viernes, 2 de septiembre de 2022

Al-Razi - El Libro de la Medicina Espiritual


En la biografía de nuestro filósofo hemos podido apreciar su desconfianza de la religión, pero también su desconfianza de la filosofía como tal. Abu Bakr Muhammad ibn Zakariya al-Razi tenía ideas muy contrarias al islam como religión, y este tratado no será la excepción pues la ética que veremos de este tratado es ética normativa. Por lo tanto, debemos entender este libro como una obra de ética centrada en la razón, de ahí que el primer capítulo se llame ''Loa a la razón''. Tendremos que ver ciertas similitudes con los tratados de ética de Aristóteles, pues al igual que la obra del estagirita, aquí también veremos una suerte de catálogo de vicios y virtudes. 


Referencias

(1) Boecio nos presenta una idea muy parecida en ''La Consolación de la Filosofía''


Vocabulario:

(1) Ramplón: carece de buen gusto


EL LIBRO DE LA MEDICINA ESPIRITUAL



Capítulo I: Sobre la preeminencia y loa de la razón

Al-Razi nos dice en primer lugar que Dios nos ha dado la razón para servirnos de todas las cosas de la naturaleza. Dice luego:

''La razón es lo más grande, beneficioso y útil que tenemos''

Inmediatamente, al-Razi nos nombra las cosas que el hombre ha podido alcanzar con la razón


  1. Dominio de los animales
  2. Viajar de un lugar a otro
  3. Descubrir cosas ocultas
  4. Las formas de las esferas celestes
  5. Conocer al creador de este mundo

Sin la razón, la situación del hombre en este mundo sería la de una bestia o la de un niño. 

La razón, dice al-Razi, nos presenta las cosas inteligibles antes que los sentidos, de modo que se ven esas cosas como si se las hubiese sentido, y luego aparecen las representaciones sensibles que aparecen a través de aquello que hemos imaginado. 

Por todas estas cosas y la importancia que tiene, el filósofo nos dice que sometamos nuestros asuntos siempre a la razón, aceptando o suspendiéndolos según sea su mandato.

Capítulo II: Sobre el sometimiento y el rechazo de la pasión, más un resumen del sabio Platón

Con todo esto en cuenta, al-Razi nos describe el fin de la medicina espiritual:

''Es la corrección de los caracteres del alma, teniendo como propósito e intento el hacer comentarios sirviéndonos de descripciones, consideraciones e ideas, que constituyen la base para el conjunto de todo este objetivo.'' 


El propósito de esta obra, entonces, es ver cómo es que la razón somete a la pasión. 

Superioridad del hombre

Si hablamos de la superioridad del hombre, lo primero que debemos considerar es su dominio sobre las bestias, lo que implica esencialmente el dominio de la voluntad y realización del acto después de la reflexión. No habiendo sido educada la voluntad, el hombre se guía por su constitución natural y en consecuencia, da rienda suelta a sus pasiones. En consecuencia, esta voluntad se debe a dos cosas: educación e instrucción. 

Conseguir el máximo de esta virtud es algo difícil, pero no imposible pues esta conducta la alcanza quien es filósofo. Así, el hombre que es superior a otros será aquel que domine sus impulsos, mientras que el otro será el dominado por sus pasiones.

Cómo conseguir esta virtud 

Sabemos que la naturaleza nos impulsa sin ningún tipo de reflexión a aquellas pasiones del hombre. Este descontrol que viene con la naturaleza debe ser dominado por el hombre porque de otro modo puede hacerse daño a sí mismo; por ejemplo, el niño que contrae conjuntivitis, por su deseo pasional de satisfacción, quiere frotarse los ojos, sin embargo, frotar los ojos mientras tiene conjuntivitis empeoraría su salud.

Muchas veces, parece que la pasión o la satisfacción de un placer parecen más correctos que la reflexión. Sin embargo, esto no es así. Al-Razi nos dice que incluso cuando no hay un placer para satisfacer, la reflexión sigue siendo más importante. Esto porque la costumbre de la reflexión nos hará evitar realizar estos actos que parecen buenos pero no lo son (frotarse los ojos cuando se tiene conjuntivitis).

Aquellos hombres que se entregan a las pasiones, se someten a una situación en la que ya no tendrán placer de eso, pero tampoco podrán dejarlo. Aquí al-Razi se refiere a los siguientes hombres:

  1. Adictos a las mujeres
  2. Adictos a la bebida
  3. Adictos a la audición de música y canto

Estos hombres, si hacen costumbre a estas pasiones, ya no las disfrutarán como aquellos que no están entregados. Esto porque estas actividades pasan a estar en un estado cualquiera suyo, es decir, se hacen notable, habitualidad y costumbre. Sin embargo, tampoco pueden dejarlo porque se ha convertido en algo necesario para su vida (a pesar de no estarlo disfrutando).

Por este motivo, les sobreviene una mengua en su religión y a los bienes de este mundo, de manera que se ven obligados a realizar distintas tretas para conseguir riquezas exponiendo su vida y pasando peligros. Y así, este hombre que creyó encontrar la felicidad alguna vez, en verdad se engaña a sí mismo. Al-Razi lo compara a un animal al que se la ha tendido una trampa, cae en ella, y no solo no consigue el alimento sino que además pierde su libertad. 

Por lo tanto el criterio de dominar las pasiones es suficiente en sí mismo; consiste en no darle vía a aquellas más en lo que se sabe que no va a causar algún perjuicio. 

Teniendo en cuenta todo esto, existen dos tipos de filósofos:

  • Aquellos que sostienen que los placeres del cuerpo sí corrompen el alma, y por eso hay que evitarlos
  • Aquellos que sostienen que los placeres del cuerpo no corrompen el alma, pero sí al cuerpo y por eso también tienen que evitarlos, porque esto constituiría una inferioridad

Para tal o cual, el alma sigue siendo la parte más importante del hombre. Si el cuerpo fuera superior, entonces el hombre solo estaría hecho de placer e instinto y no de razón. Si el cuerpo fuera superior, entonces los animales dominarían y no los hombres. 

Entonces ¿dónde está la perfección y suficiencia del hombre en cuanto al placer? para al-Razi, esta suficiencia y perfección se da cuando recibe aquello que es justo o proporcional a su placer. Por ejemplo, un hombre que necesita 100 dinares y recibe 99, su situación no será perfecta no será satisfecha; por otro lado, a quien se le da un solo dinar y eso es solo lo que necesitaba, entonces estará completa su satisfacción. La perfección del estado de satisfacción tiene que ver con la justa medida, no debe dársele ni más ni menos a la persona que necesita satisfacer una determinada necesidad. Por lo tanto, la clave de la satisfacción está en querer solamente aquello que es necesario, no más. 

¿Quién goza si no el que es feliz eternamente,
que tiene pocas preocupaciones y que duerme sin temores?


Luego, al-Razi menciona a aquellos filósofos que más aún, aborrecen todo tipo de placeres y reniegan de ellos además de renegar de las gentes a su alrededor. De estos se hablará más tarde. También deja suspendida la cuestión de si el alma está separada o unida con el cuerpo. 

Sin embargo, como síntesis, al-Razi solo nos dará la perspectiva de Platón, que tiene las ideas más cercanas a su pensamiento. 

Visión de Platón

De acuerdo con al-Razi, Platón nos decía que el hombre tenía tres almas:

  • Racional
  • Colérica
  • Vegetativa

Las últimas dos almas fueron hechas en función al alma racional. La vegetativa es usada para la nutrición del cuerpo, mientras que la colérica ayuda al alma racional a calmar las pasiones del cuerpo. Estas dos almas no tienen una esencia como sí la tiene la racional, pues el alma colérica está compuesta de los humores del corazón y el alma vegetativa está compuesta de los humores del hígado. El alma racional se compondría de los humores del cerebro.

La comida, aumento y crecimiento del hombre provienen del hígado, y el calor y el pulso, de la palpitación del corazón. El sentir, el movimiento voluntario, la imaginación, el pensamiento y el recuerdo provienen del cerebro, no tanto como resultado de su propiedad y de la mezcla de sus humores, como de la substancia que en el radica, empleada a modo de instrumento y herramienta, si bien él es el instrumento y herramienta más próximo a su agente.

De acuerdo con el filósofo, Platón nos dice que el hombre debe dedicarse tanto a la medicina del cuerpo como a la del alma. Si no se cuidan las almas en sus propios aspectos, la posibilidad de cometer excesos será definitiva. El exceso del alma vegetativa es comer menos de lo que se necesita o más de lo que se necesita, en cambio el exceso del alma colérica es el sometimiento extremo queriendo dominar a todos; como ejemplo de este último, al-Razi menciona a Alejandro Magno(21). 

Una de las deficiencias del alma racional es que no se asombre o no se pregunte sobre su fin en esta vida o en la otra. De ahí, que si el alma racional no tiene esta capacidad de reflexionar, quiere decir que el hombre se ha asemejado a las bestias, que son las que no tienen raciocinio. Nos dice al-Razi, que en esta condición el hombre se asemeja a los murciélagos, los peces o los insectos. De igual modo, el exceso de reflexión en el alma racional es otro de los vicios, pues esta comenzará a sobre reflexionar y olvidar las cosas que son necesarias para la vida llegando a un estado de melancolía.

Platón nos dice que luego de la separación del alma con el cuerpo, el alma, después de algún tiempo, quiere volver a formar parte del cuerpo. 

