El concepto de Libre albedrío ha sido postulado desde San Agustín de Hipona como un término innegable e irrefutable. Es así que Erasmo de Róterdam reivindica el texto del santo de Hipona en contra de las pretensiones del texto de Martín Lutero, el cual niega que exista un libre albedrío. En verdad el tema de la libertad es apasionante para los pensadores, y mucho más para aquellos que lo afirman desde la fe cristiana. Este será el último texto que analizaremos de Erasmo de Róterdam.
Referencias:
(1) Para ver la refutación siga esta entrada
Vocabulario:
(1) Preciencia: tener la ciencia o conocimiento de un hecho o cosa.
El Libre Albedrío
Prefacio
En las primeras líneas del texto, Erasmo de Róterdam quiere calmar los ánimos con respecto a la disputa reciente entre él y Martín Lutero. Se dice que Martín Lutero es aún más grande que el propio Erasmo, pero nuestro filósofo no quiere refutarlo en cuanto a su persona o a su obra en general, sino más bien refutar a una materia específica: el libre albedrío. El mismo Erasmo hacía la comparación entre una mosca con un elefante.
Lo dicho por Martín Lutero pertenece a su obra ''En defensa de todos los artículos de Martín Lutero, equivocadamente condenados en la bula papal (1521)'', donde se discute un artículo que hablaba sobre el libre albedrío.
Erasmo aclara también que nunca juró lealtad a Lutero, pero tampoco le tiene total aversión, de hecho, hasta siente simpatía por su contendor.
Por lo demás, el tema del libre albedrío es otro de aquellos temas difíciles de resolver y de los cuales solo se han dado interpretaciones. Ejemplo de estos son el misterio de la Trinidad o la Virgen como madre de Dios. Pero ¿qué se ha logrado con estas discusiones? ciertamente en ellas existe una verdad, pero no tienen una concreción en la realidad.
En este punto, Erasmo cita el siguiente versículo de Pablo:
''¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!''
(Romanos 11:33)
Erasmo nos dice que muchas de las cosas que no sabemos nos están reservadas para cuando contemplemos la gloria del Señor con toda claridad.
El filósofo señala que hay discusiones que son intelectuales, y que esas pertenecen a los entendidos, y otras que son del vulgo, pero que no deben ser mostradas a ellos para no causar conmoción. Es lícito decir la verdad, pero no conviene la verdad a cualquiera ni en cualquier momento ni de cualquier modo. En este sentido, Erasmo pone el ejemplo de las enfermedades; existen enfermedades que es mejor padecer que extirpar; por ejemplo, en cuanto a la lepra y su solución que, de acuerdo a una creencia popular, se quita por la sangre de niños degollados.
Para esto, Erasmo da otro ejemplo. Wycliff decía que el libre albedrío no existía y que todo sucede por necesidad. Luego, Lutero divulga esta idea al mundo.
Decía Lutero:
''Todo cuanto hacemos, lo hacemos no por libre albedrío, sino por mera necesidad''
¿Es esta acción necesaria? Ninguna, de hecho, es absolutamente pernicioso, pues la mente mortal es estúpida y carnal, e interpretan todo con blasfemia.
De este modo, Erasmo nos dice que si un hombre ya se encuentra en el camino de la piedad, es mejor que siga encaminándose en él olvidándose de aquellas cosas que quedaron atrás. Por otro lado, tanto la confesión como la satisfacción, que son cosas que, de acuerdo con Lutero, no están en las Sagradas Escrituras (Erasmo no está de acuerdo con esto) no sería prudente hacerlas saber al vulgo, pues si se ponen en duda, los criminales no tendrían instituciones que al menos frenaran sus acciones; en otras palabras, tanto la confesión como la satisfacción los cohíben de hacer aquellas cosas. Ahora bien, si en un sínodo o concilio se ha llegado a una resolución incorrecta, no sería bueno hacerlo público porque se daría ocasión de menoscabar a los santos Padres.
Hay que reconocer el dictamen de Dios por buena o mala que sea la situación, pues Dios es absolutamente justo, aunque pensemos que nuestras situaciones son injustas.
