Páginas

martes, 21 de febrero de 2023

Martín Lutero - Vida y obra (1483 - 1546)

 


Es una de las figuras cruciales de la civilización occidental, así como también del cristianismo. Por sus acciones y escritos precipitó un movimiento cuyo camino cimentó una unidad teológica nueva en el cristianismo, además de ser el semillero del pensamiento social, económico y político. Estamos hablando de Martín Lutero, escritor y fraile agustino. Es el personaje central dentro del movimiento reformista llamado protestantismo el cual será declarado herejía de acuerdo con la Iglesia Católica. Las ideas de Lutero no son solo prácticas de libertad religiosa, sino que también inspirará nuevos caminos para la sociedad. En las siguientes páginas de este blog, veremos su historia. 

Referencias:

(1) Para conocer más sobre el concepto de Realismo le recomiendo la siguiente entrada: Realismo, Realismo moderado, Conceptualismo y Nominalismo


MARTÍN LUTERO


VIDA Y OBRA

Infancia y educación

Martín Lutero nació el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben, Sacro Imperio Romano Germánico. Sus padres, Hans y Margaret Luder, se habían mudado de Möhra a Mansfeld donde Hans trabajaría en las minas de cobre, prosperando lo suficiente como para rentar muchos hornos y tener una posición entre los concejales del pequeño pueblo en 1491. Hans se convirtió en un hombre de negocios que prescindía del sistema feudal.

Los pocos recuerdos que tiene Lutero de esa época son los de una muy sombría piedad y estricta disciplina, como era en aquellos tiempos. Sus padres fueron tremendamente duros, le golpeaban hasta sangrar. Su escolaridad no tuvo nada de destacable: escuela latina en Mansfeld, un año en la escuela de Magdeburg y en Eisenach a la edad de 15 años. 

En la primavera de 1501 se matriculó en artes en la Universidad de Erfurt, una de las más antiguas y mejores universidades en el Imperio. Ahí habló lo suficiente como para ser tildado de ''El Filósofo'', además de tocar el laúd. También participó, como cualquier otro niño de esos tiempos, en la Iglesia como monaguillo y corista.

Tomó el curso de artes y se graduó con el grado de Bachiller en 1502. Tomó su maestría en 1505, logrando el segundo lugar entre 17 candidatos. Considerando esto, Martín había conseguido satisfacer las esperanzas de cualquier padre, pero Hans tenía pensado para él cuestiones mucho más ambiciosas: quiso convertirlo en abogado. 

Su padre pagó la carrera de leyes en la Universidad de Erfurt, donde, si bien era una ciudad con muchas fiestas y bares, también era una ciudad con un centro eclesiástico importante. Es ahí donde Martín conoció a los Ermitaños Agustinos y manifestó su intención de entrar.

Hermano Martín Lutero

No hay muchas fuentes de cómo Martín decidió entrar a la casa de los Ermitaños Agustinos, aunque sí tenemos una fuente no muy confiable donde se relata que el 2 de julio de 1505, regresando de una visita a sus padres, fue agarrado por una tormenta cerca del pueblo de Stotternheim y gritó del terror. 

''Ayúdame, Santa Ana y me convertiré en monje''


En su obra ''Sobre los votos monásticos'' de 1521, nos dice:

''No me convertí en monje libremente o deseándolo, sino una vez que estuve atrapado por el terror y la agonía de una muerte sorpresiva. Ahí realicé un constreñido y necesario voto''


Vendió la mayoría de sus libros, quedándose solamente con las obras de Virgilio y Plauto, y el 17 de julio de 1505 entró al monasterio de Erfurt.

Cuando se unió a la orden de los Ermitaños Agustinos, Lutero estaba bajo la enseñanza de Johann von Staupitz. En el año 1506, Martí Lutero tomó la profesión de monje y consiguientemente fue preparado para la orden. Al año siguiente en abril, fue ordenado como sacerdote y dirigió su primera misa a comienzo de mayo del mismo año. Un cierto día, su padre fue con un grupo de amigos a visitar a Lutero y ahí él mismo aprovechó para contarle sobre su imperiosa vocación. Sin embargo, al padre no le gustó lo que estaba haciendo y le dijo:

''¿Acaso no leíste que en las Sagradas Escrituras uno debe honrar a sus padres?''

Como dijimos anteriormente, el padre de Lutero había alcanzado una posición importante en el negocio de las minas de cobre, y quería que Lutero lo ayudara.


En 1508, Lutero ingresó a la Universidad de Wittenberg donde el concepto de Realismo era el preferido y el más respaldado por académicos como Martín Pollich(1). La pequeña ciudad en donde estaba ubicada la universidad tenía mucho contraste con Erfurt, pero era mucho más atractiva que la anterior. Además, la Schlosskirche, más conocida como La Iglesia de Todos los Santos, estaba conectada con la universidad, y el elector de Sajonia era Federico III, el Sabio, quien ejercía un generoso patronaje en ambas instituciones. Por cierto, Federico III tendría una simpatía muy particular hacia Martín Lutero. 

En 1509, Lutero tomó el grado de baccalaureus biblicus en la Universidad de Wittenberg, y luego al regresar a Erfurt obtuvo su grado de sententiarius, al exponer sobre las Sentencias de Pedro Lombardo. 

