Con toda una trayectoria exitosa gracias a las magníficas defensas y acusaciones realizadas por el orador, el anhelo por alcanzar una de las magistraturas más valiosas e importantes era inminente. Para esto, Marco Tulio Cicerón se propone a él mimos como candidato al consulado. Sus más grandes opositores (opositores de toda la vida) Lucio Sergio Catilina (a quien más tarde dedicará un texto llamado ''Catilinarias'') y Gayo Antonio Híbrida lucharán por ganar dicho consulado, haciendo todo tipo de artificios para apoderarse del puesto; de hecho, uno de ellos conspirará de manera vergonzosa para obtenerlo como de lugar. Antes de analizar este texto se debe señalar que sólo pocos fragmentos han sobrevivido de este escrito y por eso es tan breve. Sólo tenemos algunos comentarios por el autor Quinto Asconio Pediano.
IN TOGA CANDIDA
(CONTRA LA CANDIDATURA)
Discurso
Cicerón se dirige a los senadores hablando específicamente sobre Antonio y Catilina. Ambos se habían reunido con los colaboradores de Julio César (quienes eran los más férreos opositores a Cicerón) para organizarse contra la elección del orador.
Contra Catilina
El mandato de Catilina en el África fue conocido por su terrible gobierno de opresión, en contra de todas las opiniones y pareceres del Senado. Desde aquí se ganaría toda la fama en el Senado.
Además, años antes Catilina había sido acusado de extorsión por Publio Claudio. Tiempo después logró escapara y lo dejaron absuelto de dicho proceso. También cabe destacar que Catilina se opuso a la ley contra soborno, pues de esta manera se ganaba los votos (como más adelante lo intentará para ser cónsul nuevamente).
Otro de los cargos que se le han imputado a Catilina es el de adulterio. Catilina cometió adulterio con la virgen vestal Fabia, la cual era la hermana de la esposa de Cicerón.
Contra Antonio
Antonio fue uno de los hombres de Sila quien se suponía que debía mantener la paz en las provincias de Grecia. Sin embargo, llevado por la ambición ordenó al ejército que saqueara las provincias, incluso robando en los templos y en los lugares sagrados.
Conclusión
Este será el comienzo de una de las tantas acusaciones (de hecho esta es la primera) contra Catilina por parte de Cicerón. Es evidente que el orador guardaba un fuerte resentimiento contra el candidato Catilina, ya que no sólo era un personaje despreciable entre los senadores, sino que también moralmente como en el caso del adulterio. Desde aquí, Cicerón consigue el consulado junto con Antonio, a pesar de haberlo acusado también junto a Catilina. De todas formas se puede suponer que Cicerón estuvo satisfecho, pues sería aún más terrible que Catilina hubiera alcanzado el consulado.
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