Primera parte: Estado de la cuestión
En primer lugar, lo primero que dice Erasmo es que Lutero no acepta ninguna autoridad ni ningún escritor excepto las escrituras canónicas, lo que en realidad, de acuerdo con Erasmo, viene muy bien porque lo considera como un ''recorte'' en la tarea de refutar el libre albedrío.
Sin embargo, de todos modos Erasmo nos dice que tengamos presentes a los grandes autores que han hablado sobre le libre albedrío.
Por ejemplo:
- Orígenes
- Basilio
- Crisóstomo
- Cirilo
- Juan Damasceno
- Teofilacto
- Tertuliano
- Cipriano
- Harnobio
- Hilario
- Ambrosio
- Jerónimo
- Agustín
- Santo Tomás de Aquino
- Juan Duns Escoto
- Durando
- Capreolo
- Gabriel
- Egidio
Todos estos hombres han reafirmado la realidad del libre albedrío poniendo distintas posiciones y características. Sin embargo, concuerdan en que es una realidad.
Mani y Wycliff
Recordemos que Mani es el creador de la secta de los ''maniqueos'' (de ahí su nombre) y este autor no creía en el libre albedrío. En efecto, Mani decía que el bien se debe a Dios y el mal al Diablo, por lo que el hombre no tendría libre albedrío sino que las obras son de Dios. Erasmo nos dice que esta teoría ya fue refutada por San Agustín de Hipona(1).
Wycliff por su parte nos dice que las obras dependen a una necesidad porque son proyectadas al futuro. Sin embargo, ¿para qué sirven entonces los rezos y las oraciones?
Ahora bien, Erasmo de Róterdam no pretende que el libre albedrío se establezca por mayoría, sino que más bien por los mejores argumentos.
Se dice que las Sagradas Escrituras son muy claras en sus respectos y que por lo tanto no necesitan interpretación, pero ¿cómo es entonces que muchos hombres no están claros sobre las Sagradas Escrituras? Pareciera ser entonces que las Sagrada Escrituras no son muy claras y por lo tanto, requieren de interpretación. Es por esto que al interpretar, muchos hombres creen tener la verdad y se la imponen a otros como verdaderos profetas.
Por esto, no es probable que la interpretación de las Sagradas Escrituras, hayan sido dadas a cualquiera, sino que a solamente a algunas almas ordenadas que el Espíritu Santo ha designado.
Pablo decía:
''¿Acaso buscáis una prueba de que Cristo vive en mi?''
(2 Corintios 13:3)
A los santos no se les creyó hasta que produjeron milagros junto con la doctrina. En estos tiempos, de acuerdo a Erasmo, todos se creen poseedores del Espíritu Santo. Todos los santos fueron creídos por sus obras y no por plantear paradojas como lo hacen aquellos que atacan el Libre Albedrío que no son capaces de curar a un caballo cojo.
Cuando a estos se les pide la verdadera interpretación de las escrituras contestan: por medio del Espíritu Santo. ¿Cómo comprobar que tienen al Espíritu Santo? ellos dicen que por medio de la fe, no por sus obras. Si es les piden milagros, esto dicen que los milagros cesaron hace tiempo y en consecuencia no son necesarios con la claridad de las Escrituras. Sin embargo, estos dicen también que muchos varones intelectuales encuentran oscuras dichas escrituras.
Finalmente, ¿cómo se podrá saber que una persona tiene el Espíritu Santo y que luego llegue otra diciendo que también lo tiene? ¿a quién podremos creer si el Espíritu Santo podría hacer errar a cualquiera?
Sin embargo, parece muy difícil que el Espíritu Santo no haya enviado una señal si el libre albedrío fuera un error grave en la cristiandad.
Segunda parte: a favor del libre albedrío
De acuerdo con Erasmo de Róterdam el libre albedrío se ve claramente en las Sagradas Escrituras. Es por eso que se propone empezar desde el Antiguo al Nuevo Testamento para analizar el concepto del libre albedrío.