Finalmente, al-Razi nos comenta que todo hombre sabio debe hablar sobre estos temas: la sujeción y el rechazo a los placeres pues son los discursos más altos que existen en la vida. La única forma de evitar los vicios es estudiando sus abstenciones y aceptaciones. 


Capítulo III: Compendio que se presenta antes de mostrar las afecciones del alma

Este capítulo, en verdad, es una explicación de lo que viene más adelante que será el compendio de todas las afecciones del alma. 


Capítulo IV: Sobre el reconocimiento de los propios defectos

Es imposible que el hombre no tenga defectos, al contrario, siempre los tiene y se sirve de ellos en primera instancia. Algunos defectos aparecerán con claridad y el hombre tendrá que trabajar en ellos, pero otros le serán oscuros y tendrá que averiguar cuáles son. Esto es vital porque naturalmente, el hombre no tendrá conciencia de ellos por sí solo. 

¿Cómo es que el hombre puede ver los vicios ocultos? al-Razi nos dice que si se quiere ver tales vicios, entonces se tendrá que convivir con un hombre virtuoso. Un hombre inteligente que los sepa reconocer y que pueda guiar, y que le informe de aquellos defectos. Debe felicitarlo y debe regañarlo cuando corresponda, sin excederse en su trato con el conviviente. 

También deberá buscar a los vecinos y amigos para que le informen los defectos que él no podría ver por sí mismo. Finalmente, al-Razi remite estos temas a los libros de Galeno como son:

  • Sobre que los mejores sacan provecho de sus enemigos
  • Sobre el conocimiento de los propios defectos
  • De acuerdo al último libro, si le sucede y ocurre que tiene un enemigo o rival que quiere poner al descubierto sus maldades y defectos, no tratará de negar este conocimiento que aquél tiene, sino que se verá forzado y obligado a desarraigarlos, si es de aquellos que admiten una regla para sí mismos y que quieren ser mejores y virtuosos.


    Capítulo V: Sobre el amor y el trato íntimo más un resumen sobre el placer

    Luego de hacer una diferencia preliminar de aquellos hombres que necesitan de placeres y otros que los rechazan, al-Razi se propone definir el placer:


    ''El placer no es más que la vuelta a aquel estado en que se estaba cuando el dolor lo sacó de allí, como el hombre que sale de un lugar escondido y umbroso a un desierto por el que camina bajo un sol tórrido de manera que sufre la acción del calor y luego vuelve a su primitivo lugar, entonces encuentra placentero aquel lugar hasta que su cuerpo vuelve a su primer estado. Con la vuelta de su cuerpo a la situación primera pierde aquella sensación agradable''


    De acuerdo con al-Razi, los filósofos definían el placer como ''la vuelta a la naturaleza''. Sin embargo, de acuerdo a esta definición y a la explicación anterior, al-Razi dice que no hay placer sin dolor. La vuelta a la naturaleza no puede darse sino se conoce el dolor previamente. 

    ''No es posible que exista placer, en absoluto, sino en la medida en que preexiste el dolor de salir de lo natural''

    La explicación es inherente a todos los estados en que el placer se ve alterado, es decir, es aplicable a todos los placeres.

    Finalmente, al-Razi nos recomienda su obra ''Sobre la esencia del placer'' la cual no ha llegado a nuestras manos. 

    Sobre el amor

    Una de las cosas que al-Razi critica enormemente de los seres humanos es el concepto de amor, pero el amor llevado al coito. El hombre excede en su placer al tener coito, pero el animal solo lo hace cuando lo necesita por vía del placer, y cuando le resulta doloroso se abstiene y lo deja. El hombre podría seguir con dicho placer e incluso caer en insomnio. 

    El hombre que dice que ha alcanzado el máximo placer y que ha podido controlar sus excesos en el coito se equivoca, pues el placer se mide por la cantidad de dolor producido porque es este el que impulsa el placer. A quien posee y domina algo, se le debilita esta incitación e impulso, y se tranquiliza y calma rápidamente, por eso, con exactitud y verdad, se dice:

    ''Toda cosa conseguida está poseída, y toda cosa no conseguida aún, es perseguida''

    Por lo tanto, es necesario que el hombre se abstenga del amor en estas proporciones, y que busque el coito en la medida moderada. 

    Diálogo de Platón

    A propósito del tema expuesto, al-Razi cita un supuesto diálogo que Platón tuvo con un discípulo que estaba enamorado de su esclava, y producto de esto faltaba a sus clases en la Academia.

    • Platón: dime, oh fulano. ¿Tienes dudas de que algún día te habrás de separar, necesariamente, de tu amada?
    • Discípulo: de ninguna manera
    • Platón: entonces, ese sorbo amargo que habrás de beber aquel día, bébelo hoy y líbrate del temor esperado que resta pasar en esa situación que, sin duda, ha de llegar, con lo difícil que te será librarte de ello después que se haya apoderado de ti y se le una y le asista además el rato íntimo
    • Discípulo: lo que dices, oh sabio señor, es cierto, pero encuentro en mi espera el consuelo al paso de los días que me resulta más llevadero
    • Platón: ¿cómo estás seguro del consuelo de los días y de que no vas a temer su trato íntimo? ¿Por qué estás tan seguro que no te va a venir la separación antes del consuelo y después de que te domine totalmente su amor de manera que el trago se te haga más insufrible y se duplique su amargura?

    En ese momento, el discípulo le agradece a Platón y deja el amorío. Vuelve a clases de la Academia y no vuelve a faltar a ninguna de ellas. Luego, Platón se dirige a los demás dando un sermón al resto de los alumnos por haber dejado a su compañero y no ayudarlo, además de amonestar al propio alumno por no controlar sus pasiones y faltar a clases. Corregir al alma apetitiva y sujetarla al alma racional.

    Posteriormente, al-Razi nos habla de que existe alguna gente ''necia y ramplona(1)'' quienes se enfrentan y se oponen al filósofo. Estos son los llamados zari (elegancia) y adab (Buenas Letras). 

    Critica a los zari y los adab

    Estos hombres dicen que el amor trata sobre una naturaleza fina de entendimientos sutiles que lleva a la limpieza y la elegancia, al adorno y a una gentil apariencia. Todo esto es difundido por medio de su poesía erótica (gazal). Los principales hombres que profesan este amor son los poetas, los elocuentes, los príncipes, los literatos, profetas y los nobles.

    Sin embargo, al-Razi nos dice que estos hombres solo comprueban el concepto de amor por uno aparente, uno que es grosero y para gente estúpida; entre ellos, turcos, persas y nabateos. En cambio, quienes tratan el amor de la manera más sutil, entendida y de manera esencial son sin duda los griegos. Estos últimos, reconocidos universalmente por todos los pueblos, son los que utilizan la sabiduría de manera manifiesta.

    Por lo demás, por mucho que el amor sea de las características que advierten estos hombres, la verdad es que incluso el amor o la elocuencia necesitan de sabidurías perfectas. Siempre se piensan, y estos no son la excepción, de que la ciencia tiene solo que ver con las matemáticas, la gramática, la retórica, lo cual es un craso error, pues ninguna de las personas que se dediquen a estas ciencias son sabias. Las personas sabias son aquellas que saben las leyes y condiciones de la demostración y la lógica, además de quienes llegan al límite de las ciencias matemáticas, naturales y metafísicas. 

    Luego de aclarar este punto, al-Razi cuenta la anécdota de que uno de sus maestros fue interpelado por una de ''estas gentes'', que se puso frente a uno de los maestros y comenzó a recitarles poesía enalteciendo a su propia gente y vituperando a los demás. Una vez terminado dijo:

    ''Esto, por Dios, es la ciencia y lo demás son tonterías''

    A lo que el maestro respondió:

    ''Hijo mío, esta es la ciencia de quien no tiene ciencia, y se alegra con ella quien no tiene seso''


    Luego el maestro se dirige al mismo al-Razi y le pide lo siguiente:

    • Maestro: pregunta a nuestro joven por alguno de los principios de las ciencias necesarias, pues es de los que piensan que quien esta versado en lengua puede responder a todo lo que se pregunta
    • Al-Razi: responde si las ciencias responden a una convención o a una naturaleza
    • Contendor: Todas las ciencias son debidas a la convención. 
    • Al-Razi: y quien conoce que la luna eclipsará tal noche, que la escamonda suelta el vientre cuando se toma y que el vinagre cuando se pulveriza y se arroja en él, ¿solo es cierto este saber por la convención de la gente sobre ello?
    • Contendor: no
    • Al-Razi: entonces ¿cómo se sabe?
    • Contendor: yo digo que todas las ciencias son por necesidad (o naturaleza)
    • Al-Razi: cuéntame entonces cómo se sabe que el invocado con la llamada en estado absoluto se pone en nominativo, mientras que el invocado con la llamada en estado constructo se pone en acusativo ¿acaso se sabe por necesidad, por naturaleza o es algo debido a una convención, al acuerdo de algunas gentes y no de otras?

    El contendor no supo responder y solo dijo que sus maestros le habían dicho que la ciencia es por necesidad, posteriormente se avergüenza y se confunde. Luego el maestro dice:

    ''Gusta, hijo mío, el sabor de la ciencia que verdaderamente lo es''

    Como se puede ver, es una conversación interesante porque para al-Razi, la filología, la ciencia que estudia las palabras no es verdadera ciencia; son solamente convenciones arbitrarias. 