La influencia de sus logros intelectuales y académicos Lutero se la debe a Johann von Staupitz, el vicario general de la orden de los Agustinos. Pareciera ser que este hombre fue educado por tomistas e influenciado por la tradición de su orden, y también por la devotio moderna que constaba de establecer las reglas de La Hermanos de la Vida Comín, un movimiento prerreformista que buscaba la santificación del mundo a través del laicismo. La idea de Johann era intentar revivir una disciplina más estricta entre los agustinos, y Lutero fue elegido para presentar la apelación a Roma. El viaje que emprendió Lutero tomó lugar a fines del años 1510, tomó dos meses. 

Al llegar, Lutero quedó impresionado por la magnificencia de la Iglesia y sus grandes construcciones. Sin embargo, esta buena impresión quedaría rápidamente opacada por la forma en que estaba conformada la institución. Todo giraba en torno al dinero, todo era mundano y por lo tanto muy falto de espiritualidad. Se enteró de la venta de indulgencias que consistía en la reducción del tiempo que un hombre pasaría en el purgatorio, por medio de una suma de dinero. Después de saber esto, Lutero quedó decepcionado y volvió con su maestro para volver aún más fiel a este.

Staupitz estaba muy interesado en su alumno que al poco tiempo después conseguiría su grado de doctor en teología en el año 1512, que no solo llevaba una responsabilidad moral en él sino que también una responsabilidad pública. 

Cuestiones religiosas y teológicas

Después de este viaje, Lutero quiso buscar una forma de perfección evangélica dentro de su orden. Sin embargo, Lutero no encontraba ninguna respuesta dentro de su orden a sus infatigables incertezas y dudas sobre la figura del hombre y su compromiso con la Iglesia. De hecho, la vida en el monasterio ya no le significaba un gran valor; y, al contrario, se iba transformando en un lugar muy difícil de habitar porque siempre se sentía culpable, por más que realizara los méritos para ser perdonado.

Uno de los mayores problemas para Lutero era el concepto de Tentación, que sugiere, justamente, la lucha por la fe, de la cual Staupitz señalaría como las experiencias de la carne y del beber.

Otro de los conceptos importantes en la vida de Lutero fue la ''Justicia de Dios'', es decir, el juicio de Dios sobre los pecadores. Martín Lutero ya tenía conocimientos de la palabra justicia en la obra de la Ética a Nicómaco de Aristóteles, pero su fundamento sobre ésta justicia era una severidad contra los pecadores, apuntando específicamente a sus acciones.

''Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá''
(Romanos 1:17)

Esta justicia está por sobre la obediencia de la Ley revelada en los Mandamientos para purificar el corazón. No obstante, sus pensamientos no le dejaban en paz. En una de sus obras, Lutero pronunciaría lo que los teólogos de ese tiempo llamaban ''Blasfemia abierta''.

''He vivido como un monje de forma irreprochable, pero ante la presencia de Dios me siento como un pecador con la conciencia llena de culpa. No creía que con mis actos estuviese complaciendo a Dios. De hecho, no amaba a ese Dios, lo odiaba. Si bien no lo hacía en abierta blasfemia, lo hacía murmurando porque era indigno de él''. 

Luego, Lutero encontraría las respuestas a sus preguntas por medio de la mediación y la oración. 

''Al fin comencé a entender la Justicia de Dios porque el hombre justo vive por Gracia de Dios, es decir, por fe. Como se dice en Romanos 1:17, 'el justo vivirá por la fe' ''. 

Esto hace ver a Lutero que el modo en que el hombre obtenía la salvación no era por medio del ejercicio diario de la salvación, tal y como lo hacían los monjes en el monasterio.

Esta idea que le surgió lo llevó a traducir en la biblia un pasaje de Romanos 3:28

''Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la sola fe sin las obras de la ley''

El concepto de ''sola fides'' es añadido por Lutero porque en sus tiempos era exigida por el lenguaje alemán. No obstante, los reformistas seguidores de Lutero retuvieron esta traducción porque podría pensarse que la salvación depende solamente del merito humano. 

¿Cuándo es que Lutero tuvo esta experiencia que lo hizo pensar de esta forma? La verdad es que no todos están de acuerdo en cuanto a la fecha, pero se presume que podría haber sido entre los años 1515 y 1519, es decir, el período que comprende desde antes de sus cátedras a la Carta a los Romanos hasta las cátedras sobre Los Hebreos.

Cátedras:
  • Salmos (1513-1515)
  • Romanos (1515 -1516)
  • Gálatas (1516-1517)
  • Hebreos (1517-1519)

Los teólogos y estudiosos convienen en que el período de sus cátedras es esencial en el desarrollo del pensamiento de Lutero.

Predicador y administrador

Entre los años 1511 y 1515 fue predicador, prior y vicario lo que le dio una perspectiva práctica y de cuidado pastoral, que a su vez resultó en una experiencia muy valiosa. Es así que sus últimas correspondencias hablaban sobre el cuidado de las iglesias en Alemania, además del cuidado de las almas necesitadas. 

Por otro lado, la Universidad de Wittenberg encontró un nuevo programa dirigido por intelectuales humanistas. De ahí que se desarrollaran dos programas cuyo contenido era opuesto y difícil de integrad: el humanismo, por parte de los renacentistas; y el tomismo, que ya estaba incorporado en todas las universidades. 

