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sábado, 22 de julio de 2017

San Agustín de Hipona - La dialéctica (???).

Muy mal en este punto no haberme acordado de obra tan sublime de San Agustín de Hipona llamada la dialéctica. Cierto es que ya hemos investigado el resto de las obras agustinianas, pero no podía quedarse afuera una obra de tanta importancia como esta. Cada filósofo hasta San Agustín ha tenido su propia opinión sobre al dialéctica: unos dicen que no sirve, otros dicen que es fundamental para el desarrollo del pensamiento filosófico. Veamos en esta última obra (de nuestro blog) cómo es que San Agustín entiende el concepto de dialéctica. 

LA DIALÉCTICA

Sobre el concepto de dialéctica

Palabras simples y compuestas

Así comienza definiendo la dialéctica San Agustín:

''La dialéctica es el arte del buen discutir''

Para discutir existen dos tipos de palabras:

Simples: que se refieren a las palabras que significan una sola cosa. Por ejemplo: ''gato'', ''hombre,'', ''caballo''. 

Sin embargo, existen algunas palabras que siendo una y significando sólo una cosa, pueden tomarse en dos sentidos; por ejemplo, ''hablo''. Esta palabra, a pesar de que es única, al mismo tiempo que se la lee se menciona a un sujeto que en este caso sería ''Yo''. Por lo tanto, la palabra ''hablo'' no sería simple al implicar siempre un sujeto. 

Si analizamos la palabra ''hablo'', tendríamos que anteponer a ella el pronombre ''yo''. Si yo digo ''hablo'' o ''camino'', inmediatamente se tendrá que ver si estas palabras están sometidas a la verdad o a la mentira, pues no se puede decir ''hablo'' o ''camino'' si no se está haciendo. Por lo tanto, todo verbo en primera y segunda persona:

Yo 
Nosotros
Vosotros
Ellos

es considerada una palabra compuesta, porque está sometida ya sea a la verdad o a la mentira al momento de decirla. Sin embargo, en los verbos de las terceras personas:

El 
Ella
Eso

no hay tendencia a la verdad o a la falsedad, pues cuando uno dice ''camina'', no nos referimos más que al acto de caminar independiente de la persona. Por ejemplo, cuando decimos que el ''ser humano camina'' estamos diciendo algo que no tiene tendencia a la verdad o a la mentira, es por decirlo de alguna manera, una oración neutra y por eso la llamamos simple.

Claro, alguien podrá decir que la verdad y la mentira de la palabra ''camina'' puede ser tendenciosa cuando se adhiere el pronombre; por ejemplo, decir ''él camina'' cuando en verdad no está caminando. Pero el verbo sólo ''camina'' (que está conjugado en tercera persona) no tiene connotación de mentira ni verdad, sino que sólo indica la acción de caminar. En cambio cuando se dice ''camino'' al mismo tiempo se está adhiriendo el pronombre ''yo'', aunque este no aparezca. 

Palabras adjuntadas

Son todas aquellas que pueden formar una frase o un oración con más de tres palabras. Por ejemplo, ''el hombre camina''. 

De estas palabras se recogen al menos dos tipos

Verdaderas o falsas: por ejemplo, el hombre camina / el hombre no camina

Neutras (ni verdaderas ni falsas): por ejemplo ''ojala vaya a la granja''.

Así estas tres clases de palabras (simples, compuestas y adjuntadas) forman parte de la dialéctica y sirven para el uso del buen discutir. 

Formación de la dialéctica

Dijimos que teníamos dos tipos de palabras en la dialéctica, pero por eso tenemos también tenemos dos grupos dentro de la dialéctica. 

La parte que trata de las palabras simples se llama ''Tratado del habla'', mientras que la que trata de las palabras adjuntadas se divide en tres partes. 

Tratado de la elocución: donde se emiten palabras que no están sometidas a discusión veras o falaz. 

Tratado sobre el enunciado: donde el juicio versa sobre enunciados simples. 

Tratado sobre la conclusión de los enunciados: donde se analiza el juicio de las palabras junto con la conexión que hay entre ellas.



Conceptos principales

San Agustín comienza a dar definiciones de una serie de conceptos que involucran la dialéctica:

Palabra: una palabra es un signo de cualquier cosa que puede ser entendido por el emisor y el oyente.

Signo: lo que se manifiesta a sí mismo al sentido y que además muestra algo a la mente. 

Cosa: una cosa es cualquier cosa que puede ser percibida por el entendimiento.  

Hablar: dar un signo con voz articulada.

Voz articulada: lo que puede ser expresado con letras.

Letra: fracción mínima de una voz articulada.

Decible: todo lo que percibe la mente sobre las palabras.

Dicción: cuando la palabra sale de la voz (o de la mente) para significar una cosa. 

Con esta definición clara, San Agustín comienza a decir que toda palabra es un sonido, de hecho, siempre que se emite un sonido se dice una letra o palabra.  

