Muchos filósofos ya han tratado el tema del amor en base a la lógica y
la razón, pero nadie lo ha visto desde la perspectiva cristiana y lógica que
sólo San Agustín de Hipona nos puede entregar.
¿Qué es el amor y el conocimiento para San Agustín? Es una respuesta que ya
hemos resuelto en otros libros pero ahora estará aplicado a la Santísima
Trinidad, por lo tanto, la pregunta sería ¿Cómo se relaciona el amor y el
conocimiento? Difícil respuesta para aquel que no entienda qué es realmente la
Santísima Trinidad.
Referencias:
(1) Lo que en términos actuales podríamos llamar motivación intrínseca.
LA TRINIDAD
LIBRO X: EL AMOR EN LA SANTÍSIMA TRINIDAD
El amor y lo desconocido
San Agustín parte con la siguiente premisa:
''Nadie ama lo desconocido''
Sin embargo, podemos comenzar a querer a alguien que no conocemos de
vista, pero sí lo conocemos por sus virtudes, las cuales hemos sabido de a
oídas. Lo mismo pasa con las artes, por ejemplo, ¿quien no estudiaría retórica
(oratoria) sabiendo que es el arte del buen decir? Lo primero que nos llama la
atención de lo desconocido (desconocido por lo sentidos) son en realidad las
virtudes y las cosas que tienen relación con nosotros mismos(1).
También podemos extrapolar esta idea al lenguaje, pues si a alguien
le llama la atención la palabra ''asertividad'' su curiosidad lo llevará
a descubrir qué significa esta palabra. ¿Qué lo lleva a tener esta
curiosidad? simplemente el signo (significado) de la palabra; es verdad,
aún no se sabe ni se tiene conocimiento pleno, pero los ánimos permitirán
llegar a ese conocimiento pleno.
Esto puede ser contradictorio porque bien puede decirse que alguien que
ha escuchado una palabra y desea aprenderla, es un ignorante en un comienzo y
por lo tanto, ama lo que aún no conoce. Sin embargo, esto no es así. Quien ama
lo que ''todavía no conoce'' en verdad ya está buscando algo que conoce,
es decir, busca el saber. De hecho, para saber una palabra lo primero que
debemos hacer es saber, tener un indicio o un conocimiento de lo que sea una
''palabra''.
Además, el concepto de imaginación es importantísimo a este respecto. En
efecto, cuando oímos la palabra ''asertividad'' se nos vienen un montón de
cosas a la mente, cosas que nos ayudarán a resolver cuál es el significado de
esta palabra hasta que la conozcamos por completo. En conclusión, no se puede
amar lo que se ignora.
El conocimiento del alma por el alma
Aquí tenemos una pregunta importante ¿cómo se conoce la mente? ¿acaso se
conoce puede conocerse por sí misma? ¿o conoce lo que se ha hablado de
ella? Sería difícil responder a esta duda porque si se ama así misma, entonces
debería amarse antes de conocerse, pero la mente se conoce realmente con el
tiempo, es decir, cuando se nos viene el concepto de mente.
Si se conoce por su ''fama'' (palabras de Agustín) ¿cómo no se conoce a sí misma primero
sino es por el ejemplo de las otras mentes? Lo mismo pasa con los ojos, los
ojos se conocen recién cuando se ven con otros ojos, y, sin embargo, la mente
siempre está con nosotros, de ahí que San Agustín diga:
''No hay nada más presente que la mente''
Pero la mente se conoce porque cuando se busca sabe que
algo debe conocer y eso mismo hace que se conozca. Además, el mero hecho de
buscarse ya prueba que la mente quiere conocerse a sí misma y que sabe lo que
es conocer.
Por lo tanto, no es necesario que la mente haya escuchado de sí misma
para conocerse, pues la búsqueda de un concepto supone un conocimiento
de búsqueda. Cuando buscamos, buscamos una cosa conocida porque
si no buscamos lo que conocemos ¿cómo empezaremos a buscar? Lo mismo pasa
con el alma, el alma se conoce entera y se se busca también sabe que se
ama.
El concepto de conocerse
San Agustín ha tratado el tema de
''conocerse'' como el sinónimo de amarse. ¿Cómo puede conocerse la mente si
todo lo que hace el ser humano está relacionado con la mente? El alma
puede caer en un error grave cuando piensa que por medio de imágenes puede
conocerse, pero ¿cómo podría ser de otro modo?
Sólo al escuchar las palabras ''conócete a tí misma'' y al entender
cada palabra de lo dicho ''conócete'', ''tí misma'', entonces el alma tiene la
facultad de conocerse así como la mente también podrá. Son conceptos
interiorizados que no tienen nada que ver las imágenes que son conceptos del
exterior.
El ánimo de conocerse a sí mismo está como prueba en el pensamiento de
todos los filósofos que trataron de investigar qué era el alma. Unos decían que
eran átomos, otros decían que eran cuerpos, otros decían que eran cosas
inteligibles; si bien todas estas pueden estar expuestas a juicio, todas tienen
algo en común: la búsqueda del ser. ¿Cómo parte esa búsqueda?
sabiendo en su interior qué es el alma. San Agustín dice que más que intuición, las
almas y las mentes ya se conocen, es decir, tienen certeza absoluta de
que existen.
Conclusión
No hay nada más grato que amarse a sí mismo porque esto también
significa conocerse a sí mismo. Una de las premisas más importantes de los
griegos ya en tiempos del oráculo de Delfos. Junto con el concepto de memoria,
de tiempo y del mal, el concepto de mente y conocimiento puede ser uno de lo
más interesantes en la obra de San Agustín. Por supuesto, este libro nos
recuerda los primeros debates que Agustín tuvo con los Académicos, quienes
decían que nada podía conocerse. Basta ver los tres libros llamados ''Contra Académicos'', para complementar la lectura
de este libro.