sábado, 25 de febrero de 2017

San Agustín de Hipona - Exposición de algunos textos de la Carta a los Romanos (394).

La epístola de los romanos contiene un mensaje de salvación a todo el mundo cristiano por parte del apóstol San Pablo. Esta no es una carta que resulte muy difícil de interpretar, pero San Agustín de Hipona nos trae la visión de un cristiano devoto al estudio bíblico, y además de entregar un mensaje de paz y salvación al mundo. En todo caso, el propósito clave de las cartas a los romanos, era justamente la predicación del evangelio. Las más diversas religiones han destacado sólo algunas partes de esta interesantísima carta, seguramente, con propósitos de dirigir sus propias religiones en direcciones distintas. Veamos lo que nos quiere mostrar ahora el doctor de la gracia.

Referencias:

(1) Lo que es muy malinterpretado generalmente. 
(2) Algo contradictorio si consideramos la lógica de que el alma domina al cuerpo. Si esto es así, entonces el análisis que Agustín hizo del Génesis tendría una contradicción, al poner a la mujer al servicio del hombre. Véase Sobre el Génesis.

Exposición de algunos textos de la carta a los romanos


Carta a los romanos

Sólo revisaremos los pasajes más relevantes y que requiere más atención en la interpretación de San Agustín:

1:18

''Se está revelando desde el cielo, la ira de Dios sobre toda impiedad''

La impiedad que refiere este pasaje va dirigida justamente a los sabios que, estando en su calidad de sabios y conocedores, nunca pudieron conocer al creador de todas las cosas. Los verdaderos sabios son aquellos que conocen a Dios, aparte de que colaboran con la ciencia. 

1:21 

''Habiendo descubierto a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron las gracias''

Si son sabios y además conocen a Dios pero insisten en no creer en él, entonces están cometiendo el peor de los pecados que sería la soberbia. Es tanta la obstinación que los lleva a negar las cosas más evidentes o las cosas que por lo menos se le presenten. 

1:32


''No sólo quienes realizan tales cosas, sino quienes las aprueban''

Fácilmente se puede interpretar este versículo como el castigo a quienes cometen delitos, y aún más serán condenados aquellos que los aprueban.

2:5

''Estás acumulando ira para el día de la ira''

''El día de la ira'' significa el día del juicio. De acuerdo con San Agustín, todas las ''iras'' de Dios representan el castigo que recibirán los impíos el día del juicio. No se debe interpretar la ira como si Dios pudiera sentir o estar expuesto a emociones como la ira así como su fuera un humano. 

3:20

''Nadie se puede justificar ante él por observar la ley, pues por la ley nos viene la conciencia del pecado''

San Agustín nos advierte del cuidado de interpretar este pasaje como si San Pablo no quisiera la ley. El hombre ante la ley se encuentra en cuatro estados:

  • Antes de la ley: donde seguimos los deseos de la carne
  • Bajo la ley: donde somos arrastrados por el deseo
  • Bajo la gracia: ni seguimos el deseo ni somos arrastrados
  • En la paz: no hay deseos carnales en absoluto

Por supuesto que estar antes de la ley seguimos voluntariamente los deseos de la carne y además lo aprobamos sin cuestionamientos. Bajo la ley luchamos pero finalmente somos vencidos de ahí que Agustín diga ''arrastrados''. Sólo podemos ser salvados cuando estamos bajo la gracia para finalmente terminar en la paz. 

4:2

''Porque si Abraham fue justificado por sus obras, tiene de qué gloriarse, pero no ante Dios''

En los tiempos de Abraham todavía no había ley, pero este nunca se vanaglorió de sus obras. Lo que quiere decir este pasaje, es que las buenas obras no se deben hacer por fuerza sino por voluntad. Abraham no tenía por qué hacer las obras que hizo, pero las hizo de todas maneras. Esto demuestra la bondad que tiene Abraham y que todos deberíamos cumplir con las buenas obras, no por fuerza, sino que por voluntad. 

5:13

''Hasta la ley había ya pecado en el mundo''

¿Cuando comenzó a pecar la ley? exactamente cuando todavía no existía la gracia. Sólo cuando Jesús llegó a este mundo para establecer la nueva ley, fue cuando la ley pudo obtener la gracia y tener la oportunidad de salvarse. 

5:14

''La muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, con un delito como el de Adán'' 

Todos los que habían pecado, obviamente, tenían por sí la muerte, pero aquellos que no habían pecado también tenían la muerte por sobre ellos (a causa del pecado de Adán). Pero ¿qué quiere decir ''hasta Moisés''? ¿Acaso después de Moisés no hubo muerte? No, lo que pasa es que hasta Moisés quiere referirse hasta el período de la ley puesta en vigencia.

5:15

''Pero tal como fue el delito no fue así la condonación''

La condonación se define como el perdón de alguna culpa. La primera condonación que se concedió fue la de Adán cuando Dios perdonó su pecado, y la segunda fue cuando los romanos mataron a Jesús porque ahí se perdonó a muchos. Por eso se dice que la condonación de Adán y de los otros no fue la misma. 

5:20


''La ley se metió por en medio para que abundase el delito''

El pecado y el delito son considerados como pruebas que el hombre tiene que superar para ser bueno. El segundo estado del hombre, el cual llamamos ''bajo la ley'', en este estado estamos arrastrados por la ley, a pesar de que luchamos forzosamente con ella. 

6:6

''Tened en cuenta que nuestro hombre viejo fue crucificado juntamente con él, para destruir el cuerpo del pecador''

Esto va conjuntamente con los que dijo Moisés alguna vez en el Antiguo Testamento: ''Maldito todo aquel que esté colgado de un madero'' lo que quiere decir que el hombre viejo (el de la ley del Talión) queda atrás luego de la crucificción de Jesús. En efecto, el hombre viejo es maldito, pero esto no significa que Jesús lo sea, lo que quiere decir que Moisés jamás dijo que Jesús fuera maldito(1)

7:2

''La mujer casada está sujeta a la ley mientras viva el marido. Si su marido muere, queda exenta de la ley que la unía la marido''

El alma en este caso es representada como la mujer(2) el hombre representado como el pecado y la ley es la unión que une al hombre con la mujer. Una vez muerto el pecado (el hombre) la mujer puede volver a estar con otro hombre.

