lunes, 19 de febrero de 2024

Prohibición de la música (Filosofía islámica)

PROHIBICIÓN DE LA MÚSICA

Mientras el arte de la poesía era admirado, el arte de la música era mirado con desprecio. Muchos fueron los musulmanes que por medio del Corán consideraron la música y los cantos deberían estar prohibidos. Hoy puede parecer absurdo hablar de la prohibición de la música, pero en su tiempo fue uno de los temas más controversiales para el mundo islámico. Veamos. 

Lo desfavorable de la música

La prohibición en el Corán (haram)

Algunos eruditos creen que la música está contenida en el Corán de forma prohibitiva. 

''Y entre la gente está el que compra charla ociosa para desviar del camino de Alá sin conocimiento, sosteniéndolo en burla; para tal habrá un castigo humillante''

(Corán 31:6)

A simple vista pareciera ser que el Corán no habla de música propiamente tal, sino que de una ''charla ociosa''. Sin embargo, algunos musulmanes creen que esta charla ociosa es justamente la música. Esto porque el compositor de una pieza musical podría crear una letra que desvíe, efectivamente, del camino de Alá. 

''Y engáñalos, oh Satanás, gradualmente a aquellos que puedas con tu voz''

(Corán 17:64)

Este pasaje del Corán también se ha interpretado como si la voz de Satanás estuviera en el canto. Es decir, lo que bien puede hacer con la voz, bien lo puede hacer con el canto. 

Bajo el contexto histórico, según las tradiciones, los líderes tribales de La Meca intentaron impedir que la gente escuchara el mensaje del Profeta empleando seductoras esclavas expertas en cantar y tocar música para distraerlos de las enseñanzas del Profeta y del Corán. 

Otros antecedentes históricos decían que Abu Basir, compañero del Imam Al-Sadiq, le preguntó a su maestro que quería decir el discurso falso (Corán 22:30), y éste le dijo ''se refiere a la ghina''. La Ghina se atribuye a la voz de un ser humano producida en un patrón ondulado para crear el efecto de éxtasis propio de las reuniones de alegría y pecado. Es haram (prohibido islámicamente) realizar este tipo de canto; además de escucharlo.

Por otro lado, el creyente debe sostenerse de conceptos que ayuden a conducirlo por la verdad, y no por el error. 

"¿Y qué hay más allá de la verdad excepto el error?" 

(Corán 10:32)

En ese sentido, es mucho mejor quedar firme en la verdad que dejarse a llevar por el error, error que puede ser realizado por algo tan influenciable como la música. 

La prohibición en los hadices

Si bien en el Corán el concepto de música puede ser discutible hasta cierto punto, los hadices (dichos y hechos de Muhammad) son mucho más claros con respecto al tema.

"El canto hace brotar la hipocresía en el corazón como la lluvia hace brotar las plantas"

''De entre mis seguidores habrá algunas personas que considerarán las relaciones sexuales ilegales, el uso de seda, el consumo de bebidas alcohólicas y el uso de instrumentos musicales, como algo legal''

Como podemos ver, en este hadiz hay una prohibición explícita a los instrumentos musicales; son estos, por tanto, haram. De alguna forma, desde el punto de vista sufí, la música podría eventualmente alejar al creyente del recuerdo de Alá, toda vez que dhikr (traducido como recuerdo) desempeña un papel fundamental en la meditación y no olvido de Alá. 

Una práctica muy similar la tenían los judíos con respecto al recuerdo de Dios por medio de ciertos pasajes, las conocidas ''remembranzas'' las cuales eran obligatorias y debían realizarse todos los días. Olvidar a Dios ya sea por un día, era algo absolutamente reprochable.


La prohibición en los eruditos

Tal como lo dice el último hadiz que señalamos, Los Hermanos de la Pureza indicaban que si bien la música era buena en sí, los efectos que provocaban podían hacer que los hombres se desviaran del camino de Alá y prefirieran actividades vergonzosas como el juego y la incitación a los placeres del mundo material. Es más, los Hermanos de la Pureza advierten a aquellos que escuchan música diciendo:

''Desconfiad, al escuchar música, no vaya a ser que los aspectos del alma animal los empujen hacia el esplendor de la naturaleza. Esto los apartará de las vías de la salvación y les impedirá conversar con el alma superior''

Además, los jurisconsultos del islam son otros eruditos que no aceptan la música como un arte aceptable. La música tendría muchos más perjuicios que beneficios y por eso es lícito que los instrumentos musicales puedan ser destruidos. 

Uno de estos doctores de la ley era Ibn Abi'l Dunya quien compuso un tratado sobre la censura de los instrumentos musicales, estableciendo que la música era tan condenable como los juegos de ajedrez. 

Otro jurisconsulto de autoridad fue Ibn al-Jawzl quien señalaba que la mayor parte de las veces, la música incita a la sensualidad y despierta los deseos más bajos del hombre. La música aparta de la oración y del amor a Dios, mientras por otro lado acerca al hombre a la diversión y a la distracción. Lo excita de manera tal que lo hace realizar actos que en momentos de sobriedad jamás sería capaz de hacer: hace movimientos de cabeza, da palmadas, golpea el suelo con los pies y comienza a moverse como loco. 