    Finalmente, al-Razi se refiere a los profetas que se supone también profesan el amor que estos hombres identifican. De acuerdo con el filósofo, no hay ningún sabio que tenga al amor por virtud, ni mucho menos los profetas. Por lo demás, si así fuese, entonces no hay que imitar en absoluto a estos hombres porque la virtud no se puede basar en algo de lo que me puedo arrepentir después o las que necesariamente necesitan enmienda, deseando posteriormente no haberlas hecho. 

    Estos hombres también dicen que el amor invita al aseo, al ornato y a la elegancia. Pero al-Razi se pregunta ¿cómo se compadece la belleza del cuerpo con la fealdad de alma? de ninguna manera. Los únicos que tienden a estas cosas, según al-Razi, son las mujeres y los invertidos. 

    Cuenta además otra anécdota:

    ''Se cuenta que un hombre invitó a su casa a cierto sabio. Todo el mobiliario de su casa era extremadamente bello y lujoso, y él, en cambio, sumamente ignorante, estúpido y cretino. El sabio inspeccionó atentamente toda la casa y a continuación escupió directamente sobre él. Cuando éste montó en cólera y se enfadó por aquello, el sabio le dijo: 'No te enfades. He inspeccionado y revisado tu casa entera y no he visto lugar más sucio y vil que tu propia persona, así que he considerado que era el lugar apropiado para escupir' ''

    El hombre tuvo poca estima en lo que poseía y se dedicó a buscar la ciencia y la sabiduría.

    Por último, al-Razi también se refiere a lo íntimo diciendo que es aquel efecto que produce aversión de separarse de los amigos, después de una prolongada compañía. A la hora de separarse, esto produce mucho dolor al igual como sucede con las bestias, solo que en unas es más marcada que otras. Para no sufrir de estos males, cuando se entraba una amistad se debe tener en consideración y a la vista, la separación que pudiera ocasionarse con el amigo. 


    Capítulo VI: La vanidad

    La vanidad quiere decir considerarse a sí mismo por sobre lo bueno que uno es, y la consideración de sí mismo por debajo de lo que uno es. Así, cuando un hombre tiene una mínima virtud, este la ve con grandes ojos y quiere ser alabado por ella por encima de lo que merece. Es orgulloso por su obra y no la perfecciona porque no cree que sea susceptible de más mejoras. 


    En consecuencia, como remedio, uno no debe estar ufano ni vanagloriarse de sí mismo hasta que supere a los demás. Si obra así, estará a salvo del vicio de la vanidad y del defecto de la bajeza y la gente lo llamará ''conocedor de la medida de sí mismo''.


    Capítulo VII: La envidia

    Alcance

    Es una afección del alma que se forma por la combinación de la mezquindad y la avaricia. Es una de las afecciones del alma más pérfidas que existen porque ocurre cuando una persona se contenta con la desgracia de otra, y al mismo tiempo detesta el éxito de una persona. 

    Es peor que la tacañería porque el avaro solo quiere y desea que nadie obtenga lo que él tiene, mientras que el envidioso no quiere que alguien tenga algún bien. 

    El pérfido también entra en la definición de envidia porque la perfidia es la mitad de la envidia. 

    El envidioso envidia a aquellos que le son conocidos pero ¿por qué el envidioso no envidia a los que viven en India o China? realmente no tiene envidia porque no tiene contacto directo con ellos. 

    No obstante, hay algunos que añaden la envidia a otros hombres que detestan el bien para aquellos de cuya consecución les viene a ellos algún daño o molestia. El envidioso se enoja o se entristece por un bien que le ocurre a una persona, pero que a él no le ha ocurrido. 

    Los efectos de la envidia 

    Es altamente nociva para el alma porque produce insomnio y digestión, que además produce un color feo en el cuerpo, fea catadura y corrupción de su naturaleza.

    Por otro lado, la envidia también es una muy buena colaboradora porque es una vengadora del envidiado, porque hace durar su pena y su tristeza, aturde su entendimiento, tortura su cuerpo y debilita sus tretas y ataques contra el envidiado. 

    Solución

    La solución para la envidia es rechazarla y olvidarla, porque ciertamente el hombre que tiene bienes no los tiene asegurados en este mundo. Cuando tenga estos placeres de manera prolongada, estos se volverán costumbre y ya no serán placeres, buscará otros si es que no los ha perdido y sufrirá por los mismos(1)


    Capítulo VIII: Sobre el rechazo de la cólera


    El objeto de la cólera en el animal es vengarse de otro cuando el primero le hace daño. Si la venganza es proporcional al daño causado, entonces no constituirá vicio, pero si se sobrepasa la venganza entonces sí lo constituirá. Este sería un daño que el hombre se hace a sí mismo. 

    Un ejemplo de esto es cuando un hombre golpea a otro con el puño, y por la fuerza de este mismo se rompe la mano, una anécdota de al-Razi. Para el filósofo, entre el loco y el encendido de ira no hay diferencia alguna. 

    Ahora bien, como podemos deducir, no es que el primer hombre afectado no pueda ocasionar daño pero sí debe estar libre de ciertos estados:

    1. Orgullo
    2. Cólera
    3. Venganza
    4. Castigo


    Si las considera, entonces aquel hombre que quiera realizar una venganza lo hará en su justa medida.


    Capítulo IX: Sobre la eliminación de la mentira

    Esta sucede cuando el hombre busca la preeminencia y primacía en todos los aspectos y situaciones, quiere ser siempre el que informa y enseña por la superioridad que supone sobre aquel al que informa y enseña. 

    El que con frecuencia practica puede terminar abandonando la mentira, con mucho esfuerzo si la abandona, o la hace parte de su vida. Para al-Razi, un hombre de este estilo no es un ser humano, no merece ser tratado como tal ni tampoco se le puede dirigir la palabra para mejorarle. El mentiroso es un incauto, mientras que el inteligente siempre advierte o se procura cautela.

    Informar de aquello en lo que no hay verdad puede ser visto de dos maneras:

    • Una es cuando el informante busca con ello algo bueno y hermoso en lo que haya una excusa clara y útil para el informado al descubrírsele la verdadera noticia, y que le obliga a comunicársela, aunque no sea verdadera

    Un ejemplo de esto lo proporciona el mismo al-Razi: el amigo de un hombre va a ser asesinado por un rey al día siguiente. El hombre lleva a su amigo a un lugar donde se encuentra un tesoro. Lo hace cavar hasta encontrar el 
    tesoro. Mientras el amigo esta cavando para encontrar el tesoro, el rey no puede encontrar al amigo. Por lo tanto, no habrá sido asesinado. Para el filósofo, este tipo de mentira no es en absoluto vituperable, sino que todo lo contrario, es hermosa y digna de alabanza.

    Otro tipo de informar la mentira es el siguiente:

    • Vergüenza la hay cuando no se sigue ningún daño para el informado. Como cuando un hombre cuenta a otro que ha visto en tal ciudad un animal, una gema o una planta de tal y cual estado y manera, pero que no es verdad, y con lo que los mentirosos no pretenden más que suscitar el asombro.

    Sin embargo, hay aun otro tipo de mentira:
    • Hay vituperio, en cambio, cuando esta mentira acarrea un daño para el informado. Como cuando un hombre informa a otro de que el rey de un país alejado está descoso y amistoso de que este se le acerque y le asegura que si se dirige y marcha hacia dicho rey, obtendrá de el tal posición o rango. Pero sólo hace esto para conseguir lo que este deje tras su partida, de manera que cuando aquel se preocupe, se fatigue y se esfuerce, llegue por fin ante aquel rey, no encontrará verdad en nada de aquello, sino que encontrará a aquel rey encolerizado y airado para con él hasta el punto de que procederá en contra suya.

    En consecuencia, el mentiroso no es aquel que está obligado a mentir o quien lo hace por un propósito noble, sino que es aquel que se siente bien con la mentira. 

    Capítulo X: Sobre la mezquindad

    En primer lugar, al-Razi nos dice que este vicio no proviene de la pasión, pues hay quienes son mezquinos porque tienen terror de la pobreza, mientras que otros solo tienen una mezquindad obsesiva sin razón. 

    En una ocasión, al-Razi pregunta a un hombre la causa de su mezquindad y este le respondió:

    ''Es que me gusta y lo quiero así''

    Es en ese momento que a la mezquindad debe tratársela inmediatamente sin darle tregua a la pasión. Recordemos que la mezquindad por regla general no proviene de la pasión si esta es fundamentada, pero si no lo es entonces se encuentra en la pasión. 

    Capítulo XI: El rechazo del exceso nocivo de reflexión y de preocupaciones

    Para no caer en estos vicios, el hombre debe entretenerse, divertirse y alegrarse. Sin embargo, el filósofo hace la salvedad de que estas tres cosas no se deben tomar por sí mismas, sino que con el objetivo de no desgastarse emocionalmente. 

    Por lo tanto, debe existir un equilibrio entre las actividades de reflexión y las actividades para entretenerse. De hecho, al-Razi nos dice que quien se quiera dedicar a estudiar a todos los filósofos, y que no hiciera nada más que estudiarlos en el periodo de un año 


    ''este hombre caerá en el delirio y en la melancolía y se quedará delgado y marchito antes de cumplirse este plazo y antes de aproximarse a lo que hemos mencionado''

    Lo mismo ocurrirá con el hombre que quiere dedicarse a la filosofía, pero dedica más tiempo a la diversión. En consecuencia, debe existir un equilibrio entre la reflexión y la diversión.

    Capítulo XII: Sobre el rechazo de la tristeza

    Precaver la tristeza

    La tristeza sobreviene cuando el deseo se representa con el intelecto la pérdida de aquellas cosas que conviene y son deseables.

