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sábado, 17 de noviembre de 2018

El mito de los metales

El mito de los metales

En el libro III de La República de Platón aparece un mito bastante interesante sobre la visión de sociedad que tenía el filósofo. Se supone que esta conversación se da entre Sócrates y Glaucón cuando tratan temas referentes al guardianes, los artesanos y otros ciudadanos.

Texto 

Como dijimos Sócrates y Glaucón se centran en hablar sobre la formación de los guardianes de la ciudad. Cuando estos hablan de las características que estos debían tener como la buena memoria, la incorruptibilidad, la resistencia al dolor, la valentía y el conocimiento de la gimnasia y la música, es entonces cuando Platón comienza a relatar el mito. 

Cada hombre es un metal

Si bien Platón dice que todos son hermanos, los dioses sólo dispusieron a alguno de ellos a mandar, estos son los hombres de oro. Luego están aquellos que son los auxiliares de los primeros, es decir, los hombres de plata. Finalmente, tenemos a aquellos hombres que son labradores y artesanos, es decir, los hombres de bronce y hierro.

  1. Gobernadores: oro
  2. Auxiliares: plata
  3. Artesanos y labradores: bronce y hierro


Es coherente el razonar de que, los hombres de oro generen hijos de oro; los padres de plata, hijos de plata; y los padres de bronce y hierro, hijos de bronce y hierro. Sin embargo, también puede ocurrir todo lo contrario, así, de un hombre de plata puede surgir uno de oro, como de uno de oro puede surgir uno de plata. 

Sea lo que surja como hijo, el padre debe hacerse carga de esta alma de metal de los niños. Por ejemplo si el niño tiene alma de bronce o de plata, entonces el padre deberá educarlo para la clase de ciudadano que le corresponde. Lo mismo deberá hacer cada padre, es decir, debe guiar el destino del niño que lleva ese determinado metal. 

¿Por qué? porque el peligro de la ciudad sería grande si a un guardián se le da la labor de cuidar la ciudad siendo un alma de bronce. Lo mismo pasaría con el gobernador que, si el niño llegara a ser gobernador teniendo alma de bronce, entonces la ciudad podría ser un desastre. 

En todo caso, Platón no quiere decir algo malo en cuanto a esto, sino que más bien de que todos deben atender su propia naturaleza. En otras palabras, tendrían una especie de destino marcado desde el comienzo, y los padres deben tener plena consciencia de aquello. Cada metal tiene su bondad y no debe estar determinado a un trabajo que no le corresponde. 

Conclusión

Por supuesto, todo este mito colabora con la gran construcción cuidada que Platón determinaba en su República. Todo hombre tenía destinada una tarea en la ciudad y a ella se tenía que dedicar para el resto de su vida. Esta es una teoría determinante y de predestinación donde al hombre no le queda otra que seguir su propio ''destino''. Ciertas veces pareciera ser que vemos hombres que haciendo una cosa, quieren en realidad hacer otra, o están hechos para hacer otra. En realidad, todo esto puede variar y depender del contexto y la enseñanza que cada uno de nosotros hayamos recibido, más que de una predestinación perentoria. 

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