7:15

''Lo que realizo no lo entiendo''

Parece difícil entender este pasaje sin ningún contexto, pero la verdad es que San Agustín lo hace de todas maneras. la frase ''no lo entiendo'' quiere decir realmente ''no lo apruebo'' y se refiere al pecado. Si bien no todo lo que realizamos es pecado, el pecado necesita del bien para manifestarse. 

7:19

''No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Pero si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con que la ley es buena''

Puede parecer que esta frase nos dice que estamos obligados a cumplir la ley y que además estamos exentos de la libre voluntad. Sin embargo, nadie puede sentirse mal si obra con el bien, por lo tanto, la libre voluntad está en hacer las cosas buenas. 

8:3

''Lo que la ley le resultaba imposible por la debilidad de la carne, lo ha logrado Dios, enviando a su Hijo en una condición semejante a la carne pecadora, y desde el pecado dio condena a su carne al pecado, y así la justicia que exige la ley se cumpliese en nosotros, que ya no vivimos según los instintos carnales, sino según el espíritu''

Lo único que nos puede alejar del cumplimiento de la ley (a pesar de ser obligatorio) es el instinto de la carne. El instinto de la carne no es más que la representación del amor por las cosas materiales.

¿Qué significa que el Hijo sea enviado para luego morir? sirvió para que el hombre dejara de una vez por todas las ambiciones materiales, y entienda que se puede creer en un mundo espiritual. 

8:7

''Porque la prudencia de la carne es enemiga de Dios; no se somete a la ley de Dios; en realidad ni puede hacerlo''

No pensemos que la carne es enemiga de Dios así como si viniera de un principio adverso, o como si fuera lo contrario a Dios y por lo tanto algo que no se puede evitar. Recordemos que Dios es omnipotente, y el deseo de la carne es totalmente voluntario del hombre. 

8:15


''No habéis recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un Espíritu de hijos adoptivos, por el que clamamos: ¡Abbá Padre!''

De aquí vemos la distinción entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, la cual radica en que el antiguo se basa en el temor y el nuevo en la caridad. ¿Qué significa el espíritu de esclavos? Se puede entender que si nuestro espíritu lo hemos recibido de un creador, podemos entender que somos esclavos; sin embargo, esto se entiende mejor cuando decimos que somos hijos adoptivos del Espíritu Santo. En este sentido, no somos esclavos como podríamos pensarlo carnalmente donde no tenemos libertad, al contrario, tenemos la libertad al ser hijos adoptivos. 

8:19


''La creación está con inquietud a la espera de que se revele lo qué es ser hijo de Dios'' 

La inquietud y la angustia de los hombres es continua hasta que no llegue el día final donde se revele qué es ser hijos de Dios. Sólo podremos esperar hasta el día final el ver si podemos ser verdaderos hijos de Dios; por mientras, deberemos estar sometidos al sufrimiento, pero también a la libertad de escoger el mal. 

8:26

''Además el espíritu viene también en ayuda de nuestra flaqueza: nosotros no sabemos con seguridad lo que debemos pedir en la oración''

La verdad es que pedir en la oración es una cuestión difícil porque no sabemos lo que puede pasar en el futuro. Además, mucho pedimos cosas que creemos que son buenas, pero en realidad son malas o cosas malas que en realidad son buenas. No hay que pedir cosas sin nombrar el nombre de Dios, porque finalmente es él quien las cumplirá. 

8:29

''Para que sea el primogénito entre muchos hermanos''

Por primogénito debemos entender en realidad ''unigénito'' ya que Jesús no tenía hermanos. No obstante, una vez que fue tal comenzó a llamar a todos como hermanos; a todos los que seguían su filosofía de vida. Por lo tanto, primero es unigénito y luego es primogénito. 

8:39

''Estoy cierto''

Esta sola frase mantiene la inseparabilidad de Jesús y de todo aquel que tenga los preceptos de Dios en cuenta. Ni siquiera la muerte puede separar el amor de Dios a quienes dicen que ''están ciertos''. No les importa la vida temporal porque esta no está comparada a la vida eterna. 

9:11

''Para continuar el propósito de Dios de elegir no por las obras, sino porque él llama, antes de nacer y de realizar algo bueno o malo, se le dijo: El mayor servirá al menor, como está escrito: Amé a Jacob y rechacé a Esaú''

Si Dios llama a todos antes de nacer, entonces las obras del hombre no son propiamente del hombre sino de Dios. De aquí que se diga que el hombre no puede vanagloriarse de sus propias obras, porque todo le pertenece a Dios. Lo que sí nos da Dios es la fe, por lo tanto, nosotros tenemos la creencia, mientras que el Espíritu Santo nos da la habilidad para hacer la buena obra. En conclusión, las buenas obras nuestras sólo se dan por gracia.

9:15

''Así que lo importante no es querer o afanarse, sino que Dios tenga misericordia''

Lo primordial de nosotros es la fe. Todo hombre debe tener fe y creencia antes que todo, y luego las obras podrán presentarse porque ellas son obras del Espíritu Santo. Por lo tanto, el mérito de la fe es la que hace las buenas obras, mientras que la maldad (que también es un tipo de obra en el hombre) es cuando Dios se aleja de él y deja que el hombre haga estas malas obras. De ahí que se diga que lo importante no es querer cosas, sino que Dios tenga el favor de concedernos. 

