El tema que nos atañe ahora con San Anselmo de Canterbury es el del amor con respecto al Espíritu y La palabra, o al Padre y el Hijo. No recuerdo haber visto en otro religioso el sentido de amor en la Santísima Trinidad, creo que ni siquiera en San Agustín de Hipona, aunque Anselmo ya trata algo parecido en la entrada anterior a estos capítulos. Veamos este extraño concepto del amor en la filosofía de Anselmo de Canterbury.
(1) Una idea muy semejante a la de Plotino quien decía que el Uno solo podría ser comprensible a través de la intuición. Esto se debe que el mismo Uno era impredicable.
MONOLOGION
(Capítulos L - LXXX)
Capítulos XLIX - LV: El amor del Espíritu Supremo
Tanto como el Espíritu Supremo (o el Padre) puede conocerse a sí mismo, recordarse a sí mismo y se ama a sí mismo. En efecto, no puede amarse a sí mismo si no se entiende y si no se recuerda, por lo tanto el amor sería la tercera parte. Esto también va aplicado para el Hijo pues los dos son entendidos también como uno. Por eso, el Padre ama al Hijo y el Hijo ama al Padre en igual grado.
En este caso, el amor del Espíritu debe ser tan grande como el Espíritu mismo, pues el conocimiento del Espíritu es completo y si se ama entonces se ama completamente.
Este amor también puede entenderse de la siguiente forma: ¿será que el amor del Padre y el Hijo es un amor separado? considerando que esencialmente el Padre y el Hijo son uno solo, entonces este amor también es uno solo.
Este amor también puede entenderse de la siguiente forma: ¿será que el amor del Padre y el Hijo es un amor separado? considerando que esencialmente el Padre y el Hijo son uno solo, entonces este amor también es uno solo.
Capítulo LVI : Procedencia del amor
El amor que está en el Padre y el Hijo no puede encontrarse después de haber estado, y tampoco antes. Por lo tanto, este amor debería proceder de uno de los dos. San Anselmo nos dice que proviene del Hijo quien a su vez representa La Palabra (el Verbo), y por lo tanto la acción para crear el amor.
En este sentido, decimos que el Padre es creador (progenitor) e increado, mientras que el hijo es creado y concebido. Sin embargo, siendo esto así, entonces el amor no podría ser progenitor ni increado porque no es Hijo ni Padre.
Padre: Creador, progenitor e increado
Hijo: creación, concebido e increado
Amor: ni creado ni concebido.
Capítulos LVII - LXIV: Modo de existencia
Por supuesto, ninguno puede vivir sin el otro y tampoco podrían llamarse el uno a otro Padre o Hijo, pues de otro modo no podrían existir. Por otro lado, tampoco podrían existir sin amor; por lo tanto, este sería un tercer miembro entre el Padre y el Hijo: este es el Espíritu.
Este Espíritu tendría las mismas características, es decir, sabiduría, fuerza y amor entre el Padre y el Hijo. De hecho, los tres serían: entendimiento, amor y memoria. Los tres hablarían al mismo tiempo siendo uno y no tres los que van hablando.
Capítulos LXV - LXVI: Inefabilidad del Espíritu
San Anselmo reconoce lo difícil que es explicar esta doctrina trinitaria. Reconoce que es difícil entender que algo absolutamente unitario se presente como algo plural. Sin embargo, si hasta el mismo reconoce que es incomprensible ¿cómo puede decir y asegurar que este Ser Supremo se conoce a sí mismo o se ama a sí mismo?
Anselmo nos introduce a un término en latín llamado ''per aliud'' (por otro). ¿Qué significa esto? que todas las cosas que son incomprensibles, pueden llegar a saberse que son incomprensibles por imitación, imagen o semejanza(1).
Capítulo LXVII - LXXX: Racionalidad y Espíritu
De lo sublime o de los más superior como lo es el Espíritu sólo podemos tener algunas referencias o características que no serían el Espíritu mismo. Sin embargo, mientras la mente sea más cercana al alma y a las cosas verdaderas, entonces más cercana estará también a Dios; por otro lado, mientras más lejos esté del alma, más lejos estará la mente de lo sublime y de Dios.
Sería ridículo que el hombre no buscara su propia felicidad sabiendo que el Ser Supremo es el gran ser de todos los seres. Por lo tanto, su objetivo en la vida sería amarlo, ya que el Ser Supremo ama a todos aquellos que lo aman; quien no amara al Ser Supremo será por ese tiempo en que no lo ame infeliz. En todo caso, cabe agregar que si el alma es feliz amando al Ser Supremo, esta sería eternamente feliz, y si lo rechaza sería eternamente infeliz.
Conclusión
Terminamos con esta síntesis del Monologion de San Anselmo de Canterbury. Podríamos decir en resumidas cuentas que lo dicho aquí por el filósofo es finalmente la doctrina de la Santa Trinidad, explicada a través de la lógica. Supongo que los hermanos benedictinos tuvieron aquí una de las mejores explicaciones del cristianismo para luego convencer a aquellos que, aún no viéndose convencidos a travès del mito, serían convencidos a través del razonamiento.
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