Pedantismo
La palabra pedantería designa hoy una actitud de ostentación exagerada del saber, generalmente superficial, con un tono de engreimiento. Pero detrás de este uso cotidiano existe una evolución histórica interesante, que conecta el término con el ámbito educativo, social y cultural de la Europa moderna. Estudiar la etimología de pedantería permite comprender cómo un vocablo originalmente neutro, vinculado al oficio de enseñar, terminó cargado de un matiz negativo.
El origen inmediato de pedantería está en el sustantivo pedante, del italiano pedante, documentado desde el Renacimiento (siglo XVI). En su sentido primitivo, pedante significaba simplemente “maestro de escuela” o “maestro particular de niños”. La hipótesis más aceptada sostiene que proviene del latín vulgar pedem, “pie”, y del verbo incedere, “caminar”, dando la idea de quien acompaña “a pie” a los estudiantes, cumpliendo funciones de tutor. Otra teoría lo relaciona con paedagogus en latín, a su vez del griego παιδαγωγός (paidagōgós), “el que guía a los niños”, término que designaba al esclavo encargado de llevar al niño a la escuela.
Durante el Renacimiento italiano, la figura del pedante se popularizó en la literatura cómica. Era representado como un maestro cargado de libros, erudito en apariencia, pero incapaz de comunicar con claridad. Este estereotipo pasó rápidamente al español, al francés (pédant), al inglés (pedant) y a otras lenguas europeas.
En español, pedante se documenta ya en el Siglo de Oro con el mismo matiz burlesco. El sufijo -ería, que forma sustantivos abstractos a partir de cualidades o defectos (tontería, grosería, hipocresía), dio lugar a pedantería, significando “cualidad de pedante”, es decir, el comportamiento característico de quien presume de erudición sin verdadera profundidad.
Conclusión
La etimología de pedantería muestra un recorrido curioso: desde el maestro renacentista, cuya labor era originalmente respetable, hasta la caricatura del erudito pretencioso. Procedente del italiano pedante y emparentado con el griego paidagōgós, el término se transformó en un símbolo de exceso verbal y falta de sustancia. Así, el paso de la neutralidad a la descalificación revela cómo las lenguas fijan en sus palabras no solo significados, sino también juicios sociales y culturales.
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