12:20

''Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; obrando así, amontonarás carbones encendidos sobre su cabeza''

Podría entenderse que ''amontonar carbones encendidos sobre su cabeza'' contradiga los preceptos que Jesús dijo alguna vez: ''Ama a tu enemigo'', pero la verdad es que, amontonar carbones no significa dañar a nuestro enemigo ni tampoco significa esperar algún mal, sino que en verdad quiere decir ''arrepentimiento''. Hacemos el bien a nuestro enemigo para que se arrepienta de su conducta soberbia. 

13:5

''Forzosamente debéis estar sometidos''

Es un versículo de lo más simple, siempre y cuando se entienda en el sentido espiritual más que en el carnal. Forzosamente estamos sometidos en este mundo carnal, pero también tenemos la voluntad de abrazar las cosas materiales. En todo caso, estar sometidos a la voluntad de Dios no es nada que signifique un encierro o algo por el estilo, si estamos sometidos a Dios estaremos libres, puesto que si el mal tiene relación con el encierro, el bien tendrá relación con la libertad y el bien es Dios. 

14:1

''Al débil en la fe acogedlo sin emitir juicios''

Por supuesto que esto refiere a los preceptos de Jesús cuando les dice a sus discípulos que deben amar al prójimo tanto como a ellos mismos. 

Conclusión

Hemos recogido los extractos más interesantes de esta carta a los romanos que analiza San Agustín. Por supuesto que es un resumen de los preceptos divinos que Jesús dio a toda la humanidad, y también significa el cambio de una nueva ley que deje de lado la vieja. Nadie puede discutir que estas enseñanzas son las más puras y genuinas en el corazón de un hombre que lo dio todo por su gente. No estará demás pensar para muchos, que Jesús fue bueno en todos los aspectos de su vida. 

jueves, 23 de febrero de 2017

San Agustín de Hipona - Sermón de la montaña (Libro II: La buena obra) (394).

¿Sabemos en realidad lo que es realizar una buena obra? ¿Acaso obramos porque es bueno obrar o porque queremos ser recibidos en el reino de los cielos? ¿Habría algo de malo en eso? El sermón de la montaña donde Jesús hablaba a sus apóstoles y a otras personas, es el reflejo de todas las normas del comportamiento que tendrán los que cumplen con la palabra. También es el consuelo para los pobres y mancillados por el poder de los más grandes, para que no se apenen y busquen sus respuestas en cosas humanas. San Agustín de Hipona nos esclarece de forma nítida todo lo que Dios quiere para nosotros.

Referencias:

(1) No quiere decir que tenemos el mal de forma perenne, de hecho, el mal no lo tenemos de acuerdo a la visión agustiniana. 

SERMÓN DE LA MONTAÑA


LIBRO II: LA BUENA OBRA


Intención y acción

San Agustín parte diciendo que las buenas obras no se deben hacer con miras hacia las alabanzas. Quien busca las alabanzas de los hombres, perfectamente puede ocultar la intención de lo que hace; por lo tanto, las obras buenas las tiene que hacer por el bien y por Dios. 

Un corazón limpio, es aquel que es simple, es decir, aquel que sólo ama a uno y ese uno debería ser Dios. Quien hace el bien para recibir la alabanza de los hombres y las de Dios, entonces tendrá un doble corazón lo cual Dios aborrece. 

La intención es lo que realmente vale, no es que sea malo hacer buenas obras delante de los hombres; lo realmente malo, es que sólamente ese sea el propósito de hacer buenas obras. En todo caso, si las buenas obras pueden hacer que otros hombres sigan el ejemplo, no habrá ningún inconveniente, porque más allá de las alabanzas lo importante es el fruto así como lo dijo San Pablo:

''No busco dádivas (hablando de sus obras), busco frutos''
(Filipenses 4:17)

Los que buscan dádivas buscando las alabanzas son justamente llamados hipócritas. 

Los hipócritas

Quien se deja convencer por estas personas que haciendo buenas obras buscan las alabanzas de los hombres no entrarán en el reino de los cielos. El hipócrita es similar a un comediante, pues estos son los que imitan a otros personajes de la realidad. 

En el caso de la limosna, un versículo muy preciso se encuentra en Mateo:

Sin embargo, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha''

En cuanto a la mano derecha, San Agustín nos dice que significa el cumplimiento de los preceptos de Dios, mientras que la mano izquierda significa las alabanzas humanas. 

Que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, nunca se podrán mezclar la conveniencia de las alabanzas. Por eso, los cumplimientos deben estar lejos del deseo de las alabanzas de otros hombres. 

De alguna manera, la mano izquierda representa el mundo exterior mientras que la mano derecha el mundo interior del hombre. Obviamente, la limosna más conveniente es la que pertenece al mundo interior, y por lo tanto a la mano derecha. 


Mano derecha: cumplimiento de preceptos (mundo interior)
Mano izquierda: alabanzas humanas (mundo exterior)

La limosna siempre debe darse en el anonimato y jamás debe salir al mundo exterior. Sólo se debe dar la limosna por la mano derecha, aunque esto no lleva poca recompensa, pues Dios se encargará de premiar abiertamente a quien ha colaborado anónimamente. 

Nada puede ser más perjudicial que hacer buenas obras a los ojos de los hombres y más aún, hablar con muchas palabras para dar la sensación de ser convincente hacia los otros hombres. La forma correcta de hacer caridad será tener la intención de corazón y hablar con Dios a través de los sentimientos y no a través de las palabras. 

La interpretación de la oración


Padre nuestro que estás en los cielos...

Dios es el Padre nuestro de la oración y es a él a quien nos debemos dirigir. ¿Qué quiere decir que digamos ''Padre nuestro que estás en los cielos''? los cielos son cuerpos limitados y Dios no está limitado por ningún espacio de cuerpos; por lo tanto, el padre sólo se encuentra ahí, pero no es que esté contenido allí. 