Antes de la llegada de Lutero a la Universidad de Wittenberg, Martín Polich se mostraba complaciente con las influencias humanistas de aquellos años, a pesar de su preferencia por el tomismo. Sin embargo, Lutero tenía una idea aún más radical; inauguraría una doctrina donde el aristotelismo y el escolasticismo serían desplazados por un humanismo bíblico. Este consistía en utilizar el renacentismo griego y hebreo con un renovado latín proveniente de la Patrística, especialmente san Agustín de Hipona.

Este programa lo llevaría a cabo con Karlstadt y su joven amigo Felipe Melantchton. Sin embargo, el programa solo se quedaría en la Universidad de Wittenberg a pesar de los intentos que Lutero realizó para exportar el programa. Cuando vio que solamente lo pudo lograr en su universidad dijo:

''Nuestra teología y la de san Agustín reinan''


Ahora, si bien su programa no pudo ser llevado a otras universidades, lo que tenía en mente sería llevado a gran parte del mundo. 

El Reformador

La naturaleza de las indulgencias

Las indulgencias eran la conmutación en dinero por la reducción de la pena temporal por un pecado. Estas eran otorgadas por el Papa y hechas efectivas a través de agentes acreditados. Esto es sumamente importante porque, como podemos ver, las indulgencias no versaban sobre un perdón divino que podía comprarse o venderse. Sin embargo, durante la Edad Media, las finanzas del papado se volvieron tan complicadas que tuvieron que recurrir a la administración de los Fugger de Augsburgo; eran la familia más rica de aquel tiempo junto a los Medici, y tenían a su cargo la superintendencia de indulgencias. 

En el año 1476 el Papa Sixto IV extendió su autoridad a las almas del purgatorio, bajo la bula Salvater Noster que consistía en rebajar la pena en el purgatorio. La apelación a la avaricia y el miedo, la suntuosidad y las circunstancias con respecto a estas indulgencias fueron llevadas a cabo por los vendedores de indulgencia. Lutero se quejaba y protestaba contra estos abusos frente a Federico III, elector del Sacro Imperio Romano Germánico, quien, en todo caso, había amasado una fortuna con reliquias en la iglesia del castillo de Wittenberg provenientes de las indulgencias. Una de las indulgencias que tenía Federico III fue la indulgencia plenaria que ofrecía especiales privilegios, cuyo dinero serviría para reconstruir la Basílica de San Pedro en Roma. Por medio de un acuerdo secreto, la mitad de los ingresos fue dada al joven Alberto de Brandeburgo, arzobispo de Mainz, quien además era vendedor de indulgencias. 

Las Noventaicinco Tesis

Con ''el propósito de sacar la verdad'' Lutero escribió 95 tesis y las puso en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg, el 31 de octubre de 1517, la víspera del Día de Todos los Santos. 

En realidad, estas tesis eran opiniones tentativas sobre las que Lutero no estaba del todo comprometido, No negaban la prerrogativa papal en aquella materia, aunque sí criticaba la política papal. Sin embargo, la critica más fuerte iba en contra de la teoría del purgatorio más que a cualquier otra cosa.

Las tesis tratan de aclararnos la vida espiritual que debe tener un cristiano, La primera tesis nos dice que la penitencia del creyente es para toda su vida, mientras que la número 62 dice que el verdadero tesoro de la iglesia es el Evangelio Sagrado de la gloria y gracia de Dios.

La sección concluyente de las tesis atacaba la ''falsa paz'', esa seguridad, de la cual Lutero había atacado tanto. También hacia aquellos que pensaban la gracia divina como algo barato de adquirir y que rechazaban ser cristianos que abrazaban la cruz, o que pasaran por alguna tribulación. 

Lutero envió la copia de estas 95 tesis al arzobispo de Mainz y también a su obispo. Las copias circularon de manera increíble y de pasar a una discusión de índole local, este problema se convirtió en un asunto público.

A continuación mostramos las 95 tesis de Martín Lutero:

  1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: “Haced penitencia…”, ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
  2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.
  3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
  4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.
  5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
  6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
  7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
  8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.
  9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.
  10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.
  11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.
  12. Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.
  13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.
  14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.
  15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.
  16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.
  17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.
  18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
  19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
  20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
  21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
  22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
  23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
  24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
  25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
  26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
  27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
  28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
  29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
  30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
  31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
  32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
  33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.
  34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
  35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
  36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
  37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
  38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
  39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
  40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
  41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
  42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
  43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
  44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.
  45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
  46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
  47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
  48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
  49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
  50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
  51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.
  52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
  53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
  54. Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
  55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.
  56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
  57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
  58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
  59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
  60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
  61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.
  62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
  63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.
  64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
  65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
  66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
  67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
  68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
  69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
  70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
  71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
  72. Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
  73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.
  74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
  75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
  76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.
  77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.
  78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1a de Corintios 12.
  79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
  80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
  81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
  82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
  83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el  Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
  84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
  85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
  86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
  87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
  88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
  89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
  90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
  91.    Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
  92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: “Paz, paz”; y no hay paz.
  93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: “Cruz, cruz” y no hay cruz.
  94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
  95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.


