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viernes, 30 de junio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XIV: El pecado y las pasiones) (413).

¿Cómo podemos evitar los pecados y las pasiones? los hombres se ven ligeramente (o completamente) tentados hacia ellas y por eso cometen lo que cometen. Pero ¿de dónde proviene el pecado? ¿es que proviene del cuerpo como lo dirían los filósofos platónicos que rechazaban el mundo sensible? ¿o será el alma que es divina e intachable que está hecha de manera superior al cuerpo porque la gobierna? Veamos que nos presenta San Agustín de Hipona en la décima cuarta entrega de la Ciudad de Dios.
Definiciones:

(1) Delito cometido a sabiendas o por ignorancia.


LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO XIV: EL PECADO Y LAS PASIONES

El origen del pecado es el alma


Ya habíamos dicho que el origen del pecado procede del alma, porque la voluntad es más parte del alma que del cuerpo. Es de esperar que todos los filósofos y pensadores anteriores hayan puesto sus esperanzas y sus razonamientos a favor del alma, pero la S.E. nos dicen que no está del todo bien hacerlo. 

En todo caso, por más que el hombre quiera alejarse de la carne, está condenado a vivir con ella para siempre, incluso aún cuando prefiere las características del alma. Pero no por esto se debe pensar que el cuerpo es culpable de los pecados, como si lo dijera Platón cuando dice que el la corruptibilidad del cuerpo corrompe al alma. Es todo al revés. El alma hizo corruptible al cuerpo. 

La misma biblia dice que el hombre no debe vivir por el hombre, sino que vivir por Dios. Ni siquiera los ángeles pudieron vivir por los ángeles, pues se dejaron corromper por los pecados y el deseo. Los hombres no están supuestos a vivir como ellos mismos, sino que vivir según los deseos del creador, lo mismo va para todas las criaturas que tienen consciencia de Dios. De hecho, el amor es una cosa totalmente buena y sólo puede tenerse en Dios; en nada más:

''Si alguno quiere al mundo, el Padre no lo quiere a él''
(1 Juan 2:15)

Esto quiere decir que el hombre que verdaderamente ama, ama a Dios poniendo en segundo lugar todas las cosas que existen en el mundo. ¿Por qué? porque todas las cosas de este mundo están sujetas a la corruptibilidad. Quien ama las cosas de este mundo, tarde o temprano tendrá que sufrir.

Perfección y caída del hombre

¿Acaso eran tenían el pecado dentro Adán y Eva? ciertamente es difícil por no decir imposible determinar si realmente los primeros seres humanos de la tierra quisieron tocar es árbol. La verdad es que San Agustín dice que no tuvieron pecado alguno en sus corazones, sino que hicieron esto por ingenuidad (pues en la ingenuidad no hay malevolencia o pecado alguno). 

El vicio necesita del bien

En todo caso, aunque fuera esta una mala decisión, un vicio o un pecado, esto no quita que la decisión haya sido natural y por lo tanto: buena. ¿Por qué? porque todas las cosas que necesitan de naturaleza (y el pecado necesita de esta) son buenas porque todo lo existente es verdadero y todo lo verdadero es bueno. 

Esta teoría ya había sido explicada antes en cuanto a que el mal ''no existe'', pues en realidad el mal sólo serían ''decisiones'' que se toman a través del bien, es decir, ningún mal puede existir sin el bien. El bien existe en sí mismo porque es verdadero, pero el mal que es falso no puede existir porque las cosas falsas no existen, pero si existieran tendrían que servirse de cosas verdaderas. 

Por ejemplo, si quisiera mentir tendría que hacerlo a partir de cosas que existen, es decir, cosas verdaderas. Está bien, quizás, el contenido no es cierto, pero eso no quita que el mal se esté sirviendo de lo verdadero para ''existir''. 

Prevaricación(1) de Adán

Luego de comer el fruto prohibido, Adán se volvió soberbio y desobediente. De hecho, está escrito en la biblia como Adán le reprocha a Dios tener una mujer que más encima el dio el fruto prohibido:

''La mujer que me diste por compañera me ofreció el fruto y comí''
(Génesis 3:13-12)

Como tantas veces dijo San Agustín, el peor de los pecados es la soberbia. El hombre cometió la soberbia y siguió ejerciéndola para defenderse. 

Líbido

De acuerdo con la filosofía de San Agustín, el hombre que piensa en otra mujer ya está pecando. Debemos recordar que el pecado proviene principalmente del alma antes que del cuerpo, y por supuesto, el pensamiento de la infidelidad está en el alma y no en el cuerpo. Por lo demás, recordemos que tanto Adán como Eva estaban desnudos y no sentían vergüenza el uno por el otro, pues aún no habían pecado. 

¿Qué puede librarnos del pecado? justamente la razón que Dios dio al hombre. 

La unión conyugal

Desde un principio, los filósofos griegos estaban de acuerdo con que el pudor debía tenerse. Quizás, los filósofos cínicos eran los únicos que estaban de acuerdo con que no hubiera problemas de hacer el coito en público. Sin embargo, pasando el tiempo hasta ellos decidieron desistir de esta conducta. 

El mandato de Dios fue muy claro después de que Adán y Eva cometieran la prevaricación:

''Creced y multiplicaos''
(Génesis 1:27)

Esto no quiere decir que el hombre y la mujer deben desenfrenadamente procrear, sino que deben hacerlo sólo por el hecho de traer a un ser vivo a este mundo, y no por mero placer.  

Conclusión

Parece ser que sólo faltaba este punto por aclarar a San Agustín porque a partir del siguiente libro se viene la exposición de las dos ciudad que compara el obispo: Jerusalén (que está del lado del bien) y Babilonia (que está del lado del mal). Queda establecido que el pecado proviene más del alma que del cuerpo, por supuesto, el cuerpo es un mero instrumento de la razón y por esto quedaría relegado al segundo lugar. Si todo mal es voluntario tal y como lo dice San Agustín, entonces no nos queda otra que dirigir nuestro pensamiento hacia las cosas buenas (aunque todo lo que existe es bueno).