Antiguo Testamento
En el texto Eclesiásticos podemos ver uno de los primeros ejemplos de libre albedrío.
''En el principio Dios hizo al hombre y lo dejó en manos de su propia decisión''
(Eclesiásticos 15:14)
Es en este sentido, podemos ver que el primer hombre, Adán, fue hecho con voluntad para discernir entre el mal y el bien. Su voluntad era recta y libre, así como también la de los ángeles que optaron por retirarse con lucifer.
Sin embargo, podemos ver que esta voluntad se vio corrompida por su excesivo amor a su esposa, así como también Eva que se vio seducida por el planteamiento de la serpiente. Luego de todos estos sucesos, ambos volvieron al camino correcto, libre con el señor.
Esta fuerza del alma, ya provenga de la inteligencia o de la razón, es oscurecida por el pecado cuando el hombre hace el mal, pero no vencida.
Erasmo nos dice que con el pecado no somos libres, pero cuando tenemos la gracia sí somos libres. Por lo tanto, la gracia mitiga el pecado hasta hacerlo desaparecer, pero hay algunos que aún con esto, no tienen la gracia. Pero si bien no tienen la gracia, estos tienen la voluntad para volver a ser libres. En efecto, el hombre tiene una lux nativa que lo guía y lo endereza por el camino.
''Haz que la luz de tu rostro resplandezca sobre nosotros''
(Salmo 4:6)
En este sentido, aparecen tres leyes según Erasmo:
Ley de la naturaleza: en la mente de todos. En efecto, tanto los escitas como los griegos tenían principios muy similares a los de los evangelios; por ejemplo, no hacer lo que no quieres que te hagan. Los filósofos que sin la luz de la fe, sin el instrumento de las Sagradas Escrituras, conocieron la virtud de la vida sempiterna y la divinidad de Dios. Sin embargo, esto no era suficiente para conseguir la salvación, es decir, necesitaron de la Gracia para ser salvos.
Ley de las obras: la que ordena el castigo y el perdón
Ley de la fe: enseña que hasta las cosas aún más imposibles se pueden realizar.
Si la voluntad no hubiese sido libre, entonces el pecado deja de ser pecado, pues si yo hice algo con una intención pura, entonces no he pecado.
El pasaje del Eclesiástico no solo sirve de ejemplo para comprender el libre albedrío de Adán, sino que también el del resto de los hombres. Sin embargo, el pecado ha sido más poderoso que la mantención del bien, pues el hombre en su libre albedrío está más inclinado al mal.
Por otro lado, hombres como Pelagio decían que no hacía falta que el hombre que cometiera pecado se bautizara nuevamente después de obtenida la gracia de la sanación, pues su mismo libre albedrío lo llevaría a conducirse nuevamente por el bien. De alguna manera, Erasmo entiende que cuando se hace el bien es cuando se usa el libre albedrío. En efecto, esto también lo sostiene San Agustín de Hipona
El libre albedrío fue dado para vivir rectamente, no para pecar. ¿Pero cómo? ¿Acaso no es debido a la libertad del libre albedrío que podemos pecar? No, el libre albedrío no fue hecho para que el hombre pueda pecar; fue dado para hacer el bien porque de otro modo ¿cómo podría castigarse a un hombre por pecar si el libre albedrío le da esa capacidad? por lo tanto, el libre albedrío se ha hecho para hacer el bien.
Cuando un hombre peca Dios le dice:
''¿Por qué no usaste del libre albedrío para hacer el bien?''
Por otro lado, sin el libre albedrío ¿cómo sería el hombre capaz de obrar bien? Sin el libre albedrío no habría obra buena ni mala en el mundo, pues la voluntad es lo que hace el bien y el mal.
Por otro lado, Juan Duns Escoto nos hablaba sobre la importancia del libre albedrío incluso antes de bautizarse, o recibir la gracia. De acuerdo con el filósofo, el hombre es capaz de realizar buenas obras a voluntad, incluso cuando no tiene la gracia.
