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viernes, 16 de noviembre de 2018

San Alberto Magno - De mineralibus (Sobre los minerales) (Libro III: Metales en general. Tratado I: La substancia de los metales).

Hemos dejado el estudio de los minerales, pero ahora tendremos que analizar los metales que tienen relación con las piedras. Si de las piedras no habíamos hablado anteriormente, de los metales no tenemos idea absoluta. Este libro no será muy distinto de los precedentes, al menos por el formato y el modo de abordar que tiene. Pareciera ser que todo lo tratado por San Alberto Magno se hace de manera deductiva a juzgar por los trabajos anteriores. Por lo tanto, veremos tanto el aspecto superficial como el particular de los metales.

Referencias:

(1) Proceso por el cual un metal se transforma en otro.
(2) Como decía Aristóteles, liquidarlos hasta llegar a una naturaleza mínima
(3) La caliza por ejemplo. 

Definición:

(1) Lixiviado: líquido que sale a partir de los restos de materiales orgánicos. Podríamos decir en términos actuales que es el líquido que sale por la acumulación de basura orgánica.


De mineralibus


LIBRO III: METALES EN GENERAL

Tratado I: La substancia de los metales


Capítulo 1: Plan del libro


Las piedras sería como la substancia de los metales, aunque su diferencia radica en que los metales son más fáciles de manipular. Por otro lado, también vemos metales que son hechos tanto por naturaleza como artificialmente, siendo estos últimos producidos por alquimia. 

Capítulo 2: El material de los metales

Los metales son endurecidos gracias al frío que hay en ellos. Esto quiere decir que, si son fríos, entonces el elemento agua debe estar en su interior. Además, cuando los metales se calienten estos pasan a ser untuosos, es decir, a obtener una característica líquida más que sólida. 

Otra característica de su material es que cuando se calienta no se adhiere a nada. Sólo puede solidificarse aún más o volverse más líquido; sin embargo, siendo que no se adhiere (porque el calor permitiría la adhesión) el metal debe estar hecho también de una capa de tierra menos preponderante que agua y fuego. 

Capítulo 3: Porqué los metales no son fusibles como las piedras

La respuesta a la interrogante del título es muy sencilla: las piedras están hechas más de tierra que de agua o fuego. 

  • Piedras: Tierra como elemento predominante.
  • Metales: Agua y fuego como elementos predominantes.

Podemos ver en este sentido que los metales tienen más humedad que las piedras. 

Capítulo 4: Las opiniones de los antiguos sobre los metales

Avicena

Aparte de estar de acuerdo con todo lo dicho aquí, Avicena dice que el mercurio y el azufre serían los materiales de todos los metales. También estaría de acuerdo con lo dicho aquí por Alberto sobre la untuosidad del metal.

Hermes

Hermes decía que los metales están hechos de todos los elementos lo cual es cierto; sin embargo, hay algunos que son más predominantes que otros.

Demócrito

En opinión de Alberto, la opinión más ridícula la tiene Demócrito quien decía que el metal estaba hecho de cal y lixiviado(1). Esto no podría ser posible ya que la cal se obtiene del calentamiento de ciertos materiales. La cal haría que el metal fuera duro como una piedra y que pudiera romperse en pedazos, lo que no es posible en el metal. Tampoco podría pasar a derretirse si estuviera hecho de cal.

Por otro lado, en cuanto al lixiviado hay muchas discrepancias porque tiene mucha más agua que tierra. Recordemos por lo dicho anteriormente que el metal tiene elemento agua y fuego más que todo, pero el lixiviado sería más bien un residuo.

Gilgil

Este mecánico español decía que los metales provenían de las cenizas. El argumento no es muy convincente, pues el mecánico decía que la ceniza podría pasar de su estado como polvo a vidrio. Esto se lograba añadiendo calor y endureciendolo con frío, al igual que se hace con el metal. 

Gigil hacía la comparación de los dos procesos y decía que el metal provenía por esta razón de las cenizas. Además, cuando las cenizas se queman setas se vuelven amarillas lo que no pasa con el metal. 


Capítulo 5: Causa eficiente de los metales

Como el frío sería una de las causas porque el metal se solidifica, muchos dicen que esta es la causa eficiente pero esto no sería así. El frío solo participaría en el proceso final para dar solidificar el metal, pero no sería el principio generador. 

Pensemos que anteriormente dijimos que el agua y el fuego eran los elementos predominantes, mientras que la tierra solo tiene una participación pequeña en la formación del metal. Como el frío no es el elemento predominante ya que participa de la etapa final, entonces sólo nos quedaría decir que es el fuego, o más bien el calor el que predomina por sobre todo. 

En base a esto, Alberto Magno describe tres procesos del metal:

  1. Los materiales indeseados son quemados por el fuego.
  2. El fuego permite que el calor forme el metal de a poco.
  3. Poco a poco se va formando el metal dependiendo de la expansión que tenga. Esta formación sólo se da por el calor natural que se genera. 

Bajo este último proceso, Alberto menciona el poder formativo que adquieren todos los objetos de este mundo que va guiando la estructura del metal, tal como un artesano construye un hacha o martillo.