El arzobispo de Mainz, alarmado y molesto, trasladó los documentos a Roma en diciembre de 1517, con el requerimiento de que Lutero sea inhibido. Las tesis de Lutero fueron confrontadas por el teólogo Johann Tetzel y Konrad Wimpina, quienes redactarían 106 tesis para las 95 de Lutero a finales de enero de 1518. 

Cuando las copias alcanzaron Wittenberg en marzo del mismo año, estas fueron públicamente quemadas por estudiantes alborotados. En Roma, el Papa instruyó a Gabriel della Volta, vicario general de los agustinos, a manejar este asunto contra Lutero por los canales oficiales, que en este respecto era Staupitz. Esto hizo que Lutero redactara un manuscrito en Latín explicando cada una de las 95 tesis, la cual se hizo efectiva en el otoño de 1518. A consecuencia de esto, Lutero fue liberado de su cargo como vicario del distrito, lo que en verdad fue un alivio para el reformador.

La teología de Lutero era más especialmente una ''teología de la cruz'', es decir, una teología que enfatizaba la revelación de Cristo en la cruz. Esta es la única fuente de conocimiento para creer: la sola fides (como lo había hecho en su traducción de Romanos). Esto se oponía a la teología de la gloria de los escolásticos cuyo punto central era la razón y no la fe. En aquellos tiempos, para Lutero era muy importante el texto Theologia Germanica de Johann Tauler, aunque esto podría ser equivocado. En este tratado ya se hablaba sobre la unión del hombre con Dios directamente, sin ningún intermediario. 

Otro de los personajes importantes en la vida de Martín Lutero fue Johann Eck (1486 - 1543) de Ingolstadt se involucró en la controversia. Había realizado observaciones a las 95 tesis de Martín Lutero, y que tuvieron por nombre ''Obeliscos''; los obeliscos eran marcas dejada al pie de página para comentar alguna obra. En contraposición, Lutero contestó a los obeliscos de Eck con asteriscos; de ahí que los seguidores de Lutero se llamaran algunos asterici y a los de Eck obelisci. Por otro lado, Karlstadt, quien había creado el programa de Wittenberg, defendió su programa y escribió 379 tesis, agregando otras 26 publicaciones que en cierto modo, atacaban tanto a Lutero como Eck, aunque muchísimo más a Eck. Karlstadt era critico de Lutero al principio, pero después se dio cuenta que tenía razón. 

Los dominicos intentaban por todos lados acusarlo de herejía, pero el proceso tomaba mucho tiempo en la sede papal. 

Controversias y condenas

La entrevista de Augsburgo 1518

En el verano de 1518 el caso Lutero había progresado lo suficiente como para requerir su presencia en Roma. Después de que Federico III había mostrado estar a favor de Lutero, Roma convoca al reformador al sur de la ciudad de Augsburgo. Federico no había defendido a Lutero por sus enseñanzas, sino que más bien lo hacía para que esta materia tuviera un trato justo. 

Roma accedió a las peticiones de Federico III porque se necesitaba el apoyo del Sacro Imperio Romano Germánico para una campaña militar contra el Imperio Otomano. Cabe destacar que Federico fue uno de los siete electores que escogería al nuevo sucesor del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I. El papado tenía un interés vital con respecto a esta elección. 

El antagonista de Lutero era el cardenal Tomás Cayetano, más conocido como Cayetano. Su nombre en verdad era Jacopio Vio, pero tomó el nombre monástico de Tomás, y su apellido Cayetano lo tomó de su ciudad natal. Cayetano era un ferviente defensor de la teología de Santo Tomás de Aquino y uno de los más capaces en la curia romana; tomaría la tarea de rebatir a Lutero en la interrogación. 

Cayetano diría:

''Ojos siniestros y maravillosas fantasías en su cabeza''

Lutero diría:

''Un famoso tomista, pero es un teólogo evasivo, oscuro e ininteligible''

Bajo la perspectiva de Cayetano, la negación que Lutero hacía sobre el poder de la Iglesia con respecto a las indulgencias era clave. Sin embargo, luego de tres días de discusión, el 18 de octubre de 1518, Cayetano le aconseja a Lutero que dilatar las conversaciones sería inútil, a menos que estuviera dispuesto a renunciar, pero Lutero no renunció a sus tesis. 

El escape

Cayetano tenía las instrucciones de arrestar a Lutero si no renunciaba a sus pensamientos. No obstante, cuando Lutero iba a ser llevado al calabozo, gracias a la ayuda de un monje de la orden de los Carmelitas, Christoph Langenmantel, Lutero escapó la noche del 20 de octubre de 1518. Lo hizo a través de una puerta secreta que estaba en los muros de la ciudad, donde el mismo Cristoph le dijo ''justo ahí'', inscripción que aún está en dicha puerta. El 25 de noviembre de ese mismo año, Lutero le enviaría una carta de agradecimientos al monje. 

En el año 1519, una interesante discusión se produjo entre Lutero y Karldstadt en Leipzig. El debate giró en torno al Mateo 16:18, que de acuerdo a Lutero, este pasaje no significaba un supuesto derecho de exclusividad que da a los Papas la interpretación de las Sagradas Escrituras, y que ni el Papa ni las iglesias eran infalibles. Por esto, Johann Eck dijo que Lutero era el nuevo Jan Hus, reformador checo y condenado por herejía por haber criticado las indulgencias y en consecuencia, quemado en la hoguera en 1415.

