sábado, 4 de noviembre de 2023

Sola Fide


Sola Fide

Este es uno de los conceptos centrales en la teología de Martín Lutero, la ''sola fide'', que significa ''la fe sola''. A lo largo de sus obras se puede apreciar el manejo de las escrituras y su justificación del hombre por la fe, por la sola fe, con total prescindencia de las obras. Sin embargo, esta idea no es exclusiva de Martín Lutero, sino que ya antes de este futuro reformador podremos ver que el concepto ya estaba instalado de cierta forma. 

La doctrina de sola fide afirma que el perdón de Dios por los pecadores culpables se concede y se recibe únicamente a través de la fe, excluyendo todas las "obras" (buenas obras).

Iglesia temprana

Padres tempranos

Se dice que Clemente de Roma fue uno de los primeros en establecer que el hombre es salvo o justificado por la fe sola. De hecho, aseveraba Clemente:

''No somos justificados por nosotros mismos, sino por la fe''

No obstante, algunos estudiosos de Clemente aseguran que el filósofo sostenía que la fe llevaba naturalmente a las buenas obras. 

Igualmente Juan Crisóstomo, quien pensaba que la justificación del hombre no va por las obras porque Dios siempre demanda una perfecta obediencia. En consecuencia, el único modo de ser justificado es por medio de la Gracia. 

Otro autor es Ambrosio quien establece que la fe sola justifica al creyente, liberándolo de la carga de la ley de las obras. Sin embargo, también creía que las obras eran fruto de la fe.

San Agustín de Hipona

Martín Lutero se apoyó bastante en las obras de San Agustín de Hipona, sobre todo en su obra ''Sobre el espíritu y la letra''. En efecto, el servirse de San Agustín de Hipona hace que la reforma comience a tener aceptación ya por sus contrarios, pero aún más por ciertos hombres que criticaban a la escolástica. 

Por eso, muchos han dicho que Lutero crea un agustinismo desviado. Toma la obra de Agustín a su favor y comienza a generar una teología. Por una parte, Agustín dice que la fe podría justificar las obras si es que el Espíritu Santo interviene. Para Martín Lutero, las obras que pueden justificarse siempre por medio de la fe son los 10 mandamientos, únicamente, pues la fe ya encierra los mandamientos. 

No obstante, hay otros que aseguran que la teología de Agustín y Lutero son las mismas. De hecho, es el mismo Agustín en la obra antes mencionada que la ley de las obras es la ley de los judíos y la ley de la fe es de Cristo, ambos están de acuerdo. 

Thomas Schreiner, teólogo estadounidense, observa que Agustín de Hipona se diferencia de los reformadores en el modo de entender la palabra "justificar", la cual se entiende como ''hacer lo justo'' y no ''declarar lo justo'', y por eso negó la justicia imputada. También vio la salvación como un proceso, a pesar de que por otro lado consideraba la salvación de la Gracia. Estos puntos de vista orientados hacia la salvación, que tienen similitudes con los puntos de vista que los reformadores creerían más tarde.


Pre-Reforma

Los principales pre-reformistas fueron Pedro Valdo, Juan Wycliff y Jan Hus. De hecho, Martín Lutero siempre los consideró en sus escritos junto con Girolamo Savonarola, Lorenzo Valla y Juan Wessel Gansfort. 

Entre estos intelectuales podemos ver que en especial, en Juan Wycliff, quien señalaba:

''Confía plenamente en Cristo; confiar completamente en sus sufrimientos; cuidado con buscar ser justificado de otra manera que no sea por su justicia. La fe en nuestro Señor Jesucristo es suficiente para la salvación.''

Savonarola identificaba la fe rechazando las obras, diciendo que estas son resultado de la predestinación y no la causa de la predestinación.


Luteranismo

Los luteranos y los protestantes reformados, así como otros, basan la sola fide en el hecho de que el Nuevo Testamento contiene casi doscientas declaraciones que parecen implicar que la fe o la creencia es suficiente para la salvación, por ejemplo: "Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá." (Juan 11:25) y especialmente las palabras de Pablo en Romanos: "De modo que concluimos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley". (Romanos 3:28)

Martín Lutero estudió el Libro de los Salmos y las epístolas paulinas a los gálatas, hebreos y romanos. Mientras estudiaba estos pasajes de la Biblia, llegó a ver el uso de términos como penitencia y justicia por parte de la Iglesia Católica Romana de nuevas maneras. Se convenció de que la Iglesia Católica Romana era corrupta a su manera y había perdido de vista lo que él consideraba varias de las verdades la fe mediante la gracia de Dios. Por lo tanto, comenzó a enseñar que lo central del cristianismo, lo más importante, para Lutero, era la doctrina de la justificación: el acto de Dios de declarar a un pecador justo (solo para salvación o redención) es un don de la gracia de Dios, alcanzable exclusivamente a través de la fe en Jesucristo.