    Para rechazarla o evitarla hay que actuar de dos maneras:

    1. Precaverse antes de que se produzca
    2. Defenderse y rechazarla una vez producida

    Si la causa de la tristeza es solamente por aquellas cosas queridas que se pierden, las personas que sientan más dolor serán aquellas que tienen más cosas. En consecuencia, un hombre inteligente debe deshacerse de toda materia que es causa de la tristeza, en este caso, los objetos materiales. En otro caso, las personas que menos cosas tengan, serán menos susceptibles de padecer la tristeza. 

    Ahora bien, puede que algunos objeten, según al-Razi, que quienes se abstengan de acumular cosas para no tener tristeza de perderlas solo están dilatando la tristeza. Sin embargo, nuestro filósofo nos dice que dilatar la tristeza no es lo mismo que el temor a perderlas. En efecto, no podemos lamentar perder algo que no tenemos. 

    En este sentido, al-Razi nos cuenta dos anécdotas:

    Se cuenta de cierto filósofo al que se le dijo: «¿Y si adoptases un
    hijo?». Contestó: «Con las penas y sufrimientos inaguantables que tengo que soportar para atender a mi cuerpo y alma, ¿cómo voy a añadir y juntar otro tanto?».

    A una mujer inteligente he oído contar que vio en cierta ocasión a
    una mujer muy dolida por la desgracia que había sobrevenido a un hijo suyo, que se guardaba de acercarse a su marido por temor a tener otro hijo con el que pudiera sufrir otro tanto.


    La pérdida de un ser querido, en los casos anteriores, puede describirse de la manera en que al-Razi nos explicaba anteriormente el placer. La existencia de la persona amada nos resulta conveniente y natural, sin embargo, cuando la pérdida de la persona nos provoca un dolor más intenso que el placer que se sentía, entonces el hombre quiere volver a aquel estado. Como habíamos visto, el filósofo explicaba que el placer acostumbrado, luego de prolongarse por un largo tiempo, no se reconoce hasta que llega un dolor, y nuevamente el hombre comienza a darse cuenta de lo que le daba placer. 


    La naturaleza considera que todo ese gozo prolongado es un derecho y algo indispensable. Sin embargo, con la costumbre, el hombre no tiene una visión clara de estas cosas que ama, pero cuando se pierden el asunto es más claro y evidente, y en consecuencia, duele mucho más. 

    Por lo tanto, el remedio para esto es que el hombre recuerde lo doloroso que es perder aquellas cosas. Esto lo prevendrá de realizar cualquier acción que lo haga procurarse más cosas. Es así que al-Razi entiende esta solución como un ejercicio que el alma debe hacer a modo de prevención, pues no está libre absolutamente de no contraer estos sentimientos. Citando a un poeta:


    El precavido se representa en su alma

    las desgracias antes de que ocurran.

    Y si ocurren de improviso, no le asustan,

    puesto que ya se las había representado.

    Ha visto llegar a su fin el asunto,

    pero ya había él anteriormente adelantado su fin.


    Si el hombre tiene el placer muy arraigado, entonces tendrá que arreglárselas para cuidar aquellos bienes imprescindibles y necesarios. 

    Rechazo de la tristeza

    Al-Razi nos hablará ahora sobre el rechazo de la tristeza. El hombre, a su alrededor, puede ver como todas las cosas están sujetas a la generación y a la corrupción,. Este no es un hecho por el cual deba sentirse triste ni miserable. El hombre debe saber que todas las cosas de este mundo sin ninguna duda se destruyen y no es esto grave ni importante para él en el momento en que existen, puesto que es algo preciso que suceda.

    Cuando el hombre quiere que estas cosas perduren para siempre, en realidad está queriendo un imposible, y esto conlleva una tristeza enorme. Por lo demás, la pérdida de una cosa puede sustituirse por la agregación de obtener otra y olvidarse de la anterior. Dice al-Razi

    ''¡A cuántos hemos visto afectados por grandes y abrumadoras desgracias volviendo a su estado anterior, gozosos de su vida y contentos con su situación!''

    Por lo tanto, sería muy conveniente que el hombre pensara en esto y dejara en su alma lo claro que es este razonamiento, para mitigar la tristeza. Otro método para aliviar la tristeza sería el pensar sobre las personas que lo acompañan en momentos de desgracias. 

    Finalmente, al-Razi nos advierte que todas las afecciones anteriormente mencionadas tienen su relación directa con la pasión. Cuando se vuelve a la pasión y se aleja de la razón, el hombre se hace un daño a sí mismo. 


    Capítulo XIII: Sobre la gula

    Al-Razi comienza hablando sobre la gula por medio de sus efectos, es decir, las cosas que produce este vicio que son el desprecio por la gente y la mala digestión. El origen de esta afección proviene del alma apetitiva, lo que provoca una ceguera en el alma racional y consiguientemente se produce la vergüenza. Al-Razi nos cuenta otra anécdota

    ''Me ha llegado la noticia de que un glotón se lanzó en cierta ocasión con mucha voracidad con gula sobre unos alimentos hasta el punto de que cuando se llenó y quedó satisfecho y ya no pudo comer más, se puso a llorar. Se le preguntó entonces por el motivo de su lloro, y contestó que se debía a que no podía comer más de lo que tenia delante''

    ''Había un hombre en Bagdad que comía junto a mí muchos dátiles. Yo, tras comer una cantidad moderada, paré, mas él continuó hasta casi acabar con todo. Le pregunté en ese momento, tras haberse atiborrado y haber tenido que parar —pues le vi yo seguir con la mirada los restantes dátiles que eran retirados—, si no había terminado y no había quedado saciado su apetito''

    ''Contestó: «No quisiera sino estar en la situación de antes y que nos fuera presentado ahora este manjar». Le dije a mi vez: «Si el dolor y la comezón del deseo no te han desaparecido ni siquiera en esta situación, lo acertado entonces sólo es el abstenerse antes de atiborrarse para poder estar aliviado ahora de la pesadez y de la duración del hartazgo y de la mala digestión, de la que estás a salvo, que te puede acarrear enfermedades cuyo dolor va a ser mucho mayor que el placer que has obtenido».

    Le vi en ese momento que había comprendido el sentido de mis palabras, que le habrían hecho mella, que había sacudo provecho de ellas''


    También nos cuenta la anécdota de un filósofo y su discípulo:

    ''Es como lo que se cuenta de cierto filósofo que comía en compañía de un joven de los que no tienen disciplina. Consideraba aquel joven que el filósofo comía poco y admirándose de ello le dijo en un momento de la conversación «Si la cantidad de mi comida fuera como la tuya, no se me daría nada morir». Respondióle el filósofo: «Sí. hijo mío, yo como para vivir, pero tú sólo quieres vivir para comer»''


    El remedio para la gula es buscar el equilibrio de este apetito que puede identificarse con facilidad. Incluso aunque el hombre esté comiendo en un determinado momento y siente que ya no puede más, debe abstenerse inmediatamente de seguir comiendo. Es la razón, nuevamente, la que debe imperar antes de la pasión. 


    Capítulo XIV: Sobre la borrachera

    Nuevamente, al-Kindi comienza hablando de los efectos de los vicios, en este caso, la borrachera:

    ''...Lleva al que lo hace a muchas desgracias, sufrimientos y enfermedades, ya que el abuso en esto expone al punto a la apoplejía, a la asfixia, a llenarse la cavidad interior del corazón acarreando la muerte repentina, a reventarse las arterias del cerebro y a precipitarse y caer en cimas y pozos, y posteriormente a fiebres ardientes, a hinchazones sanguinolentas y biliosas en las entrañas y en los miembros principales, a convulsiones y a hemiplejías, sobre todo si se tienen los tendones débiles...''

    ''Junto a esto lleva también a la pérdida de la razón, a desgarrarse la ropa, a exponer las vergüenzas y a abstenerse de observar las prescripciones tocantes a la religión y a este mundo, de modo que apenas si hace lo que se espera debe hacer, ni realiza nada de eso, al contrario, se precipita y se hunde más y más''

    Citando a un poeta:

    ''¿Cuándo observarás las virtudes o estarás en capacidad de ello, aunque estén a un palmo de distancia de ti, si pasas la noche borracho y amaneces cargado de vino y vuelves a la bebida al mediodía?''

    Con respecto al alma, la borrachera da fuerzas al alma apetitiva y a la colérica, que a su vez entorpecen y embrutecen al alma racional quedando en un estado de compulsión inmediata, es decir, el alma no mide las consecuencias de sus actos y la reflexión no tiene cabida.

    Uno de los efectos más perjudiciales de la borrachera es que el placer que conlleva es cierto y evidente. El borracho empedernido entra en una situación de la cual no puede dejar de emborracharse, porque la sobriedad lleva necesariamente a las penas. 

    La ansiedad de la borrachera es peor que la de la gula, cuesta mucho más rechazarla y refrenarla.

    Finalmente, al-Razi nos dice que la borrachera, además de servir como un supuesto disipador de la tristeza, también se dice que otorga valentía para enfrentar ciertas cosas, y por consiguiente alejarse de la reflexión. Mucho peor será emborracharse cuando en realidad se necesita pensar y reflexionar. 


    Capítulo XV: Sobre el coito

    Una de las afecciones más malas de acuerdo con al-Kindi que tiene los siguientes efectos si se lleva en exceso:

    • Debilita la vista
    • Arruina y consume el cuerpo
    • Precipita la vejez
    • Decadencia
    • Decrepitud
    • Daña el cerebro y los nervios
    • Disminuye y decrece las fuerzas del cuerpo
    • Otras enfermedades


    La frecuencia del coito ensancha los conductos por donde va el semen, afluyendo mucha sangre por ellos. Así, se aumenta la producción de semen y se incrementa por ello el deseo, redoblándose la pasión.

