sábado, 4 de agosto de 2018

Pedro Abelardo - Ética, o conócete a ti mismo (Capítulos XI - XXI) (1141).

Tenemos la segunda parte de la ética de Pedro Abelardo, que incluso ya a estas alturas quedó condenada por las autoridades eclesiásticas de la época. Es una pena que se haya condenado a tal hombre solamente por seguir llevar la lógica al punto cristiano, ya que esto ha sido una enorme contribución al pensamiento, incluso al pensamiento cristiano de aquellos tiempos. Esta vez nos encontramos con las acciones y su relación con la bondad y la maldad. 

Referencias

(1) Esta idea fue condenada en el Concilio de Sens, pues atenta y casi justifica la tortura de Jesús.
(2) Tenemos otra de las controversiales declaraciones de Abelardo donde quien ignora no puede tener culpa; sólo pueden tenerla aquellos que tienen su razón intacta.  
(3) Debemos decir que un pensamiento parecido se encuentra en San Agustín de Hipona en su escrito ''Exposición incoada a los romanos''. Agustin dice que aquellos paganos que profieren ofensas a la Santísima Trinidad no deberian ser condenados, antes el buen cristiano debe invitarlos a convencerlos y a creer en la Santísima Trinidad.


Ética o conócete a ti mismo


Capítulo XI: La bondad en los actos

La acción tiene un elemento subyacente que sería la intención, es decir, esta se califica como buena o mala dependiendo de la intención que se haya tenido. 

Capítulo XII: ¿Por qué se llama buena a una intención?

Ahora, la intención siempre será buena no por el solo mero hecho de hacerla sino que también está involucrada la intención de aquello. Por otro lado, quien no conoce a Dios y quien no conoce o no sabe que su acto es malo, entonces no puede tener condena alguna. Donde no hay pecado no hay culpa.

Capítulo XIII: No hay pecado más que en consciencia

Esta es una pregunta relevante en Abelardo ¿son culpables aquellos romanos que torturaron a Jesús ya que creían que aquello era correcto, es decir, lo que realmente agradaría a Dios? Si tenemos en cuenta que la intención de ellos era agradar a Dios entonces no se les puede culpar de pecado. Tampoco podría condenarse a aquellos hombres si hubieren hecho esto por ignorancia(1)

Esto podemos ejemplificarlo como dijo el apóstol.

''Si la conciencia no nos condena, tendremos plena confianza en Dios''
(Juan 3:21)

Por lo demás, es el mismo Jesús quien perdona a quienes lo crucifican:

''Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen''
(Lucas 23:34)

Hay miles de ejemplos de piedad en la biblia indicando estos acontecimientos y otros. 

Capítulo XIV: Las acepciones del pecado

El pecado solo puede entenderse como el desprecio hacia Dios o el consentimiento del mal, en el cual están exentos todos los niños  y enfermos mentales(2). Así también quedarían limpios aquellos que cometen el mal por ignorancia, pues todo ellos merecieron el perdón por Jesús, quien, enseñándonos, nos muestra lo importante de la paciencia y la demostración. 

Los no creyentes serán salvados por la ignorancia que tuvieren, ya que aquellos que no entiendan no se les puede acusar de pecar. 

Abelardo resume los siguientes puntos:

  • Pecar por ignorancia es no ser culpable de algo, sino hacer lo que no se debe. 
  • Pecar con el pensamiento es querer con la voluntad lo que ninguna manera se debe querer.
  • Pecar de palabra y de obra es decir o hacer lo que no es conveniente, aunque suceda por ignorancia y contra nuestra voluntad.

De alguna manera estas son formas del pecado, pero aun más se peca cuando se va en contra de la consciencia cosa que no ocurrió con los soldados romanos y Jesús. 

Esta es la frase por la cual Abelardo seria posteriormente condenado:

''Cuanto se hace por ignorancia no debe atribuirse culpa''

Liberando a todos aquellos ignorantes sin importar el daño que hayan causado(3)

Capítulo XV: ¿Todo pecado es perdonado?

Es muy difícil pasar esta vida sin cometer pecado, aunque sea por ignorancia o como prevaricación. De todas maneras, Abelardo dice que pecar se toma de dos formas: pecado venial, aquel pecado leve que se hace por olvido; pecado mortal, que se hace con intención y da muerte a otro ser. 

Capítulo XVI: Abstención de las culpas

Por supuesto que el pecado grave o de muerte es el pecado más vergonzoso y peligroso que existe. Mucho se dice que es fácil evitar este pecado, pero no por ser fácil se debe desestimar. Recordemos que muchos filósofos han dicho que las virtudes y los vicios son todos iguales (es decir las virtudes a la virtud y los vicios al vicio), pero Abelardo no está de acuerdo. 

Así, los veniales son muchos más fáciles de tener abstención. Quien se abstenga de ambos: pecado venial y pecado mortal, conseguirá la perfección en la vida. 

Capítulo XVII, XVIII y XX: Perdón de los pecados

Abelardo nos dice que son tres cosas por las que alcanzamos el perdón por Dios:

  • Penitencia: dolor por aquello que se ha delinquido.
  • Confesión: la expresión de aquello en que se ha delinquido
  • Satisfacción: cuando se recibe el perdón después del sufrimiento. 

Solo puede haber perdón genuino cuando Dios manifiesta en un hombre el gemido del arrepentimiento, y es ahí cuando el hombre se hace merecedor del perdón.

Conclusión

Estos capítulos vistos anteriormente representan justamente la condena que sufrió Abelardo por parte de la Iglesia. No es de extrañar esta posición de la iglesia contra aquellos que usan el raciocinio en las Sagradas Escrituras. Sin embargo, pensemos que San Agustín de Hipona también lo hizo, quizás, si Pedro Abelardo hubiera escrito o expresado sus ideas de manera tal que no ofendiera a nadie, se hubiera salvado de estas condenaciones. En fin, gran trabajo el del filósofo.

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