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miércoles, 24 de febrero de 2021

Las Siete Virtudes

 Las Siete Virtudes

A lo largo de la historia de la filosofía desde los griegos hasta la Edad Media, se han perfilado numerosas formas de ver la virtud. Platón y Aristóteles nos ofrecían las primeras definiciones y el cristianismo se encargaría de establecer, en un número santo, las virtudes que todo hombre debiera tener. En esta entrada veremos el desarrollo de las siete virtudes. 

Platón y Aristóteles

Los caracteres más deseados en un hombre para Platón y Aristóteles eran cuatro:

  1. Templanza
  2. Justicia
  3. Prudencia
  4. Fortaleza

Estas cuarto virtudes pasarían a llamarse ''Virtudes Cardinales'', y serán aquellas virtudes que inspirarían a los filósofos romanos. De hecho, sería Marco Tulio Cicerón quien añadiría a estas virtudes ''el decoro''. Más adelante, con el filósofo Mencio se incluiría ''la rectitud''. 

Virtudes teológicas

En el siglo V d. C, un poema muy misterioso llamado ''Psychomachia'' escrito por Prudencio que describía los siete pecados capitales. 

Pecados capitales:

  1. Lujuria
  2. Gula
  3. Avaricia
  4. Acedia (pereza)
  5. Ira
  6. Envidia
  7. Soberbia
En este texto se describía una lucha interior que tenía el hombre contra estos siete pecados capitales. Sería el Papa Gregorio I quien daría a conocer la lista de los pecados capitales oficialmente, pero también mostraría las siete virtudes que podrían afrontar estos pecados. 

Siete virtudes:

  1. Castidad
  2. Temperancia
  3. Caridad
  4. Diligencia
  5. Paciencia
  6. Amabilidad
  7. Humildad

Sin embargo, la correspondencia entre las siete virtudes y los siete pecados capitales es de mucha dificultad. De hecho, podríamos decir que el contrario de la envidia es el conformismo o la indiferencia, mucho más que la amabilidad. La piedad podría ser contraria tanto a la ira como a la soberbia, y en ese mismo caso, la paciencia no parece ser exactamente contraria a la ira. Pueden no coincidir muchos otros casos. 

Existieron algunos pensadores que quisieron juntar tanto las virtudes cardinales de los filósofos con las siete virtudes teologales. Sin embargo, lo que nos queda más popularizado son los siete pecados y las siete virtudes. Esto puede ser debido a que las cuatro virtudes cardinales son propias del hombre en la tierra, pero las siete virtudes son aquellas que no pueden alcanzarse sin la ayuda de Dios. 

Conclusión

En consecuencia, podemos ver que las siete virtudes teológicas nacen de los siete pecados capitales en contraposición. El tratamiento de estas virtudes será una regla de oro que se popularizará en toda la Edad Media, pero en la práctica no serán llevadas a cabo por ningún gobernador. En efecto, es fácil tener el deber en lo escrito, pero cuando se trata de ponerlo en práctica siempre es difícil, y con el tiempo no se logran. Solo una voluntad inquebrantable podrá ejercer las siete virtudes teológicas como un verdadero siervo de Dios. 

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