Este cielo es lo que entendíamos en el Génesis como una especie de cielo divino. El cielo y la tierra tienen su equivalencia entre sí, pues uno es referente a las cosas divinas y el último es referente a la carne. Esos cielos también son interpretados como ''santos'', porque Dios está con todos ellos; de ahí, todos los que pertenecen al cielo son santos y los de la tierra pecadores. Aquí tenemos el principio de la oración:

''Padre nuestro que estás en los cielos''
(Mateo 6:9)

De ahí que digamos entonces que el padre está en el corazón de los justos, porque el cielo es el lugar de los santos y virtuosos. 

Santificado sea tu nombre...

Esto es lo primero que se le debe pedir al Padre que está en los cielos: que su nombre sea santificado. No es que su nombre no lo estuviera antes, esta expresión sólo indica que reconocemos a Dios como una divinidad pura. 

Venga a nosotros tu reino...

Esta parte podría entenderse como si Dios no gobernara ahora, pero la verdad es que incluso la palabra ''venga'' significa: manifiestese ante los hombres. Por otro lado, que Dios venga con su reino significa que vendrá para dar el juicio final a todos los humanos. 

Hágase tu voluntad... 

Esto quiere decir que así como la voluntad de Dios se hace con los seres divino los ángeles, que se haga también en la tierra donde están los humanos. También significa que socorra a los buenos y convierta a los malos hacia el cristianismo. 

Así en la tierra como en el cielo...

El cielo representa el espíritu como la tierra representa el cuerpo. La forma en que la voluntad de Dios será hecha en la tierra, será cuando los justos puedan renacer de la muerte y ser sanos mucho más allá de lo que tenían al ser simples hombres. 

Danos hoy nuestro pan de cada día...

Por supuesto, el pan significa la comida diaria con la que se alimenta el hombre y no el pan propiamente dicho. En esta parte de la oración, lo que le hombre pide en verdad es la comida cotidiana, como también es el pan espiritual por el cual el hombre reconoce a Dios. 


Perdona nuestras ofensas como nosotros también perdonamos a los que nos ofenden...

Aquí se está llamando a la deuda que todo ser humano pecador tiene para con Dios. Sin embargo ¿qué pasa con aquellos que no tienen cómo pagar o con aquellos que no quieren pagar? se perdona a todos los que tengan una deuda, pues entonces no podríamos decir ''perdona nuestras ofensas''.

No nos dejes caer en la tentación... 

Dios es quien deja caer en la tentación a los demás para que se den cuenta de su error. Por eso se pide en la oración que Dios, quien deja caer en las tentaciones, no lo haga. ¿Por qué nos tienta? porque nadie puede ser puesto a prueba de su virtud si no es tentado a cometer un pecado. 

No se está pidiendo que no seamos tentados, sino que no caigamos en dicha tentación. Por lo demás, esta tentación, como lo dijimos anteriormente, no viene de Dios, sino que de Satanás. Es él quien es la tentación misma, y Dios permite que lo haga para ponernos a prueba. 

Líbranos del mal, Amén...

Se pronuncian estas palabras para pedir que se nos libre del mal que ya tenemos(1) y del que puede sobrevenir. Por lo demás, también significa que estamos diciendo a Dios que nos diga cómo debemos conducirnos al camino del bien. 

Los tipos de peticiones

Si comprendemos bien la oración, en ella podremos ver que hay 7 peticiones. Las tres primeras tienen lugar como peticiones celestiales más que terrenales, mientras que las otras cuatro son definitivamente temporales. 

Peticiones divinas:

  • Santificado sea tu nombre
  • Venga a nosotros tu reino
  • Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo

Peticiones terrenales

  • Danos hoy nuestro pan de cada día
  • Perdona nuestras ofensas como nosotros también perdonamos a los que nos ofenden
  • No nos dejes caer en la tentación
  • Líbranos del mal

Estas últimas peticiones no son más que las cosas que hará Dios en su venida cuando traiga el reino de los cielos. Por supuesto, bajo la oración a Dios también está la petición del perdón de los pecados. 

Ostentación perniciosa

El mismo Jesús dijo en el Mateo 7:16 ''Los conoceréis por sus frutos'' refiriéndose a aquellos hombres que se jactan de tener la bendición de Dios, haciendo lujo de las cosas superfluas que tienen. No obstante, también es cierto que los hipócritas se visten con ropas simples y necesarias, para embaucar a los demás dando la apariencia de ser simple. 

Si podemos superar la ostentación de las cosas que poseemos, podremos dar la limosna sin ningún problema. Quizás nunca sepamos qué hace dicha persona a quien damos limosna; no sabemos si con lo que le dimos hace el bien o el mal, pero si nuestra acción de dar limosna fue dada con la mejor intención, no importará su resultado

De acuerdo con San Agustín, quien pide limosna se encuentra en las tinieblas y cuando se le da lo que pide se encuentra en la luz; sin embargo, puede volver a las tinieblas dependiendo de cómo use lo que le fue dado. En este caso, la intención vale más que el resultado. 

El alimento y el evangelio

No se evangeliza para comer sino todo lo contrario, comemos para evangelizar. Ahora, tampoco se debe evangelizar por necesidad, sino más bien por propia voluntad. Recordemos que es la voluntad lo que determina si nosotros realizamos una acción por medio del bien o del mal. 

En todo caso, bastará buscar el reino de Dios para que luego no nos falte ninguna necesidad. Por otro lado, las cosas más divinas estarán por sobre el alimento y todas las cosas terrenales. La idea es que, en la búsqueda de las cosas necesarias (como el alimento) no sólo se tenga en cuenta la necesidad, sino que también no se piense en ella a la hora de evangelizar. Si nos concentramos en el evangelio, nada podrá faltarnos posteriormente, pues ya dice el versículo de Mateo 6:33


''Buscad primero la justicia y el reino de Dios y todas estas cosas se os darán por añadidura'' 

No tiene nada de malo privar del alimento que viene de sobra en el ser humano. 