A este respecto, entonces existen cuatro tipos de gracia, por las cuales el hombre hace una buena obra:
- Gracia dada por naturaleza: también llamada ''influjo natural''. Por un lado hay quienes dicen que esta si bien es una gracia, no da la vida eterna. Por el otro, hay quienes dicen que Dios en su infinita misericordia, sí la otorga pues es una preparación para la gracia divina.
- Gracia particular: también llamada gracia operante, dada por Dios a aquel pecador arrepentido para que tenga la disposición a enmendar su pecado.
- Gracia cooperante: aquella gracia que hace efectiva la voluntad de aquel pecador para que se sane.
En este sentido, vemos que la gracia que se supone se algo dado por Dios, es en verdad algo que depende también de nuestra voluntad. Sin embargo, hay quienes dicen que la gracia guía el camino del hombre y por lo tanto, no existiría el libre albedrío de ninguna manera.
Luego de esto, Erasmo menciona una serie de versículos que establecen sin duda el libre albedrío
¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él
(Génesis 4:6)
''Puse ante tu rostro el camino de la vida y el camino de la muerte. Elige lo que es bueno y avanza por él''
(Deuteronomio 30:19)
''Si queréis preguntar, preguntad: convertíos y venid''
(Isaías 21:12)
''Este mandamiento que yo te prescribo no está por encima de ti ni está lejos del cielo...''
(Deuteronomio 30:11-14)
''No quiero la muerte del pecador, convertíos y volved''
(Ezequiel 33:11)
Con respecto a este pasaje, Erasmo se pregunta "¿Deplora acaso el justo Señor la muerte de su pueblo, muerte de la cual él mismo es el autor?" Dios no quiere la muerte (pecado), pero si el hombre muere de todos modos, entonces se entiende que esto estaba en nuestra voluntad. Esta oración no tendría sentido si el hombre estuviera forzado por hacer lo bueno o lo malo.
La necesidad luterana haría inútil todas las promesas, amenazas, demandas, reprensiones, súplicas, bendiciones y maldiciones, tantísimos mandamientos forzosamente quedarán invalidados si nadie tiene la capacidad de guardar lo que se mandó.
Por supuesto, Erasmo nombra otros versículos que indican la libertad que se le da al hombre para elegir su propio destino.
Nuevo Testamento
Erasmo nuevamente comienza con un versículo de la biblia para respaldar el libre albedrío, esta vez en el Nuevo Testamento. ¡Jerusalén, Jerusalén! que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados. Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas y no quisiste
(Mateo 23:37)
Erasmo nos dice con esto que el mismo Jesús dice: ''y no quisiste'' es decir, la voluntad de Jerusalén no era en absoluto forzada ni producto de un sino, sino que fue su propia elección ser así.
Existen otros en donde se expresa la voluntad de los hombres:
''Si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos''
(Mateo 19:17)
''Si me amáis, cumplid mis mandamientos''
(Mateo 5:22)
''Si permanecéis en mí, mis palabras también permanecerán en vosotros''
(Mateo 19:21)
En efecto, la conjunción ''si'' es inútil si aquí no se hablara de voluntad. Dicha conjunción representa en sí misma una opción entre dos cosas.
Por otro lado, no solo se expresa en la biblia que los hombres tienen voluntad, sino que también se les exhorta a realizar el bien, en efecto, si no tuvieran voluntad sería inútil exhortarlos a alguna cosa.
''Venid a mi los que están agobiados''
(Marcos 8:15)
En todo caso, se debe añadir que no solo las exhortaciones serían inútiles sino que también serían inútiles los sermones.
''Por sus frutos los conoceréis''
(Mateo 23:33)
Por necesidad, y entiéndase necesidad por aquello que es imposible hacer de otra manera, no sería posible que al hombre se le reprochara por las acciones que hace. Es por la tenencia de su libre albedrío que se puede objetar las malas conductas. Por necesidad no podría objetarse nada.
Los frutos son las obras y las llama nuestras, pero si fueran realizadas por necesidad estas no podrían ser nuestras. También se dice:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"
(Lucas 23:24)
¿Cómo excusarlos si no tuviesen la voluntad de hacer lo contrario de lo que están haciendo?