Las bulas contra Lutero

El Papa Leon X ordenó tres comisiones en la cual se encontraba Cayetano, se redactó la bula Exurge Domine (Levántate, Señor) que pedía la retractación de 41 errores de las 95 tesis de Lutero y otros escritos en el año 1520. Ciertamente, Lutero pensó que la noticia de la bula era un falso rumor de Eck, pero cuando su intención de condena se volvió clara y supo de la bula, escribió un pequeño extracto llamado ''Contra la execrable bula del Anticristo''. 

Al expirar el periodo de 60 días estipulado en la bula para que Lutero se retractara, el 10 de diciembre de 1520, canceló sus clases, se dirigió a una hoguera hecha por sus estudiantes y tiró una copia de la bula al fuego. 

La siguiente bula significaba la excomunión: Decet Romanum Pontificem (Satisface al Pontífice Romano) cuya publicación fue realizada el 3 de enero de 1521. Martín Lutero sería oficialmente declarado como hereje. Estas condenas eran seguidas por la acción de una autoridad secular que quemaba a la persona en la hoguera; sin embargo, en el caso de Martín Lutero, esto fue imposible de llevar a cabo. El nuevo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, estableció que nadie sería condenado en el Imperio si primero no se le es escuchado. En efecto, en las bulas mencionadas anteriormente, a Lutero no le había sido otorgado este derecho, no se le había citado apropiadamente, y las obras a que hacía alusión pertenecían a otros autores.

La Dieta de Worms

El 23 de enero de ese mismo año, se realizaría la Dieta de Worms, una asamblea deliberante propia del Sacro Imperio Romano Germánico, convocada por Carlos V. El propósito de esta Dieta era efectuar la declaración de Lutero correspondiente a la bula papal: su afirmación o su rechazo. 

El nuncio papal Girolamo Aleandro, quien representaba la curia romana del Sacro Imperio fue claro:

''Un convicto de herejía no tiene como garantía el ser escuchado''

Sin embargo, el Canciller de Carlos V, Mercurino di Gatinnara, le aconsejó al emperador que era mejor tomar un veredicto escuchando completamente a Lutero. Argumentaba que se necesitaba buenas relaciones con los otros estados basados en los tres ordenes principales de la época: Clero, Nobleza y Pueblo. Sus razones fueron justificadas y el 6 de marzo de 1521 se realiza la invitación formal a Lutero para comparecer en Worms. 

El 17 de abril de 1521 aparece ante la Dieta de Worms para que reconozca los libros como propios y que los repudie. Reconoció los libros de manera sucinta, pero pidió un tiempo para contestar la segunda petición. Reconoce también que usó un lenguaje inapropiado para referirse a su pensamiento, pero que no renunciaría a lo expresado de manera sustancial en ellos. Se rehusó a renunciar a sus ideas, a menos que se le convenza por medio de las Sagradas Escrituras o por medio de la razón. Dicen que al terminar su discurso pronunció las siguientes palabras:

''Aquí me quedo. No puedo hacer otra cosa. Dios me ayude. Amén.''

Lutero se enfrentaría a 1500 años de consenso teológico cristiano. Era una situación muy peligrosa. El 26 de abril del mismo año dejó Worms inmediatamente y el 8 de mayo Carlos V elaboró el Edicto de Worms, que declaraba a Lutero como prófugo y hereje. Además, no solo se condenó a Lutero sino que también a todos sus seguidores, identificados por nombre. Se dio la orden para que las obras del reformador sean quemadas. 

En su viaje a Wittenberg, Lutero fue ''capturado'' por soldados de Federico III y llevado secretamente al castillo de Wartburg, cerca de la ciudad de Eisenach.  Se quedó ahí gran parte del año escondido, mucha gente pensó que estaba muerto. 

Período en el castillo

En ese tiempo, Lutero comenzó uno de sus trabajos más importantes La Traducción del Nuevo Testamento en alemán. El propósito de esta obra es invitar a los alemanes a que la única fuente de la verdad cristiana es la biblia. Ahora todos podrán leerla y entenderla, no hay necesidad de ningún intermediario.

Todos se enteraron de esta noticia y el movimiento reformista empezó a cobrar mucha fuerza. El Edicto de Worms había sido infructuoso y comenzaron a suceder muchas revueltas que afectaban la ley y el orden. Lutero no estaba de acuerdo con este proceder, pues de acuerdo con su noción ''Hacer lo rápido lentamente''. Así, se dice que el movimiento reformista comenzó a declinar en 1522 desde el ámbito religioso y teológico, pero fue sustancialmente importante desde el ámbito político. En ese mismo año, Lutero regresó a Wittenberg y habitó como monje agustino nuevamente. 

Controversias reformistas y teológicas


La Guerra de los Campesinos

En el verano de 1524, los campesinos se comenzaron a alzar en protestas debido al pensamiento reformista de Lutero. Al año siguiente estalló la Guerra de los Campesinos, y los campesinos fueron apoyados por el reformista Tomás Muntzer en su obra ''Los doce artículos de los Campesinos''. En esta obra, Muntzer recalca que las demandas de los campesinos deben ser juzgadas por la Palabra de Dios, una noción evidentemente luterana. Lutero respondió a esta controversia en su ''Admonición para la Paz Considerando los doce Artículos de los Campesinos'' que expresaba simpatía por los campesinos, y su otra obra llamada ''Contra los asesinos y el robo de hordas de los campesinos'' la cual los denunciaba vehementemente. En ese momento parecía que el prisma de sus escritos cambiaría de ser religioso y teológico a uno más político. 