El temor y el odio

El juicio de Dios es posterior a la acción de los pecados, y probablemente, el hombre pensaría que es menos de temer porque el juicio aún no llega. Sin embargo, nadie quedará exento de culpa cuando llegue el juicio de los cielos. 

Por otro lado, también deberemos tratar de no emitir juicios temerarios (prejuicios); por ejemplo, si alguien tiene dolor de estómago, podemos pensar que es por glotonería o por una bacteria. Cualquier juicio que emitamos desde nuestra subjetividad, antes de saber realmente lo que es será un prejuicio. Y así decía el Mateo 7:1


''No juzgueis o sereis juzgados''

El juicio previo sólo afecta a quien juzga y no al juzgado; por lo tanto, la temeridad sólo podrá afectar al temerario y a quien recurra a estos juicios. 

La moral y la ocultación de la verdad

Para San Agustín, la ocultación de la verdad (o la omisión de ella) no es mentir ni tampoco algo malo, pues ocultar no es lo mismo que mentir. Por supuesto, las cosas que se deben ocultar no son aquellas que sean realmente importantes, es decir, se debe decir la verdad y omitir aquellas verdades que en realidad, no sean tan importantes como la primera. 

Conclusión

Terminamos al fin el sermón de la montaña dado por Jesús a sus discípulos. Sin duda que las cosas dadas por Jesús son valiosas y honestas; pero, ¿podrán ser llevadas a cabo? Todo este sermón de la montaña, junto con las otras enseñanzas dadas en otras instancias, me recuerda al libro de J.D. Salinger llamado ''Frank and Zoey'' donde se hablaba de la imposibilidad de ser Cristiano. ¿Quién ha podido ser capaz de cumplir los preceptos del sermón de la montaña o los otros preceptos dados? Realmente es difícil poder decirlo y aún así demostrarlo.

domingo, 19 de febrero de 2017

San Agustín de Hipona - Sermón de la montaña (Libro I: Bienaventuranza) (394).

Este es un de los hechos considerado el más hermoso de la biblia, pues es aquí donde Jesús dice su famosa frase: ''Bienaventurados los pobres de la tierra, porque de ellos será el reino de los cielos''. Una frase que, por supuesto, es una imagen de consuelo a aquellos que padecen todas las necesidades básicas en el mundo. En todo caso, las bienaventuranzas no son el único discurso que se presenta ante nosotros en el libro de San Mateo, pues también aparecen otras oraciones como por ejemplo, el Padre nuestro. Veamos qué tiene que decir San Agustín de Hipona en este fragmento.

Definición:

(1) Paraclito: proviene del griego antiguo ''parakletos'' que en este idioma significa ''consolador''.
(2) Racca: un insulto muy duro que utilizaban los hebreos en tiempos de Cristo. San Agustín había preguntado a un judío qué significaba racca a lo cual le dijo ''una interjección''. Otras fuentes dicen que significa ''necio''. 

Referencias:

(1) Los cismáticos son aquellos hombres que produjeron controversias dentro de la Iglesia, con la intención de esclarecer algunas cosas oscuras de la biblia.
(2) Hoy en día, en este pasaje la palabra aborrecer quiere decir ''amar menos''.

SERMÓN DE LA MONTAÑA


LIBRO I: BIENAVENTURANZA

La enseñanza moral y la montaña

San Agustín nos dice que las enseñanzas de la montaña son justamente las reglas de vida cristiana. De hecho, bastará leer lo último que dijo Jesús en dicho sermón:

''Todo aquel que oye estas palabras mías y las lleva a la práctica, lo asemejaré a un hombre sabio que construyó su casa sobre la roca'' 
(Mateo 7:24)

De aquí se deduce que quien quiera realmente ser cristiano deberá seguir las enseñanzas que Jesús dio en el monte. 

¿Por qué en el monte?

Recordemos que en el monte se reunieron tanto niños como adultos para escuchar a Jesús. El simbolismo de la montaña representa la justicia, pues así se dijo en el Salmo 3:57 ''Tu justicia es como los montes de Dios''. Quién más apto para enseñar en el monte que representa la justicia que Jesús.

La actitud de Jesús también conviene a la justicia, porque enseñó sentado; cosa que todo maestro digno hace. 

Las ocho Bienaventuranzas

Primera bienaventuranza

Veamos qué consiste la primera:

''Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos''

Estos ''pobres de espíritu'' son aquellos que son humildes y que tienen miedo de Dios. Ya decía San Agustín que el peor pecado de todos es la soberbia, de hecho, es el peor porque es el principio de todo pecado. 

Segunda bienaventuranza

Así reza la segunda bienaventuranza:

''Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra''

Los ''mansos'' también son los humildes, pero su diferencia con la primera bienaventuranza radica en que estos ceden ante los atropellos de sus enemigos. De ahí dice San Agustín que estos vencen el mal con el bien

Tercera bienaventuranza

Aquí está la tercera bienaventuranza:

''Bienaventurados los que lloran porque Dios los consolará''

De acuerdo con el pensamiento de San Agustín, la tristeza sólo existe por el amor a las cosas materiales. Es el Espíritu Santo el que se encarga de consolar, pues por ello lo llaman Paráclito(1) ya que el consolará a ese amante de las cosas materiales para que luego voltee su mirada a las cosas eternas. 

Cuarta bienaventuranza

Veamos la cuarta bienaventuranza:

''Felices los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados''

Estos que ''tienen hambre y sed de justicia'' son lso amantes del bien eterno. Si están hambrientos de la justicia, entonces nunca les faltará comida; al igual como Jesús dijo en Juan 4:34 ''Mi comida es hacer la voluntad de mi Padre''. 

Quinta bienaventuranza

Tenemos la quinta bienaventuranza


''Felices los misericordiosos porque a ellos se le dará misericordia''

Estos ''misericordiosos'' son aquellos que ayudan a los infelices y, como recompensa, estos recibirán misericordia en momentos de necesidad. 