Por otro lado, también se dice:
"Les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
(Juan 1:12)
Erasmo la describe diciendo "¿Cómo se les da a ellos la potestad de ser hijos de Dios, si no existe ninguna libertad de nuestra voluntad?"
Nada se establece por la necesidad, ni siquiera Dios pues ya decía la Carta de Santiago:
''Dios no tienta a nadie, sino que cada uno es tentado, cuando es arrancado y seducido por su concupiscencia, cuando da a luz, genera el pecado''
(Carta de Santiago 1:13-15)
Sin embargo, a pesar de que estos numerosos pasajes lo demuestran, Martín Lutero no cree en el concepto del libre albedrío.
Tercera parte: Argumentación en contra del libre albedrío
Por supuesto, existen argumentos en contra del libre albedrío y estos se basan en versículos bíblicos.
''El señor endureció el corazón del Faraón, quien no los escuchó''
(Éxodo 9:12)
''Por esto te puse aquí, a fin de que yo muestre en ti mi fuerza y se hable de mi nombre en toda la tierra''
(???)
''Me compadeceré de quien me compadezco y tendré piedad de quien tengo piedad. En efecto, no depende de los que quieren, o los que se esfuerzan, sino de la misericordia de Dios''
(Éxodo 33:17)
En cuanto al primer pasaje, pareciera ser que el destino está determinado por Dios, pero la verdad es que, de acuerdo con Erasmo, esto solo sería una influencia en el corazón del faraón, es decir, Dios solamente influye cuando el hombre teniendo la oportunidad de arrepentirse no se arrepiente. Por lo tanto, la influencia de Dios realmente quedaría en la voluntad del hombre.
Otro pasaje que sugiere la inexistencia del libre albedrío es Isaías:
''¿Por qué nos hiciste errar Señor fuera de tus caminos y endureciste nuestro corazón a fin de que no te temiéramos?''
(Isaías 63:17)
Sin embargo, el mismo argumento se puede esbozar, es decir, que Dios influye en las decisiones de otros mientras estos no se arrepientan. En otras palabras, si alguien insiste en su mal actuar, entonces será castigado severamente. Por lo tanto, nuevamente se ve el libre albedrío, es decir, el hombre tiene la oportunidad de no insistir en su mal actuar.
Conocimiento de Dios
La presciencia(1) de los hombres no es un concepto que pueda decirnos que no existe el libre albedrío. Quizás es más difícil cuando este concepto se aplica a Dios, en efecto, para Dios presciencia y querer son lo mismo.
De hecho, pareciera haber una necesidad en nuestra voluntad la cual es dada por Dios.
''¿Quien se resiste a su voluntad, si se compadece del que quiere, si endurece a quien quiere?''
(Carta a los romanos 9:19)
A continuación, Erasmo nos dice: "Sin embargo, Pablo no resuelve esta cuestión, sino que dice en son de reproche al que así arguye: Oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios ?"
Sin embargo, si un rey mortal hiciera lo que quisiese, entonces lo tendríamos a él como un verdadero Dios. En el caso del faraón (que es el mismo caso de esta cita) estuvo bien que Dios lo hiciera perecer, pero no fue por Dios que el faraón actuara de modo impío.
Erasmo lo ejemplifica con un siervo y su amo:
- El amo sabe que el siervo va a pecar
- Deja que peque para luego reprenderlo
- El amo sabía que el siervo se dejaría llevar por sus emociones y por eso deja todo a su decisión
- Sin embargo, bien el siervo podría haberse abstenido de su comportamiento
Por otro lado, también debemos hablar de estos milagros que son hechos excepcionales contra la naturaleza de lo que normalmente conocemos. A estas voluntades extraordinarias, o milagros, nadie puede resistirse. Sin embargo, a la voluntad significada, es decir, aquella voluntad de Dios que es conocida para el hombre, el hombre se resiste a menudo.