Erasmo y Lutero

Por otro lado, Lutero enfrentaría otro gran problema que provenía del mundo intelectual. Erasmo de Rotterdam, filósofo holandés quien simpatizaba con algunas obras de Lutero en otros tiempos, se había puesto en contra de él. Su discusión versaba sobre el mérito del hombre en cuanto a la salvación: Erasmo estaba de acuerdo en que la salvación descansaba en el mérito del hombre, pero Lutero decía que en realidad se necesitaba la Gracia de Dios. El pensamiento luterano minaba enormemente el mérito humano del cual Erasmo daba más crédito. 

Pese a la notoria enemistad, los enemigos de Erasmo lo culparon de alentar a Martín Lutero a ir en contra de la iglesia. En efecto, el mismo Lutero había dicho que su interpretación del Nuevo Testamento lo había ayudado a ver la verdad. Esto hizo pensar a todos que Erasmo era la mente detrás de la Reforma. 

Una de las discusiones más acaloradas entre Martín Lutero y Erasmo de Róterdam fue la del libre albedrío. Para Martín Lutero era muy claro: el libre albedrío no existe, todo pasa por necesidad divina. Sin embargo, Erasmo decía que si bien era cierto que las cosas pasan por necesidad divina, esto no excluye al hombre de tener libre albedrío. Para Erasmo, el hombre es libre para resistir la gracia divina o cooperar con ella. 

Erasmo tenía una genuina admiración por Martín Lutero y Lutero habló muy bien del elevado conocimiento que tenía Erasmo. No obstante, las discusiones entre ellos crecían cada vez más.

Por un lado tenemos a los protestantes que querían cambios en la iglesia y por otro lado tenemos al papado. Erasmo estaba en una difícil situación donde tenía que escoger a cuál bando pertenecer. Ambas facciones, los luteranos y los católicos, presionaban a Erasmo a que tomara un partido rápidamente. Como nunca tomó parte por ninguno, tanto la iglesia como los luteranos lo trataron de cobarde y desleal. La iglesia católica dijo: ''Erasmo puso el huevo y Lutero lo empolló''; a lo que Erasmo contestó, ''Sí, pero yo esperaba un pollo de otra clase''.

Martín Lutero estaba muy enojado con Erasmo por su posición neutra con respecto a la reforma. Erasmo señalaba que él temía enormemente la situación que podría provocar una reforma a la iglesia: violencia y desorden. Erasmo pidió encarecidamente que ambas partes se moderaran; sin embargo, al final el filósofo escogió el lado papal transformándose así en un consejero de Estado. Por lo mismo Erasmo sería protegido por Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Muchos creían que Erasmo había adoptado esta posición por temor a quedar totalmente desamparado, mientras que otros decían que en realidad no le gustaba la controversia y por eso no quiso tomar parte por los reformistas. 

En el año 1525, Lutero sería aislado de otros reformistas en el tema de la Eucaristía, específicamente en las palabras de Cristo:

''Este es mi cuerpo, esta es mi sangre''

Para Lutero, Jesús es real y físicamente presente por lo que esta frase es absolutamente literal, mientras que Ulrico Zuinglio diría que este versículo hay que entenderlo alegóricamente como si dijera:

''Esto simboliza mi cuerpo, esto simboliza mi sangre''

Estos y otros problemas haría que el movimiento reformista se dividiera, lo que llevó implicaciones políticas importantes. La Iglesia quería deshacerse de Lutero a toda costa, incluso si es necesario por la fuerza. Si bien el movimiento protestante tenía un gran número de adherentes, la división política que tenían hacía difícil formar un solo frente. Lutero no estaba de acuerdo en movilizar estrategias militares contra la iglesia, mientras Zuinglio quería un movimiento anticatólico que fuese de Zúrich hasta Dinamarca. 


Moro y Lutero

Otro de los intelectuales que Lutero tuvo que enfrentar fue Tomás Moro. Cuando la figura de Lutero salió a la luz, el rey de Inglaterra, Enrique VIII, escribió un libro llamado ''Defensa de los siete Sacramentos'' por el cual el Papa León X le otorga el título de ''Defensor de la fe''. El libro fue escrito con la asistencia de Tomás Moro y hablaba en contra de la Reforma que estaba comenzando Lutero. 

A consecuencia de esto, Lutero respondió con agresivas palabras a Enrique VIII. Luego, el rey pediría a Tomás Moro que redactara una obra que refutara las tesis de Lutero. Esta se llamaría ''Responsio ad Lutherum'' y destacaba entre los puntos más esenciales la labor de la Iglesia y sus sacramentos. Lutero respondería nuevamente con insultos. 

Coloquio de Marburgo

En octubre de 1529, Felipe de Hesse, un reformista que apoyaba a Lutero, quiso crear una base de una alianza política protestante en  Marburgo, la cual tendría por nombre ''Coloquio de Marburgo''. Desde el principio Lutero dejó claro que no cambiaría su modo de ver las cosas: escribió en la mesa ''Este es mi cuerpo''. Si bien pudieron llegar a un acuerdo en ese momento, la división del movimiento seguía latente. 