Sexta bienaventuranza

Seguimos con la sexta bienaventuranza


''Felices los de corazón limpio porque ellos verán a Dios''

Insensato sería buscar a Dios con los ojos del cuerpo, pues la única manera de ver a Dios es con el corazón. 

Séptima bienaventuranza

Veamos la séptima bienaventuranza:

''Felices los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios''

Es en la perfección donde se encuentra la paz, porque en la paz no existe oposición alguna. De ahí que el sabio sea una persona de paz y el beligerante siempre esté en movimiento y haciendo resistencia a lo que no le parece bien. 

Octava bienaventuranza

Y finalmente tenemos la última bienaventuranza:

''Felices los que sufren persecución por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos''

Una vez que en el ser humano está establecida la paz interior, nada podrá destruirlo porque será tan sólido como la piedra. Nada que no sea la verdad puede ser perjudicada la ser ella totalmente buena. Cuando dice ''por causa de la justicia'' es perfectamente reemplazable por decir: ''por causa de ser honestos''.

Conclusión de las ocho bienaventuranzas 


Para resumir todas estas bienaventuranza, Jesús continúa enseñandole a sus discípulos diciéndoles: 

''Seréis felices cuando hablen mal de vosotros y os persigan''

Si observamos cuidadosamente, veremos que la enseñanza de Jesús comienza con la humildad, luego sigue con los méritos del hombre, para luego finalizar con la contemplación entera de la sabiduría y de Dios. También caerá agregar que en las últimas bienaventuranzas el hombre no podrá ser afectado por absolutamente nada. 

Comparación de las bienaventuranzas y el don del Espíritu Santo

Como hemos visto, las bienaventuranzas nos ponen en el plano de la humildad y la aceptación a Dios. La única manera de que aquello se lleve a cabo, es siendo temerosos de Dios porque recordemos que el pecado más grande es la soberbia. Además, la soberbia ni siquiera podría conducirnos a ningún modo de sabiduría, al tener que considerar todo inferior a uno mismo. 

La verdad es que el Espíritu Santo también está relacionado con las cosas dichas por Jesús en el monte. Es cosa de ver el Isaías 11:2-3 donde se comenta dice que el primer grado de conocimiento de Dios es la sabiduría, y esta sabiduría consiste en el miedo hacia Dios. Por supuesto, Isaías hablaba de el Espíritu Santo al hablar de que lo primero es la sabiduría. 

El reino de los cielos como premio

Como vemos en las bienaventuranzas, lo primero que se da como recompensa es el reino de los cielos, así como también se llega al reino de los cielos acatando todas las enseñanzas de Jesús en la montaña. Desde la primera bienaventuranza se obtendrá la ayuda del Espíritu Santo quien nos encaminará a obtener todo lo que nos hacía falta; misericordia, felicidad, saciedad de justicia, la herencia, etc.

¿Ser felices sufriendo?

Podríamos pensar fácilmente que, en definitiva, los que sufren son aquellos que tendrán todas las cosas que deseaban. Recordemos que para Jesús y los cristianos en general, la felicidad está en el interior y no en el exterior. 

Los sufrimientos se superan con paciencia, y la paciencia es justamente virtud. Los males deben soportarse no sólo con fuerza, sino también con alegría, aunque los únicos que no pueden obtener esto serán los herejes y los cismáticos(1)

La recompensa

Obviamente, cuando se habla de la recompensa de los cielos no se habla de un cielo ni siquiera parecido al que vemos con los ojos. Es un cielo sempiterno, estable y eterno; y sólo hay lugar para aquellos que cumplen con los requisitos. 

La luz del mundo

Continúa Jesús en la montaña dirigiendo el sermón diciendo a todos los presentes: 

''Vosotros sois la sal de la tierra''

Lo que significa que siendo tan diminutos, al ambicionar los bienes temporales, nos veremos enfrentados a las más terribles dependencias; por lo tanto, no seremos felices. De alguna manera, siendo pequeños somos inferiores, pero si tenemos nuestro corazón en el cielo nunca lo seremos. 

Luego continúa: 

''Vosotros sois la luz del mundo''

Si somos la sal de la tierra, no entiendo esta tierra como la que pisamos con los pies, sino más bien interpretada como el mundo, entonces podremos entender que somos la luz. En efecto, somos la luz cuando nos acercamos a Dios. 

La ley de Dios y la ley del hombre

Las obras de los hombres para con Dios

Un pasaje de la biblia reza así:

''Brille vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro padre, que está en los cielos''

Puede ser que esta cita se confunda y el hombre que la siga busque jactarse de estas, con el objetivo de sólo recibir alabanzas. Sin embargo, sigue en el mismo pasaje:

''Si todavía buscase el agrado de los hombres, no sería siervo de Dios''

La idea de hacer las buenas obras no es captar el agrado de los hombres, sino el agrado de Dios, y encima que los demás hombres se convenzan en seguir las buenas obras. De ahí que los hombres deben ser exhortados a sufrir por la verdad cada vez que se oculte. 

Las leyes de Dios

Veamos un pasaje en cuanto a las leyes:

''No creáis que he venido a abolir la Ley y a los Profetas; no he venido a abolirla, sino a darle cumplimiento''

Jesús vino justamente a dar cumplimiento a las leyes, y no sólo a las que fueron dictadas por Dios por medio de los profetas, sino que también a la palabra de los profetas. Dar cumplimiento significa cumplir hasta la más mínima de las órdenes dadas por Dios. 

Ley y evangelio

Obviamente, estas leyes mínimas que nos muestran las escrituras deben ser complementadas con las más grandes. Es probable que se pregunten cómo es posible que alguien quien haya cumplido sólo las leyes más mínimas no entre en el reino de los cielos, pero sí estará más cerca de quien no las cumplió. 