    La menor frecuencia en el coito conserva la humedad básica del cuerpo, particularmente en la sustancia de los cuerpos. Así, el envejecimiento, el decaimiento, la decrepitud y la decadencia se atrasan. Los conductos del semen, al no llevar materia alguna, se estrechan. La producción de semen disminuye, se debilita la erección, se encoge el pene se rebaja el deseo y desaparece su intensa comezón y exigencia.

    Por lo tanto, si el hombre no quiere caer en dichas dolencias tendrá que abstenerse del coito, para luego no agravar la situación en que no pueda dejar de hacerlo. 

    Se parece mucho, en opinión de al-Razi, a la gula pues una vez desatada el alma al coito, el hombre querrá siempre más. Sin embargo, ya sea por las fuerzas del cuerpo que se van perdiendo, por las pocas posibilidades que pueda tener, es muy probable que el hombre no pueda tener coito. En ese momento, querrá tener coito pero no podrá; el mismo efecto que se produce con la gula cuando quien comió bastante ya no puede comer más y se lamenta por aquello. 

    Los consejos para evitarlo son los mismos que los anteriores. Abstenerse y moderarse en su ejercicio, sobre todo cuando no es necesario realizarlo, y en realidad, el coito es uno de los vicios que no es en absoluto necesario porque no se necesita en la subsistencia.

    Al-Razi nos dice que el coito debe considerarse como algo feo y malo, pues así la gente se va a abstener de realizarlo. Puede que se considere feo y malo por naturaleza o por educación, pero siempre será mejor que se considere feo y malo en sí, porque en el silogismo, aquellas opiniones en las que no se puede dudar, son aquellas que son aceptadas de manera generalizada por la gente.


    Capítulo XVI: Sobre la manía de tocarse algunas parte del cuerpo y sobre los escrúpulos de los actos rituales


    Al-Razi nos recomienda que esta manía de tocarse alguna parte del cuerpo debe dejarse por simple decisión, además de añadir una vergüenza y aborrecimiento de ello, y luego acordarse de esta costumbre para finalmente dejarla de lado por medio del recuerdo, esto es, recordar lo vergonzoso que fue. 

    Al-Razi nos cuenta la anécdota de un rey sabio que tenía la manía de toquetear una parte de su cuerpo, que era la barba. Esta manía la tuvo por tanto tiempo y se lo comentaron muchos cercanos a él. Sin embargo, el rey seguía olvidando erradicar esta conducta. Pero un día uno de sus visires le dijo ''Oh, rey, deja esto con la resolución que emplea en ello la gente razonable''.

    El rey se puso rojo de cólera, pero nunca más lo volvió a hacer.

    El alma racional de este hombre suscitó en su alma colérica la fogosidad y el ímpetu, y fue firme y se confirmó en su alma racional la decisión de influirle poderosamente, recordándoselo y advirtiendo cuando se olvidaba. El filósofo nos dice que el alma colérica ha sido instituida para que la racional se ayude mediante ella contra la apetitiva cuando tiene una inclinación de esta especie.

    El hombre inteligente debe encolerizarse y llenarse de fogosidad e ímpetu, cuando vea que la pasión quiere dominarle y vencerle. Tiene que someterla y dominarla, ponerla entre lo detestable y vil ante el juicio de la razón y constreñirla a esta. En consecuencia, la única forma de erradicar estas manías es recordando lo vergonzosas que son, y en ciertas ocasiones que nos recuerden.

    Escrúpulos

    En cuanto a los escrúpulos, en el cumplimiento de las prescripciones rituales, al Razi nos dice que estos provienen de la pasión y no de la razón. Dice el filósofo que la limpieza y la purificación deben ser valoradas por los sentidos, no por la demostración lógica. La impureza ritual que escapa a la percepción de los sentidos es llamada pureza ritual, y la suciedad que escapa a la percepción de los sentidos la llamamos limpieza.

    El filósofo se refiere a la purificación y la limpieza por motivos de religión o por causa de aquello que sentimos asco, pero en ningún modo nos afecta a aquella poquita suciedad o impureza que escapa a los sentidos.

    Así, la religión permite realizar la oración con la misma ropa que tocan las patas de las moscas que se han posado sobre la sangre y los excrementos, y hacer la ablución con agua corriente aunque sepamos que se ha orinado en ella, con el agua estancada aunque sepamos que hay gotas de sangre de vino.

    Estas cosas no producen asco porque escapan a los sentidos, no las percibimos, y cuando las percibimos no nos resultan repugnantes. A los hombres, en este caso, no les daña aquello que es impuro o sucio porque escapa a los sentidos por su insignificancia. En cambio, cuando se busca lo limpio por medio de la imaginación, entonces ese hombre no cesará jamás de buscar el punto más limpio que en realidad no lo va a poder encontrar. Por lo tanto, creará en su mente una inseguridad con respecto a las cosas que tengan alguna mínima suciedad.

     

    Capítulo XVII: Sobre la acumulación, la adquisición y el gasto

    El intelecto ha sido aquello por lo que nos distinguimos de los restantes animales irracionales, nos ha llevado a una vida hermosa y a la cooperación con otros animales. Pocos animales hay que no cooperen con otros. El filósofo aquí describe la imposibilidad de que el hombre pueda subsistir por sí solo, necesita la ayuda de otros (animal político).  A su vez, al-Razi nos dice lo importante que es que un hombre se dedique a una sola actividad porque en este modo se reparten los distintos esfuerzos y se revierten sobre la totalidad de ellos (Estado platónico). Tienen un perfecto bienestar, aunque existan grandes diferencias en ellos, incluso rivalidades.


    Como podemos ver entonces la vida de la gente se perfecciona y mejora con la colaboración y la ayuda: de este modo hay que alejarse de los dos extremos: la exageración y el quedarse corto.

    Quedarse corto comporta humillación, rebajamiento, vileza y desprecio porque el hombre finalmente se convierte en una carga.

    La adquisición y el atesorar es una de las cosas necesarias para la buena vida, se produce por la previsión del conocimiento racional. El filósofo nos dice que es muy obvio referirse a este tema, pues incluso se puede ver en los animales irracionales que actúan de la misma forma.

    Ahora bien, la cantidad de la adquisición debe ser equilibrada porque la deficiencia acarrea su falta existiendo la necesidad, como el estado de aquel que se ve privado de provisiones en el desierto, y el exceso conlleva la fatiga y el cansancio. El equilibrio de esta adquisición es que el hombre busque el auxilio en las cosas que se adquieren en la medida en que con ello mantiene su situación, en la que continúa estando aunque se produzca un desastre que le impida acumular.

    Las mejores adquisiciones, las más duraderas y seguras, son las artes e industrias naturales y necesarias, y no los objetos preciosos y tesoros que no están a salvo de los reveses de la fortuna. Los filósofos, de acuerdo a al-Razi, consideran que nadie es rico por las posesiones sino que por las artes e industrias.

    La cantidad del gasto debe ser equivalente a la cantidad de adquisición más un plus adquirido y atesorado para las desgracias y calamidades, y procurar siempre que el gasto sea menor que la adquisición. De todas formas el hombre debe cuidar la tacañería.

     

    Capítulo XVIII: Sobre la búsqueda de rangos y honores mundanales

    El propósito de este capítulo es que se observe y se reafirme las distintas situaciones de la gente y poner el intelecto en una posición superior a las pasiones.

    Luego, para describir los estados en que se encuentra el hombre los divide en tres:

    1. El estado en el que se encuentra,
    2. En el que ha crecido y el que ha sido educado.
    3. El estado más excelso y el más inferior

    El alma prefiere, desea y aspira desde el primer momento el estado más excelso.

    ¿Es posible para el hombre llegar a ese estado? ¿cuál le conviene más? quien ha crecido y se ha desarrollado en un estado en el que está habituado a que la gente no le considere superior y no vayan en cortejo delante de él y detrás de él, sí se preocupa y se esfuerza por llegar a ese estado, entonces se ha desviado de su razón, se inclina la pasión y trata de conseguir su objetivo con mucha fatiga y cansancio. Su idea de conseguir lo apetecido le engaña y le seduce sin pensar en el camino para llegar a ello. Además, cuando lo consigue pierde la ilusión y el goce rápidamente porque se vuelve algo acostumbrado.

    Al-Razi nos recalca nuevamente la habitualidad de ciertos hábitos que posteriormente decaerán en intensidad, para luego molestia si no se está con ellos. 

    La razón presenta al que la tiene lo que es positivo o negativo; la pasión, por el contrario, le muestra el aspecto positivo y le ciega para ver todo lo negativo. muestra de esto es el hombre que muchas veces se ciega a ver su propio defecto. De esta forma, el hombre inteligente debe sospechar sobre las cosas que son absolutamente favorables y no desfavorables, porque puede ser producto de la pasión y no de la razón. La razón hace ver todo por medio de pruebas y argumentos claros, mientras que la pasión convence y hace ver por medio de inclinaciones y gustos.


    Capítulo XIX: La conducta virtuosa

     

    Al-Razi, define la práctica de los filósofos virtuosos de la siguiente manera:

    1. Tratar a la gente con justicia
    2. Dispensar favores
    3. Tener sentimiento de respeto
    4. Tener sentimiento de piedad
    5. Consejo para todos

    Esforzarse por el provecho general (excepto en ellos que obran injusta y opresivamente), busca en la corrupción o la sedición una solución.

