Escrito durante los últimos tres años de su vida, esta obra va dirigida al mismo amigo del cual hablaba en la Carta de Adiós: Abu-I-Hasam 'Ali ibn 'Abd al-'Aziz ibn al-Imam. De alguna forma, por esta obra, a Avempace se le ha llamado un racionalista irreligioso, pero no es así. Avempace cree en el don gratuito de Dios, además de la unión intelectual del hombre con el Intelecto Agente, pero en ningún caso podemos llamarlo ''irreligioso''. Sin embargo, la explicación del Intelecto Agente por parte de Avempace nos queda como un misterio.
Referencias:
(1) De ahí que al-Kindi crea que no exista tal cosa como el aprender
Tratado de la unión del intelecto con el hombre
De las formas en que se dice uno
Avempace comienza diciendo que explicará lo que es este tipo de conocimiento al que no todos tienen acceso. En primer lugar parte su discurso citando a Aristóteles:
''El ser se dice de muchas maneras''
Si bien en el texto de la metafísica se señala ''el ser'', Avempace nos dice ''el uno se dice de muchas maneras''. El uno puede ser predicado universalmente, en especie, en lo esencial, en lo accidental, en fin, en todo aquello que pueda predicarse. De ahí que podamos decir que el caballo es único en especie y todos los del reino vegetal son uno según el género.
También se dice uno según el número. Por ejemplo, el continuo es uno mientras sea continuo, pero si se divide se transforma en muchos.
Por otro lado, también se dice uno a una unión de cosas que están encaminadas a un fin común, como se dice del navío que es numéricamente uno. En la misma línea, también se habla así de lo reunido que está dispuesto para un fin determinado, por ejemplo, el tratado de historia universal de Tabari.
Así, también son uno los inteligibles que abarcan otros inteligibles.
Por último, tenemos el uno que es una mezcla de elementos como lo es el jarabe de ojimiel, que está compuesto de miel y vinagre.
El inteligible que es uno
Cuando se definen los inteligibles, estos se vuelven múltiples. Sin embrago, la definición puede llegar a un punto tal que ya nada más se pueda definir. Por ejemplo, el uno corporal puede llegar hasta la definición de blancura en un individuo, de ahí no se podría definir más.
Lo mismo ocurre con el ser humano, primero es niño, luego adulto, anciano y muere. Sin embargo, no hay duda que en todas esas etapas fue siempre numéricamente uno y esto no es perceptible por medio de los sentidos, se hace por medio de otra facultad. Si el hombre fuese mutilado y solo le quedaran los órganos y partes vitales del cuerpo, seguiría siendo uno, si se le reemplazarán todos esos elementos, aún seguiría siendo uno.
El calor natural
Mientras se mantenga el primer motor del hombre, este nunca podrá dejar de ser uno. Al mismo tiempo, el primer motor del hombre mueve por medio de dos cosas: cuerpo y espíritu. Los órganos de cuerpo son artificiales y naturales.
Los instrumentos naturales que tienen límites se llaman miembros, como son las manos, los pies, el pulmón, etc. Los miembros como la bilis no tienen nombres, sino que al conjunto de estos se les llama cuerpo. Los naturales preceden a los artificiales y entre los naturales unos preceden a otros y otros son posteriores; por ejemplo, los nervios que preceden a los músculos. Sin embrago, el que es anterior a todos los demás es el calor.
El calor natural está en todos los seres que tienen sangre, pero también en aquellos que no la tienen como las conchas y otros parecidos. Al calor se le llama espíritu natural por ser el primer motor.
El hombre como un ser distinto
El hombre es parecido a las plantas, pues cuando está en el vientre materno es como cuando la planta se encuentra aún bajo tierra. Luego sale del vientre y comienza a desarrollarse tal como un animal, primero por los sentidos y luego desarrollando el intelecto. Ahí está la diferencia con la planta.
Cuando el hombre está en el vientre materno es un animal en potencia, cuando sale es un animal pero no un hombre como tal pues el niño es irracional. Luego de esa etapa, el hombre adquiere los universales y comienza a ser adulto, a partir de aquí se desarrolla la potencia reflexiva. Hay que considerar a los universales como inteligibles dentro de la imaginación.
Ahora bien, el intelecto en acto (o intelecto agente) es el primer motor del hombre de forma absoluta. La potencia racional del hombre es su receptora.
Sin embargo, esto sugiere que quizás, todos los hombres son numéricamente uno. ¿Es esto posible?
Critica a la metempsícosis
Ya desde la Carta del Adiós, Avempace critica fuertemente la metempsícosis. Básicamente, la metempsícosis podemos verla en la cultura del orfismo, los pitagóricos y en la filosofía platónica, la cual consiste en la transmigración de las almas, esto es, la reencarnación del alma después de la muerte. Luego de la muerte, los que reencarnaban podía elegir el ser en el cual se convertirían.
Avempace no cree en esta teoría que incluso ya tenía adeptos en su tiempo. Esta critica consiste en la falta de exigencia de un talento superior que podría tener un ser humano luego de su muerte. De nada serviría entonces tener un talento natural superior y, en tal caso, valdría más el seguir una conducta natural que el buscar grandes provechos intelectuales. No existiría el aprendizaje como tal sino que un cumulo de conocimientos, es decir, habría cantidad y no calidad(1). Por otro lado, esto generaría que existiera un inteligible común en cada uno de los hombres, que a la vez sería distinto, lo cual sería absurdo.
Además la metempsicosis daría una cantidad de almas eternas, las cuales serían coeternas con Dios, lo cual es absurdo. No existiría una ascensión hasta el intelecto agente, pues con la metempsicosis se borraría toda culpa, y la conducta natural sería la guía. Por otro lado, habría una multiplicidad de intelectos, que, en efecto, existen pero solo en el hombre. De ahí que el vulgo se quede en este tipo de intelectos sin ascender.
Por lo tanto, debe existir un intelecto que es numéricamente uno y que vuelve sobre sí mismo. Cuando estos hombre llegan a este estado, de aquel ya nunca más regresarán.
En consecuencia, existen tres grados:
- Conocimiento natural: únicamente está unido al inteligible material
- Conocimiento intuitivo especulativo: cuando se comprende que existen en un objeto un nivel inteligible y un nivel material. Se ve el inteligible pero a través de intermediarios
- Conocimiento del intelecto agente: se observa la cosa en sí misma. Aquí están los hombres felices
A continuación, Avempace comienza a describir la alegoría de la caverna de Platón, distinguiendo que el intelecto agente es la luz de la caverna. En el detalle de ascensión de los hombres hacia la luz, existen algunos que voluntariamente quieren ir hacia la luz, y otros que son afortunados los cuales están en la salida de la caverna, son iluminados pero no salen completamente de ella.
Estos últimos siempre tienen algo de material en ellos, pero también existen aquellos que están fuera de la caverna y contemplando el mismo sol. Estos no tienen ya ninguna semejanza con los que lo preceden, todo lo contrario, los otros tienen semejanza con él; esto debido a que no son materia.
Conclusión
Podemos ver que la relación ente el intelecto y el hombre son de unión una vez que el hombre está fuera de la caverna. Usar los elementos platónicos y aristotélicos es una forma muy pedagógica de mostrar los esquemas de este tratado. Me parece interesante ver que a medida que vamos descubriendo el intelecto agente, vamos también descubriendo los tipos de hombres que surgen dependiendo del acercamiento que hay sobre el intelecto antes dicho.
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