Dios entrega a aquellos que tienen malos pensamientos, entrega a aquellos que vuelcan su voluntad al mal, pero si estos son capaces de cambiar sus actitudes, Dios les tiende una mano. No es por necesidad que los hombres cometan el mal, sino que más bien por su propia voluntad.
Ahora bien, no toda necesidad excluye la libre voluntad: puede ocurrir a la manera como Dios Padre engendra al Hijo por necesidad, y no obstante lo engendra espontánea y libremente, por cuanto no obra por coacción. Otro ejemplo es la infalible presciencia de Dios, en que Judas necesariamente tenía que llegar a ser traidor; y no obstante, Judas pudo cambiar su voluntad. ¿Y qué pasa si hubiese cambiado su voluntad? nada, pues Dios ya habría sabido eso de antemano.
Para probar la necesidad también se cita este pasaje:
''El mayor servirá al menor''
(Génesis 25:23)
Ciertamente, este pasaje no tiene que ver con la salvación. Dios puede querer que el hombre sea libre o esclavo, pero eso no quiere decir que deba ser excluido de la salvación.
Amor de Dios
Hay otros pasajes referentes al odio y al amor que sugieren la inexistencia del libre albedrío:
''Preferí a Jacob, pero tuve odio por Esaú''
(Malaquías capítulo 1)
Erasmo dice que se necesita superar el tenor literal de las palabras y ver que el odio de Dios aquí fue temporal y no eterno. Por lo tanto, este odio o amor que tiene Dios por el hombre no incide en nada en el libre albedrío, porque como dijimos en la voluntad del hombre esta realizar las conductas reprochables y dignas de reconocimiento. El amor y odio de Dios procede siempre de causas justas.
Con tal lenguaje figurado se obtiene como resultado que este testimonio no es concluyente para probar la existencia de una necesidad, sino que sirve más bien para reprimir la arrogancia de los judíos.
Sin embargo, también odia a los que no han nacido porque sabe de antemano que actuarán de un modo digno de odio. Siguiendo con lo mismo, este es el caso de los judíos quienes fueron cortados merecidamente del olivo a causa de su incredulidad, y los gentiles fueron injertados merecidamente a causa de su fe, conforme al testimonio de Pablo; y a los cortados les infunde la esperanza de ser nuevamente injertados, a los injertados en cambio el temor de ser cortados.
Otra de los versículos que prueba la existencia del Libro Albedrío son los siguientes:
"Dice acaso el barro al que lo labra: ¿qué haces?"
(Isaías 45:9)
"Como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en la mano mía"
(Jeremías 18:6)
De acuerdo con Erasmo, estos textos tienen más fuerza en Pablo que en los profetas, pues es el mismo Pablo quien los interpreta: ¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honorable y otro para uso ordinario? En este caso, lo que los profetas aducen es una cuestión temporal, pero Pablo es quien da la connotación de eterna salvación.
Existe un planteamiento de Orígenes que tal vez sea problemático:
''Les cambiaré el corazón de piedra y les pondré un corazón de carne''
(Ezequiel 36:26)
Esto pareciera sugerir en gran medida que es una necesariedad, que Dios está actuando necesariamente y no está dando paso al libre albedrío.
Erasmo nos dice que un corazón indócil es un corazón que es persistente en la malicia, y es por eso que el maestro, en este caso Dios, no está coaccionando sino que está ayudando al hombre a que no persista en esa conducta. Ya dependerá de él si persiste en él o no.
Crítica en la interpretación y los argumentos de Martín Lutero
Los interpretes de las Sagradas Escrituras no son del beneplácito de aquellos que critican el libre albedrío. De hecho, puede verse en sus declaraciones que estos no aceptan ni siquiera las interpretaciones de los padres de la iglesia, a menos que estas ideas comulguen con las suyas. Ahí es entonces que ellos mismos deben aceptar el libre albedrío:
''Extiende tu mano hacia lo que deseas''
(Eclesiásticos 15:16)
Por otro lado, Martín Lutero arguye algunos versículos que sugieren enormemente la existencia del libre albedrío.
