciudades como París, Amberes, Lyon y Salamanca a lo largo del siglo. Esta obra fue significativa ya que reflejaba su profunda comprensión y participación en los debates teológicos del concilio. Además, Soto fue elegido junto con el obispo franciscano Cornelio para redactar y organizar los textos finales del concilio, un reconocimiento de su habilidad y erudición. Por su destacada labor, Soto recibió un emblema heráldico, que representa dos manos estrechándose con llamas y la leyenda de San Pablo "Fides quae per charitatem operatur". Este emblema se muestra en la escalera del Convento de Salamanca y en algunas de sus obras impresas, destacando su impacto y contribución en la primera etapa del Concilio de Trento (1545-1549).

En marzo de 1548, Domingo de Soto fue llamado a Alemania por el emperador Carlos V, quien le designó como su confesor, un papel que Soto aceptó por obediencia. Su misión en Alemania incluyó participar en la comisión de teólogos en la Dieta de Augsburgo, donde se discutió la Declaración del Interim, una medida destinada a abordar la herejía luterana. Aunque la Declaración fue redactada por teólogos erasmistas, Soto y otros canonistas españoles supervisaron su contenido para asegurar la ortodoxia.

A pesar de su deseo de regresar a Salamanca, el emperador le ofreció el Obispado de Segovia en 1549 como recompensa por sus servicios, pero Soto rechazó el cargo, recomendando a otra persona en su lugar. Sin embargo, continuó colaborando con el emperador en asuntos delicados.

Regresó a España en enero de 1550 y, en 1551, predicó en la catedral de Salamanca durante la cuaresma, abordando temas como el abuso de juramentos vanos. Publicó "De cavendo iuramentorum abusu ad laudem divini nominis institutio" en Salamanca, una obra que se imprimió en varias ediciones. También publicó una segunda edición corregida de "In Epistolam duodecim Pauli ad Romanos commentarii", que había sido impresa previamente en Amberes.

La influencia de Soto se extendió a cuestiones doctrinales del Tribunal de la Inquisición y a debates académicos en la Universidad de Salamanca. Su opinión era muy respetada y, al igual que su maestro Francisco de Vitoria, era considerado íntegro e inquebrantable en sus convicciones.

En 1550, Domingo de Soto participó en una importante reunión en Valladolid, convocada por el emperador Carlos V para abordar la controversia sobre los derechos y deberes de España hacia los indígenas americanos. Soto, reconocido defensor de la evangelización pacífica, actuó como árbitro en la disputa entre los “indigenistas” y los “colonialistas”. Su persuasión favoreció la votación en beneficio de los indígenas y resumió la exposición de los contendientes, publicada en Sevilla en 1552.

En septiembre de 1552, aceptó el cargo de cátedra de Prima de Teología en la Universidad de Salamanca, puesto que ocupó hasta su jubilación en abril de 1556. Su regreso a la docencia fue aclamado, y su prestigio académico se reflejaba en la máxima "Qui scit Sotum scit totum", sugiriendo que quien conocía su obra lo sabía todo.

En 1556, con la abdicación de Carlos V, el rey Felipe II le encomendó presidir las Juntas de Subsidio para resolver la tensa relación con el Papa, logrando un acuerdo satisfactorio. Además, como calificador del Santo Oficio (1550-1560), realizó inspecciones de librerías y bibliotecas para detectar obras heréticas. Denunció y anotó un libro del franciscano Juan Fero, publicando sus observaciones en "Annotationes in commentarios Ioannis Feri super Euangelium Ioannis".

Muerte

Domingo de Soto, ya jubilado de la Cátedra y residiendo en Salamanca, fue nombrado Prior de su convento por tercera vez en abril de 1560. Continuó combinando sus responsabilidades con la oración, el estudio y la publicación de sus obras. Falleció el 15 de noviembre de 1560 en Salamanca. Su entierro fue ampliamente asistido por la Universidad, y su discípulo, Fray Luis de León, pronunció las honras fúnebres. Sus restos reposan en el convento de San Esteban, donde había dejado su huella al construir una monumental escalera y un hermoso atrio.


Pensamiento

Física

Una de las descripciones más asombrosas que tenemos con el fraile dominico fue su teoría sobre el Movimiento Uniforme Disforme (o Movimiento Uniformemente Acelerado), que es la contraposición a la idea del Movimiento Rectilíneo Uniforme planteado por Aristóteles (no con esas palabras exactas) en sus libros de física. 

Entendemos por Movimiento Rectilíneo Uniforme, aquella velocidad que se establece a partir de dividir la distancia del objeto por el tiempo. La velocidad de los objetos en movimiento es constante cuando se mueven, ya sea por naturaleza, esto es, al lugar donde los cuerpos pertenecen (según Aristóteles, la tierra al centro de la tierra, el fuego a las estrellas, el viento a lo ascendente, etc.) o cuando son movido por una fuerza externa, es decir, un movimiento violento. Entre otros tipos de movimientos existentes (el circular, por ejemplo). 

Por otro lado, la aceleración de los objetos en Aristóteles tenía una lógica bastante sencilla. Los objetos pesados caen más rápido que aquellos objetos que son más livianos. 