    Existe mucha gente mala, que se hace mala por las leyes sean religiosas o civiles: los llevan a una conducta injusta. El filósofo nos da ejemplos como los daysanies y los muhammaries, quienes opinan que es correcto engañar y traicionar a los contrarios, y los maniqueos que se obtienen de dar de beber comer o remediar si están enfermos a los que no piensan como ellos, además de otras abstinencias como la de no matar víboras alacranes y bichos nocivos que nos reportan ningún beneficio y de los que no se saca ninguna utilidad. Al-Razi prefiere no seguir hablando de estos hombres porque sería un asunto muy largo.

    En fin, el hombre debe guiarse por la justicia el amor la honradez, el favor, el consejo y la misericordia; estas 2 últimas serán el fruto de una conducta virtuosa.

    Capítulo XX temor a la muerte

    Es una de las afecciones que no puede eliminarse totalmente del alma si no se le proporciona la satisfacción de que, tras la muerte, pasará algo mejor. Luego, el filósofo nos dice que este tema es muy difícil y amplio de tratar y que sólo dará consuelo a aquellos qué piensan que el deterioro del cuerpo es mejor que la muerte, o más bien, que la vida es mejor que la muerte.

    Sin embargo, al-Razi, nos dice que la muerte es mejor que la vida y nos lo demuestra con un ejemplo:

    Si alguien dijera: ''aunque durante su vida le afecten al hombre los males, obtiene también unos placeres que no los tiene cuando está muerto''

    Se le contestaría: ''¿le dañaría, afectaría, o sufriría de alguna manera en esta última situación el que no tuviera placeres?''

    Sí responde que no: entonces, no le dañará no obtener placeres

    Sí responde que sí: entonces, existe una contradicción porque los muertos no sienten placeres ni dolores. El mal solo afecta al vivo y no al muerto

    En efecto, el muerto no necesita placer alguno como le ocurre al ser vivo; por lo tanto, el vivo no tiene ninguna superioridad contra el muerto. De acuerdo con el filósofo el estado del muerto es el mejor.

    Si alguien dijera: ''estos conceptos no se pueden aplicar al muerto porque no existe''

    Se le contestaría: ''no hemos aplicado estos conceptos como efectivos y existentes, sino como supuestos, imaginaos y concebidos para medir algo con algo, y para expresar una cosa con otra''

    La muerte es un descanso del dolor, por lo tanto no se debería preocupar por la muerte. Evidentemente, la preocupación por lo inevitable y por lo que ha de acaecer es algo superfluo, como la muerte es algo inevitable, el temor a la muerte es algo superfluo y el olvidarse y desentenderse de ello es una ganancia y un lucro.

    Por eso es que en este sentido envidiamos a los animales, porque esta situación es por naturaleza una perfección suya que nosotros no podemos conseguir sino desechando el pensamiento y la aprehensión racional.

    Estos argumentos son esgrimidos para contrarrestar aquellos hombres que piensan que luego de la muerte no hay nada posterior, y aquellos que dicen que la muerte no es un bien pero si hay una situación posterior, también hay consuelo para ellos porque la religión verídica ha prometido el éxito, el descanso y llegará la bienaventuranza eterna.


    Conclusión

    Este verdaderamente un tratado moralizante para cada hombre que abrace la religión musulmana, pero también para todo público. Pareciera ser que al-Razi piensa desde el punto de vista aristotélico todo su catálogo de vicios, o al menos de cómo lo podrían llevar a cabo los filósofos. Me llama la atención su modo de llevar la vida y la filosofía, pero también este catálogo que es mucho más interesante en su análisis que filósofos posteriores. Un ejemplo de ello: el análisis de la borrachera.

    lunes, 15 de agosto de 2022

    Los Cinco Principios Eternos de al-Razi

     


    LOS CINCO PRINCIPIOS ETERNOS

    Una de las teorías más conocidas (y controversiales) de Abu Bakr al-Razi es la de los Cinco Principios Eternos. Esto conflictúa con ciertas fuentes islámicas, pues el único principio debería ser Dios. En la biografía de al-Razi ya verificábamos su desconfianza por la religión y su apoyo a la filosofía, lo que no quiere decir que sea ateo ni mucho menos. De hecho, también era opositor a muchos filósofos.

    Adentrándonos en la teoría, al-Razi vio una sistematización en estos cinco principios. Estos principios eran los siguientes:

    1. Dios
    2. Alma
    3. Materia
    4. Tiempo
    5. Espacio

    Dios y el alma serían principios activos y vivos; la materia pasiva y no viva, el tiempo y el espacio ni pasivos, ni activos,  ni vivos.

    1. Dios y el alma: vivos y activos
    2. Materia; pasiva y no viva
    3. Tiempo y espacio: ni activa, ni pasiva, ni viva

    Para comenzar a analizar el sistema teórico de al-Razi, deberemos empezar con Dios, el alma y todo lo demás.

    Dios

    Para al-Razi, a diferencia de todos los otros pensadores que le precedían, no creía que Dios fuera el único creador de todo el universo. En efecto, para el existían coeternamente con él cinco principios. El mundo ya era demasiado sufriente e imperfecto como para que Dios, ser de misericordia, justicia y sabiduría, lo haya creado teniendo todos elementos como una contrariedad insalvable. Por lo tanto, al-Razi no atribuye a Dios la creación imperfecta del mundo, con la intención de sacrificar la unidad de Dios (tawhid) para luego salvar la justicia divina (adl).

    Entonces ¿quién o qué es responsable de la iniquidad e imperfección del mundo? Al-Razi nos dice que no hay duda de que el alma, de acuerdo a su imperfección, la responsable de todo el mal en el universo. 

    Por todo esto, al-Razi establece tres supuestos donde nos muestra que la creación del mundo no es responsabilidad de Dios. 

    1. El mundo se creó en el tiempo, pero esto debió ser al azar y en Dios no hay azar
    2. El universo tiene demasiado sufrimiento como para haber sido creado por un Dios absolutamente sabio
    3. Dios no crearía un ser con necesidades para que este luego las pueda satisfacer (por medio de la materia)
    Como podemos ver, el alma quedaría en un estado de idiotez (sakhlif) e ignorante (jahil). Solo el alma, en esta condición, podría crear el universo no en un orden, sino al azar, además de crear imperfectamente el mundo que conocemos hoy.

    El alma

    El alma es entendida como la fuente de vida en los cuerpos, pero si el alma es susceptible de sufrimiento, no es posible que haya sido creada por Dios. Con esto, al-Razi estaría ahorrándose la pregunta sobre cuándo Dios crearía la sustancia, postulando que la creación de esta no es responsabilidad de él. El alma tiene un deseo, o una pasión de unirse con la materia, lo que a su vez implicaría la creación del mundo. En este caso, Dios interviene para hacer el mundo tan bueno como pueda ser. 

    Dios no interviene en que el alma se mezcle con la materia para que de este modo, el alma pueda aprender. Dios le otorga al alma el don de la razón y el intelecto, y así el alma se dará cuenta de que debe luchar para separarse de la materia. No sería exagerado decir que Dios actúa como un padre que va guiando a su propia hija, que en este caso seria el alma. De hecho, el alma sería considerada como ''idiota'' frente a la sabiduría de Dios. 


    Materia, tiempo y espacio

    Son principios requeridos absolutamente para crear el universo. Al-Razi piensa que para que el cosmos se constituyera necesitó de una materia. En consecuencia, al-Razi no creía en absoluto en la creación ex-nihilo, ya que observaba en la naturaleza que cada cosa se desarrollaba por medio de un proceso lento. Para el filósofo, no es razonable ni factible que Dios creara algo a partir de la nada, no tiene sentido. 

    El tiempo y el espacio son necesitados de manera análoga, porque recordemos que no puede haber tiempo para crear tiempo; por eso es que el tiempo se considera eterno para no caer en la pregunta, nuevamente, ''¿cuándo se creó tal cosa?''. Lo mismo ocurre con el lugar; necesitamos un lugar donde el lugar pueda sostenerse. 


    Conclusión

    Sin duda que la mirada de al-Razi es una de las más interesantes, pues nadie, ni los griegos ni los romanos ni los filósofos islámicos anteriores o posteriores, han planteado una teoría tan distinta y única en su especie. Su filosofía de vida en la que plantea que si bien hay que entender a los clásicos, no se puede quedar de manos cruzadas viendo como estas ideas se hacen de piedra, sino que hay que avanzar en teorías que incluso los supere. La teoría de los cinco principios eternos es una prueba de aquello

    domingo, 14 de agosto de 2022

    Tomas de Mercado - Suma de tratos y contratos (Libro V)

     



    En el libro anterior hemos visto las características, aplicaciones y prácticas de los cambios. Ahora Tomás de Mercado se propone analizar uno de los contratos más antiguos e importantes, no solo para la época sino que también para nuestros tiempos. En efecto, en los contratos se pueden verificar cierto de tipo de usuras con respecto a los dos: arrendador y arrendatario. Por lo tanto, luego de ver todas las características del arrendamiento, veremos también su aplicación práctica y las malas prácticas que surgen de este. 