''Mi espíritu no permanecerá eternamente en el ser humano, puesto que es carne''
(Génesis 6:3)
"No permanecerá mi espíritu en el hombre, porque éste es carne"
(Génesis 9:3)
Este dicho de la carne en Génesis no se refiere a la carne como deseo, sino que más bien como enfermedad de la naturaleza proclive al pecado. Además, esto no es una generalización porque si bien el hombre es carne, bien puede acercarse más a la divinidad por medio de la virtud cristiana. Por lo demás, Noé se exceptúa de aquellos hombres de carne. También se refiere con espíritu a la indignación.
Un versículo que pudiera ser prueba de la necesidad es el siguiente:
"Yo sé, oh Señor, que el hombre no es dueño de su camino, ni nadie es dueño de decidir cómo ha de andar y cómo ordenar sus pasos"
(Jeremías 10:23)
Pero de acuerdo con Erasmo, este versículo, más que al libre albedrío, se refiere a la buena o mala suerte del hombre. En consecuencia, esto dependería de que el hombre se acerque más a Dios para mejorar su suerte.
Si quieres aplicar esto a toda costa al libre albedrío, cualquiera admitirá que sin la gracia de Dios nadie puede mantener derecho el curso de su vida; sin embargo, esto no quita que sigamos insistiendo en la medida de nuestras fuerzas, porque oramos diariamente: 'Dirige, Señor, Dios mío, mi camino ante tu presencia'; quien solicita ayuda, no cesa en su esfuerzo.
Otro pasaje interesante es el siguiente:
''Cosa del hombre es disponer el corazón, cosa de Dios, empero, gobernar la lengua"
(Proverbios 16:1)
Esto se refiere a los eventos que pueden y no pueden suceder, sin ser necesaria la pérdida de la salvación eterna. Pero sería imposible preparar o disponer el corazón cuando todo es por necesidad, no tendría sentido.
Como Lutero siempre habla de que el libre albedrío solo puede inclinarse a lo malo, sus versículos en que se fundamenta esta idea son los siguientes:
"El intento y el pensamiento del corazón humano están inclinados hacia lo malo desde su juventud"
(Génesis 8:21)
"Todo el pensar del corazón humano continuamente
está dirigido hacia lo malo"
(Génesis 6:5)
La inclinación hacia lo malo, que se halla en la mayoría de los hombres, no quita del todo la libertad del albedrío, sobre todo cuando está con la Gracia.
En todo caso, si solo hubiese necesidad ¿por qué al hombre se le da la opción de hacer penitencia y arrepentirse? Parece existir, entonces, un Libreo Albedrío.
También se habla sobre el siguiente pasaje:
''Donde abunda el pecado, sobreabundó la Gracia''
(Romanos 5:20)
Aun cuando por media de la ley, el pecado abunde, y donde abunda el pecado, abunde también la gracia, sin embargo, de esto no sigue que el hombre, secundado por la ayuda de Dios, no haya podido disponerse de antemano mediante obras moralmente buenas para merecer el favor divino, aun antes de que la gracia lo hiciera aceptable.
Luego, siguiendo son Isaías:
''Toda carne es hierba y toda su gloria como flor de la hierba. Secóse la hierba y marchitóse la flor de la hierba, porque el espíritu del Señor sopló en ella"
(Isaías 40:6)
Aquí se corrobora el concepto de Jerónimo cuando este hablaba sobre cómo el espíritu quiere significar indignación.
Otra de las interpretaciones de Lutero se refiere a la influencia de Dios.
''Como las divisiones de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del señor, lo inclinará a donde deseare''
(Proverbios 20:1)
Erasmo nos dice claramente que inclinar no es forzar a que un hombre haga o deje de hacer algo. Sin embargo, esto no cambia nada en que el hombre pueda decidir igualmente si sigue aquella inclinación o no.
Otro de los argumentos que arguye Martín Lutero que se encuentra en el Evangelio de Juan.
''Sin mi nada podéis hacer''
(Evangelio de Juan 15:5)
Sin embargo, Erasmo justamente dice que eso es así, sin Cristo no se puede hacer nada, en el sentido que jamás podría alcanzarse el fruto evangélico si el no quisiera estar con Cristo. Por lo tanto, nuevamente tenemos el libre albedrío porque bien el hombre podría no estar con Cristo.