Dieta de Augsburgo  (1530)

Esta dieta trataba de calmar las posiciones entre católicos y protestantes. Esto porque muchas naciones mostraban simpatía por las ideas de Lutero, y Carlos V, para no perder las relaciones con los demás estados, convoco esta dieta. Como Lutero estaba fuera de la ley, uno de sus colegas tuvo que representar a los reformistas y ese hombre fue Felipe Melanchton. 

Dentro de esta sesión se presentó el documento ''Confesión de Augsburgo'' que constaba de 21 artículos sobre las confesiones de las iglesias luteranas. Por otra parte, este importante documento también trataba de que la teología luterana fuera aceptable para los católicos. 

La respuesta a la Confesión de Augsburgo fue la Confutatio Pontificia, redactada por los mejores teólogos de Carlos V y que rebatía 13 de los puntos de la Confesión de Augsburgo. La evaluación de dichos teólogos fue la siguiente:


  • 13 artículos rechazados
  • 9 aceptados sin calificación
  • 6 aceptados con calificación

La Confesión de Augsburgo se convertiría en la guía teológica por excelencia para la tradición luterana. 


Martín Lutero y Catalina de Bora


El 13 de junio de 1525 se casó con Catalina de Bora, una ex monja en el convento benedictino en Brehna. Catalina se había escapado del convento con otras ocho monjas, hospedándose en la casa del secretario de la ciudad de Wittenberg, con la ayuda de Martín Lutero. Mientras las monjas que acompañaron a Catalina volvieron con sus familias o se casaron, la futura esposa de Lutero quedó desamparada. Lutero también estaba en las mismas condiciones, pues entre los monjes agustinos, él era uno de los pocos que iba quedando porque los demás se habían quitado el hábito o se iban a áreas fervientemente católicas. 

La decisión de Lutero de casarse con Catalina se entiende de varias maneras. Una de ellas es que el reformador se sentía responsable de que Catalina dejara el convento por las ideas de Lutero. Además, Catalina corrió un gran riesgo porque escaparse del convento significaba la muerte como castigo. Por lo demás, en unos escritos de 1523, Lutero escribía que el matrimonio es un honorable orden de creación, en contraste al celibato que era obra del demonio. Por eso, el encuentro con Catalina de Bora fue visto por Lutero como un signo de reivindicación, por Dios y el orden de la humanidad. 

Muchos de sus detractores se burlarían de Lutero. Entre ellos, Erasmo de Róterdam diría:

''Lo que comenzó como tragedia, ahora es una comedia''

Muchos de sus amigos y simpatizantes criticaron fuertemente la decisión de Lutero. 

Catalina resultó ser una gran compañera para Lutero en todo ámbito. Le rinde homenaje diciéndole ''Doctora Kate''. Tuvieron seis hijos:

  1. Johannes
  2. Elizabeth
  3. Magdalena
  4. Martín
  5. Pablo
  6. Margaret

Lamentablemente, Elizabeth y Magdalena fallecen en el año 1542 con tan solo 8 meses de edad. 

Luteranismo

El luteranismo es una rama de lo que fue la reforma protestante. El concepto de protestante viene de pro (ante) y testare (dar prueba), y este término no se ocupó para describir a los reformadores, sino que más bien a aquellos que abandonaban la ortodoxia católica. 

Uno de los grandes colegas de Lutero fue Felipe Melanchton, quien tomó el importante rol de representar a los protestantes. Finalmente, Martín Lutero consiente en el acuerdo sobre la Eucaristía que tanto Melanchton como Martín Bucero habían llevado a cabo en la conocida Concordia de Wittenberg, el 29 de mayo de 1536. Sin embargo, Lutero todavía expresaba algunas dudas con respecto al acuerdo, pero finalmente dijo ''Esto concuerda bien con nuestras enseñanzas''. 

Después de estos hechos, la influencia de Martín Lutero creció enormemente entre las iglesias de otros estados. En donde tuvo mayor impacto fue en Escandinavia ya que tocó las raíces más profundas de aquellas iglesias. También creció su influencia en Austria y Hungría.

El asunto de Felipe de Hesse

En el año 1540, Melanchton y Bucero tomaron la iniciativa para acusar la deplorable bigamia de Felipe de Hesse, quien se había unido como luterano después de dejar a los anabaptistas. En esta reprochable situación que quería ser demandada por Melanchton y Bucero, los reformadores se dieron cuenta que Lutero estaba involucrado y desistieron. 

Sin embargo, Lutero explicaría después que había conversado con Felipe de Hesse consultando si le sería permitido tener dos esposas, pero Lutero no lo aceptó. Por un lado, era necesario tener a Felipe dentro de sus filas por su calidad de príncipe, pero su historia de vida era cuestionable. Desde ese momento Felipe aparentó tener un matrimonio, incluso indicando después que se había divorciado de su anterior esposa para tener otra. La idea de Felipe de tener otra esposa la extrajo de la situación de Enrique VIII y su separación con la Iglesia Católica Romana. 

La prisión de Felipe de Hesse aumentó a causa de que intentó escapar, pero en el año 1552 la Paz de Pasau le dio la libertad y pudo volver a su capital. 

