miércoles, 5 de agosto de 2020

Nicolás de Cusa - Sobre el Dios escondido (De Deo Abscondito) (1441)



''Es verdad. Tú eres el Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador'' Esta frase es de Isaías 45:15 y versa sobre el diálogo que veremos hoy en esta obra de Nicolás de Cusa llamada ''De Deo Abscondito'' (Sobre el Dios Escondido). Es un diálogo entre un pagano y un cristiano, tal como Platón hubiese hecho en La República con su maestro Sócrates. ¿Será esta una obra de exhortación? Veamos en lo sucesivo de qué se trata este pequeño diálogo. 




De Deo Abscondito
Diálogo entre un cristiano y un pagano

La verdad es inaprensible

En el siguiente diálogo veremos las distintas concepciones de Dios por un pagano y un cristiano

En primer lugar, un pagano se encuentra con un cristiano y le pregunta ¿por qué lloras de forma tan devota? y el cristiano contesta por Dios de quien en realidad no tiene conocimiento. El pagano le vuelve a preguntar ¿cómo es que adoras algo que no conoces? y el cristiano le responde que es por esto mismo que lo adora, porque no lo conoce...

El pagano, sorprendido, agrega lo extraño que es que un hombre adore algo que no conoce, pero el cristiano le responde que aún es más sorprendente aquel hombre que adora a un Dios del cual sí tiene conocimiento.

Pero luego añade el cristiano ''quien pretenda conocer algo cuando en verdad nada puede ser conocido, me pare irracional''. El cristiano se explica: ''quien dice conocer, entonces conoce la verdad'', posteriormente añade: ''la verdad no puede ser aprehendida por sí misma''. ¿Por qué? porque aparte de la verdad en sí misma no hay más verdad, así como del círculo no hay otro círculo. Por lo tanto, la verdad es solo aprensible en sí misma, pues nada aparte de ella puede ser verdadero. 

El pagano queda con la duda y pregunta ''¿Cómo es que sé que un hombre es un hombre y una piedra una piedra?'' el cristiano responde que en efecto, el pagano (o el hombre en general) no tiene ningún conocimiento de aquellas cosas. Lo único que se tiene es una creencia de aquellas cosas, pero no un verdadero conocimiento. Esto es porque si se pregunta por la quididad tanto del hombre como de la piedra, sería imposible responder sobre ellas. 

La diferenciación entre el hombre y una piedra no ocurre por diferenciar sus esencias o sustancias, sino que deriva de sus accidentes. Como sabemos, los accidentes no son el conocimiento esencial de una cosa, sino que más bien es algo accesorio. 

¿Quién puede ser realmente un conocedor? dice el pagano. El cristiano responde que solo aquel que reconoce que no puede aprehender la verdad. Sin embargo, el pagano responde ''el deseo de saber la verdad es lo que te trae aquí para orar''.

Dios no es nada ni es algo

El pagano pregunta al cristiano cuáles son las diferencias entre ambos. El cristiano dice que la diferencia radica en la oración, en efecto, los cristianos adoran una verdad (Dios) eterna, única, intangible e incomprensible; en cambio, los paganos adoran una deidad que si bien es eterna, no es única, es tangible a través de la realidad y además es comprensible. 

Luego el pagano pregunta ''¿qué sabes sobre el Dios al que adoras?'' a lo que el cristiano responde ''lo que es es que todo lo que conozco no es Dios y todo lo que concibo no es como Dios porque Dios supera todo esto''. Pero de ser así, dice el pagano, entonces Dios no sería nada... pero el cristiano dice que no es nada porque la nada tiene su propio nombre: nada. El cristiano además agrega que tampoco es algo porque como habíamos dicho anteriormente es todo; por lo tanto, no sería nada ni tampoco sería algo. El pagano señala inmediatamente que no tiene ningún punto aquella explicación. 

Dios va más allá de la nada o de algo porque ordena que de la nada se produzca algo, y que algo se vuelva nada. Esta es su omnipotencia. 

¿Es inefable o puede ser nombrado?

''¿Puede él ser nombrado?'' pregunta el pagano. Nombrarlo sería poco, ya que él es todas las cosas unidas, dice el cristiano. Es inefable en el sentido de que su grandeza es tal que nombrarlo de una sola forma sería erróneo. 

Bajo ese respecto, el pagano dice entonces que es tanto inefable como también puede ser nombrado. Pero el cristiano argumenta que va más allá de cualquier contradicción, es simplicidad por lo que no puede estar a un lado o al otro. Está en los dos. 

''Entonces -dice el pagano- no sería nada'', a lo que el cristiano dice que es tanto la nada como la no-nada, recordando que Dios es simplicidad y no contradicción. Sin embargo, el pagano luego pregunta si Dios es la causa del ser y del no ser, a lo que el cristiano responde negativamente. 

¿Cómo se entiende esto? el cristiano dice que Dios no es simplemente la causa de los seres sino que además precede esta causa. Por lo tanto, no solo causa al ser y al no ser sino que además precede a la misma causa. 

Dios es como la vista

¿Es Dios la verdad? pregunta el pagano, a lo que el cristiano dice que no, en efecto, Dios precede incluso a la verdad. 

Pero ¿no es cierto que los cristianos llaman a su Dios? ¿Acaso cuando lo llaman dicen la verdad o la falsedad? el cristiano dice que ni lo uno ni lo otro, la palabra ''Dios'' es la similitud más próxima a la perfección. 

''Deus'' deriva del griego antiguo ''theoro'' que quiere decir ''Yo veo''. Dios sería como la vista, en efecto, por la vista podemos ver los colores, pero no podemos decir que la vista tiene un color; de hecho, la vista no tiene colores y sin embargo, ve colores. En el reino de los colores no se puede ver nada más que colores, sin conocer ellos los que es la vista (que no es un color). Por lo tanto, los hombres estamos en igual condición de aquello. 

El pagano por fin entiende la explicación dada por el cristiano y comprende que en el reino de lo compuesto, lo simple no puede ser encontrado (así como en el reino de los colores la vista), y que Dios va más allá de lo que puede describirse o afirmarse. 


Conclusión


Aquí Nicolás de Cusa asienta su teoría sobre la docta ignorancia, mucho más que en otros textos. En efecto, mientras más tengamos en cuenta que la verdad nos es inaccesible, entonces más sabremos conforme a Dios. Debemos considerar este texto como un escrito práctico de lo que es la docta ignorancia, Dios no es susceptible de contrarios, pues como es simple, dicha simplicidad precede a todo contrario (y a todo ser)

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