Las culpas entre los hombres

Las ofensas

En el mismo Mateo se dice que será condenado aquel que insulte e injurie a su hermano. Aún más, quien se enoje sin motivo será condenado de la manera más punitiva, que otro que no se enojó. En realidad hay tres ''niveles'' por decirlo de alguna manera:

  1. ''Quien se enoje con su hermano sin motivo será condenado a juicio''
  2. ''Quien llame a su hermano ''racca''(2) será reo de condena''
  3. Quién llame imbécil a su hermano conocerá las penas del infierno''

Por lo tanto, será mucho mejor enojarse sin motivo con su hermano que llamarlo ''imbécil'' o con alguno otro insulto. Tenemos entonces un juicio, una condena y una pena hacia el infierno.

En todo caso, quien meresca las penas del infierno no podrá ser perdonado. 

Los enemigos de los hombres

¿Quiénes son realmente los enemigos del hombre? ¿Otros hombres o el diablo? La palabra nos llama a ser misericordiosos y condescendientes, pero ¿podemos ser condescendientes con el diablo? Agustín nos dice que eso no será posible, pues sería como tener una amistad con él, lo cual sería absurdo. 

Con lo único que debemos ser enemigos es con los hombres pecadores, aunque a estos también se debe perdonarlos cuando se den cuenta del error que cometen al querer la carne. 

Así es como dice una escritura:

''Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a los infiernos, allí te encuentro; si al rayar el alba me pusiera alas y fuese a poner en el último extremo del mar, allí igualmente me conducirá tu mano y me hallaré bajo el poder de tu diestra''

Dios está en todos lados y nada puede estar lejos de su mano creadora. Incluso está entre los injustos para que se arrepientan de sus malas acciones. Se podría pensar que si Dios está con los enemigos no debería ser conveniente para nosotros estar con él. No obstante, ¿con quién más estaremos? ¿seremos pecadores de soberbia y así ser doblemente pecadores? No sería conveniente alejarse de Dios. 

La relación entre hombre y mujer

Dice un pasaje de Mateo que no se debe fornicar con una mujer, aunque San Agustín nos dice que basta pensar en fornicar con dicha mujer para fornicar de corazón. En efecto, una cosa es fornicar de corazón y otra con la unión corporal, pero la primera será mucho menos condenable que la segunda. 

Los pecados ya sea en el hombre y la mujer se dan con tres pasos:

  • Sugestión: proviene de los cinco sentidos corporales. Por supuesto, todos sentimos placer a través de nuestros sentidos, pero aquellos placeres que nos llevan al pecado son los que debemos reprimir. Para Agustín la sugestión está representada en la serpiente

  • Delectación: una vez que hemos percibido un placer por los sentidos, nos viene de forma sucesiva la delectación que es la aprobación de dicho placer. Para San Agustín la delectación está representada por Eva.

  • Consentimiento: es la consumación del pecado. Una vez que ya está aprobado el pecado no hay nada más que hacer. Para San Agustín, el consentimiento está representado por la conciencia

Lo más importante de rescatar aquí es que el hombre puede evitar el pecado si no se sugestiona o se consiente con ellos. Sin embargo, si no logra hacerlo, el hombre se verá implicado en la costumbre del pecado lo cual lo hará malo. Siempre debe someterse a la gracia de Cristo así como la mujer se somete al hombre. 

Las partes del cuerpo

Tenemos ahora un pasaje complicado para San Agustín con referencias a las partes del cuerpo:

''Si tu ojo derecho es el que peca, entonces sácatelo y arrójalo lejos de ti; pues te conviene más que uno de tus miembros se pierda que todo el cuerpo'' 

Por supuesto, quitarse los ojos es una cuestión muy difícil, pero también recibir el castigo eterno será algo peligroso. Para San Agustín, este pasaje podría ser una metáfora más que una regla corporal, es decir, que realmente el hombre se tenga que arrancar los ojos. Puede ser que con ''ojo derecho'' se refiere a que cuando lo más valioso nos falle (entendido coloquialmente como un ''mano derecha''), debemos apartarnos inmediatamente de aquello. 

El matrimonio cristiano

La única forma en que la mujer puede separarse del marido es una vez que éste último esté muerto. De hecho, la mujer puede volverse a casar nuevamente si el marido ya está muerto. El marido tampoco puede dejar a su mujer por otra, y si llegara a separarse, debería tratar de reconciliarse nuevamente. 

En todo caso, el matrimonio debería llevarse sin fornicación a excepción que esté el propósito de tener un hijo. Muchos menos que la fornicación se haga sin motivo alguno o sólo por placer. De ahí podría decirse lo que sostenía el apóstol San Pablo:

''Por lo demás, los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen''

Hay algunos pasajes que parecieran ser aún más duros son los miembros de la familia. Veamos el Lucas 14:26

''Si alguno de los que me sigue no aborrece a su padre y a su madre, a la mujer y a los hijos, y a los hermanos y hermanas, y aún a su vida misma, no puede ser mi discípulo''

Es muy difícil interpretar este pasaje sin tener un dejo de extrañeza en estas palabras. Lo que puede significar es que una vez que el hombre entre en el estado que va más allá de la muerte, no tendrá estas necesidades de amar a su padre o a su madre, o a todos sus familiares, pues en el reino de los cielos todos son hermanos(2)

En otras palabras, quien ama esta vida terrenal, aún no está preparado para amar la vida celestial. Ahora, en esta vida celestial se supone que estamos todos aquellos que han seguido los mandamientos irán a esa vida, y aquí tenemos otra razón de despreciar a los ''familiares terrenales''. 

Derechos del matrimonio

El apóstol San Pablo decía que la mujer no debe permanecer fuera del matrimonio, y si se separara, no podrá contraer nuevamente matrimonio y se tendrá que reconciliar con él. El hombre tampoco puede contraer matrimonio luego de separarse de su esposa, y tendrá al igual que la mujer tratar de reconciliarse con él. 

Es sabido que otra de las cosas más difíciles en la disolubilidad del matrimonio es la infidelidad. No obstante, si la mujer es infiel y el marido consiente en su amor, entonces deberían estar juntos; lo mismo pasaría en el caso contrario. Tampoco deberá dejar a su mujer si esta es pagana, pues con el tiempo puede convertirse en cristiana; lo mismo va para los hijos. 