Últimas actividades

En el año 1546, le pidieron ir a Eisleben para mediar un conflicto entre dos príncipes arrogantes: el Conde de Albrecht y Gebhart de Mansfeld. Lutero estaba viejo y cansado, pero debía hacer estas arreglar los asuntos entre los dos príncipes. El acuerdo fue exitoso, pero Lutero se sentía cada vez peor. 

Finalmente, Lutero muere en Eisleben el 18 de febrero de 1546 y su cuerpo fue enterrado en la Iglesia de Todos Los Santos en Wittenberg. Los grandes funerales fueron llevados a cabo por Buhengahen y Melanchton quienes consideraron a Lutero como uno de los hombres más grandes que habían conocido. 

Lutero como teólogo

La sola fe

Lutero no fue sistemático en cuanto a la teología como sí lo eran Melanchton y Calvino, aunque las disensiones entre los teólogos luteranos después de su muerte siempre versaron en las obras y enseñanzas de Lutero. 

La base de su teología era la Sagrada Escritura, y aunque las diferencias entre su propio pensamiento y el pensamiento agustino era importante. Los agustinos hablaban sobre la teoría de una iglesia visible e invisible que repercutió enormemente en Lutero. Su teoría sobre la obediencia civil no siempre fue bien entendida entre sus sucesores, además de otras teorías no-teológicas que fueron absolutamente malinterpretadas. 

Lo sustancial en el pensamiento de Lutero fue la doctrina de la cristiandad. Dio una liberación al pensamiento cristiano y a pesar de su insistencia en la Real Presencia de Cristo en la Eucaristía, su teología difiere de los patrones que emergieron en las Iglesias Reformadas, en el Puritanismo y en las sectas tales como los anabaptistas. 

Sus principios se sustentan en tres puntos:

  1. La doctrina de la sola fe
  2. La doctrina de la infalibilidad de la Escritura, única fuente de verdad
  3. La doctrina de la libre interpretación de las Escrituras

En la Iglesia Católica, tanto la fe como las obras son importantes, de hecho, la fe se confirma por las obras del hombre y en consecuencia son fundamentales. 

Sin embargo, para Martín Lutero el valor de las obras no es fundamental. Esto porque en su época de monje agustino se sintió muy frustrado porque sentía que no podía satisfacer a Dios con sus obras. Esta angustia no lo dejaba vivir en paz porque más que se esforzara como monje, esto lo llevaría a establecer que solamente hace falta la fe para satisfacer a Dios. Esto lo liberaría inmediatamente de dicha angustia. 

Diría Lutero:

''Nosotros, hombres, somos seres hechos de la nada, y en cuanto tales, no podemos hacer nada de bueno que valga a los ojos de Dios: es decir, nada que valga para ser 'nuevas criaturas', para realizar el 'renacimiento' requerido por el Evangelio''

Es así que la fe justifica sin obra alguna, aunque Lutero de todas formas nos dice que de la fe saldrán buenas obras. Sin embargo, esto no es lo importante. Solo el amor divino puede hacer comprender al hombre lo importante que es Dios, este amor divino es la fe. 

Relación hombre-Dios

Para Lutero, la relación entre el hombre y Dios no se da por medio de concepciones teológico-metafísicas. Entre Dios y el hombre no hay ningún intermediario, al contrario hay un contacto directo entre los dos. En ese caso, las Escrituras son la única autoridad que se puede obedecer; el Papa, la Iglesia y la tradición escolástica no solo es innecesario sino que obstaculiza la comprensión de la Sagrada Escritura. 

Esto se incrementaría por su traducción de la biblia que Lutero había hecho, lo que impregnaría aún más su teoría sobre la autoridad de las escrituras. 

Ahora bien, todo esto sucedió dentro el contexto de las indulgencias y la poca credibilidad que la Iglesia iba teniendo progresivamente. Ya John Wycliff y Jan Huss habían apuntado a la Iglesia por las indulgencias, y fue Huss quien sufrió las peores consecuencias de haber acusado a la Iglesia. 

Para Lutero, cada hombre puede predicar la palabra de Dios, no necesita de intermediarios. Se deshecha la idea de clero y laico, pero no se deja el ministerio pastoral que es necesario para toda comunidad organizada. Sin embargo, como la interpretación quedaba a manos de la fe y el hombre en este caso podía interpretar libremente, los distintos puntos de vista dieron paso a negativos efectos no deseados por Lutero. No obstante, otros problemas se dieron a causa de que Lutero incitaba a los príncipes que abrazaban el luteranismo a controlar la vida religiosa; de ahí surgiría el principio ''cuius regio, eius religio'' que significa ''a tal rey, tal religión''. 

Obras

Afortunadamente, las obras de Martín Lutero son ampliamente conocidas y disponibles. Veremos todas las obras posibles de Martín Lutero en este blog. 



A medida que vayamos avanzando iremos publicando las obras de Martín Lutero. 



Conclusión

En mi opinión, la historia de Martín Lutero es tan fascinante como la de san Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino. Su enfrentamiento contra la Iglesia Católica no dio tregua hasta el final de sus días, pero los frutos que dejó a la posteridad son evidentes hasta nuestros días. La figura de Lutero no es más que la consecuencia que se avizoraba con Guillermo de Ockham, John Wycliffe y Jan Huss, entre otras personas críticas no solo a la Iglesia, sino que a la gran tradición escolástica la cual hemos visto y analizado en este blog. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario