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sábado, 9 de diciembre de 2017

Al-Ghazali - La Alquimia de la Felicidad (Capítulo I: Las cualidades del corazón).

Uno de los tratados más importantes para el islam y la filosofía medieval. Fue escrito en un período muy difícil tanto en Arabia Saudita como en la vida de Al-Ghazali, donde las discusiones teológicas y filosóficas se hacían cada vez más agudas. En este tratado, Al-Ghazali trata de conciliar las dos posturas donde se habla de Dios, el alma y el hombre. Por lo demás, este tratado no está exento de misticismo pues pareciera tener mucho de todo. Veamos lo que nos da este filósofo árabe. 

Referencias:

(1) Es la típica denominación cuando se habla de sentimientos o empatía.

La Alquimia de la Felicidad


Capítulo I: Conocimiento del alma y cómo este es la clave para conocer a Dios

Solamente el hombre está dotado de alma y por lo tanto solo él puede entender y comprender a Dios en su complejidad. El hombre fue creado con dos cosas fundamentales: cuerpo y alma. Su alma es la que comanda el cuerpo, pues la materia no tiene voluntad propia a menos que tenga quien la comande. 

Siguiendo una lógica aristotélica, Al-Ghazali dice que la materia es todo aquello que no tiene cantidad ni forma, mientras que lo inteligible es todo aquello que tiene forma y cantidad. Si es así, entonces tenemos que decir que el alma es forma y por lo tanto no puede ser divisible; sin embargo, hay un espíritu que es divisible y ese es el de los animales no-racionales. El espíritu del hombre, que Al-Ghazali lo llama corazón(1), es el único que puede comprender a Dios y otras cosas inteligibles. 

Concepto de corazón

¿Podríamos situar la percepción, el reflejo, la memoria, el recuerdo y la imaginación en el corazón? No. No está situado en esa parte. Estas características pertenecen al cerebro, pero las características celestiales o angelicales las tiene el corazón. Por otro lado, todas las cosas del cerebro están sometidas al corazón, es decir, el corazón debe ser soberano en el cuerpo que es su reino. 

En este sentido, Al-Ghazali separa la espiritualidad de las acciones meramente mecánicas que la mente reproduce. En otras palabras, confronta el corazón y la razón. 

Esta es la misión del corazón pues toda parte que está diseñada por Dios tiene un propósito. El burro sirve para llevar cargas, si lleva sus cargas sin que se caigan y las lleva en perfectas condiciones, entonces su misión habrá sido alcanzada. 

Todo conocimiento, aunque sea un conocimiento formal y científico, es trivial y superficial comparado con los conocimientos del corazón. ¿A qué tipo de conocimientos nos referimos cuando hablamos de ''conocimientos del corazón''? a aquellos que les fueron dados a los profetas. Esto es evidente porque, aunque el hombre de Arabia nazca musulmán, mucho antes de él estaba los judíos y los cristianos, lo que comprueba que el movimiento del corazón se sostenía ya desde tiempos inmemoriables. El conocimiento del corazón es un conocimiento profético. 

Una prueba de que el corazón es el que manda es la realización del milagro. Todo lo racional no puede tener cabida en lo que es el milagro, pues todo lo milagroso corresponde al corazón y no a la razón. Esto se ve claramente cuando la razón no puede explicarse la resurrección o la curación de un ciego o de un enfermo terminal. 

Otra prueba de que el corazón es el que tiene dominio sobre el cuerpo, es la voluntad que el hombre tiene por sobre muchas cosas. Por ejemplo, la voluntad de ayunar es una acción realizada por el corazón. El cuerpo pide alimentación en las mañanas y es normal que el hombre tome el desayuno porque eso es la razón; pero, si este hombre está comprometido con Dios escogerá el ayuno y esto no lo hace por razón, sino que por voluntad. 

¿Dónde está la felicidad?

El enfado tiene placer en la venganza, el apetito sexcual tiene placer en el coito, el hambre tiene placer en la comida y el trago, mientras que el placer de conocer la verdad y la realidad está en el corazón. 

Así, como todo lo que es materia y racional es pasajero, el amor a Dios está en el corazón de todos los hombres, y este sería equivalente al amor a la verdad. 

Finalmente, incluso si uno quisiera investigar algo necesita amor para descubrir los secretos de lo que investiga. Lo que no tiene amor ni siquiera tiene interés ni motivación para ser investigado; por lo tanto, aquí tendríamos otra prueba para decir que el corazón está primero que la razón. 



Conclusión

Podríamos extrapolar todo lo que ha dicho Al-Ghazali con la obra de San Agustín de Hipona, diciendo que en vez de que fuera el corazón quien gobernara todo, para San Agustín sería la fe la que tendría las riendas. Me parece que es uno de los primeros tratados en donde vemos el símil del corazón, relacionándolo con algo más allá de sus funciones orgánicas. ¿Será que fue el primero en plantear esta asociación del corazón con el conocimiento de Dios? Sea como fuere, está a la vista que este tratado va en contra de las fuentes racionalistas de Platón, Aristóteles y Avicena quienes tenían por estándar la razón.