Erasmo aclara que el concepto de ''nada'' quiere decir de poco interés o inútil. Esto daría chance para decir que algo se puede hacer, si es que es poco lo que se puede hacer, entendiendo que ''nada'' es poco. En efecto, de una persona que no consigue lo que quiere conseguir por lo común se dice que 'no acierta en nada'; y no obstante, es frecuente ver que el que se empeña en alguna cosa, poco a poco va progresando.
Otro versículo importante que sugiere la eliminación del libre albedrío es el siguiente.
''No sois vosotros los que habláis, sino el espíritu de vuestro padre el que habla en vosotros''
(Mateo 10:20)
No obstante, más que obligar o forzar, la verdad es que este versículo tiene un efecto liberatorio ya que no debemos preocuparnos si verdaderamente estamos hablando bien la hora de predicar, justamente porque cada vez que se habla de las cosas divinas, es el espíritu quien habla y no el hombre.
Comprensión de las sagradas escrituras
Erasmo nos ofrece algunas recomendaciones para interpretar las Sagradas Escrituras.
- Examinar acerca de qué se trata el pasaje a trabajar
- Extraer de las parábolas y ejemplos aquello que es pertinente al fin propuesto
Por lo tanto, antes de ver un versículo de la biblia, la verdad es que es importantísimo conocer el contexto de dicha parábola, y no sacar su significado fuera de contexto.
Discusión de argumentos de Lutero y otros autores
Los argumentos tanto de Lutero como de otros autores eliminan el libre albedrío, pero de ser así entonces no habría mérito para que las personas buenas vayan al cielo y las malas al infierno. Si esto es así, entonces sería más que comprensible que una persona mala dijera ''¿por qué me castigan si hago algo que no depende de mi?'' y en ese caso, el hombre que comete pecado podría seguir cometiéndolos porque estaría ciertamente obligado por necesidad de su naturaleza a hacerlos. Erasmo asegura que si el libre albedrío desapareciera, entonces los conceptos de justicia y misericordia serían inútiles. En efecto, no habría que comparecer a nadie ni hacer justicia a nadie porque todo está planeado por necesidad.
Erasmo nos trata de explicar el libre albedrío con una parábola.
- El libre albedrío es como la visión. Nos fue dada para ver y para no ver lo que nosotros queramos. Pero si fuéramos ciegos, no podríamos ver tengamos los ojos cerrados o no.
Lo que quiere decir Erasmo, es que si de alguna manera no tuviéramos libre albedrío no tendríamos opción de abrir los ojos.
Por otro lado, también esta el factor de si obramos por necesidad a través de Dios, entonces Dios sería el autor de las obras malas como buenas; por lo tanto, si esto es así, se caería en un error, pues todo lo que hace Dios es bueno.
En segundo lugar, por Lutero y por aquellos que guardan celo a las Sagradas Escrituras y sus preceptos, dicen que el hombre no ha hecho más que pecar, a pesar de conocer el bien. Pretenden que el hombre sea totalmente perfecto, pero por otro lado dicen que hacer lo que piden las Sagradas Escrituras es imposible por lo que caen en una contradicción.
Visión del futuro
Erasmo teme que esta discusión tanto del libre albedrío como de otros temas, sea en realidad una excusa para aumentar el auge político que está teniendo el movimiento reformista. Por eso, Erasmo llama a la calma y al apaciguamiento de las fuerzas que de ser accionadas llevarán inmediatamente a la catástrofe evangélica.
Conclusión
Son realmente loables y comprensible los argumentos que Erasmo de Róterdam atribuye al libre albedrío. De no estar este concepto no habría mérito alguno y por lo tanto, todos harían el mal a sus anchas. La necesidad que imponen los reformistas no parece adecuada a los ojos de Erasmo, pero el mismo filósofo hace un llamado a no beligerar más con estos conceptos y tener por fin la tan anhelada paz dentro de la religión cristiana.