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domingo, 3 de noviembre de 2019

San Buenaventura - Itinerario del alma a Dios (1259)



Ahora comenzamos con el segundo libro del doctor seráfico, un libro del cual no se duda su autenticidad ni por un segundo. Como dice el título del texto, este escrito nos habla sobre los grados para conocer a Dios en toda su perfección. Es preciso decir que la obra de San Buenaventura es totalmente original, es decir, de aquí en adelante, veremos la filosofía pura del Doctor Seráfico, obviamente inspirado en las obras de San Agustín de Hipona y San Anselmo de Canterbury.


Itinerario del alma a Dios


Capítulo Primero: Grados de la subida a Dios


El hombre siempre tiene un espíritu de superación que no puede alcanzar por sí solo, siempre necesitará la ayuda del primer principio, es decir, de Dios. Esta elevación o superación que tiene el hombre sobre sí mismo tiene que ser guiada por la oración, ya que es la oración la que ilumina al hombre para alcanzar los grados siguientes.

Ahora, San Buenaventura reconoce en la especulación dos elementos a saber:

Objeto de las especulaciones:


  1. Vestigios: cosas corporales y temporales (inferiores a nosotros)
  2. Imágenes: cosas interiores y eviternas
  3. Primer principio: ser superior a nosotros

Facultad cognoscitiva


  1. Animalidad o sensualidad
  2. Espíritu
  3. Mente

Por supuesto, el objeto las especulaciones coinciden proporcionalmente a los elementos de la facultad cognoscitiva. En cierto sentido, como podemos ver, el elemento mental está relacionado con el Primer Principio, es decir, la elevación del alma tiene que ver con poder entender al ser eterno a través de la ciencia y la sabiduría. 

Considerando estos elementos, el primer grado de la subida a Dios sería el vestigio; en efecto, conocemos a Dios por las huellas que dejó en este mundo. 

Capítulo Segundo: Los vestigios de Dios que hay en este mundo


En este capítulo tenemos el segundo grado para el conocimiento de Dios, y este trata de interiorizar los vestigios de Dios. Como los vestigios son la huella de Dios, entonces algo hay en ellos, una semejanza o una imagen. Por lo tanto, la aprehensión de un objeto, es la deleitación de la obra de Dios. Dicho deleite se lleva a través de la razón, pero no puede haber deleite sin razón de lo que se está deleitando. Dentro del objeto también es importante el número, en efecto, es ahí donde se comprende cuántas cosas existen en el mundo, en otras palabras, en el objeto está la importancia de la Unidad. 

Por lo tanto, el segundo grado de iluminación sería justamente la imagen.

Capítulo Tercero: Especulación de Dios por su imagen impresa en las cosas naturales

Luego tenemos el tercer grado que tiene que ver con el alma, es decir, con el entendimiento de las cosas y de los vestigios de este mundo. En este sentido, son tres los elementos que forman este tercer grado de iluminación: voluntad, entendimiento y memoria; en otras palabras, la razón. De ahí que nosotros podamos entender la existencia, ya que sin razón sería imposible entender cosa alguna. 


Capítulo Cuarto: Especulación de Dios por su imagen reformada por los dones

Es aquí cuando ingresamos al cuarto grado que sería la interioridad del alma, es decir, a las virtudes teológicas y morales. Ya no basta con sentir con ver o entender sino que también será necesario aprehender todo esto e interiorizarlo en nuestra alma. 


Capítulo Quinto: Especulación de Dios por su nombre primario que es el ser


El quinto grado constituirá la noción del ser divino y del bien sumo. Estos dos conceptos terminan de adornar y perfeccionar el alma, en otras palabras, se aprecia a Dios en sus elementos esenciales y no puramente superficiales. 

Capítulo Sexto: Especulación de la beatísima Trinidad en su nombre que es el bien

En este punto, la mente ha alcanzado el punto más alto de su ser, es decir, ya no es suficiente el conocimiento de Dios sino que ahora hay un acercamiento más personal, desde el interior. San Buenaventura nos menciona las maravillas que están más allá del entendimiento humano una vez alcanzado este grado de iluminación. 

Capítulo Séptimo: Exceso mental y místico en el que se da descanso al entendimiento, transformándose totalmente el afecto en Dios a causa de exceso mental

Debido al exceso mental que produce el sexto grado, es entonces ahí donde la mente se entrega completamente a Dios. La mente descansa o guarda silencio ante la presencia de Dios, por lo que lo único que queda es el ser con Dios. Lo único que aquí permanece activo es la voluntad, ya que el ser quiere estar ahí con Dios; lo que San Buenaventura llama ''apex affectus'', una experiencia mística más allá del entendimiento. 

Conclusión

Mucho se habla de que este texto fuera teología, pero la verdad es que más que teología es misticismo. Son grados especulativos para comprender la naturaleza de Dios, pero con un toque de misticismo parecido (me atrevería a decir) a lo que hiciera Plotino en sus Enéadas. En efecto, el filósofo romano planteaba que para llegar al uno la inteligencia no podría ayudarnos, de hecho, en las hipóstasis de Plotino tenemos a la inteligencia en un escalón menos que en el Uno (considerado como Dios). 

De todas maneras, fascinante lo que nos describe San Buenaventura ya que él mismo teólogo considera a la razón como una parte importante del entendimiento divino. 


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