Lutero llegó a entender la justificación como enteramente obra de Dios. Cuando se menciona la justicia de Dios en el evangelio, es la acción de Dios de declarar justo al pecador injusto que tiene fe en Jesucristo.

La justicia por la cual la persona es justificada (declarada justa) no es la suya (teológicamente, justicia propia) sino la de otro, que es Cristo (justicia ajena). "Por eso sólo la fe hace justo a alguien y cumple la ley", dijo Lutero. "La fe es aquello que trae el Espíritu Santo por los méritos de Cristo". Así, la fe, para Lutero, es un don de Dios, y "una confianza viva y audaz en la gracia de Dios, tan segura del favor de Dios que arriesgarse mil veces a morir confiando en ella''. Esta fe capta la justicia de Cristo y se apropia de ella para el creyente.

Su concepto de "justificación" se encuentra en los Artículos de Esmalcada:

''El primer y principal artículo es este: Jesucristo, nuestro Dios y Señor, murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación (Romanos 3:24-25). Sólo él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), y Dios cargó en él la iniquidad de todos nosotros (Isaías 53:6). Todos han pecado y son justificados gratuitamente, sin obras ni méritos propios, por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, en su sangre (Romanos 3:23-25). Esto es necesario para creer. Esto no puede ser adquirido o captado de otra manera por ningún trabajo, ley o mérito. Por tanto, es claro y cierto que sólo esta fe nos justifica. ... Nada de este artículo puede ser cedido o entregado, aunque el cielo y la tierra y todo lo demás caigan (Marcos 13:31)''

En cuanto a la biblia, Lutero añadió la palabra allein ("solo" en alemán) a Romanos 3:28 de manera controvertida para que dijera: "Así que ahora sostenemos que el hombre es justificado sin la ayuda de las obras de la ley, sólo mediante la fe". La palabra "solo" no aparece en los manuscritos griegos y Lutero reconoció este hecho, pero defendió su traducción sosteniendo que el adverbio "solo" era requerido por el idioma alemán:

''Sabía muy bien que la palabra solum ["solo" en latín] no está en el texto griego o latino (…) Es un hecho que estas cuatro letras S O L A no están (…) Al mismo tiempo (…) pertenece allí si la traducción quiere ser clara y vigorosa. Quería hablar alemán, no latín ni griego, ya que era el alemán el que me había comprometido a hablar en la traducción. Pero es propio de nuestra lengua alemana que, al hablar de dos cosas, una afirmada y otra negada, utilicemos la palabra solum (allein) junto con la palabra nicht [no] o kein [no]. Por ejemplo, decimos: "El granjero trae allein [sólo] grano y kein [ningún] dinero".


Lutero afirmó además que sola se usaba en tradiciones teológicas anteriores a él y este adverbio aclara el significado que pretendía Pablo:


''No soy el único, ni el primero, en decir que sólo la fe hace a uno justo. Estaban Ambrosio, Agustín y muchos otros que lo dijeron antes que yo. Y si un hombre va a leer y comprender a San Pablo, tendrá que decir lo mismo y no podrá decir nada más. Las palabras de Pablo son demasiado fuertes: ¡no permiten obras, ninguna en absoluto! Ahora bien, si no son obras, debe ser sólo fe''


Por lo demás, debemos considerar la vida personal de Martín Lutero en la cual, siendo un monje agustino y viviendo con aquel rigor, pensaba que las obras no podrían justificarlo nunca ante Dios. ¿Qué obra humana sería suficiente para colmar a Dios? el mismo Lutero diría ''Si Dios es justo, estoy acabado''. En efecto, ninguna obra puede retribuir nada a Dios; solo nos quedaría la fe. 

Visión católica

Para esos añosen el Concilio de Trento (1545-1563), la Iglesia Católica advirtió contra una versión extrema de sola fide en el canon XIV sobre la justicia propia y la justificación sin arrepentimiento, declarando: "Si alguien dice que el hombre está verdaderamente absuelto de sus pecados y justificado, porque ciertamente se creía absuelto y justificado; o, que nadie está verdaderamente justificado sino aquel que se cree justificado; y que, por esta sola fe, se efectúa la absolución y la justificación; sea anatema."

Estas fueron las visiones de la Sola Fide luego de su impulso por los luterano y los reformistas. 


Conclusión

Ciertamente, las conclusiones de Martín Lutero con respecto a la fe en las Sagradas Escrituras, y rescatando también el concepto desde los antiguos padres, creó una controversia que sin duda da mucho que hablar: la fe contra las obras. Sin embargo, como podemos ver en sus escritos, la fe ya encierra obras como los son los diez mandamientos, y en consecuencia nada más que la fe hará falta para la justificación.

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