En el caso de fornicación, el hombre puede separarse de la mujer sin ningún problema, pero él también debe estar limpio de todo pecado de fornicación. 

Adulterio

Si un hombre se casa con una mujer que es adúltera, entonces los dos se convierten en adúlteros y pecadores. La esposa y el marido, si fueron adúlteros y pecadores tendrán que tratar de reconciliarse con sus respectivo esposo o esposa. 

Existió un caso de adulterio en el imperio de Constancio estaba el prefecto (que también fue Cónsul) llamado Acindino. Este prefecto llegó a tener tantas deudas que tuvo que ser encerrado en el calabozo. Su esposa era muy hermosa, y un rico quiso hacerla su esposa, sabiendo que su marido estaba en la cárcel. Este le dijo que si estaban juntos éste podría darle el dinero suficiente para sacar a su marido de la cárcel. La esposa le contó a Acindino la situación en que se encontraba, y éste aceptó. No obstante, el rico la engañó y en vez de darle dinero le dió un saco de tierra. La mujer protestó y como indemnización le dieron algunas tierras. 

Agustín dice que en este sentido, el adulterio sí está justificado pues la fornicación fue consumada por amor al marido. En efecto, todo mal que se hace para un bien mejor, será aceptado y libre de pecado. 

Los tipos de juramento que existen

El juramento sólo se puede dar por la realización de las buenas acciones y no por la necesidad de cosas materiales, ni de ningún otro tipo. 

Tampoco se debe jurar por Jesús o por un familiar, siempre se debe jurar por Dios, porque de todas las cosas Dios está en todas. 

Bondad y generosidad

Sólo un versículo es representativo de la bondad y la generosidad en la biblia:


''Habeis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente; pero yo os digo que no os opongáis al que haga el mal; sin embargo, si alguien te hiriese la mejilla derecha, vuélvele también la izquierda; y a quien te quiera llamar a juicio y quitarte la túnica, ofrécele también la capa; y quien te forzare a ir con él mil pasos, vete con él otros dos mil. Al que te pida dale y no vuelvas tu rostro a quién al que pretende de ti algún préstamo''

Son los fariseos quienes decían algo muy similar, pues ellos nos decían que estaba muy bien el evitar la venganza. Sin embargo, no hay nada más perfecto que no devolver daño alguno a quienes nos hizo daño (o mucho daño). 

El significado de la mejilla derecha

Agustín añade un dato interesante en cuanto al significado de la mejilla derecha. Solamente en los códices griegos aparece ''mejilla derecha'', pero en los códices latinos sólo aparece ''mejilla''. 

Sea como sea, el rostro en sí es lo primero que apreciamos de una persona, es la identidad de cada uno. Cuando nos golpean la mejilla, en verdad, es una muestra de desprecio por nosotros como persona. Por otro lado, todo lo que signifique el lado derecho es lo más apreciado que tenemos, mucho más que lo izquierdo. Por ejemplo, los amigos de los emperadores siempre están a mano derecha.  

Se debe poner la otra mejilla por una cuestión de bondad y humildad; muchos dan la otra mejilla pero no aman al que les golpeó. Debemos ser tan bondadosos como Jesús quien no solamente dio la otra mejilla, sino que el cuerpo entero a los romanos. 

Corrección de las conductas

Nada sacamos con golpear a nuestros enemigos si ellos os golpearon antes. ¿Acaso si devolvemos el golpe se nos restablecerá el rostro o tendremos algún otro beneficio? Por supuesto que no, aunque la venganza si tiene un efecto lenitivo. 

En vez de desear la venganza hacia el prójimo, será mucho mejor desearle corrección y benevolencia. Nadie se vuelve bueno con el mal, sino que todo lo contrario, todos nos volvemos buenos con el bien. Por lo demás, nunca se deben aceptar las cosas injustas, es decir, si alguien pidiera a otro hombre una cosa injusta, entonces será mejor no hacerla. 

La ley de los fariseos y la ley de Jesús

La ley de los fariseos siempre ha sido ''ojo por ojo, diente por diente'' es decir, la ley del Talión. Es comprensible que en un comienzo fuera así, pues todos nos sentimos mal cuando dañan a nuestros seres queridos. Amar al prójimo (incluyendo al enemigo) será el próximo peldaño que el hombre deberá sobrepasar. Para San Agustín, odiar al enemigo será lo más fácil y por lo tanto, lo más débil que pueda hacer el hombre. 

Arrepentimientos

En la ley nueva existe el concepto de arrepentimiento que surge después por dos tipos de pecados: traición y negación. Estos dos conceptos se representan en los apóstoles; por ejemplo, cuando Judas traicionó a Jesús y Pedro negó a Jesús tres veces. 

Los dos se sintieron mal una vez que cometieron sus pecados, pero no sabemos si verdaderamente Dios perdonó estos pecados, aunque el Mateo 12:33 dice:

''Cualquiera que hablare contra el hijo del hombre, se le perdonará; pero quien hablare en contra del Espíritu Santo no se le perdonará ni en esta vida ni en la otra''

Por lo tanto, hay mucho más castigo cuando se habla en contra de la divinidad y más aún, en contra de la Santísima Trinidad. 

Conclusión

Este puede ser uno de los episodios más célebres de la biblia, aunque también uno de los más difíciles porque nada más difícil es cumplir con todos los preceptos divinos. Se sigue insistiendo en que lo más benevolente y misericordioso es dar la otra mejilla, así como también ayudar al enemigo cuando lo necesite. Por supuesto, todo esto se hace en la vida terrenal, pues luego de hacer todas las cosas mandadas por Jesús se obtendrá la recompensa divina del reino de los cielos. Una tarea, por lo demás, difícil por no decir imposible de realizar.