Sin embargo, Domingo de Soto en su obra Super octo libros physicorum Aristotelis quaestiones, en la cual comenta la obra del estagirita. Para el filósofo el movimiento es de dos tipos:

  • Uniforme: que es aquel movimiento constante. Todas las partes se mueven con la misma velocidad y recorren la misma distancia
  • Disforme: que es aquel movimiento no constante. No todas las partes se mueven igual

Este último puede ser de dos formas:

  • Uniformemente Disforme (Uniformiter disformis):  la velocidad del objeto cambia de manera desigual en diferentes partes del trayecto. En otras palabras, la velocidad no es uniforme a lo largo de todo el recorrido. Ejemplo, el movimiento circular.
  • Disformiter disformis: El movimiento del objeto es de tal manera disforme que en cada porción del trayecto, la velocidad en el punto medio es mayor que en los extremos. Ejemplo, el calor que se produce en un cuerpo.

Una vez explicado el movimiento, luego debemos distinguir con respecto al tiempo:

  • Movimiento uniforme respecto al tiempoes aquel en el que el mismo objeto recorre distancias iguales en intervalos de tiempo iguales, como se observa perfectamente en el movimiento extremadamente regular de los cuerpos celestes
  • Movimiento disforme respecto al tiempoes aquel por el cual, en partes iguales de tiempo, se recorren distancias desiguales, o en tiempos desiguales, se recorren distancias iguales

Finalmente, Domingo de Soto sostiene:

''Este tipo de movimiento, uniformemente disforme con respecto al tiempo, ocurre propiamente en los cuerpos pesados movidos naturalmente y en los proyectiles. Donde un peso cae desde lo alto por un medio uniforme, se mueve más rápido en el final que al principio. Sin embargo, el movimiento de los proyectiles es más lento al final que al principio: el primero aumenta de manera uniformemente disforme, y el segundo disminuye de manera uniformemente disforme''
Con esta teoría, Domingo de Soto se adelantaría a grandes físicos como lo serían Galileo Galilei y hasta el mismo Isaac Newton. 

Precio justo

Al igual que muchos de sus predecesores, Domingo de Soto cree que el precio es aquel determinado por las partes y no por la naturaleza. La utilidad de la cosa está centrada en al condición de la satisfacción humana personal. Por otro lado, el precio justo es aquel determinado por la autoridad, pero no mediando esta fijación, el precio puede ser natural o convencional. 

Por otro lado, el precio justo es aquel que descansa en la prudencia y en aquellos que respetan la igualdad, es decir, debe prevalecer el bien común por sobre el interés particular. 

Derecho

Domingo de Soto contribuyó al derecho con su obra Sobre el Derecho y la Ley donde trata de unir los puentes que, a veces, se confunden estas dos disciplinas. Estableció que la ley natural era el modo de en que se debían conducir tanto la moral como el derecho en todos sus aspectos. 

También estaba preocupado por la complejidad que había surgido debido a los estándares morales poco claros sobre la usura. Se quejaba de que los mercaderes habían inventado esquemas complicados para cumplir con las demandas conflictivas de los líderes eclesiásticos. Su posición debe ser vista dentro del contexto de su formación dominica y el contexto histórico en el que se encontraba. De Soto estuvo involucrado en un debate activo en la era medieval sobre la esterilidad del dinero y los requisitos del derecho natural dado esta esterilidad.

Ganancias

Las ganancias pueden provenir de actividades lícitas e ilícitas. Una de las polémicas que se centra en als ganancias son aquellas que provienen del juego y las apuestas, a las cuales De Soto considera del todo válidas. De hecho, estas razones provienen incluso del derecho natural, pues la apuesta en el juego con el fin de generar ganancias reavivan el espíritu. 

Las ganancias no están dentro de la esfera de la justicia distributiva, de acuerdo con De Soto, pues los contratos de juegos y apuestas, son efectivamente eso, contratos. 


Obras de Domingo de Soto

Sus obras abarcan una variedad de temas, incluidos la teología, la filosofía natural, el derecho y la economía. Aquí está una lista de algunas de sus obras más importantes:

  1. "De iustitia et iure" (Sobre la justicia y el derecho) - Una obra en la que explora conceptos de justicia y derecho natural.

  2. "Commentaria in libros quinque De Soto de iustitia et iure" - Comentarios extensos sobre su obra "De iustitia et iure", donde profundiza en los temas tratados en el libro.

  3. "Relectiones Theologicae" (Reflexiones Teológicas) - Un conjunto de escritos teológicos que abordan diversos aspectos de la teología católica.

  4. "De Aestate et de Mora" - Una obra sobre la naturaleza del tiempo y los conceptos de movimiento, que refleja su interés en la filosofía natural y la física.

  5. "De Emptione et Venditione" - Un tratado sobre la compraventa y los contratos, que aborda cuestiones de derecho mercantil y económico.

  6. "De Usura" (Sobre la Usura) - En esta obra, Soto examina la usura y los problemas morales y legales asociados con el préstamo de dinero con interés.

  7. "De Potestate Ecclesiastica" (Sobre el Poder Eclesiástico) - Un estudio del poder y la autoridad de la Iglesia en relación con el estado y la sociedad.

Estas obras reflejan la amplia gama de intereses y contribuciones de Domingo de Soto en campos como la teología, el derecho, la filosofía y la economía.


Conclusión

Su vida estuvo marcada por un compromiso profundo con la ética y la justicia, reflejado en sus obras sobre derecho natural y usura. Soto enfrentó la complejidad de las normas morales ambiguas de su tiempo, destacándose por su análisis crítico y sus propuestas para abordar las demandas conflictivas de la Iglesia y los cambios económicos. Su enfoque meticuloso sobre la usura y la teoría del derecho natural aportó una base sólida para el desarrollo del pensamiento jurídico y económico, influyendo en debates sobre la moralidad del préstamo con interés y la aplicación de principios universales en la legislación.