Ahora bien, Ibn al-Jawzl aceptaba algunos cánticos relativos a La Meca, pero eso lo veremos más adelante. 

Por otro lado, Ibn Kathir, con respecto a la aleya sobre del Corán 6:31, ''Por Alá, fuera del cual no hay ninguna deidad, esto es el canto musical en cuestión''.

Todos estos eruditos estaban preocupados por la salud moral y acorde al Corán para que no se cayera en reprobación.


Lo favorable a la música

En verdad, el Corán no habla de la música como si fuera algo absolutamente favorable. No habla de que la música en sí sea buena o permitida. Lo que sí tenemos es el pensamiento de los grandes filósofos islámicos. 

Beneficios en la conducta

Los Hermanos de la Pureza pensaban que la música era el eco de la música de las esferas celestes. En consecuencia, la música terrenal intenta imitar la música de las esferas celestes, es decir, los Hermanos de la Pureza siguen las claves de Pitágoras, Nicómaco, Ptolomeo, entre otros. No desprecian la música, pero como dijimos anteriormente, advierten sobre la posibilidad de que pueda inducir a conductas reprobatorias. Por lo tanto, la música tiene un componente tanto corporal como espiritual, naturalmente, el mejor de ellos es el componente espiritual al cual el hombre debe acercarse. 

No solo eso, la música puede traer ciertos beneficios coincidentes con el comportamiento moral que se espera de un musulmán. 

  • Arrepentimiento de los pecados
  • Valor en la batalla
  • Alivio en los sufrimientos
  • Incitación a la alegría

Por lo demás, estos algunos efectos también se producen en los animales. 

  • El camello acelera más el paso
  • El caballo bebe el agua más fácilmente cuando su amo silva
  • La gacela deja que el cazador se le acerque cuando es de noche si susurra una melodía

Efecto terapéutico

Otros filósofos describían que la música refinaba el intelecto, endulzaba el humor y conmovía el alma, pensamiento de Ibn Khurdadhbih. También hace que el optimismo suceda al  abatimiento, de hecho, Ibn Sina (Avicena) y Al-Kindi sostenían que servía como un ejercicio terapéutico. 

En el caso de al-Kindi, tenemos que el filósofo fue un gran teórico de la música. Añadió una cuerda más al laúd. Identificó doce tonos en la escala musical árabe, basándose en la ubicación de los dedos y las cuerdas del laúd. Descubrió que los acordes del laúd podían provocar sensaciones y emociones en quienes escuchaban una u otra melodía. 

Estas teorías fueron seguidas por al-Farabi quien también escribió un Tratado sobre la música. De hecho, el mismo Farabi que tocaba el laúd conseguía que su público tornara sus emociones hacia uno u otro extremo, lo que coincidía con la teoría de al-Kindi. Farabi fue tan bueno en las ciencias musicales que construía sus propios instrumentos.

Al-Ghazali mencionó algunas precauciones con respecto a la música, pues también vio que producía movimientos extraños en el éxtasis que provocan las melodías. Sin embargo, el maestro dijo que esto no es reprochable mientras estos movimientos sean efectivamente independientes de la voluntad, porque, simular estos movimientos era algo absolutamente reprochable, ya que se considera hipocresía.

El jurista Abu Bakr ibn al-Arabi dice: "No hay ningún hadiz sólido disponible sobre la prohibición del canto". Esto porque los hadices anteriormente mencionados se consideran falsos o de poca autenticidad. Con respecto a esto Ibn Hazm dice: "Todo lo que se informa sobre este tema es falso y fabricado". Además, a causa de aquellos que dicen que el canto o la música no es la verdad sino que es error, Ibn Hazm dice:

El Mensajero de Allah dijo: "Las acciones serán juzgadas de acuerdo con las intenciones y cada uno obtendrá lo que pretendía". En consecuencia, el que escucha el canto con la intención de usarlo en apoyo de un pecado es un pecador, y esto es válido para cualquier otra cosa que no sea el canto (también), mientras que el que escucha el canto con la intención de refrescar su alma para ganar fuerza para cumplir con su deber hacia Allah Ta'ala y hacer buenas obras, es un siervo bueno y obediente de Alá, y su acción es la verdad. Y el que escucha cantar sin pretender ni obediencia ni desobediencia está haciendo algo neutral e inofensivo, que es parecido a ir al parque y caminar, pararse junto a una ventana y mirar al cielo, vestirse con ropa azul o verde, etc.

Ahora bien, este grupo de pensadores no creen que no debe existir regulación alguna sobre la música, ya que, como dijeron los Hermanos de la Pureza, es importante distinguir aquella música que puede enajenar la mente y hacer que el hombre se olvide de Dios. 

Conclusión

la controversia en torno a la música en el mundo islámico refleja una profunda división de opiniones entre los eruditos y pensadores. Mientras algunos consideran que la música tiene el potencial de desviar a los creyentes del camino de Alá, otros destacan sus posibles beneficios espirituales, emocionales y terapéuticos. A través de interpretaciones variadas de textos religiosos y argumentos filosóficos, se debate si la música es un arte que debe ser prohibido o regulado para preservar la moralidad y la adhesión a los principios islámicos, o si puede ser disfrutada de manera responsable, enriqueciendo la vida de los creyentes sin alejarlos de su fe.

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