Capítulo 6: La forma esencial de los metales

Muchos filósofos aseguraban que los metales eran 7 por la misma cantidad de planetas que existen. Cada uno representaba a cada planeta:

Saturno: plomo
Júpiter: estaño
Marte: hierro
Sol: oro
Venus: cobre
Mercurio: mercurio
Luna: plata

Para Alberto, el planeta tierra sería la madre de los metales mientras que el cielo sería el padre de los metales. Esto se debe a que todos ellos se dan en este mundo a través de la tierra o el agua. 


Capítulo 7: La opinión de Calístenes

Muchos alquimistas han dicho que la verdadera forma de los metales es la del oro. Si un metal no tiene la forma final del oro, entonces su forma está incompleta. No obstante, la forma del oro no solo está incompleta sino que está ''enferma'', por lo que para sanarla deben recurrir a un medicamento llamado ''elixir''. 

Calístenes era de la misma opinión, pero cuando Alberto revisó los tratados de alquimia del mismo, este no quedó conforme con los argumentos debido a que estaban basado solo en la autoridad de los anteriores. 

Avicena pareciera tener una visión un poco más racional que la de Calístenes y sus sucesores. Este decía que cada metal, cuando comienza a formarse trae finalmente su propia forma final. Esto quiere decir que la forma final depende de cómo se trate al metal; por lo tanto, el oro tiene su forma debido a que tiene que ser preparado de una forma determinada. Ahora, es poco probable que haciendo un metal X de la misma manera que se hace el oro termine siendo igual que el oro. Por lo tanto el argumento tendría una mella. 

Este elixir del cual hablan los alquimistas, sería el que induciría a los demás metales a ser como el oro. Sin embargo, nadie sabe si los mismos metales son inducidos a producirse tal como están, por lo tanto, no es prueba suficiente que este ''elixir'' sea la clave para decir que el oro sea el metal por excelencia. 

Finalmente, se debe decir que el metal puede tener diferencias tanto en lo substancial como en lo accidental. Por eso, podemos decir que los metales difieren accidentalmente, pero ¿lo serán substancialmente?

Capítulo 8: La opinión de Hermes

Hermes y otro grupo de filósofos sostienen lo contrario a Calístenes diciendo que cada metal tiene su propia particularidad. Lo que añaden es que hay algo manifiesto y oculto entre todos los metales. De hecho, estos sostienen que todos los metales tienen algo de otros metales; por ejemplo que el oro tiene en su interior plomo, y el plomo tiene oro en su interior. 

Esto se debe a que estos filósofos se basaron en la teoría de Anaxágoras, la cual decía que en todo orden de cosas existían cosas dominantes y dominadas. Del mismo modo, los metales tienen cosas dominantes y dominados. 

Sin embargo, esto no ocurre de ninguna manera. Por más que se reduzca el plomo a cenizas, el plomo jamás deja ver el supuesto oro que tiene, es decir, no ocurre así en la realidad. Quizás esto lo dijeron por ciertas relaciones que existen entre los metales; por ejemplo, con la plata y el bronce. Pero no hay razón para probar esto pues la realidad no expone algo distinto. 


Capítulo 9: Transmutación de los metales(1)

Ya decía Avicena que los metales no se pueden transmutar a otros metales como decían los alquimistas y Calístenes. Avicena nos dice que no pueden los metales ser transmutados, ya que para eso se necesitaría liquidarlos hasta llegar a su materia prima(1). 

La alquimia utiliza ciertos elementos para que el metal pueda parecer de otra forma, de hecho, el mismo Alberto dice que los alquimistas de la época bañaban con un líquido amarillo aquellos metales para que parecieran oro u otra cosa. Se decía que también este líquido era el famoso elixir. 

Por lo demás, la verdadera transmutación de metales (si es que existe) sólo la podrían hacer los astros desde sus esferas, aunque también admite que pudiera darse por ''arte''. Sea como fuere, Alberto Magno no descarta la posibilidad de la transmutación. 


Capítulo 10: Lugares donde los metales son producidos

Los lugares también son importantes para explicar las características de los metales. El mismo Alberto Magno pudo evidenciar lo importante de estos, declarando que ha visto formarse oro a partir de la arena o extraído de piedras cercanas a los mares. A continuación, Alberto menciona los dos lugares donde él ha evidenciado la formación de ciertos metales

Río Rin: oro formado en las costas
Goslar: cobre, plomo y estaño encontrados en la tierra

Por lo tanto, pareciera ser que para la formación de metales tenemos tres principios:

  1. Naturaleza
  2. Artificial
  3. Influencia de los cuerpos celestes

Este último toma las condiciones cuando por ejemplo, el sol con sus rayos afecta la tierra o la arena y cuando estas están cerca de un río se forma cierta piedra(3)

Conclusión

Muy interesante esta primera parte de los metales. Vemos que Alberto Magno lo aborda tan similarmente como abordó el tema de las piedras. Jamás creería encontrarme con algo tan curioso como la transmutación de los metales en la alquimia, pero supongo que la influencia de esta disciplina llegaba a todas las esferas intelectuales, y Alberto Magno no estaba exento. Esto no termina aquí pues aún nos faltan dos libros y dos tratados más de este mismo libro así que atentos a las próximas entregas.

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