Se puede pensar que la palabra, la cosa, lo decible y la dicción puedan ser una misma cosa pero no lo son. La cosa es todo lo que se puede nombrar, por tanto, la cosa es palabra, decible y dicción. ''Decible'' es una palabra, pero su significado no es una palabra sino más bien una abstracción de la palabra, mientras que ''Dicción'' tiene una doble dimensión al tratarse de una palabra en sí, y lo que hacemos con esa palabra. 

Ejemplos de los conceptos anteriores

Un profesor le puede preguntar a su alumno:

'' 'Armas' ¿qué parte de la oración es?''

El alumno tendría que responder justamente que armas representa sólamente lo que significa: ''armas'' y que esta oración se vale por sí sola, pues no puede someterse a juicio de si es verdadera o falsa. 

Ahora, cuando las restantes palabras ''¿qué parte de la oración es?'' antes de que nos venga el sonido de aquellas palabras, y queden solamente en la mente, entonces ahí resolvemos que eso es lo ''decible''. 

El estudio de la palabra

San Agustín nos dice que hay 4 conceptos básicos para analizar lo que es una palabra. 

Orígen: a pesar de que lo consideremos importante para entender mejor las raíces de cada palabra, San Agustín no considera que la investigación sobre el origen de las palabras sea algo de mucha importancia, siendo que puede entenderse una palabra de todas maneras sin recurrir a su etimología.

Los estoicos decían que todas las palabras tenían un origen cierto, pero San Agustín refuta esta teoría diciendo que la investigación sobre el orígen de las palabras es infinito. A lo único que puede llegarse es a las semejanzas entre palabras, aunque otros más astutos buscan la semejanza de las palabras con los sonidos naturales. Sin embargo, esto es un error. San Agustín ya da algunos ejemplos con las palabras ''bella'' que significa ''guerra'', o con ''foedus'' que significa ''contrato'', como vemos estas palabras no tiene semejanza entre sí. 

Valor: cuando San Agustín se refiere al valor, al mismo tiempo quiere decir ''la fuerza'' de las palabras. Es decir, cuán significativas son para el oyente las palabras que el emisor le dirige. 

Esta tiene tres formas de estimular al oyente:

Por si misma: que  su vez puede estimular de dos formas.

  • Por incumbencia
  • Sensibilidad
  • Incumbencia y sensibilidad

Sin embargo, de la Sensibilidad surgen otras tres corrientes estimulantes:

  • Naturaleza: cuando una palabra estimula al enojo (palabras ofensivas como tonto, idiota, etc.) o a la calma (templanza, quietud, etc.).
  • Costumbre: cuando una palabra tiene un significado para el oyente (por ejemplo, decir el nombre de un enemigo). 
  • Arte: cuando el oyente reconoce las propiedades de la palabra y en qué lugar debiera ir en la oración. 


Obviamente, la naturaleza y la costumbre serán las formas mas significativas de llamar la atención a un oyente, a menos que este sea especializado en el lenguaje y le guste el arte de las palabras (en palabras modernas, la sintaxis). 

Declinación: en la declinación se presenta el concepto de ambigüedad de las palabras. Por ejemplo, el mismo ejemplo de anterior '' 'Armas' ¿a qué parte de la oración pertenece esa palabra?'', sería difícil determinarlo en el sentido de que no estaría en ningún lugar de una oración. 

En las ambigüedades se encuentran las siguientes palabras:

  • Unívocas: estas palabras encierran más de un concepto cuando se pronuncian; por ejemplo, cuando se dice la palabra ''hombre'' significa ''animal-racional-mortal'', pero también puede significar niño, adulto o anciano. 
  • Equívocas: son las palabras que no caen en una única definición como se incluyen bajo un único nombre. Por ejemplo, el nombre ''Tulio'' ya sería una ambigüedad equívoca, pues no sabríamos qué queremos decir con Tulio; es decir, si nos referimos al nombre en sí o a una persona llamada Tulio. 


Disposición: también existe una disposición del emisor en querer expresar las palabras adecuadas. De él dependerá que la frase quedé resuelta de toda ambigüedad o que quede aún más oscura que antes. 


Estas son las cosas a las que San Agustín pudo contribuir a la dialéctica, ayudándose con los antiguos conceptos de sus predecesores.

Conclusión

No podíamos despedir a San Agustín sin haber terminado un libro pequeño pero importante no sólo para el estudio específico del obispo, sino que para el entrenamiento filosófico de cualquier estudioso. Este estudio servirá para filósofos posteriores que quieran interiorizarse en el lenguaje, pues como ya vimos en la biografía de San Agustín, no pocos filósofos se influenciaron con los escritos del obispo. Uno de los más memorables filósofos podríamos decir que fue el mismo Jacques Lacan, quien tomó prestada la definición de los signos de San Agustín.