miércoles, 26 de septiembre de 2018

Maimónides - Guía de los Perplejos (Libro II: La existencia de Dios ) (Parte III: Naturaleza y Universo) (1190).

Maimónides, no contento con la exposición sobre el Universo que hizo en el capítulo anterior, decide crear otro capítulo sobre lo mismo pero esta vez incluyendo a la naturaleza. Por supuesto, tal y como lo hemos visto a lo largo de este tratado, la guía o la base de Maimónides será el pensamiento aristotélico. ¿Será que nadie puede escapar del pensamiento del estagirita? al menos Maimónides no pudo, pero eso no significó que pudiera modificar e incluso mejorar algunos aspectos. Veamos al filósofo judío de esta entrega.

Referencias:

(1) La misma conclusión que hacía Averroes sobre el Universo.
(2) Un rabino en la época del Tanaim. (Siglo I - II d. C.)



Guía de los Perplejos


LIBRO II: La existencia de Dios

Capítulo XIX: El designio de la naturaleza


Todos los filósofos sostienen la idea de Aristóteles sobre la inherencia del Universo en Dios. Si es así, todos los demás seres y cosas del mundo quedarían en un estado de permanencia, es decir, no podría perecer. 

Es en este punto que Maimónides construye un diálogo ficticio entre él mismo y un discípulo de Aristóteles


  • Maimónides: Si todas las cosas del mundo sublunar poseen una materia en común ¿cómo es que pueden dividirse en género y especie?
  • Aristotélico: Porque la composición que está en el ser es distinta. 
  • Maimónides: las composiciones capacitan a la sustancia para que se de forma en las cosas, pero ¿qué es lo que preparó a la sustancia primera?
  • Aristotélico: todas las substancias toman la forma o de la tierra o del fuego o del aire o del agua dependiendo de la situación en la que se encuentren. 
  • Maimónides: por lo tanto la sustancia de los cielos ¿es la misma que la de los elementos?
  • Aristotélico: No. La substancia es diferente de la forma. 

Ahora, la pregunta para Aristóteles sería ¿quién dio la forma a las cosas? porque la sustancia no es la que da forma a las cosas. Por lo tanto, tendríamos que decir que la totalidad de las cosas (el Universo) fue hecho por un designio de Dios y no por la naturaleza.

Capítulo XX: Cómo Aristóteles explica los designios de la naturaleza

Como sabemos, Aristóteles rechazaba la creación espontánea por lo que se podría pensar que la naturaleza es designio de Dios (imaginando que nada es espontáneo y todo tiene un orden). De hecho, Aristóteles nos dice que todas las cosas tienen una causa eficiente.

Capítulo XXI - XXII: La necesariedad del Universo

Nada pudo existir antes de la creación, pues Dios lo creó todo. No hay un Universo eterno porque lo creado es designio de Dios, es decir, estuvo planificado de antemano. Si el Universo es la creación, es imposible que este haya existido antes que el creador. 

Sin embargo, Aristóteles y otros filósofos aseguran que lo compuesto no puede salir de lo simple(1). De hecho los axiomas de Aristóteles serían así:


  1. Lo compuesto no puede venir de lo simple
  2. Todo tiene causa y efecto
  3. Un agente con voluntad y designio puede producir cosas diferentes.
  4. Existen elementos compuestos que tienen más simplicidad que otros. 
Si fuimos lo suficientemente perspicaces notaremos que hay una contradicción. ¿Cómo es posible que teniendo todo causa y efecto el Universo no la tenga? ¿cómo es que los aristotélicos dicen que un agente puede producir cosas diferentes, y luego dicen que lo simple no puede producir lo compuesto? recordemos que la primera inteligencia (que es simple) mueve a las demás por medio del concepto de motor. Por lo tanto, es perfectamente posible que el Universo haya sido creado por dicha inteligencia. 

Capítulo XXIII - XXIV: Otras especulaciones

A lo largo de la historia, mucho se ha especulado sobre la naturaleza de las cosas y de las cosas divinas. Sin embargo, el conocimiento, si bien cada vez es más preciso, no por eso es correcto. Un ejemplo de ellos es el Almagesto, obra de Claudio Ptolomeo que hace algunos cálculos sobre las estrellas y los planetas. No obstante, aún quedan cosas que averiguar con respecto a todo aquello. 

Capítulo XXV: Lo que dicen las Sagradas Escrituras

Maimónides nos dice en este capítulo que las especulaciones de los filósofos han sido probadas como falsas, por lo que la eternidad del Universo no es posible. Por supuesto, también debemos pensar esto como una defensa a las Sagradas Escrituras donde se dice que el Universo fue creado por Dios. 

Aquí se pone un aspecto bastante peculiar que rescata Maimónides, pues el mismo dice que las Sagradas Escrituras despejan las dudas mientras que la filosofía problematiza todo. La especulación sólo puede ser despejada por el toque de la religión y los designios divinos. 

Capítulo XXVI: Palabras del Rabbi Eliezer(2)

Maimónides nos habla sobre unas palabras del Rabbi Eliezer quien dijo lo siguiente:

''¿De dónde fueron creados los cielos? Tomó Él una parte de la luz de Su túnica, la extendió como una tela, y así los cielos fueron dilatándose sin cesar". "¿De dónde fue creada la tierra? Tomó el de la nieve que hay bajo el trono de su gloria, y arrojola, según las palabras: El dijo a la nieve, sé tierra"  

Esta es una composición que ha causado confusión entre la comunidad judía, pues se cree que realmente fue así la creación. Maimónides dice que no nos dejemos llevar por la lectura literal, sino más bien interpretar que el cielo y la tierra tienen dos substancias distintas. 

Conclusión

Hemos llegado al fin de las explicaciones físicas y metafísicas de este tratado. Desde ahora en adelante comenzarán las lecturas de las Sagradas Escrituras judaicas las cuales serán interpretadas para explicar el universo. Anteriormente hemos visto la filosofía aristotélica junto con algunos conceptos judíos, pero ahora viene la parte estrictramente judía, aunque también con algo de filosofía. 

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