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viernes, 26 de marzo de 2021

Los príncipes de Erasmo de Róterdam y Nicolás Maquiavelo

 


Los príncipes de Erasmo de Róterdam y Nicolás Maquiavelo

No es ninguna novedad que cuando se habla de filosofía y se menciona la palabra príncipe, nos venga inmediatamente a la cabeza el texto de Nicolás Maquiavelo. En este blog hemos visto las recomendaciones que da el filósofo florentino a los príncipes de Italia en el mismo texto con el nombre homónimo. Sin embargo, poco se ha escuchado del texto de Erasmo de Róterdam, cuya publicación fue posterior al de Maquiavelo pero con otro título: ''Educación del Príncipe Cristiano''. Veamos en qué se diferencian o en qué coinciden estos textos casuales. 

Educación del príncipe cristiano (1516)

Por supuesto, el buen príncipe debe ser educado desde niño, pues la mejor oportunidad de educar a uno es justamente aquella cuando no sabe que va a ser príncipe. Es por eso que Erasmo recomienda aquellos cuentos que trabajan con el recurso literario del ''símil''.

Debe castigar sin injuriar y alabar sin adular, es decir, debe tener un equilibrio básico en su accionar. Además, no debe guiarse por la fortuna que tenga, sino más bien por la sabiduría, la integridad y la rectitud. Una de las cosas necesarias para ser un príncipe es ser cristiano y por lo tanto, ser un filósofo; en efecto, para Erasmo ser cristiano y ser filósofo es lo mismo. 

Más que obedecer al emperador del país, el príncipe debe obedecer al único emperador del mundo: Cristo. El príncipe bueno es la viva imagen de Dios, y este debe vivir de acuerdo con la razón y no de la experiencia. Debe considerar las características de Dios:

  • Poder
  • Sabiduría
  • Bondad

Debe educarse en estas tres características lo que más pueda, pero además debe tener estas tres en el caso de ser mandatario:

  • Diligente
  • Bueno 
  • Sabio

Erasmo nos dice que estas son las formas que justamente Aristóteles nos había hablado en su Política; el tirano es contrario a todas estas características porque éste busca su propio provecho, mientras que el príncipe busca el de la República. 

Entre los príncipes buenos siempre hay un pacto implícito, una amistad inquebrantable que no es necesario poner por escrito. Bajo este principio, se presume del príncipe que este debe conocer toda la idiosincrasia del pueblo. 


El Príncipe (1513)

El filósofo Erasmo de Róterdam en su obra ''Educación del Príncipe Cristiano'' sugiere una forma de gobernador ideal en una república. En este sentido, podemos decir que la obra ''El Príncipe'' de Maquiavelo es todo lo contrario a la obra de Erasmo

A Maquiavelo no le importa si el Príncipe es cristiano o no. Lo importante es el colectivo, no el propio individuo. Ahora, si este individuo tiene las opciones para mejorar al colectivo, entonces no debe dudar ni un segundo en ejercer dicha acción, incluso si eso significa traicionar los propios principios. Desde aquí podemos diferencia dos tipos de conceptos: la virtud que todos conocemos y la virtù que habla Maquiavelo.

Muchos sostienen que la palabra ''virtù'' proviene de la palabra en latín ''virtus'' y esta a su vez se traduce en español como ''virtud''. Sin embargo, esta virtù de la que habla Maquiavelo no es la virtud cristiana que todos conocen. Tanto para el pensamiento griego como para el pensamiento medieval, podemos ver que la virtud engloba los siguientes conceptos.

Virtud:

  1. Castidad
  2. Templanza
  3. Caridad
  4. Paciencia
  5. Benevolencia
  6. Concordia
  7. Humildad
  8. Diligencia
  9. Justicia
  10. Disposición a realizar el bien

En cambio, la virtù de Maquiavelo comprende otros conceptos que difieren de los anteriores:

Virtù:

  1. Orgullo
  2. Habilidad
  3. Astucia
  4. Fortaleza
  5. Valentía
  6. Crueldad
  7. Vigor
  8. Osadía
  9. Dureza
  10. Disposición a hacer el mal (si es necesario)
Por cierto, las virtudes y la virtù señaladas no son correlativas, aunque sí hay muchas que son contrarias a las virtudes morales que expusimos anteriormente. 

En El Príncipe, la palabra virtù es repetida 60 veces sin ser definida formalmente. Si bien ya entendemos que estas son las características que debe tener el príncipe, también nos dice Maquiavelo que el gobernador debe servirse de la suerte, es decir, no todo es la virtù, no es infalible, también se necesita suerte (o fortuna). En efecto, la fortuna es la diosa que rige nuestro destino y de la que uno no se puede librar. Sin embargo, el mismo Maquiavelo nos decía que podía llegar a ''domar'' a esta diosa. 

¿Cómo es posible domarla? Maquiavelo nos dice que debe ser por medio de la virtù. Claro, la diosa favorece aquellos hombres que tienen valor, audacia, orgullo. Estas son las cosas por la que la diosa fortuna se ve atraída y seducida.

Ahora ¿por qué no sirven las virtudes cristianas? sirven siempre que cumplan el objetivo de la Razón de Estado, de lo contrario, son inútiles porque de acuerdo al florentino, las virtudes cristianas llevan a la inacción del príncipe y por lo tanto, de ser afectado por el primer golpe del enemigo. 

Maquiavelo nos dice que si bien se debe actuar por el bien del colectivo como una Razón de Estado, sin importar los principios que uno tenga, la verdad es que tampoco llama a realizar el mal solo por realizarlo. El mal tiene que tener una justificación valedera, así como también hacer el bien: ambos necesitan justificación. Por lo tanto, se puede hacer tanto el bien como el mal, mientras la razón sea un bien mayor. 

Lo que se quiere decir es que hay casos donde la crueldad sí está justificada; por ejemplo, cuando al gobernador le hacen daño. Incluso, hay casos en que Maquiavelo también aconseja al Príncipe no mantener su palabra si dicho acuerdo no otorga un beneficio; a contrario sensu, mantenerla si esta reporta un beneficio.

Conclusión

Ninguno de los dos autores mencionados se conoció personalmente, ni tampoco de manera epistolar. Eran dos filósofos pendientes de los asuntos de sus propios países. Sin embargo, coincidentes son sus proyectos con respecto a una sola persona: el príncipe, pero como hemos podido ver, su contenido difiere diametralmente cuando se propone leer estas dos miradas. Queda la pregunta para ustedes entonces ¿qué príncipe es mejor? ¿el que propone Erasmo de Roterdam o el que propone Maquiavelo?

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