    SUMA DE TRATOS Y CONTRATOS


    LIBRO V: SOBRE EL ARRENDAMIENTO

    Capítulo I: De la fealdad y abominación del vicio de la usura

    Los vicios de usura son cometidos por mercantes, banqueros y cambiadores y estos son los que menos se entienden y no se suelen advertir bien. Todos estos se llevan por medios de contratos encubriendo la usura en ellos mismos; así, siempre se pueden prestar mil ducados en un par de meses mientras se cobren cincuenta mil por interés. Este sería un pequeño opúsculo y advertencia de la usura que se comete en estos contratos por estos participantes del mercado. 


    Capítulo II: En qué consiste y en qué cosas puede tener lugar el arrendamiento

    Antes de analizar el arrendamiento propiamente tal, Tomás de Mercado nos habla de tres elementos previos incluyendo el arrendamiento:

    • Ventacontrato donde quien compra, dando lo que la ropa vale, adquiere señorío de ella, de la cual puede hacer lo que más le agradare
    • Alquilar: se comprende tomar olivares, dehesas y heredades, sementeras, estancias de ganado, a renta y tributo, que no es propiamente censo sino alquiler (aunque muchas veces se dice por costumbre ''arrendar'')

    Existen ciertas diferencias con respecto al alquiler y a la venta, por ejemplo, hay cosas que no se pueden alquilar como el vino, el dinero, el pan., la cebada, etc. El alquiler siempre es enfocado al uso y al servicio por tantos días. 

    En consecuencia, en todas las cosas que no pueden servir sin consumirse, no hay más que un valor y un precio, que es toda su cantidad, a cuya causa no se puede alquilar, ni arrendar, sino vender o prestar. Sólo pueden ser arrendadas las que sirven o fructifican, quedándose enteras y perfectas en poder de su amo.

    Capítulo III: Del arrendamiento y sus condiciones

    Arrendamiento

    Lo arrendado queda siempre en manos de quien alquila en cuanto a  la naturaleza y la sustancia. 

    Los riesgos de que la cosa se pierda, se destruya o se mejorase es de riesgo del arrendador. Si fuese de modo contrario, el arrendador pecaría de usura, es decir, que cargue con dinero los riesgos del mueble o inmueble. Sin embargo, si la destrucción o pérdida es imputable al arrendatario, entonces debe pagarlo todo íntegramente. De ahí que De Mercado describa al arrendador como quien  se obliga a ser un fidelísimo depositario y diligentísima guarda de lo que le arriendan.

    Mejoras

    Si la hacienda se destruye o se acaba, queda libre el arrendador de toda obligación del pago, además de que el contrato debe acabarse. La misma razón asiste cuando se destruye la haciendo en parte, pues ya no será la misma cosa la que se arrienda. De Mercado no está de acuerdo con que se siga con el arrendamiento si ocurre esta destrucción parcial, pero sí lo admitiría si se hiciera el contrato nuevamente. Ahora bien, si el daño es pequeño, se mirará el uso y la costumbre del lugar.

    Si alguna mejora se produjese antes de arrendar la cosa, entonces estas mejoras aventajarán al arrendatario. Sin embargo, si esta mejora fue accidental en el sentido que esa heredad tiene frutos que con el tiempo se valoran más, entonces toda esa ventaja la aprovecha el arrendador. 

    Expulsión

    Se puede expulsar al arrendatario por tres motivos:

    1. Si se hacer una reparación necesaria (si no se destruye) y el arrendatario no quiere
    2. Si usa mal del inmueble
    3. Por voluntad del arrendador para alquilar a otro

    Todas estas medidas son para proteger al arrendador de un mal arrendatario. 

    Capítulo IV: Cuán necesario y general es entre los hombres el préstamo y como se ha de emprestar sin interés y ganancia

    En primer lugar, tomas de mercado nos habla sobre la necesidad del hombre de servirse de otros hombres, con respecto a sus propias necesidades. En efecto, el hombre a través de la historia siempre ha necesitado otros hombres. Un ejemplo de esto lo podemos ver en la biblia cuando adán, a pesar de tener todas las satisfacciones, Dios creyó prudente darle una compañera. Así como adán todos nacemos con esta necesidad y obligación de socorrernos los unos a los otros.

    Platón también plantea algo parecido, diciendo que el hombre no solamente debe servirse a su propio provecho, sino que debe servir en función a la república también.

    De esta forma los negocios también se hacen de manera bilateral en su mayoría. Por lo tanto, en este tema, también es necesario la presencia de otro. Sin embargo, también es cierto que hay otros tipos de contratos que dios quiso que existiesen como son aquellos relativos a la caridad o a la limosna. La misericordia y la liberalidad son enemigas del precio y la paga, pero el préstamo está entre los dos primeros. Por eso, siendo un acto de tal generosidad, es pecado que el préstamos se de con la intención de obtener una ganancia. 


    Capítulo V: De las especies de préstamos y sus condiciones

    Entre el arrendamiento y el préstamo, el último es el más general y común. Entre los prestamos tenemos de los siguientes tipos:

    • Commodatum: joyas y tapicería
    • Mutuum; trigo, dinero y semejantes

    Estos son los más comunes y se asemejan a nuestro contratos actuales de préstamo: el comodato y el mutuo. 

    El préstamo es una actividad de derecho natural, pues es evidente que cuando se pide prestada una cosa, esta misma cosa debe devolverse tal cual; si presto un caballo, el prestatario debe devolverme el mismo caballo. También puede existir el préstamo de alguna cosa, pero con la diferencia de devolver algo equivalente a lo que se prestó. Por ejemplo, si se prestó dinero, no se tienen que devolver necesariamente las mismas monedas, pueden devolverse otras siempre que sean del mismo valor.

    Cuando se da el arrendamiento, no se da el señorío sino que solo se otorga el uso y provecho de ellas. 

    Ahora bien, el riesgo de convervar la cosa siempre está de lado del prestatario. El prestatario siempre, a criterio de Tomas de Mercado, soporta la pérdida de la cosa prestada, a excepción de tres casos:

    1. Cuando se advierte que el préstamo puede dañar la cosa. Por ejemplo, si se presta un caballo que no soporta viajes largos, pero aún así el prestatario lo utiliza con ese fin
    2. Cuando se señala el uso exclusivo de la cosa prestada y el prestatario le da el uso contrario
    3. Cuando la persona es culpable en pérdida de la cosa, incluyendo si fue negligente en su cuidado

    Es preciso que a la hora de concretar los préstamos no se baje el precio aunque la calidad de la sustancia haya bajado. Esto porque no han prestado el valor de la cosa sino sus sustancia, que distinto sería si se hubiese hecho el préstamos considerando el valor de la cosa. 

    Sin embargo, ¿qué ocurre si no se puede devolver la misma cosa y en compensación se devuelve con dinero? para Tomás de Mercado, lo importante es verificar si en un principio hubo convierto o no de pagar con dinero en el caso señalado. Si se pacto que se pagara en dinero, entonces no es real préstamos sino que más bien una venta, y en ese caso, si el valor baja o sube tendrá que pagar ese valor variable. 

    Entre el préstamo y el arriendo hay cosas que deben distinguirse. Cuando se presta algo y se gana algo en ello, mientras sea moderado, no hay pecado mortal, pero tampoco es un préstamo sino que sería un arrendamiento (aunque lo sigan llamando préstamo). Por lo tanto, el préstamo donde no hay ganancia en ello es verdadero préstamo. 

    Capítulo VI: En qué consiste la usura y cómo es contra ley natural y divina


    La forma en que los préstamos se realizan es el camino para entender cómo procede la usura. En el caso del préstamo, que es donde más se presenta, se pone un interés a la cosa prestada. Pero ¿qué razones llevan a prohibir o vedar esa ganancia? Tomás de Mercado nos señala que:

    • Ese interés que se cobra no tiene ningún origen. En efecto, si se presta 200 ducados y se cobra un interés de 100 ¿de dónde vienen esos cientos? ¿Cuál es su justificación? ninguna, porque por esos 100 no hay ninguna razón, salvo la arbitrariedad. Esta ganancia no tiene causa y por lo tanto, es ilícita

    Bajo este respecto, Tomás de Mercado aclara algo importante. Una cosa es la injusticia que se comete en los préstamos que sería básicamente llevar la mercadería por más de lo que vale, pero cometer usura es obtener ganancia a partir de lo que no tiene precio ni vale.

    • Tiene que ver con el dinero. Mientras todas las cosas de la naturaleza rinden algún fruto, el dinero no rinde aquel. La estima y precio del trigo, del vino y otros, es siempre variable en el tiempo. Sin embargo, el dinero nunca es variable, siempre tiene una ley que lo regula pero su precio nunca varía. Por lo tanto, es necesario que la moneda se gaste en productos, pero si se gana solamente con la moneda, entonces se está realizando aquello que Tomás de Mercado llama ''tochón'' descrito como ''parir la moneda'', es decir, tratar de sacarle frutos cuando esta en realidad no los produce. 

    Todos los escolásticos anteriores están de acuerdo en que este ti0po de usura es el peor, el que está relacionado con la moneda misma. 

    Capítulo VII: De muchas materias en que hay usura paliada, especialmente en los empeños

    El préstamo no se puede interesar en modo alguno. Existen ciertas ocasiones en donde el prestatario necesita el dinero, y para tenerlo obliga al prestamista a concedérselo. Pero ¿Cómo es que lo obliga? aceptando cualquier condición que le imponga el prestamista. Es una de las primeras figuras que constituiría usura. 

    Tomás de Mercado nombra algunos personajes a los que se les ha prestado o prestan dinero por medio de usuras, entre ellos están los príncipes y los caballeros. 

    Estos últimos en especial prestan dinero a sus vasallos, pero luego de realizarlo les imponen algunas condiciones lo que constituye usura. Ahora bien, podría pagar el prestatario con una prenda que valga la cantidad, pero este en el caso de que el prestamista tnega sospecha de que no se va a pagar. El tiempo de espera es de 15 o 20 días, eso constituye la dilación., y si existe esta delación se puede imponer alguna pena moderada. A esto se le llama usura justa. En este tipo de usura, que es la única lícita, el deudor debe pagar y reparar todos los daños. La pena siendo moderada se puede llevar aunque ningún mal se siga de la dilación, pero el daño no se debe cobrar sino cuando hubo realmente un daño.

    En el empeño también hay una usura justa para el acreedor, sobre todo porque es él quien tiene que administrar la cosa empeñada. 

    En consecuencia, la usura ''paliada'' o usura justa, puede llevarse a cabo bajo las condiciones que generalmente favorecen el acreedor. 

    Capítulo VIII: De dos excepciones que opone el derecho a esta regla

    Las excepciones son las siguientes:


    1. Extra de vusuris. c. conquaestus: que se descuenten los frutos que se aprovechan de una heredad empeñada, a excepción de que as´se haya estipualado
    2. c. salubriter: si uno dota su hija no dándole luego el dote, o buena parte de ello, puede el yerno, si le dieron posesiones en prendas, aprovecharse y servirse de ellas sin descontar el fruto y multiplico del principal.


    Dicen los teólogos que hay dos usuras: la una, real y exterior, la otra espiritual y mental. 

    La primera es prestando; uno pide o da a entender, siquiera por señales, le den interés por el préstamo, ora se singularice el cuánto, ora se deje en común y confuso, al arbitrio y virtud del que pide prestado. 

    La interior es hacerlo con liberalidad exterior, mas proponiendo en el ánimo de haber alguna ganancia por ello y de ello, o porque probablemente sospecha que darán algo o, al menos, determina en sí recibir lo que se le diere en recompensa. 

    Y lo uno y lo otro, el pedirlo, el proponerlo y el recibirlo, de cualquier calidad y condición sea, o dineros o dignidad u oficio o beneficio o saber, como referimos arriba de San Agustín, todo es prohibido.


    Capítulo IX: De muchos contratos usurarios

    En verdad, en todos los contratos posibles existe la usura de una u otra forma. En los contratos existen dos formas de usura:

    1. Manifiesta y formal: bajo el nombre de préstamo o empréstito
    2. Paliada: usura encubierta por otros contratos como compraventa, cambio, tributo o censo y arrendamiento
    Sabemos que estos últimos se vuelven usurarios cuando existe un contrato interesal que cobra excesivamente. Generalmente se encubre con otros contratos; por ejemplo, se vende un caballo a 100.000 pesos pero en contrato de arriendo se cobra 140.000.
     
     Con respecto a la venta, Tomás de Mercado cita a Santo Tomás de Aquino:

    ''Quien, por esperar la paga, vende más caro de lo que la ropa vale, comete claramente usura, porque la dilación es un género de préstamo. Así, ganar por esperar es ganar virtualmente por prestar y un ser todo lo que se lleva demasiado un interés usurario''

     
    Aprovechando esta cita, Tomás de Mercado nos habla también de mercar menos del precio justo para anticipar la paga, es decir, pagar antes de que se entregue. Esto sucede usualmente en el negocio de las lanas, ya que los ovejeros, gente muy pobre, necesitaban vender la lana de manera anticipada para costear el pasto de ganado. Sin embargo, con el tiempo los ovejeros volvieron a vender al precio justo y ya tienen tantos compradores que no ha sido necesidad la paga anticipada. 

    Capítulo X: De cómo y cuánto puede uno ganar prestando

    Una de las cosas más excelentes entre los hombres, según Tomás de Mercado, es el hecho de que un hombre beneficie a otro sin obtener un interés particular. De Mercado nos dice que esto lo llamaban los antiguos ''obra de reyes'', pero él lo llamaría ''obra divina''. 

    En efecto, todas estas acciones las considera Dios porque todo lo sabe y no admite palabras o excusas ciegas cuando los pensamientos son del corazón. 

    Excusas en las que los usureros se amparan

    Existen ciertos títulos en los que los usureros pueden protegerse contra el préstamos que fue dado. Estos son dos:

    1. Damnuni emergens: teniendo uno dineros para remendar la casa, que amenaza ruina o caída, o para mercar trigo para el año, que vale barato y se teme subirá, o para pagar deudas que se van cumpliendo y cree le apretarán los acreedores, si alguno se los pidiese prestados en tal coyuntura, no se los podría dar sin riesgo y daño suyo


    2. Lucrum cessans: si los tenía para emplear en aceite o en mosto o en trigo a la cosecha y vendimia, donde vale barato, para ganar algo en ello, guardándolo a otro tiempo; finalmente, si pretendía algún negocio donde comúnmente se suele ganar, con su grano de peligro -porque ninguno de estos negocios es tan seguro que no tenga necesidad les suceda prósperamente-, sacarlos del trato por prestarlos, es dejar de ganar.

    Estas dos razones y cualquiera de ellas da a uno derecho para interesar prestando, si, forzado o a lo menos rogado, presta la moneda a tiempo que o él padece algún daño o pierde algún provecho temporal. 

    Solamente, en estos dos casos, el acreedor puede pedir el pago del daño más el interés. En el resto, el acreedor no podrá exigir el pago de intereses de un préstamo, en realidad, no podrá interesar un préstamo. 


    Capítulo XI: De cómo ha de restituir el usurero todo lo que gana

    El hurto existe en todo tipo de bienes, es decir, tanto en los muebles como los inmuebles. Sin embargo, en devolver hay diferencia. Si son cosas permanecientes, como casas, heredades, joyas, las mismas en número ha de restituir, con todos los frutos que de ella hubiere habido, sin costas.

    La ganancia que hace el usurero de un bien mueble o inmueble tiene que restituirla por el mismo bien, o si fue un bien que se acaba con el consumo, entonces tendrá que restituir el valor. El usurero seguirá pecando incluso si da limosna con el hurto que realice porque no es a Dios aceptable semejante piedad mezclada con tan gran iniquidad, que dar limosna del hurto es de tan aborrecible que antes lo juzga y tiene por injuria y ofensa que por servicio.

    El derecho canónico prohíbe todas las usuras, especialmente las claras y manifiestas. Y manda debajo de excomunión al emperador, reyes, príncipes y jueces de la cristiandad las hagan volver, si ante ellos se repitieren, y, si no las han pagado, no constriñan a pagarlas. Si él quisiere cumplir lo que prometió, bien puede; mas el juez no se lo mandará. Este remedio de justicia, como parece, es particular, pudiéndose ejercitar solamente en usuras públicas, que son raras y pocas.

    En las usuras paliadas (o permitidas por ley), que se mezclan con otros contratos de ventas y cambios, que son las continuas y cotidianas, el remedio universal es esperar que toque Dios al mísero usurero y restituya por la forma que dijimos, o, al menos, que muera y restituyan los herederos, que también quedan obligados a todas, ora expresas y manifiestas o tapadas y cubiertas, aunque no en igual grado y generalidad.

    La resolución clara en esto sea que ellos son obligados a restituir, primeramente las usuras manifiestas, luego las paliadas, todo lo que alcanzare el caudal que dejo. El modo y traza que ha de tener en parte lo he apuntado, y lo más seguro es informarse de un jurista, que es su facultad.

    Cualquiera que manifiestamente gana verdaderas usuras es público usurero y sujeto y condenado a las penas. Especialmente de poco acá es muy más averiguado esto en algunos contratos de cambios fingidos, que son usuras paliadas; los cuales cambiadores los sujeta la ley pontifical a las penas de los públicos usureros. Do se colige evidente que para no es menester ejercitar usuras manifiestas, prestando con interés; basta cometer real y patentemente este pecado dos o más veces, que dos, como dicen los doctores bastan, y, si lo queremos templar, sea de cuatro o seis arriba.

    A continuación, Tomás de Mercado nos señala las penas:

    Las penas que incurren principales son, lo primero, ser infames, personas que por su mala vida y costumbres no pueden adquirir dignidad eclesiástica, ni seglar, con otras privaciones y entredichos que tienen los infames (como parece 3 q. 7 y 6 q. 1), como no testificar ni acusar en causa criminal, ni ser promovido a los sacros órdenes, ni ejercitarlos, si ya los tiene, ni ser legatario seguro y cierto de quien no es heredero forzoso. 

    Lo segundo, no se les puede dar la eucaristía, ni la absolución, ni sepultura en sagrado. Y aun el texto dice que, dado mande un usurero restituir en su testamento lo que debe de usuras a sus acreedores o los pobres, que no lo entierren, con todo esto, en la iglesia, hasta que realmente sean pagados, si están presentes y hay dinero para ello, o, al menos, hasta que los herederos presten voz y caución de pagar, con ciertas solemnidades y ceremonias, que en el capítulo Quanquam, lib. 6 [decretalium D. Bonifacii Papue VIII, lib. V, tit. 6] de vsuris se contienen.


    Conclusión

    Las medidas más importantes con respecto a estos contratos que se hacen de forma usurera, son en realidad aquellos que tienen que ver con la conciencia. Vemos que Tomás de Mercado hace un profundo llamado ético a abstenerse de estas conductas, ya que es este el aspecto más importante de estos negocios. La ley natural es cambiante, pero la ley divina es siempre eterna, y eso lo debieran saber tanto acreedor como deudor. Sin duda, un texto aleccionador.